Capitulo XXIII
Eduardo Pedro García Rodríguez
La
Gomera
Gomera (=ghummâr-t), ‘los (hijos) de el Grande’, parece ser
el etnónimo o nombre tribal de la población zenata que, hoy ya muy arabizada,
ocupa diversos núcleos de la zona norte y nordeste de Marruecos desde hace
cientos de años (aunque su tradición dice que proceden del Sus más meridional).
(Dr. Ignacio Reyes García)
La Gomera es la isla más
antigua del Archipiélago Canario tiene unos 12 millones de años de antigüedad.
Con una superficie de 369,76 km². Su punto más alto es el pico Garajonay, con 1.487 m de altitud. Igual
que el resto de las Islas Canarias, es volcánica, pero los episodios volcánicos
pueden considerarse cosa del pasado más remoto: las últimas erupciones se
produjeron hace unos dos millones de años.
Los gomeros y sus relaciones con los europeos
Según el
investigador austriaco Dominik Josef Wölfel: “Entre las varias cuestiones aun
no dilucidadas de la historia antigua de las islas Canarias, la más oscura es
seguramente la del momento en que ocurrió la conquista u ocupación de la isla
de la Gomera por los europeos. Con ocasión de mis investigaciones sobre las
islas Canarias en los archivos, encontré un documento de la Curia Romana muy
adecuado para aclarar decisivamente aquel problema y hasta quizá, poniendo a
contribución todas las otras noticias, para resolverlo de un modo definitivo.
Es el documento un salvoconducto por el cual el papa Eugenio IV asegura libre
paso aun jefe de tribu de Gomera llamado Chimboyo. Lo descubrí en el Archivo
Vaticano, en el tomo 373 de la Registratura Vaticana, folios 78 verso a 79
verso; y después, en el archivo de la Real Embajada Española en Roma, encontré
una copia de él, en el tomo XXII/229 Bullarum et Brevarium, folios 143 recto a
146" recto. Mientras que la Registratura Vaticana tuvo a la vista
seguramente el original, la copia de la Embajada Española parece basarse en un
traslado que en varios puntos se apartaba de aquél.
“La ocupación
de Gomera por los europeos no ocurrió ni antes de 1434 ni después de 1445, y el
primer señor europeo de Gomera fue Hernán Peraza el Viejo.”(D.J. Wölfel 1990)
En La Gomera
como en el resto del archipiélago la vivienda más utilizada era la cueva
natural allí donde la orografía del
terreno lo permitía, en las montañas los pastores construyen para la época
estival cabañas y abrigos aprovechando las paredes del terreno, la vivienda en cabaña era también
construida en la costa, aunque la cueva como hemos dicho reúne una serie de ventajas para
ser preferida sobre la cabaña.
También como
en las demás islas el mobiliario era bastante austero adornaban sus hogares con
muebles, aunque de carácter bastante rudimentario. El mobiliario era
generalmente formado de piedras.
De madera conocemos los cayados, bastones y armas arrojadizas, instrumentos de
labranza así como algunas vasijas al estilo de las de cerámica y algún féretro
y pequeños taburetes. En la parte más iluminada y exterior de la cueva, solían
colocar varios asientos de lajas.
También se suelen encontrar en un lugar más recogido de la cueva en forma de
círculo. Como mesa se utilizaba una gran laja, colocada sobre un amontonamiento de piedras.
Las camas
estaban formadas por un murete de
piedra seca en la parte de la cabeza, de los pies y de un costado, siendo el
otro, la pared natural de
la cueva. El espacio para tumbarse iba relleno de una primera capa de piedras
menudas o cascajo, que se recubría de una segunda capa de hierbas secas sobre
la que se extendía pieles a modo de sabanas y mantas. También los poyos o asientos se cubrían de pieles.
Debido al
aislamiento que sufrió la isla durante centurias la artesanía es otro aspecto
que no ha sufrido cambio alguno en su elaboración desde los tiempos de los
guanches.
Diversa y
funcional destaca como hemos dicho la cerámica realizada sin torno, con barro
arena y almagre, materiales que principalmente se encuentran en las zonas de
medianías y que dan fruto a hermosas tallas de agua ollas de ordeño y braseros.
Como aprovechamiento para las telas en desuso y empleando complejos telares de
madera, se realizan a base de tiras de trapo e hilo las llamadas traperas,
similares a alfombras que además pueden transformarse en colchas, mantas
alforjas o bolsas, según el grosor y la densidad de la tela.
El trabajo de la madera emplea principalmente especies pertenecientes a la Laurisilva, el viñatigo y el brezo. Los útiles realizados con este material sirven como utensilios de cocina, como la mortera, aunque también se realizan instrumentos como las chácaras y tambores. La Palmera, el junco, mimbre, y la caña son otras bases vegetales utilizadas para elaborar con ancestrales técnica, cestos, sombreros, canastas ect.
De la cultura
escrita tenemos amplias muestras en la isla, las cuales se han visto
notablemente aumentadas últimamente con un notable hallazgo, una cueva
localizada en un lugar de Las Toscas del Guirre, con un total, de 105 inscripciones alfabetiformes en un panel de
tres metros de largo por dos de alto, que pertenecen a la lengua líbico-bereber
y que sitúan a La Gomera como la isla en la que mayor número de símbolos de
estas características se han encontrado en Canarias, y cuya localización exacta
conviene preservar pues la cruzada mantenida contra todo lo proveniente de la
milenaria cultura guanche, lamentablemente continua tan vigente en la
actualidad como hace seis siglos.
Por otra parte, el aislamiento
secular de la isla ha permitido en palabra del profesor Vicente Martines Cabrera, que la Gomera sea:
“La isla con más linaje guanche femenino es sin lugar a dudas, que se conservó bien y se respetaron bastante
los linajes femeninos... El de La Gomera es el caso de mayor asimetría de
linaje sexual que existe”.
La Gomera colonial
Debido a lo
atormentado de la orografía de la isla surcada por grandes barrancos con
abundancia de cuevas naturales, las construcciones de superficie mantuvieron un
menor desarrollo que en las demás islas, centrándose la población en los
grandes valles, fronteras naturales entre los diferentes cantones.
Alguna de estas cuevas ha tenido una
importancia singular en la Historia colonial de Gomera, quizás una de las mas
significativa sea la de Guahedum situada en la
Degollada de Peraza, también conocida como Guahedum, Guadejume o de Iballa, que
también así aparece relacionada, se ubica dentro del bando de Hipalán, fue escenario del ajusticiamiento del cruel y disoluto colono Hernán Peraza
el joven, quien quiso interpretar el pacto de colactación como un
juramento de vasallaje, por el cual este se convertiría en el señor de la isla.
El llamado Pacto de Guahedum fue un pacto
realizado entre los gomeros y los castellanos, como anteriormente lo habían
llevado a cabo con los portugueses. Se trató de un pacto de colactación entre
el colono castellano Hernán Peraza y los bandos de Hipalán y Orone, simbolizado
mediante el rito de beber leche colectivamente del mismo gánigo, y por el cual
se establecían lazos de parentesco espirituales y de sangre entre los firmantes
que implicaban una estrecha solidaridad y el compromiso de los castellanos de
respetar las leyes de los gomeros (entre ellas la exogamia, una regla que impide el enlace de determinados
grupos sociales. Como ejemplo de esto, se puede tomar la Ley existen entre los
diferentes cantones de la isla Gomera en los que los miembros deben escoger su
pareja en otro cantón diferente).
Posteriormente el depravado
colono Fernán Peraza somete sexualmente a la sacerdotisa Iballa, rompiendo con
este execrable acto el pacto de colactacion, pacto que como he dicho es sagrado
entre los gomeros y, en uno de sus forzados encuentros amorosos es ajusticiado
por Hupalupo, padre de Iballa, y por Hautacuperche.
Después de la muerte de Hernán
Peraza el pueblo se levantó de nuevo
contra del despotismo. El masacrador de pueblos, el judío converso Pedro
de Vera por orden de los nefastos reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón
acudió otra vez en ayuda de la envenenadora y ninfomana Beatriz de Bobadilla,
viuda de Hernán Peraza. Ante la invasión de las bárbaras hordas europeas los gomeros se refugiaron las cumbres. Pedro
de Vera, mediante el engaño, quiso
convertir en rentable la expedición de sometimiento, y publicó un bando
comunicando que el cualquier gomero que no acudiera a las honras fúnebres de
Fernán Peraza, sería acusado de cómplice y traidor, asimismo indultaría a
aquellos que acudieran. Los que acudieron al funeral en Ipalan (la Villa)
serían inmediatamente hechos presos, así como también fueron apresados algunos
que permanecieron en las cumbres. Se ordena la condena a muerte de todos los
gomeros mayores de 15 años, si bien esta medida no se llevó a la práctica en su
totalidad, pues los más jóvenes vigorosos así como las mujeres y niños, fueron
repartidos como esclavos entre Beatriz de Bobadilla, su suegra y el propio
Pedro de Vera. No satisfecho con la masacre perpetrada en la Gomera, a su
llegada a Tamaránt (Gran Canaria), ordenó asesinar a todos los gomeros que se
encontraban en aquella isla y exportando como esclavos a gran parte de niños y
mujeres, hacia Castilla o hacia las otras islas.
Posteriormente muchos de los que
fueron deportados como esclavos regresarían a la isla de la Gomera.
Un gran sector de la población guanche de La
Gomera prefirió continuar manteniendo una situación de alzados y desarrollando
su vida al estilo tradicional, usando las cuevas como viviendas a pesar de las
presiones que sobre la misma ejercían los colonos europeos para que se
integraran en poblados donde era mucho más fácil el controlarlos.
El caso que se
presenta a continuación nos puede servir también como ejemplo. Se trata de una
familia que en el año 1636 vivía en una cueva cerca de Chipude, cuyos
integrantes se sustentaban del hurto bajo unas condiciones de pobreza extrema.
Esta situación, pasados más de doscientos años desde la llegada de los europeos
a la isla, hace pensar en un proceso lento de integración social y cultural de
un sector de población gomera al nuevo sistema de vida.
El capitán D.
Juan Orejón, gobernador de la isla expone: que le han llegado noticias de que
Juana, vda. de Simón de Morales, vive en zona apartada y remota de la vecindad,
en cuevas sobre riscos y entre montes, en contra de las ordenanzas, sin tener
cosa suya con que sustentarse, y los vs. De Arure y Chepude se quejan de que
dos hijos ladrones que tiene la referida Juana, alzados de la justicia, les
hurtan los ganados y las haciendas conviven con esta tres hijas que están
amancebadas, con lo cual dan motivo de murmuración, además de otros hijos, su
madre y una sobrina que se sustentan con lo que hurtan los alzados y les llevan
a las cuevas, a donde van también otros delincuentes a estar en su compañía.
Por todo ello, que la mencionada Juana sea castigada y en todo se haga
justicia, manda hacer cabeza de proceso contra ella y las demás personas que
resulten culpables.
-Juan Orejon.-
Juan Martín de Mederos, esc. Pub. y mayor del Concejo.
El mismo día,
el gobernador hace comparecer a un vo. de Arure, quien, manifiesta que Juana
María vive en las cuevas de Gauje, parte remota y apartada de la vecindad, en
compañía de 5 hijos, 3 varones y dos hembras, su madre y una sobrina, sin
poseer bienes porque son pobrísimos y están en parte donde no se puede trabajar
[...] (José Ángel López Viera,2003: 91-92)
Arquitectura religiosa procolonial de La Gomera
Los gomeros como el resto de los
canarios creían en una Divinidad
creadora que habitaba en el cielo (Orahan) y una especie de genio maléfico que
se le aparecía en forma de hombre peludo llamado Hirguan. Entre ellos tuvo
relevancia la figura de los adivinos u hombres sabios conservándose en la
Toponimia de la isla (Cuevas del Adivino y Cercado del Adivino).
En las zonas altas de la Isla
–Garajonay - encontramos estructuras tubulares que pueden ser calificadas de
“aras de sacrificios”. Importante resulta La Fortaleza y la Montaña de los
Manantiales.
Las primeras
referencias en torno a construcciones arquitectónicas de superficie
relacionadas con el culto en La Gomera
se las debemos al doctor Bethencourt Alfonso en 1881, quien descubre y estudia
el recinto cultual de La Fortaleza de
Chipude. En este lugar fueron descubiertos por este investigador una serie de
aras de sacrificios en los que se documentaron restos óseos de animales de
pequeño tamaño que habían sido quemados, estas estructuras fueron interpretadas
como recintos para la celebración de rituales.
El lugar esta
cerrado por el lado del barranco por muros de piedras secas de un metro de
espesor. Al lado existen otros recintos
mucho más pequeños. A una corta distancia se ven montículos de piedras que
ofrecen al centro una cavidad en forma de embudo. Esta cavidad contiene
cenizas, carbón, madera carbonizada en parte y huesos de cabra y de cabrito,
que sufrieron la acción del fuego.
Se trata de un
lugar sagrado, completamente comparable al de la isla de El Hierro. Los grandes
recintos servirían de viviendas a los sacerdotes o a los guardianes de animales
sagrados, a los que mantenían encerrados en los pequeños establos. Los
montículos de piedras, con la cavidad interior, no eran otra cosa que hornos, o
más bien altares de sacrificio" (A. Verneau, [1981]: 243).
Pireos
Por su parte Juan Francisco Navarro
expone: “Las aras de sacrificio o pireos, es decir construcciones donde se
quemaban ofrendas destinadas a la divinidad, existieron en la mayoría de las
islas, pero con notables diferencias, en La Gomera su abundancia es
admirablemente superior al resto y ofrecen un panorama más complejo.
La mayoría de los pireos tienen una
estructura simple de planta circular u oval, formada por un sencillo círculo de
piedras en cuyo hueco central se encendía el fuego, pero hay también
construcciones complejas de gran tamaño, con varias cámaras de combustión.
Están ubicados en lugares elevados, buscando intencionadamente la verticalidad
y el dominio visual, tanto sea en lo alto de montañas y roques, como en el
borde de lomadas y, sobre todo, en la cima de las crestas o lomos. Allí los
antiguos gomeros, después de sacrificar cabras y ovejas, quemaban parte del
cuerpo en honor de la divinidad, a quien llamaban Orahan. Estos lugares de
culto pueden englobarse en diferentes categorías: por una parte, los grandes
santuarios de ámbito insular o comarcal, como el Garajonay, La Fortaleza de
Chipude, El Calvario o Tagaragunche y el complejo Ajojar-Montaña del
Adivino-Teguerguenche; por otra, la multitud de medianos y pequeños yacimientos
de carácter local” (J.F.Navarro et al., 2001).
Sepulturas
“La sepultura en cueva natural es la
más común en todas las islas y ya era habitual durante la prehistoria y
protohistoria norteafricana, junto a otros tipos. En La Gomera la encontramos
abundantemente, pero hay amplias zonas como Vallehermoso y su entorno que están
insertas en series geológicas donde escasean o faltan las cuevas, y entonces se
usaron como alternativa las fosas excavadas en las laderas, constituyendo así
una solución distintiva de esta isla. También lo es el enterrar a los cadáveres
en posición decúbito lateral flexionado, costumbre que es habitual aquí y
raramente se presenta en otras partes de Canarias. Esta postura era la habitual
a principios del neolítico en África del norte, pero poco a poco fue siendo
sustituida por el decúbito supino, que en el momento de producirse el
poblamiento del Archipiélago ya era la más común. Por algún mecanismo social
una costumbre retardataria se revitalizó en La Gomera y no en el resto.” (J.F.
Navarro).
En la pared que cierra la cueva de Guahedume se ven los restos de la placa que puso el Centro Amílcar Cabral conmemorando la Rebelión de los Gomeros y que alguien, alevosamente, destruyó.
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