miércoles, 22 de agosto de 2012

Capitulo XXIII


Capitulo XXIII

Eduardo Pedro García Rodríguez



La Gomera


Gomera (=ghummâr-t), ‘los (hijos) de el Grande’, parece ser el etnónimo o nombre tribal de la población zenata que, hoy ya muy arabizada, ocupa diversos núcleos de la zona norte y nordeste de Marruecos desde hace cientos de años (aunque su tradición dice que proceden del Sus más meridional). (Dr. Ignacio Reyes García)

La Gomera es la isla más antigua del Archipiélago Canario tiene unos 12 millones de años de antigüedad. Con una superficie de 369,76 km². Su punto más alto es el pico Garajonay, con 1.487 m de altitud. Igual que el resto de las Islas Canarias, es volcánica, pero los episodios volcánicos pueden considerarse cosa del pasado más remoto: las últimas erupciones se produjeron hace unos dos millones de años.

Los gomeros y sus relaciones con los europeos

Según el investigador austriaco Dominik Josef Wölfel: “Entre las varias cuestiones aun no dilucidadas de la historia antigua de las islas Canarias, la más oscura es seguramente la del momento en que ocurrió la conquista u ocupación de la isla de la Gomera por los europeos. Con ocasión de mis investigaciones sobre las islas Canarias en los archivos, encontré un documento de la Curia Romana muy adecuado para aclarar decisivamente aquel problema y hasta quizá, poniendo a contribución todas las otras noticias, para resolverlo de un modo definitivo. Es el documento un salvoconducto por el cual el papa Eugenio IV asegura libre paso aun jefe de tribu de Gomera llamado Chimboyo. Lo descubrí en el Archivo Vaticano, en el tomo 373 de la Registratura Vaticana, folios 78 verso a 79 verso; y después, en el archivo de la Real Embajada Española en Roma, encontré una copia de él, en el tomo XXII/229 Bullarum et Brevarium, folios 143 recto a 146" recto. Mientras que la Registratura Vaticana tuvo a la vista seguramente el original, la copia de la Embajada Española parece basarse en un traslado que en varios puntos se apartaba de aquél.

“La ocupación de Gomera por los europeos no ocurrió ni antes de 1434 ni después de 1445, y el primer señor europeo de Gomera fue Hernán Peraza el Viejo.”(D.J. Wölfel 1990)
En La Gomera como en el resto del archipiélago la vivienda más utilizada era la cueva natural allí donde  la orografía del terreno lo permitía, en las montañas los pastores construyen para la época estival cabañas y abrigos aprovechando las paredes del terreno,  la vivienda en cabaña era también construida en la costa, aunque la cueva como hemos dicho reúne una serie de ventajas para ser preferida sobre la cabaña.

También como en las demás islas el mobiliario era bastante austero adornaban sus hogares con muebles, aunque de carácter bastante rudimentario. El mobiliario era generalmente formado de piedras. De madera conocemos los cayados, bastones y armas arrojadizas, instrumentos de labranza así como algunas vasijas al estilo de las de cerámica y algún féretro y pequeños taburetes. En la parte más iluminada y exterior de la cueva, solían colocar varios asientos de lajas. También se suelen encontrar en un lugar más recogido de la cueva en forma de círculo. Como mesa se utilizaba una gran laja, colocada sobre un amontonamiento de piedras.

Las camas estaban formadas por un murete de piedra seca en la parte de la cabeza, de los pies y de un costado, siendo el otro, la pared natural de la cueva. El espacio para tumbarse iba relleno de una primera capa de piedras menudas o cascajo, que se recubría de una segunda capa de hierbas secas sobre la que se extendía pieles a modo de sabanas y mantas. También los poyos o asientos se cubrían de pieles.
Debido al aislamiento que sufrió la isla durante centurias la artesanía es otro aspecto que no ha sufrido cambio alguno en su elaboración desde los tiempos de los guanches.

Diversa y funcional destaca como hemos dicho la cerámica realizada sin torno, con barro arena y almagre, materiales que principalmente se encuentran en las zonas de medianías y que dan fruto a hermosas tallas de agua ollas de ordeño y braseros. Como aprovechamiento para las telas en desuso y empleando complejos telares de madera, se realizan a base de tiras de trapo e hilo las llamadas traperas, similares a alfombras que además pueden transformarse en colchas, mantas alforjas o bolsas, según el grosor y la densidad de la tela.

El trabajo de la madera emplea principalmente especies pertenecientes a la Laurisilva, el viñatigo y el brezo. Los útiles realizados con este material sirven como utensilios de cocina, como la mortera, aunque también se realizan instrumentos como las chácaras y tambores. La Palmera, el junco, mimbre, y la caña son otras bases vegetales utilizadas para elaborar con ancestrales técnica, cestos, sombreros, canastas ect.

De la cultura escrita tenemos amplias muestras en la isla, las cuales se han visto notablemente aumentadas últimamente con un notable hallazgo, una cueva localizada en un lugar de Las Toscas del Guirre, con un total, de 105  inscripciones alfabetiformes en un panel de tres metros de largo por dos de alto, que pertenecen a la lengua líbico-bereber y que sitúan a La Gomera como la isla en la que mayor número de símbolos de estas características se han encontrado en Canarias, y cuya localización exacta conviene preservar pues la cruzada mantenida contra todo lo proveniente de la milenaria cultura guanche, lamentablemente continua tan vigente en la actualidad como hace seis siglos.

Por otra parte, el aislamiento secular de la isla ha permitido en palabra del profesor  Vicente Martines Cabrera, que la Gomera sea: “La isla con más linaje guanche femenino es sin lugar a dudas,  que se conservó bien y se respetaron bastante los linajes femeninos... El de La Gomera es el caso de mayor asimetría de linaje sexual que existe”.
La Gomera colonial

Debido a lo atormentado de la orografía de la isla surcada por grandes barrancos con abundancia de cuevas naturales, las construcciones de superficie mantuvieron un menor desarrollo que en las demás islas, centrándose la población en los grandes valles, fronteras naturales entre los diferentes cantones.
Alguna de estas cuevas ha tenido una importancia singular en la Historia colonial de Gomera, quizás una de las mas significativa sea la de Guahedum situada en la Degollada de Peraza, también conocida como Guahedum, Guadejume o de Iballa, que también así aparece relacionada, se ubica dentro del bando  de Hipalán, fue escenario del ajusticiamiento del cruel y disoluto colono Hernán Peraza el joven, quien quiso interpretar el pacto de colactación como un juramento de vasallaje, por el cual este se convertiría en el señor de la isla.

El llamado Pacto de Guahedum fue un pacto realizado entre los gomeros y los castellanos, como anteriormente lo habían llevado a cabo con los portugueses. Se trató de un pacto de colactación entre el colono castellano Hernán Peraza y los bandos de Hipalán y Orone, simbolizado mediante el rito de beber leche colectivamente del mismo gánigo, y por el cual se establecían lazos de parentesco espirituales y de sangre entre los firmantes que implicaban una estrecha solidaridad y el compromiso de los castellanos de respetar las leyes de los gomeros (entre ellas la exogamia, una regla que impide el enlace de determinados grupos sociales. Como ejemplo de esto, se puede tomar la Ley existen entre los diferentes cantones de la isla Gomera en los que los miembros deben escoger su pareja en otro cantón diferente).

Posteriormente el depravado colono Fernán Peraza somete sexualmente a la sacerdotisa Iballa, rompiendo con este execrable acto el pacto de colactacion, pacto que como he dicho es sagrado entre los gomeros y, en uno de sus forzados encuentros amorosos es ajusticiado por Hupalupo, padre de Iballa, y por Hautacuperche.

Después de la muerte de Hernán Peraza el pueblo se levantó de nuevo  contra del despotismo. El masacrador de pueblos, el judío converso Pedro de Vera por orden de los nefastos reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón acudió otra vez en ayuda de la envenenadora y ninfomana Beatriz de Bobadilla, viuda de Hernán Peraza. Ante la invasión de las bárbaras hordas europeas  los gomeros se refugiaron las cumbres. Pedro de Vera, mediante el engaño, quiso  convertir en rentable la expedición de sometimiento, y publicó un bando comunicando que el cualquier gomero que no acudiera a las honras fúnebres de Fernán Peraza, sería acusado de cómplice y traidor, asimismo indultaría a aquellos que acudieran. Los que acudieron al funeral en Ipalan (la Villa) serían inmediatamente hechos presos, así como también fueron apresados algunos que permanecieron en las cumbres. Se ordena la condena a muerte de todos los gomeros mayores de 15 años, si bien esta medida no se llevó a la práctica en su totalidad, pues los más jóvenes vigorosos así como las mujeres y niños, fueron repartidos como esclavos entre Beatriz de Bobadilla, su suegra y el propio Pedro de Vera. No satisfecho con la masacre perpetrada en la Gomera, a su llegada a Tamaránt (Gran Canaria), ordenó asesinar a todos los gomeros que se encontraban en aquella isla y exportando como esclavos a gran parte de niños y mujeres, hacia Castilla o hacia las otras islas.

Posteriormente muchos de los que fueron deportados como esclavos regresarían a la isla de la Gomera.
Un gran sector de la población guanche de La Gomera prefirió continuar manteniendo una situación de alzados y desarrollando su vida al estilo tradicional, usando las cuevas como viviendas a pesar de las presiones que sobre la misma ejercían los colonos europeos para que se integraran en poblados donde era mucho más fácil el controlarlos.

El caso que se presenta a continuación nos puede servir también como ejemplo. Se trata de una familia que en el año 1636 vivía en una cueva cerca de Chipude, cuyos integrantes se sustentaban del hurto bajo unas condiciones de pobreza extrema. Esta situación, pasados más de doscientos años desde la llegada de los europeos a la isla, hace pensar en un proceso lento de integración social y cultural de un sector de población gomera al nuevo sistema de vida.

El capitán D. Juan Orejón, gobernador de la isla expone: que le han llegado noticias de que Juana, vda. de Simón de Morales, vive en zona apartada y remota de la vecindad, en cuevas sobre riscos y entre montes, en contra de las ordenanzas, sin tener cosa suya con que sustentarse, y los vs. De Arure y Chepude se quejan de que dos hijos ladrones que tiene la referida Juana, alzados de la justicia, les hurtan los ganados y las haciendas conviven con esta tres hijas que están amancebadas, con lo cual dan motivo de murmuración, además de otros hijos, su madre y una sobrina que se sustentan con lo que hurtan los alzados y les llevan a las cuevas, a donde van también otros delincuentes a estar en su compañía. Por todo ello, que la mencionada Juana sea castigada y en todo se haga justicia, manda hacer cabeza de proceso contra ella y las demás personas que resulten culpables.
-Juan Orejon.- Juan Martín de Mederos, esc. Pub. y mayor del Concejo.

El mismo día, el gobernador hace comparecer a un vo. de Arure, quien, manifiesta que Juana María vive en las cuevas de Gauje, parte remota y apartada de la vecindad, en compañía de 5 hijos, 3 varones y dos hembras, su madre y una sobrina, sin poseer bienes porque son pobrísimos y están en parte donde no se puede trabajar [...] (José Ángel López Viera,2003: 91-92)

Arquitectura religiosa procolonial de La Gomera

Los gomeros como el resto de los canarios creían en una         Divinidad creadora que habitaba en el cielo (Orahan) y una especie de genio maléfico que se le aparecía en forma de hombre peludo llamado Hirguan. Entre ellos tuvo relevancia la figura de los adivinos u hombres sabios conservándose en la Toponimia de la isla (Cuevas del Adivino y Cercado del Adivino).

En las zonas altas de la Isla –Garajonay - encontramos estructuras tubulares que pueden ser calificadas de “aras de sacrificios”. Importante resulta La Fortaleza y la Montaña de los Manantiales.

Las primeras referencias en torno a construcciones arquitectónicas de superficie relacionadas con el culto en  La Gomera se las debemos al doctor Bethencourt Alfonso en 1881, quien descubre y estudia el recinto cultual de  La Fortaleza de Chipude. En este lugar fueron descubiertos por este investigador una serie de aras de sacrificios en los que se documentaron restos óseos de animales de pequeño tamaño que habían sido quemados, estas estructuras fueron interpretadas como recintos para la celebración de rituales.

El lugar esta cerrado por el lado del barranco por muros de piedras secas de un metro de espesor. Al lado  existen otros recintos mucho más pequeños. A una corta distancia se ven montículos de piedras que ofrecen al centro una cavidad en forma de embudo. Esta cavidad contiene cenizas, carbón, madera carbonizada en parte y huesos de cabra y de cabrito, que sufrieron la acción del fuego.



Se trata de un lugar sagrado, completamente comparable al de la isla de El Hierro. Los grandes recintos servirían de viviendas a los sacerdotes o a los guardianes de animales sagrados, a los que mantenían encerrados en los pequeños establos. Los montículos de piedras, con la cavidad interior, no eran otra cosa que hornos, o más bien altares de sacrificio" (A. Verneau, [1981]: 243).


Pireos
Por su parte Juan Francisco Navarro expone: “Las aras de sacrificio o pireos, es decir construcciones donde se quemaban ofrendas destinadas a la divinidad, existieron en la mayoría de las islas, pero con notables diferencias, en La Gomera su abundancia es admirablemente superior al resto y ofrecen un panorama más complejo.

La mayoría de los pireos tienen una estructura simple de planta circular u oval, formada por un sencillo círculo de piedras en cuyo hueco central se encendía el fuego, pero hay también construcciones complejas de gran tamaño, con varias cámaras de combustión. Están ubicados en lugares elevados, buscando intencionadamente la verticalidad y el dominio visual, tanto sea en lo alto de montañas y roques, como en el borde de lomadas y, sobre todo, en la cima de las crestas o lomos. Allí los antiguos gomeros, después de sacrificar cabras y ovejas, quemaban parte del cuerpo en honor de la divinidad, a quien llamaban Orahan. Estos lugares de culto pueden englobarse en diferentes categorías: por una parte, los grandes santuarios de ámbito insular o comarcal, como el Garajonay, La Fortaleza de Chipude, El Calvario o Tagaragunche y el complejo Ajojar-Montaña del Adivino-Teguerguenche; por otra, la multitud de medianos y pequeños yacimientos de carácter local” (J.F.Navarro et al., 2001).

Sepulturas

“La sepultura en cueva natural es la más común en todas las islas y ya era habitual durante la prehistoria y protohistoria norteafricana, junto a otros tipos. En La Gomera la encontramos abundantemente, pero hay amplias zonas como Vallehermoso y su entorno que están insertas en series geológicas donde escasean o faltan las cuevas, y entonces se usaron como alternativa las fosas excavadas en las laderas, constituyendo así una solución distintiva de esta isla. También lo es el enterrar a los cadáveres en posición decúbito lateral flexionado, costumbre que es habitual aquí y raramente se presenta en otras partes de Canarias. Esta postura era la habitual a principios del neolítico en África del norte, pero poco a poco fue siendo sustituida por el decúbito supino, que en el momento de producirse el poblamiento del Archipiélago ya era la más común. Por algún mecanismo social una costumbre retardataria se revitalizó en La Gomera y no en el resto.” (J.F. Navarro).
















1 comentario:

  1. En la pared que cierra la cueva de Guahedume se ven los restos de la placa que puso el Centro Amílcar Cabral conmemorando la Rebelión de los Gomeros y que alguien, alevosamente, destruyó.

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