LA
VIRGEN DEL PINO Y LOS ESPAÑOLISTAS PUTATIVOS
Chaurero n Eguerew
Durante los
meses de agosto y septiembre hemos sido testigos del ingente despliegue
¿informativo? de la televisión supuestamente autonómica y supuestamente canaria
en torno a esos bochornosos espectáculos presentados como romerías en honor de
las vírgenes de Candelaria y de Teror, con especial énfasis en ese alarde de
soberbia prepotencia de las fuerzas de ocupación denominado procesión cívico-militar donde se
exhibían ante el crédulo pueblo guanche y canarii destacamentos del ejército español en
Canarias armados hasta los dientes y provistos de cajas y pífanos de guerra.
Es doloroso y
lamentable que actos religiosos como los que nos ocupan que deberían ser
netamente espirituales, sean utilizados por el sistema colonial para hacer
presente al pueblo sometido quienes continúan siendo los verdaderos amos de
este colonizado país, desde las primeras invasiones de 1402 hasta la fecha. Causa profunda
tristeza y vergüenza ajena el ver como se manipula descaradamente los más
genuinos sentimientos que nuestro pueblo que desde tiempos inmemoriales ha
venido mostrando a Nuestra Diosa-Madre Universal, Chaxiraxi, y sus aspectos
como Abora, Moneiba, Tanit o Tara, sutilmente sincretizada por el clero
católico usurpando sus sagrados atributos y transfiriéndolos a María como
Virgen de Candelaria; Virgen del Pino; Virgen de Las Nieves; Virgen de los
Reyes etc.
Es evidente
que la iglesia católica apostólica romana en su afán por compartir el poder
social y económico, continúa siendo el sostén del colonialismo en Canarias,
participando abiertamente de estas humillantes exhibiciones militares y políticas
mezclándolas con los mensajes de paz, naturalmente en este caso, de la paz
romana...
Hacemos votos
porque la iglesia católica en Canarias asuma sus responsabilidades históricas y
haciendo un ejercicio de humildad, haga acto de contrición y pida perdón al
pueblo canario por las atrocidades cometidas y toleradas por la misma contra
nuestra gentes en nombre de su Dios,
deje de abanderar la ocupación y explotación de Nuestra Nación por el Estado
español y, por el bien de sus fieles y de la sociedad en general asuma con
valentía el inevitable proceso de descolonización e
independencia en que estamos inmersos, quizás con ello
podrían reparar en parte el terrible daño que históricamente ha causado a
nuestro pueblo, ganándose así el reconocimiento popular y un puesto en la nueva
sociedad para continuar ejerciendo de buena fe y en armonía con otras
confesiones su magisterio en una Canarias independiente.
Dicho lo
anterior, vamos tratar de determinados aspectos relacionados con la veneración
que tradicionalmente ha venido mostrando el pueblo canario hacia la divinidad,
ciertamente profundamente influenciado por el catolicismo a raíz de la invasión
del archipiélago por los mercenarios europeos.
El Pino canariensis Árbol Santo
El antiguo
pueblo canario dotado de extraordinaria sabiduría no vivía de la naturaleza,
vivía con la naturaleza.
Su religión es tan abierta que necesita
especialmente escenarios naturales donde imponen su señorío el cielo, la
tierra, el viento, la planta, el ingenio animal. El guanche se funde con la
naturaleza todo puesto en armonía, todo tendiendo a esa armonía natural tan
admirada por Pitágoras y que más modernamente haría decir a Victor Hugo:
“Hombres, no temáis, la Naturaleza conoce el Gran Secreto y sonríe”, frase
filosófica que alude al destino de la humanidad y al gran plan.
Cabe dar una definición de naturaleza
para mejor entender ese “vivir natural” del hombre guanche.
Dice E. May. “Entendemos por naturaleza
el conjunto de todas las cosas corpóreas y de los fenómenos a ellas vinculadas,
amén de los procesos y agentes que, de hecho o presuntamente, se hallan en su
base cuya existencia y modo de ser son independientes de nuestra voluntad y de
nuestra acción” (E. May, Filosofía natural).
El hombre de la tradición canaria, es un
hombre religioso por tanto como dice M. Eliade, “la naturaleza nunca es
exclusivamente “natural”, está siempre cargada de un valor religioso” pues los
dioses han dejado sus marcas en la estructura del mundo que es “un organismo
real, vivo y sagrado” (Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano).
Así miró el árbol y vio en él un
prodigio, y un “milagro natural“ en que
la vida es “simple” también es “cambio”.
Tuvo tiempo -antes que comenzara el colonialismo- para escuchar historias que
son las de siempre, mirar cielos y horizontes tan velados para otras culturas,
entrar en contacto con las fuerzas desencadenantes de todo lo que existe, y
entonces se sintió parte del universo, pero parte sin la cual el universo no
sería lo que es. Este sentimiento no fue de orgullo, fue reverencia y amor. Por
eso pudo hablar de renacimiento, de resurrección porque cotidianamente veía el
tiempo de la vida. Y
entre los árboles el más sagrado es el pino, muchos de los cuales eran templos
naturales tan arraigados en sus sentimientos que la religión invasora se vio
obligada a sincretizar o “santificar” aquellos que el pueblo -aunque dominado-,
no le permitió a los invasores que los convirtieran en victimas de sus hachas.
Así pudieron trasmitirnos la memoria de
algunos Pinos Sagrados, verdaderos templos de la Divinidad en su aspecto como
Achuguayu Dios protector de la Naturaleza, entre ellos el Pino de Teror, en
Tamaránt, El Pino de La Victoria –primera ermita católica de esta localidad-, o
el Pino del Cristo en Arafo, donde los Kankus (Sacerdotes guanches) acudían
cada mañana a dar la bienvenida a la Diosa Magek, ambos en Chinech.
Otro ejemplar de Pino Santo es
el de la Virgen de El Pino al que naturalmente dotaron de una ermita, situado
en el término municipal de El Paso, en la isla Benahuare, la
que aún se cobija bajo la sombra del inmenso pino canariensis,
considerado el ejemplar más alto de Canarias y catalogado botánicamente como uno de los mejores del
archipiélago.
La fábula de la “aparición”
de la virgen
Antes de continuar estas
líneas quiero dejar bien patente que no está en mi animo el ofender o
menospreciar la devoción de mis conmatriotas veneradores de la para ellos Sagrada
Imagen de la Virgen del Pino ni de ninguna otra, al contrario, cuentan con mi
más profundo respeto y compresión aunque
esta devoción se manifieste de manera ignorantada gracias a los esfuerzos
obnubiladores realizados por el sistema dominante.
En todo caso, en estas
prácticas devocionales en lo más profundo de los sentimientos de todo canario,
subyace el ancestral amor y adoración
que profesamos a Nuestra Diosa-Madre Universal.
Según las “piadosas” e ingenuas
leyendas generalmente rodeadas de estudiadas nebulosas con que el clero
católico siempre ha tratado de explicar al pueblo inculto las supuestas
“apariciones” marianas, hay algunas relativas a la de la Virgen del Pino
que aunque similares a otras muchas que circulan en el ámbito mariano no sólo
en el Archipiélago Canario, también en América donde desarrollaron su labor
catequista dominicos y franciscanos, reproduzco algunas de ellas para un mejor
entendimiento del posible lector.
“Según la tradición popular,
la imagen de la Virgen
María apareció, de forma sobrenatural, en lo alto de un pino.
Fernando Hernández
Zumbado, en su novena a Ntra. Sra. del Pino (1782), explica el relato:
“Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor maravilloso, la
encontraron en la eminencia de un pino, rodeada de tres hermosos dragos, de
cuyas ramas se formaba una especie de nicho; que una lápida muy tersa le servía
de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una fuente perenne de aguas
medicinales”. La extraña lápida que sirvió de pedestal, con huellas podomorfas
grabadas en la piedra, sólo fue vista por los pocos que subieron al alto pino,
desapareció al caer el árbol.
El acontecimiento, según la
tradición, tuvo lugar el 8 de septiembre de 1481, siendo venerada la imagen,
además de por unos pastores, por el obispo fray Juan de Frías, prelado de la
entonces diócesis rubicense. El episodio, de acuerdo con el relato tradicional,
ocurría en pleno fragor de la conquista de Gran Canaria (1478-1483).
No deja de ser sintomático que
un acontecimiento, considerado en la época tan extraordinario, escapara a los
cronistas contemporáneos, que no tratan la aparición de la Virgen del Pino.
Caso contrario, la Virgen de Candelaria, en Tenerife, fue protagonista de obras
monográficas. Habrá que esperar al siglo XVII para que se ofrezcan las primeras
versiones literarias sobre el hecho, que queda perfilado en relatos más o menos
similares al de Francisco López de Ulloa (1646). Entre otros autores del
Seiscientos que también tratan el tema, aunque más escuetamente, destacan el
obispo Cámara y Murga, Núñez de la Peña, fray José de Sosa, Marín y Cubas, etc.
Todos coinciden en señalar el carácter milagroso de la imagen y su peculiar
aparición en un pino.” (Juan Sebastián López García, 1989)
“En el siglo XVIII, el
franciscano fray Diego Henríquez escribe un manuscrito terorense en el que
detalla brevemente el milagro de Nuestra Señora de la Virgen del Pino. En este
documento, el religioso cuenta cómo el Capitán General Pedro de Vera, tras la
conquista de las Islas, anda por los campos de Gran Canaria repartiendo
tierras, aguas y cobijos a los conquistadores y soldados. En su recorrido,
guiado por algunos habitantes de la zona, llega al término de Teror y allí le
cuentan de la existencia de un gran árbol que contenía una rara maravilla. En
las ramas de aquel curioso árbol se vislumbraba una estrella muy
resplandeciente que nadie había podido alcanzar.
Cuando el Capitán
General se acercó a aquella maravilla de la Naturaleza, que resultaba ser un
pino de gran porte, vio en medio de sus gruesas ramas una imagen perfecta y
bien tallada de una Virgen, con su hijo en brazos. Los conquistadores no daban
crédito a lo que veían sus ojos y veneraron a la imagen que allí se erguía, en
pie, sobre una piedra llana a modo de laja.
A su regreso, los
conquistadores transmitieron su descubrimiento al Obispo Juan de Frías, que
partió hacia el lugar en donde se localizaba este hallazgo milagroso. Al llegar
y levantar los ojos hacia el pino, el Obispo vio resplandecer a la Virgen tallada en el tronco del árbol. Dicen los
manuscritos que el Obispo se arrodilló ante ella y la adoró con devoción dando
gracias al Señor.”
Se hace cuando menos
difícil el creer que 1481 en plena campaña bélica donde los canarii mantenían
una continua guerra de guerrilla contra los invasores estos se atreviesen a
internarse en las inmediaciones de la
selva de Doramas y, mucho menos el escarmentado por las armas guanches obispo
Juan de Frías, verdadero capitán de la invasión y conquista, quien vestía por
casulla una armadura, por mitra un morrión, por cruz una espada y como báculo
una adarga, el cual cortó más cabezas de canarii que los mercenarios laicos.
No es gratuito el hecho de que muchas imágenes
sagradas para el cristianismo aparecieran de forma milagrosa en las tierras
invadidas y conquistadas por los cristianos, ya que ello formaba parte de todo
un sistema de pensamiento en el que la conquista de una nación era seguida de
forma inmediata por la instauración de la religión cristiana.
La
otra versión del Pino Santo de Teror
Veamos otro aspecto del
Pino y Santuario Guanche Sagrado de
Teror visto por una mente científica como es la del Dr. Luis Barrios:
[…] A continuación sometimos
este corpus a un análisis comparativo con las tradiciones descritas en
(Servier, 1985). Como resultado de este proceso llegamos, entre otras, a las siguientes
conclusiones, que pasamos a exponer muy sucintamente:
-El
santuario estaba compuesto por los siguientes elementos:
Un pino canario con
tres dragos gemelos plantados en su copa a unos 30 metros de altura. Los dragos encerraban entre sus raíces
una piedra con un grabado formado por la silueta de dos pies. Completaba
el santuario una fuente que manaba al pie del Pino, considerada medicinal
por los antiguos canarios y seca poco después de la conquista.
-Las tradiciones del Pino de
Teror tienen su origen en la cultura de los antiguos canarios.
-En el Pino de Teror tenían éstos simbolizada
la tumba de un antepasado protector, cuyo nombre —no conocemos otro— sería precisamente
Aterure.
La prueba definitiva
de esta hipótesis construida sobre paralelos antropológicos actuales con el
vecino continente, la constituye un testimonio oscuro de Marín
que refrenda ¡en 1687! lo expuesto:
“Lo qe piadosamente se
tiene es qe en aquellas piedras, i tierra onde estaban plantados
los dragos, devía estar el cuerpo de algún Varón Sancto que en la Ysla muriesse (...)” ( Marín, 1687: 93r)
-El núcleo de este
simbolismo lo constituirían los tres dragos encerrando entre sus
raíces la piedra con el grabado podomorfo. Precisamente, un árbol encerrando
entre sus raíces una piedra simboliza en el pensamiento norteafricano
tradicional la unión de las dos almas que constituyen la personalidad, humana:
nefs y rruh, constituyendo a menudo lo esencial de un santuario.
Esto nos lleva a
considerar que los canarios creían en esta dualidad del alma.
Algo de lo que no hemos podido encontrar rastros en las fuentes escritas, pero que podemos probar
de esta manera.
-Estas tradiciones canario-mazigias fueron
sometidas a un intenso proceso transculturador con la llegada castellana, dando
lugar al actual culto a la virgen del Pino de Teror...” (José Barrios García,
1993:111-113)
Es interesante recordar que los guanches
creemos que el ser humano esta dotado de dos espíritus, el Espíritu Libre, el cual
viaja al Seno de la Diosa Magek una vez
que el cuerpo fallece y el Espíritu Vital, el cual queda en esta realidad durante un tiempo
indeterminado cuidando de los suyos y del entorno donde desarrolló su vida
terrenal.
En cuanto a los grabados podomorfos además
de estar representados en la
isla Erbania (Fuerteventura) principalmente en la Montaña Sagrada de
Tindaya y en Chinhech en los alrededores de la Montaña Abimarge -en
cuya cima existió un santuario guanche- también existieron unos grabados
podomorfos conocidos por lo lugareños como “pie de la virgen” y que hoy yacen
bajo una capa de asfalto, además de otro localizado en la Fuente la Bica, en La
Matanza de Acentejo, al que denominan “pié del guanche”.
Estos grabados tienen sus
paralelos en nuestro continente especialmente en la antigua Alta Nubia egipcia, en el lugar de Kolorodna
que se halla situados a unos seis
kilómetros al sur del wadi Korosco.
El yacimiento esta localizado
en la orilla derecha del Nilo pasadas las agrestes alturas que limitan aquel
wadi al Sur, frente a la cima coronada por la fortaleza turca.
Unos tres o cuatro kilómetros más del caserío de Korosco, cuando ya el
Nilo ha iniciado la curva famosa que lleva el nombre de este lugar,
comienza a abrirse una meseta que se va extendiendo más y más frente a
Amada, hasta el mismo Derr y aún algo más al Sur. Estos grabados del yacimiento Nubios están
datados en el 3800 antes de la era occidental actual.
Para concluir el tema de
las “apariciones” considero de interés incluir una nota que en relación a la
Virgen del Pino nos dejó el Coronel de su Majestad británica A. Burton Ellis, en
un libro publicado en Londres en 1885 quien no dice:
“Entre otras imágenes
extraordinarias de esta isla, una de las más extrañas es la que existe en la iglesia de
Teror, una pequeña
pero pintoresca aldea situada a unas once millas de Las Palmas. Es de madera, está
cubierta de joyas y provista de cuatro brazos. Y lo que para alguien que conozca las
deidades de
La India supondría que intenta representar al dios hindú Visnú, aquí, sin embargo,
es la Virgen, y la tradición asegura que hace algunos siglos se la encontró
milagrosamente clavada en un pino de un bosque cercano. No obstante, el motivo por el que tiene cuatro
brazos es un misterio que dudo que incluso un sacerdote pueda resolver
satisfactoriamente.” (A.B. Ellis, 1993: 55)
Los españolistas putativos
Quiero dejar
constancia para que no se me califique de vulgar que putativo según mi
diccionario enciclopédico Larousse significa “reputado, o tenido por pariente,
no siéndolo. Que se supone que tiene una existencia legal, aun sin ser cierta,
palabreja que tiene su origen en el latín “putativum”.
Lo que viene al caso para ese grupo de criollos canarios “más papistas que el papa” estómagos
agradecidos, lacayos con aspiraciones de amos, que pululan medrando al servicio
del poder colonial.
Esos
españolistas algunos imbuidos de buena
fe, otros escudados en un adormecedor autoengaño, pero la mayoría son unos
simples oportunistas que se contentan con medrar personalmente a costa del
pueblo que dicen representar, contentándose con que sus amos de la metrópolis
les permita vestirse –en un continuo carnaval-, de ropajes regios sin tener en
cuenta que “el hábito no hace al monje”, fruto la mayoría de ellos de esa
gigantesca máquina de lavar cerebros que son la universidades de España en
Canarias, en las cuales se encargan de fabricar excelentes zombis dispuestos a
servir de manera ciega, diligente y fielmente al colonialismo mental, político,
económico, espiritual y social que el Estado
imperialistaborbónicopesoistapepeistacocalista
mantiene en este desangelado y ocupado país del noroeste de África.
El imperio español
en su desespero por el rotundo fracaso de su insostenible modelo neoliberal
esta en su etapa mas peligrosa para la nación canaria.
En
nombre de la “defensa de de la libertad y de los derechos humanos” se comenten
centenares de violaciones todo lo estipulado en los fundamentos de las Naciones
Unidas.
De sus
mentiras invasoras se hacen eco los grandes medios de comunicación tanto de la metrópolis como “canarios” al servicio de
las grandes multinacionales y dueñas de los mismos y se esfuerzan mancomunadamente
por convertir en verdad la más burda de las mentiras.
No es gratuito
ni movido por un interés cultural el empeño que vienen mostrando los estamentos
coloniales en Canarias, Gobierno supuestamente autónomo, Cabildos y
Ayuntamientos en promocionar especialmente entre la juventud e incluso entre el
sector de la población denominado de la tercera edad, el consumo de productos
informáticos con el pretexto de un mayor acceso a la información.
Pero lo que
realmente se persigue con estas campañas, es globalizar la información que
reciben los ciudadanos, universalizar el pensamiento y inducir en la mente de
los sometidos las opiniones subliminares vertidas por el imperialismo y, así,
alejar cada vez más de la mente de la población canaria el sentimiento de
pertenencia a un pueblo diferente y diferenciado que, en pleno siglo XXI
continua colonizado por un Estado imperialista europeo llamado España.
Los invasores
de pueblos son llamados liberadores y
los que luchan por su soberanía son llamados terroristas.
Son muchos
los hijos putativos del colonialismo español en Canarias, pero hay algunos de
ellos, integrados en partidos españoles y españolistas, que son sin duda alguna
unos hijos putativos especiales.
Son los que apoyan y sustentan la expansión europea de la época
moderna adoptando principalmente dos
formas: siguiendo fielmente las consignas de la metrópolis y facilitando la
continuidad de la colonización, la
explotación de los recursos humanos y materiales del la nación canaria, a
cambio de unos dragos (euros) y de inconfesables prebendas. Pero aún están a
tiempo de rectificar, de devolver al pueblo algo de lo mucho que le han distraído
moral y económicamente, aún están a tiempo de renunciar a la herencia
ideológica de los invasores, aún están a tiempo si quieren…
Septiembre de
2009
Imágenes de la Romería de Teror,
representantes del sometimiento colonial.
(Archivo personal de Eduardo Pedro
García Rodríguez)
Tomadas de: www.fotosgrancanaria.com/procesionteror2005.htm
Fuentes
consultadas:
José Barrios
García
Dos dibujos
del Pino de Aterure
En: Strenae
Emmanuela Marrero
Oblatae
Universitas
Canariarum
Lacvnae. A.D.
MCMXCIII
Antonio Enríquez Jiménez
En:
BIENMESABE. Rev.
Nº
230
Beatriz Hilda Ruiz
África. Su pensamiento tradicional
Ed. Clepsia. Buenos Aires 1991.
José Batllori y Lorenzo
La aparición de la Virgen del Pino
En: Las efemérides, 7-9-1900 (Según A. Enríquez
Jiménez, 2008)
Juan Sebastián López García
El programa iconográfico del retablo mayor de Teror
(Gran Canaria)
Revista Virtual de la Fundación universitaria
española
Tomo II-3. 1989.
Martín Almagro Basch y Martín Almagro Gorbea
Estudios de arte rupestre nubio
Ministerio de Asuntos Exteriores. Ministerio de
Educación Nacional
Madrid 1968.
A.B. Ellis
Islas de África Occidental
(Gran Canaria y Tenerife)
Introducción: Manuel Hernández González
Traducción: José A. Delgado Luis
Edición de J.A.D.L. La Orotava 1993.
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