miércoles, 31 de diciembre de 2014

DOMINGO RIVERO


1929 septiembre  8.

Falle en Las Palmas de Gran Canaria Domingo Rivero durante su estancia londinense, hacia 1873.
Domingo Rivero (Arucas, Gran Canaria, 23 de marzo de 1852, poeta canario considerado como el precursor del movimiento modernista en las Islas Canarias de principios del siglo XX. Con una obra brevísima, su poema Yo a mi cuerpo está considerado como una de las cimas líricas de la poesía canaria.

Biografía

Domingo Rivero González nació el 23 de marzo de 1852 en la ciudad de Arucas (Gran Canaria). Era hijo de Juan Rivero Bolaños y Rafaela María González Castellano. Era primo, por la línea materna, del escritor Francisco González Díaz .
En 1864 se traslada a vivir a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde inicia sus estudios de bachillerato en el Colegio de San Agustín, institución en la que se habría de formar la intelectualidad isleña del momento. En 1869 supera las pruebas para la obtención del Grado de Bachiller. Entre 1870 y 1873 se traslada a Londres, donde toma contacto con la literatura inglesa, y desde 1873 a 1881 estudia Derecho en Sevilla y Madrid.
Tras su regreso a Gran Canaria, se inscribe en el Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas. A finales de ese año entra en la Junta Directiva del Gabinete Literario de Las Palmas. En 1884 es Registrador de la Propiedad. Un año después se casa con María de las Nieves del Castillo Olivares y Fierro. De la unión nacerán siete hijos: Fernando, Dolores, Juan, Nieves, María del Pino, María Teresa y Fernando. En 1886 obtiene la plaza de Relator de la Audiencia por oposición, puesto que ocupará hasta 1904, en que es nombrado Secretario de Gobierno. En su puesto de Relator conoce al escritor Agustín Millares Cubas, con quien traba amistad. En 1887 muere su primer hijo, Fernando, a la edad de diecisiete meses.
En 1910 conoce a Miguel de Unamuno con motivo de la llegada de este a Canarias, como mantenedor de los Juegos Florales de Las Palmas. Unamuno ejercerá una notable influencia en su obra. A partir de 1924, ya jubilado, se dedica por completo a ordenar su obra. En 1928 muere su hijo Juan tras una penosa enfermedad, lo que embarca al poeta en una profunda tristeza. Desiste del proyecto de publicar una antología de su obra.
El 8 de septiembre de 1929 muere en Las Palmas. Su obra no aparecerá en libro hasta varias décadas después de su muerte.

Obra poética

La dedicación de Domingo Rivero a la poesía es realmente tardía. Hasta 1899 no aparece un poema suyo publicado, cuando el poeta ya contaba con 47 años de edad. A partir de aquí dará a la prensa durante algunos años un número reducido de poemas. Su obra se caracteriza por un extremo rigor, no solo en lo que concierne a la forma poética (sus mejores composiciones son sonetos), sino muy especialmente en el modo de tratar los temas, dotados de un simbolismo que hunde sus raíces en el imaginario colectivo y en profundas reflexiones espirituales.
Mantuvo una estrecha relación de amistad con los poetas modernistas del núcleo surgido en la isla de Gran Canaria, Tomás Morales, Rafael Romero Quesada, más conocido como Alonso Quesada, y Saulo Torón, en quienes influyó y de quienes, a pesar de la diferencia de edad, tomó algunos principios de la nueva poesía. No obstante, la de Rivero es una obra en la que impera la sobriedad y cierta tendencia al clasicismo, lo que lo convierte en un poeta difícil de ubicar en su tiempo.
Entre sus poemas más célebres están La silla, A los muebles de mi cuarto, La Victoria sin alas, El muelle viejo, El humilde sendero o Piedra canaria. Su poema Yo a mi cuerpo es, sin embargo, el que mayor celebridad le ha proporcionado.
Su obra completa ha sido editada hace escasos años, gracias a la minuciosa labor del poeta y profesor canario Eugenio Padorno, bajo el título de En el dolor humano (1998).

Ediciones de su obra

  • Poesía completa. Ensayo de una edición crítica con un estudio de la vida y obra del autor (1994), ed. de E. Padorno, Las Palmas de Gran Canaria, ULPGC, 1994.
  • Poesías (1991), ed. de E. Padorno, Islas Canarias, BBC.
  • En el dolor humano (Poesía completa), (1998), ed. de E. Padorno, Ayto de Arucas/ULPGC. (2ª ed.: 2002).
  • Yo, a mi cuerpo (2006), El Acantilado.

Estudios y antologías

  • E. PADORNO (ed.), Pictografías para un cuerpo. Domingo Rivero, Yo a mi cuerpo, Las Palmas de Gran Canaria, Mafasca para Bibliófilos, 1977 y 1981.
  • E. PADORNO, Dos poemas de circunstancias de Domingo Rivero, Las Palmas, Mafasca para Bibliófilos, 1981.
  • J. RODRÍGUEZ PADRÓN, Domingo Rivero, poeta del cuerpo (1952-1929). Vida. Obra. Antología, Madrid, Editorial Prensa Española, 1967.
(Tomado de: wiquipedia)


MUJERES AFRICANAS SINGULARES-LXXVIII


LILI ASCANIO

Biografía de Lilí Ascanio. Coros y Danzas de Hermigua y Agulo.

Coros y Danzas de Hermigua y Agulo supo conservar el folklore tradicional gomero. Lilí Ascanio es toda una institución en Hermigua y La Gomera, a cuyo cargo ha corrido la enseñanza de bailes, cantos y toques de cientos de jóvenes que pasaron por esta agrupación folklórica.
 Lilí Ascanio Ascanio nació en 1923, el barrio gomero de El Convento. Tuvo cuatro hermanos: Enriquito, Conchita, Isabelita y Laurita. Su padre, don Gregorio Ascanio, fuel alcalde de Hermigua en 1935, durante poco tiempo. A los tres o cuatro años de edad, Lilí y su familia se trasladaron a vivir al barrio de La Cerca, donde vive en la actualidad. A los cinco o seis años de edad empezó a ir a la escuela de doña Mercedes, en El Convento, frente a la iglesia del Valle Alto. En 1939 pasa una temporada en La Villa, donde asiste a un colegio de monjas durante un año. De regreso a Hermigua, le dio clases el maestro palmero don Manuel Durán. Su infancia la recuerda de forma entrañable, jugando con el resto de niños de su barrio en los caminos y en las pocas carreteras del pueblo.
 Doña Isabel Fernández, amiga de sus tías, en La Villa, intentó enseñar a Lilí a bailar en 1940, para las fiestas en honor a la Virgen de Guadalupe, pero Lilí no pudo aprender pues una enfermad se lo impidió en aquella ocasión. Unida a la danza desde muy pequeña, aprendió con sus tías el primer paso del tambor en los años cuarenta del siglo pasado. Sus tías doña Carmela, doña Consuelo y doña Erenia veraneaban en Alajeró y allí ellas aprendieron el Baile del Tambor. En 1940, doña Erenia le legó a Lilí el Baile del Santo Domingo y doña Carmela el Pasito Corto de Alajeró. Lilí ya conocía la Isa, la Folía y la Malagueña. Sus tías en San Sebastián le enseñaron un pasito del baile del tambor bailando en un mosaico; a Lilí le costó mucho aprenderlo, según ella misma reconoce.
 Lilí, en una entrevista concedida hace años, decía que en 1948 vio gente de la isla de La Palma que iban a bailar y fue cuando realmente sintió por primera vez la necesidad de crear un grupo folklórico, pero en aquel momento se vio un poco impotente de llevar a cabo este difícil proyecto.
 Entró en la Sección Femenina de Hermigua y en octubre de 1953, en Santa Cruz de Tenerife, en un curso que hace de instructora conoce a la Regidora Provincial de Cultura, María Dolores Pérez Andreu, quien le pregunta a Lilí si en La Gomera no había una danza que mereciera la pena ser recogida; ella le habla del Baile del Tambor y de un viejecito que vivía en frente de su casa, en el barrio de La Poyata, que se le había muerto su mujer y que por las tardes solía tocar el tambor y cantar romances como para “consolarse”, decía Lilí. A la Regidora le llamó mucho la atención esto y le pide a Lilí que si podía rescatar ese baile.
 A finales de 1953 la Regidora Provincial le escribe a Lilí pidiéndole que si podía formar un grupo folklórico para participar en los próximos concursos insulares, provinciales y nacionales.  Doña Maruca Gámez era la delegada local de aquellos años y animó a Lilí a que reuniera a unas niñas para participar en el concurso insular en marzo de 1954. Ahí empezó “toda una aventura”, según Lilí. El grupo comenzó ensayando isas, folías y un pasito del Baile del Tambor; y así, sin instrumentos alguno, tarareando, el grupo participó en San Sebastián, donde consiguen el primer premio.
 En Hermigua, más concretamente en el barrio de La Alameda, Dominguito Fernández, hijo de maestra, daba clases en un cuartito y fue allí donde Lilí comenzó a ensayar con el grupo. Las niñas que empezaron con ella eran Teresita Trujillo, Teresita Fragoso, Zeneida, María Ventura, Chanita la de Playa Santiago, etc.
 Don Ángel, un cura palmero que estaba en esos momentos en Hermigua, aconsejó a Lilí que ensayara el Baile del Tambor ante el próximo concurso provincial, como algo identificativo de la isla de La Gomera. Don Jesús Trujillo Trujillo, dueño de una tienda, quien atesoraba en su libreta muchos romances, estudioso de las costumbres gomeras junto a otro hermigüense, don Salvador Espinosa Ayala, un buen día vio a las chicas ensayando y les preguntó por qué lo hacían. Ellas le dijeron que se estaban preparando para un concurso y que estaban ensayando isas, folías y un pasito del Baile del Tambor. “¡Eso es lo nuestro!”, dijo don Jesús, al referirse a dicho baile.  Le dijo a Lilí que para el concurso lo utilizara, y que si quería utilizar instrumentos de cuerda lo hiciera como algo de relleno. Ellas le preguntaron que dónde podrían aprender el Baile del Tambor; y fue entonces cuando don Jesús le dijo a Lilí la famosa frase Vete a beber agua a la fuente limpia, a la fuente de los romanciaores que habían bebido del Baile del Tambor desde niños. Lilí, extrañada, le preguntó a don Jesús que dónde estaba esa fuente, y él le dijo que en el barrio de El Estanquillo.
 Se dirigió entonces a El Estanquillo. Por el camino, una viejita que no pudo aguantar su curiosidad le preguntó a dónde se dirigía. Aquella anciana le dijo que una vez que llegara a El Estanquillo preguntara por Angelillo, es decir, por Ángel Cruz, y por Darío Clemente. No se sabe cómo, quizás mediante la comunicación a través del silbo se lo habían hecho llegar, Angelillo estaba ya esperando a Lilí en El Estanquillo ese mismo día y poco rato después nuestra protagonista consigue hablar con otro de los maestros del Baile del Tambor, Darío Clemente, hombre alto y corpulento, y explicarle el motivo de su visita. Darío y Angelillo, junto a otra señora mayor que la llamaban La Vieja Estrecha, una mujer muy alta y delgada, que era de Alajeró pero vivía en El Estanquillo, bailaba siempre descalza, de unos ochenta años de edad, y que tenía un paso al bailar muy difícil de imitar, enseñarían a Lilí y a sus compañeras el Baile del Tambor.
 Todos los domingos de enero a marzo, las ocho jóvenes subían a El Estanquillo a bailar el tambor con Angelillo, Darío Clemente y La Vieja Estrecha en una azotea. Más tarde les tocaría a Angelillo y a Darío bajar a ensayar con linterna en mano por los caminos de Hermigua porque por la noche no existía aún el alumbrado público en aquella época. Ensayaban por aquel entonces en la sede de la O.J.E., en Las Hoyetas (donde se encuentra el actual Museo Etnográfico de Virgilio Brito). Allí bailaban el Pasito de Alajeró, el paso de La Vieja Estrecha, el Santo Domingo, etc. Se reunían por las tardes, e incluso bailaban hasta de noche, utilizando velas porque en aquella época no había luz eléctrica.
 Berta Mora, regidora de Cultura de aquellos años, al ver los ensayos del grupo quedó entusiasmada y animó a Lilí a participar en los próximos concursos. En el provincial quedaron empatados con el grupo de La Palma. Más tarde, durante seis veces el grupo participó en los concursos nacionales, en Madrid, y allí bailarían en El Ateneo, en el Hogar Canario, etc.
 Angelillo y Darío Clemente -éste último ya en la actualidad fallecido- le enseñaron el Baile del Tambor tal y como ellos sabían, es decir, para la procesión, pero luego Lilí lo adaptó para el escenario, le puso necesariamente algo de coreografía, y de este modo nació lo que se llama el Cambio de Mudanza. Este baile es llamado así por la variación de los pasos de baile y para que el público se dé cuenta de ellos ya que son de lugares diferentes de la isla; otros son comunes a toda La Gomera. El primer paso o mudanza es el Paso Corto de Alajeró, que aprendió Lilí cuando era una niña; cantaba la solista y repetía el coro. A continuación se bailaba el Paso de La Vieja Estrecha, el baile que la anciana de El Estanquillo enseñó a Lilí. Los pies de romances cambian con cada mudanza. Luego viene el Pica Pica, que consistía en bailar con el tacón y luego con la punta del pie, de ahí su nombre; este paso es conocido en casi toda la isla. Después se bailaba el Paso de Angelillo, tocador del grupo, parecido al de La Vieja Estrecha, en este paso la pareja cambia de sitio, se cruza y vuelve a su lugar. Luego viene el Paso de Servando, instrumentista del grupo, lo bailan las parejas de frente y haciendo un movimiento con el pie en el aire. Y por último, la Vuelta de Gran Rey, que lo aprendió Lilí de una niña de Valle Gran Rey; se baila formando una rueda, antiguamente se denominaba el Baile Redondo.
 Lilí ya conocía el popular baile llamado Santo Domingo, que por los años cincuenta se bailaba en los salones del pueblo con guitarras, tambores y chácaras. En el Santo Domingo gomero cambia la forma en bailar el tambor, las chácaras ya no se repican tanto. El paso siempre es el mismo, la mujer pone cierta gracia y picardía en sus movimientos, así como las coplillas que se interpretan, en las cuales se hace mención de los barrios más lejanos y de los nombres primitivos. Lilí empezó a elaborar versos relacionados con los barrios de la isla para este singular baile. Así tenemos por ejemplo las siguientes coplillas: Si en Benchijigua sigue tu empeño, yo te aseguro que me despeño, Me hice un viajillo para La Gomera, en busca de alguien que me quisiera, Voy para Enchereda a comprar queso, si tú me dejas te doy un beso, etc.
 Finalmente tenemos el Baile de Procesión, donde destaca el romance popular. Es la danza con más arraigo y antigüedad. Se utiliza en las fiestas religiosas y en las visitas de personalidades importantes a la isla. En este baile los hombres van invitando a la mujer a danzar, y es donde participa todo el mundo. Es esta la más genuina forma de interpretación; cada uno baila a su aire y solamente al ritmo del tambor y de las chácaras, que alcanzan un sonido único y personal.
 En los años cincuenta Lilí, con la ayuda de don José Bencomo y de don Inocencio Rodríguez Guanche, trabajaron para diseñar un traje folklórico que fuera identificativo de la isla de La Gomera. El pintor Reyes Darias diseñó la falda de la mujer. Este proyecto también contó con la ayuda de la historiadora local doña Rosa Chinea. Se dice que antiguamente cuando la mujer trabajaba en el campo utilizaba las enaguas azules, de ahí las faldas de ese color en la vestimenta femenina. Las flores en el traje se pusieron en honor a la flor de la siempreviva, planta muy frecuente en la isla. Tanto el traje de mujer como el de hombre son una mezcla entre el vestido de faena y el vestido de fiesta. A partir de aquel momento los telares de costura de la isla empezaron a elaborar los trajes de los bailadores y tocadores de nuestro folklore gomero.
 Coros y Danzas. Coros y Danzas de Hermigua y Agulo fue una formación musical que supo conservar el folklore tradicional de nuestra isla a lo largo de  los años. En  sus comienzos, el grupo contaba con diez componentes, y a comienzos de este presente siglo sobrepasaba los cuarenta. Lilí Ascanio es toda una institución en Hermigua y La Gomera, a cuyo cargo ha corrido la enseñanza tanto de bailes como cantos y toques a los cientos de jóvenes que pasaron por esta agrupación folklórica.
 En el grupo folklórico existía siempre un ambiente familiar. Para convocar a los diferentes integrantes se daban los recados a los vecinos, y como posteriormente se construyeron las carreteras, se enviaba un coche a Los Aceviños y a La Palmita para traer a los tocadores del grupo de los barrios altos. De Los Aceviños por ejemplo eran José Medina, Avelino; de La Palmita, Servando y muchos otros, de El Cedro, Prudencio, etc.
 Lilí siempre tuvo mucho mano izquierda para dirigir Coros y Danzas durante tanto tiempo, algo que ella adquirió, según ella, cuando perteneció a la Sección Femenina. Había mucha disciplina y todo esto se notaba en la gran elegancia que tenían los componentes al bailar y al tocar; se cuidaban mucho los detalles al vestir y al actuar. El grupo comenzó con altas y bajas, había temporada con más gente, temporadas con menos integrantes, chicas que se casaban y abandonaban el grupo, otros que se iban a estudiar a Tenerife, etc. No fue una tarea sencilla dirigir Coros y Danzas de Hermigua y Agulo para ella,  pues según Lilí Dios le había marcado con una cruz y una estrella porque tuvo que sufrir  tremendamente; pero, en definitiva, había pasado momentos muy grandes de alegría, también de tristeza por los que se habían marchado de la agrupación folklórica. Lilí recordaba con mucha tristeza a algunos tocadores mayores, uno de ellos moriría casi bailando del sentimiento tan arraigado que tenía, después de haber sufrido un ataque al corazón.
 Entre la larga lista de integrantes que estuvieron en Coros y Danzas debemos citar a algunos de ellos como la familia Cruz Clemente con Angelillo al frente, Darío Clemente Aguiar, Ramón Martín, la familia Correa, los Escuela, tres generaciones de los Martín Correa, los hermanos Méndez Melián, la familia Bayoll, Julio Hernández Santos, María Ventura, Teresita Trujillo, Rubén Pérez, Pedro Manuel Trujillo Ascanio y señora, Emilio Alfonso Trujillo, Domingo José Mendoza, Javier Hernández, José Manuel Mendoza, los Martínez, Servando Herrera, los Torres, los hermanos Méndez Melián, Jonathan Santos, Federico Plasencia y sus hijos, y tantos, y tantos otros, que por falta de espacio no podemos nombrar.
 Lilí no sólo se consagró de por lleno a nuestro folklore sino que también  se dedicó a recopilar y a apuntar en una libretita palabras de nuestra habla gomera, puesto que al convivir con tantas personas mayores se le iban “pegando” su forma de hablar. No podemos obviar la destacada labor social desarrollada por Lilí Ascanio como delegada de la Sección Femenina, ya que organizaba cátedras de este colectivo desplazándose grupos de voluntarios por los diferentes barrios de toda la isla con el fin de enseñar y educar a las mujeres; también atendía a las familias necesitadas y hacían el reparto de leche y queso por las escuelas, allá por los años sesenta.
 Es tal amor que Lilí siente por su Gomera que, según una anécdota que ella misma contó una vez, un gobernador que estaba en Tenerife llamado don Pablo Abril, que la apreciaba mucho, quería hacerle un homenaje en Santa Cruz  pero ella le respondió que no, que si quería hacérselo que fuese en La Gomera, su isla querida.
 Sus trabajos de investigación, recuperación y coreografía consolidan a Lilí como una de las raíces vivas más hondas e importantes del folklore gomero, para el que ha conseguido importantes galardones. Como muestra, en  1963 Coros y Danzas consiguió el Segundo Premio Nacional de Folclore en la modalidad de Danza Antigua. A partir de entonces fue incrementándose el número de chicos y de chicas en la agrupación folklórica. Fue hacia 1963 y 1964 cuando se permitió bailar conjuntamente a hombres y mujeres en el Baile del Tambor. Sus méritos personales propician que en 1971 sea condecorada con la Medalla al Mérito Turístico que le impuso por aquel entonces el ministro de Información y de Turismo, don Manuel Fraga Iribarne, por su labor por mantener vivo el folklore de la isla.
 A Lilí le gusta decir que ella tendió los brazos a barrios tan alejados como Los Aceviños, Meriga, Cerpa, Las Rosas y otros caseríos alejados de Hermigua. Muchos de los antiguos integrantes de Coros y Danzas provenían de estos barrios.
 A comienzos de los años ochenta Coros y Danzas recibe el nombre compuesto pasándose a llamar Coros y Danzas de Hermigua y Agulo. Por aquel entonces se celebraba un festival en Maspalomas (Gran Canaria) en honor a San Fernando, patrón de esa localidad, cuando una componente de Agulo le sugirió a Lilí la conveniencia de que la agrupación llevara también el nombre de Agulo, por el gran número de integrantes de aquel municipio que habían pasado ya por el grupo folklórico.
 En 1984 Coros y Danzas de Hermigua y Agulo participa en Huelva con motivo del hermanamiento en Palos de Frontera, y posteriormente la agrupación asistirá en Sevilla a la Expo de 1992, así como más tarde actuará en Badajoz y en Portugal.
 Coros y Danzas fue un auténtico embajador de nuestro folklore gomero, ya que esta agrupación fue grabada en varias ocasiones para diversos programas de televisión, como por ejemplo Tenderete de Televisión Española y otros programas como El Pueblo Canta, Senderos Isleños, Atlante y Raíces en Canal 7. Además de los canales televisivos locales y nacionales, Coros y Danzas participó en televisiones extranjeras de Italia, Austria, Japón, etc. Hasta en la famosa película Guarapo de Teodoro y Santiago Ríos, rodada en La Gomera en el año 1988, pudimos ver a algunos de los componentes de la agrupación.
 En 1998 Coros y Danzas de Hermigua y Agulo grabó su primer CD, con la participación especial de Benito Cabrera, quien llevó a cabo la producción musical y fue grabado en Multitrack. El disco fue presentado en Los Telares de Doña Maruca Gámez -gran amiga de Lilí-. Esta grabación discográfica salió a la luz en septiembre de ese mismo año y supuso la garantía de conservar el patrimonio musical de La Gomera, en las voces e instrumentos de un colectivo de personas que habían vivido el folklore musical como un hecho cotidiano. La grabación de este disco fue de una importancia enorme puesto que el folklore gomero había sido registrado en grabaciones en muy pocas ocasiones, y quedaba por grabarse en formatos y condiciones de sonido idóneos. En este trabajo quedaron registrados los Bailes de Tambor, diversos romances interpretados por personas mayores, Silbo Gomero, los Años Nuevos, Mazurca, Santo Domingo, etc. La grabación fue llevada a cabo bajo la producción del Socaem y del Centro de la Cultura Popular Canaria.
 En este disco, de folklore puro, en la mazurca podemos encontrar algunos cantos sacados por la misma Lilí, además en la jota gomera se encuentra un canto que ella aprendió en Vallehermoso, con el estribillo de las castañas tostadas. Una cosa que tenía clara Lilí al grabar el disco era el respeto por la esencia pura del baile del tambor, es decir, la renuncia a hacer innovaciones. Para grabar el disco sólo se utilizaron  tambores, chácaras, el romance y la contesta, tal y como ella lo había aprendido de jovencita.
 En julio de 2002, Lilí Ascanio recibe el Premio Insular de Turismo en su primera edición por parte del Cabildo Insular de La Gomera, quien la reconoce como una auténtica embajadora de las tradiciones de la Isla Colombina desde hacía medio siglo y como una de las raíces vivas y más hondas de nuestro folklore. Ella misma afirmaba con humildad tras recibir este premio que era un gesto que quería compartir con toda la agrupación folklórica, pues sin ellos -decía Lilí- nada hubiera podido hacer en su vida entregada al folklore gomero.
 El 9 de julio de 2003 El Orfeón La Paz de La Laguna (Tenerife) le rindió también un merecido homenaje, recibiendo Lilí Ascanio el premio a la Mujer Canaria.
 En septiembre de 2004, con motivo de las fiestas de Las Mercedes, patrona del municipio vecino de Agulo, Lilí Ascanio y Coros de Danzas reciben por parte del ayuntamiento de esa localidad un homenaje por los cincuenta años que por aquel entonces cumplía la agrupación folklórica. Sin duda alguna, Coros y Danzas de Hermigua y Agulo fue uno de los colectivos folklóricos con más raigambre y de más antigüedad de toda Canarias.
 En los últimos años numerosas agrupaciones folklóricas gomeras y del resto de las Islas le han rendido homenaje.
 En conclusión: El gran logro de Lilí Ascanio fue dignificar el Baile de Tambor dándolo a conocer al resto del mundo. Gracias Lilí.
(Ramón Correa Magdalena. Publicado en el número 397 de Bienmesabe)


EL MENCEYATO DE TEGUESTE




APUNTES PARA SU HISTORIA
CAPITULO IV-II


Eduardo Pedro García Rodríguez

Vías de comunicación de La Vega con el centro del menceyato
Un camino que usaron nuestros ancestros guanches, y fue igualmente aprovechado por los invasores, es el conocido como “Camino de las Peñuelas” que saliendo de La Laguna, por el conocido como “Camino de las Gavias”, subía por la Sierra Guarca (Mesa Mota) para unir esta población con Tegueste y Tejina y que en su momento se le conoció también como “Camino de los tejineros”.
Igualmente es conocido por la zona de El portezuelo un camino real conocido como "Las Rosetas".
Igualmente en las Datas encontramos referencias de varios caminos a Tegueste.
Juan Ruiz de Requena. Un cerro redondo toda la mesa de la otra parte frontero de Tegueste fasta la montaña, el cual dho. cerro es en medio de los dos caminos q. van a Tegueste con una fuente pequeña q. en él está. Bartolomé de Varea. 5 f. en el pago q. viene de Sant Lázaro hasta llegar el camino de atajo para Tegueste q. es frontero desta villa de Sant Cristóbal.
Otro camino de La Laguna a Tegueste, iba del camino de San Francisco, hasta la ermita de Las Mercedes (Wenhu), atravesando la cumbre por Las Canteras y descender por la cuesta de San Bernabé hacia Tegueste el Nuevo.
El Camino de San Diego, es un lugar emblemático por tratarse de uno de los antiguos caminos guanches que comunicaban Aguere con Teguste.

Al finalizar éste camino nos encontramos con la ermita de San Diego del Monte y su entorno es uno de los lugares más bellos de La Laguna,  de la historia del convento en el que se integra y la leyenda que gira en torno al muro del diablo, que, según el pueblo, construyen los vecinos y aparece misteriosamente cada día en el suelo. Además, en la espesura del monte se encuentra la cueva de Satanás y el lugar donde antaño bailaban las maguadas, sacerdotisas guanches, que la iglesia católica ha demonizado como “las brujas”, siendo notorio que las curanderas hacían sus prácticas un poco más abajo, en el lugar conocido como Los Cuatro Caminos.

Al final del camino de San Diego, por un lateral de la finca de la histórica ermita y que lleva hasta la parte alta de Las Gavias (zona de El Mulato), para desde aquí, ya en el término municipal de Tegueste, bajar por Las Peñuelas y, a través de La Arañita y La Degollada, llegar al casco del pueblo teguestero.

El Mirador de Jardina

Esta ubicado en un lugar privilegiado desde donde se puede apreciar un paisaje espectacular: Por el sur La Montaña del Socorro en Güímar y por el noroeste casi el Puerto Mequinez (Puerto de La Cruz) y al frente, el majestoso Padre Teide, y a los pies Las Mercedes y La Laguna.

Desde estos riscos bajaba directamente el agua de suministro a la villa colonial de La Laguna, aspecto que cuidaron los colonizadores desde los inicios del asentamiento europeo tal como consta en diversos acuerdos del Cabildo colonial del cual reproducimos uno correspondiente a la sesión del 12 de septiembre de 1511:   “Sobre las dulas del Concejo, que se ocupan por algunas personas para regar güertas, mandaron quel agua que viene de las laderas de la montaña del Obispo, que viene a alindar con la güerta de Juan Yanis, clérigo, y las otras que decienden de la otra parte de Tegueste, que alinda con una viña e güerta de Juan de Castañera, que no las puedan tomar, ni hacer represas, ni se aprovechar dellas, salvo que se vayan esentas por sus madres.» f. 286 r.

Fué acordado que se pusiesen en pregón las dos aguas que vienen por la quebrada de la sierra, yendo cara a la casa del Obispo, de esta villa, a mano izquierda, todo el remanente de los dornajos que están puestos abajo con toda la tierra que pudieren aprovechar para quien quisiere que lo tome a renta. Lo cometen al personero y la persona que la tomare sea obligado de tener de confino los dornajos llenos.

12 de septiembre de 1511, se pregonaron las ordenanzas del asiento de la agua y del defendimiento de las aguas. Ts.: Párraga, Juan Nuñes y Juan d'Espino y otros.” (Acuerdos del Cabildo colonial de Chinech=Tenerife, t.II).

Precisamente en la base de este mirador de Jardina tiene su nacimiento dos de los más emblemáticos barrancos de la Isla, al frente de unas cuevas de habitación horadadas en la roca se inician los barrancos de Tahodio y de Araguygo, este último conocido por varios nombres a lo largo de su recorrido, Barranco de Jardina, tiene su inicio o nacimiento como queda dicho en la cumbre del lugar de Jardina (las Mercedes o Wenhu) La Laguna, en el vértice que divide los valles de Tahodio y de Jardina (hardina), en su principio es una simple zanja situada al frente de unas cuevas habitación que están en el camino en su lado Norte y al final del mismo.  Conforme va descendiendo se va ensanchando paulatinamente, hasta unos trescientos metros de su nacimiento, a partir de este punto toma la forma de un pequeño barranquillo, y está bordeado de una frondosa vegetación predominando en ella las popularmente denominadas  “orejas de burro” (Zantedeschia aethiopica).

En su margen del poniente existen una serie de hermosos dragos junto a unas cuevas labradas que, hasta no hace mucho tiempo estuvieron habitadas. A partir de este punto toma el nombre de barranco de Jardina, el cual mantiene hasta la zona denominada “Cruz del Camino”. A partir de este punto gira ligeramente hacia el naciente y bordeando la sierra de Sejeita (Bronco, o brunku lomo Largo y San Roque), se continúa hasta el salto de la carnicería y ostenta el nombre de barranco de Gonzalíanez, sirviendo de desagüe natural a La Laguna (Eguerew). A partir de este tramo y hasta la Verdellada se le conoce por los nombres de Barranco de la Carnicería; del Drago, de Aragúygo, y del Rey.

En este tramo del barranco tuvo lugar la Batalla de Aguere.

Siguiendo el curso descendente a partir de la Verdellada, hasta su unión con el de Valle Colinos o Araguigo, en este lugar se le denomina barranco de La Jardina, continúa su curso para recibir un poco más abajo al de Tabares, en este punto se produce un salto por el lado sur de la montaña Guerra, y toma el nombre actual de barranco de Santos, sigue su recorrido bordeando los barrios de la Cuesta de Arguijon, (Arguihun), Becerril y Cuesta de Piedra, pasa  por el de Perú (Pirú), Barrio Nuevo, Barrio de la Salud, siguiendo su avance para caer en “el salto”, a la altura de la trasera del Barrio  Duggi. Donde existe un gran acueducto y un molino de agua.

Wenhu-Las Mercedes

Desde los inicios de la colonización europea del Valle Sagrado de Aguere, la población ha dependido la Sierra Guarca, (Mesa Mota) del Monte Wenhu (Monte de Las Mercedes) y la  Sierra de Sejeita (Jardina, Bronco, Lomo Largo, San Roque), para el suministro de agua a la villa, tanto para el consumo humano como los animales y terrenos de cultivo, ya que como sabemos las aguas estancadas de La Laguna, solamente era disponibles con las lluvias de invierno.

De esta dependencia nos han dejado testimonio algunos de los viajeros europeos que visitaron la Isla en el transcurso del tiempo, especialmente franceses, británicos y algún español.
Louis Feuillée
Astrónomo y naturalista en 1724, describe: “La Laguna se extiende sobre una llanura, rodeada de altas montañas; al este se encuentra Gran Canaria; a diez leguas al oeste una pequeña llanura de alrededor de una legua y media de longitud y media de anchura; es muy fértil en gra­nos, en toda clase de legumbres y frutos. El lago del que la ciu­dad toma su nombre está al este, llegando las aguas hasta sus murallas.
En una de las extremidades de este lago, a un cuarto de legua de la ciudad, hay un convento de la orden de San Fran­cisco llamado El Recogimiento. El lago tiene alrededor de dos leguas de contorno. Se llena en el invierno, que es la época de lluvias, con las aguas de las grandes montañas que le rodean. Estas aguas se utilizan para mover dos o tres molinos situados en el canal por el que desaguan. En verano este lago se seca por completo, las hierbas que crecen allí sirven de pasto a todo el ganado de la ciudad. (Louis Feuillée, 1997).
Se trata del convento de San Diego del Monte, al cual en invierno se accedía mediante embarcaciones, y disponía de un embarcadero en las inmediaciones del final del Camino Largo. Los molinos estaban situados en el Barranco del Drago o La Carnicería a la altura de La Verdellada, aun existe las ruinas de uno de ellos.
George Glass

En 1764, George Glass, escocés, marino y mercader, gran conocedor de la colonia, escribe una Des­cripción de Las Islas Canarias. En ella dedica un espacio considerable a La Laguna, y como otros viajeros posteriores deja fe la dependencia de la ciudad del agua del Monte Wenhu (Las Mercedes):  “La Ciudad y su abierta exposición a los vientos. Le llama la atención el aspecto solitario de sus calles “... en la mayor parte de las cuales se puede ver cómo crece la hierba”. Tiene la impresión de una ciudad deshabitada y destaca la conducción de aguas para el abastecimiento que  ”... es traída desde las mon­tañas al sur de la llanura, con canalones o caños”. (George Glass, 1996)

El nnaturalista francés Ledru se ve obliga­do a recalar en Tenerife y permanece en la isla ciento ochenta días (ledru, A., 1982). Al margen de otros trabajos relacionados con la botánica, su espe­cialidad, Ledru escribe un librito de viaje donde se esfuerza en relatar un amplio abanico de aspectos de la naturaleza, sociedad, economía, usos y cos­tumbres de la Isla que recorre pacientemente. Ledru es, evidentemente, un hombre de su época, informado e interesado, de espíritu curioso y talante didáctico lo que le obliga, casi constantemente, a considerar bajo la óptica del crítico lo que observa y a proponer cambios que, según su opinión, mejo­rarían las cosas.

La Laguna, para este viajero, es una ciudad en decadencia. El declive de la ciudad se manifiesta en el descenso de su población que él estima en 8.000 habitantes para todo el distrito frente a los casi 9.000 que se contabili­zaban en 1766. La ciudad padece un despoblamiento continuo a favor de Santa Cruz, la atracción del puerto como eje económico o como espita de salida hacia tierras americanas ha sido el detonante de la atonía de La Lagu­na que, sin embargo, sigue manteniendo su carácter de capital administrativa y sostiene una población compuesta por “una parte de la nobleza de la isla, algunos comerciantes retirados y los tribunales superiores.”. Ledru consi­dera culpable, en parte, de este despoblamiento a la ingente presencia de eclesiásticos que controlan las mejores tierras sin explotarlas conveniente­mente aunque esta apreciación la generaliza para toda la isla…

Se asombra de las imponentes laderas que lo bordean por el noreste y «el barranco que se extiende desde La Laguna hasta el mar (...) surcado por un torrente continuo que forma en muchos sitios agradables saltos de agua»; también menciona una cascada hacia el centro del cauce a la que califica, impropiamente, como «una de las más bellas del mundo». Cuando habla del lago o laguna manifiesta la posibilidad de desecarla construyendo ace­quias para convertirla en fértiles campos.

Ledru posiblemente con el termino cascada se refiere al salto existente a la altura de Gracia. Por otra parte, quizás fue el primero en proponer la desecación de La Laguna, dejo recogido en su libro: “la apertura de acequias para drenarlo y aprovechar la superficie como campos de cultivo”. (Carmen Gloria Calero Martín, 2001)

Bory de Saint-Vincent

En 1804, otro naturalista francés, Bory de Saint-Vincent recala en el puerto de Santa Cruz como miembro de una expedición con rumbo a Nueva Holanda (Australia).

En un corto período de tiempo, solamente permanece once días, este científico despliega una gran actividad y reúne publicaciones, opiniones, datos y observaciones personales que le van a permitir escribir una obra sobre Canarias. A pesar de que esta obra mezcla la descripción geográfica, la historia, los aspectos etnográficos y naturales, el capítulo IV se presenta como una auténtica crónica de viajes centrada en Santa Cruz y La Laguna (saint vicent, B., 1988: 115-152).


Sabin Berthelot

Tan sólo destaca una gran plaza, posiblemente la Plaza de Abajo, con una fuente en uno de sus vértices y el canal de agua que atraviesa el llano desde los montes próximos para abastecer a la ciudad. La reiteración que muchos his­toriadores o simplemente viajeros hacen de los canales de agua de la ciudad, Curiosamente el autor habla de la inexistencia del lago o laguna, si bien reconoce que por la calidad del terreno «... sucede que a veces el agua se desborda y forma charcas estancadas», lo que indica que esta zona era más bien un extenso humedal, ocasionalmente anegado. Sabino Berthelot (Marsella 1794-S.C. Tenerife 1880):
Durante su juventud se enroló en navíos de la marina francesa y en mercantes que hacían la ruta de las Antillas. A principios de la tercera década del siglo XIX llegó a Tenerife, en donde residió durante unos diez años. En La Orotava fundó un Liceo, en colaboración con su amigo Alexandre Auber, y allí trabajó como docente. De esos años son ya varias publicaciones suyas sobre aspectos de la historia natural de las islas. Así, cuando el botánico inglés P.B.Webb llegó a la colopnia ya en la mente de Berthelot se divisaba el proyecto de elaborar una historia natural de las Canarias. Durante un tiempo Webb y Berthelot exploraron las islas, verificando observaciones y tomando infinidad de datos para esta magna empresa. Después se trasladaron a París en donde trabajaron durante años en la elaboración de un la Histoire Naturelle del Iles Canaries, con la colaboración de un grupo importante de naturalistas franceses. Esta es la obra más importante del género que se ha publicado sobre el Archipiélago Canario. Webb y Berthelot, que mantuvieron una estrecha cooperación, terminaron distanciados y las relaciones entre ellos se agriaron hasta la ruptura total. La aportación de Sabino Berthelot la Historia Natural de las Islas Canarias -su trabajo más importante- y por las Misceláneas Canarias, conjunto de descripciones, noticias, episodios y observaciones sobre las islas.
Jules Leclercq
En 1879 llega a Tenerife Jules Leclercq, un incansable viajero belga con abundante producción literaria. Su libro dedicado a las Islas Canarias, aparte de Tenerife recorre Gran Canaria y Lanzarote, está escrito con un lenguaje sencillo y vivo (leclercq, J., 1990). Leclercq se manifiesta como un turista curioso a pesar de su sólida cultura y de su experiencia viajera. Mezcla sus impresiones paisajísticas con una serie de detalles cotidianos y vivencias personales que nos acercan no sólo a la imagen percibida sino también a su contenido, a las personas y las costumbres que la conforman.

También se percibe el paisaje imponente de las montañas de Anaga que Leclercq promete visitar y el notable cambio climático que se aprecia llegando a la ciudad, lo que hace reflexionar al autor sobre las ventajas de “... los habitantes de Santa Cruz que tienen una casa de campo en La Lagu­na a donde, cuando les parece, pueden huir de los enervantes calores de la capital”. La impresión primera es de una ciudad triste, de calles desiertas  casas de fachadas frías. El viajero no duda en compararla y dice que La Laguna “... es una ciudad decaída, como Toledo”, todas sus percepciones van en ese sentido: ruina de las construcciones, abandono... menciona si pasado esplendor y el hecho de haber sido la capital de Tenerife. (Carmen Gloria Calero Martín, 2001).

Coquet

En 1882, por primera vez, y en 1889 por segunda, llega a Tenerife  Coquet un arquitecto francés, la descripción de La Laguna es corta aunque detenida.
El entorno natural de La Laguna vuelve a impresionar al viajero: tanto el noreste, el lla­no hacia las montañas de Anaga, como el noroeste, el llano de los Rodeos, son descritos con admiración por la fertilidad de sus tierras y la abundancia de cultivos variados.
René Verneau

Finalizando el siglo, concretamente en 1891, se publica en París Cinco años de estancia en las Islas Canarias, escrita por Verneau, un científico francés que entre 1876 y 1887 pasó dos largas estancias en el Archipiélago por encargo del Ministerio de Instrucción Pública de su país. Es evidente que esta obra (vernau, R., 1959) no es estrictamente un libro de viajes, aunque tiene muchos puntos en común con este género literario, sobre todo en la for­ma de abordar la descripción de los paisajes en la que se emplea el método de los itinerarios, salpicados con todo tipo de apreciaciones sobre usos y costum­bres.

El paisaje árido de la subida se repite y se contrasta con la transformación que sufre en «los llanos», donde las tuneras dejan paso a los campos de trigo y millo de enorme fertilidad. Parece intere­sar más el entorno natural que la propia ciudad, aunque el autor señala su carácter de centro religioso y de veraneo, ya que La Laguna «... por su clima fresco, atrae todos los veranos una gran cantidad de gente de Santa Cruz».

De La Guerra-Diario

Por ellas sabemos que una de las preocupaciones más recurrentes del poder municipal era el abastecimiento de agua de la ciudad que suponía no sólo el arreglo o sustitución de la vieja conducción desde los nacientes sino también la distribución interna mediante fuentes públicas. En 1767, el criollo Guerra habla del comienzo de la construcción de una cañería de piedra para traer las aguas a la ciudad, una vieja aspiración de La Laguna que desde su fundación se había abastecido mediante agua conducida por caños de madera, y en 1776 comenta la labor de limpieza de dos de las fuentes principales: la del camino de Cañizales próxima a San Diego y la de la Madre del Agua, en el Llano.

José de Olivera,

Justo de la mitad del siglo, entre 1858 y 1862, tenemos otro interesan­te documento, otra crónica lagunera que nos acerca a la ciudad vivida. Se trata de un diario escrito por el criollo José de Olivera, un personaje estrechamente vinculado al poder municipal en el que participa activamente desde la posición liberal (olivera, J., 1969). Estos dos aspectos, su actividad polí­tica y su clara decantación por las ideas progresistas le confieren un inte­rés especial.

La ciudad aparece en este diario bastante dibujada, pero es, sobre todo, la vida ciudadana, la actividad social la que refleja el cronista. Olivera,

De nuevo, el intento de reordenar la alameda en la salida de la ciudad por el noreste, hacia el pago de Las Mercedes. Este proyecto, iniciado a fina­les del siglo xviii, abandonado y retomado varias veces, aparece como una de las preocupaciones de Olivera que incluso intenta aparecer como artífice del mismo. En 1858, se vuelve a hacer el plantío de lo que entonces se llama el Paseo del Tanque Grande y Olivera se encarga de ejecutarlo. Todo queda en un intento, ya que la alameda nunca prosperó «... y por más que en ello trabajé, parte se perdió y parte lo destrozaron los malintencionados», dice el cronista aludiendo claramente a su fracaso. (Carmen Gloria Calero Martín, 2001)


EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA



UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERIODO COLONIAL 1491-1500

CAPITULO I-XIII



 

Eduardo Pedro García Rodríguez

1493 Agosto 22. Barcelona (f. 69). Incitativa al Ido. de Villena, oidor de la Audiencia y juez de términos de Sevilla, para que reciba nuevas declaraciones y testigos en el pleito entablado entre doña Inés Peraza, viuda de Diego de Herrera, y doña Beatriz de Bobadilla por la tutoría de los hijos de la dicha doña Beatriz y del difunto Fernando Peraza, hijo de doña Inés. Dicha comisión se hace a petición de doña Beatriz de Bobadilla, que no puede seguir un largo pleito por residir en La Gomera con sus hijos. El Rey y la Reina. Don Alvaro. Decanus ispalensis. Johannes. Antonius. Franciscus licenciatus. (E.Aznar; 1981)

1493 Octubre 3.  En su segundo viaje de invasión y saqueo a América, Cristóbal Colón hizo escala en La Gomera y en Esero (El Hierro) unas del Archipiélago canario. En esta última isla realizó la escala para proveerse de alimentos y agua así como para esperar vientos mejores. En total, pasó 17 días en la isla esperando a una mejora en los alisios que permitiera a su flota de 17 buques avanzar más rápido.

1493 Octubre 26. Barcelona (f. 95). Incitativa al gobernador o juez de residencia de Gran Canaria, para que dictamine en la petición presentada por Gonzalo del Castillo en nombre de Alonso Bruño, vecino de Salamanca, para que se le termine de pagar, de los bienes que tenia en Gran Canaria el difunto Alonso de Salamanca, recuero, los 100 castellanos y 75 florines que le dejó a deber. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Antonius. Petrus. Vitoria. (E.Aznar; 1981)

1493 Octubre 29. Barcelona (f. 60). Orden a Francisco Maldonado, juez y pesquisidor de Gran Canaria, para que levante la pena de destierro que impuso al regidor Francisco de Mercado, por pretender enviar una persona aquejarse de los agravios cometidos por el dicho Francisco Maldonado, ordenando a dicho regidor que se presente ante el gobernador o pesquisidor que fuere enviado a tomar la residencia del citado Francisco Maldonado, para que se guarde su derecho en dicho destierro y en las demás cosas que le fueren demandadas, so pena de destierro perpetuo. Don Alvaro. Johannes. Andreas. Antonius. Petrus. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 3. Zaragoza (f. 115). Requerimiento a Rodrigo Maldonado, juez de residencia de Gran Canaria, para que deposite en poder del escribano del consejo de dicha isla los beneficios obtenidos de la imposición de un gravamen de 70 maravedís por cada quintal de orchilla, ya que hizo dicha imposición sin licencia real y en contra de las leyes del Reino, y para que le sea tomada residencia de su cargo, con la que ha de comparacer ante el Consejo para responder de las acusaciones que se le hacen. Don Alvaro. Juanes. Andreas. Antonius. Fernandus licenciatus. Vitoria. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 5. Zaragoza (f. 61). Incitativa al gobernador o juez de residencia de Gran Canaria ya las justicias del reino para que determinen, en sus respectivas jurisdicciones, acerca de 4 muchachas y 2 mozas gomeras que doña Beatriz de Bobadilla dió al canónigo de la iglesia de Canaria Pedro López de Villera, enviado a la Gomera por el obispo y cabildo de dicha iglesia, para cobrar el trigo y cebada que la dicha doña Beatriz y su marido Fernando Peraza, ya difunto, habian tomado durante diez años de los diezmos de la mencionada iglesia. Dichas esclavas, que doña Beatriz había prometido sanas y de buena guerra, así como otras tres que el citado canónigo compró a un vasallo de dicha señora, fueron puestas en libertad, haciendo ejecución de su valor en bienes de dicho canónigo, por lo que éste reclama que le sea devuelto su importe, lo que ha de hacerse si la información resulta cierta, no obstante la carta de sobreseimiento que posee doña Beatriz. El Rey y la Reina. Parra. Señalada: Don Alvaro. Juan. Andreas. Antón. Franciscus licenciatus. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 5, Zaragoza AS, RS,. ACT , pc. XVII-1493/20-22.

Pedro López de Villera, canónigo de Canaria, que le hagan justicia syn enbargo de vna carta.

Don Fernando e Doña y sabel etc. Al que es o fuere nuestro governador o juez de rresydencia de la ysla de la Grand Canaria ya todos los corregidores etc. de todas las cibdades etc. salud e gracia. Sepades que por Lope de Villera, canónigo de la yglesia de Canaria, se nos fizo rrelación etc. diziendo quél por mandado del obispo, deán y cabildo dela dicha yglesia de Canaria fué de la dicha ysla a la ysla de la Gumera a rrecabdar cierta contía de mrs. que Fernand Peraça ya defunto i Doña Beatriz de Bobadilla su muger les deuían de cierto trigo i cebada que avían tomado .de los diezmos de la dicha yglesia i que la dicha doña Beatriz les dió en pago de lo que asy les deuía de los dichos diezmos quatro mochachos e dos moças gomeras que a la sazón se vendían e dauan por esclauas, i que la dicha doña Beatriz le dió alualá firmado en el qualle prometió i se obligó de le hazer sanas las dichas esclauas, diz que él vendió juntamente con otras tres que avía conprado de vn basallo dela dicha Doña Beatriz de Bobadilla, i que a cabsa que agora nos mandamos dar por libres las dichas gomeras diz que por nuestro mandado i
por el obispo de Canaria está fecha esecución en sus bienes i pagar con ellos los mrs. por que asy avía vendido las dichas esclauas i ellas son puestas en su libertad i que como quier que por él i por su parte ha seydo rrequerid.a la dicha doña Beatriz de Rabadilla que le huelua los mrs. por que asy vendió las dichas canarias gomeras diz que lo non han querido nin quiere fazer poniendo a ello sus escusas i dilaciones yndeuidas deziendo que tiene de nos carta de sobresymiento para que le non sean demandados los dichos canarios gomeros i que s y asy pasase él rrescibiría en ello grand agrauio y daño i nos suplicó i pidió por merced sobre ello le mandásemos proueer y rremediar con justicia i como la nuestra merced fuese. Lo qual por nos visto en el nuestro consejo fué acordado que deuíamos mandar dar cerca dello esta nuestra carta en la dicha rrazón; i nos touímosto por bien, por que vos mandamos a todos i a cada v no de vos en vuestros lugares i juridiciones que luego que con esta carta fuéredes rrequeridos veades lo suso dicho i llamadas i oydas las partes etc. averigüedes lo suso dicho i si falláredes que la dicha Doña Beatriz i las otras personas le vendieron los dichos canarios i han sydo puestos en su libertad los costringáys e apremiéys en que le bueluan i tornen i rrestituyan los mrs. por que asy gelos vendieron faziéndole sobre todo ello entero i brebe conplimiento de justicia syn enbargo dela dicha nuestra carta de sobreseymiento que asy mandamos dar a la dicha Doña Beatriz de Bobadilla, ca en quanto a esto atañe mandamos que le non vala quedando en la fuerça y .vigor para en las otras cosas que adelante. I los vnos etc. Dada en la cidad de Çaragoça  a cinco días del mes dezienbre año etc. de milI e quatrocientos i noventa i tres años. Yo el Rey. Yo la Reyna. Yo Juan de la Parra secretario del Rey i de la Reyna nuestros señores, la fiz escriuir por su mandado. Señalada de Don Aluaro, Juan dotor, Andrés dotor, Antón dotor, Frranciscus licenciatus. (D.J. Wölfel)

1493 Diciembre 12. Por Real Cédula expedida en Zaragoza trescientos vecinos serán los beneficiarios de los repartos de tierras usurpadas en la isla de Chinech (Tenerife), según la Real Cédula, otorgada por los Reyes  Femando y Isabel, en aquellaa ciudad y en el documento de poderes otorgado al invasor Alonso Fernández de Lugo.
Los colonos que poblaran en la dicha isla, sean obligados a tener en ella, por tiempo de cinco años, y que hasta que sea cumplido este tiempo no se pueden venderlo heredamientos y bienes, que así les dieron de repartimiento”.
Este es uno de los párrafos textuales de esta real sanción que  Alonso de de Lugo ha comunicado ya a sus allegados y colaboradores en la invasión y conquista de Benahuare (La Palma) y Chinech (Tenerife).

1493 Diciembre 24. Zaragoza (f. 189). Licencia a Alonso de Lugo, gobernador de La Palma, para que pueda sacar, antes del mes de marzo de 1494, 1.000 cahices de trigo, 300 cahices de cebada, 2.000 quintales de bizcocho y otros mantenimientos, conforme al asiento hecho para la conquista de Tenerife, ordenando a los concejos y justicias del Reino y al guarda mayor de la saca de pan del reino de Andalucía y demás recaudadores que no le lleven derecho alguno, con tal que lo registre ante la persona que para ello nombren los reyes y que la saca no la haga en Sevilla y su tierra. El Rey y la Reina. Alvarez de Toledo. Comendador Mayor. Chacón. Ulloa. Conforme a lo capitulado: Rodericus. (E.Aznar; 1981)

1493 Diciembre 24. Zaragoza.  Alonso de Lugo. Merced: que pueda sacar mill cahizes de trigo y CCC de Cevada y otros mantenimientos para la conquista de la ysla de Tenerife.

Don Fernando e doña Ysabel, etc. Por quanto en la capitulación e asiento que, por nuestro mandado, se fiso con Alonso de Lugo, nuestro governador de la ysla de La Palma, sobre la conquista de la ysla de Tenerife, de que nos les avemos mandado dar cargo, se contiene: que le mandamos dar saca para mill cahises de trigo e arina e para tresientos cahises de cevada e dos mill quintales de biscocho, que será menester para el mantenimiento de la gente e bestias que oviere de yr con el dicho Alonso de Lugo a faser la dicha conquista, para que lo pueda llevar a la dicha ysla, e non a otra parte, franco de todos derechos. Por ende, nos, queriendo cunplir lo contenido en la dicha capitulación, por la presente damos licencia e poder e facultad a vos el dicho Alonso de Lugo, para que vos o quien vuestro poder oviere, podades sacar de qualesquier cibdades e villas e lugares de nuestros reygnos e señoríos los dichos mill cahizes de trigo e tresientos cahizes de cevada e dos milI quintales de biscocho, e todas las otras cosas que cargardes e ovierdes menester para la dicha armada de la dicha conquista de Tenerife, francos de todos los derechos-, con tanto que tengáys de término para la saca de los dichos mantenimientos e otras Cooas de aqui a mediado -, el mes de marl;o primero que viene del año de mill e quatrocientos e noventa e quatro años e non más. E por esta nuestra carta, o por su traslado signado de escrivano público, mandamos a los consejos, corregidores, asystentes, alcaldes e alguasiles e otras justicias de todas e qualesquier çibdades e villas e lugares de 1os nuestros reygnoo y señoríos e a la nuestra guarda mayor de la saca de pan as y (sic) del reygno de Andaluzía e sus lugarestenientes, como a los arrendadores fieles e cogedores e recebtores e almoxarifes e otras personas que tienen o tovieren cargo de resebir a recabdar qualesquier derechos de los dichos mantenimientos e cosas susodichas, que son necesarias para la dicha conquista, as y a los que agora son como a los que serán de aquí adelante: que vos consientan libremente sacar, de qualesquier de las dichas I;iudades e villas e lugares, 1os dichoo mill cahises de trigo e tresientos cahises de cevada e dos mill quintales de biscocho e todas las otras cosas que fuesen necesarias para la dicha conquista, syn que dello ni de parte dello vos pidan ni demanden ni lleven derecho ni otra cosa alguna, ni vos pongan ni consientan poner en la saca dello enbargo ni contrario alguno, mas que libremente vos lo dexen sacar para la dicha isla de Tenerife, segund dicho es; con tanto que los dichos mantenimientos e cosas, que as y sacardes para la dicha conquista, ayáys de registrar e poner por escripto, ante la persona que nos nombraremos e señalaremos e non en otra manera. por que no pueda aver fraude ni engaño alguno en ello, e con tanto que non saquedes el dicho pan de Sevilla ni de su tierra. E los unos ni los otros non fagades nin fagan ende al, etc. Con enplasamiento e pena de X U. maravedís.

Dada en la çibdad de Zaragoça, a XXIV días del mes de disiembre año del Nay cimiento de nuestro salvador Ihesu Cristo de I.U.CCCCXCIII años.=Yo el Rey.=Yo la Reyna.=Yo Fernand Alvares de Toledo, secretario del rey e de la reyna nuestros señores la fise escrivir por su mandado. =El comendador mayor.=EI adelantado don Juan Chacón.=Rodrigo de Ulloa.=Conforme a lo capitulado, Rodericus, dotor. (A. Rumeu 1975:420)
1493 Diciembre 28.
Improcedente que el conquistador vegetase, por espacio de un año, Bernáldez lo lleva a Sevilla, apenas terminada la conquista de Palma, para preparar la de Tenerife. En verdad, Lugo no supo que habría de emprenderla, antes del 28 de diciembre de 1493, en que los Católicos le ordenaron conquistar la "última y setena de las Canarias y una de las mejores..". Para evitar que se eternizase, en la preparación de la armada, la licencia de sacar de Andalucía 2.000 quintales de bizcocho, 1.000 cahíces de trigo y 300 de cebada, tuvo fecha de caducidad: finales de marzo de 1494. De embargar los barcos para la "nuestra armada", que habría de pasar "destos nuestros reynos a dicha Ysla de Tenerife", se encargó el Capitán General de la Armada, proveedor de la artillería, armas, herramientas, pertrechos y "bestias", para tropa de 1.500 peones y 100 caballo, engrosados con 500 peones y 60 caballos, al pasar por Gran Canaria. Asentaba Colón los principios de su Española o Isabela, mientras Lugo buscaba 300 pobladores asalariados, para Tenerife. "Reducida" la isla "a nuestro servicio", tras señalar asiento para la iglesia o iglesias a construir, repartiría solares y haciendas. Cumplida "vecindad" de cinco años, en casa poblada con mujer e hijos, los residentes podrían inscribir la propiedad, en el "libro de todos los heredamientos", adquiriendo el derecho a venderla.
Capitán de Tenerife, en el curso de la conquista, una vez terminada, Lugo ascendería a gobernador, en las mismas condiciones que en Palma.
Indignados al no haber recuperado una blanca, Juanoto Berardi y Francisco Riberol, demandaron al socio, que los embarcó en la aventura. A punto de ser ejecutado por el Conde de Cifuentes, salvó los muebles, esgrimiendo el carácter levantisco de los guanches, "que así se llamaban los vecinos de la Isla". Asegurando que harían méritos sobrados, para terminar en el mercado, consiguió que reinvirtiesen las pérdidas en la empresa. Pero la isla deparó a Lugo, sorpresa desagradable. Habiéndose dejado bautizar, en tiempo de Pedro de Vera, los naturales le recibieron, declarándose "cristianos y libres". Sin intención de resignarse a la miseria, reunió a sus hombres, informándoles de que faltando la pelea, no habría botín ni sueldo. Sin causa real para iniciarla, el castellano la creó ideal: lo abrupto de la orografía, la habilidad de los honderos guanches y la resistencia que opusieron a la cristianización, permitían barruntar que a las primeras de cambio, volverían a las andadas, haciéndose "nuevamente" señores de la isla. No habiendo mejor medio de impedirlo, que la derrota preventiva, acordaron trepar a los riscos, con alevosía y nocturnidad, para meterles definitivamente en vereda. Puesto el plan en ejecución, los castellanos no cayeron en que la experiencia espabila. Debidamente informados de la doblez de los cristianos, los guanches les recibieron con lluvia de piedras, que según Bernáldez, causó 800 bajas en la filas de Lugo, regresando los supervivientes a los barcos, en batel o a nado. Zarparon acosados desde acantilados tan próximos, que parecen haber ancorado en un río.

Supone el cronista que de regreso en Gran Canaria, Lugo pasó a Sanlúcar, consiguiendo que Juan de Guzmán le financiase empresa, rematada en 1495, con deportación de guanches, "grandes y chicos, pues "uno no quedó", cuya venta reparó la maltrecha bolsa del gobernador. Pero al decir de la documentación, éste convocó al escribano García de la Puebla, para prometer, en escritura pública, otorgada a 14 de junio de 1494, que daría la mitad del botín y la tierra conquistada, a quien aportase 600 infantes y 30 jinetes, encabalgados y dotados de transporte, para la conquista de Tenerife. Entregado el documento a Gonzalo Suárez de Maqueda, vecino de Gran Canaria, originario de Puerto de Santa María, desembarcó en Cádiz, puerto oficial de Indias. Cruzando la bahía, siguió a Sanlúcar por tierra. El duque de Medina Sidonia, debidamente aleccionado por el obispo Juan de Fonseca, le recibió de inmediato. Alzado banderín de enganche en Bonanza, se reunieron en horas 7 banderas de infantes y 40 jinetes, por tener buena reputación la tierra de destino. Equipados de espadas, capotes, alpargatas y camisas, comprados en Sevilla, por valor de 178.600 maravedís, zarparon a 25 de octubre, rumbo al puerto de Santa Cruz, llevando al frente a Bartolomé de Estopiñán.
 No informó Lugo a sus socios del fracaso, ni de la introducción de un tercer socio capitalista, pero al frecuentar Francisco Riberol el puerto de Sanlúcar, se enteró irremediablemente. Dándose por estafado, volvió a demandar al conquistador. Enterado en Villa Real de las Palmas, salvó el bache, vendiendo los "heredamientos" del valle y villa de Graxere, a 19 de agosto de 1494, ante el escribano Gonzalo de Burgos. Plantación de caña, frutales, "cerramientos", "portones", vivienda, molino de pan, cuadras e ingenio, dotado de calderas, trochas, sobreformas de purgar, 200 arrobas de azúcar y 40 de confites, "con todo lo a ello anejo y perteneciente, que hoy tengo y me pertenece, en al valle de Agarte", fueron adquiridos por censo anual de 650.000 maravedís, en moneda canaria, que Francisco Palomeras, mercader genovés residente en Valencia, pagaría directamente a Francisco Riberol.
 Aprovechando el tiempo, Lugo organizó cacería de negros, asociándose con Mateo Viña, ahora residente en Gran Canaria, plantador de caña y tratante en esclavos, que aportó su carabela. Buen negociador el gobernador, convenció a 60 jinetes y 300 peones, de los que estuvieron en Tenerife. No habían cobrado un maravedí, pero le siguieron, uniéndose a la expedición Diego y Cristóbal Garrido, vecinos de Palos, recién llegados a la isla, con intención de cargar canarios. Elegida por cazadero la rada de Teca Taco, Los Silos), en Tenerife, los navíos se detuvieron en sus inmediaciones, pues los naturales se perderían en la espesura, apenas aventasen navíos de cristianos. Izadas las velas "en anocheciendo.., para facer el salto que a ellos cumplía", al no "saber... enteramente" el puerto, la carabela de Viña "entró en un aprieto y se perdió". No impidió el accidente la captura de 140 guanches y 20.000 cabezas de ganado. Vendida la presa por Viña y Lugo, no habían repartido un maravedí, con la tropa y los paleños, cuando llegaron los refuerzos de Sanlúcar, partiendo Lugo a su conquista. Los Garrido y la gente denunciaron. A la espera de sentencia, deambularon por Villa Real, "pidiendo limosna de por dios" para comer. Queja del rey de Portugal, contra vecinos de Canarias y Cádiz, que violando lo acordado en Tordesillas, saltaron en Guinea, acopiando cabezas de naturales, vendidas de inmediato, pudiera estar relacionada con la cabalgada.
Terminada la invasión y conquista, Lugo arribó a Puerto de Santa María, a principios de 1495, con carga de cautivos. Suponiéndolos exentos de derechos, porque así lo prometió la reina, le sorprendieron los almojarifes, exigiéndolos "de puerto y estancia, asy de entrada como de venta", porque "estos cautivos no son de tierra de moros ni son moros". Al explicar el conquistador que se trataba de guanches de las Canarias, los almojarifes sumaron, en lugar de restar, añadiendo el quinto a las tasas, al pagarlo cuanto procedía de las islas, negándose a considerarlos presa, hecha "en tiempo de guerra", porque siendo secreta la de Tenerife, no tenían noticia. Se quejó el conquistador a Isabel, que se salió del embrollo, con decir que pagasen "como si fueran de cabalgadas, que se hiciesen en tierra de moros", a la espera de averiguar lo que pagó Pedro de Vera por los cautivos, durante la conquista de Gran Canaria. Autorizada Francisca de Palma, a demandar a Lugo "por justicia", recibiendo promesa real de que iría "buena persona" a la isla, a investigar atropello vetusto, el 29 de enero de 1495, Alonso Fajardo fue nombrado gobernador de Gran Canaria, con salario anual de 150.000 maravedís de Castilla, iguales a 200.000, en moneda de la isla. Tomada posesión el 7 de agosto, figuró, entre las misiones encomendadas, la de solventar la cuestión de Francisca, de "plano" y sin "figura de juicio". La encomienda debió ser cumplida, pues le "palmesa" desaparece de la historia. (Luisa Álvarez de Toledo)
Imagen: El esclavista, masacrador y saqueador de pueblos Cristóbal Colon.