s:
"Primero trajeron cuatro hombres, habitantes
de esas islas, así como pieles de carnero y de cabras, en gran cantidad, sebo
aceite de pescado, despojos de focas e igualmente, maderas coloradas, que tiñen
casi como el palo de Brasil, aunque los expertos dicen que no lo son. También
trajeron cortezas de árboles, propias para teñir de rojo, tierras rojas y cosas
similares."
La descripción que hace Boccaccio y de Azurara (1448) sobre las islas canarias, relata que los vestidos de piel destacaban por el color, rojo y el amarillo sobre todo en Fuerteventura y Lanzarote: Relata que luego pasaron a otra isla mayor, en la que vieron acercarse , en la playa, muchos hombres y mujeres, casi todos desnudos. Algunos, que parecían ser mas notables, vestían pieles de cabra teñidas de amarillo y de rojo, las cuales, según parecía de lejos, eran muy delicadas y primorosas y cosidas…
“El verano tenían cuidado de coger las flores, para sus tintas a sus costuras”.
(Abreu Galindo)
El verano es un periodo que coincide, con la época de floración de Reseda luteola y sobre todo del grupo de las Rubiáceas. Seguramente también resultaría el momento idóneo para el teñido si tenemos en cuenta que el clima es un factor importante a la hora de realizar el trabajo. Una labor llevada siempre por las manos femeninas, igual que sus iguales norteafricanas, tanto en el pasado como hoy en día.
Nuestros ancestros tenían entre ellos personal para hacer casas debajo y encima de la tierra, carpinteros, sogueros que trabajaban con yerbas y con hojas de palma y preparaban las pieles para vestidos. La mayoría de estos trabajos los hacían las mujeres.
El amarillo era un color que sin duda debió gozar de una consideración especial, en la isla de Gran Canaria, los nobles se solía teñirse de ese color rubio coloración utilizada como distinción social.
Publicado
por María Gómez Díaz. Octubre de 2015.
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