Decía en la primera parte de esta reflexión, que hasta el
momento actual, la familia tradicional se había concebido como una unidad
básica reproductivo- económica, y que nuestra moderna Civilización y Sociedad,
así como el tipo de producción económica, han roto el esquema tradicional,
puesto que ahora existen familias mono parentales independientes; Y mientras
antes, en el nexo de unión interpersonal predominaban los “intereses que
aseguraban su existencia como unidad reproductivo- económica”, mientras que hoy
día, predominan otro tipo de sentimientos que, aún no anulando los primeros,
sí que son valorados como superiores por la mayoría, que podemos
calificar como de afinidad y empatía entre seres humanos, y que constituye el
pegamento de nuestra Sociedad, en tanto que patrocina las relaciones
interpersonales que favorecen a la familia, tradicional o moderna. Lo llaman
Amor; Se supone, que es un sentimiento afectivo capaz de conseguir lo mismo,
incluso más de lo que fuera capaz de hacer aquel lejano antepasado nuestro, el
Australopiteco o los primeros homínidos y hombres solo por el impulso primitivo
de hacer lo que sea, de sacrificarlo todo por la procreación y la supervivencia
de la especie, sustituyendo por nobles sentimientos, intenciones y emociones lo
que no deja de ser algo primitivo y animalesco, que va más allá de la
reproducción o el interés económico o cualquier otra cosa.
Nuestra sociedad moderna, avanza poco a poco hacia la
integración de todos los individuos con los mismos Derechos y Deberes,
acabándose lentamente la sujeción de la mujer a la autoridad del marido o la
paterno- familiar, independizándose tanto tutelar, económica y sentimentalmente
en muchos casos, por lo que se rompe el esquema de familia tradicional y el de
las relaciones interpersonales que patrocinaba. Siendo ahora otro el “pegamento
social interpersonal”, ese sentimiento llamado Amor, ¿Por qué parece que falla
tanto? Es decir, ¿Por qué no es tan estable como la familia tradicional? Lo
primero que hay que decir, es porque hoy la mujer, al menos en Occidente, puede
poner fin a esa relación o parentesco familiar y antes no podía pues estaba
sujeta por Ley y anulada como individuo; Lo segundo es que “el pegamento” ha
dejado de ser algo objetivo [Intereses pecuniarios principalmente] para
transformarse en algo Subjetivo como el Amor [Subjetivo porque solo es capaz de
“verlo o sentirlo” el individuo en base a sus percepciones y sentimientos] y
sujeto a un índice de error más acusado que el primitivo, en tanto está basado
en causas más subjetivas que objetivas]
Si se supone que el impulso primitivo de procreación y
supervivencia de la Especie y el condicionante económico han sido sustituidos
por el Amor como pegamento social, debe ser este algo tan interesado y
desinteresado como el primero, es decir, todo se sacrifica para la
Supervivencia de la “familia”, todo se hace por la familia y el interés de sus
miembros. Y lo mismo que esos primitivos sentimientos e instintos favorecían la
segregación de la mujer, el no reconocerla como individuo y anularla como tal,
ese sentimiento llamado Amor, será o debería ser o tendrá que ser algún día, justo
todo lo contrario ¿O no?
Al ser algo subjetivo que solo “los afectados pueden ver”
resulta difícil establecer no solo la naturaleza de ese sentimiento, como es y
cómo se manifiesta, pues cada cual puede hablar en verdad del que siente o ha
sentido en alguna ocasión, pero no del de los demás, por tanto hablar del tema
sería con generalidades; Pero si debo decir que en ningún caso puede
contradecir o ir en contra de la integración social de la mujer como individuo
social y económicamente independiente, con los mismos Derechos y Deberes que el
hombre, sino que tampoco puede ir en contra de la negación de la mujer a
disfrutar el mismo estatus jurídico/ social/ humano que disfruta él. Es decir
contradecir o violentar el derecho íntimo a disfrutar en plenitud de igualdad
con el hombre a gozar de su propia individualidad y compartirla con quien “todo
su ser le dice”. Y sin olvidar estar atentos a este sentimiento llamado Amor,
pues caracterizado por “entrega y sacrificio” entre otras cosas, bajo su sombra
pueden camuflarse los sentimientos primitivos de posesión, de anulación de la
personalidad para pasar de ser un individuo a ser un dependiente, de negar la
existencia del otro fuera del rol tradicional de esposa y madre.
Ese peligro latente está ahí, se manifiesta día tras día en
pequeños detalles y cosas aparentemente insignificantes, y que solo vemos
cuando la cerrazón, la oposición frontal a un nuevo tipo de Realidad Social, la
consideración de propiedad llega al extremo de manifestarse con violencia
suficiente para matar. Pero sigue presente en nuestras vidas cotidianas, a la
espera de manifestarse en los pequeños detalles que pasan generalmente
desapercibidos o no se ven como potencialmente perniciosos o peligrosos hasta
que se desenmascaran. Entonces suele ser tarde y a veces muy doloroso.
La cantante Bebe, lo ha resumido en una bonita canción que
yo resumo en esta frase lapidaria e incuestionable: “Si la/ lo amas, no podrás
dañarlo/a ni desearle mal nunca...”
Desde la Vieja Fortaleza; Rukaden Ait Anaga
13 Octubre 2015
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