. EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL,
DÉCADA 1791-1800
CAPÍTULO XL-X
Viene de la página
anterior.
Eduardo Pedro
García Rodríguez
La recompensa propuesta para el heroico Cabo
Correa consintió en un ducado de demasía y la agregación al regimiento de
infantería de Canarias “en cuanto se produjese una vacante”, como subteniente.
Cabe preguntarse ¿por qué tan parca recompensa para un cabo que cumplió mucho
más allá de su deber, y tan elevada para un teniente cuyos méritos fueron
manifiestamente inferiores? ¿Sería debido a que uno era un Canario “de píe” y
el otro un empleado de la metrópoli?. Entendemos que si en la denominada gesta
del 25 de Julio, hubo algún héroe, éste fue el cabo del Regimiento de Güímar
Don Diego Correa.
Otros colectivos que
tomaron parte activa y eficiente en la defensa de la plaza, y que no fueron
debidamente invitados al gran baile de las prebendas, fueron los marineros
franceses y los pilotos, aunque a para éstos últimos se solicito un ducado de
demasía, pero que creemos que la real
tacañería, les privó de ellos.
La corona española tuvo a
bien, haciendo gala de la piedad y
magnanimidad real, conceder algunas modestas pensiones a las viudas y
huérfanos que dejaron aquellos que perdieron la vida en defensa de las reales
posesiones de Canarias y de los caudales en ella transitoriamente depositados
.
LAS INTENCIONES DE NELSON AL ATACAR LA PLAZA DE SANTA CRUZ DE TENERIFE
Es una constante en
mayoría de los historiadores que han venido tratando el tema del ataque de
Nelson a la isla de Tenerife, son unánimes al afirmar que se desconocen los
verdaderos motivos que impulsaron al vicealmirante a emprender la aventura.
Entre los autores que sostienen esta tesis figura el ilustre y anciano
catedrático de historia Don Antonio
Romeu de Armas, quien en su monumental
obra Canarias y el Atlántico, así lo afirma. (tomo III. Segunda parte)
Por ello no deja de sorprendernos que el ilustre director de la Real Academia de la Historia en un prólogo a
la obra de los escritores don Luis Cola Benítez y don Daniel García Pulido,
titulada La Historia del 25
de Julio de 1797 a
la luz de las Fuentes Documentales, nos dice textualmente: <<El
plan de Nelson, aunque no expresamente declarado, tenía como último objetivo
implantar la soberanía de la
Gran Bretaña sobre la isla de Tenerife, ocupando Santa Cruz
como primer paso. El águila inglesa nunca abría las garras después de capturar
una presa. Recuérdese el caso de Gibraltar, Las Malvinas, Santa Elena, El Cabo,
etc.>> No es frecuente que el
Sr. Romeu haga este tipo de afirmaciones sin basarse en documentos fidedignos,
pero en este caso no cita ninguna fuente en que basar su acerto, por lo que nos
da la impresión de que el prestigioso catedrático intenta contentar a alguien,
tomando una aptitud de adivino, aptitud a la que por otra parte suele ser
bastante reacio. Continua narrándonos las instrucciones dadas por Nelson para
la toma de plaza de Santa Cruz, y más adelante nos sorprende de nuevo con otra
afirmación: <<...Y en el mensaje para el Comandante general, del que
hizo depositario a Troubridge, se adivina el objetivo último de reemplazar la
soberanía de España. Véanse algunos de los párrafos: “la guarnición depondrá
las armas (y) será transportada a España>>; ...Examinamos con el
máximo interés el documento en cuestión (documento anexo 2) y no encontramos en su contenido ningún
párrafo que haga mención a que las tropas una vez entregadas sus armas serían transportadas
a España. Por otra parte, el único paralelismo entre Gibraltar y Canarias
es que ambos territorios fueron usurpados a sus legítimos poseedores por las
fuerzas de las armas, y que ambos continúan al presente siendo colonias, aunque
en el caso de Gibraltar, esta situación fue refrendada por la corona española
en los tratados de Utrecht, suscritos entre 1713 y 1715, extremos que no
menciona el Sr. Romeu de Armas en el referido prólogo.
Es sorprendente esta casi
total coincidencia en estos autores, que manejando documentación original de la
época, y en algunos casos inéditos en su
momento, osen sostener que las intenciones que movieron al vicealmirante
continúan siendo una incógnita.
´
Posiblemente estos autores
al mantener estas aseveraciones lo que realmente pretenden, es mantener el mito
de que la isla sufrió una invasión por parte de una gran potencia, dirigida por el mejor estratega de su
época, manteniendo así el axioma de que cuando
más notable es la figura del – en este caso supuestamente vencido-mayor es la
gloria que se abrogan los supuestos vencedores, y esto es así hasta el punto de
que estos historiadores se refieren al vicealmirante dándole el tratamiento de
contralmirante, grado que Nelson alcanzó bastante tiempo después del fallido
intento de saquear los caudales de la corona española existentes en plaza de
Santa Cruz de Tenerife.
Los verdaderos propósitos a Nelson a realizar
un ataque corsario a la plaza de Santa Cruz, están claramente expuestos por el
propio vicealmirante en la carta de intimidación que éste quería hacer llegar
al comandante de la plaza, en caso de que la toma de la fortaleza de Paso Alto,
hubiese sido efectiva conforme a los planes que había elaborado. Frustrado el
intento del Bufadero, como sabemos, la misiva no llegó a manos de Gutiérrez
como se había previsto, quizás fue esta imposibilidad de comunicación en un
primer momento, lo que impulsó a Troubridge a enviar las dos primeras embajadas
al general Gutiérrez, con las propuestas que conocemos y básicamente se centran
en el contenido de la mencionada carta. Quizás éstos ultimátum debía hacerlos
llegar el propio Nelson, después de que se llevara a cabo la cita que tenía
concertada con sus hombres para las tres de la madrugada en la plaza principal,
pero como ya sabemos, un casco de metralla le impidió al vicealmirante acudir a
la misma.
Es
bien sabido que los actos de corso y de piratería, eran habituales en las
marinas reales europeas en tiempos de guerra y aún fuera de ellos, existen
sobrados ejemplos de estas actividades llevadas a cabo por las armadas
españolas, portuguesas, inglesas, francesas y holandesas, e incluso notables
familias del Archipiélago, ejercían esta actividad enmascarándola bajo la
apariencia de comerciantes o mercaderes, extremo éste que esperamos tratarlo
más ampliamente en otro lugar de esta obra.
Analicemos
el contenido de la tan mencionada carta, en ella veremos que no existe
incógnita alguna sobre las intenciones del vicealmirante:
“Teseo, 20 de Julio de 1797.
Señor.
Tengo
el honor de participaros que he venido aquí para exigir la inmediata entrega de
la fragata “Príncipe de Asturias”, procedente de Manila y con destino a Cádiz,
perteneciente a la compañía de Filipinas, con su cargamento completo, y así
mismo todos los demás cargamentos semejantes que hayan sido desembarcados en
Tenerife y no sean para el consumo de sus habitantes.”
En esta primera parte de la carta, se expone
con claridad meridiana cuales eran las verdaderas intenciones de Nelson al
atacar la plaza, como se puede apreciar no se trata de una expedición de
conquista, sino simplemente de una acción de corso, en busca de unos supuestos tesoros procedentes
del vireynato de México, además de los contenidos en la fragata de la compañía
de Filipinas. El almirante Jervis, había recibido información de sus espías
sobre la existencia de los supuestos tesoros en la isla, lo que le motivó para
apoyar a Nelson en su expedición. Debemos destacar la puntualización que hace
Nelson en sus exigencias al separar de ellas los cargamentos destinados al
consumo de la población. Esta actitud pone de manifiesto que no quiere
infringir daños innecesarios a los habitantes de la ciudad y de la isla, mas
adelante continua empleando un tono más severo, acorde con la importancia de
sus exigencias y en un lenguaje propio
de situación de guerra. “...y siendo mi mayor deseo que ningún insular sufra
por las consecuencias de mi petición, ofrezco las siguiente honrosas
condiciones, que espero que admitáis, pero si las rehusáis, todos los horrores
de la guerra que recaerán sobre los moradores de Tenerife serán imputados por
el mundo a vos, a vos únicamente, pues destruiré a Santa Cruz y a las demás
plazas de las islas por medio de un bombardeo, exigiendo además una fuerte y
pesada contribución.”
No nos cuesta mucho imaginarnos la reacción
que hubiese producido en el ánimo del general
la recepción de esta misiva de haber llegado a sus manos, a continuación
Nelson expone el resto de las condiciones.
Articulo
1.º Deberán entregarme los fuertes,
poniendo al momento a las fuerzas británicas en posesión de las puertas.
Artículo
2.º La guarnición depondrá las armas,
permitiéndose, sin embargo, a los oficiales que conserven sus. espadas.
Artículo
3.º Con tal de que se cumpla con el
primer artículo de que se me entreguen los cargamentos ya citados, no se
exigirá a los habitantes ni la más pequeña contribución, pues, al contrario,
gozarán bajo mi protección de toda seguridad en sus personas y propiedades.
Artículo 4.º No se ejercerá intervención alguna en la Santa Religión
Católica; sus ministros y todas sus Ordenes regulares estarán bajo mi especial
cuidado y protección.
Artículo 5.º Las leyes y magistrados vigentes continuarán
como hasta aquí, a no ser que la mayoría de los isleños deseen otra cosa.
Aceptado
todos estos artículos, los habitantes de Santa Cruz depositarán sus armas en
una casa al cuidado del obispo y del primer magistrado, siendo muy honorífico
para mí el consultar con estos señores sobre todas las ventajas que puedan
proporcionar a los habitantes.
Dentro de media hora espero la aceptación
o repulsa.
Horacio Nelson”
Con la exigencia del
primer artículo, Nelson pretende dominar los fuertes, y así conseguir que la
rada sea segura para anclar en ella sus navíos mientras proceden a la estiba de
los cargamentos que supone se encuentran en la plaza o en la ciudad de La Laguna.
En cuanto al segundo
artículo, es lógico que pretenda que sus tropas puedan actuar sin temor a una
posible represalia por parte de tropas armadas, sin embargo se deduce que
pretende tener una convivencia pacífica con los habitantes de la ciudad durante
la esporádica ocupación, al permitir que los oficiales porten sus espadas,
simbolizando así más un acuerdo que una rendición.
En el tercer artículo, se garantiza la
seguridad de las personas y propiedades, este extremo fue cumplido
unilateralmente durante la estancia de las tropas británicas en la ciudad, pues
a pasar de haber ocupado el convento de Santo Domingo y un almacén de víveres,
no se registraron por parte de los ocupantes actos de saqueo o pillaje ni en
estos edificios ni en el resto de los de la plaza <<Estando como
estaban sin víveres y cansados por los muchos trabajos del desembarco y
posteriores luchas>>.
En cuanto al contenido del cuarto artículo,
recordemos que los frailes Dominicos, no sufrieron ningún tipo de vejación, por
el contrario el superior y maestro de la comunidad, se prestaron
voluntariamente hasta el castillo principal a acompañar la embajada
negociadora.
El contenido de la carta
no deja de ser sugestivo, si conocimiento de la mismas hubiese llegado a la
<<mayoría de los isleños>> en esas líneas el vicealmirante
deja entrever la posibilidad de un cambio en las estructuras dominantes en el
momento, cambio que en todo caso no hubiese sido posible, pues exceptuando a
los comerciantes, las denominadas fuerzas vivas de la ciudad, estaban formadas
por los empleados de la metrópolis
.RESUMEN
En
los proyectos del vicealmirante Nelson al iniciar la expedición contra la plaza
de Santa Cruz, no figuraba la conquista y ocupación permanente de la isla, tal
como nos lo quieren hacer creer algunos historiadores que están altamente
comprometidos con el sistema imperante en nuestras islas. El objetivo único de
la expedición era económico, y pretendía mediante un golpe de mano, apoderarse
de los supuestos tesoros del rey de España, incluido naturalmente el cargamento
de la fragata de filipinas, en ningún caso, esta operación de corso iba
dirigida contra las vidas o los bienes y caudales de los habitantes de la isla.
El comportamiento observado por la mayoría de
los jefes y oficiales españoles, con su general al frente, así como la de
algunos de las milicias, y de las tropas regladas fue bastante deplorable
.
Queda ampliamente demostrado que quienes de
verdad hicieron frente a la situación desde un principio fueron las tan
denostadas milicias Canarias, las cuales prácticamente desarmadas, supieron
hacer frente a un enemigo mucho mejor armado y entrenado
.
La realidad es que, los vencedores en esta
acción – si es que los hubo – fue el pueblo de Tenerife, y por extensión, todo
el pueblo canario.
No existió la tan
propagada derrota de los ingleses, y sí un fracaso en sus planes de apoderarse
de los caudales del rey. Según el RAE que tengo a la vista, la palabra derrota
la define en su segunda acepción como: Vencimiento
completo de un ejército seguido generalmente de fuga desordenada. En la
retirada de las tropas inglesas no se dio ninguno de estos supuestos, por el
contrario, las fuerzas se retiraron con su armamento, tambor batiente y
banderas desplegadas, desfilando marcialmente y flanqueadas en su marcha hacía
el muelle por las tropas Canarias en posición de rendir honores.
Tenemos que admitir que,
el ataque efectuado por los británicos a Santa Cruz, fue uno de los más
civilizados de los que tiene noticias la guerra moderna.
En un libro publicado con motivo del supuesto
quinto centenario de la fundación del poblado de pescadores que en sus orígenes
fue la hoy ciudad de Santa Cruz de Tenerife, y decimos supuesto porque
entendemos que no puede fundarse lo que ya está fundado, pues en lugar que hoy
ocupa la ciudad existía un importante núcleo de población guanche. Este lugar
denominado por sus pobladores Añaza o Añazu, fue el lugar elegido por el
bandolero Alonso Benítez de Lugo y su cohorte de mercenarios, para realizar la
primera invasión de la isla de Tenerife, y también donde llevó a cabo su
primera razzia “oficial”de esclavos, - mujeres, ancianos y niños –( pues los
hombres adultos se estaban aprestado para la defensa de su Patria), precisamente en los asentamientos de Añaza
ubicados en los lugares que al día conocemos como “las Asuncionistas” y
“Montaña Guerra”. Volviendo al libro citado (de excelente elaboración, pero que
da la impresión de estar escrito por encargo), su autor nos dice que Nelson no
bombardeo la plaza porque los cañones de que estaban dotados los navíos, eran
de tiro raso, aptos solamente para la guerra en el mar, nosotros que somos
legos en temas militares, pero que tenemos cierta capacidad para pensar, nos
preguntamos: ¿ es posible que una división naval compuesta en su mayor parte
por navíos que tres años antes, habían bombardeado y ocupado las
ciudades de Bastia y Calvi, en la isla de Córcega, a las ordenes de Nelson, no
estaba preparada para bombardear la plaza de Santa Cruz?
Quienes reprochan al
general Gutiérrez, el no haber sabido sacar provecho a la “victoria” sobre los
ingleses, están cuestionando precisamente una de las decisiones correctas
tomada por el general y su plana mayor. Estos eran conscientes de 575 hombres
bien adiestrados y hechos fuerte en el convento, eran un enemigo temible para
unas fuerzas como las Canarias que, aunque superior en número, eran bisoñas y
casi desarmadas, por otra parte, el lugar donde estaban parapetadas las tropas
británicas no era apropiado para el uso de la artillería por parte de las
milicias, única arma realmente eficaz conque contaban los defensores de la
plaza, los cuatro cañones violentos con que contaban las fuerzas sitiadoras
serían pocos eficaces contra los muros del convento, y hay que tener en cuenta
el carácter sacro del edificio, extremo éste que en la época pesaría mucho en
el ánimo de los isleños Es evidente que en la larga entrevista mantenida en el castillo entre los representantes de
las fuerzas inglesas y la plana mayor del mismo, éstos expondrían al general la
situación real. Si las milicias continuaban hostigando a los ingleses, éstos
prenderían fuego a la ciudad, además harían entrar en acción la artillería de
la escuadra, que como sabemos constaba de 393 cañones y que hasta el momento
habían permanecido en silencio. Ésta capacidad de fuego de la flota, dotada
además de mejores y más potentes piezas que las de la plaza, y manejadas por
experimentados artilleros, eran más que suficientes para acallar los fuertes, y
además reducir a escombros la
Villa de Santa Cruz.
Estos extremos los
conocían perfectamente los componentes de la plana mayor, por ello no dudaron
un instante en aceptar las propuestas de los británicos para reembarcarse
honrosamente, al estar convencidos éstos de que el tan mentado y deseado tesoro
de Méjico no había sido desembarcado en la isla, renunciando de paso también al
cargamento de la fragata. Ya hemos dicho, que la intención de Nelson no era
ocupar la isla permanentemente, por ello y por no querer dañar a los naturales,
se abstuvo de emplear la artillería de la escuadra, exceptuando las acciones de
amago o distracción de la bombarda ”Rayo” (una boca de fuego), y el
incidente de la fragata desplazada hacía San Andrés por el tiempo Sur
dominante, y que tuvo que repeler el ataque de la torre del lugar, acción que
produjo un muerto y varios heridos en el castillo de San Andrés, no por el
fuego de la fragata, sino por la explosión de uno de los viejos cañones con que
estaba dotado el baluarte.
Nos queda la impresión de que,
alguien, algo o algunos, tienen un especial empeño en hacernos “comulgar con ruedas de molino”,
sobre las que fueron las verdaderas intenciones que animaron al vicealmirante
Nelson a efectuar un ataque, a la hoy, Muy Leal, Noble, Invicta y Muy Benéfica
Ciudad, Puerto y Plaza de Santa Cruz de
Santiago de Tenerife. (Eduardo Pedro García Rodríguez, 1996)
1797 Septiembre 13.
Solicitud de declaración de la Villa y Escudo de Santa Cruz
de Tenerife.
Señor.- El Alcalde Rl, Diputados
y Síndico Personero de este Puerto y Plaza de Santa Cruz de Tenerife A.L.R.P.
de V:M. con la maior reverente sumisión exponen: que la dicha Plaza es el
Pueblo de la Isla
que consta del maior Número de vezinos, pues oy pasan de 2.000 y sus avitantes exceden de 8.000 Almas sin incluir
transeuntes de cuia clase no vajan de 1000 Personas las que de ordinario
existen en él. Lo material de su Población, la mejor de toda la Ysla, el Comercio activo
radicado en la misma Plaza; ser
ella la residencia de nuestro
Comandante Gral.; estar establecidas aquí las Administraciones Principales de
Correos, Tavaco y Aduana, Vtra RI Tesorería, la Contaduría Prinsipal
y Veeduría de la Gente
de Guerra de esta Provincia, las Ofisinas Peculiares á cada Ramo, ser la misma
Plaza la residensia de los Cónsules de las Naciones Extrangeras, haver un
Vicario Eclesiástico, una Parrochia con un Beneficio y el correspondiente
clero; Dos combentos de Religiosos Dominico y Franciscano y otras varias
Ermitas, estar mandada erigir ultimamente en Ayuda de Parrochia la Iglesia de Nuestra Señora
del Pilar, ser su Bahya á la que aportan los Correos Marítimos y quantas
embarcasiones lleguen á nuestras costas asi Nacionales de essa Peninsula y
Américas, como extrangeras, y ser esta en fin la residencia de la Plana Maior y del
Batallón de Infantería de Canarias y vivir en su recinto sugetos de la primera
distinsión, todo esto ase recomendable este Pueblo digno de otra particular
atensión.
En el año pasado de I755 el Señor
Rey D. Fernando el VI, Vtro. Glorioso Progenitor; concedió á esta Alcaldia el
privilegio de conoser por deudas personales y juicios contensiosos entre estos
vesinos hasta en cantidad de 300 ducados antiguos, que hasen 450 de la moneda
corriente con la aplicación que en estos casos interpusieren las partes
agraviadas á vtra. RI Audiencia, y desde aquel tiempo se está en esta posesión
adquiriendo un nuevo realze con tal privilegio la Plaza de Santa Cruz.
Vtro actual Comandante Gral.
podrá informar de el esmero con que se an condusido estos vezinos en la
imbasión que acaban de aser lo Enemigos de vtra Corona en esta Plaza, y el zelo
que acreditaron desde que el 22 de Julio se presentó al Frente de ella la Esquadra Ynglesa
compuesta de 4 navíos, otras tantas fragatas, una Balandra y una Bombarda
comandada ésta por el Contra-Almirante Nelson, todos concurrieron con sus
auxilios para la defensa hasta las Mugeres sobre sus cavesas condusian á las
Baterías y Alturas asi de dia como de Noche, el pan, el agua y todo socorro
para vtros soldados, y los que componemos la Junta del Pueblo por que no se embarasasen los
bravos Militares y peritos en el manejo de las Armas, nos ofresimos á proveer la Tropa de todo lo nesesario,
oferta que fué admitida por vtro Comandante General y desempeñada exactamente
por nosotros tanto que emos merecido de este Dignísimo Gefe, nos aya
significado distintas ocasiones su gratitud. El plan de rondas que para en caso
de invasión avia formado esta Junta y que se realizó puntualmente en los días
de vuestro conflicto, es un argumento del interés que emos tomado en la defensa
de la Plaza y
una demostrasión de nuestro zelo en el mejor servisio de V:M. tan assi que
reconociendo vtro. Comandante Gral. la parte que tomaron en la defensa todos
los vezinos sin exepción de sexos penzó y sugirió al Síndico Personero interino
la espesie de que se podia acudir á vtra. RI Persona á impetrar la Grasia de que á este Pueblo
se le conseda el titulo de Villa en remunerasión de sus servisios. El referido
Síndico lo hizo presente á la
Junta quien acordó lo que resulta de la acta con que dá
prinsipio el testimonio del espediente que se á formado en su razón en el que
igualmente se contiene copia del plan de rondas de que ablamos antes y de las
dos Rs Cédulas por las que el Señor Rey D. Fernando el VI, consedió á esta
Alcaldia el privilegio de que se á echo mensión.
Hay notisias siertas de que en lo
antiguo se titulava Villa á este Pueblo, como lo acredita el zertificado del
folio 19, pero ignoramos por que causa no á seguido esta denominasión hasta
Nuestros días. Lo sierto es Señor, qe la Plaza de Santa Cruz es acreedora á Vtra RI
venefisensia por un efecto de la qual en remunerasión de los servisios de sus
vezinos y atendiendo á todo lo demás espuesto al prinsipio de esta
representasión, suplicamos rendidamente á V:M. se digne conseder á esta Plaza
el título y Privilegio de Villa, mandando que en lo susesivo se nombre La Muy
Noble e Inbicta
Villa,, Puerto y Plaza de Santa Cruz de
Santiago, por aver sido el día de este Santo Apostol el de Nuestra victoria
para que assi, los vezinos de ella, reconosidos á Vtra. RI Grasia, se estimulen
más y más á defender la Ysla
conservándola siempre para la
Corona de España y ampliando la Grasia á que pueda usar de
Armas en que simbolize la
Gloriosa acción que motiva esta reverente súplica. Ansi lo
experamos de la innata justificasión de V.M.C.C.R.P.G. Dios los años que la Cristiandad y esta
Monarquía necesitan. Puerto y Plaza de Santa Cruz de Tenerife y Septiembre I3
de I797.
Señor:
A.L.R.P. de V:M.
Ensaio de un escudo de Armas con
que el Puerto y Plaza de Sta Cruz de Tenerife, puede esperar se sirva
distinguirle la RI
munifisensia Si S.M. tuviese á bien condecorarle con el Título de Villa.
I Descripción blasonada de sus
esmaltes y figuras:
Escudo óvalo en campo de oro (I),
una cruz de sínople (2) aislada brochante sobre la espada de gules de la orden
de S. Tiago (3), cuios cuatro extremos se descubren por los de la cruz, con
tres cavesas de León de sable (4), dos en los flancos á derecha é izquierda de
la cruz y la otra vajo su extremo inferio7; á la cual atraviesa una oja de otra
espada en bordura azul ondeada (5), una peña ó isla de figura piramidal en
medio del Gefe (6) Tres Csstillos (7) dos en flancos y el otro avajo y quatro
áncoras interpoladas (8). La isla, Castillos y Ancoras de plata y por timbre
una corona Ducal de oro.
Significado é inteligencia de este escudo de
armas.-
(I). Campo de oro.- Espresa la
lealtad mas acendrada y fina que á brillado siempre en este territorio el amor
de los Gefes y avitantes de Tenerife en defensa del Rey y de la Patria.
(2). Por averla fixado en este
Rivera (llamárase antiguamente Añaza) el Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo
el dia 1 de Mayo de I493 en que por primera vez aportó á ella y erigiendola
Altar en que se celebró la primera Misa el dia 3 de su imbensión, intitulándose
desde entonces Puerto de Santa Cruz, cuia denominasión se Glorya de conservar
aun este Pueblo que la venera como á su titula7: Verde, por que no se
marchitesu devosión ni desmaie la esperansa que funda en su protección de
conseguir mayores triunfos de sus Enemigos, á cuio fin trata de aclamarla en
devida forma por Patrona.
(3). La espada ó Cruz de la Orden de Santiago.- Como
insignia característica del Santo Apóstol y Patrón general de España en cuio
dia alcansó por su intersepsión, como lo cree piadosamente, la última y más
señalada victoria de sus enemigos, por lo que también se propone reconoserle
por espesial Protector suio y añadiendo Religiosamente su Nombre augusto al
primitivo, intitularse de Santa Cruz de Santiago. Roxa, por serio la de la Orden y por la mucha sangre
que costó á los Enemigos el desembarco.
(4). Tres cavezas de León.- Este
animal sirve de simera al escudo de Inglaterra cuia caveza se representa
quebrantada en las tres imbasiones que aquí á practicado esta Nasión 1a por el
Almirante Roverto Blake en 3 de de Abril de 1657 siendo Capitán General D.
Alonso Dávila con el fin de apoderarse de la rica flota de D. Diego de Egues,
que no logró; 2a por el Almirante Juan Genings en 6 de Noviembre de 1706 que
mandando las Armas el Corregidor y Capitán á Guerra D. Josef de Ayala por
ausencia del Capitán General D. Agustin de Robles, intentó con Armas y engaño
someter al Archiduque estas Islas que siempre reconosieron al Señor D. Felipe V
por su lexítimo Soberano. y la 3a por el
Contra-Almirante Horacio Nelson que desembarcó sus tropas el 25 de Julio de
este año de 1797 en que era su digno Comandante General el Excmo. Sr: D.
Antonio Gutiérrez con el objeto igualmente frustrado de sorprehender la Plaza y apo-
derarse del Tesoro del Rey
cargamento de la Fragata
de la RI Compañía
de Filipinas y otros caudales. Negras, por aver sido tales las tres empresas que
le cubre de otros tantos borrones. La atravesada con la espada, denota el mayor
destroso que para escarmiento
suio á esperimentado ultimamente
por Mar y Tierra.
(5). Bordura de asul, ondeado.-
Por el Mar Atlántico que la baña.
(6). Una Ysla.- La de Tenerife
con su famoso Teide.- De Plata, tanto por la nieve que lo cubre, quanto por el
candor de su fidelidad jamás violada.
(7). Tres Castillos.- Los de esta
Plasa.- Del propio metal por lo que an valido siempre en su defensa.
(8). Quatro áncoras.- Por su
puerto de mar. También de Plata asi por su limpiesa é importansia, como por las
riquezas que en él se an salvado de la codisia enemiga.
Presentado al Excmo. Sr. D.
Antonio Gutiérrez, Comante. Gral. de estas Islas, el 25 de Agosto de I797, en
selebridad de los felizes días de la Augusta Reyna Nuestra Señora, que Dios guarde.
EIESEIR.dla.V:Ed..Excmo.
Senor.Rey en vista de las representasiones que V.E. a di gido con papel de 20
de Sepbe último echas por el Ald. Diputados y Síndico Personero de ese Pto y Plaza
á nombre de todo su vecindario con motivo de aver conseguido sus Rls. Armas por
intersesión del Apóstol Santiago y en el dia 25 de Julio de este año, rechasar
el ataque y sorpresa que intentaron los Ingleses contra esta Plaza se á servido
por su Rl Decreto comunicado á la
Camara con fha. 21 del corriente, de aprovar el acta que an
celebrado de común acuerdo de aclamar por compatronos del Pueblo, á la Santa Cruz y á dho.
Santo Apóstol consediéndole en remuneración de la Gloriosa defensa que á
echo, privilegio de Villasgo con la denominasión de la Mui Leal, Noble é Invicta
Villa Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago, y el escudo de Armas que
acompañó V:E. con dho. papel todo libre de servisio pecuniario y de media
annata; y lo aviso á V:E. de orden de S.M. para su inteligencia y á fin de que
por parte de esa Villa se acuda á la espresada Cámara á so1icitar las Zédulas
correspondientes que se espedirán sin derechos. Dios guarde
á V:E. muchos años.- San Lorenzo
27 de Noviembre de 1797.- Gaspar de Jovellanos.- Al pié.- Sr: Comandante
General de Canarias. (En: José María Pinto de la Rosa, 1996).
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