El hallazgo más antiguo y mejor documentado que conocemos es la necrópolis aparecida en 1770. Visitada y descrita por J. de Viera y Clavijo, permite que hoy se disponga de una relación de primera mano de esta importante sepultura. Actualmente se ignora su ubicación exacta y el estado en que quedó después de las numerosas alteraciones y sustracciones que sufrió, como se desprende de los relatos que existen. Cuenta este autor que:
Al tiempo que se escriben estas Noticias, se acaba de descubrir un panteón excelente, cuyo apreciable monumento derrama mucha luz sobre esta parte de nuestra historia. La cueva, aunque de una entrada, sumamente difícil, es en lo interior alta, capaz y acompañada de algunos nichos abiertos en la peña. Está en un cerro muy escarpado del barranco de Herques, entre Arico y Güímar, en el país de Abona, y tan llena de momias, que no se contaron menos de mil. A la verdad yo no había admirado tanto hasta entonces aquel artificio con que estos isleños inmortalizaban sus cuerpos s [...] Las mortajas o forros en que están enrollados desde pies a cabeza son unos pellejos de cabra cosidos con primor. Algunos cuerpos tienen hasta cinco o o seis, puestos unos encima de otros. Hállanse los varones con los brazos extendidos sobre ambos muslos y y las hembras con las manos juntas hacia el vientre. Aun la misma colocación que tienen los xaxos en este cementerio es objeto digno de atención, porque están en cama y filas, sobre unos como andamios o catrecillos de madera todavía incorrupta, cuyo espectáculo no tienen nada de honroso.
Maria
Gómez Díaz
Diciembre
de 2013.
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