SOR
MARÍA DE SAN BUENAVENTURA QUINTERO Y LEÓN (1779-1870),
ABADESA
Y PRIORA DEL MONASTERIO DE SANTA CLARA
DE LA LAGUNA 1
Al repasar la Historia de Arafo, llama
la atención que esta Villa haya aportado a la Diócesis tinerfeña
numerosos sacerdotes, pero que sin embargo casi no hayan existido religiosas
nacidas en la misma. Una de ellas fue Sor María de San Buenaventura Quintero y
León, que no se limitó a profesar en el antiguo Monasterio de clausura de Santa
Clara de La Laguna ,
sino que llegó a constituir una verdadera institución para las clarisas, pues
entre ellas permaneció durante 69 años, 12 de los cuales en el máximo cargo de
abadesa, en cuatro trienios diferentes, y otros muchos en las siguientes
responsabilidades de priora y superiora. Falleció a los 91 años, siendo la
religiosa de mayor edad de toda la comunidad.
PROFESIÓN
EN SANTA CLARA
Nuestra biografiada nació en
Arafo el 25 de marzo de 1779, siendo hija de don Nicolás Quintero Padrón,
natural de la isla de El Hierro, y de doña Josefa Antonia de León Morales, que
lo era del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Cinco días después recibió el
bautismo en la iglesia de Santa Ana de Candelaria, a cuya jurisdicción
pertenecía por entonces dicho lugar, de manos del cura teniente de beneficiado
don Fernando de San José Fuentes; se le puso por nombre “María del Carmen” y
actuó como padrino don Antonio Pérez, soltero, natural de dicho pueblo de
Arafo.
Aunque sus
padres estaban avecindados
en la localidad
sureña, en doña
María Quintero se unían sangres de muy distintas procedencias, pues sus
abuelos paternos, don Juan Quintero y doña Francisca Padrón Molero, al igual
que su padre, eran naturales de la isla de El Hierro; su abuelo materno, don
Manuel de León Cabrera, lo era de Vallehermoso en la isla de La Gomera ; y su abuela
materna, doña Lucía Agustina de Morales Crespo, había nacido en el lugar de
Taganana.
Desde muy joven doña María del
Carmen se sintió atraída por la vida religiosa, pero hubo de esperar algún tiempo
para ver cumplidos sus anhelos, hasta que sus padres pudieron reunir la dote
requerida para poder profesar en un convento de clausura. Una vez superada esta
dificultad, en 1801, cuando contaba 22 años de edad, tomó el hábito en el
Monasterio de Santa Clara de La
Laguna , el más antiguo de religiosas de todo el Archipiélago,
con el nombre “Sor María de San Buenaventura”. Al año siguiente, el 3 de julio
de 1802, hizo en él su profesión solemne2. Como dato orientativo, en este
último año constituían la comunidad de Santa Clara 32 religiosas, incluidas 2
legas, 2 novicias y una donada.
Poco a poco, Sor María de San
Buenaventura fue dando pruebas de su vocación, humildad, inteligencia y amor
hacia los demás, lo que le permitió ir ganando prestigio entre sus compañeras,
que comenzaron a confiarle cometidos de cierta importancia dentro de la
comunidad.
ABADESA
DEL MONASTERIO LAGUNERO
Por lo expuesto anteriormente, no
es de extrañar que el 19 de diciembre de 1822 nuestra religiosa fuese elegida
abadesa del convento con el apoyo unánime de las monjas; presidió la elección
el provisor y vicario capitular del Obispado de Tenerife, don José Hilario
Martinón. Por entonces, las religiosas estaban sometidas al gobierno ordinario
de la Diócesis ,
por haberlo dispuesto así el Gobierno Constitucional del “Trienio Liberal”
(1821-1823). A decir del padre Fray Diego de Inchaurbe, el mencionado vicario
capitular “se mostró demasiado complaciente con el Gobierno revolucionario,
ayudándole a propagar y a ejecutar sus antirreligiosas órdenes durante el trienio liberal, que es
precisamente el tiempo que él gobernó la diócesis de Tenerife”3.
Como consecuencia de dicha
resolución, la abadesa Quintero debía comunicar todo aquello que trascendiese
de la vida del Monasterio al provisor y vicario general del Obispado;
así por ejemplo, el 16 de enero
de 1823 le dirigió un escrito en el que notificaba la muerte de una súbdita del
convento. En ese mismo año envió otro escrito a la autoridad eclesiástica,
expresándole que la comunidad estaba mal servida por la falta de criadas, pues
algunas se habían salido y necesitaban dos para dicho servicio, por lo que
solicitaba autorización para la entrada de éstas en el convento.
El 19 de diciembre de 1823, al
ser derogado el Gobierno Constitucional y volver el Antiguo Régimen,
las religiosas se
reintegraron al gobierno
de sus prelados
regulares, saliendo del ordinario. Como consecuencia de ello, el 22 del
mencionado mes Sor María de San Buenaventura fue confirmada como madre abadesa
por el padre provincial de su Orden Fray Domingo José Delgado, con el fin de
que pudiese continuar en el cargo sin hacer nueva elección, por haberlo
solicitado así la comunidad que estaba muy satisfecha con la actuación de dicha
religiosa. Permaneció en la máxima responsabilidad del Monasterio hasta el 20
de diciembre de 1823, en que fue sustituida por Sor Teresa de San Francisco de
Asís Oliva.
El 30 de octubre de 1837 Sor
María de San Buenaventura fue elegida abadesa por segunda vez, en elección
presidida por el secretario del obispo don Luis Folgueras Sion (primer prelado
de Tenerife), a causa de la supresión de las Órdenes Religiosas decretada por
el Gobierno Liberal con sus leyes de Desamortización. A pesar de los difíciles
momentos en que le tocó a nuestra religiosa estar al frente del convento,
consiguió superar cuantos problemas surgieron, gracias a su moderación y
cordura. Permaneció en su cargo hasta el 30 de octubre de 1840, en que accedió
al mismo Sor Juana de Santa Clara de Jesús González, que también había sido su
predecesora en esta etapa.
Al concluir el trienio de la
anterior, volvió a ser elegida Abadesa por tercera vez Sor María de San
Buenaventura Quintero; la elección se verificó el 31 de octubre de 1843, siendo
presidida por el obispo Folgueras. Al cumplirse los tres años de mandato, el 31
de octubre de 1846 se celebraron nuevas elecciones, de las que resultó electa
para dicho cargo Sor María de Santa Margarita de Cortona Torres Marrero.
Como curiosidad, en 1848 “Soror
San Buenaventura Quintero” figuraba empadronada en su convento, en la calle del
Agua, como religiosa, con 66 años de edad y natural de Arafo.4
El 31 de octubre de 1849, nuestra
biografiada fue proclamada Abadesa de Santa Clara, por cuarta vez, en elección
presidida por don Domingo Morales, vicario general y gobernador eclesiástico
del Obispado de Tenerife. En éste, su último período de mandato, nuestra
biografiada respondió sobradamente
a la confianza
que en ella
habían depositado sus hermanas de Orden y compañeras del
convento. Cesó definitivamente como abadesa el 31 de octubre de 1852, al ser
elegida en su lugar la ya mencionada Sor Juana de Santa Clara de Jesús
González.
Monasterio de Santa Clara de La Laguna , el más antiguo de
la isla, que durante 69 años
acogió a Sor María de San
Buenaventura Quintero, quien fue su priora y abadesa.
PRIORA DEL CONVENTO
Y FALLECIMIENTO
Pero a partir de entonces, y a
pesar de su avanzada edad, Sor María no pudo evitar que
se le confieran otros cargos de
responsabilidad dentro del convento, como el de priora (el segundo en
importancia), que desempeñó
en varias ocasiones;
una de ellas
fue inmediatamente después de su último cese, de 1852 a 1855, y otra
entre 1863 y 1867, siendo en este último período abadesa Sor Juan de San
Vicente Ferrer. En otras ocasiones desempeñó también el cargo de subpriora.
En 1851,
“Soror San Buenaventura
Quintero” continuaba empadronada
como religiosa en la calle del Agua, figurando con 68 años y natural de
Arafo. En 1855, la “Muy Reverenda Madre Sor Buenaventura Quintero” estaba
incluida en el padrón municipal de La
Laguna como religiosa en el Convento de Santa Clara, con 75
años de edad y, erróneamente, como natural de Santa Cruz; era la segunda en la
relación de miembros de la comunidad, tras la abadesa, suponemos que por su
cargo de priora. En 1858, “Dª. María de San Buenaventura Quintero” seguía en la
misma situación, entre las “Monjas de Santa Clara”, con 79 años. Y en 1864, la
“Muy Reverenda Madre Soror María de San Buenaventura Quintero” permanecía en el
Convento de Santa Clara, con 84 años y ocupando de nuevo el cargo de priora.5
La reverenda madre Sor María de
San Buenaventura Quintero dejaba de existir en su Monasterio lagunero de la
calle del Agua el 14 de diciembre de 1870, a las tres de la mañana, tras
recibir los Santos Sacramentos; contaba casi 91 años de edad, 69 de ellos como
clarisa, siendo la religiosa de mayor edad de toda la comunidad. Al día
siguiente se oficiaron las honras fúnebres en la capilla del propio convento y
a continuación se efectuó su entierro en el camposanto del mismo, al que
asistieron todas las monjas clarisas para despedir con gran dolor a la que
desde siempre había sido su compañera, consejera y amiga.6
(Octavio Rodríguez Delgado. Hijo Adoptivo
de Arafo) [blog.octaviordelgado.es]
Notas:
1 Sobre este
personaje pueden consultarse también tres trabajos de este
mismo autor: el artículo
“Personajes del Sur (Arafo-La Laguna): Sor María de San Buenaventura Quintero y
León (1779-1870), abadesa de Santa Clara”. El Día (La Prensa del domingo), 19 de
agosto de 1990; el libro Historia Religiosa de Arafo (1995). Iltre.
Ayuntamiento de Arafo. 816 pp.; el artículo “Homenaje de Arafo a Sor María de
San Buenaventura Quintero y León (1779-1870), abadesa de Santa Clara”. El Día,
18 de mayo de 1999; y el artículo “Mujeres del Sur de Tenerife en monasterios
de clausura”. El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria, II época, nº 25 (agosto
de 2008): 35-45. Con posterioridad, la reseña se ha visto enriquecida con
nuevos datos.
2 Archivo del Monasterio de Santa
Clara de La Laguna.
Libro de profesiones.
3
Fray Diego de INCHAURBE (1940). Historia de los Conventos de Sta.
Clara de La Laguna y de San
Pedro Apóstol y San Cristóbal de
Garachico. Pág. 208. Gracias a esta obra conocemos los distintos cargos que
Sor María ostentó en su
monasterio.
4 Archivo Municipal de La Laguna. Padrones ,
1848.
5 Ibidem, 1851, 1855, 1858 y
1864.
6 Archivo del Monasterio de Santa
Clara de La Laguna.
Libro de defunciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario