domingo, 15 de junio de 2014

EFEMERIDES CANARIAS






UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1911-1920



CAPITULO-XLII





                                Eduardo Pedro García Rodríguez



De cómo eran los festejos en honor de Ntra. Sra. de la Encarnación y de la patrona Santa Úrsula a comienzos del siglo XX lo podemos conocer a través de algunas de las noticias reseñadas en la prensa de la época. Momentos en los que el Municipio de Adeje contaba con algo más de mil setecientas personas, de los que casi la mitad habitaban en el casco. En este transito del siglo XIX al XX se contaba con una amplia representación de cada uno de los estamentos laborales. A modo de ejemplos citar a los comerciantes, como Antonio Socas Trujillo, en la calle Nueva, o Miguel García en la calle de la Iglesia; carpintero, Petronilo Casañas, en la Norte; zapateros, como Adolfo Casañas, José García y Nicolás Esquivel en la de la Iglesia, o Manuel Socas, en la de San Lorenzo. Como venteros, situados en la calle Nueva, se encontraban Manuel Ramos, Fermín González Socas y Francisco González Alayón; como cartero, Fernando Jorge García, con domicilio en la de la Iglesia. Bodegones existían, en la calle norte, el de Nicolás Alayón; en la Nueva, el de Manuel Ramos; y en la de la Iglesia, los de Tomás Alonso y el de Fernando Jorge García. Con molino se recoge a finales del siglo XIX a Francisco Trujillo Clemente, en el Risco, y a comienzo del veinte a José Trujillo Clemente. Además de una larga lista de otras profesiones como jornaleros, pescadores residentes en el pueblo, peatón, cabreros. Años donde los 100 kilos de papas se pagaban a 10 pesetas; los de almendras a 15; el kilo de queso a 1; la docena de huevos a 1,20; el guacal de plátanos de exportación a 2,50. Llegando el sueldo anual de un guarda de montes, a 650 ptas., y el del Secretario del Ayuntamiento a las 750 ptas.

Son años donde las celebraciones se comenzaban al alba, así ocurre en 1904, cuando el sábado 22 de octubre: al amanecer, repique general de campanas y salva de 21 disparos de cañón que anunciará el vecindario el comienzo de las fiestas. Los dos días siguientes también se redunda en el repique de campanas y las salvas de cañón, participando además una banda de música, que en esta primera década del siglo solía ser la Banda de Música de Guía de Isora. O como ocurría en otros años, como el día 20 de octubre de 1908, cuando se produce una diana tocada por la renombrada banda de Guía que recorrerá las calles de la población a las seis de la mañana. Igual acto y horario se ejecutó el día 21.

Si estos horarios nos pueden parecer intempestivos, los de 1910 son de verdadero sobresalto. El día 8 de octubre se inició a las cuatro de la mañana un repique general de campanas e inmensidad de cohetes, darán el aviso del principio de la fiesta. Este año la banda de música procedía de Granadilla de Abona, dirigida por José Reyes Martín. Fue recibida el día 9, y participó esa noche amenizando el paseo en la plaza de la Parroquia de Santa Úrsula. Y al día siguiente, a las cinco de la mañana recorrerá la banda de música las calles de la villa, tocando una preciosa diana. Esta banda se trasladó desde Granadilla en barco, regresando en la mañana del día 11, a las seis de la mañana el pueblo adejero en masa concurrirá a despedir la banda de música, que se dirigirá al puerto de la Caleta para embarcar en el vapor `Velox´, con dirección al Médano.

Los actos religiosos se desarrollaban en la Parroquia de Santa Úrsula, de donde partían las diversas procesiones. Así en la noche del 22 de octubre de 1904 y después de haberse inaugurado, esa tarde, un nuevo órgano, se ejecutó una suplica a la Santísima Virgen de la Encarnación compatrona de esta Parroquia. Concluido este acto saldrá procesionalmente dicha imagen, recorriendo las calles de la población, cuyas casas estarán adornadas e iluminadas convenientemente, quemándose en el trayecto vistosas ruedas de fuegos de artificios.

En la mañana del día principal se oficiaba una misa, como el domingo 23 de octubre de 1904, a cuatro voces con sermón, que estará a cargo del Venerable Sr. Cura Párroco de la Granadilla. Se solía recurrir a párrocos de los pueblos cercanos, como en el caso citado que lo era Esteban Hernández; este año también participó el de San Miguel de Abona, Norberto Álvarez; o en el año de 1908, en el que colaboró el de Arona, Julio Mendoza. Después de la misa se salía en procesión con la imagen de la patrona, Santa Úrsula, por las principales calles del pueblo, quemándose ruedas de fuego.

Entre los festejos populares podemos citar las obras de teatro que se ejecutaban en la Plaza de la Iglesia, como el sainete en la noche del 22 de octubre de 1904, en el que interviene la banda de música de Guía. Eran obras costumbristas representadas por aficionados locales. Al finalizar la función se solían quemar fuegos de artificios y después dejar paso a los diversos bailes populares que se desarrollaban en casas particulares o en la plaza.

Los paseos a primeras horas de la tarde, con animación de la banda de música, era otro de los actos clásicos. A esta hora también se realizaban carreras de cintas, a caballo, como en 1904 que se efectuaron en la “calle de los Morales”, con cintas bordadas por varias señoritas de esta Villa”. Asimismo se realizaban diversos juegos, como la cucaña, elevación de globos aerostáticos, carreras de sacos o carreras de burro. En esta última actividad se produjo un curioso caso, en la acaecida el 24 de octubre de 1904, donde el premio consistió en 10 pesetas para aquel que llegue el último a la meta.

Un ejemplo de la manera de ejecutarse el desarrollo de estos juegos populares nos lo muestra lo acontecido en la tarde del día 9 de octubre de 1910: de dos a cuatro de la tarde habrá cucañas, carreras de sacos y juegos de la sartén, y de cuatro a las seis amenizada por la banda, carrera de cintas bordadas por distinguidas señoritas de la localidad, y en la que varios jóvenes de esta villa y de los pueblos próximos, montados en briosos corceles lujosamente ataviados, lucirán sus facultades de excelentes jinetes.” Asimismo cabe citar actos como el desarrollado en la tarde del día 20 de octubre de 1908, cuando se toreó una hermosa vaca, por el aficionado Chailla. 

Las imágenes que acompañan este artículo nos muestran como se encontraba el pueblo de Adeje a mediados de la década de los años veinte. El primer término nos brinda una floreciente agricultura, gracias al agua del Barranco del Infierno, con las viviendas alineadas a los lados de la denominada Calle de la Iglesia, hoy Calle Grande. Y donde se resalta la Parroquia de Santa Úrsula, la Iglesia del antiguo Convento Franciscano y el Ayuntamiento a medio construir. 

1920.

Festejos en la Punta de Abona en la década de 1920

En el Porís de Abona, en esta década de 1920, habitaban algo más de doscientas personas, no constando ningún residente en la Punta de Abona, en las 5 casas de recreo que se registran en el Nomenclátor de 1930. La mayoría de los vecinos del Porís se dedicaba a la pesca y su venta, sacrificada labor que realizaban sus mujeres, trasladándose a pie al resto del Municipio y a los de Fasnia y Güímar. Pueblo vinculado con la mar y con el trabajo en los barcos de cabotaje, encontrándose en el Padrón de 1924 algunos vecinos anotados con la profesión de marino: Diego García García. Juan Rodríguez Marrero. Martín Marrero. Juan Marrero. Martín Marrero Arbelo. Segundo de la Cruz.

Al escasear aún las vías de comunicación, el Porís de Abona era la entrada y salida de viajeros y de mercancías, a través de los barcos de cabotaje. Lo que motivó que en esta década dispusiera de dos fondas, la regentada por Bernardo Morales y Juana García, y la Fonda el Canario, a cargo de Juan Martín Alamo, Juan Canario, y Primitiva Cruz Fariña.

En la década de 1920 los festejos en honor de la Virgen de las Mercedes se celebraban en la Punta de Abona, Porís de Abona, los días 23 y 24 de septiembre. La comisión organizadora de 1920 contrató al vapor Esperanto, que saldría de Santa Cruz de Tenerife en la mañana del día 23, regresando en la tarde del día 24, para conducir a las muchas personas que han manifestado sus deseos de presenciar estas típicas fiestas, una de las mejores del Sur. Indicándose que la imagen, hará este año su descanso en la Playa Grande, donde se preparan grandes regocijos populares.

En 1921 se da cuenta que la pirotecnia estará a cargo de Dávila, de Güímar, y Toste de Los Realejos. El sermón religioso lo impartirá José Azofra del Campo, maestreescuela de la Catedral de Las Palmas. Y como en estos años era costumbre, se organiza un viaje en barco desde Santa Cruz de Tenerife: Con objeto de conducir a los forasteros, el jueves, día 22, a las tres de la tarde saldrá desde este puerto para Abona, el vapor Guanche, que regresará el 24 al mediodía. El precio del pasaje de ida y vuelta es de 5 pesetas por persona.

Para el año de 1924 se indicaba: La Comisión nos interesa hacer público que los vehículos pueden ir, por carretera, hasta la misma ermita de las Mercedes, donde se celebrará la fiesta. Vehículos que se citan también en el programa del año siguiente, cuando está previsto que la Banda de Arafo llegue, a las 7 de la mañana, acompañada de numeroso vehículos ocupados por gran cantidad de forasteros, recorrerán las principales calles del pueblo, dirigiéndose a la ermita, donde se celebrará una solemne función religiosa.
En el programa de los festejos de 1926 se anotan más detalles, como la llegada el día 23 de la banda de música de Arafo. Ese mismo día arriba el vapor Isora, con romeros trasladados desde la capital. En la tarde noche de ese primer día se realizarán diversos juegos en la plaza que se encuentra con iluminación eléctrica facilitada por la empresa del Cine de Güímar. Por la noche se realizará una procesión durante la que se verán vistosos fuegos artificiales, confeccionados por los pirotécnicos del Puerto de la Cruz y el realejo, y a las 10 la Entrada, en la que igualmente se quemaran gran cantidad de fuegos traídos de Valencia. En la mañana del día 24 se oficia una función religiosa, a cargo de un orador de Las Palmas. Además habrá regatas de falúas a motor, cucañas marítimas y otras diversiones. 

Otros apuntes que se han encontrado es de los festejos celebrados en 1928, en los que participa la Banda de Arafo, con idénticas ceremonias religiosas ya apuntadas, y los romeros que llegan en el barco Isora. Además, habrá regatas de falúas a motor, y entre los balandros Victoria, San Juan y Villa de Arico. (Marcos Brito, 2013)

1920. La masa obrera en la colonia Canaria vive en situación de total pobreza. La mayor parte se encuadra dentro del sector primario, con variadas situaciones sociolaborales en su seno, predominando en general las atrasadas: braceros (o jornaleros), medianeros, propietarios de minúsculas parcelas, arrendatarios, aparceros. Las relaciones de producción se caracterizan por su «flexibilidad y polivalencia» según la caracterización de los profesores Francisco Galván y L. Martínez de Azagra, siendo resultado de la combinación de las diferentes fórmulas de relaciones laborales, con dualidades como aparceros-asalariados, por ejemplo.
El grupo de los jornaleros predomina en la población trabajadora agrícola. Su porcentaje
aumenta constantemente desde el siglo XVIII: sube del 49,48%, en el Censo de Floridablanca (1778), aunque en éste aparecen juntos jornaleros y labradores, al 56,25% en el Censo de Olive (1860), con un total de 40.950 efectivos, donde figuran ya sólo como jornaleros.

Este aumento se genera por efecto de varias causas que se encadenan: campesinos proletarizados al tener que vender su pequeño trozo de tierra, bien para hacer frente a las deudas o comprarse el billete para emigrar después de las sucesivas crisis; la desamortización actuó en el mismo sentido: los campesinos tuvieron que abandonar las propiedades, comunales o eclesiásticas que usufructuaban, y emigrar o colocarse como jornaleros de los grandes propietarios criollos y colonos.

Sus condiciones de vida no son, pues, envidiables, rozan la animalidad: trabajan por el sustento, recibiendo salarios insuficientes, en especies en muchos casos. La pintora inglesa Elizabeth Murray nos describe la situación de los campesino de Chinet (Tenerife) a mediados del siglo XIX, apuntando que «no se encuentran en una situación próspera; sus recursos son muy limitados. Su pobreza se debe principalmente a la costumbre que prevalece entre los terratenientes de cultivar sus tierras en lo que llaman 'a medias'». Es una sociedad patriarcal; su mundo tiene un horizonte esencialmente rural, donde el trabajo, la familia y la religión compondrían una cosmovisión cerrada; la naturaleza marcaría desde el ritmo del tiempo al disfrute del ocio.

Las clases trabajadoras, absolutamente mayoritarias, están sometidas a una intensa explotación y sufrirán los efectos de las sucesivas crisis, marcada su posición social por una brutal desigualdad; condiciones miserables de existencia; alto índice de analfabetismo (alrededor del 80% no sabe leer ni escribir); sus viviendas carecen de salubridad; están expuestas al paro; y no tienen seguro de accidente laboral. Ante este panorama, ¿cómo explicar la aparente falta de conflictividad social? varios han sido los argumentos que se han ofrecido, entre los más socorridos la emigración. Efectivamente, tras las sucesivas crisis económicas o las dificultades económicas impuestas por el colonialismo español y el caciquismo local, los campesinos, los braceros o los jornaleros urbanos empobrecidos, optaban por vender su pequeño predio o su casa para comprar un billete y lanzarse ala aventura americana.

1920. Desde las primeras décadas del siglo, y sobre todo a partir de los años veinte, se observa en la colonia Canaria una evolución hacia una cierta modernización de las relaciones laborales, propiciadas por el aumento del nivel organizativo y la capacidad de lucha de las organizaciones obreras, aunque también influyan en ello las leyes de ámbito metropolitano.

Se comenzará a instaurar el seguro por invalidez y vejez cuando se crea el Instituto Nacional español de Previsión, aunque de forma voluntaria lo es hasta 1917, 1o cual limita su eficacia; aumentará tras su obligatoriedad por ley de 1921, y tras superar las reticencias de unos y otros, patronos y obreros, ante el intervencionismo estatalista.

En la colonia Canaria el número de trabajadores del sector agrario afiliado al retiro obrero era de 17.853 y el total de cotizantes al retiro obrero entre 1921 y 1931 es de 85.397, lo cual constituye un 2,13% del total del Estado.

La implantación obligatoria de la jornada de 8 horas en 1920, aunque se transgrediese en multitud de ocasiones; el reconocimiento del derecho a la huelga; la ley del descanso dominical, etc., son una serie de conquistas que mejoran la situación laboral de los trabajadores. La firma de varios convenios y bases de trabajo aspecto esencial para normalizar los derechos laborales se inicia desde principios de siglo en los sectores más modernos -singularmente los puertos-, y luego irá generalizándose desde los años veinte en la construcción, el transporte y el comercio; experimentará un salto importante con los Comités Paritarios bajo la Dictadura de Primo de Rivera, aunque fue una medida paternalista de eficacia limitada; tuvo un alcance cualitativo y cuantitativo grande en los años treinta, al prescribirse como obligatoria la implantación de convenios por medio de los Jurados Mixtos. En la colonia Canaria su eficacia no fue despreciable: según el censo de Jurados Mixtos los trabajadores que tenían firma las bases en 1932 eran 15.026 hombres y 14.299 mujeres en las Canarias Orientales y 15.299 y 14.845, respectivamente, en las Occidentales, o sea un total de 60.026. (José Alcaraz et al;1991)

1920. La isla de La Gomera cuenta con 20.485 habitantes. El poeta de Agulo Pedro Betancourt publica su obra “Salterio”.

1920. Nace en Achbuna (Granadilla de Abona) en Chinet (Tenerife) Isaac de Vega. Estudia Magisterio en la Universidad de Eguerew (La Laguna). Pronto ejerce la enseñanza, primero en la isla de Esero (El Hierro) y posteriormente en su isla natal. Colabora con narraciones y artículos en suplementos como "Gaceta semanal de las artes", del diario tinerfeño La Tarde, y en revistas como Fablas o Liminar. Se integra en el grupo Fetasa, junto a Rafael Arozarena, Antonio Bermejo, Francisco Pimentel y José Antonio Padrón. Recibe el Premio Canarias de Literatura en 1988, ex aequo con su compañero de generación Arozarena. Es miembro de la Academia Canaria de la Lengua desde el año 2000. Obras: Antes del amanecer (1956), novela. Fetasa (1957), novela 84-7307-031-3 [1973], 84-85543-62-9 [1984]. Cuatro relatos (1968), relatos. 8485896-45-9 [1992]. Parhelios (1977), novela. 84-7330-076-. Conjuro en Ijuana (1981), relatos. 84-300-5249-6 [1981], 84-87137-21-0 [1989]. Siemprevivas (1983)
84-85543-47-5. Pulsatila (1988), novela. 84-245-0518-2. Tassili (1992), novela
84-322-4679-4. Siete cuentos (1994), relatos 84-7985-028-0.Carpanel (1996), novela
84-87417-82-5. Cuando tenemos que huir y otras historias (1997), relatos
84-7926-272-9.Gehena y otras historias (1998), relatos. 84-930421-0-2. El cafetín. (2002), novela. Literatura y vivencia (2002), ensayo. 84-96059-07-3. Bibliografía: Obra completa (2005), cinco volúmenes, edición de Juan José Delgado.
1920. En el núcleo de La Luz, en La Orotava, Chinet (Tenerife) sólo dos personas, de los 130 habitantes censados, aparecen registradas que sabían leer y escribir, el resto eran analfabetos. En el libro de actas del colegio las faltas de asistencia a clases eran numerosas. Si en la escuela había 60 niños matriculados era imposible que cupieran todos sentados. El absentismo escolar se daba por que los alumnos tenían que efectuar tareas en el campo, ayudar a sus padres o por que no querían acudir a clase. En sus inicios había muchos niños y niñas sin escolarizar, el barrio comprendía desde El Mayorazgo hasta el barranco de La Montañeta de Este a Oeste y desde La Vera y La Perdoma de Norte a Sur, de acuerdo con el padrón de habitantes, aunque en su territorio se encontraban los caseríos o núcleos de San Miguel, Las Candias, Puesto Escondido, La Sabina, Casa de La Paloma, y los callejones del Pino y de La Arbeja, de acceso a La Perdoma, La Güina.
La escuela mixta de La Luz estuvo ubicada en frente del callejón del Pino, para luego trasladarse a La Güina y al lugar en el que permaneció abierta hasta mediados de los años ochenta del siglo pasado.
Las primeras maestras de la escuela mixta, sobresaliendo doña Carmen González, que ejerció la docencia en época de la República y que llegó a ser depurada por la Dictadura de Franco y rehabilitada posteriormente. También destacaron las maestras nacionales doña María y doña Carmen Nieves Pérez López, que jalonaron toda una época con su sabiduría, humanidad y dedicación a la docencia.
1920.

El protagonismo internacional de Canarias en la Gran Guerra: La confrontación diplomática y estratégica

En el segundo día de la VII edición del Curso de las Relaciones Internacionales del martes 1 de abril, que se están celebrando en la Casa Museo León y Castillo de Telde con motivo del centenario de la Gran Guerra, cuyo título “La Primera Guerra Mundial: La hecatombe internacional” comprende el programa de actuaciones y ponencias que se presentan en la institución museística y Centro de Estudios de Historia Contemporánea teldense, dependiente de la Consejería de Presidencia, Cultura y Nuevas Tecnologías del Cabildo de Gran Canaria.

El director de la Casa Museo León y Castillo da la bienvenida a estas VII Jornadas de las Relaciones Internacionales, presentando al doctor Ponce Marrero, que imparte la segunda ponencia del ciclo de conferencias. Profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el doctor D. Javier Ponce Marrero, director y coordinador del Curso, Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Salamanca, sección de Historia, especialidad en Historia Contemporánea. Master por la Universidad de Lovaina (Bélgica), autor de libros y publicaciones; Canarias y la política exterior española en la Primera Guerra Mundial 1914-1918: el protagonismo internacional de las islas como escenario de confrontación diplomática y estratégica. La rivalidad anglo-alemana en Canarias en vísperas de la Gran Guerra. Canarias, economía y guerra: 1913-1920. Canarias y la diplomacia española ante la crisis internacional de 1911, y otros títulos, revistas, colaboraciones.

Ha participado en numerosos congresos nacionales e internacionales y proyectos de investigación. Es el creador de los cursos anuales de la Historia de las Relaciones Internacionales que se celebran en la Casa Museo León y Castillo, convertidos en uno de los proyectos realizados más prestigiosos de esta Casa Museo, por la importancia de los ponentes invitados, temas, monográficos, y la convocatoria del numeroso público asistente. La conferencia de este segundo ciclo tratará: “El protagonismo internacional de Canarias en la Gran Guerra: la confrontación diplomática y estratégica”.

Ponce Marrero expresa: “Buenas tardes, gracias por la magnífica acogida y entusiasmo que la Casa Museo León y Castillo y Antonio González nos ha dispensado siempre desde que le hice la propuesta hace años, de estos cursos y más por la importancia de este lugar en Telde, la Casa de un Embajador, durante la Primera Guerra Mundial, el más importante que tuvo España y que se ocupó de la política exterior, de la neutralidad española durante la Gran Guerra que estamos viendo en estos días.

Se hace necesario que analicemos el perfil internacional que tiene Canarias en la era del imperialismo, entre 1880 y 1914, justo los años previos a la Primera Guerra Mundial. La guerra es la culminación, el clímax de esa etapa imperialista. Ya en la guerra las dos fases en que Canarias va a estar muy presente la Guerra alemana de cruceros y el bloqueo aliado que afectó de manera importante al Archipiélago, son los primeros meses de la guerra.

Barcos que actuaron cerca de Canarias y luego la guerra submarina, que es la primera vez que aparecen submarinos en Canarias. Luego ya, en la Segunda Guerra también aparecen, que causaron un gran impacto en la sociedad canaria al ser un arma nueva. Esa fase que son los dos últimos años de la guerra, en Canarias hubieron submarinos desde noviembre del 1916 hasta la primavera de 1918.

El perfil internacional ha de hacerse desde la revalorización estratégica que va a sufrir el Archipiélago, y una creciente vulnerabilidad defensiva. Dos elementos coincidentes en el tiempo y que van a tener mucha importancia en la Primera Guerra Mundial. En cuanto a la revalorización estratégica el elemento clave es la revolución de los transportes y el vapor, que se impone y significa que esa navegación que frecuenta el Atlántico oriental, que viene del Atlántico sur, que va a Gran Bretaña, al resto de Europa, necesita una base de aprovisionamiento y ahí están las Islas Canarias, situadas estratégicamente.

Canarias y el Puerto de Las Palmas, de manera particular, se va a convertir en el primer puerto de escala de todo el Atlántico oriental, esto significa puerto de escala destinado al aprovisionamiento de carbon y carga en general, reparaciones, etc. Va a tener un gran valor económico para la navegación británica, y esto va a ir acompañado de un creciente valor estratégico.

Hay otro elemento que es la vulnerabilidad defensiva y, además, esto va a coincidir con que el noroeste de Africa, hasta Marruecos, con colonias que van a ser muy importantes para los europeos, se está revalorizando, un continente que en el reparto colonial resulta muy atractivo. En Canarias había muchos intereses extranjeros por su propio valor intrínseco estratégico, económico y además estaba cerca, como punta de lanza, para el imperialismo en el noroeste africano.

Estamos en el momento en que las grandes Armadas, la Royal Navy, luego la Armada Alemana van a realizar la gran evolución tecnológica que van a incorporar, con la modernización de los adelantos tecnológicos, y frente a esto la armada española que no se moderniza.

Canarias en algunos hitos internacionales de esa era del imperialismo va a estar presente, lo cual nos muestra ese interés que las potencias ven en el Archipiélago. Coyunturas internacionales, un primer conflicto hispano- alemán por Las Carolinas en 1885. Todavía Alemania no se ha sumado al imperialismo. La guerra hispano-norteamericana del 98, los americanos no tenían grandes intereses en esta parte del Atlántico, otra cosa fueron los intereses de las potencias europeas. A los franceses no les interesa, saben que el Archipiélago es un coto de los británicos, lo que interesa es que nadie ocupe el Archipiélago porque tienen un África occidental francesa enfrente.

Los británicos defendían el mantenimiento del statu quo, pero no quisieron hacer ningún plan de acción sobre Canarias. Los alemanes no necesitaban ocupar otro Archipiélago, sino Las Carolinas y Las Marianas que se les entregó, del año 1885, ahora cuando España pierde la guerra en el 98, entrega estas islas Carolinas y Marianas. Alemania encuentra en estos archipiélagos del Pacífico la demanda de territorios que se le planteaba a su mercado. Ese equilibrio de fuerzas hizo que, finalmente, en Canarias en el 98 no se produjera ninguna otra acción y se mantuviera el archipiélago bajo la soberanía política española. Canarias en el 98 se convierte en la última frontera, ya no hay un Caribe o un Pacífico, ya no hay otro límite, Canarias es el territorio más alejado La política exterior española de 1898 a 1907 va a pasar por un período de gran ansiedad, el proceso de redistribución colonial por la pérdida de las colonias, puede no haberse cerrado, podría acabar por afectar también a Canarias.

España en el 98 descubre que no tiene socios internacionales, ha estado aislada internacionalmente, en esa coyuntura crítica donde pierde la Armada, las alarmas sobre Canarias se van a producir y van a durar hasta los siguientes años, además, coincide que a finales del XIX, Alemania con Guillermo II plantea su Weltpolitik, su política mundial. La Alemania que ahora busca mercados, que ahora necesita territorios coloniales, y coincide con ese momento de máxima vulnerabilidad española, y la conversión de Canarias en la última frontera.

Del estudio de Canarias en la Primera Guerra Mundial se deduce el protagonismo internacional de las islas como escenario de confrontación diplomática y estratégica. Si se tiene en cuenta que en los primeros días de guerra, y debido a la superioridad bélica de los aliados en alta mar, los buques mercantes de las potencias centrales desaparecieron de los mares del mundo, para Canarias esto significó la pérdida del mercado alemán, el segundo más importante para sus productos de exportación.

Alemania recurrió a buques de países neutrales para mantener sus relaciones comerciales, pero desde el comienzo de la contienda mundial el archipiélago se vio sometido a un riguroso control británico de sus aguas y de la navegación que las atravesaba, incluida la neutral.

Ello supuso una mayor dependencia del comercio exterior canario de la flota mercante británica, que vino acompañada igualmente de una mayor dependencia en lo estratégico, pues desde el comienzo de la guerra fueron buques y oficiales británicos de la Quinta y especialmente de la Novena Escuadra de Cruceros los únicos que ejercieron una activa vigilancia de las islas e interpretaron ─o, en su caso, impusieron─ el sentido de la neutralidad que le correspondía practicar a España en Canarias.

La dependencia económica canaria de Gran Bretaña pronto agravó la situación del archipiélago en el contexto de la economía de guerra. Las líneas de navegación británicas fueron abandonando los puertos canarios por la escasez de tonelaje debida a la misma contienda, y por la exigencia aliada de asegurarse un incremento del limitado espacio de tonelaje para transportar suministros de guerra y artículos estrictamente esenciales para cubrir sus necesidades inmediatas. Esta situación tomó tintes dramáticos a finales de 1916 con las primeras acciones de submarinos alemanes en aguas próximas a Canarias, que provocaron una inmediata y sensible reducción de la navegación que llegaba a las islas.

Esta reducción en la navegación se generalizó cuando Alemania inició en febrero de 1917 la guerra submarina a ultranza. Con la campaña submarina a ultranza puesta en marcha por Alemania, el propio emplazamiento oceánico canario determinó entonces la disminución ─dramática para Canarias─ del interés económico con el que Gran Bretaña veía el archipiélago. No obstante, el mismo emplazamiento oceánico de Canarias mantuvo su interés estratégico, pues hacía a las islas susceptibles de utilización por los contendientes en la guerra naval, que podían encontrar en ellas de plena soberanía española.

facilidades para el suministro y las comunicaciones ─por cable y radiotelegráficas─ de las unidades desplegadas en el Atlántico.

Las operaciones navales alemanas en las cercanías de Canarias se derivaban de la importancia que el archipiélago tenía como enclave oceánico en las importantes rutas de Sudamérica y El Cabo. En la primera fase de la guerra, especialmente en los meses iniciales, las islas sirvieron de apoyo fundamental a los cruceros auxiliares alemanes que debían hacer la guerra al comercio atlántico. Posteriormente desempeñaron el papel de frontera cuando Alemania decidió la extensión de la guerra submarina.

Las unidades navales de Gran Bretaña en Canarias tenían la misión de proteger su tráfico marítimo y evitar la utilización del archipiélago por los cruceros y submarinos alemanes. Por otra parte, las condiciones y medios de defensa eran claramente insuficientes para hacer frente a los problemas e incidentes que suscitaba la presencia efectiva de las fuerzas navales en conflicto.
Asimismo, esto nos explica que la neutralidad española que se vio sometida a presiones, lo fue especialmente en relación con Canarias. De todo ello podemos concluir que Canarias fue el territorio español más conflictivo y que más preocupaciones ocasionó a la diplomacia hispana durante todo el desarrollo de la contienda, y en particular durante la fase de guerra submarina alemana, cuando el archipiélago constituyó reiteradamente uno de los puntos más delicados de la defensa y seguridad españolas, y ─ante las presiones aliadas─ de mayor compromiso para la política exterior de España.

Así que la guerra, desde su comienzo y hasta el final, delimitó en toda su amplitud los rasgos fundamentales que caracterizaron el perfil internacional del archipiélago en el período de expansión imperialista del capitalismo europeo: su revalorización estratégica y la consiguiente confluencia de intereses extranjeros que agravó su vulnerabilidad defensiva. De paso, la guerra nos mostró que este perfil internacional de Canarias era piedra de toque de las limitaciones, condicionantes y preocupaciones de la política exterior de España, de las fases de su neutralidad y de las presiones y conflictos a los que ésta se vio sometida”.

Finalizada la extensa y documentadísima ponencia se abre una interesante rueda de preguntas que dan lugar a las aclaraciones, puntualizaciones y conclusiones por parte del ponente, en referencia al tema tratado de interés general para todos los asistentes, como se comprobó, por tratarse de Canarias y la Primera Guerra Mundial, con ciertas aclaraciones que en manos de un investigador experto y especialista en el tema histórico que nos ocupa y, extraordinariamente expuesto para una mejor comprensión con proyecciones, mapas, fechas y una amplia información, desde los contenidos de acuerdos, tratados, conferencias, visitas, actuaciones de los protagonistas, desde el campo militar al civil, navegación de la Armada alemana en nuestras aguas, anécdotas, etc, relacionados con la posición de las Canarias en el Atlántico.

Ponencia del doctor Ponce Marrero en la que se pudieron esclarecer y recibir la información precisa, para entender el contexto de la importancia del protagonismo internacional que tuvieron las Islas Canarias en la Gran Guerra, originada por la confrontación diplomática y estratégica como elemento clave, a tener en cuenta por las potencias intervinientes en el gran conflicto bélico, la Gran Guerra. (Jesús Ruiz Mesa, 2014)

1920.

Carnavalito alegre/chisoa segura/si tu amor no te quiere/pa que te apuras

Los ímpetus eran otros en esos carnavales de antaño. Las ganas de parranda y algarabía que se acumulaban durante el año de espera entre festejo y festejo se desbordaban de alegría en apenas los tres días de carnaval, de domingo a martes. Este último era la jornada principal en el que no se trabajaba, momento de disfrazarse y salir con una parranda a visitar las casas en busca de lo que quieran dar pa animar la parranda. Se utilizaba lo que se tenía a mano, las disponibilidades no eran abundantes, escaseaba hasta lo imprescindible, se preparaban sombreros con flores de colores y vergas de los cultivos de los tomates, trajes de retales de ropa vieja y de papeles de colores, las caras pintadas o simplemente tiznadas y donde la máscara no tenía mucha relevancia.

Algunas costumbres olvidadas se practicaban con buen humor; lanzarse polvos talcos por la calle, solos o mezclados con harina, o simplemente harina que era más asequible y más barata; vaciar huevos y rellenar las cáscaras con flores y papelitos de colores para luego arrojarlas; embadurnarse las manos con restos del carbón o del hollín del fuego de leña de la cocina, para tiznarle la cara al que encontraban por la calle; o robar gallinas a cualquier vecino para hacer caldo con el que brindar a todo el mundo, incluyendo a sus propietarios que se enteraban con posterioridad que la gallina era suya. Días de fiesta, de trasgresión, de liberar tensiones, y sobre todo de hospitalidad. En cada casa se dispensaba a los visitantes según sus disponibilidades, siempre había alguna cosita sobre la mesa con que invitar. Y que no faltasen la carne cochino, el pescado frito, las rebanadas y los chochos. Y estos últimos que fueran de nuestras medianías, los más deseados, los de La Escalona o los de los Llanos de Trevejos. 

En Los Cristianos se festejaba los carnavales tres días, domingo, lunes y martes, días de cambiar de aspecto y de sexo, como narró Encarnación Alayón Melo, se vestían de mujeres, los hombres de mujeres, casi siempre cambiarse, y después cada uno hacía la machangada que le parecía, unos se vestían de monos, otros se vestían de marinos, otros pescaban, me acuerdo de otros lo hacían de ciegos, me acuerdo de Pedro Melo, era el que los guiaba, de Juan Bariajo me acuerdo, los otros dos no me acuerdo, no se si era Miguel el Chasnero, y tocaban y cantaban y después iban a otro sitio. Otros salían con una caña y compraban, entonces lo más que había era manices y cosas así, eso era la carnada que tiraban, y a los muchachos chicos le tiraban un puñado de manices y con la caña de pescar, y los muchachos chicos se volvían locos en el suelo.

Las parrandas y los bailes estaban por doquier, de Buzanada y sus alrededores tenemos la referencia de Encarnación García Toledo, los carnavales haber si había un papel, de colores, y si la que tenía una sábana, porque no teníamos nada. Una viejita que estaba en esta calle, al lado de esta casa, si nos prestaba una sabana le metíamos aquello aquí y la doblábamos y unos papeles alrededor y aquello era el traje de los carnavales. Se iba a parrandear bajo el son de tocadores como José González o Antonio González García; y cada uno tocaba un rato y díamos de aquí a Cabo Blanco con esa parranda y de aquí Aldea, caminando por áhi padentro con esa parranda y volvíamos pafuera. En Buzanada sobresalía la alegría de Carmen Cabeza, que estaba en todos los saraos, tanto en carnavales como en San Juan, que improvisaba versos con suma facilidad, tal como recuerda María García Sierra, Cha Carmen Cabeza la más que cantaba, se ponía cosas viejas en la cabeza, una vez pasó por ahí y le cantó a mi madre: Dichosa de seña Leonisa/ que le queda esa florita/ y yo no tengo ninguna/ que ya me quedé solita. O aquel en el que solicita que no paré la diversión; Silencio pido señores/ que dure el baile hasta el día/ porque mi José me dijo/ que hasta otro año no volvía.

Referencias a Cabo Blanco nos trae el comentario de María Luisa Reverón Alayón, íbamos de aquí, las parrandas a Aldea, vestidas con unas mantas, otras veces con unas sabanas, con papeles, que poníamos las flores de papeles y pegadas a las sabanas, de medio parriba eran unos paños que se usaban antes unos cojines en las camas, uno por delante y otros potrás, y muy guapas, y un sombrero, yo siempre tenía un sombrero.

La alegría de las parrandas y de los parranderos dieron lugar a un alegre apodo de los hermanos Benito, en 1920 estaba censado en Los Ancones, Arona, y Domingo Fumero González, conocidos por Jaramago y Carnaval, y que heredaron sus familiares. Y a otras múltiples anécdotas como la de cierto cabrero que por irse a festejarlos a Vilaflor dejó las cabras encerradas durante tres días.   

En el Valle de San Lorenzo había un barrio donde estas fiestas tenía relevancia especial: Llano Mora, sobre todo en los años treinta y cuarenta. María Luisa Hernández Reverón, quien en esos años, confeccionaba caretas de tela con agujeros en los ojos y boca, y atados a la cabeza, nos cuenta como se sentían esas fiestas: Antes los carnavales eran Llano Mora arriba, Llano Mora abajo, parrandas de abajo y de arriba abajo, y después se empezó a darle la vuelta al Valle, pasaban por La Hoya, por El Pinito, por Llano Mora, por La Cabezada. Tocando y cantando, y caminando, y en los ventorrillos se paraban a beber. Empezaban el domingo, lunes, pero el día grande era el martes. Todavía al final de los años cuarenta se juntaban esas parrandas en Llano Mora, María Luisa Hernández Reverón nos contó un cantar de su abuela María Tacoronte Reverón: Carnavalito alegre/ chispa segura/ si tu amor no te quiere/ pa que te apuras. (Marcos Brito, 2014)

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