martes, 24 de junio de 2014

EFEMERIDES DE LA NACION CAMNARIA









UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1921-1930



CAPITULO-VIII




                                Eduardo Pedro García Rodríguez

1923 septiembre 19.

Casimiro Díaz Hernández, entre la agricultura y la cabrería.

Nace en Trevejos, Vilaflor, el 19 de septiembre de 1923, donde sus padres María Hernández Tacoronte y Martín Díaz Tavío trabajaban de medianeros y cuidando un ranchito cabras. Su infancia transcurrió en la Mesa de Túnez, Arona, y como casi todos los niños de la época, y de la zona donde les tocó vivir, la escuela fue su gran desconocida, apenas asistió a la Escuela Pública de Arona. Su pizarra fue, en muchas ocasiones, una penca, le quitaba los picos, no la podía raspar nada, porque si no la borraba, no escribía después; le quitaba los piquitos con la mano y la iba aquellando y después con el pincho rayaba y que da la letra, ahora si la barre no porque la rayo toda y ya se jodió.

En la Mesa de Túnez pasó su adolescencia y le llegó su madurez trabajando de todo lo que surgiera: carretera general del Sur, la C-822, entre Granadilla y La Centinela. Carretera de Vilaflor a Las Cañadas. Plantación de parras. Construcción de paredes o de una era; y un largo elenco de tareas relacionadas con la agricultura de secano o el transporte de pinillo y retama desde la cumbre a las medianías y a la costa, ganaba cinco duros por cada viaje que daba. Uno diario, a través del camino que partiendo de La Escalona pasaba por Los Quemados, La Cabezada, la Hoyita Abreu, Llanos de Trevejos, Boca del Cascajo, la Montaña la Vica o por la Majaita, por el Atajo, la Cruz de la Niña, la Montaña de las Lajas, hasta entrar a las Cañadas por Boca Tauce.
En 1943 se casó con María Pérez Toledo, en la Parroquia de San Pedro en Vilaflor. Los hijos fueron llegando, al año siguiente de la boda, María; Virgilio, en 1948; Francisco, en 1950; Pedro, en 1952; Andrés, en 1954; y Lucía, en 1956. Vivió en La Escalona hasta que en 1950 se traslada a Aponte, Adeje, como medianero y a cuidar una manada de cabras, su primera cabrería. Aquí llegó, como nos relata, en septiembre, en plenas fiestas de La Quinta. En esta zona fija su residencia definitiva, son años de dedicación a la agricultura y al cuidado de las cabras. Pasó por Los Llanos, por La Quinta, hasta que se construyó su casa en La Asomadita, en Taucho.

Su amor por estos animales lo muestra en algunos comentarios: hoy no hay cabreros, hoy no porque eso no son cabreros, no saben ordeñar, si las sueltan no saben cuidarlas. También cuando cuenta sus preferencias por cómo le gusta que sea el ganado: `porque lo bonito es bonito en todos lados. Que sean bonitas de cuerpo, de tipo, si son buenas de leche también, por qué no, porque den una cuarta menos de leche no tiene que ver. Si usted quiere tener un ganado bonito, cabras bonitas que sean bonitas de tipo, de cuerno, levantaditos, bien hechitas de ubre y recogiditas parriba las tetas. O en el momento que narra las motivaciones de cada cabrero para denominar a cada uno de los animales que componen la manada. Cómo no y entonces cómo cree usted, tiene un pueblo sin nombre. Todas las cabras tenían nombres, ¿hay persona que no tengan nombre?. No había una cabra que no tuviera nombre, llegaba al corral y miraba y fulana, ¿dónde está?.

Estos nombres se ponen por una larga lista de motivaciones, eso depende, el color de la cabra, otras veces se lo ponía uno por la mala idea de la cabra, o por la cosa de la cabra le ponía el nombre y los colores. Ejemplos numerosísimos que Casimiro enumera con pasión, con amor, y que sobre todo se ponían por la disposición de sus colores, como `La Fore, le decíamos nosotros, con el fondo canelo y lunares blancas. La del fondo negro y lunares blancos, berrenda´. Por su procedencia, Regalaá: porque me la regalaron. Tuve tres cabras Regalaás. Una me la regaló el del correo, otra me la regaló un gomero que está allí abajo por los Menores, chiquita. Y otra, esa si la crié yo, la madre era aquella que yo le digo La Mosquita, le llamaba yo también La Regalaá´. O por el tipo de sus cuernos, por sólo aportar unas ligeras pinceladas, La Cierva, si tiene los cuernos más empinaditos.
Casimiro ha sido un gran observador, un extraordinario escuchante, que ha tenido que buscar remedios para los males de su ganado. Unas veces poniendo en práctica consejos dados y otras muchas de las veces por pura intuición, pero siempre buscando soluciones. Y qué es lo que pasa, se muere, sea una persona, sea un animal, se muere ¿no?, pues que se muera de una vez, vamos a hacerle esto, si escapa, escapa, y si no …
Por sus manos han pasado cabras a las que ha habido que tratarlas con los remedios que tenía a mano, como la tetera o manquera, una inflamación de las ubres, y que en muchas de sus maneras de mostrarse es mortal. Y para la que solía utilizar, aplicándole a la ubre, el zumo pitera, la leche tabaiba o el aceite caliente.

Cada enfermedad tenía su remedio, como la bojera, en los besos se le ponían que daban miedo, la matábamos con sal y vinagre. El garrotejo es como decir en nosotros el tétano, se quedaban engarrotadas, se quedaba yerta y no se echaba y se quedaba yerta, hasta que el animal se caía al suelo con las patas tiesas así y velando. La tontina, con la cual el animal `se ponía borracho, metía la cabeza en un bujero y así lo llevaba velando y velando, tampoco le conseguí remedio, se morían.

Para las cagaleras algunas veces no había remedio, había alguna que se moría. Por qué era eso. Empezaba una canalera negra, yo llegué a escapar algunas pero otras se me morían, caminando se iba yendo. Si a los tres días no se le quitaba era mala quitar. Yo llegué a usar café. Y otras veces le amarraba el rabo con una tira fuerte y también se les paraba.    

A ayudar a las cabras a parir cuando surgía algún contratiempo lo aprendió con la experiencia que aporta la necesidad, o como él dice: `por las buenas´. Y en algunos momentos se interviene para salvar a la cabra, porque ya no hay remedio para la cría. Incluso intervino en dos ocasiones en partos de mujeres, porque no había otro remedio, aislados en algunos momentos y sin comadronas ni médicos había que intentarlo, `que la gente era tímida, veía una cosa así y parece que sentía tocarlas con las manos´.
Para el mal de ojo nunca utilizó el recurso de colocarles un trapo rojo. Yo oía también decir que cuando salían los animales de la casa, o antes de salir, decían tres veces: Mira pa la cumbre/Mira pa la mar/ Soplale pol culo/Y dejalas estar.

No se ha caracterizado por tener manadas con muchos animales, al realizar el recuento se hace contando las cabras que dan leche, se cuentan las cabras grandes, de un año pa bajo no se cuentan, solo las cabras grandes, cuando tiene el año sí. En Aponte llegué a tener veinticinco, tenía poquitas. En La Quinta unas sesenta, setenta y en Los Llanos llegué a tener cuarenta. Para cubrir este número de animales con un macho bastaba, macho que sirva, salvo cuando las tenía en La Quinta para las que necesitaba dos machos. Cuando ya tenían cinco, seis, siete años cambiaba el macho, si me daba buenas cabras si no pues lo cambiaba ahí mismo, fuera.

Con este hombre de campo, de tierra adentro, conocedor de todas las vicisitudes necesarias para la supervivencia en años difíciles, se ha aprendido cada uno de los pasos necesarios en cada una de las esas múltiples labores. Como cuando relató las tareas necesarias para llevar el cereal desde la tierra hasta la mesa; o los recursos y aprovechamiento de las cabras; sobre todo la elaboración del queso, práctica que realizaba su mujer, María Pérez Toledo, con esa sabiduría que dan los años.

Y aquí nos queda, por más que nos dejara en julio de 2013. Quedan sus recuerdos, su vitalidad, su sabiduría aprendida con los años, los que le aportaron la erudición, con la que fue llenando el zurrón de su vida: Después de viejo si ha aprendido mucho. (Marcos Brito, 2013)

1923 Septiembre 21.
El Ministerio de Fomento español, pidió la entrega del Castillo de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria a la Junta de Obras de los Puertos de la Luz y de Las Palmas y por R.O. del Ministerio de la Guerra de 31 de Julio de 1924 se accede en principio a dicha petición, pero disponiéndose no se efectúe la entrega del inmueble y terrenos anexos de 12.800 metros cuadrados hasta tanto que la mencionada Junta tenga proyectos aprobados y en vías de ejecución en su emplazamiento, debiendo llevarse a cabo en su día la referida entrega con las formalidades reglamentarias.

1923 noviembre 17.
El periódico La Información órgano de la burguesía reaccionaria y españolista en La Laguna-Tenerife recoge: “Esta actitud se acom­paña de un creciente protagonismo del modelo instaurado por Mussolini, conocido di­rectamente por el rey Alfonso xiii y Primo de Rivera en su visita a Italia en el mes de noviembre.

1924. José Guerra Zerpa y José Cabrera Díaz, funda en La Habana (Cuba) el Partido Nacionalista Canario ( PNC ).

1924. Francisco Tarajano Pérez nace en Ingenio, Tamaránt (Gran Canaria) un 15 de mayo. Desde los veinte años de edad se dedica a la enseñanza en diversos colegios de su isla natal y en Chinet (Tenerife). En 1955, figura como profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de La Laguna.

Un año después emigra a Venezuela, país en el que continúa su labor docente durante dieciséis años, además de publicar siete libros didácticos. En 1972 regresa a Canarias, donde sigue impartiendo clases, hasta su jubilación, en distintos centros educativos.

Ha dedicado toda su vida a recoger la sabiduría del pueblo canario (coplas, adivinas, décimas, romances, refranes...). Fruto de esta ardua tarea son los libros: Adivinas populares canarias (1984), Antología de adivinas canarias (1986), Más de 2.000 adivinas (1989), Adivinas canarias para niños (1990), Canarias Canta I (1992),. Canarias Canta II (1994), Agüimes en Cuba (1997) y la colaboración en el romancero La flor de la Marañuela (1954), Adivina adivinanza (1996), Gran antología de adivinas canarias (2001) y Antología de adivinas picantes (2004).

Su obra poética, iniciada en 1979, muestra una fecundidad sorprendente. Escribe como si tuviera obsesión por coger sus ayeres y su hoy o como si sintiera miedo de que se le escapara su tiempo. Sus creaciones poéticas son: Ajijidos y aguijadas en Canarias (1979), Con un abrazo de hermano (1980), Años malditos (1981), Ocho islas y... (1982), Orillas de Guayadeque (1983), Silbos cíe mi tierra (1983), Repasando caminos (1985), Caminos vulnerados (1985), Tarha (1987), Barranco arriba (1989), Barranco abajo (1989), Prosigo (1992) y Ahora y Cuando (1997).

Otras obras publicadas que merecen mención especial son: Memorias de Agüimes (seis tomos), Desde el Aguayro (2004), y Desde el Guayadeque (2004).

Se han publicado antologías de su obra: Poemas (1989), Antología de Francisco Tarajano en su propia voz (1991), Antología de Francisco Tarajano (1994) y Agüimes canta (2004).

Por su labor incansable y su genio creativo ha sido merecedor de innumerables premios y reconocimientos por parte de diversas instituciones públicas y asociaciones culturales y vecinales, como: "Añepa" en reconocimiento a los luchadores de la cultura canaria, otorgado en 1984 por Solidaridad Canaria; la Villa de Agüimes le nombró Cronista Oficial en 1983, y en 1986 le concedió el título de "Hijo Predilecto"; en 1991 el Centro de la Cultura Popular Canaria le concede la "Espiral" por su defensa de la identidad canaria; "Socio de Honor" de la Orden del Cachorro Canario en 1997; "Primer Galardón" por su gran labor en pro de la cultura canaria concedido en 2003 por la Federación vecinal MOVECAN, "Presidente Honorario" de Solidaridad Canaria desde 1990. En 2005 fue propuesto para el Premio Canarias de Literatura.

En 1985 el Ayuntamiento de Telde le pone su nombre a un colegio; en 2000, Ingenio le dedica un huerto de lectura; en 2005 la XXXV Ruta de Bentejui fue dedicada a su obra y se inaugura en la asociación cultural que lleva su nombre en Agüimes un monumento artístico.

Francisco Tarajano nos dice en el epílogo de uno de sus libros: He pretendido escribir poemas de frangollo, poemas sustanciosos, poemas rebosantes de pura y sencilla y noble y elocuente canariedad.

Algunos profesores, eruditos y especialistas en Lengua y Literatura han analizado parcial o globalmente la obra de nuestro poeta en distintos momentos de su vital trayectoria creativa. Mostramos a continuación algunas de sus opiniones.

Para Pedro Lezcano: Desde el año 79, casi a libro por año, la poesía de Paco Tarajano ha tomado partido por su pueblo, y el poeta se ha alzado, como él mismo dice, en "altavoz y transmisor de sentires canarios".

(...) Pocos cantores conocen tan hondamente las faenas y los ocios de su pueblo, sus agonías y esperanzas. Acaso ningún otro cantor canario ha penetrado, hasta mancharse, el entorno insular, y no a través del pulcro dintel de las referencias, sino por la angosta y sufrida puerta de servicio.

Para el profesor Oswaldo Rodríguez: en la poesía de Tarajano se conjugan temas trascendentes (el amor, la muerte, el dolor humano) con temas cotidianos, en apariencias intrascendentes, y manifiesta una doble tendencia: lírica y épica.

Para Sebastián Sosa Barroso: Tarajano es un nostálgico de dos tierras: la canaria y la venezolana; ahí están los polos de su extramundo y en tomo a ellos la flora, la fauna, el hombre y los nombres de las cosas autóctonas.

Para el catedrático Jesús Pérez Martín: La poesía de Francisco Tarajano procede de una inspiración y sentimiento personal, de una preocupación y un deseo de exaltar amorosamente su tierra. Es una poesía centrada fundamentalmente en su sentir, su deseo de comunicarse y se alimenta de lo inmediato; la nacionalidad, las tierras que lo vieron nacer y las tierras que le oyeron, las gentes de su tierra a las que exalta...

Para la filóloga Clara Eugenia Hernández: Francisco Tarajano presenta siempre unos temas recurrentes: su familia (reforzada desde hace unos años por su querida nieta), su tierra Canarias, ejemplificada sobre todo por Agüimes) y Venezuela (esa octava isla de la que nunca se olvida).

1924.

La Fonda de José Galán Sánchez en Puerto de Cabras, 1884

Casado con doña Benigna Pérez Alonso, José Galán Sánchez es uno de los "residentes" del antiguo cementerio de Puerto de Cabras donde, por morirse, le enterraron a la edad de 48 años. En vida ejerció diferentes ocupaciones, desde vendedor de aguardientes al por menor hasta concejal, secretario y recaudador, además de su ocupación hostelera, que ejercía junto a su mujer en la calle del Puente, esquina al barranco del Pilón.

Situémenos. Al año siguiente de registrarse en Puerto de Cabras la caída demográfica de 1883, consecuencia de la crisis de la cochinilla, llegaban a la localidad dos ilustres viajeros: Mr. Harris Stone y su esposa Olivia M. Stone; ésta última con inquietudes literarias. De la situación que vió y de la que le contaron dejó constancia en su obra "Teneriffe and its six satellites or The Canary Islands Past and Present". Usaremos la traducción de lo tocante a nuestra isla, realizada por Marcos Hormiga Santana: "Fuerteventura: 1884 por Olivia M. Stone" y publicada por el Cabildo Insular en 1995..
Aunque aquellos turistas ingleses del siglo XIX desembarcaron en Corralejo para emprender su periplo a joroba de camello, nos interesa su estancia en Puerto de Cabras, al que describe como "pueblito construido en la parte más empinada de la orilla, y tan inclinadas son sus calles, que apenas hay una casa que no tenga vista al mar..."

Cuando esto anotó doña Olivia, aún no tenía Puerto de Cabras su muelle, que construirían los propios vecinos diez años después de aquella visita. Por eso nos habla la inglesa de almacenes y casas en torno a la playa del embarcadero, donde gustaba escorarse en los barquillos para ver la llegada del correo; casas que se alineaban a los tres caminos que sirvieron de ejes embrionarios de la futura ciudad.

En este entorno estaba el inmueble que compró José Galán Sánchez en 1881 para convertirlo en fonda y despacho cuando, además, ejercía de recaudador municipal. Allí, en aquel edificio de la calle del Puente, junto a su esposa, ejerció también de hostelero, donde años después veríamos "La tinerfeña", otra casa de huéspedes que reabrió Francisco de Vera Manrique y donde, por ejemplo, se agasajó al primer gobernador civil de la provincia de Las Palmas, en 1928.

Pero volvamos al inmueble que nos ocupa para describirlo en palabras de Olivia M.Stone, según la traducción citada:

"Nuestra fonda es una casa pequeña y curiosa, con una forma rara. La puerta de la calle da directamente a un patio pequeño. A la izquieda, donde comemos, hay una habitación sin ventana. Parte de ella es una tienda y está separada por un tabique. A la derecha una pared alta separa el patio y la calle, pues la casa hace esquina. Fuera del patio se alza una escalera que termina en un pequeño balcón de madera al que dan dos habitaciones. Una es la sala o salón, la otra, que contiene dos camas, es una habitación de forma irregular, pues las paredes no corres paralelamente. desde cada una de estas habitaciones se llega a otras dos; una es un dormitorio y la otra un despacho, donde el buen señor de la casa, un recaudador de impuestos, realiza su trabajo. No obstante, nos lo cedió, y puso a mi disposición, mesa, papel y tinta".

Y concluimos: Aquel inmueble que sirviera de "hotel" y de mesón, aquella fonda donde escribiera sus notas la viajera inglesa, aún se mantiene en pié, aunque en muy mal estado en la calle Ruiz de Alda de Puerto del Rosario. (Francisco Javier Cerdeña Armas)


1924.
Uno de sus rasgos característicos fue el asociacionismo canario creando delegaciones de la Asociación Canaria por toda la Isla, que dieron pie a centros sanitarios y a un importante movimiento periodístico. Una parte minoritaria de éstos dio lugar en los años 20 a la creación del Partido Nacionalista Canario y su órgano de expresión, El Guanche.

La emigración canaria se extiende desde el último tercio del siglo XVII en la provincia de La Habana, y en menor medida por la región central de la isla. Gracias al tabaco, esos nuevos pobladores transforman la economía insular y marcan el comienzo de una etapa de crecimiento económico marcada por las exportaciones. En 1693 con familias canarias nació Matanzas. Los canarios no se dedicaron exclusivamente al cultivo del tabaco, explotaron pequeños huertos para abastecer de maloja (alimento para el ganado) o de vegetales a los centros urbanos. Un volumen significativo del pequeño comercio estaba en sus manos. El tráfico con Canarias fue el punto de partida para la formación de elites mercantiles isleñas que se integraron dentro de los estratos altos de la sociedad cubana. Sin embargo la mayoría lucha por acceder a la tierra y por obstaculizar el desarrollo de los privilegios señoriales de los terratenientes cubanos, como los de Bejucal y Nuestra Señora del Rosario en 1713 y 1731 respectivamente. Jalón esencial en esa lucha sería Santiago de las Vegas, constituida en villa en 1775, tras un dilatado pleito. La Corona quiso monopolizar el tabaco a través del monopolio estatal. En 1717 se estableció el Estanco, frente al que se opusieron los vegueros con motines. La represión alcanzó su punto culminante en 1723. Once serían los fusilados y más de 50 los muertos.
La emigración de varones será la predominante en la segunda mitad del XVIII a causa de las mayores dificultades de acceso a la tierra y la menor rentabilidad del cultivo del tabaco. La liberalización de la trata de esclavos en 1789 ocasiona su introducción masiva, favorecida por la rebelión de los esclavos en Haití. Este cambio cualitativo coincide con una grave crisis económica en Canarias. Aunque entre 1783 y 1791 creció sin cesar el número de vegueros, la situación cambió radicalmente. Los que cultivaban las tierras a censo y por arrendamiento se vieron obligados a dejarlas y a dirigirse hacia zonas más alejadas como Pinar del Río, que se convertirá en la célebre Vuelta Abajo, el centro tabaquero por excelencia. Los hatos se transformaron en plantaciones. El choque entre hacendados y cultivadores se hizo evidente en Güines y San Antonio de los Baños. Una parte considerable de los cultivadores serían expulsados de sus tierras, para ser sustituidos por mano de obra esclava en las nuevas plantaciones azucareras.

La emigración a Cuba en el siglo XIX.
Tras la crisis del viñedo en 1814, la migración se centró únicamente en Cuba y Puerto Rico, dado el conflicto bélico reinante en Venezuela. Son años de intensa migración en la que los canarios se dedican en la provincia de La Habana al abastecimiento interno o trabajan como mayorales de las plantaciones azucareras. Se extienden por el occidente y el centro de la isla y en menor medida por el oriente, dedicado esencialmente al cultivo del tabaco. Desde los años cuarenta del XIX se asiste a un proceso de paulatina sustitución de la mano de obra esclava por asalariados agrícolas La política gubernamental rechazaba la colonización blanca. Veía en el predominio de la esclavitud un freno a las tendencias independentistas. En el marco de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la emigración canaria era considerada por los autonomistas y separatistas cubanos como diferenciada de la peninsular, lo que llevó a contraponerla y potenciarla. La fórmula habitual de la emigración era la contrata. La complicidad y el fraude presiden la actuación de las clases dominantes canarias. La extinción definitiva de la esclavitud tuvo lugar en 1886. Se calcula entre 50.000 y 60.000 el total de los emigrantes isleños en la segunda mitad del XIX. La zafra de 1887 fue la primera que se hizo completamente con asalariados. Los conflictos bélicos hicieron que no fluyera el número de canarios deseados a pesar del crac de la cochinilla desde 1875.

La emigración a Cuba en las tres primeras décadas del XX.
La emigración canaria a Cuba tras la independencia y la reactivación económica que le siguió con la inversión de capitales norteamericanos, proporcionaba a la Isla campesinos experimentados en compaginar todo tipo de labores agrícolas. Será una migración con un alto porcentaje de varones y de retornados, que invertían sus ahorros en Canarias, favoreciendo la división de la gran propiedad especialmente en los altos de los pueblos. Las diferencias salariales entre un lado y otro y la elevada cotización del peso cubano estimularon ese retorno en una época de bonanza en las islas con la reactivación económica gracias a los nuevos cultivos de exportación (plátanos, tomates y papas). Se intensificó a partir de 1910, y especialmente entre 1915-20 por las graves consecuencias de la Primera Guerra Mundial. El bienestar económico cubano llega a su cenit por esos años. Pero en 1921 se originó un impresionante derrumbe. Hubo una cierta recuperación económica entre 1923-24, mas el crac del 29 trajo consigo el hundimiento definitivo de la migración.
Una parte de la emigración se canalizó hacia el tabaco en Pinar del Río y la región central de la isla, y otra hacia la caña de azúcar en Oriente. Un 30% se quedó definitivamente en la isla, mientras que el resto retornó. Eran éstos últimos fundamentalmente varones jóvenes empleados en las labores de las zafras tabaqueras o cañeras, en el cultivo de frutales o en la venta ambulante. Los que se quedaban en su mayoría eran cultivadores de tabaco o colonos cañeros que traían a sus familias o se casaban con hijas de canarios. En las vegas se iniciaban como trabajadores a la parte de los beneficios. Con sus ahorros en épocas de bonanza compraban luego propiedades, asentándose definitivamente en ellas, como era característico de la zona de Sancti Spiritus donde los bajos precios de los terrenos hasta entonces montuosos favorecieron el asentamiento de la población en esa región, con una presencia canaria que era muy numerosa. La deserción del servicio militar, sobre todo en los momentos álgidos de la Guerra de Marruecos, fue también otro de sus alicientes. Uno de sus rasgos característicos fue el asociacionismo canario creando delegaciones de la Asociación Canaria por toda la Isla, que dieron pie a centros sanitarios y a un importante movimiento periodístico. Una parte minoritaria de éstos dio lugar en los años 20 a la creación del Partido Nacionalista Canario y su órgano de expresión, El Guanche.
(Manuel Hernández González, 2007)

1924 Enero 2.
Fue declarada inútil para el servicio al Batería de San Antonio que formaba parte de las defensas de la ciudad de Santa Cruz de La Palma.

Con una superficie de 150,00 m2, situada en la Calle de la Marina, inmediata al antiguo Astillero, lindando por el N.S. y E. con la playa y por el o. con la referida calle, no quedando en la actualidad vestigio alguno de ella, que al igual de las de San Felipe, San Pedro y Santa María de Saboya, fueron construidas en el siglo XVIII costeadas por el antiguo Cabildo, ayudado por el patriotismo y munificencia del pueblo, siendo artilladas y municionadas por la referida Corporación. Tenía la forma de un semicírculo, cuya gola estaba abierta a la calle de La Marina, la construcción fue de mampostería corriente con algún sillar y cantos rodados, y tenía una explanada con tres troneras; estaba inscrita en el Registro de la ciudad el l0 de Octubre de 1900, al folio 27 del tomo 404, libro 45 de dicho Ayuntamiento, finca número 1426, incripción la. Por R.O.C. de 2 de Enero de 1924 (D.O. n. 3) fue declarada inadecuada para los servicios del Ejército disponiéndose su venta. Esta Batería, cuyo emplazamiento exacto se desconoce, parece estuvo donde hoy se hallan las oficinas de las Obras del Puerto. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)

1924 Enero 2.
Por Real Orden de la metrópoli se dispone la venta de la batería Nº 2, anexa al Castillo de San Joaquín, en la Cuesta de Arguijón, La Laguna.

Inscrito en el Registro de la Propiedad al folio 97 del tomo 308,  libro 90 del Ayuntamiento, finca n° 5965, inscripción la, con una superficie de 55,00 m2 y linda al Norte con tierras de los herede ros de D. Bernardo Espinosa, al Sur con la serventía del Cuartelillo  y terrenos de D. Francisco Hernández, al Oeste con los mismos y  al Este con otros de D. José Rodríguez Rodríguez.

Se halla situado al lado opuesto de la anterior del camino de Santa Cruz a La Laguna, con cota de 300 metros distando unos 5 kms del mar; esta batería no sólo flanqueaba al Castillo de San Joaquín sino que ayudaba a la número 1 a impedir el paso de fuerza enemiga que quisiese internarse en la isla una vez tomado Santa Cruz. Tenía un alojamiento de 22,11 m2 capaz  para unos 8 hombres y su armamento consistía en dos piezas de hierro sobre polines, sin más señal de batería que una pared de piedra en seco.

En diversas ocasiones se dispuso su venta y últimamente por R.O. de 2 de Enero de 1924 (D.O. n° 3). En un informe de la Comandancia de Ingenieros de 10 de Octubre de 1843 se dice en relación con éstas: «Baterias numero 1º y 2°,- La del n° 1 que consiste en un pequeño emplazamiento terrizo cubierto por una pared de piedra en seco en forma de barbeta, para poder servir en su espacio dos piezas de artilleria, está situada a unas 50 varas del Camino de esta Plaza a La Laguna, en donde se divide el camino para el pueblo de Candelaria, teniendo a su espalda un Cuerpo de Guardia cubierto de tejado a un agua, con puerta y dos ventanas (10 ocupa un dependiente del portazgo alli establecido).- El objeto de esta Bateria como la del nº 2 que es de la misma naturaleza y disposición y que está a unas (en blanco} varas de la del n° 1º,  situada al otro lado del camino a La Laguna y frente al puente de Zurita sobre el barranco de Santos (i} es el de proteger la retirada por el camino a La Laguna en caso de tener que abandonar la plaza». (José María Pinto de la Rosa, 1996).

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