Eduardo
Pedro García Rodríguez
1797
Abril 18.
En 1776 ingleses y españoles, sé
enzarzan una vez más, en otra guerra, como consecuencia de la misma, los
corsarios ingleses hacen de las aguas
canarias, su campo de operaciones favorito, en la noche del 17 al 18 de
Abril de 1797, dos fragatas inglesas destacadas de la armada del almirante Sir
John Jervis que mantenía el cerco de Cádiz, se desplazaron hasta el puerto de
Santa Cruz de Tenerife y, perpetraron un audaz golpe de mano, amparándose en
la nocturnidad y en la deficiente
vigilancia mantenida tanto en los castillos de la plaza como en los navíos.
Precisamente esa noche, parte de los tripulantes de la fragata Príncipe Fernando habían decidido
pernoctar en tierra quizás con ánimo de degustar los sabrosos caldos de
malvasías y aguardientes isleños, que se expendían en las tabernas de la plaza.
El capitán de la fragata Terpsichore, Richard Bowen ordenó arriar
un par de botes al agua con una dotación de 80 hombres y, bogando con sigilo,
abordaron la fragata de la
Real Compañía de Filipinas El Príncipe Fernando (que en
ruta de Filipinas hacía Cádiz, venía al mando del Capitán Juan Ignacio de
Doria, y del segundo José Zabala), que estaba anclada en la rada bajo la
protección del fuerte de San Cristóbal, cortaron las amarras y, aprovechando el
viento Norte, los ingleses sacaron el navío rápidamente de la bahía, cuando tocaron a arrebato desde el fuerte, los corsarios y su
presa ya se alejaban del puerto y plaza de Santa Cruz, y fuera del alcance del
tiro de los cañones.
La experiencia con el Príncipe Fernando, debió servir de poco a
la guardia y mandos coloniales de los fuertes, pues pocos días después los
corsarios ingleses Cockburn, y Hallowell, al mando del Minerve y del The Lively
respectivamente, en la noche del 2 al 3 de Mayo dieron el golpe sobre la
corbeta francesa Le Mutine,
abordándola y matando a los tres marineros que estaban de guardia en el puente,
la sacaron del puerto sin oposición alguna al
contrario de lo que afirma algún autor, “a pesar de la tenaz resistencia de
la dotación y del férreo cañoneo que se le hizo desde el fuerte” de la
documentación que hasta el momento hemos manejado, no se desprende que los
aprehensores recibiesen repuesta alguna por parte de la guarnición de la plaza,
a pesar de que el parte enviado a la corona por el general Gutiérrez que, naturalmente, está redactado en términos
exculpatorios, tratando de salvaguardar la responsabilidad del general ante la
pérdida de un navío propiedad del rey, en un puerto del cual él era su máximo
responsable, hable de una repuesta por parte de las baterías de los
fuertes.
Curiosamente, la dotación de La
Moutine, cometió los mismos errores que poco más de un
mes antes, habían cometido la tripulación
del Príncipe Fernando, así como la
guardia de los fuertes. No cabe duda de que este fue un duro golpe para la República Francesa,
pues La Mutine, dedicada también al corso, y con una
dotación de 145 hombres y 16 bocas de fuego (algún autor apunta que eran 14)
había hecho estragos en las comunicaciones navales inglesas.
La
Moutine (La Traviesa ó Picara), había
zarpado 18 días antes del puerto Bretón de Bres, al mando de la misma venía el
capitán Louis Estanislao Xavier Pomiés y el teniente Faust quienes al mando de
sus tropas y marinería, desembarcada por los ingleses después del apresamiento
del navío, habrían de tener una participación decisiva en la defensa de Santa
Cruz frente a la tentativa de Nelson.
En la fragata viajaba como pasajero
Mr. Prediger ciudadano holandés al servicio de Francia, quien como embajador
del gobierno francés llevaba una comisión secreta para la ciudad india de
Madrás. Los franceses no tardaron en reaccionar, y para no perder su cuota de
los cuantiosos beneficios que el ejercicio de la piratería en las aguas
canarias proporcionaba, sustituyeron
rápidamente a la nave perdida por otra denominada La Mouche,
más conocida en la historia de las islas como La Mosca,
que en dos años de actividad, apreso seis navíos enemigos y dejo un
considerable número de prisioneros en la isla.
Una de las presas más significativa
lograda por La Mouche, fue la
corbeta Argos, con 50 prisioneros. El
cónsul francés decidió remitir los prisioneros a Gibraltar para canjearlos por
prisioneros franceses, y los embarcó en la fragata española Reyna Doña Luisa. Cuando los prisioneros
ingleses tuvieron conocimiento del puerto de destino, cundió entre ellos el
pánico porque algunos eran desertores. Rebasando la Punta de Anaga, decidieron
sublevarse y apoderarse del barco, conseguido su objetivo redactaron una carta
en la que explicaban a los viajeros que los motivos que les habían motivado a
apoderarse del navío no eran piráticos,
sino que temían por sus vidas si eran conducidos a Gibraltar. Arriaron una
lancha y en ella embarcaron a los pasajeros con parte de sus equipajes. Estos
después de una angustiosa odisea
tuvieron la suerte de recalar en el puerto de las Nieves en la isla de La Palma. (Eduardo Pedro
García Rodríguez)
1797 Julio 22.
El desembarco de un destacamento
de ingleses por la playa de Valle Seco con objetos de ocupar la altura de Paso
Alto para desde allí neutralizar al castillo del mismo nombre, indujo a las
autoridades coloniales a la creación de un reducto en la cima de dicho risco.
Servía para proteger el Fuerte de
Paso-Alto, y está inscrito en el Registro el 29 de Septiembre de 1900, al folio
216 del tomo 340, libro 101, del Ayuntamiento, finca n° 6623, inscripción
I", con 9.490,00 m2
de superficie incluyendo el camino, su cota de 225,00 mts distante 700 mts de
la población y 40 de la orilla del mar. Para subir al atrincheramiento existe
una vereda de 1,50 mts de ancho término medio, de unos 900 mts de longitud que
partiendo del barranco de Tahodio conduce al mismo. Su planta es irregular y está
situado en la cresta de la montaña de Paso-Alto. La longitud de su magistral es
de 184,40 mts a barbeta contando con 5 emplazamientos y 7 explanadas.
La batería con su camino de
acceso, alojamientos, depósitos y algibes fue construida por el Ingeniero de
S.M. D. Luís Marqueli a raíz del desembarco inglés en la playa de Valle Seco el
22 de Julio de 1797 y se emplazaron 4 cañones, asegurando así el risco de La Altura contra cualquier
eventualidad, y librar de toda amenaza posible al Castillo de Paso-Alto. Fue
bautizada por el Comandante General D. Antonio Gutiérrez con el nombre de Santa
Cruz de Santiago. El repuesto era abovedado. (José María Pinto de la Rosa, 1996).
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