lunes, 30 de junio de 2014

EMEEETERIO GUTIERRIEZ ALBELO





1969 agosto 8.


Muere en Santa Cruz de Tenerife, Emeterio Gutiérrez Albelo, poeta.

 Emeterio Gutiérrez Albelo nació el 17 de agosto de 1904, aunque él mantuvo en toda ocasión la fecha de 20 de agosto de 1905, en Icod de los Vinos (Tenerife). Su vocación literaria quizá no estuviera alejada de la actividad periodística de su padre. Se entregó en cuerpo y alma a la literatura, a la poesía, y a su esmerada transmisión en las principales revistas de Canarias, desde la década de 1920 hasta su fallecimiento el 6 de agosto de 1969. Colaboró en el periódico La Comarca, o en el que dirigía su padre Gaceta de Tenerife, también en Alba, «la revista cubana de Cienfuegos». Luego vendría la etapa de la revista Hespérides, período en el que conecta con los poetas del posregionalismo y del modernismo retardatario insular así como con otros jóvenes escritores: Eduardo Westerdahl, que era el redactor jefe, Pedro García Cabrera o Domingo Pérez Minik. De las revistas de la vanguardia insular, es la La Rosa de los Vientos en la que se siente más «cómodo» y afín a sus ideólogos, aunque desempeñó más tarde un buen papel en Gaceta de Arte desde que entró en la redacción al sustituir a José Arozena, hasta el punto que, recompensado al fin y al cabo, sus dos mejores libros de poemas verán la luz en las ediciones Gaceta de Arte: Romanticismo y cuenta nueva en noviembre de 1933 y Enigma del invitado en junio de 1936.

    Sus primeras composiciones de cierto interés, con influencias románticas y neomodernistas, datan de 1924, A esto une el joven Gutiérrez Albelo un sentido precoz de la corrección y del pulimiento, a la par que una gran esponjosidad de tendencias y un cierto sentido de la autocrítica.

    Ya Agustín Espinosa en Gaceta Literaria de 5 de agosto de 1930 destacó la claridad que emana del primer libro de Gutiérrez Albelo, Campanario de la Primavera (1930),  la novedad expresiva y el impulso juvenil que la acompañan, pero también acentúa la voluntad de contemporaneidad del joven poeta. Otros rasgos que sitúan esta obra en el camino de la renovación expresiva lo constituyen la fragmentación del discurso, el alejamiento del orden lógico de la frase, las nominalizaciones, alteraciones semánticas. E. Rodríguez Abad estudia con detenimiento los tipos de metáforas que aparecen en este primer libro del poeta icodense. La crítica ha destacado en esta obra procedimientos asociados a la grueguería de Ramón Gómez de la Serna. Si Domingo Pérez Minik en su Antología de la poesía canaria (1952) se refería a la poesía albeliana de antes de 1936 como notable y rica en el conjunto de su producción, Agustín Espinosa saluda el carácter personal de la musa de Gutiérrez Albelo en la recensión de Campanario en El Heraldo de Madrid de 2 de abril de 1931 y la crítica peninsular se hace eco de su publicación. Juan Barceló Jiménez, ya en 1960, calificaba Campanario como una muestra del «sabor y las luces de la poesía del sur», algo que ya había precisado A. Espinosa junto con la definición de Gutiérrez Albelo como un poeta de tierra, aunque el mar, que sí aparece en Campanario, «es un mar decorativo, que ilustra la tierra», lo que lo diferencia de Pedro García Cabrera.

    Agustín Espinosa –guía de los vanguardistas canarios y, desde luego, de Gutiérrez Albelo– define Romanticismo y cuenta nueva como «Un libro en el que lo subconsciente impone su nueva magia y su mágico signo», un libro, podría decirse, que en gran medida encaja en los presupuestos bretonianos del surrealismo. Si atendemos a la cronología del movimiento de A. Breton en Canarias, habría que ubicar Romanticismo en un surrealismo incipiente hacia su plenitud en 1934 y desde este año hasta 1936, fecha en que Gutiérrez Albelo publica Enigma del Invitado, expresión del surrealismo pleno, en sus variantes revulsiva, onírica y sangrienta. Es un poema constituido por 26 fragmentos, cuyo argumento (para algunos estudiosos) caótico integra el relato de un desplazamiento circular mediante el cual el protagonista –según piensa otro sector de la crítica– pasa por las fases de saberse oprimido, liberado, castigado y vuelto al punto inicial.

Ya en la posguerra, transcurren ocho años hasta la aparición de un nuevo libro, aunque ya en 1941 publica en alguna revista. Muchas cosas cambian en España en este intervalo de tiempo. También en el poeta. En 1944 aparece su cuarto libro, titulado Cristo de Tacoronte. Como explica Joaquín Artiles, esta obra significa un cambio de estética, una concesión a la poesía de la España ganadora, frente a la dolorida de los poetas vencidos en la contienda.

Es un libro de sorprendente religiosidad, de arrepentimiento y conversión en el que se aúnan el sentimiento profundo de la naturaleza y un hondo instinto de salvación. Sobre él hablaron en su momento Félix Casanova de Ayala, y más tarde José Antonio Pérez Regalado.

    Gutiérrez Albelo publica otras dos obras más de tema exclusivamente religioso: Los Milagros (1951) y Apuntes para una vida de Cristo (1969). Otros dos libros completan la relación de lo que publicó en vida: Los blancos pies en tierra (1951), colección de «sonetos de la Novia Poesía» con el que obtuvo el premio regional de poesía "Tomás Morales", de la Asociación de la Prensa de Las Palmas. Geocanción de España (1964) es un poemario descriptivo con el que nos invita a hacer una «Viaje por la piel de la Patria».
    Finalmente, a todos los títulos anteriores hay que sumar cinco obras póstumas: Antología poética (1969), Poesía última (1970), El rincón de la amistad (1971), Tenerife y el mar (1973) y Las alas del tiempo (1974). 

Gutiérrez Albelo se interesó durante toda su vida por escritores nacionales como extranjeros; también le atrajo la pintura de los vanguardistas (Spies, Ángeles Santos, Maruja Mallo, Juan Ismael.., sin olvidar su amistad con Óscar Domínguez), Las Influencias musicales son también notables en su obra, pues es sabido su gusto por los compositores barrocos y sobre todo por Wagner.
    Colaboró en innúmeras revistas literarias y de arte desde 1935 (Isla) hasta fechas cercanas a su fallecimiento, el 6 de agosto de 1969. Fue redactor de Gaceta de Arte (1932-1936) y de Mensaje, (1945-1946), y fundador y director hasta su muerte de la revista Gánigo (1953-1969).

    Domingo Pérez Minik nos ha dejado una definición completa del quehacer poético y del perfil humano, contradictorio, de E. Gutiérrez Albelo: « Ni la poesía, ni la vida, ni la trascendente actitud de Emeterio Gutierrez Albelo son fáciles de exponer, explicar y entender. Fue un poeta hecho y derecho, a veces malparado, en otras ocasiones de pobre manera comprendido, con su conversión a cuestas. Sólo se comprometía con su propia independencia, puesta a prueba en cualquier instante de modo muy bélico».

Significación y alcance de la obra de Emeterio Gutiérrez Albelo

    Emeterio Gutiérrez Albelo es expresión de la conciencia crítica de la cultura en las décadas de 1920 y 1930, así como de la cohesión generacional que A. Sánchez Robayna ha observado en los escritores de las vanguardias en Canarias. A partir de 1936 se puede rastrear en el poeta una línea de continuidad de los hallazgos expresivos de su etapa vanguardista que convive con formas y contenidos formales de cada momento histórico: el soneto, la religiosidad, la mirada alegre aunque ya no joven, etc.

    En Campanario muestra el crepúsculo como herencia romántica, la mirada del campo y de la ciudad a la luz de las estrellas o del alumbrado eléctrico. Junto a esto, está presente la mirada del mundo natural. La crítica ha señalado la influencia de Juan Ramón Jiménez, aunque hay otras: Antonio Machado, León Felipe y el grupo del 27, o las revistas insulares La Rosa de los Vientos o Cartones (1930).

    En Romanticismo, el contraste entre clasicismo y romanticismo queda expreso en la fijación de los objetos inanimados. Además de las parodias religiosas, dos temas literarios aparecen íntimamente unidos: el del cinematógrafo y el de la mujer.

    La crítica y la parodia a la religión ascienden de intensidad en su obra más importante, Enigma del Invitado. En los fragmentos 6, 7 y 23 puede observarse ese doble procedimiento alusivo a Cristo, a los apóstoles, etc., típico del surrealismo. No obstante la crítica actual mantiene posiciones y matices críticos sobre éste y otros aspectos de la obra de Gutiérrez Albelo.
iObra de Emeterio Gutiérrez Albelo
Su primera obra fue La fuente de Juvencio (1925), que nunca llegó a publicarse.
En 1930 publica su primer trabajo Campanario de Primavera. Años más tardes, y sufriendo un giro rotundo su obra, escribe dos obras más que constituyen las dos máximas expresiones del surrealismo poético canario: Romanticismo y cuenta nueva (1933) y Enigma del invitado (1936).
Tras un noviazgo de unos pocos años contrajo matrimonio con Donatila Atienza Fumero el 15 de agosto de 1936, con la que tuvo tres hijas: Ana Rosa, Mercedes y Carmen Paz.

Transcurren ocho años hasta una nueva publicación de Gutiérrez Albelo, sufriendo su obra un cambio hacia lo religioso, publicando tres obras que hacen referencia a este tema: Cristo de Tacoronte, 1944, Los Milagros, 1951, Apuntes para una vida de Cristo, 1969.

En ese periodo de tiempo, y hasta su muerte, escribe dos títulos más que completan su obra publicada en vida del escritor: Los blancos pies en tierra, 1951. (Premio Regional de poesía Tomás Morales de la Asociación de la Prensa de Las Palmas) y Geocanción de España, 1964.

A lo largo de su vida, colaboró en la prensa de Canarias y en revistas de toda España y América. Fue redactor de Gaceta de Arte (1932-1936) y de Mensaje (1945-1946), y creó y dirigió hasta su muerte la revista Gánigo (1953-1969).
El 8 de agosto de 1969 muere en Santa Cruz de Tenerife, pero sus restos reposan en el cementerio de su pueblo natal, Icod de los Vinos.

Tras la muerte del escritor se publicaron cinco obras más:

Antología poética, 1969, Poesía última, 1970, El rincón de la amistad, 1971, Tenerife y el mar, 1973, Las alas del tiempo, 1974.
Obras más destacadas
Obras más destacadas

el poeta y su contexto  vol1  vol2  El Cristo de Tacoronte
Obras más destacadas
1930 Campanario de primavera.
1933 Romanticismo y cuenta nueva.
1936 Enigma del invitado.
Bibliografía esencial
CASTELLS, I., Un “chaleco de fantasía” (1930-1936): La poesía de Emeterio Gutiérrez Albelo. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria.
DORTA, A., Cara y cruz de Gutiérrez Albelo. La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 22-2-1934.
ESPINOSA, A., Campanario de la primavera, La Gaceta Literaria, núm. 88, 15-8-1930.
ESPINOSA, A., Poesía atlántica: EGA: CDLP, 1930, Heraldo de Madrid, 2-4-1931.
GARCÍA CABRERA, P., Romanticismo y cuenta nueva, Obras completas, Tomo IV, Consejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, 1987.
Biografía
20/8/1905 Icod de los Vinos, norte de Tenerife.
6/8/1969 Santa Cruz de Tenerife.
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1925 Escribe La fuente de Juvencio (inédito).
1930 Publica Campanario de la primavera.
1932-1936 Es redactor de
la prestigiosa revista “Gaceta de Arte”.
1933 Ve la luz Romanticismo y cuenta nueva editada por la revista de vanguardia “Gaceta de Arte”.
1936 Se publica, también editado por “Gaceta de Arte”, su libro Enigma del invitado.
1944 Los cambios sociales que se suceden en España afectan a su vida y su obra y, tras un giro radical en su poética, da a las prensas Cristo de Tacoronte.
1945-1946 Es redactor de la revista “Mensaje”.
1953-1969 Es fundador y director de la revista “Gánigo”.
1988 Tras su muerte se publican algunas obras como Poemas surrealistas y otros textos dispersos (1929-1936), recopilación e introducción de Andrés Sánchez Robayna y Dos poemas surrealistas (1992), presentación de Andrés Sánchez Robayna.



CAMPANARIO...

¡Campanario!:
también en mi corazón
alguien está repicando.
Amapolitas, violetas,
madreselvas y geranios,
¿hasta vosotros no llega
mi corazón dilatado?
Todo vestido de risas,
saltando,
-¡como un chiquillo!—
se me ha ido por el campo…
[Campanario de la Primavera, 1930]




LA VENUS APUNTALADA
A Carlos Pestana
Ni tus ojos enormes, de paraíso y de aquelarre,
que, de repente, se encogieron
detrás del garabato de los impertinentes.
Ni tus tacones inseguros de oca enferma.
Ni tu pulmón izquierdo, blando pichón acribillado
por las descargas más crueles.
Ni tu extirpado riñón que subió al cielo,
y está sentado a la diestra de la luna.
Nada. Nada. Tan solo
el cartel gritador de las mil libras,
el cartel afrentoso del triunfo.
Y el ladrar de los canes macilentos
en pos de epitalámicos faldones...
Eso sólo.
Eso sólo, Dios mío,
me hizo huir —de espaldas—
en angustioso velocípedo.
[Romanticismo y cuenta nueva, 1933]




ÁRBOL
Si no fuera poeta, yo quisiera ser árbol—,
dije un día, en mis versos.
(El tajón, en
el suelo;
y la frente,
en el cielo...)
Y tú sabes —oh campo—
que para ti no he sido sino eso:
árbol.
Árbol atornillado en tu terreno.
Árbol que cada día va creciendo y creciendo,
con la ambición de que en sus ramas altas,
bajen a hacer su nido los luceros.
[Cristo de Tacoronte, 1944]
5/ Inútil otra cosa. Siempre, siempre,
el sistema de huesos.
Y yo, con goma y seda,
Recubriéndolo.
Mis ojos —rayos X—, solamente,
sabían el secreto.
Y, entre tanto, sobre mi cabeza,
pendía el esqueleto
de una sardina, larga, inverosímil,
atada de un cabello.
  
6/ Un ángel se estiró sobre la mesa,
aleteando, trémulo.
Y yo titubeaba
para recomponerlo.
Unos chorros de añil
salpicaron mi bata de cirujano inepto.
Mientras me espoleaba
un impulso secreto
de maniobrar más torpemente aún
de lo que yo sabía hacerlo.
Con aquellas tijeras,
largas, de peluquero.
Y, entre gritos celestes de ave única,
torcerle el pie derecho.
Lo dejé paticojo, desplumado.
A la caza angustiosa del regreso,
que se retardaría
yo no sé cuánto tiempo.
Y en un cubo
de hielo
fui arrojando
los algodones del remordimiento.
Sin presentir la burla —inminente, monstruosa—
del anunciado premio.
  
7/ Con qué lívido esfuerzo.
Con qué nervioso látigo,
pude lanzarlo —león rojo—, adentro.
Y, entre qué laberintos de barrotes,
salvar al pájaro del sueño.
Al acabar, un cielo
de palmas delirantes,
de silbos y denuestos,
se derrumbó sobre mis hombros,
en un batánico jaleo.
Sin reverencia y sin visado,
me disparé corriendo.
Con los bolsillos
tan repletos
que estallaron
en un rodar de gritos por el suelo.
Al levantarme, un arlequín de hierro,
de un salto, cabalgó sobre mi espalda.
Con sus espuelas de picudos cuervos.
Con su fusta de pólvora.
De vinagre y de hielo.
(Raudales de monedas
derramaban
mis ojos de asno enfermo.) 
[Enigma del Invitado, 1936]

Obras de Emeterio Gutiérrez Albelo:
Campanario de la Primavera, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones de Hespérides, 1930; Romanticismo y cuenta nueva, Santa Cruz de Tenerife, Ediciones de Gaceta de Arte, Circulo de Bellas Artes Tenerife, 1933; Enigma del invitado, Isla de Tenerife, Gaceta de Arte, 1936; Cristo de Tacoronte. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Estudios Canarios.Colección Retama, vol. 1 1ª ed. 1944; 2ª ed. 1947; Los Blancos pies en Tierra. Isla de Tenerife 1951; Los Milagros, Aula de Cultura de Tenerife, núm. 1. 1951. [Les Pieds blancs á Terre (Fragments). Recrétion poétique due á Henri de Lescoët. Profils poétiques des Pay Latins. Paris. Nice 1960]; Geocanción de España. Editora Nacional, Madrid, 1964; Poemas. Papeles de Son Armadans, Mallorca, 1965; Apuntes para una vida de Cristo. Editora Nacional. Colección "Poesía"; E. Gutiérrez Albelo. Versos escogidos (1922-1969), Miguel Melián García (ed.), Tenerife, Ayuntamiento de Icod, 1995; Emeterio Gutiérrez Albelo. Las alas del tiempo, Santa Cruz de Tenerife, 1974.
Bibliografía:
ÁLVAREZ CRUZ, Luis, Luis Álvarez Cruz. Cien años de un periodista, Manuela y Olga Álvarez (eds.), Santa Cruz de Tenerife, Tauro Producciones, 2004; ARTILES, J., Y J. QUINTANA, Historia de la literartura Canaria, Las Palmas de Gran Canaria,  Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas, 1978; BÁEZ, Domingo, «Enigma de Albelo», Revista literaria de ciencia y cultura 2-C, en La Opinión (Santa Cruz de Tenerife), 8, 15, 22 y 29 de octubre, 5, 12 y 19  de noviembre, 10, 17 y 31 de diciembre 2005, 21 de enero de 2006; BARCELÓ JIMÉNEZ, J: Gutiérrez Albelo y la actual poesía Canaria, Santa Cruz de Tenerife, Aula de Cultura, 1960; CASTELLS, I: «Un chaleco de fantasía, (1930-1936): La poesía de Emeterio Gutiérrez Albelo,  Las Palmas de Gran Canaria, Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 1993; CRUZ, Jacqueline, Marginalidad y subversión: Emeterio Gutiérrez Albelo y la vanguardia canaria, Santa Cruz de Tenerife, Caja General de Ahorros, 1995; DORTA, A: Cara y cruz de Gutiérrez Albelo, La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 22 de febrero de 1934; ESPINOSA, A: «Campanarios de la primavera»,  La Gaceta Literaria, Madrid, núm. 88 (15 de agosto de 1930). [Recogido en A. Espinosa, Textos (1927-1936), ed. de A. Armas Ayala y M. Pérez Corrales, Santa Cruz de Tenerife,  Aula de Cultura, 1980, pp. 61-63.];  ESPINOSA, A, Poesía Atlántica: EGA: CDLP, 1930, Heraldo de Madrid, 2-4-1931, y en Textos (1927-1936), pp. 94-95; ESPINOSA, A, «Tiento y análisis de “Romanticismo y cuenta nueva”», de Gutiérrez Albelo. La Prensa, 3-3-1934 y en Textos (1927-1934), 1980, pags. 243-246; ESPINOSA, A, «Invitación al enigma. E. Gutiérrez Albelo, otro “poète perdu”», Avisos de Cultura, Diario de Avisos, Santa Cruz de Tenerife, 1 de agosto de 1981. [Recogido en M. Pérez Corrales, Agustín Espinosa, entre el mito y el sueño, vol. II, Las Palmas de Gran Canaria, 1986, pp. 734-743.]; FERIA, R., «Un libro de Emeterio Gutiérrez Albelo», La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 30 de diciembre de 1933; GARCÍA CABRERA, P., «Romanticismo y cuenta nueva». En Avance, Gran Canaria, 30-5-1934, y en Obras completas, preparadas bajo la dirección de Sebastián de la Nuez Caballero con la colaboración de Rafael Fernández y Nilo Palenzuela. Ed. de R. Fernández. Consejería de Cultura y Deportes. Gobierno Autónomo de Canarias, 1987. Tomo IV, pags. 249-250; LEÓN, F., «Gutiérrez Albelo: Crear un nuevo paisaje», Pedro García Cabrera, Emeterio Gutiérrez Albelo: dos poetas en su centenario, La Laguna, Biblioteca de la Universidad de La Laguna, 2005, pp. 59-72; LÓPEZ TORRES; D., «Dos libros de auténtica poesía». La Tarde, 19-12-1934; LORENZO-CÁCERES, A.  «Sobre Campanario de la Primavera». La Tarde, 12-8-1930; MELIÁN GARCÍA, M., «En el undécimo aniversario de su muerte. Emeterio Gutiérrez Albelo, un poeta en el recuerdo». El Día, 8-8-1980; MELIÁN GARCÍA, M., «ACERCAMIENTO A LA VIDA Y A LA OBRA DE EMETERIO GUTIÉRREZ ALBELO», en E. Gutiérrez Albelo. Cristo de Tacoronte, La Laguna (Tenerife), 2000; MELIÁN GARCÍA, M. (ed.), E. Gutiérrez Albelo. La razón de mi vida, Biblioteca del Centenario, Santa Cruz de Tenerife, Editorial Idea, 2005; MILLARES, A., e. a.,  Canarias, siglo XX. Edirca, Las Palmas de Gran Canaria, 1983. Pp. 114 y 119-121; MORRIS, C.B.,  Surrelism and Spain (1920-1936), Cambridge University Press, 1973; OLANO, R. [M. PÉREZ CORRALES], «La poesía surrealista de Gutiérrez Albelo», en Jornada,  Jornada literaria, núm. 154, 5-5-1984, y núm. 157, 26-5-1984; PALENZUELA, N., «Emeterio Gutiérrez Albelo: razón y surrealidad», , en Jornada, Jornada literaria, núm. 154, 5-5-1954; PÉREZ CORRALES; M., «Historia documental del surrealismo en Canarias». En Homenaje a Alfonso Trujillo, Santa Cruz de Tenerife, 1982, pp. 667-741; PÉREZ CORRALES, M, Agustín Espinosa , entre el mito y el sueño. Vols. I y II. Las Palmas de Gran Canaria, 1986; PÉREZ MINIK, D., Antología de la poesía canaria. I. Tenerife. Goya- Ediciones, 1952. Pp. 294-310;
PÉREZ MINIK, D., Facción española surrealista de Tenerife, Barcelona, Tusquets Editores, 1975, pp. 137-147; SÁNCHEZ ROBAYNA, A.., Museo Atlántico. Antología de la poesía canaria, Santa Cruz de Tenerife, Interinsular Canaria, 1983; SÁNCHEZ ROBAYNA, A.., Poemas surrealistas y otros textos dispersos (1929-1936). Recopilación e introducción de Andrés Sánchez Robayna. Universidad de La Laguna. Instituto de Estudios Canarios. Núm. 9. Islas Canarias, 1988; SÁNCHEZ ROBAYNA, A., Dos poemas surrealistas. Presentación de Andrés Sánchez Robayna. Colección Textos del invitado, núm. 1, Edf. Equipo Nueva Gráfica, Isla de Tenerife, 1992; SÁNCHEZ ROBAYNA, A., «Para la historia de una aventura: las vanguardias históricas», en A. Sánchez Robayna (ed.), Canarias: las vanguardias históricas, Las Palmas de Gran Canaria, C.A.A.M., 1992; SANTANA, L., Modernismo y Vanguardia en la literatura canaria, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Edirca, 1987, pp. 501-527; VALBUENA PRAT, A.,  Historia de la Literatura Española. Gustavo Gili, 1960. Tomo III, p. 752; VALBUENA PRAT, A.,  Historia de poesía canaria. I. Universidad de Barcelona, Seminario de Estudios Hispánicos, Barcelona, 1978.
7. GUTIÉRREZ ALBELO, Emeterio (Icod, Tenerife, 1904- Santa cruz de Tenerife, 1969)

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