EFEMÉRIDES
DE LA NACIÓN CANARIA UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO
III: DE LA ANTIGÜEDAD AL SIGLO XV
1421 - 1430
1420. La conquista de La Gomera
es encomendada a Alfonso de Las Casas por el Rey Juan II de Castilla.
1422.
El segundo viaje Bethancourt partió de Sevilla, conquistando Fierro,
(Esero) e intentándolo en Gomera, Benahuare (La Palma ) y Chinech (Tenerife).
No desembarcó en Tamaránt (Gran Canaria), por impedirlo "10.000 hombres de
pelea". Es probable que los encabezase el portugués Fernando de Castro.
Llegado a las islas por entonces, bautizó a derecha e izquierda. Al comportarse
como delegado de rey – “propietario”, excitó las protestas de Juan II.
Por no cambiar la costumbre, Bethencourt
se instaló en Lanzarote, levantando casa de piedra seca y barro, sobre restos
de la fortaleza, que tuvo su predecesor. Domicilio social de empresa, dedicada
a la exportación de cueros, sebo y guanches, saturado el mercado sevillano,
Jean vendió esclavos en Aragón y Francia. Amasada considerable fortuna,
traspasó el negocio a su sobrino Maciot de Bethancourt o Mosén de Menaute,
abandonando la vida en colonias. La presencia en las islas de normandos, reyes
vasallos de Castilla, no desanimó a los portugueses. En 1428, Gil de Eanes tocó
en Canarias, acopiando cautivos, antes de alargarse al cabo de Naam, que no
dobló, según dicen por miedo a transmutarse en negro, si rebasaba las
"marcas" de Guinea.
Enterados los vasallos de Maciot, de que el bautismo por el rito
cristiano les ponía a resguardo de la exportación, lo solicitaron a una voz. De
haber sido hombre de escrúpulos, el tratante en esclavos hubiese perdido su
fuente de ingresos, pero al no inquietarle las cuestiones de fe, exportó
cristianos e idólatras lanzaroteños indiscriminadamente, confiando en la falta
de autoridad, de una iglesia católica dividida.
Liquidado el cisma de la
bicefalia por Martín V, nombró a D. Mendo obispo de Canarias. Enfrentado a
Maciot, aprovechando que un Pedro de Castilla pasaba a la corte, hizo saber a
Juan II las complicaciones que le acechaban, de saberse en Roma que uno de sus
vasallos, convertía a los cristianos, en mercancía. Con enredos sobrados a
domicilio, a causa de su amistad con Álvaro de Luna, el rey dotó a Pedro Barba
de Cantos, de barcos y gente de guerra, para que solventase el problema.
Al no conseguirlo por las malas,
Barba se avino a las buenas, pagando generosamente las islas, con condición de
que Maciot se largase por su pie. Se dice que pasando a Madeira, vendió el
archipiélago por partida doble, a dos señores que lo consideraban propio:
Enrique el Navegante y el Conde de Niebla (Bernáldez ofrece versión original, sobre el
incómodo señorío de los Guzmanes: conquistadas algunas de las Canarias por
Mosén de Bethancourt, las vendió al padre del primer Duque de Medina Sidonia,
al que llama Juan Alonso, en lugar de Enrique. Este las cedió a Fernán de
Peraza, "que vivía con él", a cambio de "ciertos lugares".
Peraza fue acusado de no haber conquistado las islas mayores, ni sido recibido por
los "regimientos", de las tres islas, a más de haber conseguido,
"por halagos o como quier que fue", hacerse tratar como rey, por
todos los canarios (Bernáldez. Cap. XXV). Barba hizo lo propio por su
parte, apenas pisó Sevilla, comprando Fernán de Peraza, fiel ejecutor del rey,
casado con Inés de las Casas, que vivía en la collación sevillana de San
Vicente, pero no en casa de los Guzmanes.
Harto de los problemas que
creaban las Canarias, el de Niebla cedió sus derechos, en 1430, a Guillén de las
Casas, alguacil mayor de Sevilla, criado de su casa, si no testaferro.
Investido por Juan II como señor de las islas, fue a Titoreygatra (Lanzarote),
encarcelando a Maciot en Esero (Hierro). Enterado Enrique el Navegante, mandó
armada para liberarle, siendo reintegrado a su domicilio de Titoreygatra
(Lanzarote). (L.A. Toledo)
1423. Fray Juan de Baeza, de la secta católica de los franciscanos
(O.F.M)., va a Roma en representación de los franciscanos colonizadores de
Erbania (Fuerteventura) a suplicar al Papa Martín V ( cuya obediencia habían
aceptado) la creación de una Vicaría general de los franciscanos de Canarias y
la creación del obispado de Erabania (Fuerteventura) con jurisdicción en todas
las islas, menos en Titoreygatra (Lanzarote), en la cual estaba de obispo Fray
Mendo de Viedma, también de la secta franciscana (O.F.M)., quien había
permanecido bajo la obediencia del antipapa Benedicto XIII.
1423. El Papa Martín V crea la Vicaría general de los colonos de la
secta franciscanas de Canarias; y, por la bula Meritis tuarum, de Roma,
a 9 de abril de 1423, nombra primer vicario general de la misma a Fray Juan de
Baeza, (O.F.M).
1424. En una Bula del Papa Martín
V se cita la existencia en la isla de la Gomera de un templo de la secta católica bajo la
advocación de Santa María de la
Palma (Santa Lucia – Tazo), construido por los portugueses
1424. El jefe de los católicos el Papa Martín V crea el obispado de
Erbania (Fuerteventura) y nombra su primer obispo al colono don Martín de las
Casas, pariente de Guillén de las Casas, por la bula Illius caelestis
agricolae, de Roma, a 20 de noviembre de 1.424.
1424. Hernando de Castro (padre de don Álvaro de Castro), conde de
Monsanto, vasallo de Portugal (quien había ido de embajador a Castilla en 1.423 a pregonar la tregua
de paces), enviado por el infante don Enrique el Navegante (quien estaba
intentando que sus pilotos sobrepasasen el cabo de Bojador y no lo consegian),
va con una gran armada de 2.500 hombres de a pie y 120 a caballo a las Islas
Canarias para conquistar Tamaránt (Gran Canaria) e imponer el bautizo
católico a los guanches; pero no pudo
sostenerla por los grandes gastos y tuvo que retirarse con la mayor parte de la
armada (Hist. I, 18; BAE, XCV, 67b y 68b). . (Las Casas)
1424 Noviembre 20.
BULA de Martino V. crendo un nuevo
Obispado en la isla de Fuerteventura.
«Martino, obispo, etc. La
doctrina de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, cuyas veces, aunque indignos,
hacemos en la tierra por soberano encargo suyo y las Evangélicas planas nos
enseñan, e inducen a que donde hay una mies abundante y pocos operarios
enviemos los bastantes, para que, por su ministerio, esta misma mies, ayudada
de los auxilios del correspondiente cultivo, rinda aquellos copiosos frutos que
a su debido tiempo se deben recoger en el granero celestial.
A nuestra apostólica noticia ha
llegado por voz pública y por relaciones fidedignas, que
las islas Fortunadas, que quedan
a las partes del Mediodía, nombradas de Canaria y que en particular se llaman:
una, Lancelote; otra, Fuerteventura; otra, Gran Canaria; otra, Infierno; otra,
Gomera; otra, Palma, y otra Hierro, las cuales, estando pobladas desde lo
antiguo de gentes que no conocían a Dios, han sido últimamente tomadas por el
valor de nuestro amado hijo, noble varón y caballero Juan de Béthencourt con otros
muchos fieles de Cristo; y que por la industria, predicación y diligencia
incansable de algunas personas religiosas, las dichas islas de Lancelote,
Fuerteventura y Hierro se han hecho del todo cristianas y sujetado a los
adoradores de Cristo, al paso que algunos habitantes de la Gran Canaria y
Gomera, bien que en ciertos parajes solamente, se han convertido también a la
Fe Católica; que en Lancelote se había erigido una Catedral en honra y bajo el
título de San Marcial, la cual se llama Rubicense, y se halla actualmente
provista de Pastor; que en Fuerteventura hay otra iglesia con título de Santa
María de Betancuria, y que en las mencionadas islas de Palma y Gomera se habían
edificado ciertas capillas bajo la advocación de Santa María de la Palma; finalmente,
que siendo la isla de Fuerteventura la más inmediata a las de
Gran Canaria, Infierno, Gomera y Hierro, en las cuales, por ser nuevamente
convertidas, se carece mucho de clérigos y otros eclesiásticos que trabajen
felizmente en adelantar la conversión, sería muy oportuno que se le destinase a
aquella un Pastor propio, que pueda instruir y corroborar a los convertidos a
la fe católica y tener especial, fiel y solícito cuidado de la conversión de
aquellos pueblos, de que resultaría, mediante Dios, grande utilidad de las
almas, no sólo en lo restante de la Gran Canaria y Gomera, sino también en las
otras islas de La Palma e Infierno.
Nosotros, pues, deseando, a
imitación del mismo Divino Agricultor, cuyas acciones son nuestro dechado, que la mies de
los referidos pueblos, que se halla en tan buena sazón, se recoja en la iglesia
de Dios y por último en el granero Celestial con el ministerio de nuestra
operación, en cuanto nos fuere posible y con el trabajo y diligencia de propios
operarios, para la gloria y honra de Dios y de la misma Santa María y para
aumento del Divino culto y salvación de las almas, de consejo de nuestros
hermanos y en fuerza de la plenitud de la potestad Apostólica, establecemos y
erigimos en Catedral la referida iglesia de Santa María de Betancuria y la
condecoramos con el título, honor e insignias de Iglesia Catedral; y para
memoria indeleble juzgamos y queremos que en todas edades se llame Iglesia de
Fuerteventura, la cual habrá de tener, mediante Dios y el ministerio de la
solicitud Apostólica, esposo idóneo con plenitud de los oficios Pontificales
que la rija y sea para ella provechoso.
Asimismo determinamos, por
autoridad Apostólica, que el obispo que fuere de Fuerteventura tenga también
cuidado Episcopal en todas las cosas espirituales y temporales de las
expresadas islas de Gran Canaria, Infierno, Gomera, Hierro y Palma y de sus
habitantes y moradores; y que la dicha iglesia de Fuerteventura esté sujeta por
derecho Metropolitano, como la Rubicense, a la iglesia de Sevilla, hasta tanto
que los referidos habitantes y moradores estén todos convertidos a la fe, y
desde entonces hasta que se disponga otra cosa por la Silla Apostólica. No
obstante, cualesquiera constituciones Apostólicas, estatutos y costumbres de
dichas iglesias, aunque se hallen
corroborados con juramento y
confirmación Apostólica. Nulli ergo hominum, etc. Dada en Roma, en el Palacio
de los Santos Apóstoles, a 20 de noviembre en el año séptimo de nuestro
Pontificado, que es el de 1424». (En: A. Millars Torres, 1977 t. 3:337)
1424
noviembre 20.
Primeros intentos de penetración del catolicismo en el Archipiélago
Canario según el clérigo católico e historiador José de Viera y Cavijo.
“Bula de erección de un nuevo obispado en Fuerteventura
Debemos
atribuir a un efecto de aquellas diferencias el osado paso que los señores de las
islas dieron en la corte romana para mortificar al obispo de
Rubicón. Ellos impetraron facultad pontificia, a fin de que se
erigiese otra segunda silla episcopal en Fuerteventura, de la cual
dependiesen las de Canaria, Tenerife, Palma, Gomera y Hierro. Véase aquí el
contenido de esta no menos curiosa bula,
expedida por Martino V, año de 1424, de que tampoco habían
hecho la menor mención nuestros escritores:
Martino, obispo, etc. La doctrina de nuestro Dios
y Salvador Jesucristo, cuyas veces, aunque indignos,
hacemos en la tierra por soberano encargo suyo,
y las evangélicas plantas nos enseñan e inducen a
que, donde hay una mies abundante y pocos operarios, enviemos los bastantes
para que por su ministerio esta misma mies, ayudada de los auxilios del
correspondiente cultivo, rinda aquellos copiosos frutos que a su debido tiempo se
deben recoger en el granero celestial.
A
nuestra apostólica noticia ha llegado por voz pública y
por relaciones fidedignas que las islas Fortunadas,
que quedan a las partes del Mediodía, nombradas de Canaria, y
que en particular se llaman, una Lancelote, otra Fuerteventura, otra
Gran Canaria, otra Infierno, otra Gomera, otra Palma y otra Hierro,
las cuales, estando pobladas desde lo antiguo
de gentes que no conocían a Dios, han
sido últimamente tomadas por el valor de nuestro amado hijo, noble varón y
caballero Juan de Béthencourt, con otros muchos fieles de Cristo, y que, por la industria, predicación y
diligencia incansables de algunas
personas religiosas, las dichas
islas de Lancelote, Fuerteventura y Hierro se han hecho del todo cristianas y sujetado a los adoradores de Cristo, al paso que algunos habitantes de la Gran Canaria y Gomera, bien que en
ciertos parajes solamente, se han convertido también
a la fe católica; que en Lancelote se había erigido una catedral en honra y bajo el título de San Marcial, la cual se llama Rubicense y se halla
actualmente provista de pastor; que en Fuerteventura
hay otra iglesia con título de Santa María de Betancunria, y que en las
mencionadas islas de Palma y Gomera
se habían edificado ciertas capillas
bajo la advocación de Santa María de La Palma; finalmente, que siendo la
isla de Fuerte-ventura la más inmediata a las de Gran Canaria, Infierno, Gomera y Hierro, en las cuales, por ser nuevamente
convertidas, se carece mucho de clérigos y otros eclesiásticos que trabajen
felizmente en adelantar la conversión, sería
muy oportuno que se le destinase a aquélla un pastor propio, que pueda instruir
y corroborar a los convertidos a la fe
católica y tener especial, fiel y solícito cuidado de la conversión de aquellos pueblos, de que resultaría, mediante Dios, grande utilidad de las almas, no sólo en lo restante de la Gran Canaria
y Gomera, sino también en las otras islas de La Palma e Infierno.
Nosotros,
pues, deseando, a imitación del : mismo divino Agricultor, cuyas acciones son i
nuestro dechado, que las mies de los referidos I pueblos
que se halla en tan buena sazón se recoja ¡ en la
iglesia de Dios y por último en el granero j celestial con
el ministerio de nuestra operación, en cuanto nos fuere
posible, y con el trabajo y diligencia de propios
operarios, para la gloria y honra de Dios y de la misma Santa María, y para aumento del divino culto y salvación de las almas, de consejo de nuestros hermanos, y en fuerza de la plenitud de la potestad apostólica,
establecemos y erigimos en catedral la referida iglesia de Santa María
de Betancuria y la condecoramos con el
título, honor e insignias de iglesia catedral; y para memoria indeleble juzgamos y queremos que en todas edades se llame iglesia de Fuerteventura, la cual habrá de tener, mediante Dios y el ministerio de la solicitud apostólica,
esposo idóneo con plenitud de los oficios pontificia-les que la rija y sea para ella provechoso.
Asimismo
determinamos, por autoridad apostólica, que
el obispo que fuere de Fuerteventura tenga
también cuidado episcopal en todas las cosas espirituales y temporales de las expresadas islas de Gran Canaria, Infierno, Gomera, Hierro y Palma, y de sus habitantes y moradores; y que la
dicha iglesia de Fuerteventura esté sujeta por derecho metropolitano, con la Rubicense, a la iglesia
de Sevilla, hasta tanto que los referidos habitantes y moradores estén todos convertidos a la fe, y desde entonces hasta que se disponga otra cosa por la silla apostólica. No obstante cualesquiera constituciones apostólicas, estatutos y
costumbres de dichas iglesias, aunque se hallen corroborados con juramentos y confirmación apostólica. Nú///
ergo hominum, etc.
Dada en Roma, en el palacio de los santos Apóstoles, a 20 de
noviembre en el año séptimo de nuestro
pontificado, que es el de 1424.
Cuando se considera
esta preeminencia de silla episcopal a que
se intentaba elevar la isla de Fuer-teventura,
substrayendo su iglesia de la de Rübi-cón y haciéndola capital de las demás,
debemos acordarnos de que Juan de Béthencourt, en el poder que dio en Granville a su primo Maciot para enajenar
las Canarias, tuvo cuidado de reservar aquélla para sí y sus herederos, con
todo el señorío e imperio, de manera que
jamás pudiera ser dada ni vendida.
Así no es mucho que Maciot, que era el
alma de las desavenencias con el obispo don fray Mendo, pensase con este
revés inopinado de política vengarse del
prelado y condecorar al mismo tiempo su predilecta fuerteven-tura con un privilegio ruidoso. Pero siendo don fray Mendo un pastor firme, amante de la libertad eclesiástica y de la natural de sus ovejas,
enemigo de la tiranía y del tirano, supo
defender los derechos de su mitra con tal tesón, que no descansó hasta pasar a Roma en persona, donde consiguió desvanecer las ideas de su adversario.
Tenemos
una carta de Benedicto, obispo de Abruzzo, vicecamarlengo del papa
Martino V, por
la cual, de orden del mismo santo padre dada vivae
vocis oracula, mandaba, en primero de octubre
de 1428, a
los registradores de las letras apostólicas,
entregasen al reverendo en Cristo padre don Mendo, obispo rubicense y de las
islas de Canaria,
una copia o trasunto de las bulas por las cuales se había provisto aquel
obispado en la persona de fray Alberto,
fray Martín de Las Casas «de persona
Fratis Martini de Domibus».
Sin duda que
este documento, en que habían de estar claras las
circunstancias con que se erigió el obispado y catedral de
Rubicón en Lanzarote, conducirían mucho a los derechos de don fray
Mendo, y bien se echaba de ver su designio en aquel mismo
énfasis con que se intitulaba obispo rubicense y de las islas de Canaria.
Triunfó por último su razón, pues la catedralidad de Fuerte ventura
no tuvo efecto, ni aquella especie de cisma entre
las dos iglesias consecuencia ninguna; pero el victorioso pastor
quedó en el campo de batalla, pues murió en la misma corte de Roma por los años
de 1431. Varón memorable entre los prelados
fundadores de nuestra iglesia. Su
turbulento pontificado fue de diez y seis años, bien que nuestras Sinodales,
que ignoraron su apellido, su
instituto, el año de su provisión, el papa
por quien fue provisto y el número que debía ocupar en el catálogo de nuestros obispos, sólo le dan a don fray Mendo poco más de un año,
asegurando que murió en Lanzarote. Iguales equivocaciones
padecieron en orden a su inmediato
sucesor.” (José de Viera y Clavijo, 1987. T. 2: 224 y ss.)
1425. Expedición de exploración y saqueo portuguesa a las Islas
Canarias.Fernando de Castro con sus tropas portuguesas se adentran en la isla
en un intento de conquista, siendo sitiados en Argodey por los gomeros.
1425. El rey Juan II de Castilla protesta ante el rey Juan I de
Portugal de la acción del infante don Enrique. Se inicia así el pleito de estos
reinos europeos ante el papado por la supremacía en la depredación en las Islas
Canarias.
1427. Otra expedición
portuguesa a las Islas Canarias.
1428. El colono europeo Fray Mendo de Viedma, de la secta de los
franciscanos (O.F.M)., impuesto obispo de Rubicón, después de morir el Papa
Benedicto XIII (1422), se somete al Papa Martín V (en 1425?); y en 1428 es
reconocido como obispo por éste.
1430. Deseando
solventar la guerra constante, que enfrentaba a las coronas de la Península
Ibérica, en torno a la tierra del oro, el Papa Martín V dio a la corona de
Castilla las Canarias, incluyendo Benahuare (San Miguel de la Palma), única que
producía pastel y caña dulce, según Bernáldez, quedando el resto del reino Fez,
a Portugal, con Madeira, "Desyerto" y Porto Santo. (L.Al. Toledo)
1430. Guillén de las Casas adquiere el señorío de las islas (menos Titoreygatra (Lanzarote):
Tamaránt (Gran Canaria) y Gomera eran ya suyas por herencia; Chinech (Tenerife)
y Benahuare (La Palma ), las adquiere de su
hermano; Fuerteventura y Hierro, de Enrique de Guzmán. y pone de lugarteniente
suyo a Fernán Peraza.
1430. Se produce una erupción volcánica localizada en el
Menceyato de Taoro, en Chinech, según la tamusni o tradición oral isleña. Es
probable que los naturales de Chinet (Tenerife) denominaran ya a la isla como
"la del infierno" (en alusión a anteriores erupciones), en lengua
tamazight, a través del conocido vocablo Chinech, Chinet, Chineche en
sus diversas variantes. Entre los touaregs del Ahaggar argelino existe la voz "echched"=
ser malo, fatídico (persona, animal o cosa; moralmente o físicamente: gusto,
olor, sabor) (Ch. Foucauld, II, 511), en este caso relativo a la actividad volcánica
del Teide o de otros volcanes de la isla y la subsiguiente expulsión de lavas
que producían el lógico temor entre sus habitantes.
1430. Fray Mendo de Viedma, de la secta católica de los O.F.M.,
obispo de Rubicón, va a Roma y denuncia ante el papa Martín V las violencias de
Guillén de la Casas
con los indígenas. Fray Mendo murió el mismo 1430 en Roma.
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