"Dinero: un buen ciervo, pero un mal amo"

(Alejandro Dumas)

Mucho antes de que los primeros europeos llegaran a las islas Canarias , existía un sistema que se llamaba trueque y también la utilización de objetos monetales. Para los castellanos no fue fácil introducir la la moneda, sobre todo por la lejanía de las islas con respecto a España. Las Islas carecían de metales preciosos por lo que dependían de las remesas castellanas que no satisfacían la necesidad de numerario (dinero efectivo). para encontrar una solución se produjo la aceptación y circulación de monedas extranjera portuguesa, y en cuanto a la moneda menuda, llamada el ceutí, que no fue aceptada en su totalidad en todas las Islas. El premiar las monedas aumentando su valor en las islas, evitando así su fuga lo cual generó algunos problemas a la hora de las reformas monetarias, así fue en el caso de la pragmática del 8 de febrero de 1726. El uso de la moneda corriente o moneda de la tierra que estipulaba un valor para cierto tipos de productos, actuando éstos como moneda. Se crearon también diversos sistemas de crédito y fiado, y se continuó manteniendo el trueque tanto en el medio rural como en el urbano. Sin embargo, se buscaron otras fórmulas como las falsificaciones y resellos, éste último, debido a la baja calidad de la moneda y la consiguiente no aceptación de ella. Pero, la falta de numerario, sobre todo de moneda menuda, que era gran constante en todas las islas, se realizaron numerosas peticiones a la Corona de España, para que mandasen monedas a las Islas. No obstante estos problemas no se llegaron a solucionar hasta la circulación del papel moneda en 1887 en las islas canarias.

Publicado por María Gómez Díaz. Octubre de 2015.