CAPITILO II
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Cuevas viviendas en Europa
Desde el
Netherdal hasta ahora las cuevas han ejercido un atractivo sobre el hombre, es
más que posible que a su alero se haya tejido gran parte de la historia y
cultura del homo sapiens moderno.
La piedra en
una forma de urbanismo que tiene sus ventajas y su belleza especial además de
un componente espiritual especial. Muchos monasterios de la Edad Media
especialmente en Oriente se han construido por agrupaciones de cuevas. En su
aislación y silencio y en el medio de la montaña es más fácil escuchar a la Diosa-Madre .
La arquitectura subterránea también conocida por arquitectura enterrada, arquitectura excavada o arquitectura troglodítica. Es
un subtipo de la arquitectura solar bioclimática aprovecha una tecnología para
reducir la incertidumbre ambiental para seres humanos en el subterráneo (bajo
tierra) más cerca a la superficie, donde pretende construir un refugio acogedor
y duradero.
Esta arquitectura se orienta
hacia el sol y al aprovechamiento de los recursos que hay naturalmente en los
alrededores del sitio elegido para la construcción: el propio suelo consolidado
tal como esta. Se aprovecha mucho la inercia térmica para tener un confort
térmico interior en la vivienda. Este tipo de arquitectura esta muy a menudo
relacionado con la autoconstrucción.
En muchas
partes del mundo han sido por siglos formas tradicionales de viviendas, las
cuevas. Particularmente en zonas de clima árido y calido, Palestina, Siria,
Egipto, Libia, Marruecos, Canarias, Túnez Turquía y Afghanistán, y europeos
Italia, Cerdeña, Francia, Yugoslavia,
también en España como herencia amazigh. En este ultimo país, en los
territorios que otrora fueran de dominio árabe-mazigio especialmente en
Al-andaluz (Andalucía) hay pueblos enteros de casas cuevas-viviendas.
Según los investigadores Luís
Arias González y Juan José Andrés Matías: “Actualmente, las cuevas-vivienda
constituyen en España un patrimonio arquitectónico muy apreciado por su
originalidad y por los beneficios económicos que producen tanto su
rehabilitación en sí como su, cada vez mayor, explotación y reconversión en
alojamientos turísticos. La mayoría de ellas, restauradas convenientemente,
ofrecen ahora en distintos puntos de Canarias, Andalucía, Levante,
Aragón, Navarra, Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha, todo tipo
de comodidades que las han transformado en la imagen floreciente –y muy
rentable- de un sistema hostelero alternativo que aúna la calidad más moderna
con los aspectos ecológicos de moda –“construcción bioclimática”- y la
pervivencia, a la vez, de una pintoresca tradición constructiva. Desde hace
unas tres décadas, la alta consideración alcanzada por la cueva-vivienda ha
puesto en marcha un peculiar proceso de “gentrificación”, es decir, que son
ahora las clases sociales más altas quienes han revalorizado y transformado en
lugares “chic”, zonas anteriormente sumidas en la depresión y el abandono.
Pero, al margen de estos nuevos usos habitacionales privados, constatamos un
renovado interés entre los mismos poderes públicos por sumarse a esta
recuperación arquitectónica y cultural. Sin embargo, hasta los años 70,
las casas troglodíticas eran consideradas en nuestro país un foco de
poblamiento marginal y un sinónimo inequívoco de “subvivienda” o de
infravivienda de la más baja estofa. Sus mismos ocupantes, las autoridades
políticas del momento y el grupo de arquitectos y demás expertos en el tema de
la habitación popular, coincidían al verter sobre ellas una inequívoca
consideración peyorativa y despreciativa.” (Luis Arias González y Juan José
Andrés Matías, 2008).
Técnicas de excavación y tipos de
cuevas horadadas
Por lo
general, se adaptan a la forma del terreno, siendo casi nula la preparación del
mismo. Sin embargo, no hay duda que, a veces, en algunos sectores se observa un
acondicionamiento previo antes de la excavación, principalmente de los accesos
y entradas. Éste consiste en cortar verticalmente un sector del cerro, donde va
la fachada, dejándole, rara vez, visera en la parte superior. A la vez, y
lateralmente, se preparan dos planos triangulares que sirven de muros de
contención y resguardan la fachada. Estos planos con respecto a la fachada
forman casi siempre un ángulo superior a 90º. También se nivela el terreno
frente a la fachada, formando una especie de plazuela que da amplitud a la
entrada y sirve de desahogo a sus moradores. Los trabajos comunitarios de
desmontes para arreglar los accesos los realizan los miembros de los linajes
que allí viven.
Cuando se
excava una cueva, tanto si se hace horizontal como en foso (pe. Matmata), se
acostumbra a utilizar la técnica del arco, consistente en trazar un arco de
medio punto en la pared, desde el que se excavará de arriba abajo, penetrando
un metro o metro y medio, espesor que se da a los muros de carga, de frente y
lateralmente; luego se harán otros arcos sucesivos según se vayan horadando
hasta conseguir la altura deseada. El arco, además de servir como referencia en
la excavación, da seguridad a la misma.
Pese a la variedad de técnicas usadas
en la horadación de las cuevas, dos formas son las más generalizadas: a) las
excavadas de forma horizontal y a ras del suelo del camino o sendero, tipo más
frecuente; b) las excavadas en foso y a partir de aquí y a ese nivel se horadan
las demás habitaciones.
Desde el
camino o sendero para llegar a la primera habitación se desciende mediante
rampa o escalones. Este tipo es consecuencia de la poca elevación del cerro. Un
cerro que tenga unos cinco metros de altura forzosamente habrá de excavarse en
foso. Una y otra forma de excavación aprovecha intensamente el suelo, porque se
hace en profundidad y perpendicular al cerro, excepto cuando se «sobaquea», es
decir, se abre una habitación a cada lado de la primera. Estas habitaciones van
dotadas de ventanas.
La primera
habitación es la entrada y sirve de acceso a las demás. La forma de esta
primera habitación puede variar, así como sus dimensiones: las hay cuadradas,
rectangulares, trapezoidales, ovaladas, etc. Por lo general presentan un techo con
bóveda de medio cañón, con una altura en el centro de 2,5 m . a 4 m . y 1,5 m . a 2 m . en los arranques. El suelo
se pica nivelado y si la arcilla es buena se le deja natural, fregándolo sólo
con agua. En otras ocasiones, después de picado, se le echan de 3 a 4 cm . de granza de arena,
encima se les da mezcla y luego se pone solería.
Hacia mitad del siglo XX
España era la región con más cuevas habitadas dentro del ámbito mediterráneo y
es muy posible que aún hoy lo continúe siendo. A principios de los años
60 eran 42 las provincias españolas que tenían familias viviendo en
cuevas con un nivel de presencia muy diferente de unas provincias a otras.
Dejando al margen lo que solo son situaciones excepcionales, la vivienda-cueva
se extendía especialmente por Aragón, Navarra, País Valenciano, Castilla-La
Mancha y sobre todo por Andalucía.
A principios de los años 60
del siglo pasado Andalucía era la región de la Península Ibérica
con mayor volumen de cuevas habitadas y ella sola concentraba el 49 por ciento
de las familias que vivían en cuevas en toda España. A su vez, dentro de
Andalucía la concentración de viviendas trogloditas era mayor en las
provincias de Jaén, Almería y sobre todo en Granada, donde habitaba el 41 por
ciento del total de familias trogloditas del país en dicha fecha.
En Andalucía el uso de
viviendas excavadas ha estado presente en mayor o menor proporción en todas las
provincias andaluzas, si bien en los años 60 del siglo XX tenían ya un carácter
residual en las provincias de Huelva, Málaga y Sevilla, habiendo
desaparecido en la actualidad en todas ellas. En Huelva y Málaga se utilizaron
con carácter de provisionalidad por familias de pescadores. En la provincia de
Córdoba se desarrolló un núcleo de cuevas habitadas, relativamente estable en
torno al municipio de Iznájar, al pie de la Penibética y que,
aunque muy disminuido, se mantiene en la actualidad.
La provincia de Cádiz ofrece
una situación similar a las anteriores en cuanto a significación mínima de la
vivienda troglodita, aunque merece una atención especial, ya que este tipo de
vivienda tiene aquí una tipología especial. Se trata de viviendas
localizadas en el municipio de Setenil de las Bodegas, en la vertiente del Rio
Guadalporcún, que aprovechan una hendidura tallada en la mole rocosa y cuentan
con una parte subterránea y otra construida desde la oquedad hacia fuera con
objeto de captar luz y favorecer la salida de humos. Se han calificado como
viviendas semitrogloditas, por su carácter de vivienda parcialmente
subterránea, pero no excavada. Algunas de ellas continúan habitadas y
constituyen uno de los actuales atractivos turísticos del municipio.
Hacia el Este, en concreto en
las provincias de Jaén, Almería y sobre todo Granada las cuevas habitadas
aumentan en número, a la vez que van uniformando su tipología. En la provincia
de Jaén las cuevas habitadas en la década de los 50 del pasado siglo se
situaban en gran número de municipios, enclavados en las vertientes del
Valle del Guadalquivir y sus afluentes, especialmente en las del Guadiana Menor
y el Guadalimar. Se trataba de alojamientos de pequeña superficie, muy
deficientes, casi sin huecos al exterior; en suma, auténticas infraviviendas que
han ido desapareciendo progresivamente. En efecto, el descenso a partir de esa
fecha ha sido muy significativo, incluso en aquellos municipios de la
provincia con una importante tradición de vivienda troglodita. Ése fue el
caso de Jódar, sin duda el núcleo troglodita más importante de la provincia (él
solo contaba con más del 25% de las cuevas habitadas de la provincia en 1900),
habiéndose reducido su número a 11 en 1981 y a 4 en 1991. Actualmente subsiste
en el barrio de la
Serrezuela alguna habitación excavada a la que se ha adosado
la casa que fue construida con posterioridad y que actualmente se utiliza como
desahogo de la vivienda. Un uso residual, no propiamente residencial, también
se mantiene en otros municipios de la provincia de Jaén que tuvieron cuevas en
pasadas décadas. También es posible encontrar algún municipio con escaso número
de cuevas habitadas, como es el caso de Alcaudete o Pegalajar, donde, además,
se está impulsando el turismo rural en las tradicionales viviendas excavadas.
Durante la segunda mitad del
siglo XX su posición era la segunda en la escala provincial andaluza (tras la
de Granada), si bien a principios del siglo puede que las posiciones de ambas
provincias estuvieran cambiadas y quizás fuera Almería la provincia andaluza
con mayor número de cuevas habitadas, que se extendían profusamente a lo
largo de los La provincia de Almería ha constituido a lo largo del siglo XX un
área con enorme implante de este tipo de vivienda y así lo han reflejado
numerosos autores valles de los Ríos Almanzora y Andarax, llegando hasta la
misma capital de la provincia). (Mª Eugenia Urdiales Viedma, 2003).
Los mamatís
La vivienda mas codiciada por
el hombre mazigio (bereber) primitivo fue una cueva. En cuanto el ser humano
consiguió vivir de forma estable en un mismo sitio, eligió la cueva como el
mejor refugio que le ofrecía la naturaleza. Abrigada en invierno y fresca en
verano, fácil de defender de los enemigos y de las fieras salvajes, a cubierto
de las mas intensas lluvias y de huracanados vientos. Las cuevas, naturales o
artificiales, fueron una vivienda muy apreciada por el hombre durante muchos
milenios.
Uno de los pueblos imazighen
(bereberes) que durante milenio han excavado sus viviendas en la piedra caliza
o arena arcillosa son los mamatís de Túnez.
Hacia el oeste por el oasis de
Gabes a 20 kilómetros
se llega a Matmata, pueblo de casas
trogloditas. Localizada en una pequeña cordillera, sus habitantes, en su
mayoría beréberes, han construido las viviendas bajo tierra, excavando la arena
arcillosa buscando temperaturas más agradables y constantes.
Las cuevas
habitación se disponen en círculo alrededor de un foso, con una profundidad de 10 metros , por lo que
cuando uno se va acercando pareciera que nadie viviera por esas zonas.
En los
alrededores se encuentran otros centros de poblados de cuevas viviendas como
Tijma, habitada por mazigios (beréberes) cuyas mujeres tienen el pelo naranja
teñido con henna y tatuajes realizados también con este tinte.
La ciudad de Matmata es la capital de los mazigios (Bereberes) de Túnez. Un antiguo pueblo aguerrido, que ha habitado en el norte del continente desde tiempos inmemorables, y que tiene muchos recuerdos - de los invasores fenicios, romanos, barbaros, arabes, franceses y otros tantos.
Estos imazighen
(Bereberes) llegaron a vivir en las ciudades construidas en sus tierras por los
extranjeros, pero la mayoría de ellos abandonaron estas ciudades cuando los
turcos quisieron cobrarles impuestos inmensurables y volvieron a las cuevas
donde muchos de ellos habitan aun.
Aparte de las
cavernas, existían sus fortalezas - "ksares", donde se ocultaban protegiéndose de sus enemigos.
Aun conservan
su idioma, costumbres y tradiciones. Los jóvenes, como es usual, poco a poco se
trasladan a las grandes ciudades. Pero entre los mas viejos se encuentran
todavía aquellos que en la época del espacio cósmico del Internet viven aun en
las casas de los trogloditas - cavernas.
Claro que hay que admitir, que sorprende bastante, al ver cerca de la
caverna una batería solar y antena de televisión, pues algunas casas subterráneas tienen
electricidad.
Las
casas-cuevas, fueron ideadas hace siglos con el fin de esconderse de diferentes
agresores, por eso es muy difícil encontrarlas en medio de los lomos.
En las puertas
hay dibujos de peces, huellas de la mano abierta (símbolos de oración a la Diosa Tanit ), símbolos
que protegen al hogar de maleficios y atraen la buena suerte. En comparación
con el calor que hace en el exterior el interior de la cueva es fresco.
Las casas-cuevas
suelen tener bastantes habitaciones. Vivir allí, es bastante confortable - en
invierno no hace frío y en verano no hace calor.
“Casas como
estas ya no se construyen”, - “Tiempos atrás, cuando un hombre joven se casaba,
se reunía la familia completa y todos ayudaban a cavar un nuevo hueco en la
arena y construían así la casa a la nueva pareja de jóvenes”, afirman los
habitantes más viejos del lugar.
Hemos dado un
somero repaso a las viviendas-cuevas en algunos países, viviendas que hasta no
hace mucho tiempo eran vilipendiadas y condenadas, y sus moradores marginados por una sociedad
prepotente que sólo valora la ostentación despreciando muchos de los beneficios que la naturaleza
nos brinda en sus múltiples facetas, se dice que los antiguos era sabios y
sabían vivir integrados en la naturaleza, mucho de cierto debe haber en este
aserto cuando la actual sociedad del ocio y el consumo trata de rescatar para
uso y disfrute de algunos privilegiados las antiguas viviendas trogloditas,
algunas de las cuales han sido transformadas en villa y hoteles de lujo, debe
ser cosa del ser atávico que todos llevamos dentro aún en esta era especial y
cibernética.
En las páginas
precedentes hemos dado un somero repaso a algunas de las culturas que han
desarrollado técnicas de excavación para construir templos, edificios públicos
y viviendas en la roca en algunos casos similares a las que construían nuestros
ancestros, en la páginas siguientes trataremos las construcciones canarias
pre-coloniales y veremos que nuestros antepasados no sólo habitaban las cuevas
en estado natural como insistentemente y de manera interesada nos vienen
propugnando ciertos estamentos oficiales y oficialistas encargados de recrear
según modelos etnocentristas la cultura primigenia canaria, pero antes,
estimamos oportuno incluir algunos apuntes en torno a la geografía y orografía
de Canarias, pues aunque parezca increíble, lamentablemente en pleno siglo XXI
son muchos los jóvenes y no tan jóvenes que ignoramos nuestra realidad
geográfica tanto como la histórica.
Ello es debido
a que tanto el sistema educativo español impuesto en Canarias como los medios
de comunicación sociales españoles en las islas-que son casi todos, aún los
autodenominados autonómicos- no dejan de bombardearnos artera y continuamente
con mensajes subliminales dirigidos a alienar la mente de los ciudadanos.
Frecuentemente estos medios tergiversan la realidad informativa empleando
términos que aparentemente trasmiten la sensación al lector u oyente de un
aparente despiste o desconocimiento geográfico, la verdad es que estos son
perfectamente estudiados e impuestos por los jefes de redacción de los diversos
medios de comunicación, verdaderos cancerberos de los dogmas emanados desde la
metrópoli y de los políticos de servicio locales, así nos vemos sorprendidos
con disparates como los siguientes; “En
el Sur de Tenerife s ha inaugurado el hotel más moderno de Europa”
“Fuerteventura es la isla del continente europeo que menos pluviosidad recibe
al año” “Con las obras del nuevo dique semisumergido, el puerto de Las Palmas
de Gran Canaria continuará estando entre los diez primero del viejo continente”
“ “El tubo volcánico de la cueva del viento en Icod de los vinos es la gruta
más larga de Europa.” “Arafo tiene el
mayor número de pozos de nieve acreditados de toda Europa.” Y así, infinidad de estas interesadas
incogruencias.
Afirma mi
amigo Bentakayse que “la palabra no es inocente” aserto con el que estoy
totalmente de acuerdo. Decía un ministro Nazi de propaganda que una mentira por
increíble que esta sea si se repite continuamente acaba siendo aceptada como
verdad, y de esta técnica saben mucho los estamentos coloniales en Canarias,
fruto ello es el hecho de que una gran parte de la población canaria tiene
asumido como realidad incuestionable la falacia de que somos europeos y de que
estamos situados físicamente en Europa.
Geografía
y Orografía de las islas Canarias
Canarias es un archipiélago con una extensión de 7273 km2, (sin contar las Islas
Salvajes, bajo administración portuguesa) situado en el Atlántico situado
frente a la costa noroeste de África, entre las coordenadas 27º 37' y 29º 25'
de latitud norte y 13º 20' y 18º 10' de longitud oeste (esta situación implica
una diferencia de una hora entre Canarias y la península ibérica, es decir, en
Canarias la Sol sale una hora antes.) La distancia a nuestro continente es muy
pequeña, de tan sólo 95 km .,
en el punto más próximo, si se compara con la que lo separa de las tierras
europeas: 1.400 km .
Está formada por siete islas
mayores: Esero (El Hierro), Ghumār (La Gomera ),
Benahuare (La Palma ),
Chinech (Tenerife), Erbania (Fuerteventura), Tamaránt (Gran Canaria) y
Titoreygatra (Lanzarote). Además del Archipiélago Chinijos (La Graciosa , Alegranza,
Montaña Clara, Roque del Este, Roque del Oeste, Isla de Lobos, además de las
Islas Salvajes las cuales como hemos dicho están bajo administración
portuguesa.
Por su origen
y evolución íntimamente relacionados con la apertura y expansión del Atlántico
Sur y el margen noroccidental del continente, el archipiélago canario no guarda
ninguna relación con la evolución geológica de la Península Ibérica
ni con Europa.
Desde el punto
de vista geológico, el archipiélago se encuentra situado en la zona magnética
tranquila del margen pasivo africano. Su substrato es oceánico y se formó al
separarse África de América a lo largo de un sistema de rift (la actual dorsal
medio atlántica). Es un buen ejemplo de vulcanismo oceánico intraplaca de tipo
alcalino.
Origen:
Se trata de
una construcción volcánica edificada a lo largo de una dilatada actividad
volcánica con emisiones de diverso tipo. Las islas se encuentran sobre la
litosfera oceánica en el contacto entre ésta y la litosfera continental de la
placa africana.
Las formas de
modelado de las Islas Canarias están influencias principalmente por las
estructuras volcánicas, su litología y el clima. La combinación de los
distintos factores ha dado lugar a una evolución morfoclimática especial, donde
aparecen estructuras como calderas, barrancos, terrazas, acantilados, etc.
El proceso de
formación se inicia en el Mioceno, aunque el volumen principal de las islas
emergidas se formó, en algunos casos, hacia el Plioceno, incluso en el
Cuaternario.
Sin embargo,
las Islas no presentan la misma edad, dado que su formación no fue simultánea,
sino que las dataciones efectuadas sobre las rocas superficiales aportan unas
edades de entre 20 y 10 millones de años para las islas más antiguas
Titoreygatra, Erbania, Tamaránt, y Ghumār (Lanzarote, Fuerteventura,
Gran Canaria y La Gomera )
y entre 10 y 0,5 millones de años para las más jóvenes Chinech, Benahuare y
Esero (Tenerife, La Palma
y El Hierro). De igual modo, hay que señalar, que cada isla es el resultado no
de un único episodio eruptivo, sino que se ha formado por etapas o ciclos eruptivos
relativamente cortos, separados por largos períodos de inactividad volcánica en
los que actuó, tras la emersión del edificio insular, la erosión. En cada
ciclo, la superposición de nuevos materiales extendía y elevaba los edificios
insulares.
Uno de los
rasgos más característicos del relieve canario y que en primera instancia llama
la atención, es la altitud que llegan a alcanzar los edificios insulares. A
pesar de su reducido tamaño, el apilamiento de materiales que se ha dado a lo
largo de su historia geológica origina estos ‘continentes en miniatura’
sobre el océano. Cada una de las Islas suele tener su máxima altitud en las
zonas centrales, y a partir de ahí va disminuyendo hasta llegar al litoral.
Titoreygatra y Erbania (Lanzarote y Fuerteventura) constituyen una excepción.
Son las islas más bajas y llanas, cuyo relieve ha sido arrasado por la erosión
durante periodos temporales más largos que en las demás, pues se trata de los
edificios insulares más antiguos del Archipiélago. Esto también ha provocado
que estas dos Islas sean tan áridas, ya que las nubes cargadas de humedad que
traen los vientos alisios, pasan de largo sin provocar la precipitación de niebla o
lluvia
horizontal.
Las mayores
altitudes en Canarias están constituidas por el Teide en Chinech (Tenerife) (3.718 m , el pico más
elevado de las islas), el Roque de los Muchachos en Benahuare (La Palma ) (2.423 m ), el Pico de las Nieves
en Tamaránt (Gran Canaria) (1.949
m ), Malpaso en Esero (El Hierro) (1.501 m ), Garajonay
en Ghumār (La Gomera ) (1.487 m ), Jandía en
Erbania (Fuerteventura) (807 m )
y Peñas del
Chache en Titoreygatra (Lanzarote) (671 m ).
En la línea de Edafología, la profesora Inmaculada Menéndez
en colaboración con profesores de la Universidad , de la de La laguna y de otros centros
extranjeros, investigan sobre el polvo atmosférico procedente, en gran parte,
del vecino Sahara, el mayor desierto a nivel mundial, y sobre las consecuencias
de éste cuando se deposita en el suelo. “Analizamos su procedencia y
trayectorias de viaje, la distribución de tamaños de las partículas de este polvo
sahariano y su composición geoquímica y mineralogía”.
Esta línea de trabajo es de gran interés debido a que se ha
detectado que los suelos de Canarias tienen, en gran medida, un aporte de este
material externo, el polvo sahariano. “Hay en concreto un mineral, el cuarzo,
que está ausente en las rocas de las Islas, llegando exclusivamente con el
polvo sahariano”. La profesora Menéndez comenta que, fácilmente, más del 30%
del material que forma el suelo es de origen externo a las islas, llegando éste
por vía eólica, como polvo atmosférico.
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