miércoles, 30 de septiembre de 2015

EL DERECHO CONSUETUDINARIO EN EL PUEBLO GUANCHE





Un aspecto no suficientemente estudiado de la población prehispánica de Canarias y concretamente en los guanches, Isla de Tenerife, es lo referente a las normas legislativas por las que se regían.

 Al carecer de un Código escrito – puesto que la conocían tuvieron que legislar en base a la costumbre – Derecho Consuetudinario – al igual que las poblaciones Amazigh del Norte de África (Tamazgha), de donde eran originarios los primeros pobladores de las Islas.
Este tipo de Derecho, basado en los usos, costumbres o derecho natural, tiene sus raíces en los mismos orígenes de la formación de las sociedades aborígenes y en particular de los Guanches en Chinet, no estaba escrito pero se cumplía porque era la costumbre y la tradición (tamusni).
En el contexto de una sociedad como la guanche (Isla de Tenerife), con una organización socio-política bien definida en el momento de la Conquista 1496, tal y como recogen los cronistas de la época: Fray Alonso Espinosa, Fray Juan Abreu y Galindo, Leonardo Torriani y otros; con una clases sociales bien estratificadas, encabezadas en la distintas demarcaciones – Menceyetos -, por el Mencey y Reste – Rey y Protector de su pueblo -, Los Achimenceyes nobles, Guañameñes, Harimaguadas, Kankus, Samarines y Babilones clases sacerdotales, los Chaureros o Tagoreros administradores de los Auchones – poblados -, Los Sigoñes jefes militares y los Katuten o Cichiciquitzos guerreros, los Achicaxnas, los trasquilados – ganaderos y agricultores, Achicaxnais dedicados a tareas domésticos (molineros, pescadores-mariscadores, alfareros, etc.), Los Iboibos embalsamadores o momificadores de cadáveres, etc. ante esta enmarañada pirámide social, se hizo necesaria la existencia de un código civil de conducta, que si bien no fue escrito, si que se aplicó como normas que regulara la convivencia de la población insular, basadas como ya se dijo en la tradición oral (La Tamusni).
El incumplimiento de alguna de las normas basadas en el Derecho Consuetudinario – derecho consuetudinario azref y de participación jema´a o archs – , según la gravedad del acto cometido, conllevaría desde una amonestación, pasado por reclusión, destierro e inclusive ajusticiamiento del infractor.
Muchas de esas normas tienen un claro paralelismo con los pueblos imazighen (los hombres libres) del Norte de África (en tamazight se conoce como Tamazgha), como el caso de determinados aspectos que afectan a la mujer : “…En el derecho costumbrista bereber, transmitido oralmente de generación en generación y perpetuado en gran parte de las tribus en forma de qanun, es una especie de justicia laica impartida por la djema’a o asamblea popular (el órgano equivalente al Tagoror Guanche) – controlada por una oligarquía de hombres de la que están excluidos las mujeres y los menores -. Ante la violación de una mujer, el qanun da facultad a los miembros del grupo de la víctima para matar o herir al culpable. Según la costumbre, atentar contra el honor de los hombres a través de sus mujeres, sólo puede lavarse con sangre. Si un asesinato se comete para salvar el honor familiar, el autor sólo será condenado por la djema’a a pagar una multa y una indemnización a la familia de la víctima. Por cualquier otro motivo, será sometido a la ley de Talión.”
La costumbre bereber anteriormente reseñada, nos trae a la memoria lo recogido en la Historia de la Aparición de la Virgen de Candelaria, por el fraile dominico Fray Alonso de Espinosa sobre la aparición de la Chaxiraxi Virgen de Candelaria a los Guanches en la Playa de Chimisay menceyato de Güímar, en su relato nos cuenta ; “… Yendo dos naturales por aquella costa repastando su ganado, habiendo de pasar por aquella playa, llegando el ganado, que por la playa iba derramado, a la boca del barranco, se espantó y, no queriendo pasar, remolinaba. Uno de los pastores, creyendo que su ganado se espantaba porque sentía gente y pensando que fuesen algunos naturales que le querían robar (…) para certificarse pasó adelante y mirando hacia aquella parte del barranco, vio la santa imagen que estaba en pie sobre una peña (…) Y porque entre ellos era costumbre que, si topaban alguna mujer a solas y en un lugar solitario no la hablaban, porque incurrirían en pena de muerte…”
Un aspecto de este derecho a la hora de encausar formalmente a una persona en una causa concreta, con el objeto de aplicarle el castigo que correspondiese, y en ausencia de testigos o manifestación directa de la propia víctima – quedaba muy lejos como pruebas periciales las huellas digitales, el ADN, etc. –, era recurrir a las Ordalías o Juicio de Dios, es decir invocando e interpretando el juicio de la divinidad a través de mecanismos ritualizados y sensibles, de cuyo resultado se infería la inocencia o la culpabilidad del acusado.
Un ejemplo de las Ordalías lo encontramos en la Leyenda de la Reina Ico de Lanzarote, recogida por el Fray Juan Abreu y Galindo en su Historia de la Conquista de las Siete Islas de Gran Canaria”… Tuvo Guanarame en lco á Guadarfia. Muerto Guanarame hubo disensiones entre los naturales isleños diciendo, que lco no era noble Guayre por ser hija de estrangero no de Zonzamas. Sobre esto entraron en consulta que entrase con tres criadas suyas villanas en la casa del Rey Zonzamas, y que a todas cuatro se les diera humo, y que si lco era noble no moriria, y sí estrángera si. Había en Lanzarole una vieja, la cual aconsejó á Ico que llevase una esponja mojada en agua escondida, y cuando diesen humo se la pusiese en la boca y respirase en ella. Hízolo asi, y dándoles humo en un aposento encerradas, valiose Ico de la esponja, y hallaronla viva, y á las tres villanas ahogadas. Sacaron á Ico con gran honra y contento, y alzaron por rey á Guadarfia, y este fue el que halló Juan de Betancur al tiempo de la primera venida a esta isla”
Cada tipo de delito tenía estipulado su correspondiente castigo, veamos lo que a este respecto nos han transmitido los diferentes cronistas de la historia guanche.
Recoge Fray Juan Abreu y Galindo en su precitada obra Historia de la Conquista de las Siete Islas de Gran Canaria “…Si alguno mataba a otro, mandaba el rey traer los ganados del matador y daba la parte de ellos que le parecía a la mujer del muerto si la tenía, o hijos o padres o parientes, y desterrábalo de su reino y guardábase el matador de los parientes del muerto”
Según lo dicho los guanches destinaban un espacio geográfico concreto, para el destierro de los miembros de la comunidad implicados delitos de sangre.
El docto jurista, José Peraza de Ayala sostuvo que el antiguo topónimo El Homicián o El Hómiziam, caserío en la Punta del Hidalgo y en el Valle de Guerra de San Cristóbal de la Laguna, tenía su correspondencia con la institución denominada de la venganza de la sangre.
Consistía esta institución en la facultad de castigar por propia autoridad el ofendido o sus familiares al ofensor; el culpable de delito de sangre era excluido de la comunidad y por tanto expulsado o desterrado de ésta, quedando a merced de los allegados de la víctima.
Existía en León (España), desde donde probablemenrte proceda el topónimo estudiado por Peraza de Ayala, la llamada venganza de la sangre, en donde a la victima se le llamaba “inimicitia” y al culpable, se le designa con el término “homiziam”.
Los delitos que según la mayoría de los fueros producían “inimicitia” eran el homicidio y la violación. El incurso en ella era condenado a pagar una multa y desterrado del dominio de la ciudad, quedando expuesto a la venganza de la parte ofendida que impunemente podía matarle.
Axerax el Menkey único de Tenerife, mal llamado Tinerfe el Grande que tuvo sus moradas en Adexe, según la tradición oral recogida por Bethencourt Alfonso en su monumental obra Historia del Pueblo Guanche, fue el que reformó las leyes guanchinescas, entre otras cosas reforzó el papel del Tagoror en el conocimiento de los delitos “para que ninguno se tomara la justicia por su mano”, añadiendo que a la par reglamentó los combates singulares, las riñas y los desafíos. Lo que da a entender que los duelos para dirimir y solventar asuntos entre clanes, achimenceyatos, menceyatos o asuntos más personales entre miembros de la comunidad aborigen, vendría a ser uno de los usos que se dio la lucha canaria en su origen).
 La facultad de impartir justicia, es decir la función de jueces, estaría reservada en las respectivas demarcaciones al chaurero, achimenkey y al menkey, este último sería quién derimiría los casos más graves como: delitos contra el reino, sedición, promover revueltas, espionaje, etc. e inclusive las apelaciones en segunda instancia, a modo de solicitar su clemencia, para lo cuál se acudiría al Menkey como juez supremo en las causa.
Si acudimos a diferentes cronistas de la época, al insigne chasnero Bethencourt Alfonso y a la tradición de los pueblos amazight de la Tamazgha continental, podemos ver refrendado al párrafo anterior.
En contraposición a las confrontaciones idílicas con motivo de fiestas y celebraciones que los autores nos narran para Tenerife, nos encontramos con unas descripciones mucho más violentas en la isla de Gran Canaria. Así Antonio Cedeño y Pedro Gómez Escudero hacen referencias a combates cuerpo a cuerpo, con el fin de dirimir conflictos por el ganado y los pastos “…Anduvieron grande espacio de tiempo luchando asidos, más la destreza de Garirayguaderribó a Adargota en tierra, quedando Adargoma debajo y Gariraygya encima. Más Adargoma, cuyas fuerza serán extraordinarias, ciñendo con los brazos el cuerpo de su contrario y haciendo fuerza con el cuerpo y piernas en la tierra, le apretó tan reciamente que, sintiendo Gariraygua la descompensada fuerza de Adargoma y que entre sus brazos iba pediendo el aliento y vida, crujiéndole los huesos, le dijo: – Adargoma, no me mates, que yo me doy, para que mi hagas tu voluntad”
Las denominadas luces del pregón conjuntamente con el sonido de los bucios venían a ser como edictos mediante los cuales se conminaba a la población aborigen a venir a declarar al Tagoror y al mismo tiempo para pregonar los resultados de la sentencia recaída, era la montaña del Tabor actualmente llamada Lomo de la Vega uno de esos lugares destinados a comunicar las sentencias y acuerdos del Consejo Tagoror. Como rastro de esta costumbre quedaría la tradición de los hachitos de San Juan.
En el pasado del pago del Amparo en Ycod, y hasta tiempos relativamente recientes (posguerra española) subsistía una especie de Jurado Popular que aprovechando la muerte de burro o bestia mular, confeccionaban unas sentencias en forma de coplas que pregonaban en los lugares más prominentes del Lugar, como Lomo Centella y el mismo Lomo de la Vega, para enjuiciar las conductas reprobables, a su entender entre la comunidad: adulterio, robo, avaricia, …nos preguntamos si esta antigua tradición denominada Reparto de Carne, no sería reminiscencia de una institución perteneciente al Derecho Consuetudinario del pueblo Guanche.
Viera y Clavijo y Antonio de Viana, admiten que entre los guanches existió la figura del verdugo. A mi parecer en el llamado Galano Dicho podría deducirse la existencia de esa institución “
El fraile Alonso de Espinosa recogió esta anécdota relativa a la intervención como sigoñe capitán del ejercito guanchinesco de Himenchia Tinguaro, hermano de Benchomo, en la Batalla de Acentejo: “El capitán de los de Taoro, viendo que los españoles iban de huida [4] y que los suyos hacían carnicería en ellos, sentóse sobre una piedra muy de propósito. No tardó mucho que el rey de Taoro no viniese con el resto de su gente a darle favor, y como halló sentado a su hermano con tanto reposo sobre la piedra, díjole reprendiéndole: — ¿Qué haces ahí tan descuidado, andando tu gente a Galano dicho la melena con sus enemigos? Respondió el hermano con mucho peso, y dijo: — Yo he hecho mi oficio de capitán en vencer y dar orden para ello; hagan ahora los car¬niceros el suyo, prosiguiendo la victoria que les he dado.” Del texto parece desprenderse que el fraile dominico utiliza el apelativo de carniceros en el sentido de verdugo.
El médico chasnero Juan Bethencourt Alfonso, basándose en la tradición oral recogida por él, da un cuadro sinóptico de las penas y castigos que se imponían entre los guanches a los hallados culpables de delito, van desde castigos infamantes como ahuyentar las moscas al ganado o sacar las vergüenzas en público, penas restrictivas como reclusión en guacheril, destierros, penas de tortura con palo (variscasos aplicados por el tagorero con su añepa) o lo recogido por Marín y Cubas y Abreu y Galindo “…toda travesura era castigada con los palos que le parecía al rey, dados con el bastón que usaba como cetro; y después de apaleado el delincuente, lo mandaba a sajar”, sajaduras con tabonas a modo de marcas que nos recuerda al pasaje bíblico de Caín y Abel, despeñamientos (desriscamiento) de reos culpables de delitos de sangre, horca (el pasaje de Antonio Viana del agorero Guañameñe y Benchomo), aplastamiento…“La pena por aplastamiento consistía en tender al reo sobre el suelo con las extremidades abiertas en Cruz de San Andrés para atarles las manos y pies a cuatro estacones fijos, bien sujetándoles los pies a un solo estacón y las manos a dos u a otro únicamente
En particular en el caso del menceyato de Ycoden se optaba por la horca. En el achimenceyato de la Fuente de la Guancha, perteneciente a la jurisdicción del Reino de Icoden, hay un lugar llamado el Ahorcado debajo del Lance, en el Monte Frío, que era utilizado para tal fin, según Bethencourt Alfonso.
Un método muy utilizado también en Menceyato de Icoden, era el emparedamiento en majano con una mano fuera.
Y para delitos más comunes nos remitimos a la siguiente cita “…que haciendo apresado una barca de españoles. Al tiempo que estos hacían sus entradas en Tenerife, no les supo inspirar el odio que tenían a esta nación mayor venganza que la de emplear sus prisioneros en limpiar las cabras y matarles las moscas que las incomodaban”. información recogida por el navegante veneciano al servicio de la Corona de Portugal Alvise Ca da mosto.
La simple amonestación se reservaba, no han cambiado los tiempos ni las culturas, a las clases más elevadas de la sociedad aborigen, y me refiero al delito de robo de ganado penado por las leyes guanches y que inclusive desencadeno guerras entre los distintos reinos de Tenerife, y que sin embargo en el caso del noble guanche llamado Zebenzuí apodado El Hidalgo Pobre solo recibió una reprimenda del gran Benchomo (Antonio de Viana).
Estos son solo unos meros apuntes, con el ánimo de apróximarnos a un tema como es El Derecho Consuetudinario en el Pueblo Guanche, que requeriría una investigación más profunda. (Miguel Edmundo Delgado López)

LEYENDAS GUANCHES CANARIAS




 

 LA CREACIÓN DEL HOMBRE
 En un principio era Achamán, dios poderoso y eterno que se bastaba a sí mismo. Antes de él sólo había la nada y el vacío, el mar no reflejaba el cielo y la luz aún carecía de colores. Achamán también se llamaba Abora y también Alcorac. A él debían su existencia las criaturas, pues creó la tierra y el agua, el fuego y el aire, y toda la vida que en ellos cabía. Achamán habitaba las alturas y a veces las cumbres de las montañas para regocijarse contemplando lo que ante su mirada se avivaba.   Un día se detuvo Achamán en la cima de Echeyde. Desde allí su obra le pareció más bella y perfecta, como si la descubriese por vez primera, y pensó que debía compartirla. Entonces decidió hacer a los seres humanos para que también ellos admirasen lo creado, para que de ellos hicieran uso y para que lo conservasen…

 LA LEYENDA DE LA REINA ICO
 Reinando Zonzamas en Lanzarote llegó a la isla una embarcación española al mando de Martín Ruiz de Avendaño. Al ver la nave a distancia los isleños se aprestaron para el combate. Transcurrido el tiempo, Ruiz de Avendaño decidió ir a tierra en son de paz, llevando consigo rico vestido que regaló al rey como muestra de amistad. Zonzamas aceptó el regalo y, en muestra de amistad, entregó al recién llegado ganado, leche, queso, pieles y conchas, invitándolo a descansar en su morada de Acatife.

Allí eran esperados por la reina Fayna y sus hijos, Timanfaya y Guanareme. Como huésped de los reyes pasó Avendano varios días en Mayantigo. Mas tarde retornó a su barco y partió.
A los nueve meses la reina Fayna dio a luz una niña de tez blanca y rubios cabellos, a la que puso por nombre Ico. El pueblo murmuraba y renegaba de la princesita y de su origen. Así transcurrió el tiempo, y la niña creció sana y hermosa al cuidado de Uga, su aya.
Transcurrido el tiempo Zonzamas y Fayna murieron. Los Guaires, reunidos en asamblea, proclamaron rey a Timanfaya. Con el paso de las estaciones Ico se fue convirtiendo en una bella joven. Guanareme se enamoró de ella y acabó por hacerla su esposa.
Tiempos después otras naves vizcaínas y sevillanas llegaron a las costas de Lanzarote en busca de esclavos. Los lanzaroteños se aprestaron para la defensa. En la lucha muchos isleños murieron, otros fueron hechos prisioneros y encadenados como esclavos para ser vendidos en la Península. Entre estos últimos estuvo Timanfaya.
Desaparecido el rey, los guaires se reunieron otra vez para elegir nuevo soberano. Este debía de ser Guanarteme, pero nadie osó pronunciar su nombre, pues si era elegido su esposa, Ico, debería ser reina y su nobleza, origen y sangre eran discutidos. Su piel y sus rubios cabellos recordaban demasiado la lejana llegada de Ruiz de Avendaño y si Ico no era hija de Zonzamas, no podía llevar la corona, así que tuvo que huir.
   Deliberaron largamente los Guaires. Finalmente decidieron que, para llegar a la verdad, la princesa fuese sometida a la prueba del humo. Quedaría encerrada en una cueva acompaña de tres mujeres no nobles. Después se llenaría el aposento con un humo espeso y continuado; si la sangre de Ico no era noble, perecería como las otras mujeres. Si sobrevivía sería signo inequívoco de su nobleza. El día siguiente sería testigo de la prueba.
Por la noche Uga, la niñera de Ico, la visitó con el pretexto de animarla, pero nada más quedar a solas, la vieja aya le dio una esponja a la princesa diciéndole que al llegar la hora de la prueba, la empapara de agua y la pusiera en su boca, con lo cual saldría viva de la cueva. Ico hizo caso. Cuando fue abierta la cavidad las tres mujeres villanas yacían muertas, mientras que ella salió con vida. En Adelante sus súbditos no dudaron de su nobleza.
MAYATIGO, PEDAZO DE CIELO
Doce eran los reinos de la Palma. Sobre el de Aridane reinaba Mayantigo, cuyo nombre significa “Pedazo de Cielo”.
Un día el soberano del reino Ahenguareme, Echentive, hizo caso omiso de un antiguo pacto de paz que estableció con Mayantigo y entraron en guerra.
 En una feroz batalla se enfrentaron los dos reyes y sus hombres. En la primera contienda Mayántigo fue derrotado y, malherido en el brazo, tuvo que huir. Pese a las curas pronto vio cómo la gangrena se extendió por el miembro dañado, entonces él mismo se lo corto por el codo.
Una vez curado, Mayántigo continuó la lucha contra Echentive al que acabó venciendo, obligándolo a firmar la Paz. Pero desde estos sucesos, Mayántigo, “Pedazo de cielo”, también sería llamado Aganeye, “Brazo cortado”
DARGOMA, GUAIRE DE GALDAR


Cada Guanarteme o rey de Gran Canaria contaba con seis Guaires en su corte, elegidos entre los nobles de su reino. De entre los de Galdar destacó por su corpulencia y fortaleza Adargoma.
 En cierta jornada Adargoma sostuvo un combate con Gariraigua. Guaire de Telde, en el valle de Tenoya. En el fragor de la lucha cayó Adargoma bajo su adversario, quedándose en una situación que era considerada como de derrota. Pero en esta posición logró estrechar con manos y piernas el cuerpo de su enemigo, con tanta fuerza que al final Gariraigua se rindió. Jamas mencionó Adargoma que ganó la lucha, pues había caído debajo de su rival.
APARICION DE LA VIRGEN DE CANDELARIA

 En la playa de Chimisay, en la desembocadura del barranco de Chinguaro, dos pastores cuidaban sus rebaños. Cuando oscurecía observaron como los animales corrían inquietos, no haciendo ningún caso de sus ordenes. Pronto quedaron sorprendidos cuando mirando hacia la costa cercana, vieron sobre un pequeño risco la presencia de una figura de mujer, que sostenía un niño en sus manos y que portaba una candela en la otra.

Probaron a hacerle señas, puesto que tenían prohibido hablar a cualquier mujer en un paraje desierto, intentando pedirle que les dejara pasar. Como quiera que no lo consiguieron, uno de los pastores intentó tirarle una piedra, mas, de inmediato observó con gran espanto que no solo no podía lanzar piedra alguna, sino que en su intento se dislocó el hombro.
Con gran cuidado se fueron acercando hasta la mujer, admirando con gran sorpresa su fisonomía y sus vestiduras. Entonces el otro, queriendo comprobar si el niño que tenia en sus manos era humano, intentó hacerle unos cortes con su tabona sin lograrlo pues para mayor maravilla y sin saber como, vio como aparecían unas heridas en sus manos.
   Estos sucesos atemorizaron a los pastores, los cuales rápidamente marcharon a su pueblo a fin de relatar a su rey, el Mencey de Güimar el extraño episodio. A la mañana siguiente el rey acompañado de su corte bajó hasta las playas de Chimisay. Allí pudo ver un imagen de piedra, maravillándose mucho de su parecido con una mujer viva. Ordenó que la llevasen de inmediato a su cueva, pero nadie osaba cogerla por el temor que les inspiraba.
Finalmente los dos pastores se atrevieron a tocar la imagen, y al momento sanaron sus heridas en el hombro y en la mano. Atónito por lo sucedido, el Mencey de Güimar quiso ser él quien la llevara, pero no pudo por la grande de su peso. Entonces todos los que habían venido ayudaron en el traslado hasta el sitio de Chinguaro, donde la colocaron sobre pieles curtidas.
 LAS PITONISAS DE FUERTEVENTURA
Dos reinos, separados por un larguísima pared de tierra, dividían la Isla de Fuerteventura. Uno, Majorata, era gobernada por Guize, otro, el de Jandía tenía como rey a Ayoce. Ambos monarcas tenían gran fe en Tibiabin y por su hija, Tamonante, las dos adivinadoras, las dos pitonisas, cuyas profecías siempre se habían visto confirmadas.
Guize y Ayoce pidieron a Tibiabin y Tamonante por el futuro de sus reinos. Después del sacrificio de una baifa, en sus entrañas leyó Tibiabin:
“Llegarán gentes poderosas por el mar en sus casas blancas. No temáis ni les tratéis con violencia. Antes bien, recibidles con alegría y entregaros a sus designios, pues sólo beneficios traerán a nuestra tierra”.
 LAS PROFECÍAS DE GUAÑAMEÑE
Bencomo, el más terrible de los menceyes, hizo matar a Guñameñe, el adivino, pero sus vaticinios no se acallaron, y el tiempo los vio cumplidos.
Ya sus palabras habían sido pronunciadas cuando Guetón, el heredero del Mencey de Güimar, fue hecho prisionero por Bencomo.
Pretextando unos robos de ganado Bencomo invadió Guimar, haciendo prisionero a Gueton y también a Guañameñe. Llamó Bencomo a su presencia al adivino y le pregunto por el futuro; esto fue lo que le dijo:
“Llegarán aves blancas y grandes alas por el mar, extrañas huellas cubrirán las arenas de las playas y se cuajará la tierra suelta de los montes. Estará todo dispuesto entonces para que se escuche el cruel sonido de la batalla. Arduo y prolongado será el combate. A su término sólo un terrible despojo será la isla, amargo, como la derrota”.
Bencomo no aceptó aquella profecía que hablaba de derrota, por eso mandó a matar a Guañameñe, el adivino. Sin embargo, pronto llegarían a las costas de Añaza galeones de guerra, y la sangre comenzaría a correr.
 LA LEYENDA DEL GAROÉ
Cuentan numerosos historiadores que en tiempos de la conquista hubo en la isla de Hero, (Hierro en la actualidad) un árbol al que los naturales llamaban Garoé, y no conocían los estudiosos otro árbol similar en todo el archipiélago o tierra conocida. Este era capaz de destilar el agua de las brumas que llegaban a él, por sus grandes hojas, siendo esta recogida en unas oquedades hechas en el suelo por los naturales de la tierra. No había más agua en Hero que la que destilaba el Garoé. Era por ello que los Bimbaches adoraban a este árbol como si de un dios se tratase, velando siempre por su bienestar y seguridad.
No obstante cuando vieron llegar a los conquistadores al puerto de Tecorone (hoy de “La Estaca”), temieron por su propia libertad y reúnen en Tagoror a toda la isla, pues no era la primera vez que los barcos piratas llegaban a aquellas islas para diezmar a su población vendiéndola como esclavos en países allende el mar. En dicha asamblea se llega a la resolución de que se deben cubrir las copas del Garoé para que no sea descubierto por los extranjeros, ya que de no encontrar agua posiblemente se fueran, abandonando la empresa de conquistar la isla.
 Todo se hizo según lo acordado, y habiendo guardado reservas de agua lo suficientemente importantes como para no volver al Garoé en varias semanas e imponiendo la horca a quien revelase tan preciado secreto, vieron como la expedición franco-española de Maciot Bethencourt comenzaba a sufrir las penalidades de la sed. Fue entonces cuando una aborigen, Agarfa, se enamoró de un joven andaluz de dicha expedición, y dejándose llevar por el amor que le profesaba reveló el valioso secreto del Garoé sin pensar que con ello estaba condenando a todo su pueblo a perder la libertad.
Estando Maciot al tanto de la buena nueva, sabía que la conquista de la isla estaba próxima. Por contra los bimbaches, viendo como su árbol sagrado estaba en manos extrañas decidieron ajusticiar a Agarfa secuestrándola del campamento extranjero en donde se encontraba, ahorcándola el rayar el alba del día siguiente.
Días más tarde Armiche (Mencey, Rey de Hero) rinde homenaje al conquistador Maciot de Bethencourt y al poco tiempo fue cautivo junto a sus más fieles vasallos, por los mismos que le habían prometido amistad y cordialidad, marchando con él, la libertad y majestad del último mencey de Hero.
LA MUERTE DE HERNAN PERAZA
Por su proceder tiránico Hernán Peraza era odiado por los gomeros.Tales fueron sus tropelías que, a poco de comenzar su gobierno en La Gomera, tuvo que hacer frente a una sublevación de los isleños. Tal fue su magnitud que debió pedir ayuda a Gran Canaria, en concreto a Pedro de Vera, para poder sofocarla y, cuando lo hizo, mas de doscientos prisioneros, entre ellos mujeres y niños, fueron reducidos a la esclavitud.
La tiranía volvió entonces a la isla y el odio de los gomeros se hizo mayor cuando se enteraron de sus amores ilícitos con la princesa Iballa. En la cueva de Guahedum los amantes ocultaban sus amores y allí tendrían lugar el drama.
En el risco de Tagulache, Hapalupo, el padre de Iballa, junto a su hijo Calahuige y el valeroso Hautacuperche planearon la venganza. Mas, sin embargo Calahuige juró y tuvo miedo de que los planes fuesen descubiertos. Su padre le atravesó el corazón con un dardo por su muestra de cobardía y tiró su cuerpo al mar.
Cuando Hapalupo y Hautacuperche regresaban, vieron tras un frondoso árbol a la vieja Tixiade, la Mujer Sabia, la cual dijo conocer sus planes. Convino con ellos en aprovechar las visitas amorosas de Hernán Peraza a Iballa, comprometiéndose a darles aviso cuando el castellano fuese a la cueva de Guahedum. La señal sería un silbido prolongado.
Sin sospechar nada llegó Hernán Peraza a su cita amorosa. Despidió a sus servidores. Mientras los amantes se encuentran en su lecho de pieles, se oyó un prolongado silbido. Era la señal convenida. De inmediato Iballa sospecha lo peor y alerta a Peraza. Incluso le presta sus vestidos para que así, disfrazado de mujer, pueda huir en la confusión. Pero la estratagema no da resultado y Hernán Peraza tiene que volver al refugio de la cueva. Allí recoge sus armas y sale al exterior donde le esperaba Hautacuperche quién, encaramado en la entrada de la cueva, arrojó su dardo contra su enemigo, atravesándole el cuello. Al mismo tiempo hapalupo dio cuenta de los criados que acudieron a defender a su señor.

Silbó entonces Tixidae para llevar la noticia a todos los rincones de la isla, y su silbido, como un eco, se propagó.
LA MUERTE DE DORAMAS
Desde las alturas de Arucas, Doramas, el Guanarteme de Telde hostigaba sin cesar las tropas de Pedro de Vera. El conquistador español, dispuesto a terminar cuanto antes con esta situación, desplegó a sus hombres en un cerro cercano a donde Doramas tenía sus guerreros. Desde allí ambos ejércitos se contemplaban en espera de la batalla decisiva.
Fue entonces cuando se oyó a Doramas lanzar un grito poderoso, desafiando a Pedro de Vera, invitándole a luchar entre ellos de modo que aquel singular combate dirimiera el resultado de la lucha sin derramar la sangre de más isleños o más castellanos.
Sin embargo, Pedro de Vera, aconsejado por sus hombres, desestimó el desafio, pero no impidió que uno de sus hombres, el hidalgo Juan de Hozes, abandonara sus filas y se lanzara en caballo en contra de Doramas. No tardó mucho tiempo el caudillo canario en frenar la acometida, pues con un certero lanzazo lo mató.
Ante esto, Pedro de Vera, cegado por el furor, arremetió contra Doramas. Lucharon ambos durante rato sin que la lid pareciese tener un claro vencedor. De repente, en uno de los lances de la batalla, uno de los escuderos del castellano hirió a Doramas por la espalda, el cual cayó a tierra sangrando y moribundo. Desde allí increpó con desprecio al conquistador por su traición.
Pedro de Vera ordenó entonces que le cortaran la cabeza y la clavaran en un pica. Así la llevaron al Real de las Palmas, exhibiéndola como un macabro trofeo.
TANAUSU, EL INDÓMITO
A poco de desembarcar Fernández de Lugo en la isla de La Palma, todos los soberanos de la isla habían pactado con él o habían sido reducidos, todos menos Tanausú, soberano de Aceró, “el lugar fuerte”, la Caldera de Taburiente.
Era éste un lugar casi inexpugnable, rodeado de escarpados cerros, al que sólo se podía acceder por dos pasos: el barranco por donde se perdían en el mar las abundantes aguas de la Caldera, y otro, menos difícil, el llamado Adamacansis. Por este último paso decidió Fernández de Lugo penetrar en el reino de Tanausú. Sin embargo, enterado el rey pálmense de este movimiento, apostó a sus hombres en el mismo y obligó a los conquistadores retirarse.
Desistió entonces el castellano de este intento. Al poco tiempo intentó una nueva penetración, esta vez por el barranco, el cual estaba menos custodiado por entender el rey pálmense que era prácticamente inexpugnable. Enterado, sin embargo, de este osado movimiento, trasladó a sus guerreros al lugar haciéndoles frente con bravura tal que los hombres de Lugo volvieron a desistir del empeño.
Convencido de la dificultad de vencer a Tanausú en su terreno, Fernández de Lugo envió a un isleño amigo, Juan de Palma, a parlamentar con el bravo caudillo palmero, solicitando por su boca una entrevista para concertar una paz aceptable para todos. Respondió Tanausú afirmativamente al ofrecimiento. El conquistador pareció aceptar tales condiciones. Cumplidas éstas, Tanausú salió de la Caldera en dirección del territorio de Aridane, acampando en la Fuente del Pino.
Nada más concertar la entrevista comenzó a Fernández de Lugo a urdir la traición. Cuando en la mañana del día acordado el caudillo pálmense se dirigía al lugar previsto, los españoles, emboscados en el paso de Admacansis, iniciaron el ataque. Poco pudieron hacer los palmeros ante una estratagema tan inesperada. Numerosos fueron los muertos isleños y la victoria traicionera de los castellanos se consumó. Tanausú fue hecho prisionero y, cargado de cadenas, lo condujeron a bordo de sus barcos para llevarlos a España.
Se cuenta que el rey palmero, al ser encadenado gritó: ¡¡Vacaguaré!!, es decir, ¡Quiero morir!. Cuando el barco que lo conducía a España se alejaba más y más de que querida tierra, más profunda era la tristeza del prisionero. Nada dijo, nada bebió. Nunca llegó a la Península el mar fue su tumba.
LA LEYENDA DE LA ISLA DE SAN BORONDON
A lo largo de los tiempos se ha hablado en las Islas de la existencia de una octava isla, llamada de San Borondón en honor a San Brandano, monje irlandés que la encontró, según la leyenda, en uno de sus viajes por estos lugares del Atlántico.
Al parecer fue el ermitaño Barinthus quien le habló de una tierra maravillosa, lugar donde Dios permitía vivir a sus santos Delicias, y resaltó la abundancia de vegetación y de frutos, así como de otros productos como las piedras preciosas. Por allí vagaron maravillados hasta que un ángel se les apareció y les ordenó que embarcaran de nuevo.
San Brandano quedó fascinado por tal relato, así que sin perder tiempo propuso a San Maclovio y a catorce discípulos suyos iniciar un viaje en busca de ese paraíso.
Durante siete años de travesía, avistaron muchas islas, pero ninguna como la que descubrieron en un día de Pascua. Sucedió que los monjes llevaban navegando largo tiempo sin que divisasen tierra alguna. Oró entonces San Brandano al Señor para que le permitiera celebrar misa en tierra firme. Dios oyó sus plegarias y, milagrosamente, surgió del mar una isla. Allí desembarcaron, erigieron un altar y celebraron la Pascua. Cuando terminados los oficios, se dispusieron a comer, la tierra comenzó a temblar y a moverse, alejándose del barco. Rápidamente entonces los monjes embarcaron de nuevo y desde la nave observaron como la isla iba desapareciendo como una ballena.
    Este es el relato que da pie a la leyenda de la existencia de una isla al oeste del Archipiélago que aparece y desaparece regularmente, de tal manera que, aún en nuestros días hay quien asegura haberla visto.
LA LEYENDA DEL DRAGO MILENARIO
Otra leyenda que vincula la tradición mítica-clásica en el Drago Milenario, y que relatan con entusiasmo y convicción los viejos marineros del litoral es la siguiente:
Una tarde en la remota antigüedad, cierto navegante mercader llegaba de las costas mediterráneas en busca de sangre de Drago producto muy en boga y de gran importancia en la elaboración de ciertas preparaciones de la farmacopea, y desembarcó por la playa de San Marcos, de Icod de los Vinos para llevar a efecto su lucrativo propósito.
Estando ya en la playa sorprendió allí a unas infantas o damas de esta tierra, que conforme al rito tradicional se bañaban solas en el mar aquella tarde veraniega. El intruso navegante las persiguió, logrando apoderarse de una de ellas. Esta trató astutamente de conquistar el corazón del extraño viajero para mejor buscarlo y lograr huir, y mostrándoles signos de consideración y amistad les ofreció algunos hermosos frutos de la tierra. Para aquel navegante que venía detrás de la sangre del Drago, y traía metido en la imaginación y en el alma el mito helénico de las Hespérides, los frutos que aquella dama de esta tierra le ofreciera, pudieron muy bien parecerle las manzanas del mítico jardín. Mientras él comía gustosamente desprevenido, la bella aborigen saltó ágil al otro lado del barranco, y a todo correr huía hacia el bosquecillo cercano escondiéndose tras la arbólela. El viajero sorprendido en principio trató de perseguirla de cerca, pero vio con sorpresa que algo se interponía en su camino, que un árbol extraño movía sus hojas como dagas infinitas, y que el tronco parecido al cuerpo de una serpiente se agitaba con el viento marino y entre sus tentáculos se ocultaba la bella doncella guanche. El navegante lanzó el dardo que llevaba en sus manos, contra lo que a él se le figuró un monstruo, con gran miedo y asombro  y al quedarse clavado en el tronco, del extremo de la jabalina empezó a gotear sangre líquida del Drago.
Confuso y atemorizado el hombre huyó laderas abajo, se metió en su pequeña barca y se alejó de la costa; porque iba pensando en su corazón,que había sorprendido en el jardín a una de las Hésperides a la que salió a defender el mítico Dragón. Esta narración no tiene, como es lógico, ningún valor histórico, pero como toda leyenda, resulta poética y encantadora.
LA LEYENDA DE AMARCA
En viejos romances canarios corría de boca en boca la triste historia de Amarca, la celebrada doncella indígena. Tan gallarda era su figura, tan peregrina su belleza que llegó a ser envidiada de todas las doncellas. Tenía su morada en las bellas alturas de Icod. Su rústico albergue parecía como un nidal colgado en las crestas de la montaña, para sustraerse a las miradas y a la ambiciones esas aves rapaces, embaucadoras, que se llevan a las muchachas guapas.
 Hasta el rústico hogar de la doncella llegó un día Belicar, el último Mencey , Rey y señor de estos dominios de Icod y quedóse atónito y deslumbrado ante la extraordinaria belleza de la joven. Desde aquel día memorable acrecentóse su fama y corrió como fausta noticia por todo el Menceyato. Una condición tenía la moza que contrastaba con lo humilde de su linaje: su natural altivo y desdeñoso. Amarca veiáse continuamente asediada de amores por muchísimos hombres y otras tantas sembró el dolor y la decepción en sus amantes. ¿A quién amará Amarca?, preguntabánse intrigada los zagales. ¿Para quién será el corazón de aquella belleza hija del Teide?. Guarecida a las faldas del coloso siempre entre las nieves.
Lo Sorprendente nueva no se hizo esperar mucho tiempo. Uno de los más aguerridos vasallos del Reino, Garigaiga, el pastor, había enloquecido por Amarca. Amarca esquivaba su cariño; repudiaba su pasión local, desenfrenada. Repelía al hijo del Volcán, el de la tez hirauta y morena y los brazos recios como robles.
Enloquecido por el dolor de verse desdeñado, una tarde mientras los horizontes teñíanse de sangre y el sol moribundo plateaba las aguas del Océano como un riera de luna en una noche de misterio, vióse que Garigaiga, en el borde de un alto precipicio, agitaba sus brazos como banderas en la premura.
Vióse arquear el cuerpo hacia delante, hundir la cabeza sobre el pecho y partir veloz hacia el abismo. La noticia del trágico suceso no tardó en extenderse por todas partes. Las mujeres, culpaban su egoísmo, y a sus desdenes atribuían la muerte del pastor.
   De pronto Amarca desapareció, nadie sabía cual había sido el destino de la doncella. Sólo un anciano que una mañana la había visto descender de las cumbres y caminar como una sonámbula hasta las orillas del mar, hallabase en posesión del secreto. Qué no la buscasen, más parecía decir sus labios fríos y trémulos plegados para siempre y el anciano aquél lo contó todo. Una semana al brillar los primeros destellos del sol, vio que Amarca se arrojaba al abismo, y después de luchar con el bravo oleaje, llevábasela mar adentro una ola alegre y corretona como un niño.
Era la época del “Beñesmen”, de la sazón y de la riqueza de las mieses, eran los días de placidez y de luz, y todo sumióse en sombras y lágrimas… Amarca había aparecido muerta sobre las arenas de la playa, la habían matado un remordimiento muy hondo. El Mencey Belicar mandó que se cantasen tristes endechas; que se encendiesen luminarias en los cerros, y que los más fornidos mozos, como real costumbre en los días aciagos, azotasen con sus varas las aguas del mar. Mandó también que se ungiese su cuerpo con los más olorosos perfumes, que no en vano era la flor más preciada de la comarca.
   Al cabo de los años cuando algún nocturno caminante cruzaba las cumbres del Teide, un lamento extraño escalofriante, deteníale acongojado. Era una voz débil, apagada, dolorida, que se aparecía surgir del fondo del barranco. Era aquel mismo clamor de súplica, de pena, de trágica agonía que tantas veces balbucearan los labios febriles de Garigaiga, el loco: “Amarca……hermana Amarca”.
Tomado de: https://laciudaddeldrago.wordpress.com/losguanches/

ARCHIVO PERSONAL DE EDUARDO PEDRO GARCÍA RODRÍGUEZ-LVI







PARQUE NACIONAL DEL TEIDE

1999 noviembre 13.

Eustaquio Villalva

El portavoz de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (Atan) y miembro del Patronato del Parque Nacional del Teide, Eustaquio Villalba, declaró ayer a EL DÍA que «una minoría de cazadores chantajea de forma inadmisible a la sociedad isleña para mantener la caza del muflón en las cumbres de Tenerife». El dirigente ecologista denuncia que integrantes de este colectivo han amenazado a las autoridades con «graves problemas sociales y ambientales, si no ceden ante sus pretensiones».


«Los intereses de 200 cazadores que se dedican a abatir muflones no pueden estar por encima de la conservación del medio ambiente y la biodiversidad, que es el más preciado bien de nuestra Isla», afirma.

Villalba señala que incluso han llegado a amenazar con provocar incendios forestales. A pesar de estas supuestas advertencias delictivas, el portavoz de Atan apuesta en firme por erradicar el muflón y solicita que el debate se centre en ponerle fecha a la eliminación de esta especie exótica introducida, «que es uno de los problemas ambientales más graves a los que nos enfrentamos».

«El muflón debería haberse erradicado desde hace 16 años porque así lo contempla la ley, pero las autoridades han decidido aplazar su ejecución para evitar conflictos con los cazadores».

Villalba no comparte la opinión del presidente de la Sociedad de Cazadores de El Rosario, Pedro Morales, respecto a la necesidad de realizar nuevos estudios sobre el impacto de los muflones en la flora del Parque Nacional del Teide: «Estas investigaciones ya se han realizado y existe un gran consenso entre los expertos, que reconocen el daño que estos animales introducidos producen en la vegetación».
Llevar al Cabildo a los tribunales

Atan advierte a Wladimiro Rodríguez Brito

«Falsedades para darnos mala imagen»

El presidente de la Asociación para el Fomento de la Caza del Muflón (Afoca-mu), Armando Fernández, aseguró ayer a este periódico que las declaraciones de Eustaquio Villalba «son falsedades cuyo objetivo es dar mala imagen al colectivo de cazadores». El representante de la única entidad de caza mayor de la Isla señala que «en ningún momento se ha amenazado a nadie» y achaca las palabras del portavoz de Atan a un interés por desprestigiar sus reivindicaciones. «Desde siempre arrastramos mala Prensa y la mayoría de los medios de comunicación nos suelen tratar mal, por eso es muy fácil atacarns con este tipo de acusasociones y ponernos a la gente en contra».

Caldear el ambiente

Armando Fernández cree que Eustaquio Villalba pretende ahora «caldear el ambiente porque ve la batalla perdida». «Henos entrado en la guerra de alcantarillas y descalificaciones, pero estamos acostumbrados», subraya. «Nos aterra que haya gente que diga este tipo de cosas de nosotros, ya que el colectivo rechaza
(Redacción, El Día, 13 noviembre 1999)
 (Archivo Personal de Eduardo Pedro García Rodríguez)


EFEMERIDES CANARIAS






UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1551-1560

CAPITULO IX-LXVIII



Eduardo Pedro García Rodríguez

Viene de la entrega anterior

1568
El personal que intervenía en las labores previas a la plantación eran trabajadores asalariados contratados para tareas específicas y temporales, mientras que los que intervenían en el proceso de plantación lo eran habitualmente mediante contratos de complantación. Disponemos de algunos contratos para plantación de cañas como el llevado a cabo entre Diego García Viejo, propietario de tierras y aguas, y Juan Sánchez Tornero, que tenía arrendadas la mitad de las tierras de Diego, en el barranco de Aumastel, en Gran Canaria en el año 1522-27, en el que se especifican minuciosamente todas las labores que debe efectuar: tras el corte, se ara y surca la tierra y se planta28; especifica este contrato las condiciones de cada una de las partes y el reparto final a medias entre ambos.

Una vez que se había procedido a la plantación encontramos a uno de los principales trabajadores de las plantaciones de caña como era el cañavero. Sus funciones estaban estrictamente reguladas por el ordenamiento local y el pago a su trabajo se abonaba con una parte de la cosecha, abundando los contratos a partido. La contratación del cañavero podía durar varios años debido a la mayor duración del ciclo productivo, y se ocupaba de todo el proceso de “cura del cañaveral”. Las labores de cura de cañas generalmente se especifican en cada contrato, así en el firmado entre Andrés Suárez Gallinato y Martín Yanes se establecía que correspondía por estas labores: “escardar, desgusanar, cavar, regar, bien labrar, armar a los ratones y hacer todas las bienhechorías que el buen cañavero debe hacer, envarar las madres si fuere necesario y hacer los otros beneficios que convengan”29. Estos acuerdos de cura implicaban la entrega de tierras ya plantadas para que el cañavero realizase todas las labores necesarias a cambio de una parte de la cosecha. En Gran Canaria el pago era en una proporción del 10% con la salvedad que en una ocasión sólo afecta al azúcar blanco y en Tenerife la proporción era menor pero se compensaba con mayores prestaciones en metálico y en otros géneros30. Através de los contratos para la cura de cañas de los que tenemos constancia documental para esta época, sabemos que generalmente los cañaveros contrataban sus servicios por el total de los productos y con posterioridad pagaban un número determinado de arrobas de azúcar.

Sirva como ejemplo el llevado a cabo entre Lucano de Riberol y Diego Ruiz, por el que el primero le da una suerte de caña de azúcar de hoja en Firgas para que Ruiz las cure “fasta tanto que esten de sazon para se moler”, regándolas, escardándolas y armando los ratones y conejos y envarando las cañas por sus madres con sus varas y horquetas. El pago por este trabajo, aparte de proporcionarle las varas y las horquetas y cinco doblas de oro para ayuda de la cava, era de diez arrobas por ciento del azúcar blanco, quebrado o de cualquier otro que procediese del azúcar, y Diego Ruiz pagará el diezmo correspondiente31.

çLas referencias a los cañaveros son abundantes en la documentación notarial, al ser imprescindibles en las plantaciones, pero también a través de procesos inquisitoriales tenemos constancia de su actividad. En este último caso las referencias a estos trabajadores venían determinada por los problemas planteados no con los propietarios de la tierra sino con la justicia, debido a acusaciones que nada tienen que ver con su trabajo, como es el caso de un cañavero de Firgas, Antón Ortiz, quien habiendo estado hacía unos cuatro años en Tirajana “buscaba un gato negro para ser querido de mujeres y una abubilla para sanar y curar…”, por lo que fue procesado en el año 152432.

La figura del cañavero era esencial en la fase de plantación, de ahí los impedimentos existentes para que abandonase la plantación, la prohibición de tener otras tierras salvo las que quedaban estipuladas en el contrato, entre otras. Si la labor del cañavero era fundamental, aún antes de llegar la caña al ingenio encontramos otros trabajadores especializados que desarrollaban su trabajo en la plantación como eran los desburgadores, cuyas tareas también aparecían recogidas en las ordenanzas. Su función
principal era la de preparar las cañas para la molienda, tanto el corte como la limpieza de las puntas y las hojas y atar los manojos o los flejes antes de ser trasladados el ingenio, estando obligados cada día a tener preparada la caña suficiente para ocho calderas que era la medida que se utilizaba para calcular su trabajo33. Su labor estaba estrechamente vigilada, al igual que la del resto del personal del ingenio y así, por ejemplo, en el momento de fijarse las proporciones que correspondían al trabajador y al dueño de ingenio, se prohibía estrictamente “que ningún desburgador venda cogollos sin licencia de su dueño” y así evitarían negocios fuera de control por parte de este oficial. La finalidad de los cogollos era sobre todo como alimento34.

En contadas ocasiones encontramos algunas referencias a trabajadores no cualificados que desempeñaban sus tareas en los cañaverales, como en el caso de los regadores de las cañas, entre éstos figura, por ejemplo, el gallego Rodrigo Pérez, labrador, que moraba en Tazacorte desde hacía 16 años y era este su oficio en la citada plantación35. Traemos a colación este caso concreto porque la mayor parte de las veces esta tarea de regar las cañas competía a los esclavos y son abundantes las referencias sobre los mismos.

También en estrecha relación con las plantaciones, citar a los almocrebes, una de cuyas funciones era trasladar la leña desde las zonas de bosque a las plantaciones o al ingenio. Este transporte se hacía a lomos de camellos, su importancia está constatada por ejemplo en el ingenio de Tazacorte, como también de otros animales como podían ser las recuas de bueyes. El acarreo de leña se medía en tareas que, por regla general, era la cantidad de caña necesaria para ocho calderas, aunque a veces también se utiliza como medida el fleje. Sirva como ejemplo el contrato efectuado en el año 1508 por Diego Sardinha de 4000 carretas de leña a 4 maravedís cada una para la fábrica de Tasautejo. Pero junto al traslado de la leña también era competencia de los almocrebes el acarrear la caña desde las plantaciones al edificio de molienda,así conocemos algunos contratos para el transporte de caña “para ocho calderas por 15 reales de plata” en el año 1514, o para servir “20 tareas de cinco a siete calderasa cambio de ½ dobla cada una” en el año 1521. Normalmente los almocrebes eran contratados junto a los animales de carga y la percepción de su salario podía ser por tareas y por animales, más la comida correspondiente para ambos.

La ganadería fue, por tanto, otra de las inversiones de los ingenios, no sólo para las labores de transporte como hemos reseñado, sino para el arado de las tierras y para el consumo interno, estando su volumen en consonancia con la extensión de la plantación.

En cuanto al elemento humano que trabajaba en el ingenio propiamente dicho36, el ordenamiento local fijaba con precisión las labores que competían a cada uno de los oficiales, tanto sus obligaciones como sus derechos, así se estipulaba que no pudiesen desempeñar más de un oficio, lo que no siempre se cumplía, y todos los oficios especializados debían pasar previamente un examen por el Concejo, tanto los maestros de azúcar como los refinadores, purgadores y escumeros.

El control sobre este personal cualificado llegaba al extremo que los aspirantes a oficiales que trabajaban junto al maestro, cuando concluía su período de formación debían pasar el examen correspondiente ante un jurado, designado por el regimiento, que les confería la licencia para ejercer el oficio. Tenemos constancia de algunos de estos contratos, y genéricamente en todo este tipo de conciertos de aprendizaje se fija el tiempo, unos cuatro años en que el aprendiz aprenderá el oficio y se le dará además vestido, calzado, casa y cama y también cierta ropa al finalizar el contrato.

Normalmente los aprendices se concertaban, por término medio, por tres zafras a cambio de la manutención y la posibilidad de ser colocados como maestros al finalizar el aprendizaje.

La estrecha vigilancia sobre quienes desempeñaban estos oficios cualificados llevó a dictar grandes penas para quienes vulneraran las mismas, de 5000 maravedís al oficial que ejerciera su oficio sin ser examinado además de la pérdida del mismo por un año y al señor de ingenio que lo contratase 6000 maravedís de multa, en el caso de Gran Canaria. En esta Isla, aparece de forma muy precisa la separación entre las obligaciones de los maestros y el resto de los oficiales del ingenio, mientras en Tenerife no es tan clara.

Este personal cualificado tenía unas condiciones aceptables de trabajo dentro del proceso de transformación del azúcar, aunque también tenía una gran responsabilidad.

En los primeros momentos la mayoría del personal cualificado de los ingenios eran originarios de otros territorios y, por su labor en los ingenios, algunos adquirieron carta de naturaleza, como fue el caso del portugués Lorenso Fernandes, a quien se le concedió en recompensa por haber sido de los primeros en hacer azúcar en Gran Canaria y haber enseñado a muchos a hacerla, ya en el año 1502. Gran parte de los maestros de azúcar procedían de Madeira, aunque también encontramos algunos que señalan que eran portugueses como fue Juan Rodríguez que, en el año 1515, figura como maestro de azúcar en el ingenio de Daute37.

La realización de contratos entre el dueño del ingenio y los maestros de azúcar son abundantes en los protocolos notariales, aunque las proporciones estipuladas cambian por islas y por épocas, pero siempre cumpliendo estrechamente los requisitos impuestos por la legislación vigente. Veamos una serie de escrituras de esta naturaleza en las que podemos percibir lo que acabamos de exponer, e incluso en algunos casos cómo correspondía al maestro de azúcar, templar el producto en exclusiva, mientras el temple de las escumas y rescumas era efectuado por el escumero y en otros contratos el maestro de azúcar era el encargado de todo el proceso directamente sin mencionar a otros oficiales.

En el caso del ingenio de Taganana, la finalidad son las mieles y las rescumas y el propietario efectúa el contrato con un maestro para templar y refinar los mieles y escumas de dos zafras al precio de “5 ducados mensuales más una arroba de azúcar de cada 11 y una arroba de escumas de cada cinco”.

Este tipo de contratos es bastante frecuente en todos los ingenios de las islas, así en el ingenio de Tazacorte encontramos, por ejemplo, el concierto entre Adrián González, maestro de azúcar, con los dueños del ingenio, los hermanos Monteverde, obligándose a “hacerle templar las escumas de la zafra de 1554 y hacerlas buenas, limpias y lavadas…”, percibiendo por el trabajo 40 doblas, comida y bebida, “como es costumbre y se da en dicha hacienda a semejantes oficiales”38.

En Gran Canaria tenemos algunas referencias a los contratos realizados por ejemplo, “para templar todas las escumas del ingenio durante un año a cambio de una arroba de cada 100, además de comida y bebida”, así lo podemos ver en el contrato de Andrés portugués que se concertó con el mayordomo del ingenio de Fernando de Santa Gadea, para templarle todas las escumas a cambio que le dieran de comer y de beber: pan, carne, pescado y un cuartillo de vino al día, más una arroba de azúcar de cada 100 que se hicieran39. Prácticamente el mismo tipo de contrato encontramos para el ingenio de Cosme de Riberol. Estos maestros debían templar el azúcar cada dos días, lo mismo el escumero, especialista encargado del templado de las escumas y rescumas que se realizaba en la casa de calderas, tachas y calderas y el purgador dé los barros necesarios.

Las labores del maestro de azúcar y el escumero, en ocasiones, son desempeñadas por la misma persona y suponemos que ello dependería del volumen de caña llevado a la molienda y la rentabilidad de la misma, pues si la producción no era muy elevada el maestro de azúcar podría asumir todo el proceso: azúcar, escumas, mieles, etc., y en caso contrario necesitaría mayor cantidad de personal y mucho más diversificado.

Si importante era la figura de los maestros de azúcar, cuyo salario estaba estipulado a principios del siglo XVI en “seis arrobas por ciento”, también es necesario destacar otra figura clave como eran los purgadores, a quienes los dueños de ingenio no podían despedir una vez comenzado el año o con mayor precisión la zafra, aunque esta protección no era por el mantenimiento del empleo sino que era una garantía para los proveedores y clientes. Entre las muchas obligaciones de este oficial estaba la de sacar ocho días antes de la llegada del lealdador los azúcares de sus recipientes, a cuyo cargo estaban las formas. Tenemos constancia de la existencia de este oficial en todos los ingenios, como es el caso de Juan Gómez, purgador de azúcar en el ingenio de Telde40, o Gonzalo Fernández, portugués en el ingenio de Daute41.

En todo el proceso de refinado42 en el que se eliminaba la suciedad existente y se blanqueaba con cal, lejía y ceniza, hay que señalar que éste no sólo afectaba al azúcar sino también a las mieles y remieles, pues tenemos constancia de algunos contratos a partido entre un refinador de azúcar para el ingenio del Adelantado en Los Realejos por dos años, al precio de una arroba de cada diez que refinase, más el mantenimiento para él y su ayudante43. También encontramos otro contrato para el mismo ingenio y para la misma función por cinco años, para el refinado de todos los azúcares de los dos ingenios, llevando una arroba de cada diez, más comida y bebida para él y para los hombres que necesitase, fechado en el año 1509.

Antes de la obtención de los azúcares, mieles o derivados, encontramos otro grupo que formaba parte del personal de los ingenios como eran: los cocedores, moledores y bagaceros, aunque en estos últimos casos estas labores podían ser ejercidas por personal no cualificado bajo la vigilancia de los oficiales, pues en el caso de los cocedores, la mayor parte del personal era esclavo que resistían mejor este duro trabajo a temperaturas muy altas, pero siempre bajo estrecha vigilancia. En el caso de los cocedores eran contratados para ocuparse de las calderas de cocer y melar “a razón de nueve diarias durante toda la zafra por 1300 maravedís mensuales, más la alimentación, comida y vino, y la ayuda de tres negros, dos caldereros y un acarreador bagacero”44. En este contrato que nos está sirviendo de referencia la figura del bagacero se incluye como personal auxiliar de los cocedores, pero siempre figura en esta dependencia. Los bagaceros eran los encargados de recoger los deshechos de la caña una vez prensada y retirar el bagazo de los molinos. Este proceso ha quedado patente en la toponimia de las islas: La Bagacera, entre otros. Los contratos con este personal de los que disponemos son menos numerosos, pero suprecio oscilaba en torno a los 1250 maravedís, más la alimentación.
En los contratos relativos a los cocedores generalmente figura junto al contratado un personal auxiliar, como por ejemplo en el efectuado en el ingenio de Santa Gadea en Gran Canaria en el año 1513 por el que Miguel Moros portugués, se comprometió a hacer este trabajo “con tal que le diesen dos negros que se encargaran de hervir y otro para transportar el líquido”45.

Por lo que respecta a los moledores, en el año 1517, percibían por la molienda de cañas de toda una zafra entre 1500 y 1750 maravedís al mes, sirva como ejemplo la carta de soldada de Antón de Zamora a Juan Plasencia por el tiempo de una zafra, por la cual este último, moledor, se compromete para el año 1523 a moler en el ingenio de Juan Marcel de Arucas y percibirá por su trabajo 1400 maravedís mensuales, más comida y bebida.

La estricta regulación del azúcar prácticamente no dejaba lugar a improvisaciones y la aplicación de la normativa junto al análisis de los contratos para cada una de las operaciones ha permitido establecer unas tablas de salario para todo el personal cualificado del ingenio. El correspondiente al ingenio de Agaete en el año 1504que sus dueños debían abonar era el siguiente:

Maestro de azúcar: 2000 mrs., moledor: 1500 mrs., purgador: 1200 mrs., cocedor: 1100 mrs., mozo del purgador: 600 mrs., tacheros: oscilaban entre 600, 583 y 541 mrs., molinero: 500 mrs.; los mayordomos percibían entre 1500 y 1100 mrs., los desburgadores entre 666 y 800 mrs., el herrero calderero y el despensero: 800 mrs.46, pero de todos ellos el de mayor responsabilidad y nombrado por el regimiento era el lealdador, cuyo oficio encontramos en Tenerife desde el año 1507, y cuyo salario se estableció en 20.000 maravedís anuales. Este no era un oficial del ingenio, pero sí quien controlaba el producto final y era responsable de autorizar las exportaciones.

Estos eran los salarios medios percibidos por el personal del ingenio, sin contar evidentemente los esclavos, pues en el caso de que fueran alquilados, la remuneración era para su dueño. Los precios de estos últimos se fijaron, por ejemplo, para un esclavo alquilado en el ingenio de Agaete en el año 1504, en 600 maravedís y estos salarios se abonaban, teóricamente, en azúcar para evitar la salida de numerario de las islas. Si bien esta parece ser la normativa general, tenemos referencias de algún caso en que encontramos la prohibición de abonar los salarios en azúcar, lo que no siempre se cumplió. Las ordenanzas de Gran Canaria prohibían pagar a los empleados del ingenio con azúcar para evitar su reventa y provocar una caída de los precios, pero en Tenerife el valor del azúcar como moneda sólo excluye a los prestamistas de dinero y a los mozos de soldada que servían fuera de los ingenios, el resto del personal del ingenio recibía su soldada en azúcar. Sin embargo, a partir del año 1507, los jornaleros consiguieron que se les eximiese de cobrar en azúcar, pues según argumentaban la “tenian que malvender para comer”.

Estrechamente vinculado al personal cualificado del ingenio, encontramos artesanos de diversos oficios, sobre todo especialistas en construcción, mantenimiento y reparación, que realizaban sus trabajos en el complejo industrial mediante contratos de ejecución de obra. Entre éstos eran significativos los maestros de hacer ingenio, sirva como ejemplo, el concierto de los Ponte, en 1553, con Antón Blas maestro de hacer ingenios, para la edificación del ingenio de Adeje utilizándose para su edificación madera de las montañas de Daute, además se llevaron para el citado ingenio 7000 formas y 300 signos al puerto de “la Ramada” en Adeje y, con posterioridad, una vez levantado el edificio principal se construirá la casa de prensas, la de calderas, etc.47o el ya mencionado ingenio de Taganana ejecutado por Diego Sardinha, citar también al maestro de ingenios Gonzalo Díaz, portugués, a quien encontramos en Daute en el año 1501, por sólo citar algunos casos. La edificación de estos complejos estaba a cargo de personal cualificado, generalmente portugueses que dirigían la obra en la que intervenían albañiles y carpinteros.

Otro personal cualificado, cuya presencia en los ingenios no era circunstancial eran los herreros, indispensables para la producción de herramientas y accesorios para el ingenio, como se observa en el contrato efectuado para el ingenio de Taganana entre los herreros Gonzalo Yanes y Francisco Bernal48. Junto a ellos encontramos, entre otros, a los caldereros especialistas en el montaje y mantenimiento de las piezas metálicas de los ingenios, etc. Las piezas de hierro eran uno de los bienes preciados del ingenio, de ahí la importancia de su mantenimiento, pues la compra de este instrumental suponía unos gastos significativos, así por ejemplo en el ingenio de Agaete se gastaron 12.500 maravedís por “veynte çinco achas de fierro que se gastaron en el corte de leña en Tamadava” o también 800 maravedís en seis libras de alambre, entre otras49. Los denominados en la documentación trabajadores de los cobres o caldereros constituían otro grupo importante dentro de los oficios relacionados con los ingenios, siendo su función principal la de ocuparse del buen estado y mantenimiento de las piezas de cocción, pailas, calderos, así como velar por la adquisición de fondos de calderas que generó un importante comercio con el exterior sobre todo con Flandes. La importancia de los caldereros se observa, por ejemplo, en los Acuerdos del Cabildo de Tenerife, quienes toman medidas para que el calderero Martín López no abandonase la isla “porque era un buen oficial para los ingenios”50.

Llamamos la atención, asimismo, sobre los oficios de carpintería, pues a través de los aprecios de los ingenios tenemos constancia de su trabajo y de las piezas de carpintería necesarias, así por ejemplo en la casa de mieles y de granel del ingenio de La Orotava51 figura la carpintería que llevaba y su precio. El papel de los carpinteros era muy importante, pues la mayor parte de las dependencias del ingenio eran de madera, como se deduce por ejemplo del contrato efectuado en 1506 por el vizcaíno Pedro de Unçella, estante, quien se obliga como Tomás Justiniano a armarle de madera y tablazón una casa de ingenio y casa de purgar “de 130 pies de luengo, la casa de ingenio y 200 pies la casa de purgar y el ancho necesario”. Ha de armarlas sobre paredes de tijera y cubiertas de su tablazón, con sus puertas y ventanas52.

Las labores de los carpinteros abarcaban también la fabricación de las diferentes piezas de la maquinaria del ingenio como los ejes, entre otros, y, por supuesto, las cajas de azúcar para la exportación del producto, como se observa en el contratoefectuado entre Álvaro Fernández, carpintero, y Jaime Joven para construir “100 cajas de azúcar para tres andamios, con dos palmos y tres dedos de alto y 10 maravedís por caja”53.

Junto a este personal cualificado existía en el ingenio una masa importante de trabajadores libres y esclavos; no abundan los contratos en la primera época de este tipo de personal libre, pues la mayoría de ellos serían verbales. Estos hombres libres ligados a los trabajos del azúcar residían en casas o chozas cercanas al ingenio, así en el ingenio de Los Sauces contamos con la enumeración de las casas de los trabajadores y quiénes eran sus moradores, como eran las de Inés la Gallega, otra en la que mora Antonio de Sequera portugués trabajador, Gaspar Díaz trabajador, entre otros 54, e incluso tenemos referencias de algunos de estos trabajadores libres que fueron a su vez propietarios de solares y casas como fue el de un mulato, vecino de los Llanos de Jaraquemada, que vendió un solar a un vecino del lugar, con toda la piedra que tenía dentro, o el caso de la negra María Linda que adquirió una casa con su corral, cocina y horno55.

Los tipos de contratos de los que tenemos constancia señalan, por ejemplo, el de algunos mozos para servir en el ingenio, sin especificar sus labores, como sucede en el ingenio de Taganana, en que se arrienda un mozo y dos caballos, figurando la indemnización prevista para los caballos, pero del mozo no se dice nada. También podemos intuir la contratación de trabajadores temporales para una labor concreta como ocurrió en el año 1506 en el ingenio de los Romano en Güímar que se contrató como capataz a Alvarianes, portugués, y a 20 peones al tiempo de la cosecha por un salario de 11.000 maravedís, posiblemente para el pago del salario del capataz y de los obreros contratados.

Junto a los trabajadores libres del ingenio, el personal más numeroso estaba formado por esclavos, difíciles de cuantificar pues su número es variable y fluctuante, pero sin duda constituyeron una de las bases materiales que permitió la alta rentabilidad de los ingenios azucareros, pues el binomio azúcar-esclavitud fue una realidad, aunque en el caso de Canarias, como ya hemos mencionado en páginas precedentes, este personal se combina con un importante número de trabajadores asalariados al ser el tipo de explotación prioritario de manera directa con contratos a partido y por supuesto contando con la existencia de personal esclavo.


Ana Viña Brito
En la España Medieval
2006, 29 359-381
ISSN: 0214-3038

Universidad de La Laguna. Tenerife

"ESPAÑA, DEDO, LLAGA Y CATALUNYA"







Doctor (en pedagogía) Antonio Javier Gómez Jiménez
29 de septiembre 2015

A modo de introducción: ¿Qué estará y está sucediendo u ocurriendo realmente en el Estado España? Ese país que trocó una dictadura casi en una feria pasando de un régimen sin libertades políticas y sin partidos políticos oficiales (con un Partido Comunista y un Felipe González en la clandestinidad), en 1975, a muerte del militar golpista Franco F., hacia una monarquía parlamentaria, con democracia representativa?

El PSOE (ahora con Perico Sánchez), el Pp (con Mariano R.), y los partidos nacionalautonómicos diversos (en Euskadi, Canarias, Catalunya...) han gobernado o simulado gobernas los recursos disponibles. Esos gobiernos y gobernantes o gobernadoras han sido representantes tras elecciones sucesivas en urnas. Los parlamentos central y autonómicos en casi 40 años desde 1978 (año de la consti de Juan Carlo I el mataelefantes con perdón) se han repartido los escaños en esa Democracia Representativa.

En 2014 surge un partido como Podemos fruto del menchevique desencanto con la democracia representativa. Impulsándose una corriente breve y alterna de democracia participativa asamblearia en círculos de la ciudadanía.

A este respecto, volviendo a Catalunya, siento tener que corregir a uno que pudo haber sido presidente de España, Alfredo P. Rubalkaba. Cuando Alfredo, del partido exsocialista español, llama irresponsable a Mas, yo le pregunto: ¿Tú qué harías si más de un y millón y medio de personas salen a la calle pidiendo independencia? ¿les hubieras vuelto la espalda?

CATALUNYA HA PUESTO EL DEDO EN LA LLAGA: EL SISTEMA ELECTORAL ESPAÑOL ESTÁ TRUKADO, PORQUE LOS ESCAÑOS DE LOS PARLAMENTOS NO SE CORRESPONDEN CON LA SUMA REAL DE VOTO. POR MUY REAL QUE SEA LA MONARQUÍA PARLAMENTARIA. LUEGO SE KEJAN DE VENEZUELA O DE CUBA, PERO ALLÍ POR LO MENOS NO ESTAFAN AL ELECTORADO.

    El conflicto entre democracia representativa y democracia participativa más allá del simple voto cada cuatro años, se ha visto demostrado en Catalunya recientemente el 27 de septiembre.
     Cuando el nacionalismo español ve que los resultados y las cuentas no le son del todo favorables (el independentismo, por ejemplo, ha sumado 72 escaños, frente a los 63 escaños de representantes nacionalistas españoles) argumentan que eso no es democracia participativa (pues no vale la mayoría absoluta en número de escaños cuando no existe una mayoría absoluta en votos reales). Y se apoyan en esa simple y artificial democracia representativa (votos en urna cada cuatro años) para decir que no es un parlamento democrático pleno en el caso de que los partidos elegidos no satisfacen sus intereses. El caso es que este tipo de argumentos por parte de determinados políticos y partidos, no hacen más que generar estupefacción en toda la población, pues según sean unos u otros los resultados, tales burócratas de la política salen con el argumento que más les interesa. Y lo que no queda claro al votante de a pie de la ciudadanía sea de la clase social que sea, de la región que sea, de la edad que sea, y del sexo que tenga, a qué sistema se está jugando: democracia representativa o democracia participativa. Más peor se pone la cosa cuando quienes no quieren ir más allá de la democracia representativa (PP, PSOE, Ciudadanos, incluso ahora Podemos e IU) defienden oficialmente la democracia representativa y de la noche a la mañana quieren hacernos creer que estábamos jugando a la democracia participativa, cuando estas últimas elecciones -aunque fueran anticipadas- eran de entrada una elección autonómica más de las tantas que ha existido. De hecho, si la mayoría en votos se hubiera dado para las fuerzas independentistas, hubieran argumentado que no era un referéndum. Pero como por escasos miles de votos no han sumado la mayoría en votos, pero sí en escaños, ahora afirman que han perdido el plebiscito independentista, aunque hayan ganado en escaños. Es decir, está claro que en las fuerzas conservadoras, que son las españolistas y anti-independentistas, hay una doble moral. Y hacer política con doble moral no sólo es una estafa intelectual, sino de una pobreza dialéctica insultante para la inteligencia de la población y de todas las instituciones, medios de comunicación incluidos. Al final, lo cierto es que las elecciones del 27S seguían el esquema de la democracia representativa, no participativa (con listas abiertas), y las fuerzas representativas, aunque no hayan conseguido por pocos miles de votos el 50% más uno en papeletas a favor, el 47 y casi 48% de los votos a favor, le otorgan 72 escaños catalanistas, frente a 63 escaños de representantes españolistas. Por lo tanto, es de tramposo para querer siempre ganar -típico de burgueses- cambiar las normas del juego sobre la marcha, para aunque sea evidente que has perdido, aparentar que el otro no te ha ganado, y de sobras.
    Y digo más, si seguimos las normas de juego incluso burguesas, partido a partido político, confrontando los unos con los otros, hay un partido que ha arrasado y multiplicado por tres, por cuatro y hasta por cinco y por seis, los votos que suman los partidos que hayan apoyado sectores de la masa votante. Lo miren por donde lo miren, el independentismo ha ganado. Y además ha ganado porque de haberlo querido, incluso, hubiera tenido más del 50% de votos directos. ¿Qué hubieran dicho entonces? Ellos sabrán... en las próximas generales, si el PP saca más votos que PSOE o Podemos por separado, dirán que son los reyes del mambo... Pero si PSOE y Podemos se juntan, y les quitan el chollo, dirán que eso no es democrático. Lo mejor de todo eso, es que quienes tienen clara la interpretación de la realidad, no tenemos el potaje mental de la burguesía, que esquizofrénicamente adopta un discurso para ponerse la máscara que le interesa según lo que hagan los otros... Un problema evidente de trastorno de personalidad. La burguesía debería tomarse en serio la terapia psicológica, y no saltarse las tomas por cuestiones de vicios etílicos, bodas, bautizos o comuniones. Es muy poco serio.
    Esta burguesía siempre tan fanáticamente capitalista, cuando se les dice que en Cuba, por ejemplo, hay una democracia popular y participativa (donde los delegados que ocupan escaños se eligen cada cuatro años en barrios, etc.), dicen que eso no es democracia. Que democracia es democracia capitalista representativa. Pero cuando en su propio país, como España, la democracia representativa no sale como le tenía previsto en las urnas, invocan la democracia participativa más plena de sumar votos, no escaños, aunque sea por un día. Doble moral e hipocresía, dos virtudes de la burguesía, con síndrome capitalista, alergia al trabajo y al sudor y al esfuerzo. Virtudes que no tienen pero no se cansan de cantar que son los únicos portadores...

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