lunes, 30 de junio de 2014

DOMINGO PEREZ TRUJILLO



 

1983 abril 29.

El Ayuntamiento del Puerto de La Cruz gobernado por el Partido Socialista inaugura un monumento en la peatonal de la Calle Quintana en honor de Domingo Pérez Trujillo

Nació Domingo Pérez Trujillo en Arrecife de Lanzarote el 6 de Octubre  de 1890. muy pequeño vino a residir al Puerto de la Cruz con sus padres, tuvo cinco hermanos más, Salvador, Cónsul de España en Japón, Francisco, Martin, que llego a ser Alcalde del Puerto de la Cruz, José, que fue medico, y María, que fue maestra. Pionero y gran luchador del Socialismo en el Puerto de la Cruz. Poseía una extraordinaria habilidad para escribir panfletos encontrá de la clase explotadora, ricos y caciques, causantes de la pobreza y miseria de muchos trabajadores en paro. Por este motivo no lo podían ver y le perseguían con saña. En el año 1917, la revolución rusa que inspiró a millones de obreros, se combinaron para estallar en la huelga general revolucionaria, conflicto patronal obreros, estalla el primer gran movimiento revolucionario de los trabajadores españoles y la famosa huelga General del mes de Agosto, que pese a ser derrotada puso de manifiesto el potencial revolucionario de la clase trabajadora, Domingo Pérez Trujillo, como sindicalista fue detenido y encarcelado.  

En 1918, funda el Ateneo Socialista y la Federación Obrera del Valle. De esta manera nace en el Puerto de la Cruz la primera Agrupación Socialista de Canarias afiliada al P.S.O.E. Colabora en periódicos, La Voz del Pueblo, del que fue fundador y Director, en el Periódico DECIMOS, dirigido por Lucio Illada Quintero, en la revista CASTALIA, de ámbito provincial cuyo Director fue Luis Rodríguez de la Sierra Figueroa, así como otras de ámbito nacional LA PRENSA y la VOZ DE MADRID

De esta agrupación socialista que el creo, el día 1 de abril de 1922, sale el primer ayuntamiento formado por concejales del Partido Socialista Obrero Español, siendo alcalde su hermano Martín Pérez Trujillo.

Primer Ayuntamiento socialista

En 1923, muchos portuenses piden al Ayuntamiento que se ponga el nombre de Domingo Pérez Trujillo a la Calle de San Juan, lo que se acuerda en sesión plenaria. Desgraciadamente los envidiosos y detractores que nunca faltan, entablan recurso ante el Gobierno Civil de Santa Cruz de Tenerife, que termina anulando el acuerdo.

Su lucha política siempre fue en favor de los mas necesitados, nunca ambicionó el poder ni la gloria para si.
La dictadura de Primo de Rivera fue el régimen político que hubo en España desde el golpe de Estado del Capitán General de Cataluña Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923. En 1925 la dictadura clausura la Federación Obrera, desterrando a Cuba a Domingo Pérez Trujillo, pasando varios años en la isla de Cuba, Perú, Chile, Colombia y Japón.

En el Puerto de la Cruz, bastión del socialismo tinerfeño se recibe la noticia de que en Madrid se ha proclamado la República el 14 de Abril de 1931. A las seis de la tarde se forma una nutridísima manifestación que recorre las principales calles de la ciudad, Entre las banderas que van al frente figura una republicana de 1873, propiedad del fallecido y destacado republicano Luis Rodríguez de la Sierra Padrón, padre del Abogado Luis Rodriguez de la Sierra Figueroa, la cual había sido facilitada por sus familiares. Acompañaban a la manifestación la agrupación musical “La Lira” y la Banda Municipal. Los manifestantes dan vivas a la República, a Alcalá Zamora, a los capitanes Galán y García Hernández y a otras varias figuras de la democracia española. Desde el balcón del Ayuntamiento dirigen la palabra al pueblo presente los destacados líderes socialistas Domingo Pérez Trujillo y Florencio Sosa Acevedo. A las nueve y media de la noche llega al Puerto de la Cruz desde Icod de los Vinos, donde también celebraba la proclamación de la República con entusiasmo, la Banda de Música y su Agrupación Artística, que son recibidas por los portuenses con entusiasmo. La banda icodense ejecuta varias obras en la plaza de la Constitución, siendo muy ovacionada. La banda local también ejecutaba piezas en la plaza de la Constitución. Luego ambas bandas con numeroso público recorren varias calles siendo muy aplaudidas y al llegar a la casa de la Federación Obrera fueron obsequiadas. Desde las ventanas de la Federación Obrera hablaron de nuevo a requerimiento del público los socialistas Domingo Pérez Trujillo, Inocencio Sosa Hernández y Florencio Sosa Acevedo.

Domingo Pérez Trujillo es elegido Diputado Socialista por Tenerife en las cortes constituyentes de la II República Española el día 23 de Junio de 1931, para la legislatura 1931-1933 por Tenerife con 10825 votos y su credencial nº 438, firma su alta el 14 de Julio de 1931 y hace su juramento el 27 de Julio de 1931, fue dado de baja el 9 de Octubre de 1933. Durante estos dos años es un servidor apasionado de todos los canarios, sin distinciones partidista ni geográficas. Finalizado su compromiso politico y no deseando intervenir en intrigas internas de su partido, se retira del plebiscito siguiente y fija su residencia en Madrid, manteniendo siempre contacto con las islas.

Al estallar la Guerra Civil, en Julio de 1936 y ponerse en peligro la existencia de la II República, se entrego a cuerpo y alma a su defensa. Organiza el Batallón Canarias, pero sin asumir mando alguno, lucha en el frente de Madrid y es herido gravemente en combate. En los primeros meses del conflicto da ayuda a muchas gentes.

Tras una larga convalecencia, se incorpora al servicio del Gobierno Republicano, que preside el grancanario y amigo personal Dr. Juan Negrin López, en 1939 pasa a Francia como exiliado político viviendo en París, su espíritu se va derrumbando poco a poco. Se establece en 1940 en Casablanca, Marruecos, donde se hace patente una vez más, su espíritu solidario y generoso con una comunidad de españoles exiliados.

En 1941, se traslada a México en un barco portugués fletado por la organización de ayuda a los exiliados que encabezaba Indalecio Prieto. En este viaje atlántico se derrumba totalmente su moral y llega a México, cansado, desilusionado y lleno de nostalgia. Su vida empieza a ser un suicidio lento hasta que un 7 de octubre de 1954 fallecería lejos de sus queridas Islas Canarias y su entrañable Puerto de la Cruz.

El día 29 de Abril de 1983 el Ayuntamiento gobernado por el Partido Socialista inaugura un monumento en la peatonal de la Calle Quintana en honor de Domingo Pérez Trujillo 1890-1954 en la que consta. Un Hombre Bueno. (Bernardo Cabo Ramón)

JUAN DAVÓ RODRIGUEZ



 

1967.

Fallece a los 70 años de edad. Juan Davó Rodríguez  

Pintor

El pintor Juan Davó nació el 27 de enero del año 1897, en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Su padre era de procedencia alicantina (había nacido en Crevillente)y el origen de su madre era netamente canario, aunque dándose la circunstancia de que había nacido en Santo Domingo (República Dominicana).

Fue el más pequeño dentro de una familia compuesta además por otros tres hermanos: Emilio, Carmen y Mª Isabel. Su padre era comerciante, poseía un almacén y una fábrica de fideos. Cuando contaba con diez años de edad su madre enviudó, y la economía familiar se vio seriamente resentida debido a la expropiación de los pocos negocios que tenían. Desde muy pequeño le gustaba ir por la Litografía Romero, siendo allí donde se despertó su temprana vocación artística. Allí adquirió sus primeras nociones. Con sólo 12 años de edad recopilaba trozos de madera donde realizaba sencillas composiciones al óleo.

Se formó como pintor en la Escuela de Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife, siendo maestros suyos D. Gumersindo Robayna Laso y D. Ángel Romero Mateos, dueño éste de la empresa litográfica donde trabajaría el pintor más de la mitad de su vida. Este último le corregirá no sólo en el dibujo, sino también en la aplicación de la luz (no olvidemos que fue discípulo directo de Joaquín Sorolla). Ambos desarrollaron una temática similar, no por pura casualidad, sino porque los dos se vieron inmersos en el costumbrismo, corriente artística que se desarrollo a mediados de siglo.
Desde muy joven participó en exposiciones y certámenes, realizando su primera exposición en 1916. Debido a que, en aquel entonces, el ambiente artístico que había en el archipiélago no era todo lo alentador que hubiese sido de desear, unos años después, hacia 1920, decidió marchar a Madrid. Una vez allí, combinó un estilo de vida bohemia, gustando de recorrer los cafés, con su deseo de ampliar conocimientos. Trabajó como discípulo del pintor Hipólito Hidalgo Caviedes, y prosiguió con sus estudios en la Real Academia de San Fernando. Allí conoció al pintor Ignacio Zuloaga, del que tomó su preocupación por las tonalidades grises. Un ejemplo de ello podemos observarlo en su óleo Viejo fumador, obra de gran suavidad cromática en tonalidades grises, propiedad del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.

De vuelta a Tenerife expone, con cierto éxito, en un género que nunca dejará de cultivar: el retrato. Ya en 1924, con el lienzo titulado Mi madre, había obtenido el primer premio en una exposición celebrada en el Puerto de la Cruz. Realizará varios retratos tanto de su esposa, como de su hija.
Practicará dos tipos: el retrato-retrato, casi siempre por encargo, y el retrato-obra, en el que el personaje se subordina por completo a la técnica escogida. Los primeros son de cuidada factura, moderados en cuanto al cromatismo se refiere y de pincelada minuciosa. En los segundos, en los que el personaje conserva el anonimato, los brochazos se acusan, el empaste se agudiza y el resultado denota una gran libertad en la ejecución.

En 1926 contrae matrimonio con Mª de la Natividad Ramallo, con la que tendrá tres hijos: Juan, Concepción y Óscar. Y es por esta misma fecha cuando entra a trabajar en la Litografía Romero, donde se ocupará de la sección de dibujo con el cargo de director artístico. La necesidad de alternar su trabajo diario con la práctica de la pintura será una constante a lo largo de toda su vida. Su trabajo diario en la Litografía Romero, sobre todo en labores publicitarias, para las cuales poseía cualidades indiscutibles –como por ejemplo su aptitud para dibujar–, influiría también en su obra pictórica, ampliando su paleta y obligándole a buscar colores luminosos.
Davó fue colaborador de diversas publicaciones, entre ellas las revistas de carácter literario y artístico Castalia (1917) y Hespérides (1927). Para ellas efectuaba los dibujos que servían como ilustración a los poemas y artículos. Si Davó dominaba el dibujo, también hay que señalar que tenía una predisposición innata para el mismo.
Utilizaba, fundamentalmente, el lápiz y la pluma, individualmente o combinando ambos procedimientos. Unas veces resolvía con pocos trazos, y otras mezclaba trazos gruesos y cortas líneas con superficies sombreadas, punteadas o totalmente en negro. En algunas ocasiones nos puede recordar al dibujante inglés Aubrey Beardsley (1872-1898).

Lo más destacable, en cuanto a dibujos se refiere, sería una serie publicada con el título de Apuntes de la tierra. Alude a rincones significativos de nuestra geografía isleña, reproduciendo iglesias y edificios importantes. Este tipo de dibujos, muy minuciosos, tal como los pudimos apreciar con posterioridad en las representaciones de J.B. Falcón, era muy usual en su época. Comienza también entonces a representar sus tipos tinerfeños, ancianas y campesinos, anticipándose a una serie de estampas tinerfeñas que realizará, al temple, hacia la década de los cuarenta.

Gustaba Davó de acudir a las tabernas literarias que florecían en la isla hacia la década de los años treinta. Eran más bien ventas o bodegas, donde se bebía vino y se entablaban animadas tertulias. A ellas acudían poetas y literatos, pero también pintores y hombres de letras. En La Laguna frecuentaba un cafetín, cerca de la Concepción, conocido como “La Capilla de San Juan Bautista”. Iba a otra con el guitarrista Carmelo Cabral; y en Santa Cruz, en la calle Suárez Guerra, al estudio que tenía el escultor Nicolás Granados

En el año 1936 sufre la muerte de su esposa, por causa de un aborto, a la temprana edad de 27 años. Este hecho le afectará profundamente, y es cuando realiza su única obra escultórica: una cabeza con el retrato de la misma. Realizada en yeso, esta obra está motivada más por el sentimiento de dolor que embarga al pintor en este momento que por inquietudes de tipo artístico.

Si bien por ese entonces también pintaba desnudos, y lo hacía bien, es ahora cuando nos sorprende con una serie de cuadros de carácter surrealista, de los que sólo pinta cuatro lienzos. Ello se debe a dos motivos: una cierta curiosidad hacia otras tendencias y la influencia del pintor tacorontero Óscar Domínguez, al que le unía una gran amistad.
Para pintar paisajes, le gusta más hacerlo del natural que en su estudio situado en su propia casa. Lo encontramos desplazándose a las afueras de La Laguna, a Los Rodeos, al Toscal o a Tacoronte. Conoce Davó todos los rincones, todos los pueblos, e intenta acercarse también a sus gentes. El paisajismo no sólo le servirá como marco de sus faenas campesinas o como fondo de sus retratos, sino que constituirá en sí mismo un tema autónomo digno de estudio. El paisaje en su obra es una temática que no abandonará nunca. Realizará paisajes urbanos y rurales.
En unas ocasiones, será la arquitectura del lugar, sencillas casas de una planta, solas o techumbre a dos o cuatro aguas, aisladas al borde de un camino, o en conjunto alineando la calle del que podría ser cualquier pueblo de la isla, el motivo principal de un cuadro. En otras, lo será el paisaje en sí mismo, y la luz que imprimirá a cada uno de ellos será diferente. En ocasiones repetirá el mismo tema varias veces. Sus hijos Juan y Óscar poseen ambos un óleo con la misma versión de un paisaje que representa la Carretera de Tacoronte.
Aun en su obra surrealista aparece el paisaje como fondo de uno de sus cuadros, representándolo visto a través de una ventana. Puede captar en ellos el chorro caliente del sol a mediodía, pero también atardeceres invernales.

El propio pintor se denomina en algún momento “impresionista”. No obstante, unas veces supedita el lienzo al color y otras éste se supedita al dibujo. Cuando hace lo primero, en ocasiones se atreve a burlar la fidelidad del natural y el color que aplica no se corresponde en absoluto con el que encontramos en la naturaleza. Así saldrán sus óleos Paisaje de la Mesa Mota o Paisaje de Tacoronte. En sus paisajes urbanos, las escenas reflejadas son las cotidianas, tal como reproduce su óleo Parada del tranvía en La Laguna, o fiestas locales, como es el caso del titulado Fiestas del Cristo en Tacoronte. En los rurales, plasma nuestro campo tinerfeño y la sencilla arquitectura que le acompaña.

En cuanto al tratamiento de la pincelada, unas veces podemos encontrar un trazo menudo, juicioso y equilibrado, y otras un trazo brioso y cargado de pasta, dando la impresión de que en ocasiones pueda utilizar la espátula. A lo largo de su trayectoria alternará ambos procedimientos, no siendo posible encuadrar sus obras basándonos sólo en la pincelada.

Aunque su preocupación por el paisaje no desaparecerá nunca de su obra, ésta se verá determinada por cuatro etapas atendiendo a los viajes realizados por el pintor: a Madrid (1921-1923); regreso a Tenerife (1923-1957); y estancias en Puerto Rico (1957-1962) y Seattle (1962-1966). Según el lugar donde se encuentre realizará paisajes del mismo. Dejó paisajes típicamente boricuas realizados durante su estancia en Puerto Rico y también paisajes de Seattle, ejecutados mientras vivió allí. Tenemos algunos ejemplos de ellos en los que envió a sus hijos o trajo el mismo pintor cuando regresó definitivamente a la isla. No obstante, es bien cierto que el paisaje de su isla no le abandonó nunca. Nos consta que expuso paisajes tinerfeños en alguna de sus exposiciones americanas.
Estuvo, nuestro pintor, vinculado al Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, nacido de la iniciativa del acuarelista Francisco Bonnín.

Fue la década de los años 40 la más fructífera para Davó en cuanto a producción se refiere. Utilizaba para desarrollar sus temas distintas técnicas –practicó sobre todo el óleo, pero también la acuarela, la aguada y el temple– desarrollando con ellas una temática ya usual en sus óleos. A la aguada realiza sus “lecheras” o sus “magas”. Y aunque con ello cae un poco en el folklorismo, realiza unos retratos de campesinos donde se libera más, en cuanto a pincelada se refiere, y que son auténticos retratos psicológicos.
Es con la técnica de la aguada con la cual realiza en 1943 el Poema de la Atlántida, ilustrando un texto de Jacinto Verdaguer. El gusto por la temática de la mitología canaria, donde en ocasiones muestra similitudes con Néstor de la Torre, se le pasará pronto. El cromatismo de estas ejecuciones es fuerte y brillante. El color, más consistente que en la acuarela, le permite gozar de una mayor expresividad.
El óleo es, no obstante, la técnica escogida por el pintor para desarrollar la mayor parte de sus creaciones. Con él realiza temas ya clásicos, bodegones, retratos, floreros, desnudos, paisajes, representaciones populares; pero también elabora temas que conllevan una cierta monumentalidad, como su famoso Poema del plátano. Aparece su preferencia por la obra seriada, desarrollando un tema en varios lienzos. Éste, en concreto, estaba compuesto por una serie de seis lienzos, que al venderse por separado rompieron su unidad temática.
Realiza también labor como grabador que desarrolla con gran éxito, ya que posee un dominio absoluto no sólo del dibujo, como ya hemos citado anteriormente, sino también de la técnica. Utiliza la piedra litográfica y la plancha de cinc, empleando el lápiz o barra litográfica, así como plumillas similares a las que se utilizaban en el dibujo artístico. En el año 1945 edita dos carpetas de Estampas tinerfeñas. La primera de ellas recoge las faenas cotidianas de los campesinos de esta isla. Se vale para ello de apuntes tomados del natural. Aunque aquí la temática se desprende del color, esto no le resta calidad a la misma. Por el contrario, salen unas escenas llenas de sabor caracterizadas por una gran sobriedad y sencillez. La segunda carpeta estaba compuesta por estampas llenas de tipismo, reflejando la particularidad de la misma isla y de sus gentes, campesinos, lecheras, una vista del Teide, etc. Éstas fueron dibujadas con lápiz de sanguina.
Su trabajo diario en la Litografía Romero le implicó también en una labor publicitaria amplia y variada. Diseñó carteles, carátulas de discos, programas de mano para las fiestas, cajetillas para cigarrillos, así como una colección de cien estampas que se incluían como regalo en las cajas de cigarrillos 46. Recogían toda una serie de coplas populares de los autores Crosita, Nijota (gran amigo suyo), Maffiotte, etc. Aparecían en ellas escenas animadas por diminutas figuras, vestidas con los diferentes trajes típicos del archipiélago, realizadas con gran sencillez y vistoso colorido. Ornó gran cantidad de pergaminos, que se entregaban a personajes ilustres en conmemoración de algún hecho relevante. Realizó también escenografías para la representación de obras teatrales.
Davó llegó también a ilustrar libros, unas veces las ilustraciones interiores que animan el texto y otras la cubierta. En la guía turística titulada El libro de Tenerife, obra de Cuscoy y Larsen, realiza dibujos y viñetas, algunas a color, de tamaño casi miniaturesco. Dichos dibujos se van correspondiendo con los diversos aspectos que trata la guía en sí, mitológicos, históricos geográficos, económicos, turísticos, etc. No olvidemos que Davó ornó gran cantidad de pergaminos, por lo cual tenía ya experiencia como miniaturista.

En el año 1956 vuelve a casarse, y de esta unión nacen dos hijos a los que bautizó con los significativos nombres de Rafael y Miguel Ángel.

Es al año siguiente cuando recibe una importante oferta de trabajo por parte de una litografía americana y decide marcharse a Puerto Rico. Allí continúa con su labor pictórica, dedicándose más al retrato y a temas humanos y paisajísticos típicamente portorriqueños. Permanece en la isla hasta 1962, año en el recibe el encargo de realizar unos vitrales para el pabellón que instalaría Puerto Rico en la Feria Internacional de Seattle. Este viaje, en principio ocasional, se convierte en definitivo cuando decide instalarse allí. Monta un estudio de dibujo y sigue pintando. En esta época realiza, sobre todo, obras por encargo. Intensifica la producción de retratos, que adquieren un carácter claramente comercial. Sigue cultivando el paisaje. Cabe señalar que es en este momento cuando tiene lugar una pequeña incursión que hace en el cubismo, interesándose por la trama geométrica, pero sin llegar a atreverse a descomponer las formas. Realiza unos cuadros de carácter netamente religioso, un Vía Crucis y un Cristo crucificado. Pero no nos engañemos, pues nuestro pintor, con gran apego a la figuración, y debido a la formación recibida, no podría nunca comprender una estética de vanguardia. Estos cuadros los realiza en 1962 motivado por la recuperación de una neumonía que había quebrantado seriamente su salud.

Es en 1964 cuando ésta vuelve a empeorar y tiene que someterse a una grave operación.

Dos años más tarde decide volver a Tenerife y va a vivir con su hija Conchita. En su isla lo acogen con múltiples homenajes de bienvenida. Pese a su poca salud, no pierde el buen humor, vuelve a sus tertulias, donde cuenta sus impresiones sobre la joven América y sigue pintando. Fallece nuestro pintor a los 70 años de edad.

Podemos considerar a Davó como un pintor tradicional. Siempre estuvo orgulloso de su formación académica, aunque no debemos encuadrarlo en un estilo concreto. Tuvo una obra amplia, tanto por el número de cuadros realizados como por la variedad de técnicas escogidas. El cauce académico que imprimió a su pintura es lógico en un autor que se sumerge en el contexto de Madrid en los años veinte. No fue nuestro pintor a formarse a Francia, país que centraba las vanguardias europeas. Careció de esta savia rejuvenecedora. Y aunque su obra realizó pequeñas incursiones en otras tendencias –surrealismo, cubismo, expresionismo e incluso fauvismo–, no llegó nunca a comprenderlas. Se acerca a ellas motivado por su gran amigo Óscar Domínguez, en el caso de sus cuadros surrealistas; o con cierta timidez en el caso de su obra cubista.
Pero en líneas generales siempre se mantuvo encuadrado en el realismo. Es así como lo define Enrique Lite cuando cita textualmente: “El pintor realista es simplemente el que trata de interpretar el mundo visible que le circunda, bien se considere como objeto palpable o sentido, y tenemos que apresurarnos a decir que, partiendo de ésta no dudo que discutible opinión –por otra parte objeto de muy amplia y minuciosa consideración– lo mismo puede hacer realismo un artista que utilice técnicas primitivas que un impresionista o informalista, y que todo ello nada tiene que ver con el creador que se apoya en cualquier tipo de realidad –sea línea, casa, espacio, clima, calle, luz, árbol, color–, para hacer pintura pura, creador asimismo que también puede ser, si se trata de encajarlo en una nómina de tendencias, académico, impresionista, abstracto o pop art. Juan Davó se desdobló pintando de ambas maneras. Apoyado en la técnica para interpretar muchas cosas reales que amaba. Apoyado en las cosas que amaba para hacer pintura”. Así pues, nunca se desligará de las formas habituales.
La pintura fue para él profesión y hobby a la vez. Su trabajo diario vinculado a tareas litográficas, labores periodísticas y publicitarias y trabajo artesanal, propició más su alejamiento de las vanguardias estéticas. Incluso al ausentarse de su isla, en su viaje a América, acudió a centros de una cultura tradicional. Allí su obra, en ocasiones, se doblega y se somete al encargo, cosa que va en detrimento de la misma. Se embarcó en obras mayores, con empresas como su Poema del plátano o su elección por una “mitología canaria” (Poema de la Atlántida), pero Davó fue algo más que una “loa” al plátano hecha pintura. Cuando se despoja de todo esto, y se enfrenta a la realidad cotidiana, simbolizada en los “viejos”, “los campesinos y sus labores”, nuestra arquitectura y nuestros paisajes, los humildes objetos de la mesa insular, etc.; es entonces cuando da lo mejor de sí, expresándose lo mejor de su paleta. Amó siempre a su tierra y a sus gentes. Cuando sus cuadros, sobre todo sus retratos, se deben a la amistad y su obra no se ve sometida al encargo pecuniario, adquiere texturas de indudable maestría. Nos enfrentamos entonces a una obra colorista, de gran riqueza en la pincelada.

Ya por último, mencionaré que el desconocimiento sobre su persona pudo estar motivado por el hecho de haber emigrado a América. Se desligó su nombre del de otros pintores isleños, contemporáneos suyos, por el hecho de haber permanecido fuera de la isla durante aproximadamente 10 años.

No me cabe la menor duda de que Juan Davó, con sus habilidades innatas y su sensibilidad y pasión por la pintura, hubiera llegado muy lejos si su arte hubiera tenido salida en otra época más avanzada que la que le tocó vivir y si se hubiera podido dedicar exclusivamente a investigar el amplio campo que la pintura ofrece.

Espero que sirvan estas líneas para conocer “el nombre” de un pintor que indudablemente ocupó un lugar en el panorama artístico tinerfeño, y consecuentemente en la Historia del Arte; y en ella debe situársele.
(Carmen Ana González de Chávez González. Licenciada en Geografía e Historia, en: Rincones del Altantico)

MOVIMIENTOS CRUCIALES II




(Continuación)


Rukaden Ait Anaga
Creo sinceramente que, continuando en la línea de lo anterior, que ahora corresponde el protagonismo de encabezar la lucha a gentes más preparadas que lo que lo estábamos nosotros, pero eso no quiere decir que nosotros, los que hasta ahora mantuvimos la llama encendida de la resistencia (A veces llama a veces brasa) debamos dedicarnos a otras cosas y depositar un cheque en blanco en manos de nuevos líderes. No, que no se me mal entienda, significa solamente que, constatado históricamente que llegamos al final de una etapa (En la que se consiguieron unas metas y otras no), lo sensato es pasar el testigo a otros camaradas y hermanas/os y apoyarlos para que sean capaces de ir consiguiendo llegar a esas metas que nosotros no pudimos alcanzar, pero siempre apuntalados por los hombros y brazos de todas/ os nosotras/os. Y, sinceramente, apoyados y vigilados de cerca (Sobran las explicaciones ¿No?)
Decía hace un tiempo en Canarias se Defiende (El Candidato ideal: Se buscan sadomasoquistas para candidato electoral), que nuestros candidatos deberían ser sadomasoquistas o algo similar, pues si ya es jodido defender algo en minoría, lo es peor cuando ni te respetan, o te torpedean hasta en el uso del Wáter o te intentan comprar por un bocata de chorizo perro (“A los miserables del pueblo ni el socorrido plato de lentejas), o cualquier bobería similar (Los hay que se han vendido tirando a la basura toda una vida porque les dejen publicar un libro o les permitan la entrada en algún sitio antes vedado), o te montan una campaña de desprestigio a base de NO-DO y la aparición de “personajes desconocidos”, que de repente, aparecen mesiánicamente, como este camarero español que ahora está patrocinando el PPSOE para que ataque a Podemos. O sadomasoquistas, o gente con la cabeza bien amueblada y fría, con las cosas muy claras.
No importa mucho si estos no cuentan con mucha experiencia organizativa o política y no tienen ni idea de cómo funciona un Ayuntamiento o Cabildo, o si tampoco está muy habituado a reunirse con vecinos o ciudadanos, pues se presupone que ellos solo son la expresión de un colectivo que sí cuenta con algunas de esas experiencias y son capaces de “nadar como peces en el agua” en los ámbitos vecinales y ciudadanos.
Pero con todo esto, siendo vital, lo es más una organización que sea capaz no solo de presentar una alternativa ilusionante, sensata y viable, sino de catapultar hacia las Instituciones Públicas a lo más preparados de los nuestros. Por “deformación”, a mi entender, eso solo sería posible con una organización de corte Marxista- Leninista (Que nadie se equivoque, esa organización, la de los Obreros y Campesinos Canarios creo que está por construir- Lo siento si me equivoco-), pero no tiene que ser una cuestión indispensable; Cualquier organización democrática y social vale si con ella alcanzamos nuestros objetivos políticos.
Debe ser algo nuevo ya que se ha demostrado que las viejas fórmulas no han sido capaces de convencer a todas/ os, pero además debe ser exclusivamente canario, pues desde la vieja Europa no ha venido nunca nadie a beneficiarnos, sino todo lo contrario. Una Coalición Electoral, Partido Único o Frente Popular (Secundino Delgado), deben aglutinar a todos los Partidos y Asociaciones Independentistas de todo tipo, en un frente común para ir, poco a poco, arrebatándole el predominio del PPSOE y CC-PNC en las instituciones canarias e ir construyendo un futuro alternativo para nuestra Tierra y nuestro Pueblo, partiendo del enorme patrimonio humano y político que las generaciones precedentes nos han legado, desde los próceres Secundino Delgado y Antonio Cubillo Ferreira.
Camaradas, Hermanas/os, Amigas/os, ¡El grito está lanzado al Mundo, Vivan las Canarias Libres! ¿No lo vamos a recoger?
Junio de 2014.

ÁNFORAS CANARIAS, CERÁMICAS PÚNICAS






Por lo que se refiere a las denominadas Fuentes Canarias, éstas proporcionan pocas particularidades sobre la cultura material cerámica, apenas algunos nombres, como gánigos (Wülfe11996), que aparece como término generalizado a todo el archipiélago y que define todo tipo de cerámica, o cortas referencias sobre la técnica constructiva utilizada y quiénes las fabricaban: Tenían mujeres (...) para hacer loça que usaban que eran tallas como tinajuelas para agua. Haciánlas a mano i almagrábanlas i estando enjutas las bruñían con piedras lisas y tomaban lustre mui bueno i durable. Hacíanlos grandes i pequeños tasas y platos, todo mui tosco y mal pulido; a las ollas para el fuego y cazolones no daban alma gra, después desto hacían un (...) en la tierra onde ponían la losa i cubrían con tierra, i ensima hacían lumbre por un día u el tiempo necesario para cocer su losa y servía mui bien (Cedeño, en Morales 1978: 371). Queda por dilucidar si estas noticias pueden ser extrapolables a todo el Archipiélago.a pesar de que los hallazgos son recurrentes.

Estas ánforas recuerdan (... ) a las púnicas, presentes en el Mediterráneo Occidental a partir del s. VIII a.C., como resultado de la expansión comercial fenicia. La presencia en Tenerife (...) abre una serie de interrogantes(...) si son el resultado de contactos de los guanches con los fenicios que arribarían a esta isla. Para ello habría que confirmar
(...) la presencia fenicia aquí, no verificada por los datos arqueológicos, ni tampoco está resuelto si los guanches habitabanya la isla en unos momentos, posiblemente en torno al s. VI-Va. C. (...) Los argumentos son (...) muy débiles, aunque tampoco conocemos ninguno en contra, para plantear un rechazo total. Una segunda propuesta, esta nos resulta más convincente, podríaexplicar este elemento como un préstamo cultural a los grupos bereberes del continente africano recibido de los asentamientos comerciales de los fenicios establecidos a lo largo de la costa africana (...). Uno (...)Mogador (...) acudirían las diferentes tribus para intercambiar sus productos (...) por ello pensamos que este elementos cultural (...) fue conocido como tantos otros en elcontinente africano por las tribus bereberes, una de las cuales se asentó en Tenerife, siendo portadora de dichos conocimientos adquiridos con anterioridad en su área originaria.
Maria Gómez Díaz
Junio de 2014.

El Castaño de las Siete Pernadas




Refugio de gigantescos árboles, las vertientes de las cumbres de La Orotava tuvieron fama por la belleza y el vigor de su flora.

Sus pinos, sus cedros, sus castaños, de una corpulencia desmedida, eran como pregones portentosos de las maravillas de la selva canaria, próxima a extinguirse. De lejos venia la avalancha destructora, arrasando las arboledas, sembrando el exterminio y la muerte, como una nueva horda de Atila, y ya se sentía en los bosques vecinos los golpes de las hachas como anuncio siniestro de su fatal e inevitable destino. Pronto iban a desaparecer también aquellos gigantes, viejos moradores de las cumbres, que siglo tras siglo habían resistido, impávidos y fuertes, los más desatados vendavales.

Ya se les acercaba la hora de doblar su cerviz, bajo la cuchilla de los verdugos…Y fueron cayendo uno tras otro, con breves intervalos, segados por la implacable guadaña. Los primeros en sucumbir dejaron a los otros la tortura de ver como crujían y se desgajaban los troncos heridos y como crepitaban sus maderas entre las furias de las llamas. ¡Hasta que caían ellos también! ¡Últimos “abencerrajes” de la cruenta cruzada!
Hasta los comienzos del siglo XVIII la selva del Valle de La Orotava conservaba en gran parte el esplendor y lozanía de los primeros tiempos. En 1728, según informe del regidor Don José de Anchieta, la masa forestal se extendía desde la Fuente del Madroño para arriba, y hallábase igualmente cubiertas de árboles silvestres las tierras situadas por encima de la llamada Vereda de los Mulos. Mas ya a mediados de dicho siglo, comenzó la desaforada destrucción del bosque, y en un Consistorio celebrado el año 1752, el propio regidor formulaba una enérgica protesta contra las grandes talas que se estaban realizando en la foresta de la Orotava.
Ejemplares notables de castaños, barbusanos, sabinas, mocanes y pinos fueron inmolados a la codicia y la rapiña de los leñadores, al amparo de la indiferencia e insensibilidad del país, que entonces, como después, adoleció de la falta de una dirección consciente y celosa del interés general. A partir de aquella fecha el expolio fue continuo. Hasta consumar totalmente su obra de destrucción, puesta al desnudo en los grandes calveros de nuestras montañas, despojadas de todo ropaje de vegetación. Zonas de esterilidad que muestran sus desiertas lomas como vientres infecundos, despanzurrados por bárbaras plantas… Quedaron únicamente las huellas, los restos aislados de la desaparecida selva. Ahora, ya sólo se conserva el marco espléndido de insuperable belleza, que la rodeaba. Marco que siempre mueve a admiración a los viajeros y a los artistas. Uno de ellos, de tan fina percepción como el académico belga Jules Leclercq, gran exaltador de nuestra tierra, decía hablando de estos bellos parajes de los altos de La Orotava: “Desde las alturas a que hemos llegado, vemos desplegarse a nuestros pies, con todas sus armonías y sus campestres gracias, el inmenso Valle de La Orotava desde los ribazos de Santa Úrsula hasta las lejanas villas de los Realejos. Es uno de los panoramas más maravillosos que se pueden contemplar. La vegetación se transforma a ojos vistos: pasamos súbitamente de la zona tórrida a la templada, de los trópicos a los Alpes.” Y añadía que lo que más hacíale creer que estaba en los Alpes eran las cabras que pacen en estas regiones, agitando las campanillas que penden de sus cuellos, y que vistas al través de la bruma semejan vacas pequeñas, de grandes que son.
¡Aguamansa, Monte-verde, Los Órganos…! Paisajes donde la luz, el color, los árboles, las brumas y el ambiente todo tienen un matiz, una emoción y un espíritu distinto a los demás paisajes canarios. En ellos, seguramente, debió morar el Dragón de las Hespérides. Tierra de antiguos castañeros, aún conserva La Orotava el prestigio de estos árboles que parecían haberse dado cita en esta región para manifestarse en toda su viril y arrogante prestancia. ¡Castaño del Marqués de la Candia! ¡Castaño de Aguamansa, el de las Siete Pernadas…! ¿Quién no oyó ponderar su fama? Del primero se conserva aún su tronco seco como recuerdo del centenario árbol, tan vinculado a la noble casa, que se placía en abrir las puertas de su jardín para mostrarlo a la admiración de los visitantes extranjeros. Sus gajos eran tan corpulentos, que fue preciso construir un soporte para que no se viniese al suelo uno de aquellos. Y se dio el caso curioso de que del fondo de la pared que servía de puntal surgiese un brote que al cabo de los años se convirtió en hermoso árbol. Ambos, padre e hijo, sucumbieron hace ya algún tiempo, quedando solamente el tronco del más viejo.

Y los actuales poseedores del jardín, señores de Cólogan, demostrando su veneración y amor al árbol familiar, de tantos recuerdos para ellos, han rodeado el decrépito tronco de una verja de floridas enredaderas. Digno sudario del admirable ejemplar, que se calcula tenía más de cuatro siglos de edad.

Todo era opulencia en este árbol: hasta sus espléndidas cosechas de castañas, que en algunos años excedieron de quince fanegas. Y su fruta, sabrosa y de gran tamaño, disputábansela las compradoras por ser la que más fama tenía en todo el Valle.
De mayor corpulencia aún que el citado ejemplar del Marqués de la Candia, es el castaño de Aguamansa, popularmente conocido por el de las “Siete Pernadas”. También de antiquísimo origen, mide más de doce metros de circunferencia, y a poca altura de su tronco parten siete grandes gajos, todos de considerable grueso, que hoy han quedado reducidas a cinco, pues dos han sido destrozadas por los vientos. Entre ellas había instalada en otros tiempos una mesa para cinco personas, a la  que se subía por unos escalones de piedra, y en la cual acostumbraban merendar los turistas. El castaño se halla enclavado en una finca que perteneció a López Doya Gallego, al que le fue concedida por el noveno Adelantado, abuelo del Marqués de la Candia, Don Juan Máximo Franchy, y se decía que en este árbol fueron ahorcados varios reos en los tiempos de los primitivos justicias de la Isla. Últimamente era el árbol predilecto de las clases populares, que en torno del añoso tronco celebraban divertidos ágapes y ruidosas zambras. Y lo frecuentaba, sobre todo, la gente moza, ávida de divertimiento y buena suerte, por que existía entre ella la tradición de que bajo las ramas del castaño habían encontrado siempre feliz augurio los devaneos amorosos. ¡Cuántas miradas relampagueantes de pasión y de ilusión se han cruzado a la sombra del viejo árbol! Y cuántas veces, también, se habrán dicho los que hallaron en él la buena suerte, la soñada ventura:
-¿Te acuerdas…? ¡ Aquel día, en el “castaño de las Siete Pernadas”…!
" A mi querido y respetable amigo, Don Francisco Miranda, tinerfeño, benemérito, artista y gran difusor de la cultura desde su antigua librería de la Orotava "
Introducción: Lazaro Sánchez Pinto " El Castaño de las 7 pernadas": Leoncio Rodríguez  (Rincones del Atlántico)

EL CASTAÑO EN TENERIFE-BREVE REDSEÑA HISTORICA





En el año 2000 un equipo integrado por técnicos del Cabildo de Tenerife y de la  Universidad de Santiago de Compostela, inician el estudio de las variedades de castaño en la Isla de Tenerife, determinando inicialmente que la especie debió ser introducida en las Islas como cultivo, repitiendo los modelos de la Península Ibérica, con el doble objetivo de producir fruto y madera.
En Canarias, las evidencias existentes hablan de la posibilidad de que el castaño se introdujera primero en las islas de El Hierro y La Gomera, luego en Gran Canaria y La Palma y finalmente en Tenerife, siguiendo el orden de colonización y conquista. Así en las Datas de Tenerife del siglo XVI se recogen algunas citas al castaño, entre las que destacamos la concesión de tierra otorgada al bachiller Diego de Funes por el Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo el 18 de diciembre de 1517 para plantación de viña, morales y castaños.
Como ejemplares históricos en Tenerife, están el Castaño de Las Siete Pernadas en Aguamansa y el del Marqués de La Candia en la Orotava. El primero aún existe, aunque recientemente se ha producido la caída de parte del mismo. Se trata de un ejemplar de diámetro considerable que puede tener unos 500 años. D. Leoncio Rodríguez en su libro “Los Árboles Históricos  y Tradicionales de Canarias” dice de este árbol: “También de antiquísimo origen, mide más de doce metros de circunferencia, y a poca altura del tronco parten siete grandes gajos, todos de considerable grueso, de los que proviene el nombre de Las Siete Pernadas, que hoy han quedado reducidas a cinco, pues dos han sido destrozadas por los vientos. Entre ellas había instalada en otros tiempos una mesa para cinco personas, a la que se subía por unos escalones de piedra, y en el cual acostumbraban a merendar los turistas”Es probable que este antiguo castaño coincida con uno de aquellos que fueron mandados a plantar por el Adelantado en las primeras décadas del siglo XVI en La Orotava.
El castaño del Marqués de La Candia se ubicaba también en La Orotava, y en sus últimos años de existencia era un ejemplar cuyo tronco estaba hueco en gran parte y, al igual que el del castaño de Las Siete Pernadas, tenía un tamaño considerable, con un perímetro superior a 10 m. Una descripción de este castañero es del médico catalán Mariano Nougues Secall, que lo visitó a mediados del siglo XIX, y que fue recogida en el año 2003 por Tomas Méndez como sigue: “Medido a raíz de tierra da 18 varas y dos tercios de circunferencia. Lo particular es que en el tronco central cayó una castaña, que ha producido un tronco vertical o nuevo castaño, que extiende por la parte superior la verdura. En los cinco brazos que tiene el castaño se ha producido el mismo fenómeno, de suerte que el castaño viejo sirve de cuna y asiento a otros nuevos que lo visten”. Numerosos viajeros y naturalistas de renombrado prestigio citaron al castañero en sus visitas a las Islas Canarias a lo largo de los siglos XVIII y XIX, como Francis Coleman Mag-Gregor, Verneau, Humboldt, Florence Du Cane, Glas, Von Fritsch, Sabino Berthelot y otros.


Superficie de cultivo y distribución altitudinal
En el año 2008, Hernández y colaboradores, publican un estudio de la situación del cultivo del castaño durante los años 2006 y 2007 en los 31 municipios de la isla de Tenerife. Encontraron castaños en 28 de los mismos y en forma de masas de cultivo en 23. En este trabajo se determinó la existencia de una superficie total para Tenerife de 1374 ha, estando la mayor superficie en el municipio de La Orotova con 280 ha.
Este cultivo se ha venido desarrollando desde los 400 msnm, aumentando su superficie a medida que ascendemos en altitud hasta llegar a los 1000 msnm, donde las 647 ha que se localizan entre estas cotas, conforman el 47 % de la superficie total.

Por encima de 1,000 m, vuelve a disminuir la presencia del castaño de manera progresiva, hasta los 1800 msnm donde desaparece de manera definitiva en el municipio sureño de Granadilla. Tanto en las vertientes sur y norte, la existencia de castañeros por debajo de los 400 msnm es un hecho aislado, dándose tan solo de manera puntual en el municipio de La Laguna.

El castañero se distribuye en el sur de la isla a mayores altitudes que en la vertiente norte ya que los requerimientos pluviométricos y de humedad necesarios no se dan a las mismas altitudes. En la vertiente norte la acción de los alisios favorece la aparición de formaciones vegetales naturales muy importantes como el "monteverde” que requiere elevadas condiciones pluviométricas y de humedad, que son también óptimas para el desarrollo de este cultivo. En cambio la vertiente sur, salvo en casos puntuales no se beneficia del efecto del alisio, y presenta condiciones climatológicas y pluviométricas más duras que la vertiente norte,  lo que explica que el cultivo del castañero se haya desarrollado  principalmente a mayores altitudes.

De forma general, en Tenerife se pueden distinguir tres franjas. Una primera de menor altitud, donde los castaños se encuentran a menor densidad, más dispersos y asociados con cultivo de huerta y árboles frutales. Una segunda franja, donde la densidad impide la penetración de la luz, y por tanto el cultivo de otras especies asociadas, y por último la franja más alta, donde se encuentra el castaño asociado principalmente al fayal-brezal, y en algunos casos con el monte de pinar. En muchas zonas el castaño se ha naturalizado, es decir, ha empezado a formar parte de un bosque espeso, donde el fayal-brezal y la laurisilva se están regenerando y no se pueden considerar, en este caso, como árboles cultivados.
Notas de Prensa

José Zoilo Hernández, gerente de la Asociación Insular de Desarrollo Rural de la isla de Tenerife (Aider TF) y autor principal del libro "El castañero de Tenerife"
Estuvimos durante un año realizando el trabajo de campo y seis meses para analizar los datos. Para realizarlo, inicialmente se tomó como apoyo la cartografía de la Isla para organizar las prospecciones, recorrer distintos municipios y delimitar tanto las manchas de castañeros como las de individuos aislados, con la finalidad de describir sus características agronómicas y ecológicas. El objetivo de este estudio fue localizar con precisión los castañeros de Tenerife, aplicar políticas de gestión agraria de ámbito local para su recuperación y conservación.
En Tenerife existen 1.374 hectáreas de superficie dedicada a este cultivo y un mínimo de 2.567 ejemplares aislados, repartidos en 28 municipios. La distribución del castañero varía en función de la altitud. Casi toda la producción se concentra en el Norte, contabilizando unas 1.100 hectáreas, abarcando desde El Rosario a Buenavista del Norte, con mayor protagonismo en el Valle de La Orotava y la comarca de Acentejo. Mientras tanto, Arafo es el municipio del Sur donde más se concentra este cultivo.
Un dato preocupante que se desprende del estudio es que el 48% de las superficies de castañeros se encuentran con escasas posibilidades de recuperación, fruto del abandono prolongado del cultivo, por lo que a día de hoy, tan solo queda el 28% de la superficie en condiciones óptimas para continuar la producción de castañas.
Los pasos para la recuperación, se centran en mantener el cultivo y potenciar el injerto con variedades tradicionales en las zonas altas, reconducir la situación hasta el aprovechamiento del fruto en las zonas intermedias y de difícil recuperación, así como abordar su mantenimiento desde el punto de vista paisajístico propio del turismo de ocio y naturaleza.
La base de este cultivo en la Isla es muy buena. Aunque casi la mitad de la superficie está en abandono, el resto que son 700 hectáreas suponen una extensión enorme para cultivar castañas, que ahora mismo ni siquiera se está aprovechando.


EL CAFETO EN CANARIAS



 

El café en Canarias

Según un estudio efectuado por José Antonio García Alamo, el café pudo introducirse en las Islas Canarias a través de Tenerife, cuando el rey Carlos III dictó, el 17 de agosto de 1788, una Real Orden, por la que se encargaba a D. Alonso Nava Gritón, marqués de Villanueva del Prado, que estableciera en los terrenos que juzgara más adecuados, "uno o varios plantíos para sembrar y plantar semillas y plantas procedentes de América y Asia". Con esta finalidad se creó el Jardín de Aclimatación de la Orotava y aquel mismo año de 1788, llegó a Tenerife la primera remesa de semillas y plantas exóticas en el navío correo "San Bernardo".
Actualmente, el cultivo de café no se realiza de forma intensiva en fincas dedicadas ex profeso a este producto, sino que forma parte de una costumbre que insta a los agricultores a plantar una cantidad más o menos significativa de cafetos, alrededor de las fincas plataneras, naranjales u otros cultivos. Aproximadamente las dos terceras partes de la escasa producción de café se localizan en Las Palmas y el tercio restante en Sta. Cruz de Tenerife. El café obtenido se dedica normalmente al consumo del propio agricultor que, en algún caso surte a algún establecimiento hostelero vecino, que tiene a gala ofrecer un café de la propia tierra. 

Agaete, a 40 Km de Las Palmas, es quizás el único lugar donde el cultivo de café tiene cierta entidad, junto a naranjos, papayeros, mangos y guayabas. Según el estudio de José Antonio García, se supone que las primeras plantas de café que se introdujeron en Agaete procedían de Tenerife, isla con la que siempre ha tenido intensos contactos a través de sus puertos. 

Aunque el cafeto empezó cultivándose en las fincas próximas a la costa, la mejor calidad y la mayor producción se obtiene en las zonas altas del valle, aprovechando la sombra de los árboles frutales. 

Aunque se cultivó en la mayor parte de la isla de Gran Canaria, el café de Agaete fue considerado como el mejor debido a las condiciones climáticas. Hasta mediados del siglo XX se mantuvo su producción, posteriormente la caída de los precios favoreció la producción de otros cultivos, pero se continuó cultivando por tradición en pequeñas cantidades para el consumo familiar.

El café del Valle es arábica de la variedad typica, una variedad que se dejó de cultivar en muchas zonas por su baja productividad pero que ultimamente se vuelve a apreciar por sus virtudes. Dulce y afrutado, muchos expertos han valorado notablemente el café de esta zona.

Con el propósito de conservar la productividad del único café canario se creó en el año 2002 la asociaciónAgroagaete. Estos productores locales no vivían del café, pero dedicban buena parte de su tiempo libre a producirlo, considerándolo un tesoro cultural.

En el año 2006 se crea la marca “Café de Agaete” y comienza la comercialización del producto. El proyecto impulsado por la asociación de agricultores de Agaete, tiene el apoyo del Cabildo (gobierno insular) de Gran Canaria y del Ayuntamiento de Agaete.

Se trata de mantener altos estándares de calidad para promocionar este café y permitirle competir con otros cafés especiales. Generalmente el café se cultiva bajo la sombra, entre mangos, papayas, guayabas y demás árboles frutales.

La producción cafetera se estima en torno a los 1500 kilogramos, aunque se espera llegar a los 6000. El interés por este café ha llevado el kilo café en torno a los 50 euros y no se prevé que baje de precio con el aumento de su producción.

En la actualidad, se vende al público en la tienda de Agroagaete situada en la plaza de la villa. Este producto único se conoce en todas las islas, aunque su demanda se localiza en Gran Canaria. Recientemente sin embargo han recibido peticiones del continente, especialmente de Catalunya. (José Antonio García Alamo)

De un convento etíope a un valle de Gran Canaria
Autor: Yuri Millares

Todas las referencias al origen del café citan la historia de un pastor de Etiopía que, viendo a sus cabras extrañamente alteradas por la noche, saltando inquietas en vez de dormir, lo cuenta a los monjes de un convento cercano. Éstos pensaron inmediatamente que debía tratarse de algo que comían los animales y en el lugar donde estaban siendo pastoreadas recogieron unos frutos de arbustos que habían sido ramoneados. Así fue como los monjes comprobaron, probando ellos mismos los efectos del fruto en infusión, que su ingestión les quitaba el sueño y adoptaron la costumbre de tomarlo para sus noches de vigilia y oración.

Ese arbusto era el cafeto y esto ocurría en torno al año 1140. Serían los árabes quienes después distribuyeron la planta por medio mundo desde sus primeras plantaciones en Yemen. Los holandeses iniciaron su cultivo en Java a finales del siglo XV, los franceses en Martinica a principios del XVI extendiéndolo después por sus otras colonias en Santo Domingo, Cayena y Guadalupe. En la segunda mitad de ese mismo siglo ya había llegado a Cuba y Brasil y en el XIX ya es un cultivo a gran escala, apreciado, exportado, adquirido y consumido.

Llega a las islas Canarias

Para conocer cuándo llega el cafeto a Canarias hay que indagar en los relatos de aquellos viajeros que llegaron al archipiélago y escribieron cuanto vieron y observaron. Todavía en 1764 no hay constancia de que la planta se cultive, ya que no es citada por el comerciante y marino escocés George Glas en su exhaustiva Descripción de las Islas Canarias. Los franceses, que ya lo habían extendido por el continente americano, lo citan en Tenerife en 1803 (Louis Gordier, ingeniero de Minas: “Con gran placer volvía a ver la palmera, el algodonero, el cactus, el cafeto y la platanera en medio de una vegetación frondosa y tupida que me resultaba prácticamente desconocida”) y en Gran Canaria en 1851 (Philippe de Kerhallet, hidrógrafo y marino: “han hecho algunas tentativas de cultivo de caña de azúcar y cafetos”).

Según José Antonio García Álamo, ex alcalde de Agaete e investigador sobre el cultivo del café en el valle que recibe el mismo nombre que el municipio, las primeras plantas que llegaron aquí debían proceder del Jardín Botánico de La Orotava (Tenerife). “El 17 de agosto de 1788 –escribe–, el rey Carlos III dictó una Real Orden por la que se encargaba a Don Alonso Nava Grimón, Marqués de Villanueva del Prado, que estableciera en Tenerife, en los terrenos que juzgara más adecuados, ‘uno o varios plantíos para sembrar y plantar semillas y plantas procedentes de América y Asia, ya que los ensayos hechos en los Reales Jardines de Aranjuez y Madrid no habían tenido el éxito deseado, debido a los rigores del invierno’. Con esta finalidad se creó el Jardín de Aclimatación de La Orotava y aquel mismo año de 1788 llegó a Tenerife la primera remesa de semillas y plantas exóticas en el navío correo San Bernardo. Es muy probable que entre esas plantas y semillas llegadas en el San Bernardo, se encontrasen las primeras plantas de café que llegaron a las islas”.

Jardín Botánico de La Orotava

Basándose en ello, García Álamo sostiene que “las primeras plantas de café que se introdujeron en Agaete, durante el siglo XIX”, procedían de Tenerife, isla con la que Agaete sostenía una intensa comunicación comercial por mar hasta que se construyó la carretera desde Las Palmas. “El Jardín Botánico de La Orotava debió representar un papel fundamental en la difusión de nuevas plantas exóticas por las islas –añade–. Así se desprende por lo expresado por Millares Torres” en suHistoria general de las Islas Canarias y cita: “La existencia, pues, del jardín botánico es hoy una necesidad que se deja sentir en el archipiélago, no tanto como centro de una agrupación de vegetales, aclimatados en la provincia, sino como medio de adquirir a módico precio y sin ninguna dificultad los árboles, plantas y arbustos que para su distracción particular necesitan los isleños.”

Otros viajeros han hecho referencia a él en ese siglo XIX en que se implantó en el valle de Agaete (“El café y el tabaco de Agaete pasan por ser los mejores de la isla”, escribió el antropólogo francés René Verneau) y hasta se asombraron de lo extendida que estaba entre la población isleña la bebida de su infusión (Olivia Stone, después de visitar los cafetales de Agaete se dirigió a La Aldea, donde visitó una finca en la que “aunque hay siete cabras y una vaca, no hay ni una gota de leche para beber y los dos niños, de tres y cinco años, beben vino y café como si fueran adultos”). El británico Charles F. Baker, vendedor ambulante de biblias, no dejó de beber café a todas horas en su viaje por las islas. En Gran Canaria, se lo ponían desde el desayuno (“café, pan y leche”) a la cena (fuera modesta, “gofio, papas y café”, o generosa, “huevos, bizcocho, café y arroz con leche”).

IDENTIFICACIÓN

Autores: Raquel Arencibia Martín y José Manuel Sosa Medina
(Ingenieros técnicos agrícolas de la Agencia Comarcal de Extensión Agraria de Gáldar - Gran Canaria)

Entre las variedades más antiguas y mejores de arábico


La mayor parte de las plantas de café cultivadas con fines comerciales pertenecen a las especiesCoffea arabica L. (café arábico) y Coffea canephora Pierre ex Fehner (café robusta), abarcando la primera de ellas más del 75% de la producción mundial. Entre las variedades de café (arábico y robusta), más ampliamente cultivadas en todo el mundo destacan: typica, bourbon, mundo novo, caturra, catuai, kouillou, conillon…
En Agaete no se ha realizado ningún estudio sobre la variedad cultivada, aunque recientemente, durante la celebración de las primeras Jornadas de Valorización del Café de Agaete (en octubre de 2004), el profesor D. Odilo Duarte (jefe de la Sección de Fruticultura de la Escuela Agraria Panamericana de Tegucigalpa, Honduras), basándose en la coloración rojiza que presentan las hojas apicales nuevas y la forma ondulada en los bordes de las hojas, estableció que podría tratarse de la variedad typica. Esta es una de las variedades más antiguas de la especie Coffea arabica y aunque hoy está en desuso en la mayoría de los países productores, la excelente calidad de sus frutos ha hecho que se tienda a su recuperación.

En cuanto a las características organolépticas, hay que añadir las conclusiones emitidas por D. Albert Solá i Trill (director del Forum Cultural del Café) quien, tras organizar una degustación en Barcelona del café de Agaete, lo define así: “De gran calidad. Tiene un buen color amarillo verdoso. Huele a fruta verde. Tostado, se desarrolla e hincha bien. 

La bebida resultante tiene un gusto afrutado y dulce recordando el chocolate o el regaliz. Es poco ácido. Tiene un cuerpo aceptable”.
Condiciones de cultivo

La planta requiere suelos con buena estructura física, profundos (más de 50 cms), ricos en materia orgánica y con Ph ácido o ligeramente ácido (entre 5,5 y 6). Los suelos de origen volcánico son ideales para el desarrollo del café. Las temperaturas medias idóneas son de 23ºC durante el día y 17ºC durante la noche. El exceso de calor perjudica las floraciones, reduciendo la productividad; temperaturas inferiores a 0ºC producen la desfoliación y muerte de las extremidades de las ramas. El óptimo de precipitaciones se sitúa entre los 1.200 y 1.800 mm anuales, aunque en los países productores varía entre 750 y 3.000 mm anuales.

En los países productores, las áreas de cultivo se sitúan entre los 600-1.200 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.). En Canarias, Víctor Galán Sauco recomienda altitudes de 0 a 400 m.s.n.m. para la vertiente norte y de 150 a 500 m.s.n.m. para otras vertientes [Ver información a continuación: Descripción botánica].
Foto: Y. M. / Café tendido en la azotea de una casa (zona alta Valle de Agaete).


DESCRIPCIÓN BOTÁNICA

Ocho meses entre la floración y el fruto maduro
Autores: R. Arencibia y J. M. Sosa

La planta se clasifica dentro de la familia de las Rubiáceas, en el género Coffea, del que existen más de 60 especies de origen tropical. Se trata de un arbusto o árbol pequeño formado por uno o varios tallos de crecimiento vertical (ortotrópicos), que emiten ramas opuestas (bándolas) de crecimiento horizontal (plagiotrópicas).

HOJAS: Parecidas a las del laurel o limonero, son perennes, de color verde, más oscuras en la cara superior y situadas de forma opuesta a lo largo de las ramas.
RAÍCES: El sistema radicular está compuesto por un eje principal, robusto y en general corto (30-50 cm) y raíces axilares o secundarias que nacen sobre el eje principal elemento de fijación de la planta. Tiene ramificaciones laterales o raíces terciarias encargadas de la nutrición mineral.

FLORES: La inflorescencia está formada por grupos de pequeñas flores de color blanco o cremoso que nacen en las axilas de las hojas. La primera floración se produce hacia el tercer año de vida de la planta, alcanzando su plenitud el cuarto o quinto año.

FRUTO: Es una baya oblonga o elíptica, de color rojo en la madurez, que contiene en su interior dos semillas o granos de café propiamente dichos. Cubriendo a las semillas de fuera a dentro existe tres cubiertas la piel, la pulpa, el pergamino y una película fina y plateada. Aunque el tiempo que transcurre entre la floración y la maduración de los frutos varía con las especies, variedades, condiciones climáticas y métodos de cultivo, por término medio se calcula de 8 a 10 meses en laC. arabica.

MANUELA ACOSTA DOÑA "MANOLITA"




1991.
Se jubila Manuel
a Acosta, doña “Manolita”, ya forma parte de la historia del callejero de Puerto del Rosario. Desde ayer una calle lleva su nombre en reconocimiento a su labor docente durante 50 años y hasta su jubilación en 1991, que se centró preferentemente en las enseñanzas de piano y solfeo o lenguaje musical.
La iniciativa responde a un acuerdo plenario aprobado por el Ayuntamiento de Puerto del Rosario. La ex profesora también tiene en su haber el Premio Cabildo de Fuerteventura al Mérito Cultural. La calle se encuentra en las proximidades del futuro Palacio de Congresos, donde se ubicará la Escuela Insular de Música.
Doña Manuela tuvo sus primeros contactos con el mundo de la música en Fuerteventura, con la escasez de recursos y de profesionales de la docencia que existía entonces en la Isla. Los estudios la llevarían luego a Gran Canaria, donde se formó para regresar a su tierra natal a desarrollar su labor docente. Primero de forma particular y con medios muy precarios, para luego seguir por las escuelas de los distintos pueblos, hasta conseguir ir contribuyendo poco a poco a crear la necesidad y el interés social que ya en 1980 fructificaría en el nacimiento del Aula de Música de Fuerteventura, germen de la actual Escuela Insular de Música.
El alcalde de Puerto del Rosario, Marcial Morales, destacó el ejemplo de doña Manolita en el nuevo Puerto del Rosario, destacando tantos sus virtudes y capacidades profesionales como su calidad humana. "Un ejemplo también de ciudadanía y de compromiso con su pueblo, en el que todos deberíamos reflejarnos", señaló el regidor.
Por su parte, el presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera, destacó la figura de Manuela Acosta "como referencia en los comienzos de la docencia musical en la isla y que próximamente verá culminado uno de sus grandes sueños, una nueva Escuela de Música con todas las prestaciones en el Palacio de Congresos ubicado a pié de esta calle que ya se llama Doña Manuela Acosta Martín".
Una emocionada doña Manolita, que estuvo acompañada por algunos familiares y profesores de la Escuela de Música, apenas pudo articular palabras. Solamente logró hilvanar: " Gracias, pero creo que no soy merecedora de tanto elogios ni de este reconocimiento".
El Cabildo también dedicó en su día un aula de la Escuela de Música a esta ex profesora, cuyo acto fue además complementado con un concierto homenaje en el Auditorio Insular. Doña Manolita sigue todavía sentándose frente a su viejo piano. (Antonio Cabrera)