lunes, 31 de octubre de 2011

CUEVA SEPULCRAL DE TEGUESTE EN 1867






1867 septiembre 13.

La Orotava (Tenerife)

Pasó el anterior correo, mi querido papá, sin que, como de costumbre, em­borronase un poco de papel con algunas tonterías que le distrajesen. La fal­ta de humor para nada fue la única causa de dejar entonces de hacerlo y la de haber esperado hoy hasta última hora en que, desterrando pereza y mal humor, me decido pluma en ristre a llenar unas cuantas páginas.

En efecto, las contradictorias noticias de los anteriores correos, las esperan­zas recobradas y perdidas de salir de cualquier modo de esta situación anómala, y la incertidumbre de lo que pasaba en el continente tenían el ánimo inquieto y la cabeza poco dispuesta a concebir ideas ajenas a lo que la preocupaba. Hoy, que, según parece, por fortuna o por desgracia, ha terminado todo, cesando el estado de inquietud y de alarma en que estaba, voy a coordinar unos cuantos pá­rrafos que, si no son muchos ni van bien escritos, culpe usted a la premura con que lo hago.

Si yo fuese muy curioso no me faltaría materia de que ocuparme pues basta­ría referirle lo que cada día observase en mis distintas excursiones; pero desgra­ciadamente no es así y puede usted creer, que en los diez meses y medio que lle­vo en esta población, no habrá llegado a media docena de veces las que he salido del casco de ella. Mis observaciones, pues, han sido por demás escasas y, única­mente a grandes rasgos es como podré describírselas.

Antes de comenzar, le daré las noticias que he podido recoger sobre el descu­brimiento de una nueva cueva en Tegueste (partido de La Laguna) sobre lo cual me preguntaba usted en una de sus anteriores. Parece ser que en las inmedia­ciones de dicho pueblo hallaron unos trabajadores indicios de existir algún sub­terráneo, hacia la parte media de una montaña poco elevada y menos frecuenta­da aún; no tardaron en hallar la entrada, que era una boca pequeña por la cual penetraron, y que, ensanchándose poco a poco, les mostró algunos objetos ex­traños de cuyo descubrimiento se apresuraron a dar parte. Examinada dicha cueva, hallaron algunas momias de guanches perfectamente conservadas, con armas de aquellos tiempos y otros objetos curiosos, que se apresuraron a trans­portar a Tacoronte, donde existe un gabinete de antigüedades guanchinesas;(1) aún no he visto este gabinete, que debe contener cosas curiosas, pero hay aquí, en la Villa, una familia que posee algunos objetos de aquellos tiempos y que he tenido ocasión de ver; entre ellos figura la gigantesca momia de un guanche, en perfec­to estado de conservación, ignorándose aún el medio de que se valían aquellos salvajes para embalsamar los cadáveres. Algunos brazos y piernas de los mismos se hallan esparcidos por el suelo, y sus dimensiones dan a conocer estaturas di­versas, pero siempre mayores de seis pies. Existen, además, algunas hachas de las que usaban y que consisten en un mango corto de madera, a cuyo extremo encaja un trozo de piedra volcánica muy pesada y que abunda mucho en la isla, con un corte bastante fino. Algunos escudos o adargas de madera de Drago, pe­tos de cuero y otros mil objetos llenos de polvo y muy descuidados completan la colección susodicha y que es una lástima la tengan tan abandonada y en estado deplorable.

Muchas otras cuevas se han descubierto desde la conquista, conteniendo ob­jetos semejantes a los ya expuestos, pero cada día van siendo más raros esta cla­se de hallazgos, por cuya razón es tan sonado su nuevo descubrimiento.

El tiempo apura y por este correo habrá usted de dispensarme que me deten­ga aquí; el próximo procuraré ser más largo, para lo cual empezaré con más tiempo la tarea.

Hasta entonces, pues, le quiere su hijo.· (Ricardo Ruiz Aguilar, 1998: 87 y ss.)

(1) Museo Casilda de Tacoronte cuyos fondos fueron vendidos en la República Argentina, una de estas momias ha sido recuperada hace un par de años por el Cabildo de Tenerife.










viernes, 28 de octubre de 2011

MI PATRIA




Si el sol que primero vi
fue el de mi Patria Nivaria,
¿Qué quiere España de mí?
¿Yo olvidar donde nací,
por la madrastra arbitraria?


¿Quién, que en las Afortunadas,
por su fortuna naciera,
viéndolas pobres, diezmadas,
de otro pueblo esclavizadas,
su libertad no quisiera?

Yo, que a mi Patria venero,
yo que venero su historia
desde los cantos de Homero,
¡antes que a España, prefiero
de mis Guanches la memoria!

Cuando mis montes paseo
y sus campiñas contemplo,
me parece que los veo
y se aumenta en mí el deseo
de imitar su digno ejemplo.

¡Noble raza! Sí caíste
ante tus conquistadores,
ante la historia subiste;
que hasta en la muerte supiste
despreciar los invasores.

¡Ay mi Guanche! Yo te admiro
cual fanático a su Dios;
cual tú, yo también suspiro
por aquel suelo querido
que inmortalizó tu adiós.

La injusticia se cebó
contra tu altiva inocencia
y ni el crimen reprobó.
¡Horda odiosa y sin conciencia
que la Patria nos robó!

¡Dichoso tú! Con la muerte
por no soportar vil yugo,
fin deparaste a tu suerte.
Sucumbiste ante el más fuerte
sin pactar con tu verdugo.

Siendo tu hermano, poseo
tu misma sangre en las venas,
triste cual tú, esclava veo
mi Patria, y tarde preveo
desaparecer sus cadenas.

Y siendo tú, Patria mía,
de aquellos bravos la madre,
¿Son tus hijos los del día?
siendo esclava todavía,
¿No hay quién tu yugo taladre?

¿Es que la sangre de aquellos
en la de éstos se extinguió
y el amor a ti con ellos?
¿no vendrán nuevos destellos?
¿la dignidad se perdió?

Ten esperanza en la vida
mientras lloras tu orfandad
entre cadenas sumida.
¡Ten valor madre querida,
que el progreso es libertad!

Y si hasta hoy no miraron
tus hijos tu humillación,
y ¡madre! A otra llamaron,
no es que de ti se olvidaron:
¡fue la infame coacción!

¿Es mi mente que me engaña,
o es del progreso el ensanche?
Yo siento la misma saña
contra la invasora España
que abrigó en su pecho el Guanche.

Secundino Delgado

[En ‘El Guanche’, Venezuela. núm. 3, 24 de diciembre de 1897]

LA PATRIA


La patria es una peña,
la patria es una roca,
la patria es una fuente,
la patria es una senda y una choza.

Mi patria no es el mundo;
mi patria no es Europa;
mi patria es de un almendro
la dulce, fresca, inolvidable sombra.

A veces por el mundo
con mi dolor a solas
recuerdo de mi patria
las rosadas, espléndidas auroras.

A veces con delicia
mi corazón evoca,
mi almendro de la infancia,
de mi patria las peñas y las rocas.

Y olvido muchas veces
del mundo las zozobras,
pensando de las islas
en los montes, las playas y las olas.

A mí no me entusiasman
ridículas utópias,
ni hazañas infecundas
de la razón afrenta, y de la Historia.

Ni en los Estados pienso
que duran breves horas,

cual duran en la vida
de los mortales las mezquinas obras.

A mí no me conmueven
inútiles memorias,
de pueblos que pasaron
en épocas sangrientas y remotas.

La sangre de mis venas,
a mí no se me importa
que venga del Egipto
o de la razas célticas y godas.

Mi espíritu es isleño
como las patrias rocas,
y vivirá cual ellas
hasta que el mar inunde aquellas costas.

La patria es una fuente,
la patria es una roca,
la patria es una cumbre,
la patria es una senda y una choza.

La patria es el espíritu,
la patria es la memoria,
la patria es una cuna,
la patria es una ermita y una fosa.

Mi espíritu es isleño
como las patrias costas,
donde la mar se estrella
en espumas rompiéndose y en notas.

Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.

Nicolás Estévanez.



miércoles, 26 de octubre de 2011

MISCELANEA DE HISTORIA DE CANARIAS (XV)



 




NOTAS AL DIARIO DE LAS HERMANAS CASALON (VII)


Eduardo Pedro García Rodríguez


 Bentor. Mencey de Tahoro, posiblemente estuvo casado con una hermana del Mencey de Abona, sabemos que tuvo un hijo y una hija, el primero cuyo nombre exacto ignoramos,  (pero que seguramente se trata de Derimán, quien fue conocido como Cristóbal Hernández de Tahoro o Tahodio) fue vendido como esclavo por Lugo en dos ocasiones, la segunda llamada  Ana Gutiérrez, casó con Juan de Mena  y tuvieron los hijos siguientes: Pedro de Mena; fue alguacil del campo de la isla, el 3 de febrero de 1555, en que testificó en informaciones que hizo Hernando del Hoyo, casado con Polonia de Lugo, quienes tuvieron a Ana Bentor de Mena, quien el 28 de  junio de 1589, revocó poder que tenía dado a favor de María Sarmiento, otorgando uno nuevo a favor de Andrés de Armas, vecino de la isla del Hierro, para hacerle valer los derechos que pretendía corresponderles de la herencia de su abuela materna. Juan de Mena y Sebastián de Mena, éste último caso con Leonor de Ayllón, y tuvieron a: Antón de Mena Benchorhe; Ana Vélez; Pedro de Mena, quien caso con María de los Olivos; Juan de Mena (el viejo) que casó con Melchora Verde; Sebastián de Mena enlazó con Margarita Hernández, de este matrimonio nacieron: Simón de Mena; María Sebastiana de Mena y Gaspar de Mena. De Juan de Mena (el viejo) y Melchora Verde procrearon a: Juan de Mena Betancort (el mozo), quien casó en la parroquia de San Marcos de Icod, el 14 de octubre de 1604 con Francisca de Carminatis, hija de unos mercaderes milaneses establecidos en Tenerife; Martín de Mena que casó con Isabel Martínez, y tuvieron una hija, María de Mena que casó con Pedro Alonso Berganciano (guanche), en su testamento fechado en 1665 declara haber tenido once hijos, cuatro varones y siete hembras; Melchora Verde, contrajo matrimonio en la Parroquia de Santa Úrsula de Adeje, el 6 de julio de 1619 con Hernán García del Castillo. Mateo De Bentancort; Águeda de Munguía quien casó con Pedro García del Castillo. Diego de Mena, que otorga escritura en Vilaflor en 1674.

             Andrés de Llerena procrea con su esposa Margarita González a: Catalina González, casada con Juan de Betancort; Bárbara González, que contrajo matrimonio con Hernando de Ibaute, Miguel; Andrés; Alonso; Diego.

             Del matrimonio de Bárbara González y Hernando de Ibaute nació Margarita de Llerena, quien casó con el Capitán Juan Delgado de Adexe.

              Tegueste II, llamado después de bautizado Juan de Tegueste casó con Catalina Ramírez y Afonso, de este matrimonio nacieron Juan Teguazo / Teguaco; Tegueste (el apellido de éste hijo de Tegueste II, se ignora.)

ALGUNOS DE LOS CONQUISTADORES ISLEÑOS CRISTIANIZADOS

 El aporte de nombres y apellidos españoles en la isla de Tenerife se produce desde el mismo momento en que se inicia la conquista, y con seguridad mucho antes, debido a las continuas razzias que sufría la isla, y al establecimiento del primer eremitario cristiano en Güímar, según se desprende de unas declaraciones de Diego de Herrera en la información de Cabitos (1477), quien se expresa en los siguientes términos: <<...el obispo de las dichas islas ha estado en las dichas islas e sus clérigos; e en la dicha isla de Tenerife han entrado azas veces frayles e tienen su iglesia e hay en ella azas gente baustizada>>. Entre las huestes reclutadas por Alonso de Lugo en España, y en las islas ya conquistadas figuraban un buen número de isleños que ostentaban nombres y apellidos españoles. Muchos de los esclavos y horros canarios vieron una oportunidad de regresar a sus islas alistándose en las banderas de la conquista, con el beneplácito de sus dueños y en algunos casos acompañando a estos, posteriormente algunos esclavos y horros canarios importados desde Portugal e isla de la Madeira para trabajar en los ingenios de azúcar  eran avecindados como portugueses y naturalmente portaban nombres y apellidos portugueses, este fue el caso del maestro azucarero  “portugués” Juan de Galdar.

             La población guanche deportada como esclavos a la isla de la Madeira  alcanzó tal magnitud que llegó a constituir un verdadero problema para los colonos portugueses,  habituados los guanches a los terrenos agrestes, fueron empleados preferentemente en el cuidado de ganados menores, cabras, ovejas y cerdos, el carácter indómito de la raza pronto les indujo a revelarse contra la situación impuesta por los esclavistas europeos y muchos de ellos optaron por refugiarse en las montañas tratando de llevar una vida similar a la que les habían obligado a abandonar, al tiempo que hacían participes de su espíritu de libertad a los negros de la colonia y a sus hermanos, tantos horros como esclavos que moraban en los poblados, constituyendo el grupo de los guanches alzados de la isla. La inseguridad creada a los esclavistas fue tal, que obligó a las autoridades de la metrópolis portuguesa a tomar cartas en el asunto, así el Duque regente comunica a la colonia en fecha 12 de noviembre de 1483 que: <<En cuanto a lo que dicen que hay muchos esclavos canarios que sus dueños ocupan como pastores de ganados en la sierra y ellos se amotinan y merodean por la sierra, y destruyen los ganados ajenos (...) tengo por bien que se remedie de esta manera: que los jueces ordinarios hagan averiguación seguidamente, y así de aquí en adelante cada año, sobre cuáles son los canarios que andan amotinados en la sierra y hacen daños a los ganados y que aquellos que encuentren tener culpa (...) se ocupen de aprisionarlos y los entreguen a la justicia...>>>.

             Las medidas represoras no debieron tener mucho éxito, por el contrario el descontento creado por los alzados entre los negros y los canarios que habitaban en los poblados fue en aumento, hasta el punto de que el descontento amenazaba con una insurrección generalizada, situación que decidieron a las autoridades portuguesas decretar la expulsión severa de los canarios en 1490, en los siguientes términos: <<En dicha isla (Madeira) no habrá canarios de la Gran Canaria ni de la isla de La Palma ni de Tenerife ni de La Gomera, ni horros ni cautivos, entendiéndose los hombres y muchachos a partir de los diez años de edad. Las esclavas puede tenerlas quien quiera, pero las mujeres horras de estas mismas islas que se marchen. Tendrán de plazo para marcharse hasta fines de Octubre del presente año; si se les encuentra a partir de esta fecha los que fueren cautivos y sus dueños pagarán seis mil reales y además cada uno recibirá cincuenta azotes públicamente y será expulsado fuera de la isla...>>.

             La aplicación de estas medidas drásticas no gustó a los maderienses por varias razones; la primera, porque los hacendados se verían privados de una mano de obra especializada que dominaba los trabajos en los ingenios azucareros, la segunda porque el tiempo dado era corto y los dueños de esclavos no podrían venderlos como lo harían en una situación normal de mercado, lo cual les crearía un grave quebranto económico, la tercera, que la comunidad de guanches horros era importante en el desarrollo del comercio de la colonia. Por tanto los hacendados mantenían ocultos en sus ingenios y plantaciones a sus maestros azucareros canarios, mientras gestionaban ante la corte portuguesa la moderación del decreto de 1490. Y así, el Duque vuelve a escribir sobre el mismo asunto en 1491. <<...Y porque también acerca de los canarios cautivos y horros me ha sido requerido que ellos se queden en esta isla y no sean expulsados como yo quise y había ordenado por consejo de algunos principales de vosotros, ahora me place que de la misma manera que se ha de proceder con las mieles se proceda con dichos canarios.>>.

             A continuación reseñamos algunos de los nombres de conquistadores y primeros “repobladores” que se han salvado del anonimato.

              Guillén Castellano, canario, conquistador y regidor perpetuo, formó parte del primer Cabildo de Tenerife, la primera sesión documentada a la que asistió Guillén Castellano fue el 15 de agosto de 1498.

 Pablo Martín Buendía, canario, soldado de a caballo que lanceó y remató  al ya mal herido Chimenchia (Tinguaro), en la sierra de Sejeita, (San Roque) durante la batalla de La Laguna. Fue generosamente datado por el adelantado entre otras obtuvo datas en: Una cueva que era auchón del rey de Tacoronte, q. cabo la mar que agora vos teneis (1497).En la Rambla de los Caballos, debajo del camino que va a Daute, 2 caíces unas cuevas y una fuente (1502). 2 caíces de tierra de sequero...desde la cruces donde murió la mujer en la lomada hacía la mar (1501).  Conjuntamente con Pedro de la Lengua-también canario-obtuvieron las tierras de Charco del Pino (Chimiche) Granadilla, cuya data transcribimos: <<...Pedro de la Lengua y Pablo Martín. Una lomada de ta. en Abona en Arcamaze, dende el barranco donde están los charcos e un pino hasta otro barranco q. esta hacía Agache, a donde está un drago, e por arriba unas montañas e aguas vertientes a la mar, con las cuevas q. hay dentro deste cercoito  con una fuente q. esta a la parte de arriba del drago, cabo unos pinos, hasta  en cantidad de 8 c. 4. para cada uno, e más vos doy dentro de las mismas tas. Dos asientos de colmenas, así como conquistadores q. fuiste desta isla. Digo q. vos doy 3 c. Con los asientos de colmenas. 24-XI- 1511.>>.

              Ibone de Armas, Maxorero, destacado guerrero. Capitán en la conquiste de Tenerife. <<Ybone de Armas. 5 f. con su agua q. es en el barranco del Baradero a par de Juan Sanches en pasando el dho. barranco. Si otros alvalaes hoviere antes deste q. por cuanto non han sido deficadas vos las do para q. las defiqueis. Vos do las dhas. 5 f. para viña con tal q. pongais luego sarmientos. 2-I- 1505.>>

                 Alonso Bentagaire/a, casado con Juana Sanches,  fue datado con 3. c. a las cabezadas de López Fernández, con un día de agua para regar cada dos meses, 13-VIII-1503, en el mismo año se le concede la siguiente data: <<...Alonso Bentagayre, marido de Juana Sanches, 3. c. De ta. de s. q. lindan Pablo (¿) Sánchez y Sancho Cosme y la fuente donde ha de bever el ganado; las tas. Son donde sembraba el Rey de  Ycode encima de la tas. de Diego de Mesa. Q. vos den 2 c. Lunes 13-VIII-1503.>>.

             

Pedro Maninidra, natural de Gran Canaria, (más conocido por una anédocta que creemos no fue cierta que por sus hechos de armas.) fue capitán de las tropas indígenas de Gran Canaria en la invasión española de Tenerife, muriendo en las costas del continente en una de las entradas realizada por el adelantado a la razzia de esclavos.

             Está debidamente documentado el hecho de que Alonso Fernández de Lugo, obligaba a sus próximos a seguirle en estas correrías, lo que obligó a algunos isleños a presentar denuncia ante la corona por estos atropellos. Era práctica habitual en el adelantado solventar sus chanchullos políticos y económicos dando liberalmente datas de las tierras que había usurpado a sus legítimos propietarios, pero era remiso e incluso avaro cuando los solicitantes eran isleños, como se puede apreciar por esta data concedida a la hija de Maninidra: <<Pedro Maninidra. Constancia Ferrandes.<<Yo don Alonso Ferrandes de Lugo, Adelantado de las Islas de Canaria, Gobernador de la Islas de Tenerife e San Miguel de la Palma por la Reina dona Juana, nuestra señora digo q. por cuanto Pedro Manynydra, canario de la Gran Canaria, por servir a Sus Altezas en difinsión de nuestra santa fe católica fue muerto en Saca por los moros e demás desto fue conquistador en esta dcha. Isla de Tenerife e la ayudó a ganar en satifacion e remuneración de los susos dho. Doy a vos Constancia Ferrandes, fija del suso dcho. Manynydra, dos f. De ta. de r. En Tahoro, en término del Araotava, para poner cañas e  así mismo en el dho. Término vos dos 2 f. De tas. para q. para poner viñas donde no sea dado e dovos estas dhas. Cuatro f. De tas. para q. sean vuestras e de vuestros fijos q. Dios vos diere, e por ésta mando a los repartidores de las tas. de Tahoro q. vos selañalen estas dha. tas. como dho. Es, e por esta mando a Atón de Vellejo, escribano del Cabildo, q. lo asiente en el registro, y así mismo mando al repartidor del agua q. vos la q. pertenece por su dula a las dhas. Dos f. de tas. Fecha a 20 días del mes de XI de 1503 años. El Adelantado. Amaro Gonçales, repartidor del agua del Arautaua: yo vos mando q. deis su parte del agua q. le pertenece por 2 f. de ta. q. yo le di en el Arautaua de r. Lo cual haced luego visto este mi mandamiento. Fecha a 19 de II DE 1508 Años. El Adelantado>>.

              Alonso de Córdoba, Canario. Un pedazo de ta. q. está debajo de Tafuriaste junto con otras 6 f.q. vos di q. será de hasta 7 f. Linderos Pedro de Madalena y Juan de Cartaya. Y 2 c. en el lomo donde di a Juan Vizcaíno y a Juan Gnçales. Q. digo q. vos do las 6 f. De ta. donde decis y si 7 f. Hubiere, q. así mismo vos las do. Q. digo que vos do un c. en el lugar q. decis. S.F. Registro 22-VIII- 1508.

             Martín Benteno/Veinteno//Venteno. En 1513, pide 100 fanegas de tierras de sequero, le conceden 50.

             Juan Bermudes, sobrino de Pedro Gentilmanao, ( de gentil, Manao o Marao) canario, conquistador, 3. c. En  Yga, entre el barranco de Ygan y un pino y queda la lomada a la mano derecha del pino (1506) se le asienta 3 caíces lindando con tierras de Juan Delgado y Pedro Gentilmarao (1502).

             Juan Cabello. <<de la grand Canaria, vº y conquistador. 3 c. de s.en Tahoro en este cabo del lomo de las tas. de Gonçalo Rodrígues, çapatero, abajo del camino por donde vamos al Realejo. Q. digo q. el tomillar q. cupo a Fernando de Leon y Rodrigo el coxo, q. no se entienda por ella lo q. está vera del camino, salvo los dos pedazos q. abajo dél. 12-V-1501.>>

              Pedro Cabello. <<Ago merced a vos, Alonso Gonçales e Juan Vizcaíno e Rodrigo Hernádez e Rodrigo Cosmes e Martín de Vera e Pedro Tehindarte e Pero Cabello e Alonso López a cada uno de 4. c. en el Reino de Guymad, e ansí mismo algún asiento de colmenas q. son linde de la parte de fazia La Laguna el barranco seco q. viene de Garatinmo e de la parte de abajo las sabinas junto a las tas. de s. serraron Juan Felipe y su hermano>> les da sólo 2 c. cada. 18-XI-1517

             Fernando Carne de Agua. <<Fernando carne de Agua. Pedro Gentilmarao, <<Yo Alonso de Lugo, gobernador destas cuatro islas por el Rey e  Reina nuestros señores, por poder q. de Sus Altezas tengo fago repartimiento e do a vos Fernando Carnadagua en el lomo d Arotava donde d´a Fernando Guanarted, tres cahises de ta. de sequero y otro cahis en decendiendo del paso de Taoro arriba del camino, y más do a vos Pedro Axitimanao ajunto con las tas. q. di a Juan Delgado, defunto, q. se llama Ayacter ronte, cuatro cafises>>.6-XI-1502.

             Juan de Cartaya (y Pedro Madalena). 2 c.en el lomo de Tafurasase (Tafuriast?) linderos el camino real debajo y tas. de Alonso de Córdova, darriva mis tas. 12-XII-1497. en 1499 obtiene 3 c. lindando con Pedro Mayor y la mar junto al Mocanal.

             Juan Dana/ Juan de Ana, natural de la Gran Canaria, obtuvo varias datas, vemos algunas: 2 c. en Tahoro más alla de un barranco arriba de un pino, de abajo linda con Francisco Mayor y de arriba con la montaña. 13-VIII-1503. En Icod, conjuntamente con su suegro Rodrigo “el cojo” también canario, quien recibe 1c. y él 20 f. 18-IX- 1501. Con Pedro Delgado (canario), había recibido un manantial, ...arriba del auchón del rey grande de Tahoro, más 7 f. de sembradura junto a dicho manantial. 22-I- 1501. En 1504 le dan una nueva data consistente en unas tierras que están en Icode en un barranco...<<y dos más una fuente d agua q. nace en el dho. Barranco e dós más un c. de ta. de s. junto con el dho. Barranco>>.

             Bartolomé Delgado, canario y conquistador fue datado con 3 cahizes de tierras.

             Diego Delgado, a quien Alonso de Lugo llama “mi criado” <<Un pedazo de ta. q. está en tegueste debajo de la tas. Hervás haza la mar, de 2 c. 24-IX-1507.>> << ...Dos f. en el barranco del Realejo, debajo de Albornoz. 4-IV-1499.>>. <<Una suerte de t. De riego en el Araotava, bajo de Lope Gallego. 11-I-1505.>>.

            Juan Delgado, conquistador, tierras en la <<Rambla Honda>> Acentejo.

            Juan Delgado de las Islas, vº.  <<Un pedazo de ta. s.q. puede haber 6 o 7 f. q. son delante de Benijo, dos leguas adelante q. se dice valle del Draguillo, para lo podais sembrar o poner de viñas o colmenas e para una crianza de puercos con más una fuentezuela de agua q. está en dho. valle. Digo q. vos do las dicha 7 f. sin el agua, salvo que vos aprovechéis della, q, sea realenga. 17-III-1517.>>.

            Antonio Díaz, canario, como conquistador, una lomada de Tas. en Acentejo, q. es entre Pedro García Antón de la Sierra, canarios, hasta 2 c. 14-V- 1499. Antonio Díaz e Isabel vuestra mujer. 5 f. en las laderas de La Laguna que van a San Lázaro, las son para viñas. 20-VI- 1511.

             Juan Díaz Fernández, canario, <<Juan Fernandes el viejo. Una f. con una fuente pequeña con una cueva questá junto, lo cual es en Tacoronte q. alinda con la mar y tas. de vos 7-VI-1500.>>. Además tuvo importantes propiedades en Acentejo, La Orotava, Icod y Tacoronte.

             Juana Fernández, canaria, casada con Juan Gonsales, criado del Adelantado, reciben conjuntamente 3 f. de riego en la Orotava en 4-XII- 1503.

              Ibone Fernández,  vº 5 c- en Heneto lindan con Diego de Espino, una montañeta donde Lopes tiene unas cuevas. Vos do 50 f. en el dho. lugar. 6-XI- 1507.

   Diego  Fernández de Gran Canaria, conquistador, obtuvo importante data en la Orotava.

             Pedro García, natural de la Gran Canaria, criado del Adelantado <<Hago merced a vos del barranco de Azeraque q. está entre vtra. ta. y la ta. de Juan Delgado e todas las cuevas de dho. barranco de arriba abajo como dice vuestra tas. e un asiento de colmenar en el dho. barranco. Más un un pedazo de ta. q. está encima q. será de 8 f. e linda de la banda de arriba con camino real, con Guillén Castellano e con Juan Delgado; llámase la dha. ta. Azeraque. 12-V- 1503.>>.

             Martín Cosme, Juan Ramos, Diego Pestano, Martín de Vera y Rodrigo García, canarios, naturales de la Grand Canaria. Obra de 6 c. de tas. de s. q. está en Ycoden desde la fuente de la Guancha q. dicen, hasta el camino de bajo la mar y junto con la montaña hasta el barranco q. viene a donde estaba la orchilla del Ginovés; así mismo dos fuentes q. están cabe las dhas. Tas. con 2 f. de sembradura y más todas las cuevas y corrales de ganados q. están en las dhas. ta. 8-XII-1499.(Al dorso traslado de 1521).

            García de la Grand Canaria. Un pedaço de ta. q. es tras la  casa de Rodrigo de la Grand Canaria el coxo.

   Juan Cabeça e Marina Izquierdo Esquierdo, vuestra esposa aute, . 50. f. de s. término de D linderos tas. de Juan de Regla, de abajo el risco q. que está sobre la hacienda de Matheo Viña e de Micer Agostín y de la parte de hacia el Realejo el barranco de los Tiles. Digo que vos do las dhas. 50 f. 15-I- 1516.
             Teresa Delgada, Pedro G.Itilmarao. (¿ de gentil, Marao?) <<Muy magnifico señor, mi señor, Teresa Delgada (sic). Beso las manos de Vuestra señoría a la cual fago saber  como Pedro Xintjumanao me dio un pedazo de ta. con una alvalá de vuestra señoria para mi y para mi fijo q. tengo e con él, el cual tengo aquí y no tiene nada ni yo tampoco para dalle, mal pecado; la cual ta. está daquel cabo del barranco donde se derriscó Bentorey del camino para arriba, la cual ta. será de tres cafizes, por lo cual soplico a vuestra señoría pues q. me las dio por ante testigos vuestra señoria nos la confirme, pues somos pobres y emos miedo q. no nos las confirmando vuestra señoria me metan a pleyto otros. Nuestro señor acreciente vida y estado de vuestra señoria como desea, amen. Fecha xiij de abril de M d v años. Q. vos do los dhos. Tres cahyses de ta. en el dho. lugar, los cuales dhos. Cahyses vos confirmo por fallecimiento de Pedro Syntirmarao. El Adelantado>>. (verso: El 28 de  enero la presentó Pedro Delgado por el menor de Pedro Syntylman...e pidió le fuese confirmado). 

             Alonso Gonzales, canario. ½ f. de ta. con un hilo de agua q. tiene dentro en una fuente, linderos un barranquillo de agua q. está más allá del Francés como van a Ycoden, la cual fuente vos doy más ½ f. de sequero. 9-VI-1507.

            Antonio Gonzales, canario. Un pedazo de ta. para unas casas en Tahoro, cabe casa de María Fernández, linda con casa de Andrés el Negro y de Fernando el Negro. 4-XII-1505.   
  
             Lanzarote Gonzales, 4 f. para viñas. 22-XI-1513.

             Gonzalo Guaneca/ Guanyçar/Guanyquyar. Vº. 3. ta. de s. en Heneto y se llama la ta. Axafie debajo de un tagoro de los guanches. Q. vos den 15 f. 26-III-1505.

             Juan Juanyacas/ Juaniacas, guanche. <<A vos Guanyca 3 c. en Axafencte en Heneto, un poco más arriba de Alº de la Hijas, arriba más allá de la montaña junto a un barranco. Q. digo q. vos den 20 f. 16-III- 1505.>>.

            Diego Benytes, fijo de Guany Acas. vº desta isla 3 cuevas, la una el Corbo y la otra en Benyço y la otra Alabisguan, q. es término desta isla, y asimismo vos doy en vecindad e repartimiento un c. de ta., la mitad en Labisguan y la otra mitad Ajauguan en los campos llanos. 28-I-1513.

             Miguel de Agoymad vº e natural deste dha. isla. Dos c. de t. des s. en el Reyno de Aguymad con una cueva q. está en la misma ta. en el varranco de la Candelaria q. ha por nombre la cueva Azmigua y la ta. Xoba. Digo q. vos asiente un c. de ta. en el dho. lugar sin perjuisio de tercero, el cual vos do en nombre de la Reyna N.S. El Adelantado. Miguel de Guymar. 19-II- 1512., ...60 f. de tas. de s. en unos xaguarçales q. son en el término de Guymar encima de N.S. Candelaria, q. eran campos de los guanches, q. se llamaba en tiempos de guanches Xiban. Digo q. vos do 2 c.de ta. 7-I-1514. En 7-I-1514 años la presentó M. De Guymad para se tomar traslado e ponerse en el libros de repartimiento, e así se fizo.

             Francisco Hara, gomero vº 4 c. de s. q. son en Chinamata encima de Aramuygo, bajo de Açadan. Digo q. vos do 30 f. 8-VIII-1506.

Francisco de Flandes, natural de la gomera. 10 f. de s. que son al canto de la Punta del Hidalgo, entre el Valle Seco, entre las cuale había dos fs. Para hacer viña. Vos las do. 26-VIII-1511 Y está en estas ts. Una fuentezuela de agua.

   Creemos que, con esta sucinta relación de isleños portadores de nombres y / o apellidos españoles queda contestada la pregunta de por que, ¿si somos descendientes de guanches, tenemos apellidos españoles y en algunos casos portugueses y en menor cuantía de otros países de Europa?. Para no hacer demasiado tediosa la relación concluimos con una serie de nombres perfectamente documentados pero que omitimos dar detalles sobre los mismos por la razón expuesta.

   Por otra parte, debemos tener en cuenta que apenas sometidos los menceyatos de guerra, Alonso Fernández de Lugo se vio obligado a licenciar a las tropas mercenaria españolas, pues ya le era prácticamente imposible continuar sosteniendo económicamente a las mismas, este extremo queda ampliamente documentado en las muchas solicitudes que presentaron los mercenarios expedicionarios en reclamación de sueldos atrasados a Alonso de Lugo, ante el consejo de Castilla, así como otras muchas presentadas por los socios capitalistas de la empresa conquistadora por similares motivos. Por esa época el oro fácil de América, era un atractivo al cual no podían sustraerse los mercenarios de la santa hermandad, por ello una vez licenciadas las tropas de Lugo, fueron pocos los conquistadores que quedaron en la isla, entre ellos algunos de los “foraxidos” indultados por la corona española a cambio de servir a su costa en la conquista de Tenerife,  principalmente algunos de los más destacados capitanes de la empresa los cuales están debidamente documentados.

         Así pues, este reducido grupo de nuevos dueños de la isla no podían sentirse seguros en sus recién adquiridos feudos a pesar de que los territorios conquistados estaban diezmados y en desorden, más que por las consecuencias directas de la guerra, por las consecuencias de la primera guerra química de que tenemos noticias en la edad moderna, ésta guerra química que los españoles denominaron “modorra”, fue causada por el envenenamiento de los pozos y nacientes de agua, práctica ésta, que si bien era conocida en el continente, en las islas no se había utilizado hasta la llegada de Lugo, es posible que el envenenamientos de las aguas fuera ejecutado por moriscos reclutados en las islas de Lanzarote y Fuerteventura, con la ayuda de los guanches de los bandos de paces, perfectos conocedores de la orografía insular. Curiosamente, la terrible epidemia de la “modorra”, solamente afectó a los bandos de guerra, estando como hemos dicho el país asolado, aún así, los conquistadores no se sentían seguros (de hecho estuvieron inseguros durante casi cincuentas años) por el gran número de guanches alzados que resistían en las fragosas cumbres de la isla, por ello tuvieron que utilizar el apoyo de sus aliados de las otras islas así como el de los guanches de los bandos de paces, a pesar de que éstos tampoco les ofrecían excesiva confianza.

   Para ganarse la fidelidad de los isleños el futuro Adelantado fue pródigo repartiéndoles a éstos grandes cantidades de tierras de sequero, y distribuyéndolos estratégicamente en los bandos que habían sido de guerra e incluso en los de Anaga y Güímar,  a pesar de que, teóricamente eran aliados de los españoles, no gozaban de la plena confianza de Lugo, entres otras cuestiones por  que éste era consiente de la traición de que  hizo objeto a los súbditos de Añaterve a raíz de la derrota de Acentejo, malestar que los güímareros pusieron de manifiesto con su actitud al no intervenir al  principio en la batalla de Agüere.

   Teniendo en cuenta que según la costumbre de la época, esclavos, vasallos y peones, estaban obligados a tomar las armas por sus amos en cuanto estos lo exigiesen, si cada asentamiento contaba con una media de 6 a 10 hombres,  el Adelantado se aseguraba con estos repartimientos, el contar con unos destacamentos armados insertados en el corazón de los territorios ocupados dispuestos para intervenciones rápidas de represión contra los alzados guanches.

APORTES POSTERIORES DE POBLACIÓN EUROPEA EN CANARIAS

   En tiempos modernos apenas a menguado el éxodo de los canarios hacía tierras americanas, y en pleno apogeo del régimen franquista, Madrid, prepara la segunda y más grave ocupación de Canarias, con un plan perfectamente estudiado, a partir de los primeros años sesenta del pasado siglo comienza un trasvase de población española hacía las islas, con el fin premeditado de ir ocupando los puestos de trabajo que se iban creando a la sombra  del incipiente turismo y otros sectores de servicios. Así el gobierno español, al tiempo que aliviaba su ingente bolsa de parados desviándolos hacía canarias, afianzaba la presencia poblacional española en nuestro país y, una vez más a costa de los sufridos canarios. Es en esta  época cuando comienzan a surgir en nuestras islas las llamadas “ciudades dormitorios” o “ciudades satelites” en el caso de la isla de Tenerife, tenemos entre otras: Las Chumberas, El Cardonal, Princesa Iballa, Santa María del Mar Añaza, etc. Estos núcleos los construyeron como es natural en estos casos empresas españolas enviadas a las islas con este propósito, y las viviendas fueron ocupadas por una pléyade de funcionarios, empleados, policías etc., y aunque oficialmente cualquier ciudadano canario tenía acceso a ellas, las trabas burocráticas y económicas eran un hándica para los canarios. Paralelamente, un importante grupo de las gentes del país continuaba- y continua- viviendo en chabolas y cuevas en los barrancos.

   Coincidiendo con esta segunda ocupación más sutilmente preparada, comienzan a proliferar apellidos pocos conocidos o del todo desconocidos en nuestras latitudes, apellidos que hoy en día a fuerza de oírlos y en sólo dos generaciones nos parecen que son de origen local.

   Otra gran avalancha de población española se produjo a causa del vergonzoso y traidor abandono de las hasta entonces “provincia”española del Sahara. En el precipitado abandono del pueblo saharaui en manos de Marruecos y Mauritania, haciendo caso omiso España de la recomendación de las Naciones Unidas sobre la independencia del territorio. Asegurándose así, el capitalismo español y alemán, continuar explotando indirectamente a través de Marruecos los yacimientos de fosfatos de Bu Cras, más los inmensos yacimientos de petróleos y gas natural que posee el país. En este proceso de venta enmascarada tuvo una gran participación el partido socialista español, entonces liderado por un tal “Isidoro”. Ante el proceso de abandono, el gobierno de Madrid  se encontró con un importante sector de la población de la ex.colonia que por lo visto era poco deseable en la metrópoli, y que debían ubicar fuera del Sahara,  por consiguiente se estimó que el lugar más idóneo para asentarlos era la otra colonia, es decir Canarias, así las islas vieron aumentada su población con una ingente aportación de legionarios, taberneros, proxenetas, prostitutas, consumidores de hachís, etc.etc.

Otubre de 2011.

Genocidio




un nuevo término y un nuevo concepto para la destrucción de naciones
            Los nuevos conceptos requieren nuevos términos. Por "genocidio" significamos la destrucción de una nación o de un grupo étnico. Esta nueva palabra, acuñada por el autor para denotar una vieja práctica en su desarrollo moderno, deriva de la antigua palabras griega 'genos' (raza, tribu) y de la voz latina 'cide' (matanza), correspondiendo así en su formación a palabras tales como tiranicidio, homicidio, infanticidio, etc. Hablando en términos generales, el genocidio no significa necesariamente la destrucción inmediata de una nación, excepto cuando se efectúa por los asesinatos en masa de todos los miembros de una nación. Mas bien se propone como un plan coordinado de diversas acciones que tienen como objetivo la destrucción de las bases esenciales de la vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilar los grupos en sí mismos. Los objetivos de tal plan serían desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, del lenguaje, de los sentimientos nacionales, de la religión, y de la existencia económica de grupos nacionales, y de la destrucción de la seguridad personal, de la libertad, de la salud, de la dignidad, e incluso de las vidas de los individuos que pertenecen a tales grupos. El genocidio se dirige contra el grupo nacional como entidad, y las acciones implicadas se dirigen contra individuos, no en su capacidad individual, sino como miembros del grupo nacional.( " Genocide " de Raphael Lemkin)
Ciudad colonial de Eguerew, octubre de 2004.



LA SUPUESTA JUSTIFICACIÓN JURÍDICA DE LA CONQUISTA DE CANARIAS


La conquista de territorios se basaba en la doctrina papalista, que argumentaba que el Papa, como representante de Dios en la tierra, poseía un poder ilimitado sobre todos los hombres y sólo reconocía como sociedad legitima a aquella compuesta por la congregación de los fieles. En este contexto, el Papa tenía derecho a disponer de aquellos territorios o estados considerados ilegítimos y delegar su dominio a un príncipe cristiano, quien podía esclavizar a su población en caso de que ésta se negase a la conversión al cristianismo.


Esta doctrina papalista matizaba la existencia de dos grupos de no cristianos.

Los infieles, compuestos por los judíos y musulmanes, que negaban la existencia del Dios cristiano y contra los cuales era lícita la cruzada militar, y los paganos, que desconocían la doctrina de Cristo, y con los cuales se imponía una tarea evangelizadora y, en caso necesario, una acción militar.

Entre los siglos XIII y XV por la influencia de pensadores como Juan de Paris, Guillermo de Ockam y Marsilio de Padua se plantea una teoría, contraria a la papal, en la que se propugnaba que el Papa sólo poseía un poder espiritual sin atribuciones políticas. En definitiva, proponía que todas las sociedades eran legítimas independientemente de que fueran o no cristianas; obviamente este pensamiento no tuvo especial relevancia en su época.

Sin embargo, el Papa desempeñó más bien un papel de juez en las distintas disputas jurisdiccionales internacionales, como fue el caso de las rivalidades entre Castilla y Portugal, que dieron lugar a una serie de bulas papales. La primera, en 1433, concedía el derecho sobre el Archipiélago Canario a D.

Enrique el Navegante, príncipe de Portugal. Posteriormente la bula de 1436 reconocía el pleno derecho de Castilla sobre el Archipiélago en detrimento de los portugueses. A pesar de ello, el conflicto entre castellanos y portugueses se mantuvo vivo, como lo pone de manifiesto los distintos intentos de conquista de las Islas Canarias por los portugueses. Sin embargo, este clima de enfrentamiento concluye con el tratado de Alcaçovas en 1479, donde los portugueses reconocían el derecho de los castellanos a las Islas y los castellanos la soberanía portuguesa sobre Fez y Guinea.

CUESTION DE BULAS



 Bulas Alejandrinas, nombre por el que son conocidos cuatro documentos papales concedidos por el papa Alejandro VI a los Reyes Católicos españoles entre abril y septiembre de 1493, después del hallazgo del Nuevo Mundo. Con estas bulas el papa hacía donación a los Reyes Católicos de las islas descubiertas y por descubrir que se encontrasen por occidente y que no perteneciesen a ningún príncipe cristiano; hacía concesión de privilegios en las tierras donadas, análogos a los concedidos a Portugal; y establecía la demarcación en las expediciones hacia el oeste.

Antecedentes

La mayoría de los juristas y teólogos del siglo XV defendía el supuesto poder universal del papa para intervenir en los asuntos temporales de los pueblos, ya que la sociedad cristiana daba prioridad a los fines espirituales. De esta manera, la Iglesia, salvaguarda de la doctrina evangélica y, en su lugar, el romano pontífice como cabeza de la misma, podía tener jurisdicción sobre paganos e infieles, ignorantes o enemigos del Evangelio, y en algunos casos, incluso, disponer de sus tierras en favor de un príncipe cristiano bajo obligación evangelizadora.
Al amparo de tales doctrinas teológico-jurídicas y, sobre todo, tras la obtención de las bulas papales Romanus Pontifex (1455) e Inter Caetera (1456), Portugal había iniciado y consolidado su expansión atlántica a la vez que limitó la de Castilla. El Tratado de Alcáçovas, firmado por los Reyes Católicos y Alfonso V de Portugal en 1479, y confirmado por la bula Aeterni Regis (1481), delimitaba con claridad la zona de expansión de los reinos peninsulares en vísperas del descubrimiento de América: Castilla podría navegar hasta el paralelo de las islas Canarias, mientras que el resto del océano y tierras africanas al sur del citado paralelo, hasta la India, quedaba reservado en exclusiva a Portugal. Para el hijo y sucesor de Alfonso V, Juan II, en consecuencia, lo descubierto por Cristóbal Colón en 1492 "le pertenecía", según confesó al almirante en la entrevista de Valparaíso.
El origen de las bulas
Cuando a finales de marzo de 1493 llegó a la corte española la noticia del éxito colombino, mezclada con las alarmantes pretensiones de Juan II de que lo recién descubierto por Colón al otro lado del océano pertenecía a Portugal, los Reyes Católicos pusieron inmediatamente en marcha su dispositivo diplomático con el fin de alcanzar dos objetivos principalmente:
1º) Que el papa reconociera por medio de unas bulas (Bulas Alejandrinas) el derecho de los Reyes Católicos sobre los descubrimientos de las Indias. Con ello, Castilla no hacía sino repetir el procedimiento seguido por Portugal años antes en los mares y tierras africanas al sur de las Canarias.
2º) Que Portugal aceptara un meridiano de demarcación sobre el océano, en lugar del paralelo de las Canarias, con el fin de delimitar el campo de actuación exclusiva correspondiente a uno y otro reino en el futuro (véase Tratado de Tordesillas).
Entre los meses de abril y septiembre de 1493, los monarcas hispanos supieron compaginar diplomacia y fuerza en aras a ganar la partida a Juan II de Portugal. Primeramente, en Roma, el papa de origen español, y en esas fechas amenazado por tropas francesas, Alejandro VI, no le negaba nada a su buen aliado Fernando el Católico. En segundo lugar, la segunda flota colombina, bien equipada militarmente, cubriría el escenario indiano, por si había que atajar algún peligro portugués. Por último, la armada de Vizcaya, organizada con extraordinaria rapidez (mayo y junio de 1493) y mucho poder, se dejaría ver y sentir por las costas portuguesas, golfo de Cádiz y estrecho de Gibraltar. Durante los meses citados, el papa Alejandro VI mandó despachar sucesivamente cuatro bulas de indudables consecuencias para el futuro del Nuevo Mundo. Dos de ellas son conocidas con el nombre de Inter Caetera, la tercera con el de Eximiae Devotionis, y bajo el título de Dudum Siquidem la cuarta.
La primera Inter Caetera
Fue redactada y despachada en abril, si bien datada unos días después: el 3 de mayo de 1493. Tanto en el título como en el contenido de la misma, se la ha querido ver como una réplica de su homónima portuguesa. En dicho documento papal se hacían dos concesiones fundamentales en favor de los Reyes Católicos: en primer lugar, la donación de tierras descubiertas y por descubrir en el mar océano por la parte de occidente "hacia las Indias", siempre que no perteneciesen a ningún príncipe cristiano. En segundo lugar, la concesión de privilegios espirituales u obligación de "adoctrinar a los indígenas y habitantes dichos en la fe católica e imponerlos en las buenas costumbres". Este documento pecaba de imprecisión.
Para corregir y matizar esta primera concesión papal, se pensó, hacia mayo de 1493 y bajo inspiración colombina, solicitar de Alejandro VI otras dos bulas (la segunda Inter Caetera y la Eximiae Devotionis) llamadas a sustituir e invalidar el primer documento pontificio. El original de este documento se conserva en el Archivo General de Indias, y una copia en el del Vaticano.
La segunda Inter Caetera
Conocida como bula de donación-demarcación, seguía manteniendo la concesión de islas y tierras 'firmes' descubiertas y por descubrir hacia el occidente y 'mediodía'. Era también de demarcación, porque establecía una raya o línea divisoria trazada de norte a sur por el meridiano que pasa a cien leguas de la islas Azores y Cabo Verde, para delimitar las zonas de expansión de Castilla y Portugal en el futuro. A su vez, el pontífice, en esta segunda bula, retrotraía los derechos castellanos sobre las nuevas tierras a la Navidad de 1492, en lugar del tres de mayo de 1493 que decía el anterior documento. Con esto, parece que se quería evitar una posible recalada de naves portuguesas a raíz del éxito colombino; y bajo pena de excomunión se prohibía navegar a las Indias a cualquier persona, sin licencia de los reyes de Castilla. El documento original se conserva en el Archivo General de Indias y una copia en el del Vaticano.
La bula Eximiae Devotionis
Datada el 3 de mayo de 1493, recoge la concesión de privilegios espirituales que contenía la primera Inter Caetera. Se concedieron los mismos privilegios que los otorgados a los reyes de Portugal. De esta bula no se conserva el original, sino sólo copias en el Archivo de Indias y en el Vaticano.
La bula Dudum Siquidem
Denominada de extensión y ampliación de la segunda Inter Caetera, y fechada el 26 de septiembre de 1493, trataba de matizar los derechos de Castilla y Portugal a la India asiática. A Portugal se le había reconocido desde mediados del siglo XV, y todavía estaba en vigor, el derecho de expansión hasta la India, y ese 'hasta' lo interpretaban los portugueses como zona incluida. Los Reyes Católicos, por su parte, habían obtenido del papa dominios por occidente y mediodía hacia la India, que podía entenderse como 'en dirección a', pero sin incluir entre las conquistas castellanas. Para evitar esta imprecisión se solicita y obtiene la bula Dudum Siquidem, en la que se concreta que los castellanos podrán ocupar y conquistar la India asiática siempre que naveguen por la ruta de occidente y mediodía y no se hubieran adelantado los portugueses, los cuales podían hacer lo mismo navegando por el este. El original y un duplicado de este documento se encuentran en el Archivo General de Indias.
Se ha discutido mucho sobre el valor y alcance de las bulas, y algunos autores las han relacionado con problemas como los de los Justos Títulos o la guerra justa. Autores como Bartolomé de Las Casas o Francisco de Vitoria sostenían que el papa podía comisionar a un pueblo a evangelizar en exclusiva, pero no podía dar las tierras de los indígenas, sus auténticos dueños, aunque fueran paganos.
Igualmente, las bulas de Alejandro VI deben ser estudiadas a la luz de la rivalidad hispano-portuguesa. Sin esta rivalidad, estos documentos papales podían haber tenido un carácter distinto.[1]

Tordesillas, Tratado de, acuerdo firmado el 7 de junio de 1494, en la localidad española de Tordesillas (Valladolid), por el cual los reyes de Castilla y Portugal se comprometieron a cumplir una serie de cláusulas, encaminadas a repartirse el Océano y a delimitar las fronteras africanas. El Tratado de Tordesillas está muy relacionado con las Bulas Alejandrinas, sobre todo con la segunda Inter Caetera, de demarcación, y sus efectos se notaron muy pronto en América (Brasil) y en Asia (antemeridiano e islas de las Especias, las actuales Molucas).
El Tratado en el contexto de la política internacional
Así como las Bulas Alejandrinas significaron un gran triunfo para los Reyes Católicos, en el Tratado de Tordesillas sucedió al revés: se impuso la habilidad negociadora del rey portugués Juan II, cuando todo estaba a favor de Castilla (diplomacia pontificia, armada de Vizcaya y flota colombina). Quizá pudo más la necesidad de paz de los dos reinos peninsulares, ambos con mucho que perder si se llegaba a una confrontación armada. También debió pesar el distinto grado de conocimiento que del Océano poseían Castilla y Portugal, pues a la limitada preparación cosmográfica de los reyes Isabel y Fernando se unían el desconcierto científico de sus expertos y la escasa información aportada, en este caso, por Cristóbal Colón. Frente a esto, es casi seguro que a finales de 1493 Juan II, con un mejor plantel de navegantes a su servicio, conocía casi con seguridad a qué distancia se encontraba la tierra más cercana de América, la que correspondía al saliente del Brasil.
A tales bazas en poder del rey lusitano se unieron, entrado ya el año 1494, dos hechos de política internacional de indudable trascendencia: en primer lugar, una inminente guerra de España con Francia, que estaba a punto de invadir Nápoles. En segundo lugar, el nombramiento de sucesor al trono portugués, con quien habría de casar la hija de los Reyes Católicos, Isabel. Con este panorama, quizá se comprenda mejor la voluntad de los monarcas españoles por llegar a un acuerdo con Juan II, aun a costa de transigir bastante.
Negociaciones del Tratado
Desde agosto de 1493, el monarca portugués estuvo intentando que se modificara y ampliara la línea de demarcación que proponía la segunda bula Inter Caetera. Tras muchos meses de duras negociaciones, embajadores de uno y otro reino se reunieron en la villa de Tordesillas el 5 de junio de 1494, y, dos días después, firmaron el Tratado.
La embajada portuguesa la componían: Ruy de Soussa, señor de Sagres y Varengel; su hijo Juan de Soussa, almotacén del Rey; y Arias de Almadana, corregidor de hechos civiles. Por parte castellana, asistieron Enrique Enríquez, mayordomo mayor de los reyes; Gutierre de Cárdenas, contador; y el doctor Francisco Maldonado.
Los reyes españoles Isabel y Fernando ratificaron el texto en Arévalo (Ávila), el 2 de julio de 1494, en tanto que el rey de Portugal, Juan II, hizo lo propio en Setúbal, el 5 de septiembre del mismo año.

Principales cláusulas del Tratado

Primera cláusula
La primera cláusula establecía una línea imaginaria de demarcación, de norte a sur, distante 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (meridiano 46º 35’), de manera que en adelante todo lo que se descubriera al este de dicha línea pertenecería al rey de Portugal y a sus sucesores, y lo encontrado al oeste sería “para los dichos señores rey y reina de Castilla y de León y a sus sucesores para siempre jamás”.
Segunda cláusula
Ambas coronas se comprometían por medio de la segunda cláusula a respetar la línea de demarcación, centrándose cada una en explorar tan sólo la zona que le correspondía. Por ello, cualquier descubrimiento que casualmente se hiciera en zona del contrario debía ser cedido a continuación a la parte correspondiente.
Tercera cláusula
Para señalar y recorrer la citada línea divisoria, y si se encontraba “alguna isla o tierra firme” establecer con claridad la frontera, con la tercera cláusula se acordaba dar un plazo máximo de diez meses y enviar una o dos carabelas por cada parte, con personas, así pilotos como astrólogos y marineros, intercambiándose con los de las naves del otro reino. La reunión de las carabelas se llevaría a cabo en la isla Gran Canaria, y de allí zarparían juntas hacia las islas de Cabo Verde, desde donde partirían en busca de las 370 leguas al oeste.
Cuarta cláusula
La cuarta cláusula establecía que los españoles podrían navegar libremente por la zona portuguesa para dirigirse a su demarcación. Sin embargo, se les prohibía hacer exploraciones en esa zona, y si los navíos encontraran alguna tierra, ésta habría de ser entregada al rey portugués.
Hubo una quinta cláusula que no tuvo efecto.
Los representantes de uno y otro reino elaboraron dos originales del citado acuerdo, uno en castellano y otro en portugués, que en el plazo de cien días, debían ser ratificados por separado por los respectivos monarcas, Juan II y Reyes Católicos, e intercambiados después, de modo que cada uno conservara en su poder el ejemplar del rival.
El Tratado y su proyección en África, América y Oriente
Terminada la Reconquista peninsular con la toma de Granada en 1492, los Reyes Católicos se plantearon qué hacer en África, y muy concretamente en el reino de Fez, que era la zona situada al otro lado del estrecho de Gibraltar. Desde el Tratado de Alcáçovas, acordado en 1479 entre Castilla y Portugal, los marinos castellanos no podían navegar al sur del cabo Bojador, pero sí comerciar con el reino de Fez, aún independiente. En consecuencia, el Tratado de Tordesillas pretendía ser también para África un intento de delimitación de fronteras y un complemento al tratado oceánico. Aquí, los reyes españoles no salieron mejor parados que en el Océano: Portugal cedía, en el África mediterránea, Cazaza y Melilla a los castellanos, a cambio de asegurar de hecho el dominio íntegro del reino de Fez, y reservarse toda actividad al sur del cabo Bojador. En este acuerdo sobre África regía un plazo provisional de tres años (hasta 1497), en que, si no se rechazaba, pasaba a ser definitivo, como así sucedió, especialmente desde que, en 1509, se llegara a un nuevo pacto que resolvió las dudas existentes respecto del Tratado de Tordesillas y que es conocido como la Capitulación de Cintra (o Sintra).
En 1500, Pedro Álvares Cabral, al huir de las calmas de Guinea camino de la India, arribó al Brasil. De acuerdo con la bula Inter Caetera ese descubrimiento debería incorporarse a Castilla, pero según el Tratado de Tordesillas pertenecía a Portugal. El rey portugués Manuel I acudió rápidamente al papa Julio II reclamando una bula que confirmara el acuerdo de Tordesillas, lo que consiguió con la denominada Ea quae pro bono pacis (1506).
Con independencia de la bula, lo que tenía ya fuerza en derecho era que, por el meridiano acordado en Tordesillas, Brasil correspondía a Portugal, que no paró de ampliar sus límites hasta el Río de la Plata.
Es muy posible que cuando se firmó el Tratado de Tordesillas no se pensara en la raya o antemeridiano del hemisferio oriental, en cuya zona se situaban las islas de las Especias. La expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, culminada en 1522, demostró la alta rentabilidad de las especias del Maluco (denominación dada asimismo a las islas de las Especias, Molucas o Especiería), por lo que España y Portugal reclamaron que dicha zona estaba en su demarcación, apelando precisamente a lo acordado en Tordesillas. Por el Tratado de Zaragoza, firmado el 22 de abril de 1529, España vendió a Portugal “todo derecho, acción, dominio, propiedad, posesión o casi posesión y de todo derecho a navegar, contratar y comerciar en el Maluco, por 350.000 ducados de oro, de 375 maravedises cada uno”. Había favorecido mucho esta solución el matrimonio, en 1526, del emperador Carlos V (Carlos I de España) con la princesa Isabel de Portugal.[2]




[1]"Alejandrinas, Bulas", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[2]"Tordesillas, Tratado de", Enciclopedia Microsoft® Encarta® 99. © 1993-1998 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.