sábado, 7 de diciembre de 2013

CAPÍTULO XL-X





. EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1791-1800 

CAPÍTULO XL-X



Viene de la página anterior.

Eduardo Pedro García Rodríguez

             La recompensa propuesta para el heroico Cabo Correa consintió en un ducado de demasía y la agregación al regimiento de infantería de Canarias “en cuanto se produjese una vacante”, como subteniente. Cabe preguntarse ¿por qué tan parca recompensa para un cabo que cumplió mucho más allá de su deber, y tan elevada para un teniente cuyos méritos fueron manifiestamente inferiores? ¿Sería debido a que uno era un Canario “de píe” y el otro un empleado de la metrópoli?. Entendemos que si en la denominada gesta del 25 de Julio, hubo algún héroe, éste fue el cabo del Regimiento de Güímar Don Diego Correa.   
  
            Otros colectivos que tomaron parte activa y eficiente en la defensa de la plaza, y que no fueron debidamente invitados al gran baile de las prebendas, fueron los marineros franceses y los pilotos, aunque a para éstos últimos se solicito un ducado de demasía, pero que creemos que la  real tacañería, les privó de ellos.

            La corona española tuvo a bien, haciendo gala de la piedad y  magnanimidad real, conceder algunas modestas pensiones a las viudas y huérfanos que dejaron aquellos que perdieron la vida en defensa de las reales posesiones de Canarias y de los caudales en ella transitoriamente depositados
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LAS INTENCIONES DE NELSON AL ATACAR LA PLAZA DE  SANTA CRUZ DE TENERIFE

            Es una constante en mayoría de los historiadores que han venido tratando el tema del ataque de Nelson a la isla de Tenerife, son unánimes al afirmar que se desconocen los verdaderos motivos que impulsaron al vicealmirante a emprender la aventura. Entre los autores que sostienen esta tesis figura el ilustre y anciano catedrático de historia  Don Antonio Romeu de Armas,  quien en su monumental obra Canarias y el Atlántico, así lo afirma. (tomo III. Segunda parte) Por ello no deja de sorprendernos que el ilustre director de la Real Academia de la Historia en un prólogo a la obra de los escritores don Luis Cola Benítez y don Daniel García Pulido, titulada  La Historia del 25 de Julio de 1797 a la luz de las Fuentes Documentales, nos dice textualmente: <<El plan de Nelson, aunque no expresamente declarado, tenía como último objetivo implantar la soberanía de la Gran Bretaña sobre la isla de Tenerife, ocupando Santa Cruz como primer paso. El águila inglesa nunca abría las garras después de capturar una presa. Recuérdese el caso de Gibraltar, Las Malvinas, Santa Elena, El Cabo, etc.>>  No es frecuente que el Sr. Romeu haga este tipo de afirmaciones sin basarse en documentos fidedignos, pero en este caso no cita ninguna fuente en que basar su acerto, por lo que nos da la impresión de que el prestigioso catedrático intenta contentar a alguien, tomando una aptitud de adivino, aptitud a la que por otra parte suele ser bastante reacio. Continua narrándonos las instrucciones dadas por Nelson para la toma de plaza de Santa Cruz, y más adelante nos sorprende de nuevo con otra afirmación: <<...Y en el mensaje para el Comandante general, del que hizo depositario a Troubridge, se adivina el objetivo último de reemplazar la soberanía de España. Véanse algunos de los párrafos: “la guarnición depondrá las armas (y) será transportada a España>>; ...Examinamos con el máximo interés el documento en cuestión (documento anexo  2) y no encontramos en su contenido ningún párrafo que haga mención a que las tropas una vez entregadas sus armas serían transportadas a España. Por otra parte, el único paralelismo entre Gibraltar y Canarias es que ambos territorios fueron usurpados a sus legítimos poseedores por las fuerzas de las armas, y que ambos continúan al presente siendo colonias, aunque en el caso de Gibraltar, esta situación fue refrendada por la corona española en los tratados de Utrecht, suscritos entre 1713 y 1715, extremos que no menciona el Sr. Romeu de Armas en el referido prólogo.                        

            Es sorprendente esta casi total coincidencia en estos autores, que manejando documentación original de la época, y  en algunos casos inéditos en su momento, osen sostener que las intenciones que movieron al vicealmirante continúan siendo una incógnita.

´           Posiblemente estos autores al mantener estas aseveraciones lo que realmente pretenden, es mantener el mito de que la isla sufrió una invasión por parte de una gran potencia,  dirigida por el mejor estratega de su época,  manteniendo así el axioma de que cuando más notable es la figura del – en este caso supuestamente vencido-mayor es la gloria que se abrogan los supuestos vencedores, y esto es así hasta el punto de que estos historiadores se refieren al vicealmirante dándole el tratamiento de contralmirante, grado que Nelson alcanzó bastante tiempo después del fallido intento de saquear los caudales de la corona española existentes en plaza de Santa Cruz de Tenerife.

              Los verdaderos propósitos a Nelson a realizar un ataque corsario a la plaza de Santa Cruz, están claramente expuestos por el propio vicealmirante en la carta de intimidación que éste quería hacer llegar al comandante de la plaza, en caso de que la toma de la fortaleza de Paso Alto, hubiese sido efectiva conforme a los planes que había elaborado. Frustrado el intento del Bufadero, como sabemos, la misiva no llegó a manos de Gutiérrez como se había previsto, quizás fue esta imposibilidad de comunicación en un primer momento, lo que impulsó a Troubridge a enviar las dos primeras embajadas al general Gutiérrez, con las propuestas que conocemos y básicamente se centran en el contenido de la mencionada carta. Quizás éstos ultimátum debía hacerlos llegar el propio Nelson, después de que se llevara a cabo la cita que tenía concertada con sus hombres para las tres de la madrugada en la plaza principal, pero como ya sabemos, un casco de metralla le impidió al vicealmirante acudir a la misma.
Es bien sabido que los actos de corso y de piratería, eran habituales en las marinas reales europeas en tiempos de guerra y aún fuera de ellos, existen sobrados ejemplos de estas actividades llevadas a cabo por las armadas españolas, portuguesas, inglesas, francesas y holandesas, e incluso notables familias del Archipiélago, ejercían esta actividad enmascarándola bajo la apariencia de comerciantes o mercaderes, extremo éste que esperamos tratarlo más ampliamente en otro lugar de esta obra.

Analicemos el contenido de la tan mencionada carta, en ella veremos que no existe incógnita alguna sobre las intenciones del vicealmirante:

       
“Teseo, 20 de Julio de 1797.
Señor.
Tengo el honor de participaros que he venido aquí para exigir la inmediata entrega de la fragata “Príncipe de Asturias”, procedente de Manila y con destino a Cádiz, perteneciente a la compañía de Filipinas, con su cargamento completo, y así mismo todos los demás cargamentos semejantes que hayan sido desembarcados en Tenerife y no sean para el consumo de sus habitantes.”

             En esta primera parte de la carta, se expone con claridad meridiana cuales eran las verdaderas intenciones de Nelson al atacar la plaza, como se puede apreciar no se trata de una expedición de conquista, sino simplemente de una acción de corso, en  busca de unos supuestos tesoros procedentes del vireynato de México, además de los contenidos en la fragata de la compañía de Filipinas. El almirante Jervis, había recibido información de sus espías sobre la existencia de los supuestos tesoros en la isla, lo que le motivó para apoyar a Nelson en su expedición. Debemos destacar la puntualización que hace Nelson en sus exigencias al separar de ellas los cargamentos destinados al consumo de la población. Esta actitud pone de manifiesto que no quiere infringir daños innecesarios a los habitantes de la ciudad y de la isla, mas adelante continua empleando un tono más severo, acorde con la importancia de sus exigencias y en un lenguaje  propio de situación de guerra. “...y siendo mi mayor deseo que ningún insular sufra por las consecuencias de mi petición, ofrezco las siguiente honrosas condiciones, que espero que admitáis, pero si las rehusáis, todos los horrores de la guerra que recaerán sobre los moradores de Tenerife serán imputados por el mundo a vos, a vos únicamente, pues destruiré a Santa Cruz y a las demás plazas de las islas por medio de un bombardeo, exigiendo además una fuerte y pesada contribución.”

             No nos cuesta mucho imaginarnos la reacción que hubiese producido en el ánimo del general  la recepción de esta misiva de haber llegado a sus manos, a continuación Nelson expone el resto de las condiciones.

Articulo 1.º  Deberán entregarme los fuertes, poniendo al momento a las fuerzas británicas en posesión de las puertas.
Artículo 2.º   La guarnición depondrá las armas, permitiéndose, sin embargo, a los oficiales que conserven sus. espadas.
Artículo 3.º  Con tal de que se cumpla con el primer artículo de que se me entreguen los cargamentos ya citados, no se exigirá a los habitantes ni la más pequeña contribución, pues, al contrario, gozarán bajo mi protección de toda seguridad en sus personas y propiedades.
   Artículo 4.º    No se ejercerá intervención alguna en la Santa Religión Católica; sus ministros y todas sus Ordenes regulares estarán bajo mi especial cuidado y protección.

   Artículo 5.º   Las leyes y magistrados vigentes continuarán como hasta aquí, a no ser que la mayoría de los isleños deseen otra cosa.

Aceptado todos estos artículos, los habitantes de Santa Cruz depositarán sus armas en una casa al cuidado del obispo y del primer magistrado, siendo muy honorífico para mí el consultar con estos señores sobre todas las ventajas que puedan proporcionar a los habitantes.
Dentro de media hora espero la aceptación o repulsa.
Horacio Nelson”

            Con la exigencia del primer artículo, Nelson pretende dominar los fuertes, y así conseguir que la rada sea segura para anclar en ella sus navíos mientras proceden a la estiba de los cargamentos que supone se encuentran en la plaza o en la ciudad de La Laguna.

            En cuanto al segundo artículo, es lógico que pretenda que sus tropas puedan actuar sin temor a una posible represalia por parte de tropas armadas, sin embargo se deduce que pretende tener una convivencia pacífica con los habitantes de la ciudad durante la esporádica ocupación, al permitir que los oficiales porten sus espadas, simbolizando así más un acuerdo que una rendición.

              En el tercer artículo, se garantiza la seguridad de las personas y propiedades, este extremo fue cumplido unilateralmente durante la estancia de las tropas británicas en la ciudad, pues a pasar de haber ocupado el convento de Santo Domingo y un almacén de víveres, no se registraron por parte de los ocupantes actos de saqueo o pillaje ni en estos edificios ni en el resto de los de la plaza <<Estando como estaban sin víveres y cansados por los muchos trabajos del desembarco y posteriores luchas>>.

             En cuanto al contenido del cuarto artículo, recordemos que los frailes Dominicos, no sufrieron ningún tipo de vejación, por el contrario el superior y maestro de la comunidad, se prestaron voluntariamente hasta el castillo principal a acompañar la embajada negociadora.

            El contenido de la carta no deja de ser sugestivo, si conocimiento de la mismas hubiese llegado a la <<mayoría de los isleños>> en esas líneas el vicealmirante deja entrever la posibilidad de un cambio en las estructuras dominantes en el momento, cambio que en todo caso no hubiese sido posible, pues exceptuando a los comerciantes, las denominadas fuerzas vivas de la ciudad, estaban formadas por los empleados de la metrópolis

.RESUMEN

En los proyectos del vicealmirante Nelson al iniciar la expedición contra la plaza de Santa Cruz, no figuraba la conquista y ocupación permanente de la isla, tal como nos lo quieren hacer creer algunos historiadores que están altamente comprometidos con el sistema imperante en nuestras islas. El objetivo único de la expedición era económico, y pretendía mediante un golpe de mano, apoderarse de los supuestos tesoros del rey de España, incluido naturalmente el cargamento de la fragata de filipinas, en ningún caso, esta operación de corso iba dirigida contra las vidas o los bienes y caudales de los habitantes de la isla.

             El comportamiento observado por la mayoría de los jefes y oficiales españoles, con su general al frente, así como la de algunos de las milicias, y de las tropas regladas fue bastante deplorable
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             Queda ampliamente demostrado que quienes de verdad hicieron frente a la situación desde un principio fueron las tan denostadas milicias Canarias, las cuales prácticamente desarmadas, supieron hacer frente a un enemigo mucho mejor armado y entrenado
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             La realidad es que, los vencedores en esta acción – si es que los hubo – fue el pueblo de Tenerife, y por extensión, todo el pueblo canario.

            No existió la tan propagada derrota de los ingleses, y sí un fracaso en sus planes de apoderarse de los caudales del rey. Según el RAE que tengo a la vista, la palabra derrota la define  en su segunda acepción como: Vencimiento completo de un ejército seguido generalmente de fuga desordenada. En la retirada de las tropas inglesas no se dio ninguno de estos supuestos, por el contrario, las fuerzas se retiraron con su armamento, tambor batiente y banderas desplegadas, desfilando marcialmente y flanqueadas en su marcha hacía el muelle por las tropas Canarias en posición de rendir honores.

            Tenemos que admitir que, el ataque efectuado por los británicos a Santa Cruz, fue uno de los más civilizados de los que tiene noticias la guerra moderna.

             En un libro publicado con motivo del supuesto quinto centenario de la fundación del poblado de pescadores que en sus orígenes fue la hoy ciudad de Santa Cruz de Tenerife, y decimos supuesto porque entendemos que no puede fundarse lo que ya está fundado, pues en lugar que hoy ocupa la ciudad existía un importante núcleo de población guanche. Este lugar denominado por sus pobladores Añaza o Añazu, fue el lugar elegido por el bandolero Alonso Benítez de Lugo y su cohorte de mercenarios, para realizar la primera invasión de la isla de Tenerife, y también donde llevó a cabo su primera razzia “oficial”de esclavos, - mujeres, ancianos y niños –( pues los hombres adultos se estaban aprestado para la defensa de su Patria),  precisamente en los asentamientos de Añaza ubicados en los lugares que al día conocemos como “las Asuncionistas” y “Montaña Guerra”. Volviendo al libro citado (de excelente elaboración, pero que da la impresión de estar escrito por encargo), su autor nos dice que Nelson no bombardeo la plaza porque los cañones de que estaban dotados los navíos, eran de tiro raso, aptos solamente para la guerra en el mar, nosotros que somos legos en temas militares, pero que tenemos cierta capacidad para pensar, nos preguntamos: ¿ es posible que una división naval compuesta en su mayor parte por navíos que tres años antes, habían bombardeado y ocupado las ciudades de Bastia y Calvi, en la isla de Córcega, a las ordenes de Nelson, no estaba preparada para bombardear la plaza de Santa Cruz?

            Quienes reprochan al general Gutiérrez, el no haber sabido sacar provecho a la “victoria” sobre los ingleses, están cuestionando precisamente una de las decisiones correctas tomada por el general y su plana mayor. Estos eran conscientes de 575 hombres bien adiestrados y hechos fuerte en el convento, eran un enemigo temible para unas fuerzas como las Canarias que, aunque superior en número, eran bisoñas y casi desarmadas, por otra parte, el lugar donde estaban parapetadas las tropas británicas no era apropiado para el uso de la artillería por parte de las milicias, única arma realmente eficaz conque contaban los defensores de la plaza, los cuatro cañones violentos con que contaban las fuerzas sitiadoras serían pocos eficaces contra los muros del convento, y hay que tener en cuenta el carácter sacro del edificio, extremo éste que en la época pesaría mucho en el ánimo de los isleños Es evidente que en la larga entrevista mantenida  en el castillo entre los representantes de las fuerzas inglesas y la plana mayor del mismo, éstos expondrían al general la situación real. Si las milicias continuaban hostigando a los ingleses, éstos prenderían fuego a la ciudad, además harían entrar en acción la artillería de la escuadra, que como sabemos constaba de 393 cañones y que hasta el momento habían permanecido en silencio. Ésta capacidad de fuego de la flota, dotada además de mejores y más potentes piezas que las de la plaza, y manejadas por experimentados artilleros, eran más que suficientes para acallar los fuertes, y además reducir a escombros la Villa de Santa Cruz.

            Estos extremos los conocían perfectamente los componentes de la plana mayor, por ello no dudaron un instante en aceptar las propuestas de los británicos para reembarcarse honrosamente, al estar convencidos éstos de que el tan mentado y deseado tesoro de Méjico no había sido desembarcado en la isla, renunciando de paso también al cargamento de la fragata. Ya hemos dicho, que la intención de Nelson no era ocupar la isla permanentemente, por ello y por no querer dañar a los naturales, se abstuvo de emplear la artillería de la escuadra, exceptuando las acciones de amago o distracción de la bombarda ”Rayo” (una boca de fuego), y el incidente de la fragata desplazada hacía San Andrés por el tiempo Sur dominante, y que tuvo que repeler el ataque de la torre del lugar, acción que produjo un muerto y varios heridos en el castillo de San Andrés, no por el fuego de la fragata, sino por la explosión de uno de los viejos cañones con que estaba dotado el baluarte. 
Nos queda la impresión de que, alguien, algo o algunos, tienen un especial empeño en  hacernos “comulgar con ruedas de molino”, sobre las que fueron las verdaderas intenciones que animaron al vicealmirante Nelson a efectuar un ataque, a la hoy, Muy Leal, Noble, Invicta y Muy Benéfica Ciudad, Puerto y Plaza de  Santa Cruz de Santiago de Tenerife. (Eduardo Pedro García Rodríguez, 1996)


1797 Septiembre 13.
Solicitud de declaración de la Villa y Escudo de Santa Cruz de Tenerife.

Señor.- El Alcalde Rl, Diputados y Síndico Personero de este Puerto y Plaza de Santa Cruz de Tenerife A.L.R.P. de V:M. con la maior reverente sumisión exponen: que la dicha Plaza es el Pueblo de la Isla que consta del maior Número de vezinos, pues oy pasan de 2.000 y sus  avitantes exceden de 8.000 Almas sin incluir transeuntes de cuia clase no vajan de 1000 Personas las que de ordinario existen en él. Lo material de su Población, la mejor de toda la Ysla, el Comercio activo radicado en la misma Plaza; ser
ella la residencia de nuestro Comandante Gral.; estar establecidas aquí las Administraciones Principales de Correos, Tavaco y Aduana, Vtra RI Tesorería, la Contaduría Prinsipal y Veeduría de la Gente de Guerra de esta Provincia, las Ofisinas Peculiares á cada Ramo, ser la misma Plaza la residensia de los Cónsules de las Naciones Extrangeras, haver un Vicario Eclesiástico, una Parrochia con un Beneficio y el correspondiente clero; Dos combentos de Religiosos Dominico y Franciscano y otras varias Ermitas, estar mandada erigir ultimamente en Ayuda de Parrochia la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, ser su Bahya á la que aportan los Correos Marítimos y quantas embarcasiones lleguen á nuestras costas asi Nacionales de essa Peninsula y Américas, como extrangeras, y ser esta en fin la residencia de la Plana Maior y del Batallón de Infantería de Canarias y vivir en su recinto sugetos de la primera distinsión, todo esto ase recomendable este Pueblo digno de otra particular atensión.

En el año pasado de I755 el Señor Rey D. Fernando el VI, Vtro. Glorioso Progenitor; concedió á esta Alcaldia el privilegio de conoser por deudas personales y juicios contensiosos entre estos vesinos hasta en cantidad de 300 ducados antiguos, que hasen 450 de la moneda corriente con la aplicación que en estos casos interpusieren las partes agraviadas á vtra. RI Audiencia, y desde aquel tiempo se está en esta posesión adquiriendo un nuevo realze con tal privilegio la Plaza de Santa Cruz.

Vtro actual Comandante Gral. podrá informar de el esmero con que se an condusido estos vezinos en la imbasión que acaban de aser lo Enemigos de vtra Corona en esta Plaza, y el zelo que acreditaron desde que el 22 de Julio se presentó al Frente de ella la Esquadra Ynglesa compuesta de 4 navíos, otras tantas fragatas, una Balandra y una Bombarda comandada ésta por el Contra-Almirante Nelson, todos concurrieron con sus auxilios para la defensa hasta las Mugeres sobre sus cavesas condusian á las Baterías y Alturas asi de dia como de Noche, el pan, el agua y todo socorro para vtros soldados, y los que componemos la Junta del Pueblo por que no se embarasasen los bravos Militares y peritos en el manejo de las Armas, nos ofresimos á proveer la Tropa de todo lo nesesario, oferta que fué admitida por vtro Comandante General y desempeñada exactamente por nosotros tanto que emos merecido de este Dignísimo Gefe, nos aya significado distintas ocasiones su gratitud. El plan de rondas que para en caso de invasión avia formado esta Junta y que se realizó puntualmente en los días de vuestro conflicto, es un argumento del interés que emos tomado en la defensa de la Plaza y una demostrasión de nuestro zelo en el mejor servisio de V:M. tan assi que reconociendo vtro. Comandante Gral. la parte que tomaron en la defensa todos los vezinos sin exepción de sexos penzó y sugirió al Síndico Personero interino la espesie de que se podia acudir á vtra. RI Persona á impetrar la Grasia de que á este Pueblo se le conseda el titulo de Villa en remunerasión de sus servisios. El referido Síndico lo hizo presente á la Junta quien acordó lo que resulta de la acta con que dá prinsipio el testimonio del espediente que se á formado en su razón en el que igualmente se contiene copia del plan de rondas de que ablamos antes y de las dos Rs Cédulas por las que el Señor Rey D. Fernando el VI, consedió á esta Alcaldia el privilegio de que se á echo mensión.

Hay notisias siertas de que en lo antiguo se titulava Villa á este Pueblo, como lo acredita el zertificado del folio 19, pero ignoramos por que causa no á seguido esta denominasión hasta Nuestros días. Lo sierto es Señor, qe la Plaza de Santa Cruz es acreedora á Vtra RI venefisensia por un efecto de la qual en remunerasión de los servisios de sus vezinos y atendiendo á todo lo demás espuesto al prinsipio de esta representasión, suplicamos rendidamente á V:M. se digne conseder á esta Plaza el título y Privilegio de Villa, mandando que en lo susesivo se nombre La Muy Noble e Inbicta Villa,, Puerto y  Plaza de Santa Cruz de Santiago, por aver sido el día de este Santo Apostol el de Nuestra victoria para que assi, los vezinos de ella, reconosidos á Vtra. RI Grasia, se estimulen más y más á defender la Ysla conservándola siempre para la Corona de España y ampliando la Grasia á que pueda usar de Armas en que simbolize la Gloriosa acción que motiva esta reverente súplica. Ansi lo experamos de la innata justificasión de V.M.C.C.R.P.G. Dios los años que la Cristiandad y esta Monarquía necesitan. Puerto y Plaza de Santa Cruz de Tenerife y Septiembre I3 de I797.

Señor:
A.L.R.P. de V:M.
Ensaio de un escudo de Armas con que el Puerto y Plaza de Sta Cruz de Tenerife, puede esperar se sirva distinguirle la RI munifisensia Si S.M. tuviese á bien condecorarle con el Título de Villa.

I Descripción blasonada de sus esmaltes y figuras:
Escudo óvalo en campo de oro (I), una cruz de sínople (2) aislada brochante sobre la espada de gules de la orden de S. Tiago (3), cuios cuatro extremos se descubren por los de la cruz, con tres cavesas de León de sable (4), dos en los flancos á derecha é izquierda de la cruz y la otra vajo su extremo inferio7; á la cual atraviesa una oja de otra espada en bordura azul ondeada (5), una peña ó isla de figura piramidal en medio del Gefe (6) Tres Csstillos (7) dos en flancos y el otro avajo y quatro áncoras interpoladas (8). La isla, Castillos y Ancoras de plata y por timbre una corona Ducal de oro.

Significado é inteligencia de este escudo de armas.-

(I). Campo de oro.- Espresa la lealtad mas acendrada y fina que á brillado siempre en este territorio el amor de los Gefes y avitantes de Tenerife en defensa del Rey y de la Patria.

(2). Por averla fixado en este Rivera (llamárase antiguamente Añaza) el Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo el dia 1 de Mayo de I493 en que por primera vez aportó á ella y erigiendola Altar en que se celebró la primera Misa el dia 3 de su imbensión, intitulándose desde entonces Puerto de Santa Cruz, cuia denominasión se Glorya de conservar aun este Pueblo que la venera como á su titula7: Verde, por que no se marchitesu devosión ni desmaie la esperansa que funda en su protección de conseguir mayores triunfos de sus Enemigos, á cuio fin trata de aclamarla en devida forma por Patrona.

(3). La espada ó Cruz de la Orden de Santiago.- Como insignia característica del Santo Apóstol y Patrón general de España en cuio dia alcansó por su intersepsión, como lo cree piadosamente, la última y más señalada victoria de sus enemigos, por lo que también se propone reconoserle por espesial Protector suio y añadiendo Religiosamente su Nombre augusto al primitivo, intitularse de Santa Cruz de Santiago. Roxa, por serio la de la Orden y por la mucha sangre que costó á los Enemigos el desembarco.

(4). Tres cavezas de León.- Este animal sirve de simera al escudo de Inglaterra cuia caveza se representa quebrantada en las tres imbasiones que aquí á practicado esta Nasión 1a por el Almirante Roverto Blake en 3 de de Abril de 1657 siendo Capitán General D. Alonso Dávila con el fin de apoderarse de la rica flota de D. Diego de Egues, que no logró; 2a por el Almirante Juan Genings en 6 de Noviembre de 1706 que mandando las Armas el Corregidor y Capitán á Guerra D. Josef de Ayala por ausencia del Capitán General D. Agustin de Robles, intentó con Armas y engaño someter al Archiduque estas Islas que siempre reconosieron al Señor D. Felipe V por su lexítimo  Soberano. y la 3a por el Contra-Almirante Horacio Nelson que desembarcó sus tropas el 25 de Julio de este año de 1797 en que era su digno Comandante General el Excmo. Sr: D. Antonio Gutiérrez con el objeto igualmente frustrado de sorprehender la Plaza y apo-
derarse del Tesoro del Rey cargamento de la Fragata de la RI Compañía de Filipinas y otros caudales. Negras, por aver sido tales las tres empresas que le cubre de otros tantos borrones. La atravesada con la espada, denota el mayor destroso que para escarmiento
suio á esperimentado ultimamente por Mar y Tierra.

(5). Bordura de asul, ondeado.- Por el Mar Atlántico que la baña.

(6). Una Ysla.- La de Tenerife con su famoso Teide.- De Plata, tanto por la nieve que lo cubre, quanto por el candor de su fidelidad jamás violada.

(7). Tres Castillos.- Los de esta Plasa.- Del propio metal por lo que an valido siempre en su defensa.

(8). Quatro áncoras.- Por su puerto de mar. También de Plata asi por su limpiesa é importansia, como por las riquezas que en él se an salvado de la codisia enemiga.

Presentado al Excmo. Sr. D. Antonio Gutiérrez, Comante. Gral. de estas Islas, el 25 de Agosto de I797, en selebridad de los felizes días de la Augusta Reyna Nuestra Señora, que Dios guarde.
EIESEIR.dla.V:Ed..Excmo. Senor.Rey en vista de las representasiones que V.E. a di gido con papel de 20 de Sepbe último echas por el Ald. Diputados y Síndico Personero de ese Pto y Plaza á nombre de todo su vecindario con motivo de aver conseguido sus Rls. Armas por intersesión del Apóstol Santiago y en el dia 25 de Julio de este año, rechasar el ataque y sorpresa que intentaron los Ingleses contra esta Plaza se á servido por su Rl Decreto comunicado á la Camara con fha. 21 del corriente, de aprovar el acta que an celebrado de común acuerdo de aclamar por compatronos del Pueblo, á la Santa Cruz y á dho. Santo Apóstol consediéndole en remuneración de la Gloriosa defensa que á echo, privilegio de Villasgo con la denominasión de la Mui Leal, Noble é Invicta Villa Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago, y el escudo de Armas que acompañó V:E. con dho. papel todo libre de servisio pecuniario y de media annata; y lo aviso á V:E. de orden de S.M. para su inteligencia y á fin de que por parte de esa Villa se acuda á la espresada Cámara á so1icitar las Zédulas correspondientes que se espedirán sin derechos. Dios guarde
á V:E. muchos años.- San Lorenzo 27 de Noviembre de 1797.- Gaspar de Jovellanos.- Al pié.- Sr: Comandante General de Canarias. (En: José María Pinto de la Rosa, 1996).

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