Eduardo Pedro García Rodríguez
1817. Abril 8. Tal como señala Bealer, algunos corsarios
sudamericanos no se conformaron sólo con devastar el comercio español, sino
que para "favorecer la causa de los patriotas de América
sembraron la semilla de la rebelión en los dominios reales de las
Canarias". En tal sentido, este autor reproduce un despacho del 8 de abril de 1817, procedente de Santa Cruz de
Tenerife y publicado en LeMoniteur Universal de París, que matizaba
"la extensión de las operaciones
de los corsarios y los esfuerzos que hacían para fomentar la rebelión". El documento, ciertamente,
merece ser reproducido:
"El
comercio de nuestra plaza y de las Canarias ha sufrido grandes pérdidas debido a las numerosas
capturas de barcos españoles que han tenido
lugar. Los corsarios independientes se vuelven cada día más audaces. Parece
que han tenido éxito en establecer comunicaciones con la costa y por lo
tanto toda medida que el gobierno toma para proteger la propiedad y asegurar
la fidelidad de los marinos es infructuosa; barcos pequeños son capturados
todos los días por navíos armados y bien tripulados. El país está inundado
de proclamas que incitan a los habitantes a rebelarse contra la madre
patria y colocarse bajo un protectorado (un gouvernement protec-teur). Pero
todas las amenazas no pudieron sembrar la inquietud ni alterar la
confianza en las autoridades legítimas. El gobernador general no descuidaba
nada para conservar la autoridad de su soberano, es un servidor bueno y
leal". (Manuel de Paz-Sánchez, 1994)
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