sábado, 7 de diciembre de 2013

MONTAÑA DE IFARA






En la cima de Montaña de Ifara se localiza un paradero pastoril con material arqueológico de superficie -fragmentos líticos de basalto y obsidiana- y algunos restos cerámicos. En las proximidades se ubica una pequeña estación de cazoletas y canales, que responde a la tipología característica de estas manifestaciones rupestres.

En el sector oriental de la Zona Arqueológica, entre las laderas del edificio volcánico de Ifara y el Barranco de Tagoro se reparten varios yacimientos distribuidos irregularmente, pero con una evidente conexión a los recursos hídricos del barranco. Se trata de paraderos pastoriles y grupos de cabañas en piedra seca, con material superficial asociado: industria lítica sobre basalto y obsidiana, vestigios de malacofauna, restos óseos de ovicápridos y material cerámico. Asimismo, en superficie se aprecia una gran cantidad de material arqueológico de similares características repartido sobre el terreno, como testimonio de un proceso de ocupación/explotación del entorno de cierta intensidad en época prehispánica.

El yacimiento más representativo y de mayor singularidad se localiza sobre un lomo de suave topografía -en el lugar conocido como Las Rosas-, ocupando una extensión de unos 400 m2 e integrado por un conjunto de estructuras de piedra seca, posiblemente cabañas (en número de seis), reutilizadas en época histórica. Algunas de ellas presentan muros medianeros, apreciándose una inmensa cantidad de material aborigen (lítico, cerámico, malacofauna, etc.) distribuido en toda su superficie. El yacimiento se completa con 38 paneles con grabados rupestres, que se integran en los muros y paramentos de algunas construcciones o en afloramientos rocosos naturales. La técnica de ejecución predominante es la incisión, siendo más raras la abrasión, picado y rayado. Los motivos representados se clasifican en dos grandes grupos: geométricos lineales, con trazos incisos, individuales, formado haces o entrecruzados; y geométricos, de tendencia oval y rectangular.

En el entorno de la Montaña de los Riscos se documentan más yacimientos, entre los que destacan los paraderos pastoriles de la cima de dicho cono volcánico, con idénticas características a los ya señalados, y que vuelven a repetirse en la ladera meridional del edificio. En esta zona se aprecia, asimismo, un conjunto de cabañas de piedra seca reutilizadas, con material aborigen asociado. En las faldas de la montaña se ubica un grupo de cuevas excavadas en los materiales piroclásticos soldados que configuran el aparato eruptivo, dotadas de muros de cerramiento exterior en piedra seca. Se registra algo de material arqueológico en los alrededores. Finalmente, en el cauce del Barranco de Callao aparecen cuatro abrigos naturales, completados con muretes de acondicionamiento, en el propio cauce.

En la zona alta del Llano de Ifara, al norte del espacio, se localizan sendos yacimientos; el primero de ellos corresponde a una estructura de piedra seca -tipo cabaña- con abundante material arqueológico asociado; mientras que el segundo consiste en una cazoleta de morfología rectangular con un canal de desagüe labrado en la toba pumítica. En sus inmediaciones se documenta un grupo de estructuras excavadas artificialmente en un potente depósito de toba, con material arqueológico de superficie en sus alrededores (industria lítica de basalto y obsidiana, y cerámica). Se divide en tres estructuras, accediéndose a la primera de ellas por un pasillo que desemboca en una cueva excavada con una cruz grabada en el dintel. A escasos metros aparecen otras dos cuevas excavadas artificialmente, una de ellas resguardada por un alto muro de tendencia semicircular realizado con bloques de toba, que delimita un amplio espacio previo a la entrada de la misma.

Manifestaciones de valor etnográfico y asociadas al aprovechamiento agrícola y ganadero tradicional de la zona se documentan en diversos puntos del ámbito propuesto. Se localizan principalmente en la vertiente meridional de ambos edificios volcánicos y suelen presentar una organización similar: grupos de cuevas alineadas, excavadas en potentes depósitos de pumitas, con varias dependencias interiores y con infraestructuras asociadas: aljibes, atarjeas, estanques, eras, etc. La mayoría de ellas fueron ocupadas como cuarterías de jornaleros que trabajaban en las fincas de tomates hasta la década de los setenta del siglo pasado, aproximadamente.

Maria Gómez Díaz
Diciembre de 2013.

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