viernes, 28 de junio de 2013

COLONOS Y CRIOLLOS ESCLAVISTAS





Eduardo Pedro García Rodríguez

1579. La prohibición de saltar en Berbería se mantuvo, hasta que desaparecido D. Sebastián en Alcazarquivir, el rey español Felipe II tuvo la corona de Portugal en la mano. En atención a los criollos canarios, pero sobre todo a sus rentas, el 27 de enero de 1579 permitió a los de Gran Canaria, sacar las dos armadas anuales de costumbre, para capturar azanegues y alárabes. No podrían hacerlo en la conquista de Portugal, ni en la costa de Hamete, pero si de "San Bartolomé abaxo", por ser los naturales "contrarios" al Xarife". Propietarios los alárabes de muchos "esclavos negros", tantos que "demás de los que se les pueden tomar, dan otros por sus rescates", ofrecían la comodidad de vivir desperdigados por los campos, alimentándose de la leche de un ganado, que apacentaban en prados costeros, facilitando su captura. "Gente desarmada" y sin barcos, que no sabían "defenderse ni tener con que", "ir a entrar" en Berbería, para capturarles, no implicaba riesgo ni "escándalo". (L. Alv. Toledo)
1579 Enero 27.
En 1579 el rey de España Felipe II volvió a autorizar las cabalgadas en Berbería por Real cédula, pero limitándola en cuanto al número, pues sólo podían llevarse a cabo dos entradas al año, y en cuanto al espacio geográfico, ya que habían de verificarse desde San Bartolomé abajo, en territorio que no era de la soberanía de Xarife ni poblado por sus vaallos.

Con esta autorización parece estar relacionado el concierto que hizo, en 1581, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, doña María de la O Múxica y Berrera (viuda del señor de la isla de Fuerteventura Gonzalo Arias de Saavedra Cabrera) con el gobernador don Martín de Benavides para hacer entrada en África, llevando 150 hombres de armas en los buques que fueran necesarios y confiando la expedición a los cuidados de su hijo don Gonzalo.

Estipulaban en el documento, que al efecto se redactó y firmó, que la flotilla había de estar preparada para hacerse a la vela en el mes de junio de 1582, trasladándose desde el puerto de las Isletas a los de Fuerteventura, que se hallasen más cercanos a las costas de Berbería. Las presas que en las correrías se hiciesen, "ansi moros e moras como otras cualesquier cosas, ansi ganados e alimañas, como oro, plata, ámbar, alcatifes e otras cosas que se ovieren e tomaren", habían de conducirse a Las Palmas, en cuya ciudad se haría la conveniente división y entrega.

La causa primordial que movía todas estas incursiones y entradas era el comercio de esclavos para el trabajo de los ingenios azucareros y otras faena industriales y agrícolas, pues los negros procedentes de Guinea alcanzaban tal alto precio en las Canarias que su adquisición se hacía difícil para los labradores y terratenientes criollos.

El resultado de la proyectada expedición de 1582, como los de otras posteriores que pudieran llevarse acabo, lo ignoramos por completo. (En: A. Rumeu de Armas, 1991)



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