viernes, 31 de enero de 2014

JOSE ZARÁTE PENICHE






1840.
José Zárate Penichet (1762-1840) Abogado nacido en Las Palmas de Gran Canaria, se estableció en Santa Cruz de Tenerife, de cuya vida pública tomó parte activa. Fue síndico personero interino del Ayuntamiento –un delegado de la corporación local para la negociación de diversos asuntos– durante el histórico capítulo de la victoria del pueblo santacrucero frente a la invasión del almirante Nelson. A raíz de eso, el general Gutiérrez le encargó el expediente para la obtención del título de Villa para Santa Cruz.
Fue alcalde en 1798 y reelegido en 1802.
Fundador del Colegio de Abogados en Santa Cruz de Tenerife.
“Ha transcurrido más de un siglo y medio desde la Fundación del Ilustre Colegio de Abogados de Santa Cruz de Tenerife, cuando un grupo de Letrados cuya actividad se proyectaba en las más diversas direcciones aunó ilusión y esfuerzo para crear esta ilustre casa.
 El 2 de julio de 1837, las Cortes aprueban el proyecto de Estatutos para el régimen de los Colegios de Abogados del Reino. Nueve días después, el Real Decreto que contenía el cuerpo estatutario, se eleva a la Reina Gobernadora para su preceptiva sanción. La regia aprobación disponía que se hicieran llegar dos ejemplares de los Estatutos a los Decanos de los colegios existentes y a los abogados más antiguos de los pueblos y ciudades donde, debiendo instalarse los colegios, no los hubiese, para que, reunidos bajo su presidencia todos los abogados del ámbito territorial asignado a cada corporación letrada, se procediera a la celebración de una junta general para su constitución y para         "todo lo demás que debe tratarse en tales juntas"
 El Texto Estatutario que se adjuntaba venía precedido por un Real Decreto, fechado el 5 de mayo de 1838, en el que la Regente María Cristina de Borbón, manifestaba a D. Francisco de Paula Castro, Ministro de Gracia y Justicia, que

 "En conformidad con lo tratado por las Cortes el 2 de Julio último, y movida por las razones que me habéis expuesto, vengo, como Reyna Gobernadora, a nombre de mi excelsa Hija, la Reyna Doña Isabel II en decretar que se guarden y observen los siguientes estatutos para el régimen de los Colegios de Abogados"

 El Ministerio da inmediato cumplimiento al regio mandato, y, el 28 de mayo siguiente, mediante Orden Circular, cursa las atinentes instrucciones a los regentes de las Audiencias.
Recibido en las Palmas el correspondiente Despacho, el titular del alto Tribunal Canario, D. Juan García del Pozo, se apresura el 31 de julio de 1838 a ponerlo en conocimiento del Decano de aquel Colegio y del Letrado más antiguo de Santa Cruz de Tenerife, para que procediera en su respectivo territorio, conforme ordenaba el Real Decreto de 5 de mayo precedente. Misión que recayó en D. José de Zárate y Penichet, Decano en edad- setenta y seis años-, y como hemos visto, el primero en dignidad y méritos.
Al Juez de Primera Instancia de la villa Santacrucera, D. Domingo de Azcona y Calvo, llega la comunicación oficial enviada por el Regente García del Pozo, e inmediatamente la entrega "mano a mano", el 11 de agosto inmediato, a D. José de Zárate.
En la misma fecha, la persona que ostenta el cargo de biógrafo, en uso de las facultades competenciales que le atribuía la Circular de 28 de mayo, dirige la correspondiente convocatoria a todos los abogados residentes en el territorio citándolos,  de comparecencia,           "para que tenga su debido y puntual cumplimiento la Soberana Voluntad de S.M."  Añadiendo que a la finalidad contenida en la mencionada Orden
 "he señalado pª la reunión en Junta general el domingo, dos del próximo mes de Septiembre,a las diez de la mañana en la Sala del Ayuntamiento, que para este objeto me ha sido concedida, esperando se sirva avisarme al recibo a los fines expresados".
Treinta y uno fueron los destinatarios de la citación; doce establecidos en la Villa capital y diecinueve en La Laguna. He aquí sus nombres: D. Domingo de Azcona y Calvo, D. Jaime Carrasco y Quirós, D. José Gil de Gibaja, D. Domingo Mora y Fernández, D. Segundo María Carrós, D. Francisco María de León y Xuárez de la Guardia,  D. José Teodoro Martínez, D. Domingo Benítez y Fernández, D. Carlos Calzadilla de La-Hanty, D. Blas Doreste Romero y D. Luís González de Mármol, todos ellos de Santa Cruz de Tenerife; y D. José Antonio Morales y Calvo, D. Francisco de Paula Fernández Brederos, D. Ignacio Peraza y Hoyo, D. Juan Nepomuceno López de Vergara y Aguilar, D. Juan Bethencourt, D. José Febles, D. José Navarrete y Vargas, D. José Hilario Martinón, D. José Deza Goyri, D. Valentín Martínez Jordán, D. Domingo Morales y Guedes, D. Manuel González Pérez, D. Vicente Clavijo Plo, D. Francisco Rodríguez de la Sierra, D. Cándido Veraud, D. Ambrosio Ramos Bello, D. José Francisco Trujillo y Padilla, D. Ferando Cabrera Pinto y D. Juan Díaz Nuñez establecidos en La Laguna.

El domingo, 2 de septiembre de 1838 a las diez de la mañana, conforme a lo consignado en la convocatoria, abre D. José de Zárate y Penichet la solemne sesión constituyente, en las Salas Capitulares del muy Ilustre Ayuntamiento de Santa Cruz de Santiago de Tenerife, situadas a la sazón en el antiguo convento de San Pedro de Alcántara, de la seráfica Orden Franciscana. Con él ocupan asiento los Letrados Morales y Calvo, Carrasco y Quirós, Peraza y Hoyos, Navarrete y Vargas, López de Vergara y Aguilar, Carrós, Benítez y Fernández, León y Xuárez de la Guardia, Martínez, Febles, Ramos, Rodríguez de la Sierra, Doreste y Romero, González Pérez, Calzadilla de La-Hanty, Trujillo y Padilla y Del Mármol. En total diecinueve, quedando cumplida la orden de constitución de este Ilustre Colegio.”
(Tomado de: file:///C:/Documents%20and%20Settings/Edu/Escritorio/Historia.htm)







UN ARCHIPIELAGO OCUPADO DURANTE 600 AÑOS. COÑO YA ESTA BIEEEEEEEN!!!!





De un necio político tan escaso de cacumen como gobernante poco o nada se puede esperar de nuestro presidente y su comitiva política. Olvida este señorito del Gobierno regional las grandes desigualdades sociales que se han generado en Canarias como consecuencia de su pésima gestión.

Miseria, y hambre y hasta muertes en las listas de espera sanitaria. ¿Cuántos canarios tienen que acudir cada día a centros de beneficencia para que les den un plato de comida? ¿Cuántos niños famélicos tienen que desayunar y almorzar en la escuela para no caer desfallecidos por la calle?

Su misión no es llevarse bien con los metropolitanos, sino defender los intereses de Canarias y de los canarios y no unos traidores de su pueblo.

¿Qué justicia social puede haber cuando los políticos viven en mansiones, mientras que muchos canarios -tampoco eso nos cansamos de repetirlo- son desahuciados de sus viviendas y arrojados a la calle de mala manera? Las ya citadas colas del hambre y listas de espera sanitaria, la emigración forzada de miles de jóvenes isleños, ¿es eso justicia social? ¿Puede alguien hablar de justicia en un Archipiélago que lleva 600 años ocupado y esquilmado por un país situado en otro continente?

La independencia llegará, lo reiteramos, pero hemos de ayudarla a llegar. Ni un paso atrás. De forma pacífica pero contundente tenemos que hacer cuanto esté en nuestras manos para liberarnos de quienes nos exprimen para beneficio suyo. No puede haber justicia en canarias, mientras persista el colonialismo español. La esclavitud no puede ser justa porque la libertad de las personas y de los pueblos es un derecho divino.

Maria Gómez Díaz

Enero de 2014.

LUÍS FRANCISCO BENÍTEZ DE LUGO Y BENÍTEZ DE LUGO, VIII MARQUÉS DE LA FLORIDA, PIONERO DEL ESPIRITISMO EN ESPAÑA Y CANARIAS




1876 mayo 2.
Fallece el criollo canario y primer espiritista canario Luis Benitez de Lugo.
Nacimiento
“Luís Fco. Benítez de Lugo y Benítez de Lugo nació en la Villa de la Orotava (isla de Tenerife) el día 1 de Abril de 1837. Era hijo primogénito de Luís Jerónimo Benítez de Lugo y del Hoyo Solorzano, VII Marqués de la Florida, y de Elena Benítez de Lugo y Urtusáustegui, quienes habían contraído matrimonio en La Orotava el 1 de Mayo de 1836.
Fueron sus  abuelos paternos Luís Bonifacio Benítez del Hoyo Lugo y Sotomayor, VI Marqués, muerto en 1847, cuando nuestro protagonista contaba diez años de edad, y María de la Candelaria del Hoyo Solorzano, que falleció en 1852, cinco años más tarde.
Sus abuelos maternos lo fueron Francisco Bautista Benítez de Lugo Arias de Saavedra y María de la Concepción Urtusáustegui y Monteverde, quien sobreviviría a su marido y fallecería en 1860.
Su padre, Luís Jerónimo, murió el 8 de Agosto de 1856, dejándole huérfano a los diecinueve años y con cinco hermanos menores, un varón y cuatro niñas.
Su madre, Elena, le sobreviviría, pues murió el 6 de Febrero de 1887, once años después que su hijo. Este, pues, sucedió a su padre en el título, siendo el VIII Marqués de la Florida desde temprana edad.
Estudios y actividad política
Estudió el Bachillerato en el Instituto Provincial de Canarias (La Laguna, Tenerife), que superó con notable aprovechamiento, dejando un magnífico recuerdo entre sus profesores.
A fines del verano de 1859, ya huérfano de padre, marcha a Madrid para estudiar las carreras de Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad Central. Su llegada a la capital coincide con el gobierno de Leopoldo O’Donell en el período de la Unión Liberal.
En 1860 se afilia al partido Progresista, al tiempo que comienza su quehacer literario colaborando en diversos periódicos.
En septiembre de 1862 cuando Benito Pérez Galdós acude a Madrid a estudiar, Florida actúa como su fiador, institución necesaria en la universidad de entonces. A partir de aquí nace entre ellos una intensa amistad.
En 1863 obtiene el grado de Bachiller en Derecho Administrativo y en 1864 el de Bachiller en Derecho Civil y Canónico.
Entre los años de 1862 y 1863, Florida fue asistente asiduo de la tertulia de canarios que se reunía en el “Café Universal”, de la que formaban parte, entre otros, Fernando León y Castillo, Benito Pérez Galdós, Barcino Guimerá, etc. Sobre esto escribió Galdós algunas páginas en su España Trágica.
A comienzos de abril de 1863, empieza a publicarse en Madrid la revista Las Canarias, dirigida por el economista palmero Benigno Carballo Wangüemert, de cuya redacción formaban parte, además, Fernando León y Castillo y Luís F. Benítez de Lugo. Su primer trabajo publicado en esta revista, fue el que tituló “El Último Aliento de un Pueblo”.
Sólo se habían editado cuatro números cuando el Marqués de la Florida se aparta de la redacción de la revista, solidarizándose con un grupo de canarios que habían sido reticentes a la misma desde el principio, entre los que se encontraba su paisano, amigo y correligionario en ideas políticas y espiritistas José Plácido Sansón. Las causas de esta decisión tuvieron su origen fundamental en cuestiones de política local canaria, más que de orden personal. Se inicia así una época de dura campaña y enfrentamiento dialéctico entre los que representaban posiciones antagónicas.
También en torno a 1863 ingresa en la Asociación Científica, en muchos de cuyos debates intervino, destacando por “su buen decir, que distingue al hombre literato, erudito y de rica fantasía”, según palabras de León y Castillo (1)  en la Memoria de la Asociación. En el mismo año, entra como socio del Ateneo Científico y Literario de Madrid, y en 1864 es socio, asimismo, de La Tertulia.
La intensa participación en política del Marqués de la Florida se acrecienta en esta época, siendo designado representante canario en el Comité Central del partido Progresista.
“La Noche de San Daniel”
Florida fue protagonista principal de los acontecimientos que las páginas de la historia conocen como “La Noche de San Daniel”, ocurridos el 10 de Abril de 1865. Tales hechos tuvieron su origen en el expediente que se ordenó abrir a Emilio Castelar, catedrático de Historia en la Universidad Central, por orden del ministro de Fomento, Alcalá Galiano, en reacción a un artículo de aquel titulado “El Rasgo” y publicado en el periódico La Democracia, donde criticaba duramente la cesión de bienes pertenecientes al Patrimonio Real que la Reina Isabel II había acordado para atender la bancarrota nacional, quedándose con una cuarta parte del producto.
El rector, Juan Manuel Pérez de Montalbán, se negó a obedecer la orden del ministro y fue destituido. Florida recoge entonces el encargo de sus compañeros estudiantes, de hacer una petición para solicitar un permiso a las autoridades y celebrar una serenata en honor del destituido rector, que le es concedido. A última hora, sin embargo, el ministro de la Gobernación, González Bravo, prohibió el acto.
Dos noches después, el lunes, día de San Daniel, los estudiantes deciden, con o sin autorización, dar una pitada al nuevo rector nombrado por el Gobierno, don Diego Miguel Baamonde y Jaime, Marqués de Zafra. Durante el día, sólo ocurrieron pequeñas escaramuzas entre estudiantes y guardias; mas, al llegar la noche se produjo lo inesperado: la tragedia. En el mismo centro de Madrid, una durísima carga efectuada por la guardia al mando de Narváez, terminó con el sangriento balance de 12 muertos y 193 heridos.
En razón de su protagonismo, Florida es buscado como cabecilla, teniendo que permanecer oculto. Sale de Madrid y se traslada a Sevilla, en cuya universidad se matricula cursando varias asignaturas del preparatorio de la carrera de Filosofía y Letras. Terminado este curso de 1864-65, aprobó Historia Universal, Literatura Española y Literatura Latina.
Entretanto, las consecuencias de la “Noche de San Daniel” continúan, sucediéndose los debates en el Senado y el Congreso. El 21 de Julio cae el Gobierno de Narváez, al que sucede de nuevo la Unión Liberal, con O’Donell al frente.
Por este mismo tiempo, Florida es nombrado socio de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife, y entra a formar parte, también, de la Academia Matritense de Jurisprudencia y Legislación.
En el otoño de 1865, se desata en Madrid una epidemia de cólera en la que Florida jugaría un abnegado papel, dando muestras de sus altos valores morales y conciencia solidaria.
Destinado al barrio de Jacometrezzo, como miembro de la Junta de Socorro del Distrito Centro de la Sociedad Amigos de los Pobres, Florida llevaría a cabo una destacada labor de ayuda organizando actos benéficos y aportando de su propio bolsillo numerosísimas ayudas a familias afectadas. También su amigo José Plácido Sansón colabora en esta tarea.
La situación política seguía inestable, como ocurriría en muchos períodos a lo largo de este agitado siglo XIX en España. Disuelto el gobierno por O’Donell y convocadas elecciones para el 27 de diciembre de 1865, el partido Progresista, coligado con el Demócrata, proclama un Manifiesto en el que recomienda el más completo retraimiento en dichas elecciones.
Este clima de inestabilidad desemboca inevitablemente en conspiraciones de levantamientos revolucionarios, cuya iniciativa corresponde a los progresistas, encabezados por Prim. En estos hechos, Florida, como miembro del Comité Central del partido Progresista, participa activamente.
Después de un conato fracasado, tiene lugar el levantamiento de los sargentos del cuartel de San Gil el 22 de Junio de 1866, que también fracasó y que dio lugar a una enconada represión, incluido el fusilamiento de sesenta y seis personas, casi en su totalidad militares.
Desde 1866 hasta comienzos de 1868, en que se traslada a Tenerife, no hay demasiados datos sobre la vida del Marqués. Una vez en su isla natal comienza dirigir el periódico El Progreso de Canarias, que iniciaría su publicación en Santa Cruz de Tenerife el 2 de Mayo de 1868. Entre sus redactores estaban Miguel Villalba Hervás (2). Emilio Serra y Ruz, Darío Cullen Sánchez, José Mª Pinto y Vega, entre otros. Dejó de publicarse a finales de Julio de 1869, refundiéndose con otros dos periódicos republicanos, El Guanche y La Libertad, creándose La Federación, que comenzó a salir el 3 de Agosto, dirigido por su amigo y paisano Miguel Villalba Hervás.
El primer número de El Progreso de Canarias se presenta con una nota de la Redacción titulada “2 de Mayo de 1808 – 2 de Mayo de 1868″, un homenaje a los héroes de aquella fecha que se enfrentaron a las huestes napoleónicas, y a los “ínclitos legisladores de Cádiz”, al tiempo que se invoca la protección de “vuestros sacros manes” (3). Numerosos fueron los artículos publicados por Florida en este periódico, con notable contenido político.
El día 5 de Octubre de 1868, como consecuencia de los movimientos revolucionarios que llevaron al derrocamiento del trono de la Reina Isabel II, que tuvo que huir a Francia, se forma la Junta Superior de Gobierno de Canarias, de la que formaría parte el Marqués de la Florida. A él le fue encargado por unanimidad la redacción del primer Manifiesto al pueblo de la Junta, titulado “Habitantes de la Provincia de Canarias”, que salió publicado en El Progreso de Canarias del 10 de Octubre de 1868.
En sesión efectuada por la Junta el 23 de Octubre, además de nombrar el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, siguiendo las disposiciones del nuevo Ministerio de la Gobernación, la Junta presentó el programa político y económico que profesaba, elaborado por la comisión nombrada al efecto, de la que formaba parte Florida, quedando aprobado en los siguientes términos:
 - Sufragio universal y libre.
- Independencia y vida propia del municipio.
- Descentralización administrativa de la Provincia.
- Cámaras electivas en representación de la voluntad nacional y de la entidad provincial.
 - Unidad de fueros.
- Jurado para toda clase de delitos.
- Inamovilidad judicial.
- Inviolabilidad del domicilio.
- Seguridad individual.
- Abolición de la pena de muerte.
- Libertad de cultos.
- Libertad de imprenta sin depósito, fianza ni editor responsable.
- Libertad de comercio.
- Libertad de asociación y reunión.
- Libertad de enseñanza.
- Abolición de las quintas y matrículas de mar.
- Abolición de la esclavitud.
- Contribución única, directa, individual y proporcional.
- Desestanco de todo lo estancado.
- Libertad de las industrias del estado.
- Milicia Nacional voluntaria.
- Restablecimiento y mayor amplitud de la ley de desamortización de las cortes constituyentes de 1855.
- Aplicación a las provincias ultramarinas de España de todos los principios expuestos.
- Reducción del ejército.
El 5 de Noviembre la Junta, una vez llevados a cabo sus cometidos, acuerda disolverse, al igual que las del resto del Estado, atendiendo la orden del Gobierno en este sentido de fecha 21 de Octubre.
El 13 de Noviembre de 1868 se constituye la Diputación Provincial de Canarias, de la que entra a formar parte el Marqués de la Florida y la mayor parte de los miembros de la antigua Junta Revolucionaria.
Entre los días 27 y 30 de Enero de 1869 se celebran en Canarias las elecciones para diputados a Cortes, en las que el Marqués de la Florida es candidato por los progresistas y demócratas. Los manejos de diversos personajes sujetos a la influencia oficial lograron que no saliese elegido, aunque por un margen mínimo de votos.
Nuevamente vemos a nuestro protagonista en la Diputación, esta vez de suplente, en la que tuvo una destacada actuación, hasta la suspensión de los derechos constitucionales determinada por ley en las Cortes del 5 de Octubre -que serían restablecidas el 21 de Diciembre- , como consecuencia del alzamiento federal de Septiembre de 1869. El Gobernador Civil de Canarias, Eduardo Garrido Estrada, investido de poderes omnímodos, comenzó a ordenar una serie de destituciones, siendo una de las primeras la del Marqués de la Florida, que dejaría de ser miembro suplente de la Diputación el 26 de Octubre de 1869.
También durante 1869, Florida había ingresado como miembro del Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife, siendo nombrado vocal del jurado encargado de evaluar los trabajos sobre literatura que se presentasen.
En 1870, Florida es nombrado presidente del Casino de La Orotava. En ese año se declaró una epidemia de viruela en ésta, su Villa natal, prestando notables servicios por los cuales se le propuso conceder la Cruz de Beneficencia, que él rehusó aceptar.
El 16 de Agosto de 1870 es elegido como Rey de España Amadeo de Saboya. En el mes de Diciembre, el día 27, Prim muere en atentado en la Calle del Turco, Madrid, quedando el nuevo Rey sin su principal valedor. Las Cortes son disueltas.
El 2 de Enero de 1871, don Amadeo entra en Madrid, y el día 4 forma gobierno el general Serrano. Poco después se convocan elecciones de Diputados a Cortes, que tienen lugar en la Península entre el 8 y el 11 de Marzo. En Canarias además de éstas, primero, se celebraron las de la Diputación Provincial, a continuación. En ambas es candidato el Marqués de la Florida, pero ahora desde un posicionamiento radical. Una vez más, por escasa diferencia de votos, no logra ser diputado a Cortes, saliendo en su lugar Feliciano Pérez Zamora. Sin embargo, si resulta elegido en las elecciones provinciales por la circunscripción de La Orotava, ingresando nuevamente como miembro de la Diputación Provincial de Canarias.
El 20 de Julio, el Gobierno de la nación entra en crisis y don Amadeo encarga a Ruiz Zorrilla, progresista radical, amigo íntimo de Florida, que forme nuevo gobierno, lo cual hace, reservándose la cartera de Gobernación. Precisamente en estos momentos, Florida llega a Madrid -donde luego permanecerá- formando parte de una comisión mixta de republicanos y radicales, enviada por el partido republicano de Santa Cruz de Tenerife, de la que formaban parte también Emilio Serra y José María Pinto, con el objeto de felicitar a Ruiz Zorrilla por su nombramiento. Pero este gobierno sólo duró setenta y cinco días, hasta que se produjo una nueva crisis, dimitiendo Zorrilla.
Florida y la Masonería
En el verano de 1871, entra Florida en la Masonería, estando su título fechado en Madrid el 12 de Septiembre. Toma como nombre masónico “Tingüale”, integrándose en el capítulo “Nephtalí”. Aparece como Gran Maestre su amigo y jefe en el partido Progresista, Manuel Ruiz Zorrilla. A tono con la época, es interesante anotar que muchos de sus amigos y correligionarios fueron masones: Prim, Villalba Hervás, Rafael Calzadilla, Pedro Mariano Ramírez…
Diputado a Cortes
En el mes de Diciembre de 1871, el Comité Progresista Democrático de Santa Cruz de La Palma en Canarias, elige al Marqués de la Florida como representante en el Comité Central de Madrid, donde continúa con su intensa vida política.
Después de varias crisis gubernamentales, sucédense en el poder central diversos gobiernos de escasa duración presididos por Sagasta, Serrano-Topete y Ruiz Zorrilla. Este último disuelve las Cortes y convoca nuevas elecciones para el mes de Agosto de 1872. En las mismas, se presentó en las filas radicales el Marqués de la Florida, resultando elegido diputado a Cortes por la circunscripción de La Orotava. Toma posesión de su escaño el 16 de Septiembre siguiente. Comienza así una nueva época para el Marqués de la Florida.
Villalba Hervás comenta la labor de Florida en estas Cortes en los siguientes términos: “En aquel Congreso, uno de los de más digna alabanza que registra nuestra historia parlamentaria… se distinguió por su ardiente liberalismo, por su espíritu reformista, por sus vastos conocimientos y su palabra fluida y elegante, siempre urbana y cortés, con frecuencia áticamente incisiva, no pocas veces enérgicamente elocuente. Como no debía su elección al favor del Gobierno sino a la libre voluntad del pueblo, y como a nada aspiraba para sí, votó en algunas ocasiones contra la mayoría radical de que formaba parte…” (4).
Luís F. Benítez de Lugo, intervino en numerosos debates parlamentarios. He aquí algunos de los más importantes en los que participó:
1. llamamiento al servicio a las armas a 40.000 hombres.
2. Abolición de la pena de muerte por delitos políticos.
3. Relaciones económicas entre el Clero y el estado.
4. Presupuesto de ingresos para 1872 a 1873.
5. Abandono del Peñón de la Gomera.
6. Establecimiento de una factoría en la costa occidental de  Marruecos.
Formó parte, asimismo, de numerosas comisiones parlamentarias. Vamos a nombrar sólo algunas: Comisión del Proyecto de Ley creando el Banco Español Hipotecario, de la que fue secretario; Comisión de la provincia de Madrid, dentro de la Comisión española encargada de realizar los trabajos preliminares para la Exposición Universal de Viena de 1873; Comisión para la terminación de los ferrocarriles de Córdoba a Bélmez y de Granada a Bobadilla; Comisión para la ampliación de la red telegráfica de la Península…
Destacamos también una intervención de Florida en la sesión parlamentaria del 6 de Febrero de 1873, donde presentó al Congreso una exposición de 300 vecinos “de la ilustre y antiquísima liberal ciudad de Cuenca”, en la que se solicitaba la aprobación del proyecto de ley para la abolición de la esclavitud y de esta manera España entrase “en el concierto general de todas las naciones que han emprendido la filantrópica tarea de considerar al hombre como uno y con sólo un derecho, sin hacer caso de preocupaciones de color, ni tampoco de interesadas diferencias de razas”.
Nace la I República
El 8 de Febrero de 1873, don Amadeo de Saboya presenta a Ruiz Zorrilla su abdicación, desencadenada por la llamada “cuestión artillera”. Dos días después, reunidos en el Congreso los senadores y diputados, proclaman la República, procediéndose a la votación del poder ejecutivo, que quedó encabezado por Estanislao Figueres. A partir de entonces Florida se incorpora a las filas del partido Republicano Federal.
El 4 de Marzo entra como nuevo Gobernador Civil de Canarias Miguel Villalba Hervás, amigo íntimo de Florida, como ya hemos visto, por recomendación de éste, a quien había sido ofrecido previamente el cargo, permaneciendo en el mismo hasta comienzos de Octubre.
Entre los días 10 al 13 de Mayo, se celebran elecciones a Cortes Constituyentes. En ellas, Luís F. Benítez de Lugo sale elegido nuevamente diputado. Las nuevas Cortes comenzaron sus sesiones el 1 de Junio, tomando Florida posesión de su escaño el día 5. Recibió el encargo de formar Gobierno Pi y Margall.
Benítez de Lugo entró a formar parte de la Comisión Permanente de Presupuestos, con otros siete diputados, de la que al poco tiempo fue presidente, hasta la caída de la República, tras el golpe de estado del General Pavía. También fue elegido para formar parte de la Comisión Inspectora de las operaciones de la Deuda Pública y en votación realizada en la sesión del 24 de Junio, es nombrado tercer secretario de las Cortes Constituyentes.
Numerosas fueron las intervenciones de Luís F. Benítez de Lugo en estas Constituyentes de la primera República, hasta el último momento de su efímera existencia, siendo los temas económicos, en los que era un verdadero especialista, una de sus principales áreas de actuación. Notables fueron sus duelos dialécticos en torno a diferentes aspectos económicos con el Ministro de Hacienda en el segundo gobierno de Francisco Pi y Margall, José Carvajal y Hué, que continuaría posteriormente en el mismo cargo en el gobierno formado por Nicolás Salmerón, tras la renuncia de Pi y Margall el 18 de Julio. Precisamente, en el momento de la caída de la República, el nombre de Luís F. Benítez de Lugo se barajaba como futuro ministro de Hacienda o de Ultramar.
El 6 de Septiembre, el gobierno Salmerón entra en crisis, siendo elegido en su lugar Emilio Castelar, al que se da amplios poderes. El sábado 20 se suspenden las sesiones de la Asamblea hasta el día 2 de Enero de 1874.
El 23 de Noviembre de 1873, obtiene Luís F. Benítez de Lugo el grado de Licenciado en Derecho por la Universidad Central, título que se había ido retrasando por su intensísima participación en los asuntos públicos.
Caída de la República
El día 2 de Enero de 1874, compareció el Gobierno ante las Cortes en la que iba a ser la última sesión de la joven República. Aquella, en la que el Gobierno se sometía a una proposición de confianza, fue una jornada intensa en el Congreso. Numerosos son los diputados que expresan sus críticas a Castelar, entre éstos Benítez de Lugo; y también quienes prestan su voz y argumentos en apoyo del presidente y su gobierno. Eran ya las 5 de la mañana del día 3, cuando se somete a votación la proposición de confianza, que resultó derrotada. Entre estos votos en contra está el de Luís F. Benítez de Lugo. Inmediatamente, Castelar presenta su dimisión, así como la de su gobierno, que le es admitida, al tiempo que propone que no se interrumpa la sesión para buscar un sustituto que pueda formar gobierno y superar la crisis, proposición que es tomada en consideración. Entretanto, el entonces Capitán General de Madrid, General Pavía -Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque- había venido siendo puntualmente informado de las deliberaciones del Congreso.
A las siete menos cinco de la mañana se inicia la votación de la proposición de Castelar. Apenas había comenzado el escrutinio, cuando llegan al Congreso las primeras noticias del golpe de estado de Pavía, el cual rodea a las Cortes con sus tropas y conmina al desalojo de las mismas. Inmediatamente, en el Congreso se suceden todo tipo de intervenciones y manifestaciones de los diputados en apoyo de la República, siendo notables las ofrecidas por Benítez de Lugo. Por fin las tropas entran en el Congreso, que es desalojado.
Tras este acto de fuerza, días después, los diputados de aquellas Cortes elevan sus protestas a los Tribunales Supremos de Justicia y de Guerra, sin resultado, desgraciadamente, como era de esperar. Benítez de Lugo tomó parte activa en estas gestiones y encargado por la Cámara, llevó los documentos probatorios del golpe de Estado a las sedes respectivas de estos Supremos Tribunales.
Regreso a Canarias
Una vez cumplidos estos deberes para con el Parlamento disuelto, siendo extraño y contrario a las orientaciones políticas del nuevo gobierno, poco tenía que hacer ya en Madrid el Marqués de la Florida. Decide, pues, abandonar la Capital, camino de ser nuevamente Corte, ya que el 29 de Diciembre de ese año sería restaurada la monarquía, y regresa a Tenerife para retomar sus asuntos e intereses particulares. Llega a su isla natal el 21 de Marzo de 1874.
Luís F. Benítez de Lugo venía pretendiendo desde hacía algunos años a Francisca Delgado Trinidad y O’Shee, joven natural de La Laguna, de la misma edad que el Marqués de la Florida. Su familia, por parte de madre, era de ascendencia irlandesa, y había llegado a Canarias en el siglo XVII, como muchas otras familias de esa misma procedencia, integradas plenamente en la sociedad canaria. El 11 de Octubre de 1875, contraen matrimonio, y la joven pareja fijó su residencia en la población de Güimar.
El matrimonio no tuvo descendencia. Sin embargo, el Marqués de la Florida tenía un hijo nacido el 30 de Agosto de 1868, producto de su relación con María de la Encarnación Rodríguez Suárez, que estuvo en sus primeros años al cuidado de su madre, siempre atendido en sus gastos y educación por Florida a través de su encargado, don Antonio Miranda.
Este hijo se llamó Félix Eleuterio Benítez de Lugo y Rodríguez. Se licenció en Derecho en Madrid en 1893 y llegó a ser diputado a Cortes por primera vez, por Santa Cruz de Tenerife, en las elecciones de 1907, y posteriormente lo continuaría siendo durante un total de ocho elecciones más, hasta 1936. Asimismo, fue Comisario General de Seguridad, con categoría de Director General, en 1917 y 1922, y Subsecretario de Hacienda en 1923. Fue, también, Académico Profesor de la Real Academia de Jurisprudencia y Catedrático de la Escuela Superior de Comercio desde 1915. Murió en Madrid el 29 de Diciembre de 1946, a la edad de 78 años.
Su muerte
A fines de Febrero de 1876, Luís F. Benítez de Lugo se resiente de su salud, siempre condicionada por su vieja enfermedad del corazón, de la cual ya en Madrid habían aparecido síntomas, y se traslada a Santa Cruz de Tenerife, a casa de su amigo y médico, Darío Cullen.
Terminaba el mes de Abril, cuando su situación se complica. Dándose cuenta de lo grave de su estado de salud, llama a su amigo y Notario, el palmero Rafael Calzadilla, a quien da cuenta de sus últimas voluntades y disposiciones testamentarias. Finalmente, la tarde del 2 de Mayo de 1876, desencarna a la edad de 39 años.
Quizás aquí serían también aplicables las palabras de Néstor A. Rodríguez Escudero, cuando en su obra Historia del Espiritismo en Puerto Rico, se refiere a la vida y muerte de Manuel Corchado y Juarbe en 1884, contando sólo cuarenta y cuatro años, coetáneo de Florida, amigo, diputado natural de Puerto Rico, y espiritista como él. Dice Rodríguez Escudero: “Lástima fue que un pensador de tan claras convicciones y tanta valentía para expresarlas viviera tan poco… Cometió un error: un hombre de su altitud espiritual no podía ser político. Y al insistir en serlo le costó la prematura muerte”.
Según nos relata su íntimo amigo el Dr. Miguel Villalba Hervás, en la “Necrología” que le dedicó, leída por su autor en sesión extraordinaria celebrada por el Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife el 24 de Julio de 1876 (5): “No decoraron sus funerales los símbolos de ninguna religión positiva. Luís era filósofo, y las teocracias son siempre más o menos enemigas de la filosofía. Era racionalista, y las teocracias tienden fatalmente a deprimir la razón. Era liberal, y las teocracias no se adunan con la libertad. Era, en fin, entusiasta por la causa del progreso humano, y el ideal de las teocracias es ligar los progresivos movimientos del espíritu a la inmutabilidad del dogma. Pero siguió sus restos hasta la postrer morada un numerosísimo acompañamiento; hombres de diversas localidades, de todos los partidos y creencias, incluso dos respetables sacerdotes católicos, superiores a la coacción y el miedo. Nunca habíamos visto aquí una manifestación que tan a lo vivo significase el triunfo moral de una gran idea y la apoteosis de grandes virtudes públicas y privadas. En casi todos los semblantes se dibujaba profundísimo pesar; ninguno dejaba traslucir un sentimiento innoble ni menos acusaba indiferencia, mil veces más amarga que el odio. La losa sepulcral cubrió los inanimados despojos de Luís Francisco Benítez de Lugo, alumbrada la fúnebre escena por los últimos rayos crepusculares de la tarde del 4 de Mayo.”
Termina Miguel Villaba Hervás su Necrología con estas significativas palabras, llenas de amistad, respeto y admiración: “Como hombres, recordaremos tu testamento, y aprenderemos a ser fieles a la augusta voz de la naturaleza… Como ciudadanos, tendremos muy presentes tu entereza, tu desinterés, tu consecuencia inquebrantable, tu fe en el progreso, tu pureza digna de Arístides.”
“¡Descansa en paz, amigo inolvidable! Y si es verdad que tu espíritu imperecedero comunica con este planeta por corrientes misteriosas – estas últimas palabras hacían referencia a las convicciones espiritistas de Florida -, recibe esta pobre ofrenda de fraternal cariño. ¡Ojalá me fuera dado tejer una esplendente corona, digna de orlar tu preclaro nombre en el templo de la inmortalidad!”.
Obra literaria
Su obra literaria se halla dispersa en las numerosas editoriales y artículos periodísticos que publicó. En El Progreso de Canarias, periódico que dirigió a su regreso de Madrid, dio a la luz gran número de editoriales entre los que destacan los titulados “Lo Convexo y lo Cóncavo”, “La Herencia de Narváez”, “González Bravo”, “La Lista Civil”, “Cuestión de Números”, “Vanidad de Vanidades”, “Recuerdos”…, trabajos que eran, según Villalba Hervás, “notabilísimos por la galanura de su estilo y profunda intención”, y que fueron con frecuencia mutilados por la censura; muchos otros se conservan que no vieron la luz. Dejó sin terminar una serie de artículos sobre “la Libertad en Canarias”, donde se revelaba como maestro en Filosofía de la Historia. Existen, entre sus papeles, versos inéditos que podrían componer un volumen, y una recopilación de cuentos publicados en periódicos, los cuales estaba corrigiendo para editar un libro. Su estilo estaba dominado por lo desbordante de su fantasía, “que en muchas ocasiones se imponía a la forma”, en opinión de su sobrino Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, gran admirador de su persona y obra. Varios de sus trabajos fueron recogidos por éste, su sobrino, en un volumen que bajo el título Estela de un Muerto publicó en Madrid en 1907.
Luís F. Benítez de Lugo espiritista
El Marqués de la Florida está unánimemente considerado como uno de los grandes pioneros del Espiritismo en España, y especialmente en las Islas Canarias.
Según nos informa su sobrino Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “su creencia en los fenómenos de éste - el Espiritismo – procedía de su fuerza magnética con la cual levantaba pesadas mesas sin contacto material con ellas. Eso le llevó al Espiritismo… quizá también a su consoladora y bien meditada filosofía…” (6).
Tal como señalamos anteriormente, el Marqués de la Florida se trasladó a Madrid para estudiar a finales de verano del año 1859. Suponemos que sus primeros contactos con las experiencias psíquicas y mediúmnicas se produciría poco después en la capital española, no porque poseamos datos fidedignos que nos lo confirmen, sino atendiendo a lo temprano de la fecha para Canarias – el momento de la introducción del Espiritismo en nuestras Islas se sitúa en el año 1860 – y a la presencia en Madrid de su paisano y amigo José Plácido Sansón y Grandy, ya introducido en estos estudios. En todo caso, es indudable que ya a comienzos de abril de 1863 estaba profundamente iniciado en el Espiritismo, de cuya filosofía y principios se había impregnado, como puede colegirse de la lectura de su primera colaboración en la revista Las Canarias, un escrito que con el título “El Último Aliento de un Pueblo” salió a la luz en la citada publicación el 4 de abril de ese año.
En dicho artículo, Florida deja traslucir el ideario espiritista en frases como “…existe un vínculo interno y espiritual entre todos los hombres; con cada uno de nuestros semejantes nos hallamos ligados por lazos invisibles. Existen manos, fuerzas y voluntades superiores que dirigen nuestros afectos… genios que llevan nuestro ser a otros seres, que ponen en relación nuestra alma con otras almas, cambiando nuestros sentimientos por los que emanan de otras voluntades tan libres como la nuestra…”. Y más claro aún cuando, en medio de elucubraciones filosóficas y metafísicas sobre los orígenes de la creación y del ser humano, habla de la pluralidad de mundos habitados y la reencarnación como ley que explicaría el enigma de las simpatías y antipatías espontáneas entre los hombres: “Yo tengo la creencia, o por lo menos el presentimiento, de que allá en los solemnes, augustos y sublimes instantes de la creación, cuando Dios, casi antes de expresar su voluntad, veía cumplido su mandato, me figuro que al formarse los innumerables espíritus que existen y han existido en el casi invisible planeta terráqueo, y el número, aún más inmenso de aquellos, que el estudio del cielo nos permite suponer viven o han vivido en otras atmósferas más perfectas que la nuestra; en ese momento de la sublime creación, los seres conscientes debieron haber emanado a manera de torbellinos, que marcharon unidos a encarnarse, que se han encontrado ya otras veces en diferentes vidas, que desde entonces vienen tejiendo y anudando los lazos de la simpatía”.
Desde Enero de 1868 hasta Julio de 1871, Florida permanece en Tenerife. Conocemos que en este período su actividad espiritista fue notable, siendo el alma de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife, a la que alude  Marcelino Menéndez y Pelayo en su Historia de los Heterodoxos Españoles (7).
De la mano del historiador tinerfeño Marcos Guimerá Peraza, traemos nuevos datos de la labor espiritista de Luis Fco. Benitez de Lugo y de paso de la Sociedad Espiritista de Santa Cruz de Tenerife, con referencia a otros espiritistas cuyos nombres desconocíamos. La fuente es un trabajo biográfico sobre D. Tomás Fidel Cólogan de Bobadilla, Marqués de  la Candía (1813-1888), publicado en el tomo 33 del Anuario de Estudios Atlánticos (1987, págs. 161-220).  En el apartado del mismo que lleva por título “Magnetismo”, se alude a una faceta “curiosa” – según expresión del historiador – del biografiado, cual era su creencia y posiblemente práctica del sonambulismo, magnetismo e hipnotismo. Y como prueba recoge cierta correspondencia inédita muy interesante para nosotros de su amigo D. Nicolás Power y Arroyo (1820-1884).
La primera carta lleva fecha del 31 de enero de 1879 y, entre otras cosas, dice:
“Existe aquí –  Santa Cruz de Tenerife - una sociedad de espiritistas que posee un gran sonámbulo. Se llama Miranda y es muy joven. Mujer no hay ninguna. El Presidente de esa sociedad es un tal Félix López, natural del Puerto – Puerto de La Cruz – y tenedor de libros de Cumella”.
Y en otra, fechada el 4 de febrero siguiente, parece que en respuesta a una de D. Tomás Fidel del día 1º, le informa así:
“Ayer salí expresamente para evacuar por mí, la diligencia que V. se sirve encargarme por su apreciable del 1º.
Vi al sonámbulo. Le dije mi objeto y me contestó que tanto él como su hermano menor habían trabajado poco después de la muerte del Marqués de La Florida, que era su magnetizador; que hace poco que han empezado nuevos ejercicios bajo la voluntad de otro; que ni antes ni ahora podían responder a ciertas preguntas, para lo cual le dijese yo de lo que se trataba. Como lo ignoraba le repliqué me dijese él, cuáles o a qué género pertenecen las preguntas que no pueden satisfacer y me dijo que no respondían a nada que tratase del porvenir ni a lo relativo a intereses pecuniarios. Comprendí por lo tanto que no es como lo pintan, el tal sonámbulo, pues contándole yo varios casos muy sorprendentes, se quedó con la boca abierta asegurando que él no llegaba a tanto.
En vista de esto, creo que V. debe prescindir de todo experimento con el tal”.
Durante su permanencia en el Congreso como diputado, fueron frecuentes, en los debates parlamentarios, las alusiones mutuas entre Florida y otros diputados, relacionadas con sus comunes convicciones espiritistas, especialmente con José Navarrete y Vela Hidalgo, militar y republicano federal, representante de la provincia de Cádiz. Éste, en la sesión del 10 de Julio de 1873, comenzaba su discurso así: “Siento no ver en esos bancos las personas a quienes voy a contestar, por más que dado mi criterio filosófico, esta, para mí, no es gran dificultad, pues tengo el recurso de evocar sus espíritus (risas)”.
El 16 de Octubre de 1872, se debatió en el Congreso un dictamen de la Comisión sobre el llamamiento al servicio de armas de un contingente de 40.000 hombres. El diputado José Navarrete, capitán de artillería, intervino consumiendo el primer turno en contra de la totalidad. Comentando el artículo 2º del proyecto, que exceptuaba a las provincias vascas y a Canarias de contribuir a llenar ese contingente, alude a su amigo Florida y pide que si los diputados de las provincias beneficiadas no votan en contra, al menos se abstengan de votar en pro de este proyecto; si no por otra razón, porque “los exceptuados no deben votar un tributo de sangre contra sus hermanos”.
Sintiéndose aludido, Florida corresponde a su buen amigo “compañero mío en algo, ya que no correligionario político”, comentario que, evidentemente, hacía referencia a sus comunes convicciones espiritistas. Seguidamente Florida expresa que aunque “como representantes de toda la Nación”, tienen derecho a opinar sobre todo proyecto, una práctica parlamentaria… una cortesía… no permite a los representantes de una provincia que se halle exceptuada en una ley, que es onerosa para las demás, el dar su voto en la cuestión”. Por tanto “no tomamos parte en la discusión y votación”. Y termina diciendo: “… Nosotros, representantes de una provincia siempre olvidada por todos los gobiernos; nosotros, que venimos aquí a hacer patente sus necesidades y aspiraciones, no debemos comenzar por una injusticia para con nuestros hermanos de la Península”.
En el debate sobre el Presupuesto de ingresos para el período de 1872 a 1873, celebrado el 7 de Diciembre de 1872, interviene Florida defendiendo varias enmiendas. También habló Navarrete, dando pruebas de su convicciones espiritistas, secundadas por Florida: “Yo, que en esta ocasión desearía ser inspirado por espíritus de gran superioridad  - el Marqués de la Florida: Bien, bien… -  que llenasen de claridad mi entendimiento, y de arrebatadora magia mis frases…”.
Durante el segundo gobierno de Pi y Margall, el 2 de Julio de 1873, en el debate sobre el estado de la Hacienda, el diputado José Navarrete hace alusión de manera favorable a Florida, a la sazón presidente de la Comisión de Presupuestos, y dice: “Mi respetable amigo el Sr. Benítez de Lugo… que coincide conmigo en la manera de apreciar sus relaciones con las inteligencias invisibles que vagan por el ancho azul, está conforme con mi opinión… sin más diferencia que la de reconocer él la deuda por su valor nominal, amortizando todos los años en pública licitación por valor, v. g. de 500, 600 o 700 millones: el procedimiento es realmente más conservador, pero el resultado es el mismo: Yo votaría el proyecto del Sr. Benítez de Lugo”. Posteriormente, en la sesión del 3 de Julio, se continuaría esta discusión. En ella Florida agradece a Navarrete “el recuerdo de ese algo superior que a ambos nos es común”.
Otra de las grandes preocupaciones del Marqués de la Florida fue la abolición de la pena de muerte, tema sobre el que realizó diversas intervenciones parlamentarias. Esta preocupación fue compartida, como no podía ser menos, por sus coetáneos espiritistas.
Tras la sublevación que se había producido el 10 de Octubre de 1872 en el Arsenal del Ferrol, al grito de “¡Viva la República Federal!”, fue presentada una proposición de ley para la abolición de la pena de muerte por delitos políticos, por parte del diputado y espiritista Navarrete. En la sesión del 26 de Octubre se nombró la comisión que debía dar dictamen sobre esa proposición de ley, integrada por siete diputados, entre los que estaba el Marqués de la Florida. La Comisión ofreció su dictamen al Congreso el 8 de Noviembre siguiente, acordándose someterla a su fallo en los mismos términos en que su autor la presentó. Esta decía:
Artículo 1º. Queda abolida la pena de muerte por delitos políticos.
Artículo 2º. Quedan derogadas las disposiciones del Código penal y demás leyes en cuanto se opongan a lo que en la presente se dispone.
En la sesión del 25 de Noviembre, Florida presentó una exposición de vecinos de Argamasilla de Alba, provincia de Ciudad Real, en la que se ruega al Congreso se apruebe la proposición sobre la que se acaba de dar dictamen, por la que “se hace ley el humanitario pensamiento de abolir la pena de muerte para los delitos políticos”.
Ruiz Zorrilla se opuso a la misma, y a pesar de ello sólo noventa y ocho diputados de la asamblea votaron en contra, mientras que lo hicieron en pro cincuenta y ocho. Este fue el motivo del primer y serio distanciamiento entre Florida y su jefe político y causa principal de su alejamiento del partido radical; hecho, por otra parte, que evidenciaba una vez más su independencia de carácter. Esta circunstancia se repitió en varias ocasiones más, votando Florida en contra de la mayoría radical a la que pertenecía, cuando la postura oficial del entonces su partido iba en contra de sus más íntimas convicciones.
Bajo el reinado de don Amadeo de Saboya, el 18 de Enero de 1873, el Vizconde Torres Solanot, una de las grandes figuras del Espiritismo español, escribía a Florida en referencia a la petición de un indulto o conmutación de pena intercedida por el Círculo Espiritista de Ciudad Real, en favor de un soldado desertor condenado a muerte; en virtud de la cual la Sociedad que el preside – Sociedad Espiritista Española, de Madrid – ha acordado que una Comisión, en la que se espera se integre Florida, lo soliciten del Presidente del Gobierno, y si fuera preciso del Jefe del Estado; para lo cual le invitaba a verse en el Congreso con Joaquín de Huelbes y Temprado. El telegrama de Ciudad Real invocaba de “los buenos espíritus su inspiración”. Solanot lo contestó con otro: “Diputados espiritistas van a reunirse con los de esa provincia para implorar clemencia real. Sociedad gestionará activamente. Confianza en Dios”.
Proposición de Ley para la enseñanza oficial del Espiritismo
Y llegamos al que puede considerarse momento culminante del quehacer espírita de Luís F. Benítez de Lugo y una de las más extraordinarias páginas de la historia del Espiritismo en nuestro país y en el mundo: la presentación de una proposición de Ley para la enseñanza oficial del Espiritismo. En torno a este insólito acontecimiento su sobrino, Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, hace el siguiente comentario en un artículo que le dedicó años después de su muerte glosando su memoria: “Lo más original de ésta época y en esta raza que hace de lo poco vulgar objeto de burlas, y con mucha ignorancia acuña en el troquel del ridículo lo que no se sabe y no se medita, fue la proposición de ley que presentó con otros cuatro diputados pidiendo la enseñanza oficial del Espiritismo” (8).
En la sesión del 26 del Agosto de 1873, se dio lectura por primera vez y pasó al Gobierno, acordando se imprimiera y repartiera a los diputados, una enmienda de José Navarrete al Título II, art. 30, párrafo tercero, del proyecto de ley de reforma de la Segunda Enseñanza y las facultades de Filosofía  Letras y de Ciencias. La enmienda venía firmada, además, por Luís F. Benítez de Lugo, Anastasio García López, Manuel Corchado y Juarbe, y Mamés Redondo Franco. He aquí su contenido:
“Los Diputados que suscriben, conociendo que la causa primera del desconcierto que por desventura reina en la nación española, en la esfera de la inteligencia, en la región del sentimiento y en el campo de las obras, es la falta de fe racional, es la carencia en el ser humano de un criterio científico a que ajustar sus relaciones con el mundo invisible, relaciones hondamente perturbadas por la fatal influencia de las religiones positivas, tienen el honor de someter a la aprobación de las Cortes Constituyentes la siguiente enmienda al proyecto de ley sobre reforma de la segunda enseñanza y a las Facultades de Filosofía, Letras y Ciencias”.
“El párrafo tercero del art. 30, tit. II, se redactará del siguiente modo: 
“Tercero, Espiritismo.
“Palacio de las Cortes, 26 de Agosto de 1873.- José Navarrete.- Anastasio García López.- Luís F. Benítez de Lugo.- Manuel Corchado.- Manuel Redondo Franco”.
El destacado orador Sr. José Navarrete fue el encargado de defender en la siguiente legislatura esta enmienda que, de ser aprobada, había de llevar el estudio del Espiritismo a la Segunda Enseñanza y a la Universidad oficial.
La disolución de aquellas Cortes, a raíz del golpe de estado del General Pavía, impidió su discusión. Sin embargo, siempre permanecerá como imperecedero monumento que demuestra la influencia que en España alcanzó el Espiritismo y la notable y amplia representación que obtuvo en las memorables Cortes Constituyentes de la Primera República española.
Ante la eventualidad de que discutiesen las Cortes la enmienda presentada por los diputados espiritistas, se formularon las siguientes bases de enseñanza:
                    PROGRAMA DE UN CURSO ELEMENTAL DE ESPIRITISMO
“Prolegómenos.- Nociones de Cosmología y de Antropología.
Tratados Sumarios.- 1º Pluralidad de mundos habitables y habitados. Cosmografía comparada.      
2º Concepto de Espíritu. Vida Libre. Encarnaciones.
3º Teoría del progreso. Progreso universal indefinido.
4º Fundamento de la Filosofía, la Moral y la Religión. Síntesis espiritista.
5º Ideal social humano.
6º Espiritismo experimental. Magnetismo, sonambulismo lúcido, fenómenos espontáneos y sistemas de comunicación con el mundo invisible”.
Veamos seguidamente la primera parte sintética y expositiva de dicho cuadro:
“Primer Tratado: Dios. Segundo Tratado: La Creación. Tercer Tratado: El Espíritu. Estos tratados se resumen en un credo espiritista o sea la Trinidad Universal: Dios, la creación, el espíritu”.
“La segunda parte analítica comprende: Filosofía espiritista. Estudio del hombre y de la naturaleza como base de la creencia. Primer Tratado: el hombre (Antropología). Segundo Tratado: La ciencia, la cosmología y la filosofía.  Tercer Tratado: la fe y la religión”.
“La tercera comprende Ciencia Espiritista, a saber: Primer Tratado: Magnetismo y fluidos. Segundo Tratado: Espiritismo experimental y de la comunicación. Tercer Tratado: La vida futura y la reencarnación. Cuarto Tratado: Vida Planetaria, problemas sociales: doctrina espiritista en sus múltiples aplicaciones y caridad”.
“La cuarta parte es un resumen del espiritismo, a saber:  Primer Tratado: Catecismo de la Doctrina Kardeciana; código moral y religioso. Segundo Tratado: Conclusiones de la filosofía espiritista; progreso indefinido. Tercer Tratado: El Espiritismo aplicado a las ciencias físico-naturales; de las artes y de la industria. Cuarto Tratado: La nueva revelación; fe en lo porvenir; el ideal espiritista”.
La publicación espiritista Revista de Estudios Psicológicos, de Barcelona, fundada y dirigida hasta su muerte por José María Fernández Colavida, primer traductor de las obras de Kardec al castellano, publicó unos comentarios en relación a este Proyecto de enmienda para la inclusión del Espiritismo en la enseñanza oficial, de los que entresacamos estos párrafos:
“Singular contraste. En el mismo momento en que nuestra desventurada patria hispana se halla hondamente perturbada en sus esferas políticas y religiosas; cuando envalentonadas las huestes clericales por falta de fe racional en los hombres que debieran buscar en los elementos de toda manifestación de progreso moral e intelectual, la indispensable armonía con que establecer el equilibrio, afianzar la paz en la sociedad y en los hogares, facilitar la enseñanza moral y libertar las conciencias del pesado yugo de una religión impuesta por la fuerza bruta que hace millares de víctimas para escalar un poder que en vano pretende conquistar; cuando el terror y el espanto se introducen en las masas ante el desconcierto reinante en el orden moral y espiritual; cuando la hoguera inquisitorial amenaza; cuando se levanta el cadalso liberticida a las mismas puertas del santuario de la libertad, de aquella libertad conquistada a costa de tantos y tan grandes sacrificios, cinco hombres de corazón, cuyos nombres escribirá la historia con caracteres de oro y bendecirá la posteridad, cinco hombres, repetimos, han levantando su voz inspirada en pleno Parlamento, para presentar una enmienda al artículo 30 de la Ley de Instrucción Pública, consistente en el establecimiento de una Cátedra de Espiritismo, adicionada a la Facultad de Filosofía”.
“Valor a toda prueba se necesita para desafiar el ridículo en pleno Parlamento, ante la glacial indiferencia de los unos, de los más, ante el ateísmo de unos pocos y la completa y pasional ceguera de las religiones positivas. Y ese valor lo han tenido hombres de la talla moral e intelectual de don José Navarrete, don Manuel Corchado, don Luís F. Benítez de Lugo, don Anastasio García López y don Mamés Redondo Franco”.
“Que la historia nacional grabe en sus páginas estos nombres como el más bello ejemplo de civismo, en la hora crítica que atraviesa España”.
Caída la República, y estando ya Florida en Tenerife, un grupo espiritista le escribe nombrándole Presidente  honorario, con fecha 23 de Septiembre de 1874: “hoy – le escriben – sólo media docena de creyentes lo componemos; y esperamos de vuestra amabilidad e ilustración nos guíe por la difícil senda que vamos a emprender”. Y añaden: “Hemos escrito al Sr. Vizconde de Torres Solanot, como V. nos indicó”. Firman el Presidente Abelino A. Ramos y el Secretario Juan Gutiérrez.
El Espiritismo fue para el Marqués de la Florida el perfecto ideal que norteó su vida, la filosofía que explicaba racionalmente las más ancestrales interrogantes del hombre, la ética que daba sentido a su quehacer volcado al bien común, la ciencia que rompía irracionales tabúes y diluía definitivamente innumerables mitos esclavizadores de las conciencias.
Su amigo y gran poeta José Manuel Pulido (9), no pudo menos que reconocer la importancia que las convicciones espíritas habían representado en la vida de Florida. Así, del poema que en sentido homenaje le dedicó tras su muerte, extraemos este significativo e inequívoco fragmento (10):
                                              Espíritu de gigante
                                             En ciencia y virtud fecundo,
                                             Para recorrer el mundo
                                             Le basta sólo un instante.

                                              Audaz invoca la ciencia
                                             La estudia, piensa y medita,
                                             Y en su cerebro se agita
                                             La idea de otra existencia.

                                              Y tanto en su mente zumba
                                             Y tanto puede esa idea,
                                             Que otro universo se crea
                                             A las puertas de la tumba.
Creemos que es tarea imprescindible recuperar y reivindicar el significado que la insigne figura del Marqués de la Florida tuvo para el Espiritismo en España, hasta ahora escasamente destacada. En la intimidad de su ser se reunían en grado sumo las virtudes que el paradigma espírita propugna y alienta: mente de elevado tenor, inquisitiva, inquieta, lanzada al progreso; corazón inflamado de las más altas y puras aspiraciones humanas de amor y de justicia para los hombres, y voluntad férrea en la consecución de sus ideales. Los que en la actualidad mantenemos encendido en estas islas la antorcha del ideal espírita, esperamos saber corresponder a este ilustre antecesor, eminente espíritu de progreso, continuando la luminosa senda que con su vida nos marcó.” (Idafe 2013, en: Grupo Espírita de La Palma)

NOTAS
1) Fernando León y Castillo (1842-1918) es una de las personalidades canarias más destacadas de todo el siglo XIX. Historiador nacido en Telde (Gran Canaria), político y periodista. Estudió derecho, y pronto se integró en las actividades políticas en las filas liberales, en las que militaría a lo largo de su vida y de las que durante muchos años sería líder indiscutible en la isla de Gran Canaria. Su primera presencia en las Cortes coincidió con la subida al trono del rey Amadeo I.
Fue Ministro de Ultramar y Embajador de España, fundador de la revista España (Madrid), y destacado orador político, capacidad de la que haría gala en su actividad parlamentaria. Su obra Mis Tiempos (1921) es un documento de gran interés sobre la vida española de la segunda mitad del siglo XIX.
2)) Miguel Villalba Hervás (1837-1899) nació en la Villa de La Orotava, Tenerife. Se licenció en Leyes por la Universidad de La Laguna. Actuó en política en las filas del partido republicano tinerfeño. Fue Diputado provincial por Canarias, Secretario del Gobierno civil de la provincia y gobernador civil en 1873. Periodista e historiador, fue elegido Diputado a Cortes por Tenerife en 1881 y posteriormente repetiría en 1886, año en el que se radica en Madrid. Allí ejerció la profesión de abogado, convirtiéndose en un profesional de prestigio. Sucedió a Salmerón en la dirección de La Justicia. En 1898 fue elegido Diputado por Matanzas, Cuba, cargo del que no llegó a posesionarse por la pérdida para España de la gran isla antillana.
3)  “Manes”, figuradamente el espíritu o las almas de los muertos.
4)  “Necrología del Marqués de la Florida”, por Miguel Villalba Hervás, en la revista La Ilustración de Canarias, 31 de Enero de 1883.
5) “Necrología del Marqués de la Florida”, por Miguel Villalba Hervás.
6) Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “Canarios Notables: El Marqués de la Florida” (artículo), publicado en El Museo Canario, nº 108, de 23 de Enero de 1901.
 7) 2ª Edición, Tomo VII, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1932, cap. IV: “Artes mágicas y espiritismo”.
8) Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo, “Canarios Notables: El Marqués de la Florida”, en El Museo Canario, nº 108, de 23 de Enero de 1901.
9) José Manuel Heráclito Pulido Álvarez de la Fuente (1845-1900) fue fundador y director del periódico El Memorándum (1874-1895); abogado, se licenció en derecho por la Universidad de Oviedo. Pulido fue orador, periodista, político de filiación republicana y poeta. Su poesía es frondosa, llena de énfasis oratorio, característica de los poetas de la época. Sus composiciones revelan los últimos destellos del romanticismo canario. El reconocimiento popular a su ingente labor en favor del pueblo se concretó en la puesta de su nombre a una de las principales calles de Santa Cruz de Tenerife: La Rambla de Pulido.

 

 

JOSÉ PLÁCIDO SANSÓN Y GRANDY, EL PRIMER ESPIRITISTA CANARIO





"Para opinar sobre una nueva idea, antes hay que estudiarla; estudiarla para comprenderla; comprenderla para juzgarla. Y esto únicamente puede hacerse si se acude a las fuentes originales"

Por: Oscar M. García Rodríguez

Retrato de José Placido Sansón y GrandySu vida
José Plácido Sansón y Grandy nació en Santa Cruz de Tenerife el 4 de Octubre de 1815. Su padre, José Sansón, era de ascendencia francesa y su madre, Juana Grandy, de estirpe italiana. Su padre fue don José Bernardo Sansón Díaz y Freire, regidor decano del ayuntamiento de Santa Cruz, quién ostentó la alcaldía primero accidentalmente en 1814, y más tarde al se electo para desempeñar dicho cargo en 1818 y 1827. Su madre se llamó Juana Grandy del Castillo.
Tras aprender a leer y escribir, continuó ilustrándose en su hogar con su padre, a causa del cierre de la escuela a que asistía. A los diez años comienza a estudiar latín, aprendiendo el francés sin maestro. A los doce se matricula en la universidad de La Laguna.
Sansón, desde pequeño, tuvo una enorme pasión por la lectura, leyendo todo lo que caía en sus manos, en especial historias y novelas de la literatura francesa e inglesa.
A los catorce años escribe su primera tragedia en verso, que tituló Anacaona, en cinco actos, obra que a lo largo de su vida reescribiría cuatro veces, según iban cambiando y madurando sus gustos y orientaciones estéticas. Por esta época comienzan sus amores con su prima segunda, María de la Concepción Sansón, con quien se casaría en 1834, al tiempo que inicia su labor de poeta lírico.
A causa de la clausura de la Universidad de La Laguna, al igual que todas las universidades estatales, en Diciembre de 1829, tiene que interrumpir sus estudios de jurisprudencia, que reanuda en 1834, mas no sólo como alumno, sino que incluso llegó a dar clases de Lógica y de Moral el año de su licenciatura, por enfermedad del catedrático Dr. don Valentín Torres.
Durante 1837 y 1838 colabora en el El Atlante, primer periódico no oficial que se publica en Santa Cruz de Tenerife, fundado por don Pedro Mariano Ramírez y Atenza (2). En este último año escribe Elvira, drama romántico en tres actos y en verso, que es estrenado en el teatro de Santa Cruz de Tenerife en Enero de 1839. Asimismo, edita la obra Ensayo Crítico de las Obras de doña María de las Mercedes Letona del Corral, poetisa uruguaya nacida en Montevideo en 1803, y fallecida en Santa Cruz de Tenerife en 1831.
Se casó en 1834, sin el consentimiento paterno, con su prima María de la Concepción Sansón y Plassón, con la que tuvo cuatro hijos. Dos de los varones se llamaron Plácido y el otro Andrés. Plácido Sansón y Sansón, el primero de este nombre, falleció a los diecinueve meses de su nacimiento en diciembre de 1835. Andrés murió de tuberculosis a los veinticuatro años de edad cuando estudiaba ingeniería. De la hija, a la que llamaban familiarmente Concha, no hemos podido encontrar datos.
En 1841, Sansón colabora en el periódico santacrucero El Daguerrotipo, de tendencia moderada, y publica sus Ensayos Literarios, en dos volúmenes, comprendiendo el primero “Poesías” y el segundo  tomo  “Tragedias”: Anacaona; Aben-Hamet y Atreo y Tieste. A estos volúmenes seguirían otros dos: el tercero con Poesías de 1839 a 1841 y el cuarto con Dramas.
En 1842 se licencia en Derecho en la Universidad de La Laguna, habiendo obtenido siempre la nota de “sobresaliente” y comienza a trabajar como abogado. En esta época se ve seriamente alterada su salud, al sentirse afectado por un fuerte ataque de reumatismo, complicado más tarde con otra afección, enfermedad de la que se recuperaría, pero no sin serio menoscabo de su proyección profesional y peculio. Escribe el drama en verso y en tres actos Hernán Peraza, por encargo de la Sociedad Dramática de Santa Cruz, que no pudo ser representado porque ciertas enemistades de Sansón lograron que fuera calificado por las autoridades de “subversivo”. En este año redacta también, junto a Rafael Calzadilla (3), la Revista Isleña.
En 1843 es nombrado coasesor de Rentas, y recibe encomiásticas consideraciones del conocido poeta Alberto Lista sobre sus Ensayos Literarios. Entre otras cosas le expresaba: “Estos versos me han electrizado; y, a pesar de mis 68 años, han renovado en mi, si no el genio, porque los muertos no resucitan, el placer de sentir y admirar. Usted será un gran poeta, amigo mío. Este pronóstico le dejo en herencia, ya próximo al sepulcro. No imite usted a Byron ni a Víctor Hugo, poetas de cabeza, corazones prosaicos. Escriba usted por sí mismo; imite el lenguaje de Rioja y Calderón; usted tendrá un lugar distinguido y merecido en nuestro Parnaso”.
En 1844 es nombrado Fiscal, y en 1845, Consejero de Provincias. Este mismo año aprende por su cuenta, sin profesor, las lenguas inglesa e italiana, traduciendo luego a Shakespeare, Milton, Lord Byron, Bulwer y Petrarca.
En 1847 y 1848 forma parte de la redacción de La Aurora, semanario de literatura y artes publicado en Santa Cruz de Tenerife – publicación más importante del romanticismo canario – junto a José Desiré Dugour, Ignacio de Negrín, Carlos Guigou, etc., en cuyas páginas aparecerán numerosos trabajos suyos: poesías, críticas literarias, leyendas, estudios biográficos y traducciones.
El 15 de Junio de 1850 se embarcó para la Península, instalándose en Madrid, en la Calle del Olivo, y después en las de San Antón y Vergara, no regresando ya más a Canarias, algo de lo que se arrepintió muchas veces a lo largo de su vida.
En la Villa y Corte, de la mano de su amigo, el periodista y autor dramático, natural de Gran Canaria, Andrés Avelino de Orihuela, entra en contacto con los más famosos escritores y personalidades políticas de la época: Ventura de la Vega, Núñez de Arce, Antonio García Gutiérrez, Agustín Príncipe, Suárez Bravo, Guerra y Orbe, Eugenio Hartzenbusch, Eulogio Florentino Sanz, Cañete, Cea, Orgaz, Rodríguez Rubí, Ruiz Aguilera, García de Quevedo, Cánovas del Castillo, el Marqués de Tabuérniga, etc.
Traba amistad con el poeta José Selgas Carrasco y juntos, en unión de otros escritores como Florentino Sanz y Antonio Trueba, se reúnen en animada tertulia todas las noches en los cafés “El Príncipe”, “La Iberia” o “El Suizo”.
En enero de 1853 entra a formar parte como Secretario de la recién constituida Sociedad de Agricultura, Industria y Comercio, cuyo objeto era contribuir a fomentar la riqueza pública y particular de España, por medio de la cría de la cochinilla y del gusano de seda, asociación cuyo primer presidente fue don Agustín de Perales, secretario de la real cámara y estampilla de S. M. la Reina.
En 1854 publica un libro de poesías que intituló La Familia, dedicado a la memoria de Alberto Lista. Envía ejemplares de esta obra a Antonio Trueba y a la famosa poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, recibiendo elogiosísimas cartas de ambos.
En 1860, José Plácido Sansón ingresa como redactor en el periódico madrileño Las Novedades, de tendencia progresista, del que llegaría a ser director en 1868. En 1862, colabora en la Revista de Telégrafos, dirigida por su paisano Juan Ravina. Y en 1864, publica la segunda edición de La Familia, prologada por su amigo José Selgas. Escribió también para la Revista de Telégrafos.
En 1865, Sansón y Felipe Picatoste, que ya habían sido compañeros en Las Novedades, fundan y redactan la Revista del Movimiento Intelectual de Europa. A esta publicación invitó Sansón a colaborar a Galdós.
Al año siguiente, colabora en el periódico de La Habana, Cuba, El Mencey,  mientras lo dirigió el tinerfeño Ignacio Negrín López, con artículos para la sección denominada “Revista de Madrid”.
En 1869 toma parte en la redacción del Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, editado por Gaspar y Roig, en cuya portada apareció el nombre de nuestro biografiado. Interviene en la traducción de la Historia Universal, de César Cantú, publicada por el mismo editor, encargándose de la traducción integral de los tomos sobre Literatura y Arqueología, siendo también de su autoría el Índice General de la obra. Por esta misma época, fue redactor del periódico madrileño La Atlántida.
También en este año es nombrado Oficial de segunda clase del Ministerio de Fomento y Secretario del Gobierno Civil de Madrid. En 1871 recibe el nombramiento de Inspector de Hacienda, y en 1872, es designado Gobernador Civil de Ciudad Real.
José Plácido Sansón murió en Madrid, el 26 de febrero de 1875.
Su obra
José Plácido Sansón y Grandy es un autor de transición entre el neoclasicismo del siglo XVIII y el romanticismo del XIX. Su formación literaria inicial fue neoclásica, como reconoce en su autobiografía inédita. Más tarde, la lectura de las obras de Francisco Martínez de la Rosa La Conjuración de Venecia y Aben-Humeya, y, sobre todo, Lucrecia Borgia, le deslumbra, rindiéndose incondicionalmente a las nuevas ideas literarias del romanticismo.
José Plácido Sansón es el iniciador, junto a Ricardo Murphy y Meade (1814-1840), del romanticismo en la literatura canaria, estando considerado el máximo exponente de esta corriente literaria, y uno de los escritores más interesantes de todo el siglo XIX en las Islas Canarias.
Sansón escribió las siguientes obras: Anacaona, tragedia en tres actos y en prosa; Aben-Hamet, tragedia en tres actos; Atreo y Tieste, tragedia en cinco actos; los dramas La Noche de San Bartolomé, Zahuca (1835), Rodrigo (1836), María (1837), Elvira (1838), obra que se considera la iniciadora del romanticismo en Canarias; Una Mujer, Hernán Peraza, Tarde y a Tiempo y Víctima y Juez; la comedia Pobre Ciego; la zarzuela Tres para Una; la ópera seria Elvira; Jimena y Amor Conyugal, cuadros lírico-dramáticos; los libros de versos Poesías (tomo I y III de sus Ensayos Literarios, 1841), La Familia (1853), Ecos del Teide (1871), Flores del Alma y Ecos de Ultratumba. También escribió la novela Herida en el Corazón (1872); Al Borde del Precipicio, comedia en prosa, y el estudio Ensayo Crítico de la Obras de doña María de la Mercedes Letona del Corral (1839). Además de refundiciones de algunas obras de otros autores, junto a las traducciones ya consignadas en esta biografía, tradujo del inglés Mary Eva, Maga de la Montaña e Hipatia y Calixta; y del francés Drama del 93 de Dumas, y parte de Los Miserables, de Víctor Hugo.
José Plácido Sansón y Grandy fue un apasionado del teatro y es considerado figura imprescindible a la hora de cualquier estudio del teatro canario del siglo XIX.
Su afiliación al Espiritismo
José Plácido Sansón y Grandy redactó en vida una autobiografía que permanece aún inédita – ya mencionada – en la cual deben encontrarse, sin duda, interesantes datos relativos a sus experiencias mediúmnicas e introducción en el Espiritismo, tal como se deja entrever en las palabras de uno de los máximos estudiosos de la poesía del siglo XIX en nuestras Islas, Sebastián Padrón Acosta, el cual tuvo la oportunidad de consultarla. Precisamente a datos extraídos de esa autobiografía se refiere este autor, cuando en su estudio titulado “Poetas Canarios del siglo XIX” (4), comenta lo siguiente:
“José Plácido se contagia de las doctrinas espiritistas y se dedica a experimentos de ésta, impulsado por la insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de Sansón. José Plácido en Madrid, en 1851, en una sesión de espiritismo evoca el espíritu de Ricardo Murphy. Son interesantes las páginas en que se narra esta época de la vida de Sansón en la Capital de España”.
Resulta notable que Sebastián Padrón Acosta se refiera a esta afiliación espiritista de José Plácido Sansón y Grandy, siendo él sacerdote y sabiendo la opinión sostenida por la iglesia y sus jerarquías, salvo honrosas excepciones, sobre el Espiritismo, al que oficialmente habían catalogado de “doctrina satánica” y otras lindezas por el estilo. Este hecho viene a ser una palpable demostración de que tales convicciones constituían un elemento clave e imprescindible, para ubicar fielmente la vida y obra de este insigne poeta, dramaturgo y, en general, una de las figuras más destacadas de la vida intelectual canaria del siglo XIX, circunstancia que no se podía ignorar sin más.
Pero de todas formas, esa tendencia presente en numerosos estudiosos de la vida y obra de una serie de destacadas figuras de la historia, de soslayar intencionadamente la cercanía, sintonía o afiliación de esos personajes, a las ideas espiritistas, no está tampoco ausente en este autor, pues al consignar las obras escritas por Sansón se olvida, “curiosamente”, de incluir en su lista la obra poética espiritista Ecos de Ultratumba, recogida por Antonio Vizcaya Cárpenter en su excelente estudio Tipografía Canaria (5). ¿Será por falta de memoria o un acto más de “caridad cristiana” mal entendida? Por otra parte, el lenguaje empleado le delata: “(…) Se contagia de las doctrinas espiritistas…”. A pesar de que muchos lo quieran ver así, las ideas del Espiritismo no constituyen ninguna “enfermedad contagiosa”, peligrosa para la salud física y mental del ser humano, y sí, por el contrario, uno de los más grandes y trascendentales ideales de progreso, solidaridad y tolerancia gestados en el seno de la humanidad, portador de una enorme capacidad transformadora para el ser humano.
No disponemos de información para poder determinar de manera fehaciente la fecha de la redacción de Ecos de Ultratumba.
Según las informaciones de las que hasta el momento disponíamos, la corriente de interés en torno a los fenómenos psíquicos y mediúmnicos – que comenzó en los Estados Unidos de Norteamérica a raíz de la manifestaciones que tuvieron por escenario la casa de la familia Fox, en Hydesville, Nueva York, las que, subsiguientemente, se propagaron como un reguero de pólvora por todo el ámbito territorial de ese gran país, llegando a Europa de la mano de diferentes médiums norteamericanos que realizaron diversas “giras” por el “Viejo Continente” – había tenido su más temprano eco en España con la creación de un núcleo de estudios en la ciudad de Cádiz.
Esto lo documenta Jaume Casanova Abellán en su excelente trabajo “Desarrollo Histórico del Espiritismo en España. Figuras Relevantes en España: José Mª Fernández Colavida”, publicado en la revista Flama Espírita, editada por el “Centro Barcelonés de Cultura Espírita”. Así, en su número 7, correspondiente a los meses de Mayo y Junio de 1982, se dice: “La primera noticia que hemos encontrado en relación a una antigua Sociedad con este objeto – el estudio de la fenomenología mediúmnica, conocida entonces con el término general de “Nuevo Espiritualismo” -, es en Cádiz, en 1855, disuelta luego por la Autoridad Civil a petición de la eclesiástica, siendo la primera que publicó un libro de espiritismo antes de que se conociera este vocablo: “Luz y verdad del Espiritualismo, Opúsculo sobre la exposición verdadera del fenómeno, causas que la producen, presencia de los espíritus y su misión”. Su fecha data de febrero de 1857, dos meses antes de que se publicara “El Libro de los Espíritus” de Allan Kardec. Lo condenó el Prelado y ante su palacio se hizo el primer auto de fe con los ejemplares secuestrados. (El Criterio Espiritista -1869-, revista de la Sociedad Espiritista Española, dirigida por el Vizconde de Torres Solanot, lo reprodujo en sus columnas)”.
Pero es que incluso antes, en 1854, ya se publicaron en Cádiz dos pequeñas obras sobre el asunto, la primera llevó por título “Las Mesas Danzantes y Modo de Usarlas. Respuesta de los Espíritus a Preguntas que se le sometieron mediante la Tiptología”. En el prefacio del folleto se cuenta como se descubrió el fenómeno de las mesas parlantes y el modo de usarlas, y luego se transcriben una serie de comunicaciones de los espíritus obtenidas entre finales de 1853 y comienzos de 1854 en Cádiz por este medio.
Este folleto y los hechos que en ella se explican fueron comentados por Kardec en el número de abril de 1868 de  la Revue Spírite.
El segundo folleto, también impreso en Cádiz en 1854, que se publicó adjunto como apéndice  a la obra “Mancomunidad, vista sintética sobre la doctrina de Carlos Fourier”, de Hipólito Regnaud (Imprenta de la Revista Médica), llevaba por título “Explicación psicológica sobre las mesas parlantes. Confirmación de la teoría cosmogónica de Carlos Fourier y de su sistema de asociación sacada por medio de dichas mesas”, con el subtítulo: “Moral y Amor divino”.     
Ricardo Murphy y Meade 02Pero, tal como hemos recogido en párrafos anteriores, vemos que ya en 1851 existía en Madrid un núcleo donde se experimentaba la comunicación mediúmnica con los espíritus, núcleo al que asistía José Plácido Sansón, y donde en cierta ocasión se invocó el espíritu de su querido amigo y poeta Ricardo Murphy y Meade. Por lo tanto, ésta viene a ser la fecha más temprana documentada hasta el momento, de la introducción de los estudios mediúmnicos del Nuevo Espiritualismo, preludio inmediato de lo que luego serían los contenidos espiritistas, en España, dato desconocido hasta ahora.
El poeta Ricardo Murphy y Meade (1814-1840), muerto a muy temprana edad a causa de la tuberculosis, al igual que su hermano y también poeta Patricio, fue compañero de estudios y amigo inseparable de Sansón, unidos por sus ideales literarios y la amistad más cordial, que nunca se extinguió. A él dedicó Sansón el primer tomo de sus Ensayos Literarios, publicado en Santa Cruz de Tenerife en 1841, con las siguientes palabras: “Tú, joven poeta, a quien una enfermedad horrorosa ha arrebatado del mundo, tu viste nacer casi todas las composiciones de este primer volumen, tú las corregiste aplicando a su análisis el gusto delicado con que te dotó el cielo, si algún mérito encierran, a ti te lo deben; recibe, pues, donde quiera que te halles, el homenaje puro que te rinde, dedicándotelas, la amistad del que te llorará eternamente. José Plácido Sansón”.
Como referimos anteriormente, Sebastián Padrón Acosta expresa, siguiendo las informaciones recogidas en la citada “Autobiografía” inédita de Sansón, que fue la “insistencia de Benigno Carballo, sujeto natural de Santa Cruz de La Palma, profesor de Economía Política y amigo de Sansón”, lo que llevó a éste a iniciarse en las prácticas y estudios mediúmnicos. Padrón dice incorrectamente “espiritistas”, pues por entonces tal palabra no había sido creada ni dotada de contenido, labor que le correspondería a Hypollite León Denizard Rivail, más conocido, tras la publicación en 1857 del Libro de los Espíritus, con el pseudónimo de Allan Kardec. Fue este investigador quien codificó la Doctrina Espiritista y creó el vocablo que la identifica, dándole un definido carácter que es a menudo ignorado por multitud de comentaristas, aplicándolo no sólo inapropiadamente sino, lo que es más grave e injusto, en un sentido totalmente opuesto del que le dotó su creador.
Dejando a un lado algunas consideraciones que nos sugiere el lenguaje y el tono empleado por Sebastián Padrón Acosta en el anterior párrafo, a fuer de ser exactos hemos de decir que Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864), había nacido en Los Llanos de Aridane, Isla de La Palma, y era licenciado en Jurisprudencia por la Universidad de Sevilla. En 1852 se doctora en Madrid, convirtiéndose en Catedrático de Economía Política de la Escuela de Comercio y del Real Instituto Industrial de Madrid, a la vez que se adhiere a la escuela económica en auge por aquel entonces: la librecambista.
Benigno Carballo era amigo de Sansón y si en ese momento estuvo interesado en las investigaciones psíquicas y la comunicación con los espíritus, derivadas del auge del Nuevo Espiritualismo, no creemos que conservara dicho interés posteriormente, o por lo menos no disponemos de ningún dato o indicio que nos lo haga suponer. De todas formas, resulta verdaderamente curioso que Carballo estuviese en París en Agosto de 1857 -a donde había viajado para estudiar la organización de la enseñanza en el país galo, especialmente las de naturaleza técnica, una de sus grandes preocupaciones-, coincidiendo con la marejada de interés suscitada tras la publicación de la primera edición de El Libro de los Espíritus, de Allan Kardec en abril de ese mismo año, obra que se había convertido entonces en lo que hoy llamaríamos un “best-seller”. ¿Llegaría Benigno Carballo a conocer El Libro de los Espíritus durante su estancia en la capital francesa en el verano de 1857?.
Más tarde, esta amistad entre Sansón y Carballo se vería, en cierta forma, comprometida a causa de rivalidades políticas que mantenían al importante grupo de estudiantes canarios y más tarde notables intelectuales y políticos, residentes por aquel entonces en Madrid, en facciones divergentes, estando Sansón y Luis F. Benítez de Lugo, Marqués de la Florida, progresistas, en el sector opuesto al que se adhería Carballo, el liberal. Este conflicto tuvo su expresión más clara en la polémica desencadenada tras la retirada del Marqués de la Florida de la redacción de Las Canarias, revista dirigida por Carballo, aparecida en Abril de 1863.
Las convicciones espiritistas de José Plácido Sansón, se documentan también en la asidua correspondencia que mantuvo con el Marqués de La Florida. En sus cartas, se dirigía a él en estos términos: “Frère en spiritisme, adieu!”. Marcos Guimerá Peraza comenta que  por esta misma correspondencia “se conoce que Manuel Alonso Martínez, al que cita con frecuencia, era también espiritista” (6).
En un artículo del Vizconde Torres Solanot incluido en el Almanaque del Espiritismo para 1873, que publicó la revista madrileña El Criterio Espiritista, titulado  “Movimiento Espiritista en España”, se alude a José Plácido Sansón y a su obra poética de inspiración espiritista, cuando comenta las últimas producciones espiritistas que estaban saliendo a la luz en España: “…Y lejos de agotarse con esto el movimiento literario, prepáranse obras nuevas para ser muy pronto publicadas; y ya la poesía dramática, ya la lírica, en producciones de Hurtado y de Sansón; ya el estilo sencillo y ameno de los “Cuentos”, de Corchado, ya el correcto y grandilocuente de las obras que escriben los médiums Bassols y Suárez, ya, por fin, otros libros próximos a su terminación, aportan su contingente al Espiritismo, haciendo presagiar que en España, lo mismo que en el extranjero, seguirá en progresión creciente el movimiento Espiritista”.
El argentino Florentino Barrera, escritor e historiador del movimiento espiritista recoge en su folleto “Auto de Fe de Barcelona” (edición del autor. Buenos Aires, Argentina, 1980), lo que sigue en relación al protagonista de este artículo:
“Salvando de un injusto olvido, que por causas que ignoramos se encontraba sumido, rescatamos para los primeros puestos al poeta y escritor José Plácido Sansón, autor de “Poesías Espiritistas”, Madrid, 1865, al que Kardec hiciera referencia en la revista; también es el autor de “Andrés ” y “Apéndice a La Familia”, prologado por Joaquín Huelbes Temprado”.
Tenemos fundadas sospechas de que “Poesías Espiritistas”, obra a la  que alude   Florentino Barrera, y “Ecos de Ultratumba”, que mencionamos atrás, serían en realidad no dos distintas, sino una única obra; es decir, el primero de los títulos vendría a ser realmente el subtítulo de la segunda. Por tanto, si nos atenemos a este dato, esta obra vio la luz en 1865.
Lo cierto es que ya en la segunda edición del poemario “La Familia” (Madrid, 1864) se incluyen un conjunto de poemas de nítida vinculación al ideario espiritista. Ocurre así en poesías como Esposa y Madre, El Espíritu de Luisa, ¡Ruega Dios!, ¡No me ames tanto!, ¡Intercede por mí!, El Ángel Custodio, Simpatías de Ultratumba, Misterio, Lo Invisible, Por qué no Muero, Éxtasis, Fortitudo o El Amigo Invisible.
José Plácido Sansón y Grandy, notable poeta romántico, apasionado dramaturgo, figura destacadísima de la intelectualidad canaria del siglo XIX y pionero del Espiritismo en España y en las Islas Canarias: personalidades de tal valía intelectual y moral engrandecen el ideal que representan y son expresión del tipo humano que contribuye a crear el ideario, la ética y la práctica de la Doctrina Espírita.
NOTAS
1) La familia Sansón se había establecido en la isla de Tenerife a comienzos del siglo XVIII en la persona del alférez de milicias Cristóbal Plácido Sansón, hijo de Olivier Sansón y Marguerite Legoux, ambos originario del puerto bretón de Saint Malo
2) Pedro Mariano Ramírez y Atenza nació en Murcia en 1799. Había llegado a Santa Cruz de Tenerife en 1831, como Oficial del Gobierno político de la provincia de Canarias. En 1841 fue Síndico segundo del Ayuntamiento de Santa Cruz, cargo en que cesó por haber sido elegido Diputado provincial por la Isla de La Palma en ese mismo año. En 1842 salió elegido Diputado a Cortes por Canarias. Fue Académico de la de Bellas Artes de Santa Cruz, al menos desde 1850; Secretario (en 1837) y Director (en 1866) de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife; vocal por la Orotava de la Junta de Agricultura y vicepresidente de ella en 1854. En 1872 fue Gobernador Civil de Canarias. En 1882 fue nombrado hijo adoptivo de Santa Cruz. Murió en esa capital en 1886.
Fue también el fundador y dueño hasta 1857, de la Imprenta Isleña, la más importante establecida en Canarias en el siglo XIX.
3) Notario, político republicano y destacado masón, nacido en Santa Cruz de La Palma en 1846.
4) Colecc. Biblioteca Isleña, vol. III. Ed. Aula de Cultura de Tenerife, con el concurso del Instituto de Estudios Canarios. Santa Cruz de Tenerife, 1966.
5) Tipografía canaria, de Antonio Vizcaya Cárpenter, Colección Bibliografías Canarias, Nº 2, editado por el Instituto de Estudios Canarios, 1964.
6) Esta información no es exacta, lo que es disculpable porque es muy fácil caer en esta confusión. Manuel Alonso Martínez (Madrid, 1827 – Burgos, 1891), al que se refiere el historiador canario, inició su actuación política en el Partido Progresista. Durante el reinado de Isabel II ocupó, en diversos gobiernos, las carteras de Fomento, de Gracia y Justicia y de Hacienda. Sin embargo, su labor de gobierno realmente importante, que le da la talla de eficaz legislador, se produce a partir de 1874, cuando vuelve a ser titular del Ministerio de Gracia y Justicia. Presidió la comisión encargada de redactar la Constitución de 1876. Reorganizó el Partido Liberal, dando origen al Fusionista. Con Vega de Armijo constituyó el grupo parlamentario llamada “del reloj”, porque sus miembros ocupaban los sitios debajo del reloj que hay en la sala de sesiones, grupo caracterizado por su decidida oposición a Cánovas. Nuevamente Ministro de Gracia y Justicia en el Gabinete Sagasta (1881), volvió a serlo en el primer gobierno de la regencia de doña María Cristina. Su gestión en el ministerio dio como resultado la promulgación del Código Civil, la Ley de la Imprenta, el establecimiento del juicio oral y público en las causas criminales, la fundación de tres laboratorios de medicina legal -Madrid, Barcelona, Sevilla-, como instrumentos auxiliares de la investigación judicial; estableció las separaciones de las jurisdicciones civil y criminal en las Audiencias de Madrid y Barcelona y presentó a las Cortes los proyectos de la Ley del Jurado, de Reforma del Código Penal y de Implantación del Matrimonio Civil. Fue presidente de la Academia de Legislación y Jurisprudencia y miembro de la de Ciencias Morales y Políticas.
Digo que es fácil caer en esta confusión porque el espiritista era otro “Alonso Martínez”, un poco menos famoso, nos referimos a su hermano Ángel,  pintor y fotógrafo, reconcido como uno de los grandes introductores de la fotografía en España, que fuera miembro de la Sociedad Espiritista Española de Madrid, fundada por Alverico Perón (Enrique Pastor y Bedoya), y muerto cuando era Vicepresidente de la misma en 1868.
7) Tingüaro fue un notable guerrero guanche, hermano del Mencey (rey) aborigen Benchomo, del territorio de Taoro, en la isla de Tenerife, que se destacó en la defensa de su tierra contra los conquistadores españoles, siendo uno de los principales artífices de la mayor derrota que estos sufrieron en todo el proceso de conquista de las Islas Canarias, en la famosa batalla del Barranco de Acentejo,