Mónica Díaz Tabares
EL
TROPEL DE CABALLOS
Era
el tiempo del hambre, y tenía los muchachos sin comer todo el día, dispués
por la noche fui con mi cuñado a una huerta a robar papas pa dar de comer; yo
estaba al pie del duraznero y pasó por el jocico' mío un pe-rro negro tamaño ansí*,
pero yo no le dije nada a mi cuñado. Afuera tenían las muchachas una choza, por
arriba de la higuera, y por allí abajó un tropel de caballos... Y dijo Pedro: —Rosaura, vámolos, vámolos—. Y dije: —nos2
vamos, vamos a salir pa'l volcán3 y nos escondemos tras una piedra,
a era pa donde va el tropel ese—. Nos
escondimos (y al canto abajo donde estaba el duraznero, hasta allí llegó); nos
echamos un cigarro, y estuvimos allí sentados y no sentimos más el tropel. Y
aquella noche fueron ellas (las muchachas),
a La Atalaya a robar papas..., y las ajundieron4 a piedras. Dicen que las piedras pasaban por encima de las cabezas
de'llos y no vían piedras nengunas; y cuando pasemos5 pa'cá (que
dejemos6 el volcán) pa pasar por lo de la vieja Rosenda (que
tenía una vereda pa salir pa'l llano allá) vimos a la vieja con el sobretodo (como se lo ponía ella), y de pie derecho al lado
la revera.
¿La
vieja estaba muerta?
Sí; el
espíritu de la vieja, porque esa mujer no quería que pasara una losca
por lo de'lla. Y dice mi cuñado: ahí estás cabrona?!, pos ahora te paso por
tu jocico—. Seguimos por allí pa lantre, y cuando llegamos a donde la vieja
estaba no había nadie. Dice mi cuñado: —ponte otra vez ahí de vigilanta que te vas a
joder—. Y dispués, de las papas que nosotros traímos y mi cuñado) tuvimos que guisar un caldero de'llas pa comer todos, po
estaban muertos de hambre. («Los otros» no llevaron papas, pues las pedra das
que no vían, les asustaron y se fueron sin nada).
La Atalaya (que está por El
Tanque), es el demonio.
LA JOYA DE LOS ACEVIÑOS
En
la Joya de Los Aceviños (en el monte de La Culata) salían miédos Había
un remate8 de carbón, y había un chiquillo de Los Llanos rompiedo troncos
pa hacer carbón, y al pie del tronco le saltó el dinero, y al saltar dinero,
el chico pegó a escarbar y a coger dinero; y él, la tierra que los de echaban
pa tras, cogía el muchacho el dinero; y ellos no vían nenguno; vino la madre y vio
eso, y dijo que su hijo estaba en peligro, porque esc un peligro de sacar el dinero pa aliviarle las penas a otro, y que su
hijo seguía; dejó el carbón, se lo dio
a los compañeros y se llevó el hijo pa casa;
y el guardamontes Policarpo se llevó unas monedas en el bolsillo pa casa (eran monedas de oro), pero cuando fue a
buscarlas por la mañana; encontró nengunas, se le esparecieron9 de
allí, y dispués los demás no s ron el dinero, porque dijeron que no era
pa'ellos, sino pa el muchacho; todavía
está allí el dinero ese, porque nadie lo sacó. En aquella joya, e peso de las doce no había quien estuviera del
miedo que hacía, porque habia mucho miedo; (eso era en El Monte del Rey). Se
oía el tropel de caballos corriendo
por allí pa'riba y nos desarrimábamos, y nos escondíamos, y sei mos a los caballos pasar, pero no víamos nenguno.
Una vez estábamos a tadas nosotros en
«los cuatro caminos, y hicimos una fogalera, y dijir —Vamos a desarrimarnos de aquí, porque ahí viene
un tropel de caballos pero... los
caballos se estorcieron'0 por la parte allá el tropel, y no paso por donde estábamos nosotros, nosotros
juimos" pero no vimos ningur bailo
sino el tropel; tú no ves que los espíritus (si es que volvemos aquí, que volvemos) caminan igual que en vida.
* La abuela Era una vez
en La Guancha, un hombre anciano que salía de San Juan de
la Rambla caminando hasta la casa (porque en-entonces no habían carreteras,
ni había nada, y tenía que dir caminando, y el día a comprar); y antes de
llegar a la casa, murió en el camino, y al morir..., él tenía una nieta que
llamaban Ramona (porque ellos no tenían más que una hija sola), y estaban solos. Conque le
dijo a la hija: —si tú me das la chiquilla pa que nos dé compaña12, le dejo la casa con los
alrededores—.
Pero
como el viejo se murió, no dio lugar a nada, y la mujer no le
había hecho papel a la muchacha tampoco... Entonces vino el espíritu del viejo
arriba de la muchacha, pa que la abuela le hiciera el papel de la casa y el
terreno, que se lo prometió; pero un espíritu tan malo, que ninguno podía
quitarlo de arriba de'lla, ninguno. Porque
no quedó curandero que no le llevaron, y de noche el tiroteo era como una guerra.
¿Daban
tiros para que se fuera el espíritu?
Sí, pa el espíritu,
y se ajuntaba la gente todas las noches. Todo el mundo tenía revólver antes; y se ajuntaba la gente toda la noche de Dios,
vigilando, pero luego se le pegó (de
la muchacha se le pegó) a un hombre casado que vivía al lado (que ya era un
hombre mayor también), y no quería nada, ni cura, ni nada. Un día
llevaron al cura de La Guancha, allá abajo, y él estaba asentado en una silla,
y apenas que apareció el cura (tan lejos del pa'riba13...), ya él sabía que venía el cura. Y echó la lengua
fuera tan grande... (aquello metía miedo), y al echar la lengua fuera, y eso,
ya el cura le dio la estola a otro, y llegó calladito, y se la puso por
atrás. Conque dispués trajeron un notario
(a la casa pa hacerle la escritura a la muchacha), y fueron los testigos y eso, y le hicieron la escritura a la
muchacha, pero el espíritu dijo (a un muchacho que había allí, que le
llamaban Teófilo, que hacía poco que había
venido de Cuba), y dice —Teófilo tiene que coger la escritura y ponerla en el fondo de la caja— (una caja de cedro que
tenía allí el viejo), y el mu-:hacho
se quiso resistir, y dice: —¡no, ponía allí!—; y el muchacho era ahilado del
viejo, y fue y puso las escrituras dentro de la caja, y cuando sacó la :abeza
de la caja, salió loco; y ese muchacho se día a casar al día siguiente 'que tenía todo arreglado pa la boda). Lo
agarraron y lo llevaron pa la casa ientro de tres o cuatro hombres; y la
casa era un trocito más pa'llá de donde a hace una indicación con las manos para decir el
tamaño del perro.
pasó eso. Lo
llevaron, pero el otro día... (era una vereda por la huerta p lante,
la vereda pa dir a la casa del), y al otro día, se le escapó a los que teni guardándolo.
Venía pa cas la abuela, y venía pa'cá corriendo, y en una p; red que tenía poco
más de un metro cayó al suelo, y allí quedó muerto, qt si no llegan tan
pronto, la tierra se lo traga allí.
¿Por
qué?, ¿se abrió la tierra?
Se abrió la tierra,
sí señor. Era una cosa mala; nosotros lo víamos po que díamos. Era una cosa... La Guancha aquí, y la Montaña de los Guirn que pasó eso.
(Es
un ejemplo que pone la abuela, semejando las distancias, desde n casa a Las montañas
de los Guiñes).
Era
un pueblito retirado pa bajo; y todos los muchachos como éramos pequeños, díamos a
mirar, éramos goledores14. Dispués bautizaron la casa del viejo, y se quedó la mujer y la chiquilla
viviendo allí.
1 Sust. Cara.
2 Adv. + Pron. No nos.
3 Sust.
Zona de lava. «Malpaís».
4 Verb. Hundieron.
5 Verb. Pasamos.
6 Verb. Dejamos.
7 Verb.
Trajimos.
8 Sust.
Trozo de monte para hacer carbón.
9 Verb. P. P. Desaparecieron.
10 Verb. P. P. Torcieron.
10 Verb. P. P. Torcieron.
1' Verb. P. P.
Huimos.
12 Sust.
Compañía.
13 Prep. + Adv. Para arriba.
Adj. Curiosos.
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