Si consultamos a Gaspar
Frutuoso en su Descripción de Canarias (Leal, 2004:34), éste nos dice: ...
este rey Juan de Betancourt o Betancor sacaba buenas ganancias con el negocio
de esclavos, cueros, sebo, miel, resina, orchilla, higos, sangre de drago e
incluso otras cosas que mandaba a España desde aquellas islas (Canarias) ya
conquistadas...
Vemos que
este autor azoreano del siglo XV incluye entre los productos canarios
anteriores a la conquista al higo, junto con el esclavo (el guanche como
objeto), el cuero y el sebo sacados de la cabra y de la oveja, la miel sacada
de la abeja endémica canaria, la resina o brea sacada del pino canario, el
tinte de la orchilla, y finalmente la sangre de drago sacada de esta planta. Es
decir, este autor pone en el mismo plano el higo canario con otros productos
que se obtenían de animales o plantas autóctonas de las islas. Debemos colegir
por ello que según este autor la higuera era un árbol que se encontraba en
Canarias antes de la Conquista.
Abreu
Galindo, sin embargo, hablando de Gran Canaria nos dice: “Había en esta isla
gran abundancia de higuerales, los cuales habían puesto los mallorquines, de
los que habían traído para mantenimiento y provisión, que en pocos años se
dieron; y, como los canarios gustaron de la fruta, dieron a plantarlas por toda
la isla, y con el vicio se multiplicó. Y, como nacían silvestres, tenían la
cáscara gruesa y dura, pero muy sabrosos; y haylos hoy en gran abundancia de
estos (árboles) salvajes, en muchas partes de la isla. Cuando verdes, los
llamaban a los higos arehormaze, y cuando maduros y dulces y pasados
tehaunenen. Era principal mantenimiento de toda la isla. Guardábanlos después
de pasados en grandes esportones como seras, que llamaban carianas; después los
prensaban y hacían llanos, y los ensartaban en juncos y los colgaban y así
guardaban todo el año. Otros los majaban y hacían grandes pellas y así los
guardaban todo el año. Esta fruta no la hubo en otra isla, sino en esta de Gran
Canana; y en ella los hubo desde que a ella aportaron y arribaron los
mallorquines, que dieron la orden y traza de plantarlos”.
Bien, esta
fuente de Abreu Galindo es la que ha llevado a pensar que la higuera no estaba
en Canarias antes del siglo XIV. Pero vamos a matizar. El último párrafo que
reza: «Esta fruta (el higo) no la hubo en otra isla, sino en Gran Canaria; y
en ella los hubo desde que a ella aportaron y arribaron los mallorquines, que
dieron orden y traza de plantarlos” no aparece en la traducción del
manuscrito al inglés que hace el escocés George Glass, lo cual indica que es
una interpolación después de mediados del siglo XVII, que es cuando Glass
traduce. Todo ello demuestra que Abreu Galindo en su referencia a la
introducción del higo, sólo se circunscribe a Gran Canaria, y no a las otras
islas. Sin embargo, Leonardo Torriani, que asimismo habla de la presencia de
los mallorquines en Gran Canaria, no hace ninguna referencia a la introducción
de la higuera por los mismos en esta isla. Conviene saber que Abreu Galindo y
Leonardo Torriani siguen una fuente común en su historia de la conquista de
Canarias.
Ahora bien,
vamos a demostrar por otros conductos que el higo estaba también en Gran
Canaria antes de la llegada de los mallorquines. En el párrafo citado de Abreu
Galindo vemos que los guanches de Gran Canaria poseen una terminología muy
especializada para el higo: Arehormaze «higo verde», tehaunenen
«higo maduro y pasado». Si analizamos éstos, observamos que, a diferencia de su
traducción: «higo verde», «higo maduro», en que se repite la palabra «higo»,
los dos términos prehispánicos tienen distinto étimo, lo que, ligüísticamente
hablando, no demuestra una traducción de una lengua europea, en este caso, el
catalán mallorquín, sino que eran palabras auténticas y peculiares guanches, lo
que nos lleva a pensar que el cultivo tenía en esta isla una tradición muy
arraigada que difícilmente se puede explicar después de la llegada de los
mallorquines a mediados del siglo XIV.
Por otra
parte, una fuente anterior a la llegada de los mallorquines a Gran Canaria, ya
habla del higo como planta autóctona de esta isla. Nos estamos refiriendo al
célebre manuscrito autógrafo del conocido Boccacio de 1341 en el que se relata
en latín el viaje de Nicoloso da Recco a Canarias. Este viaje evidencia y
patentiza la presencia de la higuera en Canarias. Véase la traducción de
algunos párrafos: «Costeando la isla (de Gran Canaria) para dar
vuelta a ella, la encontraron mucho mejor cultivada por la parte del norte que
por el mediodía. Vieron gran número de casas pequeñas, de higueras y otros
árboles: palmas sin fruto, jardines con legumbres. Entonces se decidieron a
saltar en tierra... Rotas, en fin, las puertas entraron en la mayor parte de
estas habitaciones y no encontraron sino excelentes higos secos conservados en
cestas de palma, tales como vemos los de Cesene... La isla les pareció muy
poblada y bien cultivada; produce grano, trigo, frutas y principalmente higos...»
Sigue el
manuscrito latino citado describiendo todas las islas del archipiélago.
Finaliza el autor con el relato de la captura de naturales: «Cuando se les
condujo a bordo (los naturales) comieron pan e higos y dieron a conocer
gustarles el pan, aunque nunca lo habían probado; rehusaron absolutamente el
vino y no quisieron beber sino agua».
Si analizamos este último párrafo observamos que se manifiesta y afirma que el canario conoce por primera vez el pan y el vino (apreciando aquél y rechazando éste); sin embargo, no se nos dice nada de la reacción del natural frente al higo (seco), lo que demuestra que éste ya lo conocía.
Si analizamos este último párrafo observamos que se manifiesta y afirma que el canario conoce por primera vez el pan y el vino (apreciando aquél y rechazando éste); sin embargo, no se nos dice nada de la reacción del natural frente al higo (seco), lo que demuestra que éste ya lo conocía.
Obsérvese
además que este manuscrito habla de que conservaban los higos secos en cestas
de palma, información que asimismo recoge Abreu Galindo; sin embargo, éste es
más explícito: «Guardábanlos después de pasados en grandes esportones como
seras, que llamaban carianas; después los prensaban y hacían llanos, y los
ensartaban en juncos y los colgaban y guardaban». Es decir, este autor nos
da incluso el término especifico del artefacto para guardar los higos:
«cariana». Esta palabra, según George Glas, está relacionada con la palabra
líbico bereber: «carian», con un significado parecido. Glas es aún más
explícito (veáse la versión original y a continuación la traducción: «The
Cananan plurals, as well as the Lybian, end in n, but our author has changed
them; for instance, for Carian, Baskets, he has given us Carianas, because the
Spanish plurals never terminate in n” (Los plurales canarios (guanches),
así como los líbico-bereberes terminan en «n», pero nuestro autor (Abreu
Galindo) los ha cambiado; por ejemplo. para «carian», «cestos» nos ha dado
«carianas» porque los plurales españoles no terminan nunca en «n»). Cabe decir
que el inglés, a diferencia del castellano, tiene algunos plurales, que, al
igual que el líbico-bereber, terminan en «n»: children, women, men, oxen, y
algún otro.
La presencia
del higo en Canarias como algo autóctono está demostrada por otros escritores
del siglo XIV Véase, por ejemplo, el historiador luso Gomes Eanes da Zurara o
de Azurara: «Tienen trigo y cebada, pero carecen del ingenio para hacer pan;
sólo hacen harina, la que comen con carne y manteca. Y tienen muchos higos,
sangre de drago, dátiles, que no son buenos, y hierbas que comen; y asimismo
ovejas, cabras y cerdos en abundancia». Véase Alvise da Cadamosto: «No
tienen casas de paredes ni de paja; viven en grutas, en las cuevas de las
montañas y se alimentan de cebada, de carne y de leche de cabra, las que tienen
en abundancia, y de algunas frutas, especialmente de higos». Por otra
parte, obsérvese que Cadamosto, como otros autores de la época, no menciona la
oveja, probablemente porque la oveja rasa o pelibuey, única existente en las
islas, al carecer de lana, fue confundida con una cabra.
La historia
nos demuestra, a todas luces, que el higo era una fruta que estaba en Canarias
antes de la llegada de los europeos. Asimismo lo hace la arqueología. Para
terminar, vamos a demostrar que, además, la lengua canaria tradicional también
lo hace: en La Palma a un tipo de higo se le conoce con el nombre de «higo
gomero». A todas luces, este tipo de higo en La Palma procede de La Gomera,
introducido en la isla bien en época prehispánica, bien en época posterior. De
la misma manera que hablamos de «cabra majorera» o «cabra palmera» al
referirnos a distintos tipos de ganado caprino prehispánico, podemos colegir
que al referirnos a «higo gomero» nos estamos refiriendo a un tipo de higo
endémico para diferenciarlo de otro tipo de higo importado como podría ser el
blanco, bacoriño, cotio, bergazote, etc.
(Pedro Nolasco Leal Cruz. Publicado en el número
163 de BienMeSabe)
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