Un pueblo es una comunión de todos los instantes
en el trabajo, en la cultura. Resulta importantísimo subrayar que la expansión
del portugués y el continuo enriquecimiento léxico en todos los campos plantea
la necesidad de contar esta intensa huella para que dichas voces pongan el
obligado acento en la reflexión en torno a la cultura local y sus propias
percepciones. Se constata la influencia de los portuguesismos en nuestro rico
vocablo patrimonial, asistimos a giros lingüísticos, modismos, peculiaridades
idiomáticas y expresiones figuradas. Son escuela de humanidad. La cotidianidad
nos muestra el uso de términos como: Abanar (“abanicar”), agoniado
(“apurado”), ajeitar (“amañarse”), andoriña (“golondrina”), arripiar
(“erizar”), bago (“grano de uva”), bobanco (“bobo”), bosta
(“excremento del ganado vacuno”), bubango (“calabacín”), callao
(“guijarro de playa”), cañota (“mano izquierda”), carozo (“raspa
de maíz”), chubasco (“llovizna”), emborcar (“agravar el estado de
una persona enferma”), engodo (“cebo que se arroja desmenuzado al mar
para atraer a los peces”), fechillo (“pasador de hierro para puertas o
ventanas”), fogalera (“hoguera”), folía (“zurra”), fonil
(“embudo”), gacho –de uvas (“gajo de uvas”), gago (“tartamudo”), gaveta
(“cajón corredizo de un mueble”), gomo (“cada una de las divisiones
interiores de varias frutas”), grelo (“grillo, brote de la papa”), himparse
(“atracarse de comida”), laja (“piedra lisa y llana”), latada
(“armazón que sostiene la parra”), maguado (“apenado”), mazaroca
(“mazorca de maíz”), millo (“maíz”), pela a la (“manera de cargar
una persona a otra, llevándola sobre los hombros”), pellizcón
(“pellizco”), peta (“joroba”), petudo (“cargado de espaldas”), quebranto
(“mal de ojo”), reinar (“llorar, berrear un niño con insistencia”), secura
(“sed”), sequero (“secano”), serrote (“serrucho”), serventía
(“servidumbre de paso”), sorribar (“roturar la tierra”), traquina
(“alboroto”), traza (“carcoma de la madera”), virar (“cambiar la
embarcación marinera de rumbo”), zafado (“atrevido”). (José Fernando Díaz
Medina. Cronista Oficial de la
ciudad de Icod de los Vinos)
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