EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO II:
DE LA ANTIGÜEDAD AL
SIGLO XIV
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghaesn.
1342. Parte del
reino de Mallorca una expedición de mercaderes hacia las Islas Canarias. Los navegantes van a la
búsqueda de materias
tintóreas, esclavos, etc. El 16 de abril de ese año se firma en Palma de Mallorca una licencia en la que se autoriza a Francesc des Valers,
Pere Magre, Bartolomeu Giges
y otros socios y armadores a conquistar alguna de las islas recién descubiertas llamadas de la Fortuna.
1342 Abril 26.
Parte del reino de Mallorca una segunda expedición en la coca
bayonesa San Joan al mando
de Domingo Gual con destino a las Islas Canarias. Otras expediciones se repiten hasta
fines de siglo, partiendo en
unos casos de Mallorca v en otros de Barcelona.
1343.
"Escarmentado el Moro como alegre la Cristiandad del
castigo, la victoria de unos y de otros las pérdidas, procurando los aumentos
de la fe la Reina
doña Juana de Nápoles, que después de su abuelo Roberto en este año de 1343,
luego hizo donación del derecho que dice tenía a la conquista de las Islas
Fortunadas, y era suyo por donación del Papa á su abuelo, y por ella á su
sobrino don Luís de España y Cerda porque tenía larga noticia de dichas Islas
por un navío suyo que las aportó de Lancelot Mailesol napolitano que estuvo en
ellas de paz y trato y comercio en el año 1320, y por este tiempo las frecuentó
hasta el presente año de 1344 que el Papa Clemente VI le dio investidura y
luego Don Luís envió Armada a ellas".(Marín de Cubas, p 15).
1344. Mostrencas las Canarias, Clemente V, papa de Avignon, (Papa
de la secta católica Célebre por haber suprimido los templarios. Tras un
cónclave difícil, reunido en Perusa, que duró más de 11 meses, fue elegido papa
el arzobispo de Burdeos, Bertrand de Got (5 jun. 1305), que tomó el nombre de
Clemente V. Fijó la ceremonia de su coronación en Vienne, en tierras del
Imperio; pero, a instancias de Felipe I V el Hermoso, se celebró en la iglesia
de SaintJust, de Lyon, en tierra francesa, ante la presencia del referido
monarca (14 nov. 1305)., otorgó la investidura de Príncipe de las Fortunadas,
"in partibur Africae", con
la conquista de las islas y tierras "adyacentes", a Luís de la Cerda , sin más obligación
que la de convertir a los naturales, adoradores del Sol. Nieto de Fernando de la Cerda , el primogénito de
Alfonso X, a quien birló el trono Sancho IV, hijo de Alfonso de la Cerda y Mahalda de Francia,
Luis casó con Leonor de Guzmán, nacida del Guzmán el Bueno, que vino de Allén
Mar. Llevó en dote el Puerto de Santa María, comprado por el padre al almirante
Micer Benito Zacarías, con el cortijo del Alijar, tierra de pan llevar, uniendo
al puerto el grano, que había de llevar a la patria de origen. Muerto el flamante
príncipe y sus dos varones sin descendencia, el segundo ajusticiado, por seguir
prematuramente a Enrique de Trastamara, quedó por única heredera Isabel de la Cerda. Y vacas las
Fortunadas. Lo estaban 1393, cuando Enrique III fletó en Sevilla armada para las
Canarias, probablemente a iniciativa de la reina Catalina, hija de Juan de
Gante y nieta de Enrique III de Inglaterra, el socio de Alfonso X, en la
cruzada de "Alléns Mar". (L.A. Toledo)
1344. De la armada que vino a Canaria. Se considera, a base de conyuctura: más bien
que por verdadera historia, que el año de 1344
llega a esta isla la armada de don Luís de la Cerda , conde de Talmond de
Francia, según lo que refiere en su historia Pedro IV, rey de España. Entonces
debieron de venir a canarias los mallorquines, a quienes los canarios se
vanagloriaban de haber vencido, según cuenta Francisco López de Cámara en la Historia de las Indias.
Se cree que los mallorquines que
vinieron con la armada de don Luís de la Cerda llevaban consigo muchos útiles para construir
y que, al desembarcar sin sospecha en la playa de Almenara, frente a la ciudad
de Telde, fueron capturados por la muchedumbre de isleños que acudieron a la
orilla, para oponerse a la entrada. Los demás soldados, que
habían quedado en la armada, creyendo
que los presos habían sido muertos o sin esperanza de libertad, dieron vela a
su nación, y no se sabe dónde fueron a parar, ni hasta ahora se ha tenido de
ellos noticia alguna.
Los mallorquines cautivos
hallaron en los canarios humanidad y buena voluntad; y se entendieron con ellos
tan prudentemente, que vivieron junto con ellos casi como si. fuesen naturales,
y más que unos amigos de fuera. Tuvieron de ellos tierras y ganado y mujeres,
con las que se casaron y tuvieron hijos. Ellos fabricaron la iglesia de Santa
Catalina Mártir, entre la ciudad y el puerto, la cual era cuidada por frailes
franciscanos que vinieron a 'predicar el Evangelio; y hicieron estatuas de
madera a la Virgen
y a Santa Catalina ya San Nicolás, pero tan mal hechas, que molesta el que se
deban contemplar, debajo de formas tan torpes, bellezas más que divinas.
También adoctrinaron a los canarios en todas sus cosas, tanto de gobierno como
en ritos y ceremonias que ellos hacían a Dios. Ello no obstante, no se sabe que
algún canario se haya bautizado; se cree, al contrario, que fue establecido por
los canarios que cada uno
vivise en su ley, y que no
consintieron que propagasen el Evangelio.
Pero con el tiempo, aumentando la
generación de los mallorquines, de modo que les parecía poder enfrentarse con
los isleños, empezaron a predicar el Evangelio ya querer cambiar las cosas de
éstos; y ellos (como todavía no había llegado el tiempo establecido por Dios
para su conversión), en cierta hora del día, (así como los sicilianos habían
hecho con los franceses), tomaron las armas y mataron a todos los mallorquines
ya los que habían nacido de ellos.
Los frailes franciscanos fueron
precipitados desde la altura de un monte, por lo cual todos juntos gozan hoy,
triunfadores, en el cielo, la palma del martirio. (Leonardo Tooriani; 1959:
117-19)
1344 Noviembre 4.
BULA del Papa de la secta
católica Clemente VI erigiendo las Islas Afortunadas en principado soberano,
feudatario de la Santa Sede ,
e instituyendo al Infante don Luís de la Cerda en Príncipe de la Fortuna.
«Clemente obispo, siervo de los
siervos de Dios, a nuestro querido hijo el noble Luis de España, Príncipe de la Fortuna : según como lo
pide la solicitud que se nos ha presentado de vuestra parte, existen en el
Océano, entre el Mediodía y el Occidente, unas islas, de las cuales se sabe que
las unas están habitadas y los otras deshabitadas, a todas las cuales se los
llama generalmente Afortunadas, aunque cada una tiene su denominación propia,
como se dirá abajo, y algunas otras islas adyacentes a éstas; también existe
cierta isla situada en el Mediterráneo. De todas estas islas, la primera se
llama vulgarmente Canaria, la segunda Ningaria, la tercera Pluviaria, la cuarta
Capraria, la quinta Junonia, la sexta Embronea, la sétima Atlántida, la octava
de las Hespérides, la novena Cernent, la décima las Gorgonas y la que está en
el Mediterráneo Goleta, y todas estas dichas islas desconocen la fe de Cristo y
la dominación de los cristianos; para la exaltación de la fe y honra del hombre
cristiano, deseáis emplear vuestra persona y vuestros bienes en la adquisición
de todas las dichas islas, con tal que os sean concedidas por Nos, según lo
habéis manifestado y pedido humildemente, sobre ellas el título y autoridad
para vos y vuestros herederos y sucesores, tanto varones como
hembras.
Nos, aprobando en consecuencia la
intención piadosa que manifestáis tener bajo este concepto, y deseando que la
fe ortodoxa se propague y florezca en aquellas islas, que el culto divino se
observe y que por mediación vuestra se extiendan los límites de la cristiandad,
acogiendo vuestra demanda para el honor de Dios, para vuestra salvación y aumento de vuestros Estados en
virtud de la autoridad Apostólica, en nuestro nombre y en el de los Romanos
Pontífices, nuestros sucesores, y de la misma iglesia Romana, con acuerdo y
consentimiento de nuestros hermanos y en la plenitud de la autoridad
Apostólica, os concedemos y damos en feudo perpetuo en la manera, forma y tenor
y bajo las condiciones y convenciones contenidas en la presente, mientras no
haya cristiano alguno que pretenda tener especial derecho, todas las
supradichas islas y cada una de ellos con todos sus derechos y pertenencias,
alta y media justicia y toda cualquiera otra jurisdicción temporal, para vos y
vuestros herederos y sucesores, así varones como hembras, católicos y
legítimos, permaneciendo fieles a la Iglesia Romana ; y os investimos de hecho presente
del supradicho feudo, por el cetro de oro, dándoos igualmente a vos ya vuestros
herederos y sucesores, salvo, como se ha dicho, el derecho de otro, pleno y
libre poder de adquirir y poseer perpetuamente esas mismas islas, de acuñar
moneda de una o más clases y de ejercer en los propias islas, salva la
soberanía del Romano Pontífice sobre ellas, los derechos reales, con facultad
de levantar en todas y cada una de ellas iglesias y monasterios y dotarlos
convenientemente, reservando para vos y vuestros herederos y sucesores el
derecho de patronato como está permitido por las reglas canónicas.
Y a fin de que en virtud de la
concesión que os hemos hecho, seáis considerado con el título de más alta
dignidad, Nos, en virtud de la autoridad ya expresada, de parecer y
consentimiento de nuestros hermanos, os damos el Principado de dichas islas y
decretamos que seáis llamado Príncipe de la Fortuna , poniendo con nuestras manos so- bre
vuestra cabeza una corona de oro, en señal de que habéis adquirido el dicho
Principado y del aumento de vuestro honor, queriendo que vos y vuestros
herederos y sucesores en el mismo Principado, cualesquiera que sean, seáis en
adelante llamado príncipe de la
Fortuna ; de suerte que vos, en lo que os atañe, y vuestros
herederos y sucesores por vos mismo o por vuestros Procuradores legalmente
habilitados, seáis obligado a prestar reconocimiento, homenaje, pleno vasallaje
y juramento de fidelidad según la fórmula que será prescrita; que si acaeciere
por algún evento el que a falta de varones, la sucesión a dicho Principado toca
a una mujer soltera, ella habrá de casar con un católico fiel a la iglesia Romana,
después que haya pedido el parecer al Pontífice Romano.
Y además, vos y cualquiera otro
heredero vuestro y sucesores en el dicho Principado y por razón de éste,
pagaréis íntegramente cada año, el día de San Pedro y San Pablo, al Pontífice Romano entonces
reinante, cualquiera que sea el lugar donde esté, y a la Iglesia Romana , o
igualmente, en caso de vacante de la Santa Silla , a la iglesia misma, cualquiera que
sea el punto donde se encuentre, dando al futuro Pontífice y según la parte que
toca al Colegio de la dicha iglesia, un censo de 400 florines de oro puro y
bueno, con el cuño y peso de Florencia, al pagamento de cuyo censo, según se
acaba de decir, vos y vuestros herederos y sucesores en el dicho Principado
estaréis obligados, etc., etc.». Dada en Aviñón, el 4 de noviembre de 1344;
FORMULA del juramento de fidelidad exigido al Príncipe de la Fortuna al tomar posesión
de las islas. «Yo, Luis de España, príncipe de la Fortuna , confieso y
reconozco que las islas abqeto expresadas, a saber: Canaria, Ningaria,
Pluviaria, Junonia, Embronea, Atlántica, de las Hespérides, Cernent, Gorgónida
y Goleta, con todos sus derechos y pertenencias, han sido concedidas por vos mi
Señor Clemente VI, Papa por la divina Providencia, en vuestro nombre y en el de
vuestros sucesores los Romanos Pontífices canónicamente elegidos y de la Iglesia Romana , en
feudo perpetuo a mí y mis sucesores católicos y legítimos y unidos a la Iglesia Romana , así
varones como hembras, y que yo las he recibido y las conservo mediante el censo
anual de 400 florines de oro puro y bueno del peso y cuño de Florencia, pagando
anualmente el dia de los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, a vos mi señor
Clemente VI, Papa por la divina Providencia, y a vuestros sucesores y a la Iglesia Romana. Por
las cuales islas presto un pleno vasallaje a vos y a vuestros sucesores
canónicamente elegidos ya la
Santa Iglesia Romana. Yo seré desde hoy fiel y obediente a
San Pedro y a vos mi señor Clemente VI, Papa, ya vuestros sucesores
canónicamente elegidos y a la
Santa Iglesia Romana, etc., etc.». (En: A. Millares Torres,
1977 t. 3:333-4)-
1344 Noviembre 15. La concesión del Papa de la secta
católica Clemente VI de las islas Canarias a
Don Luís de la Cerda ,
Un mes más tarde, le nombra rey del Archipiélago a con el título de
Príncipe de la Fortuna.
Luis de la
Cerda (era conocido en Francia como don Luis de España), de
abolengo castellano, biznieto de Alfonso X el Sabio, conde de Claramont
(Clermont), y almirante de Francia.
Esta concesión constituye una clara aplicación
de la vieja doctrina omni-insular. De
la Cerda se
apresta a conquistar las islas, y la autoridad papal le concede la investidura
a cambio del pago anual de un censo de 400 florines de oro, y del compromiso de promover
la evangelización de los guanches naturales de ellas tal como lo había pedido. El Drenario de San Pedro era el
tributo que el papado exigía de las islas en las cuáles, de acuerdo a la doctrina omni-insular, ejercía
jurisdicción. El drenario, exigido originalmente, sufrió alteraciones en su
naturaleza a través del medievo, siendo considerado limosna en unos momentos, y
verdadero tributo en otros (bien como diezmo o impuesto eclesiástico, o como
censo temporal), en palabras de
Weckmann.
En el mismo sentido, el papa Nicolás V confirma las
posesiones portuguesas frente a las costas africanas por medio de la bula Romanus Pontifex, en 1455. Los más
importantes descubrimientos portugueses son las Azores y Cabo Verde (utilizadas
más tarde como referencia de Alejandro VI para trazar la línea de partición),
cuya concesión es confirmada en la bula Inter
caetera de Calixto III en 1456.
1345. El rey Alfonso IV de Portugal, al recibir comunicación de la
bula, reclama la soberanía; en carta del 12 de febrero de 1345 expone que «praedictarum
insularum fuerunt prius nostri regnicolae inventores».
1345. El rey Alfonso XI de Castilla, al recibir comunicación de la
bula anterior, reclama la soberanía; en carta de Alcalá de Henares del 13 de
mayo de 1345 expone que la «acquisitio Regni Africae ad nos nostrumque jus
regium nullunque alium dinosci tur pertinere».
1345. Aborda la isla Titeroygatra en busca de esclavos el capitán
Álvaro Guerra y tomó posesión nominal de ella en nombre de Pedro IV de Castilla, dándole el nombre de
isla del Infante.
Sus convecinos los de
Fuerteventura llamábanla Torcusa; los naturales denominábanla
Titre-Roy-gatre. Sus habitantes eran
altos, enjutos de carnes, morenos y de rostro agradable; ágiles, sobrios,
andarines, hospitalarios y tan obsequiosos, que á los extranjeros de algún viso
les ofrecían sus propias mujeres. Estas eran de rostro alegre y ojos negros y
grandes, bastante vivarachas y muy enamoradas.
Vestían los hombres capas cortas
de pieles, á las que decían huruy, largas hasta las rodillas; envolvían sus
pies en cueros sujetos con correas, calzado que recibía el nombre de maho ó
maxo; adornaban sus cabezas con gorros de piel en forma de cono, al que
llamaban guapil. Un saco o mochila de cuero, harguy, usaban para viaje. Las
mujeres vestían una larga túnica hasta los pies, y encima un tamarco ó capa de
abrigo. Una tira de cuero teñida de Color encima del gorro y que se extendía á
su alrededor con tres plumas en la parte de la frente, adornaban sus cabezas.
Las armas consistían en macanas,
lanzas o tezeres y ganotz, garrotes.
Vivían en cuevas y casas por
ellos construidas, de piedras secas. Los matrimonios eran como en Gran Canaria.
Antes de casarse la cebaban con leche y gofio para que fuese digna de sus
esposos. Solían ofrecer las primicias al rey, siendo noble el hijo que se
considerase suyo.
Sus cadáveres eran envueltos en
pieles y enterrados, eran cubiertos de piedras -dolmen.
Adoraban á Guayaxeras -dios -en
sus efequenes formados de piedras en círculo yen su interior había una piedra
grande llamada Jayra. Hacían rogativas por falta de lluvias. Al Sol le decían
Ahío. Al mes, Cela. A la cabra, Chinguena. A la leche, Aho. Al cerdo, Ilfe. A
la cebada, Terremen, etc.
La medicina consistía en quemar
con fuego las heridas, untándolas con manteca de ganado después; en sangrías
practicadas con finos pedernales, y en cataplasmas que hacían con hojas
machacadas. Obtenían fuego, frotando un palo seco de espino, contra otro
estopiento de tabaiba.
Al ocupamos de los letreros
hallados en la isla del Hierro, dijimos que muchos de sus caracteres eran
idénticos á los usados por los chinos y japoneses, y hoy debemos añadir que
muchos antropólogos aseguran que las razas Cro-magnón, Guanche, Vasca y
Japonesa es una misma, pero ignoro si la lengua-madre de los guanches y sus
consiguientes dialectos tenían palabras de los Japoneses y Vascos, pues
únicamente se ha acreditado que los Vascos entienden sesenta palabras del
lenguaje Japonés. Mr. Bellesort llama la atención de que los japoneses creen
descender de la diosa "Sol" como primera emperatriz habida en el
Japón.
El padre Calancha hace observar,
que al conquistarse Méjico, hallaron en aquel imperio unos indios feroces, muy
semejantes en su físico, uso, costumbres é industria, á los guanches de las
islas Afortunadas, existiendo en la isla de Tenerife y en la villa de la Orotava un cerro, llamado
por los aborígenes Chichimani, y hace suponer conexión con los mejicanos
denominados Chichimecos.
El lenguaje de los indios de las
pampas Argentinas, ya hemos dicho que tiene ciertas relaciones léxicas con el
mejicano y el guanche. Asimismo existe gran identidad entre la antigua raza
guanchinesca y la actual que en estado medio salvaje puebla las numerosas islas
de la tierra del fuego y la
Patagonia , en la punta Sur de América.
Si las razas enumeradas tienen
tan gran afinidad entre sí, desde su constitución física, hasta sus usos,
costumbres, industria y creencias religiosas, pues todas admitían un Dios
superior y un principio del mal, dando culto al Sol, Bel ó Baal, -tanto las
razas descritas, como otras del viejo y nuevo mundo, ¿qué partes del globo
habitaban y cual fué la causa de diseminarse por la tierra? Solo existe una
explicación categórica y concluyente; la desaparición de las tierras
Atlántico-tricontinentales de que hemos hecho mención en la
nota del texto en su página 12
que hoy ampliamos con nuevos datos modernos.
Al efecto corrobora mis creencias
el sabio profesor de Filadelfia James Lindesay; pues dice que; hace diez mil
años estaban perfectamente unidas Asia y América; que el actual estrecho de
Behering y toda su comarca, tenía un clima distinto del de hoy, pues ha hallado
en Siberia grandes mamíferos y plantas fósiles, que solo podían vivir en climas
más bien cálidos que fríos; que la
Geología del litoral Americano concuerda perfectamente con el
litoral Asiático, como sucede con los litorales de España y Africa; que hay
abundancia de oro en la punta Americana y muchos otros signos que ha hallado,
que le confirman en su opinión de que había facilidad de comunicaciones entre
sí.
Otros sabios aseguran que los
Vascos y Japoneses habitaban esas mismas tierras polares y que estos últimos
llegaron atravesando la
Siberia , la
Mongolia y península de Corea, fijándose en las islas del hoy
Japón, bajando los Vascos por Europa hasta los Pirineos, donde se quedaron,
uniéndose después á los celtiveros.
Los demás que quedaron en la
parte Americana, como es consiguiente, emigraron hacia el interior de la hoy
América, huyendo de los primeros glaciares que rápidamente iban enfriando el
medio ambiente y tapizando la tierra polar con sus masas heladas.
¿Quién pudo introducir entre los
canarios el culto de Bel? Opino que las caravanas comerciales que
constantemente salían de la primitiva Babilonia, apenas fundada, cuya fecha
pasa de veinte mil años, estando aún libre la península Africano-canariense.
Las excavaciones practicadas hace poco en el templo de Nippur ó Calneh -antiguo
Kengi ó Babilonia, que significa tierra de canales y cañas -han dado por
resultado averiguar que cinco veces fué arruinada la ciudad y sus templos y
otras tantas reedificada, incluso los templos, y éstos han sido escavados y han
hallado, el primero de la era cristiana, el segundo construido 600 años antes
de Jesucristo en tiempo del Rey Ashurbanapal cuya terminación es palabra guanche;
-unos pasos más abajo se ven ruinas del tiempo del rey Kdashman-Turgh de 1400
años A.C. La plataforma que sigue fue edificada en tiempo del Rey Ur-gur;
siglos antes de nacer el patriarca Abrahan; otra plataforma se halla más abajo,
de tiempo de los reyes Sargón I y Narin-sin, cuyo nombre se halla esculpido en
los ladrillos; siendo el Sargón Rey 3800 años A. C., y por último en el fondo
de un gran pozo se ven los escombros del emplazamiento de la primitiva Calneh ó
Nippur, con fragmentos de urnas, arcos y altares, construidos hace 4500 años
antes de Jesucristo. Es decir son las ruinas de obras de
hombres que trabajaron hace 7000 años. En cada capa se han hallado millares de
tablillas de barro arcilloso con escritos, relatando historia, religión,
cuentas, diccionarios, cronología, documentos comerciales, hechos guerreros,
etc., cuyo contenido parece que traducen los antiguos con suma habilidad.
Pregunto yo ¿cuántos millares de
años tendrán los letreros grabados en la lava volcánica del Hierro, de la cueva
de Belmaco y otros de las islas Canarias, cuando ningún sabio los ha podido aún
descifrar por completo? ¿Las tablillas ó pinturas de barro de Gran Canaria
tendrán su traducción?
Los objetos hallados en dichas
ruinas consistentes en alhajas de plata, oro y pedrería, ataudes hechos de yeso
medio quemado, con tapas de una especie de vidrio verdoso, tuberías de barro,
objetos de tierra cocida, cerámica pintada, grabados con buril en vasos de
piedra, arcos, etcétera, demuestra sucesión de progreso de miles de años
anteriores á las ruinas y por lo tanto identidad de ambiciones que las
nuestras; teniendo ya industria y comercio por lo que ya eran razas muy
civilizadas.
Los guanches de alguna isla,
tenían un débil reflejo de una antigua civilización, pero otros solo la
rudimentaria del hombre de la edad de la piedra y la madera. ¿De dónde procedía
su débil civilización? No es fácil la contestación: pues no puede probarse que
estuvieron en relaciones directas con pueblos cultos, porque ningún objeto de
arte de éstos, se ha podido hallar en los antros de sus cuevas-moradas ni en
las excavaciones hechas para cimentar edificios. (Cipriano de Arribas y
Sánchez; 1993:278-81)
1345 Diciembre 15. Don Luís de la Cerda prepara la expedición de conquista con
indulgencias y privilegios de cruzada; pero no tuvo efecto por haber muerto el
25 de agosto de 1346 en la batalla de Crecy. Más, al parecer, un navío al menos
llegó a Lanzarote; y de aquí, de vuelta, parece que arribó a Mallorca con
algunos guanches capturados como esclavos (acaso para «lenguas» o intérpretes).
1346. Parte de Palma de Mallorca el catalán Jaime Ferrer con destino a Río de Oro
(desembocadura del río Senegal donde se suponía centralizado el comercio de dicho metal precioso) en
una galeaza a remo y vela, sin que volviera a tenerse noticia alguna de su expedición. Se supone que
pasó por Canarias. Buena
parte de estos viajes tienen como motivo el lucro, la exploración y la evangelización.
1347. Según nos relata Marín de Cubas, [1694] por este año una
expedición depredatoria compuesta por
aragoneses recala en la isla de Tenerife, siendo invitados a abandonarla por el
Mencey de la isla Betzenuriga, en el mismo relato Marín de Cubas da una descripción de los antiguos habitantes
guanches de la isla en los siguientes términos:
“Naturaleza y costumbres de los naturales de Thenerife
Esta Isla tuvo varios nombres así en la Antigüedad como en
estos tiempos: Nivaria por tener perpetua nieve el alto monte Teide, muy
descollado, de más de tres leguas de alto y nueve el pie de circunferencia, y
en lo alto tiene una llanada de más de legua de donde se divisan todas las
Islas y en días claros el África de más de cuarenta leguas; asimismo este monte
está humeando por el volcán, y sácase cantidad de piedra azufre y por eso en los
derroteros es llamada Isla del Infierno; los de Canaria llaman Thenerife porque
así llaman los canarios una punta de tierra que miran al Sur donde se descubre
esta Isla de Thenerife; de sus mismos naturales unos la llaman Chinechi, y
otros Binchini, y sus moradores guanches derivados del término Cucancha, que
significa perro, y así llaman al demonio que se les aparece en esta forma
grande y lanudo.
Hubo noticia en Levante de esta
Isla, llamada Infierno, por los aragoneses llegados á la parte sur donde es
Adeje á tratar de paz por los años del Señor 1347, y vino allí un Rey solo que
dice tenía la Isla ,
llamado Betzenuriga con muchos capitanes, supieron el temple de toda ella y
cómo eran idólatras teniendo un Dios llamado Jucanche, y cómo no admitieron tener
con ellos paz diciendo que si allí volviesen otra vez á ese fin no saldrían
vivos.
Después dijeron cuando llegó á
ellos Diego de Herrera por el año 1464 á fines de Junio, cuando hizo con los
guanches paces, que tuvieron un solo Rey, y que teniendo nueve hijos se alzaron
con la tierra, y que todos nueve eran los que ahora hacían las Paces (que
constan en Instrumento) y parece no fue así porque el Señor de Taoro que en la
conquista es reino más poderoso, y el Señor de Teno otro, comenzando á contar del sitio donde
está la Imagen ;
en Güímar gobernaba Acaino, en Abona, Atguahona, en Adeje, Arbitocaspe, en
Daute, Caconaimo; en Ycod, Chincanaíno; en Tacoronte, Rumen; y otro en
Tegueste, en Anaga, Bencaro y Agujuco.
Cuando la conquista por los
castellanos era la tierra dividida en dos reinos y doce capitanes; el mayor
señorío era el de Taoro y su Rey llamado Bencomo, de casi ó más de 70 años,
gobernaba con su hermano Tinguaro, la reina Jañagua y dos hijas, una Dácil y la
otra Ramagua, y un hijo Deriman. En Teno era Guantacora, en Adeje, Pelinor, en
Daute, Rumen, en Icod, Belicar, en Tacoronte, Jaineto; en Naga, Raito y una
hija quacimara; en Güímar, Añaterve y su hijo Gaiton. Muchos hubo señalados en
fuerza y valor, como Ancor, Tigaiga, Guionza, Teguico, Lescoldo, Zuñugo,
Baidace, Tauco, Arazo, Ajar que fue gran luchador, compañeros Calucha, Rucaden,
Arico y Godoto.
Cada Rey tenía seis capitanes
llamados Sigoñe y cuatro guañemes ó consejeros; eran á modo de brujos que
barruntaban futuros contingentes ó cosas apartadas; el Reyes llamado Quevey;
los guanches son medianos de cuerpo, los de Taoro, que es hacia la parte del
Norte, son blancos y rubios de cabello, los de Adeje, á la del sur, son prietos
y cabello negro liso, enjutos y de buen discurrir, de gran valor y fuerzas como
los demás de las otras Islas.
El lenguaje, era común de todos
los isleños, en pronunciar hiriendo la
lengua al paladar, á modo de tartajosos ó impedidos de lengua; comienzan
las más veces con la letra T pronunciados en su acento sin finalizar, y en
Thenerife más particular ese defecto sobre la aspiración nace de las fauces
como los africanos, y para una cosa usaban de más de dos y tres vocablos
diferentes, la lengua de todos los isleños en común es indeclinable; y lo mismo
trae el P. Fr. Juan Galindo, en el Manuscrito de Conquista lib. 1 cap. 12.
En esta isla de Thenerife unos
afirmaban que no había en el cuerpo alma racional, ó que en muriendo el cuerpo
todo se acababa, otros confesaban haber un Dios universal, y llamaban Jucancha;
juraban solemnemente por el sol, llamado Acaman y que había otro Señor que
gobernaba el mundo, y las cosas sublunares llaman Iguaya hiraji, compuesto de
guaya que significa espíritu, y hireji cielo. Conocen haber demonio y llaman
guayote, y que él sólo tiene la pena en la tierra, y en los sitios donde hay
volcanes, fuego y azufre, y en particular en el monte de Teide. Adoraban por
cosa celestial y suprema deidad á la
Virgen de Candelaria y al niño en su mano derecha llamaban
Chijoraji, hasta el tiempo de la conquista, contaban haber cien años solares
que tenían á esta Señora en su tierra, muy
pocos más ó menos, y hacía en ellos admirables prodigios en medio deser paganos é idólatras; hacían largas romerías á visitar los huesos de sus
sepulcros en todo semejantes á los canarios y en particular había los más
frecuentes en el pico del Teide y también juraban por los huesos de sus
antepasados á modo de venganza ó pleito homenaje; en sus sacrificios se les
aparecía el demonio en varias apariencias, y lo ordinario en la de perro grande
y lleno todo de lana, llamaban cancha y guacancha; otros ponían el cuerpo
tendido boca abajo hablando algunas palabras dentro de un hoyo, y así llamaban
al ausente aunque fuese de muy larga distancia.
El Rey casaba con su igual sin
respeto á parentesco de hermana. Algunas veces se descasaba el marido de la
mujer cuando ambos querían, y ella se casaba con otro; lo ordinario era vivir
juntos hasta que muriesen; dormían los hombres apartados de las mujeres, las
camas de pajas y pieles; cuando nacía la criatura le lavaban con agua de todo
el cuerpo, mujeres á niñas y hombres á niños, y quedaban en nuevo parentesco
con los padres; el uso de vestir, el mismo que los demás de Canarias; lavábanse
manos y rostro después de dormir á cualquier hora, y antes y después de comer;
su alimento del mismo que hemos referido, de carnes asadas, gofio, frutas;
tenían los mismos granos y animales que en Canaria; no tuvieron higueras (1)
que sólo las hubo en Canaria, y el árbol lentisco que no hubo en ninguna de las
demás Islas; no se halló que hubiesen usado de cosa de metal ó hierro; cortaban
con rajas de pedernal; habitaban en grandes cuevas, casas de piedra, pequeñas,
de terrado y pajizas, y en reparos de riscos, y viven apartados unos de otros
sin forma de pueblo ó comunidad, en tierras ó cortijos propios sin ser comunes
ó concejiles como en los canarios. En sus rebatos se avisan de día con humo y
de noche con fuego en sus atalayas, júntanse con voces, gritos y silbos; sus
armas, palos y piedras, y muy diestros por extremo para usar de ellas. Tenían
grandes rumazones de cuerpos mirlados tan enjutos que parecían de madera y
forrados en pieles; había mujeres con los niños al pecho enjutos con todas sus
perfecciones, que podían conocerse, y sin faltarles cabellos, antes los tenían
rubios, largos y fuertes; hacíanles ofrendas de comida del modo que hemos
dicho; tenían mujeres que vivían en comunidad y clausura á modo de las
Marimaguadas de Canaria. A nadie daban castigo de muerte; traía el Rey un
bastón de buen tamaño arrimado al pecho y hombro, con que mandaba dar con él
tantos palos al homicida ó matador conforme mereciese el delito, y por lo que
se acordase en el Cabildo; después de los palos le sajaban las asentaderas y
pantorrillas de buena manera con rajas de pedernal, y si tenía ganados se los
quitaban y daban á la mujer del muerto, y él después guardábase no le cogiesen
los parientes, aunque fuese desterrado á otro término. Tenían en sus términos
muchos ganados sueltos y salvajes, y otros tenían mansos, y tenían dedicados á la Virgen de Candelaria otros
pintados de blanco y varios colores; tenían juegos y fiestas en diversos
tiempos del año, y venían de África al trato de carnes, cecinas, sebo y cueros,
traían cera y hacían procesión y encendían luces á la Virgen paseando la playa
donde fue hallada, y esto hicieron en secreto aún hasta el tiempo de la
conquista en sus casamientos llevaban luces en la mano.
Dan noticia haber habido en esta
Isla gigantes dicen de uno que hubo en el término de Arico, llamado Junicaho,
donde se señala estar sepultado, y ser muy largo de cuerpo, y también está
señalado el sitio de una hoguera donde se calentó y curó las heridas de todo su
cuerpo untado de manteca y sacado los
pedazos de banote ó puntas de palo que muchos guanches armados contra él
sólo hirieron y lastimaron, habiendo él primero hecho en ellos gran mortandad,
y por último de cansado fue vencido. El Rey de Taoro juraba por un mirlado su
pariente que tenia el cuerpo agigantado de más de estadio y medio en la cueva
de Guatmogeti, llamado el de las Lanzadas, o porque fuese peleando con
mallorquines ó por otra causa. Hacían sus fiestas como los canarios al fin de
la era ó año empezando en la luna de Agosto llamado Bellasmer.”Marín de Cubas
[1694] 1993).
(1) Estimamos que don Tomás
estaba desinformado en cuanto a la existencia de higuerales en la isla de
Chinech (Tenerife) ya que estos están recogidos en otras fuentes, además la
moderna arqueología viene a confirmarlo, según un estudio llevado a cabo por la
arqueóloga María C. del Arco en una prospección realizada en la Cueva de D. Gaspar en Icod,
unas restos de higuera sometidos al estudio del Carbono 14 dio una antigüedad
de 380 años antes de la era actual.
1350. El Libro del Conocimiento, primer libro de geografía universal, sitúa y nombra a las Islas
Canarias. El libro es obra
de un franciscano ibérico que debió escribirlo entre 1344 y 1350 y en él figuran enumeradas
todas las islas, con los
nombres que luego se generalizarán y en el orden correspondiente a su situación geográfica respecto a la costa africana. "El franciscano inicia su
viaje a ver las islas perdidas que
llama Tolomeo las islas de la
Caridad , desde la
costa africana, entre el cabo Bojador y Río de Oro, señalando que la distancia entre aquel accidente
y la primera isla es de 110 millas , que él salva
en un leño y en compañía de unos
moros, arribando así a Gresa, después a Lanzarote, dando noticia de la razón de este nombre, Bezi-maria, Rachan, Alegranza, Vegiamar, Forte
Ventura, Canaria, Tenerifiz,
Infierno, Gomera, Fero, Aragavia y Salvaje."
1351. El Papa Clemente VI, en bula de Avignon, a 15 de mayo de
1351, aprueba el proyecto de Doria y Segarra y les concede gracias
espirituales. Se desconocen los resultados de este proyecto.
1351. Clemente VI por la bula Coelestis,
designa a fray Bernardo, de
la orden del Monte
Carmelo, obispo de las Islas Afortunadas, para que las evangelice con la ayuda
de indígenas neófitos: "... más abajo de los límites del mar, entre el occidente y el mediodía, existen algunas islas
distantes entre sí por un no grande trecho de mar, vulgarmente llamadas Afortunadas, que, con abundancia de bienes, son
fértiles y están llenas de
pueblos, sin embargo, aún no imbuidos con la doctrina de la salvación en la verdadera fe
(...) Meditadas todas estas cosas con la debida mediación de nuestros mismos hermanos con buen consejo y con la plenitud
apostólica de la virtud,
te hemos nombrado obispo y pastor en las mencionadas Islas Afortunadas ..." de acompañar a las islas descubiertas
no ha mucho, apellidadas
de Canaria, con el fin de convertir al conocimiento de la augusta Trinidad y de reducir a
la fe ortodoxa a las gentes que habitan las mencionadas islas (...) os damos pleno poder de obrar en y sobre las
dichas gentes y sobre cada
una de las mismas y sobre sus bienes, y de ejercer absolutamente la omnímoda
jurisdicción civil y criminal.
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