UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1551-1560
CAPITULO IX-LXIX
Eduardo Pedro García Rodríguez
Viene de la entrega anterior
La importancia de la esclavitud para los ingenios56 se
observa en las autorizaciones que tienen algunas de las islas para proveerse de
los mismos, como se deduce de la autorización de importar 500 esclavos que
tiene la isla de La Palma desde el año 1578 del golfo de Guinea, o la isla de
La Gomera donde el portugués Diego Fernández introduce un número importante de
mano de obra esclava procedente de Cabo Verde57. Sin duda, en Gran Canaria y
Tenerife el volumen de adquisición de esclavos fue mayor que en La Gomera y en La Palma, a tenor de la mayor
población de estas dos islas y del número de ingenios instalados.
La utilización de esclavos en los ingenios tenía como
causa primigenia el abaratamiento de los costes y obtener así una mayor
rentabilidad en el proceso de transformación de la caña en azúcar. Contamos con
algunas referencias de la llegada a las islas de esclavos, no sólo cuando ya el
ingenio estaba en producción, sino que a veces forman parte del lote inicial de
productos necesarios para la edificación del ingenio, y así figuran esclavos,
herramientas y mantenimiento para montar un ingenio, como se observa en el caso
de Mateo Viña quien traía estos elementos en una carabela que los llevó a Daute
con la finalidad de desembarcarlos como paso previo a la edificación de su
ingenio.
El comercio de esclavos negros para las plantaciones de
caña estaba fundamentalmente en manos de portugueses, muchos de ellos procedían
de Cabo Verde como los introducidos en La Gomera por el portugués Diego Fernández o de la
costa africana próxima y se compraban directamente a los mercaderes portugueses
y castellanos que los ofrecían en las islas, aunque también algunos de estos
esclavos procedían de capturas realizadas directamente en el continente
africano, pues al menos desde el mes de noviembre del año 1505 se “concede
licencia para saltear moros en Berbería”. Tenemos constancia de la realización
de cabalgadas desde Lanzarote y Fuerteventura desde fines del siglo XV,
reanudadas con el beneplácito de la
Corona hasta el último cuarto del siglo XVI en que fueron
prohibidas58. Eran harto frecuentes las cabalgadas que desde Canarias iban a
Berbería en busca de esclavos59 y según han manifestado algunos autores las
cabalgadas eran el medio a partir del cual la afluencia de esclavos a las islas
se produjo de forma masiva 60.
En la documentación notarial son abundantes las
referencias a compras de esclavos por particulares, como el propio Adelantado
que compró en una de las partidas 28 esclavos. Através de las particiones de
algunos ingenios o de inventarios de bienes podemos conocer el número de
esclavos que tenían estos complejos agroindustriales, así en el caso del de
Juan Monteverde, figuran 14 esclavos con sus nombres, oficios y tasación y, por
ejemplo, en el ingenio de Telde de García del Castillo se inventarían 24
esclavos negros61.
El número de esclavos en las plantaciones e ingenios debió
ser importante a tenor de las afirmaciones de algunos viajeros. Frutuoso
refiriéndose a los ingenios de Argual y Tazacorte manifiesta que sus dueños se
evitan muchos gastos al tener muchos esclavos y camellos para cortar y acarrear
la caña y la leña a los ingenios.
Esta aseveración del escritor azoreano se evidencia por
ejemplo en el año 1558 cuando Guillermo del Rin, morador en Lisboa, compró en
nombre de Melchor de Monteverde a Antonio González y a Baltasar de Villela, de
Portugal, 35 o 40 piezas de esclavos de Cabo Verde de unos 18 a 25 años “cuatro
hembras y los demás varones al precio de 22.000 mrs. de la moneda de Portugal y
da poder a su factor Luís de Alarcón para que nombre una persona que vaya a
Santiago en Cabo Verde a buscarlos62.
Pedro Interián señala en su testamento que poseía 14
esclavos y siete esclavas, Domenico Riço, en 1546, como administrador del
ingenio de Los Sauces manifiesta que se mantienen todos los esclavos anteriores
más nueve piezas que ha vendido o el caso del ingenio de Adeje que cuando fue
destruido en 1586, por ataques piráticos, contaba con 80 esclavos. Por su parte
en La Gomera63
sabemos que en el aprecio del ingenio de Hermigua en 1586 figuraban dos
esclavos, pero en una ejecución de bienes aparecen contabilizados 18 esclavos,
mientras que en la partición del de Valle Gran Rey figuran 15 piezas.
Los cálculos para Gran Canaria64 establecen una media de
30 ó 35 esclavos entre hombres y mujeres por ingenio, plantación e ingenio, y
en el caso de Tenerife las estimaciones son inferiores, con una media de 15
esclavos por hacienda azucarera, aunque excepcionalmente encontramos alguna que
poseía 30 esclavos. Sea cual fuere el número exacto de esclavos en cada
hacienda, el hecho cierto es que fueron fundamentales, pues incluso en los
repartos de bienes o en los inventarios de las haciendas encontramos entre las
dependencias del ingenio una mención explícita a la casa de los negros,
“situadas en la esquina de la casa principal de aposento” como en el ingenio de
Tazacorte en el que figuran 14 casas de negros en la partición de 1557,
valorados en 850 doblas, es decir 425.000 maravedís, entre los que se incluían
regadores, prenseros, trompeteros, etc.
En ocasiones resulta bastante complicado saber con
exactitud cuantos esclavos se dedicaban propiamente a las tareas de la
plantación y cuántos al ingenio, o cual era el número de los ocupados en las
tareas domésticas, aunque es posible que muchos compartieran todas las labores,
pues encontramos referencias, por ejemplo a Gonzalo Yanes65 que, por deudas que
le debía Juan de Monteverde, hizo ejecución en la mitad de los 27 esclavos
negros que éste tenía con su hermano Miguel, junto a otros bienes, en el
ingenio de Argual, pero no especifica la ocupación concreta de cada uno de
ellos.
El personal esclavo que trabajaba en el ingenio no era
siempre, en su totalidad, propiedad del dueño del ingenio, sino que se
alquilaban esclavos para la zafra y eran puestos a soldada por sus dueños, es
el caso de Baltasar Ortiz de Caraveo que pone a soldada a su esclavo Francisco,
de color prieto, aserrador, por un año con Juan de Monteverde y éste le dará de
comer y beber y pagará 34 doblas66. En Tenerife encontramos el alquiler de
esclavos y bestias en conjunto, como ya hemos señalado, y lo mismo en La Palma, así en el año
1561-67, Gonzalianes alquiló y dio a soldada a Juan
Monteverde 11 esclavos, con la particularidad de que
figura el oficio de cada uno de
ellos: Hernando, moledor; Anrique, regador; Francisco
gago, Lucas y Simón portugueses, Miguel, Salvador, Mateos y Diego, carpinteros,
Tomasico y Antonio, regador, además de cinco bestias mulares y tres caballares
con sus aparejos, todo ello por un período de un año y 150 doblas de salario
que percibirá su dueño.
Lo habitual era que el alquiler de esclavos se efectuara
por meses o por años y producía elevados ingresos, entre 600 y 1200 maravedís
mensuales más comida, a sus propietarios. Si este personal estaba especializado
la cotización era más alta como se observa en el caso de Matías, mulato
valorado en 140 doblas, Leal prensero en 80 doblas, ambos en el ingenio de
Argual, mientras otros sin especializar son tasados en cantidades inferiores.
Cuando los esclavos eran propiedad del dueño de la
plantación, éstos se empleaban en las labores de la misma, pero en ocasiones
eran entregados por sus propietarios como parte integrante de los contratos a
partido, como se observa por ejemplo en el año 1522 en La Orotava (Tenerife), cuando
el propietario del ingenio entrega tres de sus esclavos negros, Juan Ferrero,
Martín y Francisco Bagacero, a quien ejecuta el contrato con él, siendo este
último responsable de los mismos, obligándose a restituirlos por otros en caso
de muerte o enfermedad y no pudiendo abandonar la hacienda sin permiso de su
dueño o del mayordomo de la hacienda68, pero en este caso concreto el dueño de
los esclavos los vestirá durante el tiempo del trabajo y dará 40 fanegas de
trigo al año para los esclavos y para el trabajador. Es decir, los propietarios
ponían a trabajar a sus esclavos, obteniendo con ello mayores beneficios, pues
la mano de obra era costosa.
Entre los esclavos se prefería al de color negro, aunque
también encontramos mulatos y moriscos, junto a algunos indios y población
aborigen; los primeros presentaban una mayor adaptación, mayor capacidad de
trabajo y mejores rendimientos.
Este personal esclavo moraba en el ingenio, como ya hemos
señalado, así por ejemplo en Los Llanos de Jaraquemada en el ingenio de Alonso
Rodríguez de Palenzuela, nos dicen las crónicas que en sus alrededores
predominaban las chozas para negros y moriscos y en este lugar serían
concentrados todos los esclavos manumitidos por orden del inquisidor Ortiz de
Funes, cuando en el año 1568 se hizo cargo del Santo Oficio.
La importancia de la esclavitud está constatada desde el
inicio del cultivo de la caña de azúcar, tal como aparece recogida, por
ejemplo, en la venta de los ingenios de Argual y Tazacorte por los Welser a los
Monteverde, en el que figuran entre los bienes objeto de la transacción los
“esclavos negros de cualquier sexo”69. Pero también tenemos constancia de su
existencia a través de los gastos efectuados en el ingenio como se deduce, por
ejemplo, del de Agaete en el que según las cuentas presentadas por el mayordomo
al alcalde mayor se había invertido: 10.500 maravedís por capotes que se dieron
a los esclavos, así como 9600 maravedís en mantas “que se dieron a los dichos
esclavos para en que dormirse”, 7308 maravedís para 923 pares de alpargatas,
5040 maravedís en camisas de trabajo, entre otras partidas70.
Al igual que había sucedido en otros territorios donde el
azúcar fue el cultivo de exportación prioritario, la esclavitud estuvo asociada
al cultivo azucarero, aunque da la impresión que en el caso de Canarias si bien
contamos con la existencia de un número importante de personal esclavo, el
sistema predominante en la explotación de la caña de azúcar fue la explotación
directa y contratos a partido por dos o tres zafras con población libre, el
número de esclavos fue muy significativo, pero en ningún momento alcanzó las
cotas del mundo americano.
La mano de obra esclava constituía un aporte importante de
la población del ingenio, cuya cuantificación es muy difícil de llevar a cabo
pues varía considerablemente según los ingenios, las islas y por supuesto su
número es variable a lo largo del tiempo. M. Lobo71 ha fijado unos totales
aproximados para la población esclava de los ingenios de Gran Canaria entre un
10 y un 12%, con un promedio de 30 a 35 esclavos por ingenio. Para Tenerife y
basándose en datos de La Laguna,
lugar de residencia de la mayor parte de los hacendados de la Isla, establece una
proporción del 14,9%, con un promedio en cada hacienda de 15 y en algunos casos
excepcionales hay alguna hacienda que contaba con 30 esclavos, mientras que
para La Palma
las proporciones que apunta este autor son mucho más altas cifrándose en torno
al 29,9%, representando este colectivo, en torno al año 1586, el 10% del total
de la población insular, aproximadamente unos 500 esclavos negros y mulatos.
Para La Gomera
los totales de población esclava son mucho más difíciles de cuantificar a lo
largo del siglo XVI, pero sin duda su número debió ser significativo a tenor de
las importaciones que se realizan desde esta Isla.
La procedencia de estos esclavos era producto de las
razzias o por compras efectuadas sobre todo en la costa africana, que no era un
proceso novedoso ya que desde el siglo XV72, y aún antes, se llevaba a la Península orchilla y
esclavos desde las islas y este comercio no se interrumpió, sino que continuó
siendo una práctica habitual73, aunque también tenemos constancia de la
existencia de esclavos de las islas y en número ínfimo procedente del mundo
americano, así se cita por ejemplo la existencia de un indio que trabajaba en
un ingenio en Las Palmas, sin especificar las tareas que realizaba. La
cotización de los esclavos en el mercado variaba en razón de la pieza, tanto en
las islas como fuera de ellas, como han demostrado los estudios comparativos
entre Canarias y Las Antillas74.
Si bien es verdad que cuando se habla de esclavos en pocas
ocasiones se diferencian por sexos, suponemos que la mayor parte del personal
del ingenio eran varonesy las únicas referencias a mujeres de las que tenemos
constancia, directamente relacionadas con el proceso de obtención de azúcar,
eran las ceniceras cuyo trabajo era hacer ceniza en el campo para darle mayor
blancura al azúcar75, pues el resto de las esclavas se ocupaban de las tareas
domésticas o compartían su quehacer, pero no aparecen individualizadas en los
ingenios, todo lo más formarían parte del personal subalterno.
Los trabajos efectuados por los esclavos afectaban
prácticamente a todo el proceso productivo, así figuran por ejemplo en
contratos de cura de cañas junto al cañavero76; en este caso los esclavos eran
entregados para la zafra y puestos a soldada por sus dueños, aunque lo habitual
era ocuparlos en los trabajos de acarreo y mecánicos, así encontramos
plantadores de caña a las órdenes de un cañavero y en ocasiones ellos solos,
regadores e incluso desempeñando algunas funciones más especializadas en las
casas de prensas o en la de calderas. Algunos inventarios de ingenios, como el
de Telde, nos proporcionan datos sobre el personal necesario por ejemplo para
la casa de prensas que se situaba entre seis u ocho personas de las cuales la
mitad solían ser esclavos, lo mismo sucedía con los bagaceros cuya función era
exprimir los residuos de las cañas y recoger el bagazo resultante. Entre las
tareas del ingenio que no encontramos presencia de esclavos destaca la casa de
purgar, posiblemente por la alta cualificación que requería tal labor.
Donde el personal esclavo se hizo imprescindible fue en el
trabajo de la casa de las calderas; para este cometido siempre se prefirió al
esclavo negro que, según se decía, aguantaba mejor las altas temperaturas,
aunque también encontramos trabajadores de calderas de color prieto como es el
caso de Bartolomé, prieto, en Las Palmas77. Otra de las actividades del ingenio
donde la presencia de los esclavos está constatada era en las labores de
embalaje del azúcar y desempeñando el oficio de encajador.
Estos esclavos, en ocasiones, intentaron abandonar el
Archipiélago y protagonizaron algunos intentos de huida a Berbería, como se
observa en un grupo de 15 esclavos negros que lograron huir del ingenio
azucarero de Adeje y desembarcaron en Cabo Bojador, de los cuales ocho llegaron
a tierras del Xarife y siete fueron capturados por los nativos y canjeados al
conde de Lanzarote por parientes suyos78.
Si las huidas de esclavos fue una preocupación de sus
dueños, no lo había sido menos su instalación en las islas para las autoridades
locales, dictándose una serie de disposiciones tendentes a su control, como fue
la prohibición de andar por los caminos después de “campana tañida”, llevar
marcas visibles en el hombro para ser fácilmente reconocibles, algunos fueron
herrados en la cara e incluso se autorizó “cortarles las orejas si sus culpas
lo merecían”. Esta preocupación no sólo era por
los esclavos ya asentados en las islas sino que incluso para la
población del Archipiélago llegó a generar un gran temor la llegada de “barcos
de esclavos negros que vienen de parte sospechosa”, pues la preocupación
evidente de la población se debía a la presencia de enfermedades que estos
esclavos pudieran traer a las islas.
Las importaciones de esclavos para los ingenios azucareros
comienzan a disminuir a medida que se produce un descenso de la producción,
pero esto es relativo ya que en algunas de las islas en las que el cultivo
continua a lo largo del siglo XVII se siguen comprando esclavos en las costas
africanas, aunque ahora los intermediarios ya no sólo van a ser los portugueses
sino que entran en el tráfico esclavista los holandeses como se deduce, por
ejemplo, cuando arriba al puerto de S/C de La Palma79 el navío “Caballero” del que era capitán
Nicolás Fanor, natural de Flesinga, cargado con 120 negros que había traído de
la costa de Guinea, y que si bien no especifica que eran para los ingenios
azucareros, es probable que al menos un número significativo fuese adscrito a
estas tareas.
A modo de conclusión podemos señalar que esta
microsociedad que encontramos en las plantaciones e ingenios azucareros en
Canarias es fiel reflejo de los distintos grupos que integran la sociedad
canaria del XVI, pues la economía azucarera fue un eje dinamizador de la
sociedad no sólo en el aspecto económico, sino social y cultural, tanto por las
influencias externas, como por la propia evolución intrínseca de la sociedad de
las Islas cuya posición geoestratégica las convirtió en punto de expansión en
el Atlántico.
Canarias desarrolló un modelo propio cuyos antecedentes
encontramos en el territorio peninsular y en la isla de Madeira y fue punto de
referencia para las plantaciones americanas, pero no un modelo en miniatura del
Nuevo Mundo. El único hecho constatable es que tanto las plantaciones como los
ingenios azucareros fueron determinantes en las llamadas islas del azúcar, pues
la organización del espacio, la estructura económico-social y política no
pueden explicarse sin la concurrencia de la caña de azúcar.
Ana Viña Brito
En la España Medieval
2006, 29 359-381
ISSN: 0214-3038
Universidad de La Laguna. Tenerife
NOTAS:
1 VIÑA BRITO, Ana y RONQUILLO RUBIO, Manuela: “El control
normativo del azúcar en Canarias”, O Açucar e o Quotidiano. Funchal,
2004, pp. 303-341.
2 VIÑA BRITO, Ana: “El azúcar, base económica para la
consolidación de una elite”, Coloquio de Historia Canario Americana (Las
Palmas de Gran Canaria) 11 (1996) 358 371.
3 VIÑA BRITO, Ana y RONQUILLO RUBIO, Manuela: “El azúcar
en Canarias. Balance historiográfico y perspectivas de investigación”, Coloquio
de Historia Canario-Americana (Las Palmas de Gran Canaria) XVI (2004).
4 RODRÍGUEZ MOREL, Genaro: “Esclavitud y vida rural en las
plantaciones azucareras de Santo Domingo”, Anuario de Estudios Americanos (Sevilla)
XLIX (1992) 87-117.
5 VIEIRA, Alberto: Canaviais, açucar e aguardente na
Madeira. CEHA, Funchal, 2004.
6 Sobre los aportes poblacionales al Archipiélago Canario,
una vez conquistadas las Islas, véase AZNAR
VALLEJO, Eduardo: La integración de las Islas Canarias
en la corona de Castilla (1478-1526). Las Palmas de Gran Canaria, 1992, 2ª
ed.
7 VIÑA BRITO, Ana: “La fortuna y el poder de los
Monteverde en La Palma”,
El Fruto de la Fe. El
legado artístico de Flandes en La Palma. Madrid, 2004, pp. 63-73. ÍDEM: “La hacienda de Tazacorte (La Palma)”, Anuario
de Estudios Atlánticos (Las Palmas de Gran Canaria) 50 (2004) 545-587.
8 LOBO CABRERA, Manuel y TORRES SANTANA, Elisa: “Los
extranjeros en Canarias durante el Antiguo Régimen”, Coloquio Internacional
de Historia Moderna (Málaga) I (2004) 79-97. Estos autores abogan por
considerar “extranjeros diferentes o pobladores forzosos” al contingente
procedente de África, que son los esclavos negros presentes en Canarias desde
el inicio de la colonización.
9 SERRA RÁFOLS, Elías: Las datas de Tenerife. La Laguna, 1978; RIVERO
SUÁREZ, Benedicta: El azúcar en Tenerife, 1496-1550. La Laguna, 1990; VIÑA BRITO,
Ana y BELLO LEÓN, Juan Manuel: “Notas sobre la génesis de la gran
propiedad en Tenerife”, Coloquio de Historia Canario Americana (Las
Palmas de Gran
Canaria), IX (1992) 567-600.
10 DÍAZ PADILLA, Gloria y RODRÍGUEZ YANES, José Miguel: El
Señorío de las Canarias Occidentales. La
Gomera y El Hierro hasta 1700. Exmos. Cabildo
Insulares de La Gomera
y El Hierro, 1990, p. 316.
11 SERRA RÁFOLS, Elías: “Taganana”, Revista de Historia
Canaria (La Laguna)
68 (1944), p. 320.
12 En una Cédula de Carlos V, del año 1519, se recomendaba
al gobernador de Canaria, Lope de Sosa, que facilitase la salida de maestros y
otros oficiales de los ingenios desde Canarias para la Indias. Los primeros
trabajadores de los ingenios de Santo Domingo procedían de Canarias “por su
experiencia en la fabricación de lo dulce”. Cit. CARANDE, Ramón.: Carlos V y
sus banqueros. Barcelona, 1990. Tomo I, p. 460.
13 RODRÍGUEZ MOREL, Genaro: “Esclavitud y plantación
azucarera en Puerto Rico. Siglo XVI”. Esclavos com e sem açucar.
Funchal, 1996, p. 191. 14 1538, febrero, 26. Valladolid. Archivo General
de Indias (AGI). México, 1088. L.3, fol. 4v. Una Real
Cédula remitida a la Audiencia de Nueva España señalaba la reclamación
del obispo de Taxcala para que el contador Rodrigo de Albornoz “que tenia un
negocio de azúcar a término en la ciudad de Verazcruz, diezme en azúcar y no en
dineros, de 20 arrobas una, según como se usaba y acostumbraba en las islas de
Canaria y en las otras islas donde hay ingenios de azúcar”.
15 VIÑA BRITO, Ana y RONQUILLO RUBIO, Manuela: “El control
normativo…”, Ob. Cit.
16 Una buena síntesis puede verse en LOBO CABRERA, Manuel:
“Azúcar y Trabajo en Canarias”, Actas del Seminario: Agua, Trabajo y Azúcar (Granada)
6.º (1996); AZNAR VALLEJO, Eduardo y VIÑA BRITO, Ana: “ El azúcar en
Canarias, escala entre dos mundo”. Actas del Seminario La caña de azúcar en
tiempos de los grandes descubrimientos (Granada), 1.º (1989) 173 y ss.
17 AGS. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 8, n.º 354.
18 En el momento de la contratación del administrador se
estipula con toda claridad que correspondía a éstos tener el libro de cuenta de
las entradas y salidas con el día, mes y año. A veces en la documentación se
trata al administrador como si fuese el dueño de la hacienda.
19 1524, septiembre, 21. COELLO, María Isidra, PARRILLA,
Avelino y RODRÍGUEZ, Margarita: Protocolos de
Alonso Gutiérrez (1522-1525). S/C de Tenerife,
1980, doc. n.º 1746.
20 Gabriel de Socarrás tomó posesión de las tierras que
Benavente obtuvo del Adelantado en Los Sauces, actuó como su administrador en
el ingenio y obtuvo del mismo ¼ del heredamiento que pasaría a sus
descendientes.
VIÑA BRITO, Ana: Las tierras y las aguas de Los Sauces…,
(1.502-1.603). Ayto. de San Andrés y
Sauces, 2002, pp. 21 y ss
.21 Juan Gutiérrez en Los Sauces obtuvo 4 fanegas de
regadío por cesión de Juan de Lugo y Gabriel de Socarrás, en pago a su trabajo
de construcción de una acequia.
22 1555, noviembre, 27. HERNÁNDEZ MARTÍN, Luís Agustín: Protocolos
de Domingo Pérez, escribano público de La Palma (1554-1556). S/C de La Palma, 2000, doc. n.º 770.
23 Los propietarios de los ingenios de Argual y Tazacorte
se quejan de las avenidas del barranco y la destrucción de parte de los
cañaverales en el “barranco de Las Angustias”.
24 Cit. CAMACHO Y PÉREZ-GALDÓS, Guillermo: “El cultivo de
la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria (1510-1535)”. Anuario
de Estudios Atlánticos (Madrid-Las Palmas de Gran Canaria) 7 (1961)
25 SERRA RÁFOLS, Elías: “Taganana”, Ob. Cit. p. 324.
26 SÁNCHEZ VALERÓN, R. y MARTÍN SANTIAGO, F. E.: Génesis
y desarrollo de Ingenio durante el siglo XVI. Ingenio (Gran Canaria), 2004,
p. 73.
27 1522, enero, 26. ÍDEM, Apéndice I, pp. 59-61.
28 La plantación de los brotes de caña se establecía en
una distancia determinada con diferentes riegos. Consistía la plantación con
dos trozos de caña, de tres yemas uno enfrente del otro y a una distancia
conveniente.
Se calcula que una hectarea llevaría 40 quintales de
planta, lo que venía a representar un volumen de tres fanegas de caña por una
de tierra.
29 COELLO, M.I., PARRILLA, A. y RODRÍGUEZ, M.: Protocolos
de Alonso Gutiérrez …, Ob. Cit., doc. N.º
333.
30 AZNAR VALLEJO, E.: La Integración
de las Islas Canarias en …, Ob. Cit., p. 323.
31 1522, junio, 26. Cit. CAMACHO Y PÉREZ-GALDÓS, G.: “El
azúcar y la industria…”, Ob. Cit. pp. 61 y ss.
32 El Museo Canario. Colección BUTE, II, 1ª, 148v. de 24
de junio de 1524.
33 RIVERO SUÁREZ, Benedicta: El azúcar en Tenerife …,
Ob. Cit., p. 38.
34 PERAZA DE AYALA, José.: Las Ordenanzas de Tenerife
[recopiladas por Núñez de la Peña
en 1670] y otros estudios para la historia municipal de Canarias, S/C. de
Tenerife, 1976, pp. 180-181.
35 Colección BUTE III, 1.ª, 244r. En la confesión que
Rodrigo Pérez realiza al tribunal, en Las Palmas a 21 de abril de 1526, señala
que era regador de cañaverales en el ingenio de Tazacorte
36 No aludiremos a los maestros de hacer ingenios, como
Juan Rodríguez “maestro de engenio estante en Gran Canaria”, pues los incluimos
en los oficios relacionados con este complejo agroindustrial.
37 SERRA RÁFOLS, Elías: Las Datas de Tenerife… Ob.
Cit., Doc. n.º 1418.
38 HERNÁNDEZMARTÍN, L.A.: Protocolos de Domingo Pérez ,
escribano público de La Palma
(1546-1553).
S/C de La
Palma, 1999, doc. nº 340 de 5 de noviembre de 1553. Otros
contratos para templar y purgar las
escumas encontramos, por ejemplo, entre Alvaro Vaez y
Gerónima Benavente Cabeza de Vaca para el ingenio de Los Sauces en 1556, en el
que se especifica: “las dará hechas en perfección, lavadas, limpias de cara y
cogucho”. ÍDEM. Tomo II, doc. n.º 785.
39 1527, noviembre, 19. CAMACHO Y PÉREZ-GALDÓS, G.: “El
azúcar y la industria …”, O.Cit., p. 36.
40 Colección BUTE, II, 1.ª, 289r, de junio de 1524.
41 GUIMERÁ RAVINA, Agustín: “El Repartimiento de Daute
(Tenerife) 1498-1529”. Coloquio de Historia Canario-Americana (Las Palmas
de Gran Canaria) II (1980). Tomo I. Apéndice II. Este Gonzalo Fernández, luego
fue propietario de 30 fanegas de secano en este mismo lugar.
42 La refinación definitiva del azúcar canario que se
exportaba a Flandes se producía en este territorio. Gran parte de los que
desempeñaban este oficio eran portugueses como es el caso de Martín portugués,
refinador
de azúcar y vecino de Gran Canaria, que debía a Jácome
Sorvanis 10 arrobas de azúcar, según se recoge en una escritura de 5 de enero
del año 1501. Cit. BELLO LEÓN, Juan Manuel: Extranjeros en Castilla 1474-
1501. La
Laguna, 1994, doc. n.º 744.
43 Cit. DÍAZ CASTRO, Alejandra: “El trabajo libre y
asalariado en Tenerife en el siglo XVI”, Revista de
Historia Canaria (La Laguna) 101-104 (1953)
112-126.
44 ÍDEM, p. 36.
45 Cit. FERNÁNDEZ ARMESTO, Felipe: Las Islas Canarias
después de la conquista. Las Palmas de Gran
Canaria, 1997, p. 139.
46 AZNAR VALLEJO, Eduardo y VIÑA BRITO, Ana: “El azúcar en
Canarias, escala entre dos mundos”, Ob.
Cit., p. 183.
47 Cit. RODRÍGUEZ YANES, José Miguel: “Los ingenios de los
Ponte, 1550-1610”, Gaceta de Daute (S/C
de Tenerife) 1 (1984) 23-41.
48 El contrato es del año 1506, de 12 de septiembre, Diego
Sardinha proveerá del hierro necesario y por trabajo abonará la cantidad de
11.000 mrs., Cit. FABRELLAS JUAN, María Luisa: “La producción de azúcar en
Tenerife”, Revista de Historia Canaria (la Laguna) 100 (1952) 470.
49 AGS. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 8, n.º 354.
50 SERRA RÁFOLS, Elías y LA ROSA OLIVERA,
Leopoldo de: Acuerdos del Cabildo de Tenerife (1508-1513).
Vol. II. La
Laguna, 1996, 2.ª ed.
51 MARTÍN RODRÍGUEZ, Fernando Gabriel: Arquitectura
doméstica canaria. S/C de Tenerife, 1978, pp. 298 y ss.
52 Cit. FABRELLAS JUAN, María Luisa: “La producción de
azúcar en Tenerife”, Ob. Cit., p. 467.
53 AZNAR VALLEJO, Eduardo y VIÑA BRITO, Ana: “ El azúcar
en Canarias”, Ob. Cit.
54 VIÑA BRITO, Ana: Las tierras y las aguas de Los
Sauces…, Ob. Cit. p. 74.
55 LOBO CABRERA, Manuel: “Telde en el siglo XVI”, n.º 10
(1998), p. 14.
56 LOBO CABRERA, Manuel: “Esclavitud y azúcar en
Canarias”. Esclavos com e sem açucar. Funchal,
1996, pp. 103-117.
57 SERRA RÁFOLS, Elías: Reformación del Repartimiento
de Tenerife. La Laguna,
1953, p. 74.
58 La reanudación tuvo lugar mediante la Real Cédula de doña Juana
del año 1505 y su prohibición en época de Felipe II en 1572.
59 M. Lobo cita 157 cabalgadas a Berbería desde Canarias
en busca de esclavos. Cit. LOBO CABRERA,
Manuel: Los libertos en la sociedad canaria del siglo
XVI. La Laguna,
1983, p. 14.
60 GARRIDO ABOLAFIA, Manuel: Los esclavos bautizados en
S/C de La Palma
(1564-1600). S/C de La
Palma, 1993, p. 14.
61 RUMEU DE ARMAS, Antonio: Canarias y el Atlántico.
Madrid, 1991. Tomo I.
62 1558, diciembre, 5. HERNÁNDEZ MARTÍN, Luís Agustín: Protocolos
de DomingoPérez, escribano público de La Palma (1556-58). S/C de La Palma, 2002, doc. n.º 1699.
63 Los datos de La Gomera han sido tomados del trabajo de DÍAZ
PADILLA, Gloria y RODRÍGUEZ YANES,
José Miguel: El Señorío en las Canarias …, ya
citado.
64 Véase para el caso de Gran Canaria, la síntesis de LOBO
CABRERA, Manuel: “Esclavitud y azúcar en Canarias”, Ob. Cit.
65 1565, septiembre, 20. HERNÁNDEZ MARTÍN, L.A.: Protocolos
de Domingo Pérez…, Ob. Cit., doc. N.º 2730. 66 1557, julio, 20. ÍDEM, doc.
N.º 1306. 67 1561, octubre, 15. ÍDEM, doc. N.º 2110.
68 1522, julio, 3. COELLO, María Isidra, PARRILLA, Avelino
y RODRÍGUEZ, Margarita: Protocolos de AlonsoGutiérrez… Ob. Cit., doc.
n.º 333.
69 1513, mayo, 20. Ducado de Brabante. Traslado de esta
venta encontramos en un documento fechado en Zaragoza el 24 de diciembre de
1518. VIÑA BRITO, Ana: “La hacienda de Tazacorte (La Palma)”, Ob. Cit., pp.
577-587.
70 AGS. Cámara de Castilla. Pueblos. Leg. 8, n.º 324,
71 LOBO CABRERA, M.: “Esclavitud y azúcar en Canarias”. Esclavos
com e sem Açucar. Funchal, 1996, pp. 103-117.
72 En julio de 1498, por ejemplo, se ordenó al asistente
de Sevilla que informase sobre la demanda presentada por el genovés Francisco
Riberol, que reclamaba 43.000 mrs. correspondientes a la compra de cinco esclavos
que hacía 15 años había obtenido su hermano, y que los había adquirido del hijo
del que fue gobernador de Gran Canaria Pedro de Vera, y que fueron puestos en
libertad por mandato real. Cit. BELLO LEÓN,
Juan Manuel: Extranjeros en Castilla…, Ob. Cit., doc.
nº 597.
73 AZNAR VALLEJO, Eduardo: “Relaciones comerciales entre
Andalucía y Canarias a fines del siglo XV y comienzos del XVI”. Coloquio de
Historia Medieval Andaluza ( Sevilla) II (1981) 173-181.
74 LÓPEZ SEBASTIÁN, L. y DEL RÍO MORENO, Justo: “El factor
trabajo en los ingenios canarios y antillanos en la demografía el siglo XVI”. Historia
da Ilhas Atlanticas. Funchal, 1997, pp. 255-268.
75 Así lo recogen las ordenanzas de Gran Canaria, pues en
todo el proceso de elaboración del azúcar se necesitaba abundante ceniza para
blanquear los panes. Cit. MORALES PADRÓN, Francisco: Ordenanzas del Concejo
de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 1974, pp. 140-141.
76 1522, julio, 3. Contrato a partido efectuado por Andrés
Suárez Gallinato con los herederos de Diego de Sanmartín, por cinco años, para
curar las cañas, dándole tres esclavos negros, a los que obliga a vestir
durante el tiempo del contrato. Cit. COELLO, María Isidra, PARRILLA, Avelino y
RODRÍGUEZ, Margarita: Protocolos de Alonso Gutiérrez…, Ob. Cit., doc. nº
333.
77 Colección BUTE III, 1ª, 233r, de 14 de abril de 1526.
78 ANAYA HERNÁNDEZ, Alberto: “Huidas de esclavos desde
Canarias a Berbería en la primera mitad del siglo XVI”, Coloquio de Historia
Canario-Americana (Las Palmas de Gran Canaria) XIV (2000) 853.
79 1678, junio, 2. Cit. SANTANA PÉREZ, Germán: “La
importancia geoestratégica de Canarias a través de la actuación de los
holandeses durante el siglo XVII”.
1568 febrero 6.
VENTA
DE MEDIA SUERTE DE AGUA EN LA
ACEQUIA REAL DE AGUATONA. Ingenio.
“Sancho Vélez y Pedro Vélez, hermanos, y Andrés de Mesa, su cuñado, vs.
de la villa de Agüimes, venden a Cristóbal Cardero, v.º de la misma villa,
media suerte de agua que tienen en la
acequia real de la Vega
de Aguatona, que es un día y una
noche en cada dula, las cuales
han de gozar por sus dulas conforme al repartimiento de dicha
acequia, vendida buena, sana, justa y de derecho sin arte ni engaño y sin cargo de censo,
tributo ni empeño ni obligación, por precio de 80 doblas en
dineros de contado.
TS.: Bartolomé de Tovilleja y
Lázaro Martínez, vs. de esta villa y su tér- mino, y Francisco
Martín, negro cojo, est. en
esta villa.- Sancho Vélez.- Andrés de Mesa.- Pedro Vélez.” (Rafael Sánchez Valerón y Felipe Enrique Martín Santiago. Génesis y desarrollo de
Ingenio durante el siglo XVI)
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