No se trata de oro, plata u obras de arte. El verdadero
tesoro de la Inquisición de Canarias está hecho… de papel.
Los casi 45 metros lineales de documentos que
conforman el Archivo del Santo Oficio de la Inquisición de Canarias se
conservan en El Museo Canario desde su fundación en 1879.
No obstante, una parte del mismo -la denominada
colección Bute- fue recuperada en 1957 en una subasta en Londres tras haber
pasado por un increíble periplo que lo llevó desde Las Palmas a Escocia… Pero
esa es otra historia, puede que digna de una novela.
Por pura casualidad, la actual sede de El Museo
Canario comparte calle con el lugar en el que se encontraban las Casas de la
Inquisición, en la esquina de las calles Dr. Chil y Dr. Verneau.
La Inquisición fue fundada en 1478 por
los Reyes Católicos para mantener la ortodoxia católica en sus
reinos. La Inquisición española tiene precedentes en instituciones similares
existentes en Europa desde el siglo XII , especialmente en la fundada
en Francia en el año 1184. La Inquisición española estaba bajo el
control directo de la monarquía. No se abolió definitivamente hasta 1834,
durante el reinado de Isabel II. Pero su abolición ya había sido
aprobada en las cortes de Cádiz en 1812 por mayoría absoluta.
Las Islas Canarias, tras su paulatina conquista
por la Corona de Castilla, fueron inicialmente adscritas a la Inquisición de
Sevilla, hasta que en 1505 fue nombrado el primer inquisidor exclusivo para los
nuevos territorios, Bartolomé López de Tribaldos. Se inicia así una
actividad continuada que llega hasta la primera mitad del siglo XIX, a lo largo
de la cual se suceden las distintas actuaciones judiciales destinadas a
perseguir las herejías judía, protestante y musulmana, a reprimir cualquier
tipo manifestación social contraria a la ortodoxia católica (como la
hechicería, la brujería o la sexualidad fuera de los parámetros religiosos
establecidos) y a ejercer diversos métodos de censura del conocimiento, tales
como la elaboración de listas de libros prohibidos.
A pesar de todo, puede decirse que la Inquisición
tuvo en Canarias una actuación “benigna” si la comparamos con la de otros
territorios peninsulares, europeos o americanos, con sólo unos once
ajusticiados y aproximadamente doce autos de fe (una solemne escenificación
pública del retorno simbólico de los condenados a la fe católica para
escarmiento de todos los asistentes) durante tres siglos, en los que las penas
de quema pública de los reos fueron muy escasas y mayoritariamente ejecutadas
en efigie (se quemaba una imagen de la persona ajusticiada). Estas y otras
condenas eran en realidad ejecutadas por el poder civil, tras haber sido los
condenados entregados a él, un acto jurídico que paradójicamente se denominaba relajación.
El más violento de los autos de fe con quema de personas tuvo lugar el 24 de
febrero de 1526 en la explanada de la ermita de Los Reyes, en el límite sur de
Las Palmas, que desde aquel momento fue conocida como plaza del Quemadero. En
aquella ocasión, fueron ocho los quemados en la hoguera, condenados por
judaizantes. El total, en sus 300 años de existencia, “sólo” 11 personas fueron
quemadas en persona."Nombre de las personas quemadas e cuyos procesos aquí se contienen". Archivo de la Inquisición de Canarias, El Museo Canario.
Aún así, hubo más de 2.300 procesados y se dictaron penas de gran impacto social, con comisarios de la Inquisición en todas las islas que ejercían las funciones “policiales” de informar y detener.
Estos son apenas cuatro datos sueltos del ingente y riquísimo volumen de información que contiene este extraordinario tesoro documental, gran parte del cual está aún a la espera de ser desvelado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario