lunes, 30 de junio de 2014

FRAY ANDRES DE ABREU





1725.
Fallece en La Orotava, Tenerife, Fray Andrés de Abreu. Poeta y prosista.

Muchas facetas de la vida de este religioso franciscano se desconocen o permanecen aún en la penumbra. Sabemos que procedía de una familia de colonos portugueses que se establecieron en Tenerife como agricultores pero que, algunas generaciones después, diversas ramas familiares se inclinaron por la vida religiosa y por la vinculación con la Santa Inquisición.

 En 1666 se ordena sacerdote, ingresando en el convento franciscano de San Lorenzo de la Villa y Puerto de La Orotava y, varios años después, en 1861, ingresa en el Santo Oficio. Es a partir de esta época cuando Abreu comienza a desempeñar diversos cargos, como el de lector de Teología en el convento de San Miguel de Las Victorias, en La Laguna (Tenerife). Incluso llegó a ser padre provincial de su orden en dos ocasiones (1694-1697 y 1708-1711) y comisario visitador (1713-1717 y 1723-1725). Lógicamente, estos cargos de responsabilidad y prestigio otorgaron a Fray Andrés de Abreu una gran notoriedad en Canarias.

Pese a su condición de religioso, su biografía no está exenta de polémica y escándalos. Fue procesado por la Inquisición por una serie de protestas acerca la idoneidad de ocupar o no los cargos mencionados anteriormente y por un supuesto devaneo amoroso con una dama. A partir de los diferentes documentos descubiertos podemos deducir que Fray Andrés de Abreu fue un personaje enfrentado con sus contemporáneos, por un lado debido a las relevantes responsabilidades que desempeñaba, y por otro al exceso de energía y falta de habilidad para gestionar los problemas en el seno de la provincia franciscana.
 A partir de los estudios realizados a raíz del análisis de los distintos documentos recuperados por estudiosos como Leopoldo de la Rosa Olivera, Millares Carlo o Inchaurbe,  podemos aventurarnos a ofrecer algunos datos sobre el carácter y las ideas de Fray Andrés de Abreu, que se nos presenta como un personaje bastante enérgico, con una consistente formación teológica y literaria que le empujaron a tratar de promover diversas reformas educativas y de costumbres en su provincia, lo cual, le trajo más de un disgusto.
En cuanto a su actividad literaria, hoy en día sólo se conservan tres obras escritas por Fray Andrés de Abreu en castellano. Su única obra poética, la Vida del Serafín en carne y vera efigie de Cristo San Francisco de Asís (Madrid, 1692), está compuesto por más de tres mil versos con influencias de Góngora y Calderón. Este poema le hizo alcanzar una posición privilegiada en las letras canarias. Incluso, los escritores de la primera vanguardia insular, los intelectuales de La Rosa de los Vientos, reivindicaron su figura y su obra. Las otras dos obras escritas en castellano están en prosa y son: Vida del venerable siervo de Dios Fray Juan de Jesús (1701) y Novedades antiguas, obra inédita y manuscrita. En castellano también se conservan dos memoriales de escaso valor literario: Satisfacción a un manifiesto, impreso, y Proposiciones dignas de censura teológica. Sus dos únicas obras latinas conservadas son Stadium Solis y un Tratado teológico sobre el quietismo (ambas inéditas).
 La Vida del venerable siervo de Dios Fray Juan de Jesús (Madrid, 1701) aunque, al parecer, fue relatada por el biografiado a fray Andrés de Abreu en 1686-1867, fue escrita, probablemente, hacia el año 1693. Se trata de una obra en prosa que se ajusta perfectamente a la estructura y características acostumbradas en la literatura que trata sobre la vida de los santos, aplicadas a un fraile natural de Icod de los Vinos (Tenerife), fray Juan de Jesús, que concuerda en sus rasgos con el perfecto franciscano: acata y cumple estrictamente los votos de obediencia, pobreza, mortificación, etc. La obra contiene numerosas alusiones a personajes y acontecimientos históricos con la clara intención de hacer la narración más creíble y, a fray Juan de Jesús, el Siervo de Dios, merecedor de beatificación. Para convencer al lector acerca de la veracidad de los hechos narrados, fray Andrés de Abreu hace uso de un gran número de testimonios, meticulosamente anotados con el nombre del testigo y la fecha en que vio  las penitencias y los estados de éxtasis de fray Juan, así como los asombrosos hechos que tuvieron lugar por su mediación.

 Novedades antiguas, también conocida como Novitates Antiquae, es un discurso en defensa de la Mística Ciudad de Dios, la Vida de la Virgen supuestamente contada por ella misma a sor María de Ágreda, incansable escritora franciscana que pasó a la historia de la literatura por mantener unos intensos contactos epistolares con el rey Felipe IV, sobre el que ejercía una importante influencia y al que, incluso, aconsejaba sobre asuntos de estado.

Precisamente, en la época en que Abreu escribe su defensa del relato de sor María de Ágreda, en 1698, es cuando se suceden las más agrias polémica entre partidarios y detractores de éste.
   Por tanto, la obra de Fray Andrés de Abreu está pensada como una defensa al ultranza de las revelaciones que la Virgen María hace sobre su propia vida y la de Jesús de Nazaret a la monja María de Jesús. A tal fin, Abreu acude a toda su erudición. Novedades antiguas está repleta de citas de Santo Tomás, San Agustín y San Buenaventura y de escritores como Bernardino de Siena, Antonio de Florencia y Santa Brígida. Con ello, Abreu pretende hacer ver cómo aquellas revelaciones, calificadas como “nuevas” y contrarias al espíritu de la Iglesia, deben ser entendidas, desde la tradición, como si se tratara de una ampliación o explicación de lo ya revelado por Dios mismo a través del Evangelio.
 Tanto en prosa como en verso, el lenguaje de Fray Andrés de Abreu se caracteriza por la gran cantidad de traslaciones metafóricas que toma de otros lenguajes como el comercial o el militar. Del mismo modo, también utiliza recursos encaminados a una expresividad justificada, ya sea por el carácter sagrado de las experiencias que relata o por la necesidad de redundar incansablemente en la “antigüedad” de las supuestas revelaciones de Sor María de Ágreda.
 Además de las obras antes citadas, se consideran perdidas otras como la Vida de la Venerable Sierva de Dios María Justa de Jesús, el Officium Sacrum in honorem Sancti Bonaventurae, las Flores logicales y la Crónica general de la provincia de San Diego de Canarias, incabada debido al fallecimiento de Abreu.
Significación y alcance de la obra de Fray Andrés de Abreu
Como ha señalado A. Sánchez Robayna, con Fray Andrés de Abreu el humanismo de finales del siglo XVII (que se asoma también al XVIII, pero siempre desde la estética e intención seiscientistas) alcanza una de las cotas más altas del barroco insular, pues su huella se hace notar más allá de lo que comúnmente se pondera de su genuino creativo, esto es, Vida de San Francisco, composición de 1692. En ese nuevo campo de visión crítica es donde el fraile tinerfeño muestra unas obras en prosa que los estudiosos empiezan a incorporar al corpus tradicional: Así, la Vida de fray Juan de Jesús (1701) y unas noticias acerca de la mística de sor María de Agreda, con el título de Novedades antiguas.
 El profesor Jesús Díaz Armas, estudioso de la obra de Fray Andrés de Abreu, ha precisado en diversas ocasiones que la prosa erudita del Barroco español, en sus múltiples facetas constituye una vertiente literaria mal conocido, aunque, como señala el citado crítico, «estamos hablando de un aspecto que tiene una honda repercusión socioliteraria, ya que la prosa religiosa, por ejemplo, contó con un inmenso tropel de lectores y de escritores, no siempre “menores”». Aunque se echa en falta estudios de conjunto sobre la prosa erudita en Canarias durante el siglo XVII, Díaz Armas sí se ha ocupado de estos aspectos en «La Prosa Erudita de Fray Andrés de Abreu y Pedro Álvarez de Lugo», enlazando dos figuras esenciales de ese período en el Archipiélago.
 El fraile orotavense encuentra buena acogida entre los escritores canarios del primer tercio del siglo XX a través de la revaloración que la literatura española de los siglos XVI y XVII va teniendo entre los jóvenes estudiosos y creadores de las vanguardis literarias. Así, como nos recuerda Jesús Díaz, su único poema, la Vida del Serafín en carne y vera efigie de Cristo San Francisco de Asís,le consiguió un puesto privilegiado dentro de las letras canarias, reivindicado por la generación de los intelectuales de La Rosa de los Vientos. Sin embargo ahora asistimos a una segunda estimación de su obra a través de su obra en prosa importante papel.  (Tomado de:www. Isla de Tenerife Vívela)

Selección de textos de Fray Andrés de Abreu

Llegada de San Francisco de Asís
Entra Francisco de Asís
hasta de sí mismo ajeno,
plomo hacia fuera los ojos,
limpio cristal hacia adentro.

Vueltas en agua las luces,
fuentes a los dos espejos,
pálido y mustio el semblante,
erizado el corto pelo.

Cárdenos los frescos labios,
denegrido e] blanco aspecto,
y la hermosa imagen vive,
robada en sombras de muerto.
CXXXII .CXXXV.

Estando distante de sus hijos, les visita en un carro de fuego
Celo y fervor le apartaban
de las quietudes del sueño,
y aun de sus propios amigos
dio corte al amor el huerto.

Cuando de horrores y sombras
poblado el bosque, dio el crespo
flamante carro a su vida
visible arrebatamiento.

La arquitectura de llamas
tachonan fijos luceros,
que en flores de luz guarnecen
brocados que tejió el fuego.

Un cometa es eje, y astros
rodados sufren el peso,
que giran ardientes piras
a impulsos del elemento.

Airosamente el estribo
pisa, y descansa en el centro
de ocho cielos abreviados
pues se pone el sol en medio.

¡Gran novedad, que el humilde
pasea en carros de fuego!
Pero es sol, y no peligra
el sol en los lucimientos.

La soberbia de las causas desconoce sus efectos,
fuego, aire y humo al humilde
ni es humo, ni aire, ni fuego.

Navega en ondas de luces
y entre crespos elementos
es todo el golfo bajel,
son todos los aires puerto.
CCXXVI – CCXXXIII
[Fragmentos de Vida de San Francisco de Asís, de Leopoldo de la Rosa, en La Rosa de los Vientos (Santa Cruz de Tenerife), año 1, núm. 1 (1927), p. 8, recogido en Biobibliografía de A. Millares Carlo, vol. 1, pp.4-6]

Ayuna cuarenta días en una isla desierta
Secretamente, a una isla,
lunar en rostro de yelo,
aportó, y logró en milagros
la abstinencia, cuarto empeño.

Sitio que sólo conocen
las aves, elige, siendo

los gemidos de su llanto
población de aquel desierto.

Tres panes, que la limosna
previno a la vida, fueron
todo su alimento, y todo
le sobró, si no es el tiempo.

¡Oh vida en cuarenta días
oculta a aquellos comercios
precisos! Quien así vive,
todo es alma, nada es cuerpo.

Dividido en siete estancias,
sus ayunos se midieron
con el año, tan continuas
sus cuaresmas como el tiempo.

Si el achaque dispensaba
en la abstinencia, en habiendo
apelado a la salud,
era culpa el privilegio.

Cuando el rigor de la fiebre
le hizo mudar de alimento,
quedando todo el rigor
subyugado del precepto,
acusador de sí mismo,
en el tribunal severo
de su rigor, halló tachas
en testigos verdaderos.

Por hipócrita, a la plaza,
ceñido un esparto al cuello,
se hizo llevar, sin oírse
en los descargos de enfermo.
CDI – CDXI
[Fragmentos de Vida de San Francisco de Asís, de Leopoldo de la Rosa, en La Rosa de los Vientos (Santa Cruz de Tenerife), año 1, núm. 1 (1927), p. 8, recogido en Biobibliografía de A. Millares Carlo, vol. 1, pp.4-6]

La obra de Fray Andrés de Abreu:
Leopoldo de la Rosa, en La Rosa de los Vientos, Santa Cruz de Tenerife,, año 1, núm. 1 (1927), p. 8; Agustín Millares Carlo y Manuel Hernández Suárez, Biobibliografía de escritores canarios (Siglos XVI, XVII y XVIII), vol. 1, Las Palmas de Gran Canaria, El Museo Canario-Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975, pp.3-14 [Véanse aquí las amplias referencias a su obra y algunas breves muestras de la misma]; Vida de San Francisco, ed. de Joaquín Artiles, Canarias, Viceconsejería de Cultura, 1989; Vida de San Francisco, ed. de Jesús Díaz Armas, preliminar de Andrés Sánchez Robayna, Instituto de Estudios Canarios, 2000.

Bibliografía:
ALONSO, María Rosa: "La literatura en Canarias (del siglo XVI al XIX), en MILLARES TORRES, Agustín: Historia General de las Islas Canarias, vol. IV, Las Palmas, Edirca, 1977, págs. 282-95; ALONSO, María Rosa: "La literatura en Canarias (del siglo XVI al XIX), en MILLARES TORRES, Agustín: Historia General de las Islas Canarias, vol. IV, Las Palmas, Edirca, 1977, págs. 282-95; ANTONIO, Nicolás (Juan de San Antonio): Bibliotheca universa franciscana [...] concinnata a R. P. Fr. Joanne D. S. Antonio Salmantino, Madrid, 1732-33, 3 vols. Hay edición facsímil (Farnborough, England, 1966); ARTILES, Joaquín e Ignacio Quintana: Historia de la Literatura Canaria, Las Palmas, Cabildo, 1978; ARTILES, Joaquín (ed.): Literatura canaria, vol. I, Siglos XV-XVIII), Las Palmas, Edirca (col. Clásicos canarios), 1988; BRITO DÍAZ, Carlos: "El Libro del Mundo en Fray Andrés de Abreu", en Homenaje al profesor Sebastián de la Nuez, La Laguna, Universidad, 1991, págs. 119-134; CIORANESCU, Aejandro: "Andrés de Abreu", Gran Enciclopedia Canaria, vol. I, Santa Cruz de Tenerife-Las Palmas, 1994; DE LA ROSA, Leopoldo: "Antología poética de Canarias. Fray Andrés de Abreu (1647-1725). Fray Andrés de Abreu, el pino y la estrella (Juan Manuel y yo)", La Rosa de los Vientos, I (abril 1927), pág. 8; DE LA ROSA, Leopoldo: "Fray Andrés de Abreu. De su vida", La Rosa de los Vientos, II (mayo 1927), p. 14; DE LA ROSA OLIVERA, Leopoldo: "Biografía de Fray Andrés de Abreu", Anuario de Estudios Atlánticos, XXVI (1980), págs. 135-172; FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Rafael: "Lectura de «Primero Sueño», de Sor Juana Inés de la Cruz, por Andrés Sánchez Robayna", La Provincia, 5 de marzo de 1992, págs. 32-3; ESPINOSA, Agustín: "La enseñanza en el valle", La Voz del Valle, Orotava, número extraordinario, enero de 1928. Apéndice, págs. 658-59. 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