EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN
CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE
CANARIAS
CAPITULO
II (I)
PERIODO COLONIAL
1402-1410
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghasen
1401. Desde principios del siglo XV el control del trafico
mercantil en el Mediterráneo Oriental estaba controlado por los musulmanes,
había crisis demográfica en Europa, el oro y la mano de obra, trafico de
esclavos, se buscaba en África, las condiciones técnicas permitían organizar
expediciones con estos fines a las costas del norte y occidente africano. Todo
ello provocó que el eje de la actividad económica europea se desplazara del
Mediterráneo al Atlántico. Las Islas Canarias fueron entonces redescubiertas y
utilizadas por esos comerciantes y navegantes europeos como base y objeto de
sus operaciones especialmente esclavistas. Entre los años 1401 y 1402 los
europeos financiaron expediciones que invadieron se instalaron y conquistaron
con poco esfuerzo las islas de Erbania (Fuerteventura), Titoreygatra
(Lanzarote), Esero (El Hierro) y La
Gomera , Establecieron en ellas sus señoríos y comenzaron su
explotación. Realizaron incursiones a las costas del continente y las otras
islas para capturar esclavos que era una mercancía muy preciada en aquellos
tiempos.
Las islas de Chinech (Tenerife), Tamaránt (Gran Canaria) y Benahuare (
También la Corona de Castilla, que estaba en un periodo expansionista colonizador y sedienta de los recursos naturales de otros pueblo, se interesó por el tema y después de comprar a los señoríos los derechos sobre Gran Canaria y Tenerife emprendió declaró de manera unilateral ala guerra a la nación canaria y inició la invasión y conquista del resto de las islas. En 1478 concluyó el sometimiento de Tamaránt (Gran Canaria), después de prolongados años de lucha, sin que hubiesen vencedores ni vencidos puesto que la asimilación de la isla a la corona de Castilla se llevó a cabo mediante un pacto o tratado entre reynos y que posteriormente la corona castellana traicionó como era habitual en ella, en 1493 concluye la de Benahuare (La Palma), en 1496 la de Tenerife, ambas en similares circunstancias que las otras dos.
Las islas invadidas por mercenarios de Castilla, desde sus inicios, adoptaron sistemas administrativos basados en los propios de la metrópoli. En cada isla había un consejo de diputados europeos que se reunía en cabildo cuyo presidente era el gobernador y que era el representante de las islas ante la corona en los enclaves fronterizos. El gobernador de Benahuare (La Palma) y Chinet (Tenerife) era el mercenario y esclavista Fernández de Lugo a quien el la erina de Castilla había concedido ambos cargos por meritos obtenidos en la invasión y saqueo de esas islas. Los cabildos tenían funciones de hacienda, militares y judiciales y esta organización se mantuvo hasta bien entrado el S XVII, aunque los cabildos continuaron como tales hasta el S. XIX
1402. Jean de Bethencourt y su socio Gadifer de Lasalle parten de
1402. Artemi Semidan, muere en Arguineguín
defendiendo la independencia de la patria ante el ataque de las tropas invasoras
del pirata normando Jean de
Bethencourt.
Es el descendiente y heredero de los fundadores de su dinastía Andamara y
Gumidafe, único Rey de Tamaránt (Gran Canaria,) lo que de muestra la unidad
territorial y el carácter unitario del reino y monarquía, con capital en
Agaldar. El
topónimo Gáldar es la
derivación directa de su formula original Agaldar, cuya raíz etimológica
contiene el morfema G-D relacionado con el radical "IGDAR" que a su
vez tiene dos cabeceras semánticas: Fortaleza, Prominencia, que se relaciona
con el sitio aludiendo a su Montaña.
1403 Noviembre 28. Según una bula de Clemente VI, la titularidad
de la invasión y conquista de las Islas Las Canarias, pertenece a los reyes de
Castilla, y haciendo uso de su supuesto derecho, Enrique IV expide una Real
Cédula, que confirma al pirata Juan de Bethencourt señor feudal de Canarias y
vasallo del rey castellano.
1403. Gadifer de La
Salle, pirata normando socio del también pirata Jean de Bethencourt, desembarca
en la isla de la Gomera capturando como esclavos a cuatro gomeros. En un nuevo
intento de desembarco son rechazados.
1403. Enrique III de Castilla hizo pregonar, en sus puertos, severa
prohibición de acercarse a las Islas Canarias, sin licencia del normando (Jean
de Bethencourt), que empantanado en su invasión y conquista, embarcó en busca
de refuerzos, no sabemos si con destino a Francia o Castilla. Habiendo avistado
el Cabo de Bojador, sin acercarse de puro miedo, la tormenta le arrastró a la
costa. Le recibieron aborígenes acogedores, auxiliándole para que pudiese
continuar viaje. Murió en 1406, en su Normandía natal.
1403. El pirata normando Jean de Bethencourt gestiona ante Enrique
III (no ante Juan II que, dice el Padre Las Casas) su supuesto señorío de
Canarias y pide ayuda; y recurre al Papa Benedicto XIII, en Avignon, para
pedirle también ayuda material y espiritual: indulgencias y privilegios de
cruzada y la creación de un obispado en el fuerte de Rubicón. (Las Casas)
1403. Ausente Bethencourt de las islas, Berthin de Berneval se
rebela contra Gadifer; y, uno y otro, hacen asaltos y esclavizaciones en las
islas (Hist., I, 17; BAE, XCV, 65b. (Las Casas)
1403. Por el mismo año 1403, víspera de Santa Catalina, volvió
Alonso á Rubicón dando aviso que el Rey con 90 de los suyos estaban
fortificados en cierto término de la aldea de Catife, donde podían ser presos
con el Rey, Con el aviso se dispuso Gadifer con 20 hombres, llegaron al alba,
cercaron la Casa
del Concejo, entraron dentro y hubo gran pelea por gran rato, y aunque la
puerta era muy angosta se huyeron todos menos siete, dos prisioneros, el Rey y
otro llamado Alby, los tres muertos y dos mal heridos; todos los más franceses
quedaron heridos; pusieron al cuello de los prisioneros cadenas y aunque los
que hirieron fueron presto prisioneros, se les dió luego libertad á pedimento
del traidor Achien; y así aprisionados los llevó Gadifer al sitio de las
sepulturas de los franceses muertos, donde quiso hacer de ellos lo mismo, y con
graves juramentos de sus disculpas fueron perdonadas las vidas, y en Rubicón se
les echó, de más á más, grillos duplicando sin cadena, y después porque se
lastimaban las piernas la cadena corriente sin ellos,
Después de pocos días vienen á
Rubicón de compañía más de 30 camaradas de paz con Achien que pedía ser
cristiano y licencia después de ser Rey para poner las vestiduras reales que
son ciertas antiparras ó polainas de cuero crudo de cabra y de lo mismo brazaletes
y en la cabeza un bonete de dos puntas á modo de mitra de cuero de cabrón muy
recio, y llegándose cerca le dijo el Rey preso, ¡Fore fronche ve!" , que
es ¡Ah traidor infame! y Achien mirándole se rió é hizo escarnio, y despedidos
de Rubicón con buena promesa y amistad, envió á
Gadifer á pedirle enviase por el sustento de alguna cebada que hubiese;
respondió Achien que él haría ponerla en tal sitio donde fuesen por ella los
franceses donde llaman el Castillo Viejo, que hay fama le fabricó allí Lanzeloto
Mailesol, italiano, cuando aportó en esta Isla, Fueron siete franceses por la
cebada y cada uno cargando con la cantidad á la medida de sus fuerzas, venía
capitaneándoles Achien con 23 naturales de escolta y aunque ya era tarde cerca
de noche, les pareció volver á todos por otra carga de cebada, y les dijo el
cabo Juan Cortés que no se fiasen ni mezclasen con, los gentiles, que les
parecía ser de sospecha y temían algún daño á los franceses que habían quedado
en guarda de la demás cebada; más caminando muy á prisa los gentiles, y con
ellos un Guillermo Drandac; á éste, por verle apartado de los demás, le
embisten, hieren con trece heridas, acudiéronle y huyendo los traidores vuelven
á Rubicón con el herido y muy admirados de la traición.
El Rey que presente á todo lo que
pasaba con sus prisiones ó cadena, cargóla sobre sí y caminó á su cueva, sin
poder francés alguno estorbarle; fue grande el regocijo de los suyos, y
obedecido se dió luego sentencia de muerte á Achien, que fue apedreado y
después quemado, todo con mucha presteza; los franceses que estaban en el
Castillo Viejo con la cebada fueron acometidos, y á un amigo de Achien quitaron
la cabeza y puesta en un palo sobre un montecillo fue bastante para aumentar la
guerra más sangrienta que nunca, no perdonando sino á los niños; los gentiles
ya tímidos y amilanados se dejaban morir en las cuevas y riscos, tenían buena
presa de ganados y gente los franceses, y á otros amigos más por temor, con
ánimo de salirse de la tierra en la primera embarcación que viniese; pues en
todo este tiempo no aportó navío, que antes
eran más frecuentes. (Marín de
Cubas,[1694] 1993)
1403?
Benahuare (La Palma )
Garehagua
(S.XV-XVI). La temprana invasión y conquista de la isla de Eseró (El
Hierro,1402), llevada a cabo por los piratas Jean de Bethencourt y Gadifer de La Salle , la convierte en una
excelente plataforma desde donde alcanzar con relativa facilidad las costas de
Benahuare (La Palma ),
tanto para comerciar con los nativos como para hacerlos objeto de este
comercio. En uno de estos asaltos, los piratas normando-castellanos y los
auxiliares bimbaches (herreños) son rechazados en el término de Tenagua
(Puntallana) por los hawaras, decidiendo estos trasladar el pillaje al bando de
Tigalate, a la sazón gobernado por los hermanos Juguiro y Garehagua. Allí
prendieron a una hermana de Garehagua, revolviéndose ésta de tal manera que
Jacomar le dio de puñaladas y la mató. Volvió Jacomar a Benahuare (La Palma ) para restablecer las
paces con los hawaritas. En el desarrollo de estas actividades, confiaría a
Garehagua, sin conocer la relación que le unía con la muerta, los hechos
acaecidos en su anterior visita a la isla. Una vez confirmada la identidad de
la víctima, Garehagua decide vengar su muerte y para ello “volvió un asta, que tenía
puesto por hierro un cuerno de cabra, y dióle en la barriga y matólo, sin poder
ser socorrido”.
1404. Juan de Bethencourt, vuelto a las islas a principios de 1404,
(con un grupo de colonos franceses) logra poner paces entre los suyos y somete
a los indígenas (que se habían rebelado) el 27 de febrero de 1.404. Intenta
conquistar la isla Erbania (Fuerteventura) e incluso Tamarant (Gran Canaria),
pero no lo logra. (Las Casas).
1404.
Primeros intentos de penetración del catolicismo en el Archipiélago Canario
según el clérigo católico e historiador José de Viera y Cavijo.
“Misioneros de Juan de Béthencourt
Tal
era el débil estado que tenía el cristianismo en nuestras Canarias,
cuando el piadoso y magnánimo Juan de
Béthencourt emprendió en 1402, con
sus franceses y españoles, su primera
conquista, «no para adquirir, como otros, grandes tesoros, sino para plantar la fe cristiana en unas islas que hasta entonces sólo habían sido
buscadas para el saqueo». Sus dos
capellanes y cronistas, fray Pedro Bontier, franciscano del convento de San Jouin de Marne, y el señor Juan le Verrier, clérigo presbítero, deben ser reputados por
los primeros apóstoles de los canarios, pues, trabajando
con método y constancia en su conversión,
contaron por primicias ochenta isleños de
Lanzarote, de ambos sexos, a quienes bautizaron la vigilia de Pentecostés de 1403. El mismo rey Guadarfia o Guadarfrá, con toda su familia, pidió también el bautismo al año siguiente, que se
le administró el día primero de
cuaresma, ejemplo dichoso que
siguieron los demás vasallos con viva
emulación. Y entonces fue cuando aquellos celosos sacerdotes compusieron su catecismo, que, por ser el primero en que se instruyeron los canarios para la verdadera creencia, merece que lo pongamos aquí traducido fielmente.
Catecismo
de Bontier y le Verrier, en 1404
La Creacion. Primeramente
se ha de saber que hay un solo Dios todopoderoso, que en el
principio del mundo formó el cielo y la tierra, las estrellas, la luna y el
sol, el mar, los peces, las bestias, las
aves y al hombre llamado Adán, y de una de sus costillas formó a la mujer, llamada Eva, madre de todos los vivientes, y la llamó Adán Virago, esto es, mujer de mi costilla; y formó y ordenó todas
las cosas que hay debajo del cielo y hizo un lugar
muy delicioso llamado el Paraíso Terrenal, en donde puso al hombre y a la
mujer, y allí al principio sólo hubo
una mujer unida a un solo hombre, y el que creyera otra cosa peca. Y les dejó comer de todos los frutos que había allí, excepto de uno que expresamente les prohibió; pero, poco después, por instigación del diablo, que tomó la figura de una serpiente y habló con la mujer, la hizo comer del fruto que Dios había vedado, y ella hizo comer a su marido, y por este
pecado los hizo Dios arrojar del Paraíso Terrenal y de Delicias y echó tres maldiciones a la serpiente y dos a la mujer y una al hombre; y desde entonces fueron condenadas las almas de todos los que morían antes de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que quiso tomar carne humana en la Virgen María para redimirnos de las penas del infierno, adonde iban todos hasta el tiempo dicho.
el diluvio. Y
después que las gentes empezaron a multiplicarse sobre la
tierra, hicieron muchos males y pecados horribles, de que Nuestro
Señor
se indignó, y dijo que llovería hasta destruir toda carne que había sobre la faz de la tierra; pero Noé, que era varón justo y que temía a Dios, halló gracia delante de él; al cual dijo que
quería destruir toda carne de hombre,
hasta las aves, y que su espíritu no permanecería más en el hombre y que atraería las aguas del diluvio sobre ellos.
Y le mandó que hiciese un arca de madera, cuadrada,
acepillada y carenada por dentro y por fuera
con betún. El betún es una cola tan fuerte y pegajosa que, cuando se
unen dos piezas con él, no hay otro modo de separarlas que con la sangre natural de flores de mujer, y se encuentra
flotante en los mayores lagos de la India, sobre las aguas. Que esta
arca fuese de cierto largor y anchura, en la
cual haría entrar a su mujer y a sus tres hijos y sus tres mujeres; y de todo
cuanto tuviese vida metiese consigo un par de cada cosa, y de aquéllos descendemos todos. Pasado el diluvio, cuando vieron que se multiplicaban en gran número,
cierto hombre llamado Nembrod quiso reinar por fuerza, y se juntaron todos en un campo, llamado campo de
Sanáar, y dieron orden de señorearse en
común de las tres partes del mundo, y que
los descendientes de Sem, el hijo mayor de Noé, llevarían el Asia; los
descendientes de Cam, otro hijo de Noé,
llevarían el África, y los hijos de Jafet,
el hijo más pequeño, llevarían la Europa. Pero, antes de partirse, emprendieron
una torre tan grande y tan fuerte, que llegase hasta el cielo, para perpetua memoria de ellos; mas Dios, viendo que no desistirían de la obra, les confundió
las lenguas, de suerte que ninguno entendía las palabras del otro, y de aquí vinieron los idiomas que hay ahora; y después envió sus ángeles, que excitaron un viento tan fuerte, que derribaron la
torre hasta los cimientos, que todavía se reconocen, como dicen los que lo han visto.
abraham,
Y
después se repartieron por las tres partes
del mundo, y las presentes generaciones descienden de ellos, y de una salió Abraham, hombre perfecto y que temía a Dios, a quien Dios
dio la tierra de promisión, y a los que traen causa de él; Dios los amó mucho y los hizo su pueblo santo, y se llamaron los hijos de Israel, y los
sacó de la esclavitud de Egipto, e hizo grandes maravillas por ellos y los ensalzó sobre todas las naciones del mundo, mientras los halló buenos y obedientes;
pero ellos, contra su precepto y voluntad, se mezclaron con las mujeres de
otras leyes y adoraron los ídolos y becerros
de oro, por lo que se indignó muchas
veces y los hizo destruir, poniéndolos entre las manos de los paganos y filisteos; y así que se arrepentían y pedían merced, los aliviaba y los ponía en gran prosperidad; y hizo por ellos cosas que jamás hizo por otro pueblo, porque les dio profetas por cuya boca hablase el Espíritu Santo y les anunciase las cosas por venir y la venida de Nuestro Señor
Jesucristo, que había de nacer de una Virgen, a saber, la Vir gen María, que descendía de aquel pueblo, de la línea del rey David, el cual rey descendía de la línea de Judá, hijo de Jacob, y que redimiría a todos los que estaban condenados por el pecado de Adán. Pero ellos no le quisieron creer ni reconocer
su advenimiento, antes bien le crucificaron y dieron muerte, sin embargo de los grandes milagros que había hecho a
la vista de todos, y por eso han sido destruidos, como todos sabemos; porque, si vais por todo el mundo, no hallaréis judíos que no vivan sujetos a otros, y que no pasen el día y la noche con miedo y sobresalto de su vida, y por eso andan tan descoloridos como los veis.
Los
apóstoles. Así es constante que,
antes que los
judíos hubiesen dado muerte a Nuestro Señor Jesucristo,
había muchas personas que eran de sus discípulos, especialmente doce, de
los cuales uno le fue traidor, y todos
andaban de continuo con él y le veían obrar grandes milagros, por lo que
creyeron firmemente, y le vieron morir; y
después de su resurrección se les
apareció muchas veces y los alumbró
con el Espíritu Santo y les mandó que fuesen por todas las partes del
mundo que creyesen en él y fuesen
bautizados, serían salvos, y que todos aquellos que no creyesen en él,
serían condenados. Por tanto, creemos
firmemente que hay un solo Dios todopoderoso y todo sabio, que bajó a la tierra y tomó carne humana en el vientre de la Virgen María, y vivió treinta y dos años y más,
y después sufrió muerte y pasión en el Árbol de la Cruz, para redimirnos de las penas del infierno,
adonde todos bajábamos por el pecado de Adán, nuestro primer padre, y que resucitó al tercero día, y entre la hora que murió y la hora que resucitó,
descendió al infierno y sacó a sus amigos y aquellos que por el pecado
de Adán habían caído allí, y desde entonces ninguno entrará allí por este pecado.
el decálogo. Debemos
creer los diez mandamientos de la ley, que Dios escribió con su
dedo en dos tablas en el monte Sinaí, mucho tiempo antes, y las
entregó a Moisés para que las mostrase al pueblo de Israel, de
los cuales hay dos más principales, esto es, que es necesario creer, temer y amar a Dios
sobre todas las cosas y con todo su espíritu; y el otro, que no se debe hacer a
otro lo que nadie querría que otro le
hiciese; y que el que guardare bien
estos mandamientos y las cosas
arriba dichas creyese firmemente será salvo.
Y tenemos por cierto que todas las cosas que Dios mandó en la ley antigua fueron figura de las del Nuevo Testamento;
como la serpiente de metal, que
Moisés hizo levantar en el desierto muy
alta sobre un madero, contra la mordedura de las culebras, fue figura de Nuestro Señor Jesucristo que fue clavado y levantado en alto en el Árbol de la Cruz para guardar y defender a todos
los que en él creyesen, contra la moderdura del diablo, que tenía antes poderío sobre todas las almas que había perdido.
la
eucaristía. En aquel tiempo mataban los judíos
un cordero, de que hacían sacrificio en pascuas, y no le rompían ningún hueso,
el cual figuraba a Nuestro Señor Jesucristo, que fue crucificado y muerto en la cruz por los judíos el día de su pascua sin romperle ningún hueso; y comían
aquel cordero con pan ácimo, esto es, pan sin levadura, y zumo de lechugas silvestres, el cual pan nos
prefiguraba que se debe hacer el sacrificio de la misa sin levadura, bien que
los griegos llevan la contraria; y como
Nuestro Señor sabía que había de morir
en viernes, anticipó su pascua, y la hizo el jueves, y tal vez la hizo con pan fermentado; pero nosostros, que tenemos la ley de Roma, decimos que la hizo con pan sin levadura; y el zumo de lechugas campestres, que es amargo, nos prefiguró la amargura en que los hijos de Israel
estaban en Egipto en su servidumbre de que fueron
libertados por orden y voluntad de Dios. Hay, pues, en esto muchas cosas que dijo y obró que están llenas de misterios tan grandes, que nadie las puede comprehender, si no es muy letrado;
y por más pecados que cometamos, no nos desesperemos
jamás, como hizo Judas el traidor, sino
que solicitemos el perdón con gran contrición del corazón, y confesémonos devotamente, y nos perdonará; y no
seamos nunca perezosos, porque es un grande riesto, pues según el estado
en que nos cogiere seremos juzgados. Si nos
guardamos de pecar mortalmente en cuanto podamos, conseguiremos nuestra salvación y la de nuestras almas; y tengamos siempre en memoria las
palabras que aquí van escritas y mostrémoslas y
enseñémoslas a los que hacemos bautizar aquí, pues ejecutándolo así,
podremos en grande manera conseguir el amor de Dios y la salvación de nuestras almas y las suyas; y a fin de que las pudiesen entender mejor, hemos hecho y ordenado esta
instrucción los más brevemente que hemos sabido,
según el corto entendimiento que Dios nos ha dado; porque tenemos firme
esperanza en Dios de que algunos clérigos y
hombres devotos vendrán un día de
éstos a este país, los cuales arreglarán
y pondrán todo en mejor forma y método y, les enseñarán los artículos de la fe
mejor que lo podemos hacer nosotros, y
les explicarán los milagros que Dios
ha obrado por ellos y por nosotros,
el juicio final, la universal resurrección, a fin de apartar sus corazones de toda falsa creencia en que han vivido largo tiempo y viven por la mayor parte.” (José de Viera y
Clavijo, 1987. T. 2: 215 y ss.)
1404.
Los invasores y colonos organizan
un tercio denominado Arqueros Lanzaroteños: pasados algunos años se formaron
dos compañías con moriscos y convertidos y en 1482 reinando los Reyes
Católicos, se organizó el segundo cuerpo militar de hijos del país.
Poco después se formó en el Real
de Las Palmas el tercer cuerpo de indígenas; para la conquista de Tenerife se
reunió en 1494 un cuarto cuerpo de tropas auxiliares, y sometida la isla y
fundada la Ciudad de San Cristobal de La Laguna, se creó un quinto cuerpo. Las
primeras compañías de Milicias de Tenerife se organizaron en 1553 por el
Gobernador de la isla y Cabildo para atender a las necesidades de la defensa;
uno de los primeros capitanes fue Juan Fiesco natural de Niza. En 1625 este
Cuerpo se convirtió en Tercios y en 9 de Abril de 1707 en Regimientos.- En 1770
habia cinco Regimientos en Tenerife, tres en Gran Canaria y uno en cada una de
las otras islas.
En 30 de Junio de 1785 concluyó
su curioso e importante manuscrito sobre Gran Canaria el Capitán del Real
Cuerpo de Ingenieros D. Miguel Hermosilla Vizcarrondo. A comienzos de
1404. El Papa Benedicto XIII, en Avignon, el 7 de julio concede a
Bethencourt las indulgencias y privilegios de cruzada y erige el obispado de la
secta católica de Rubicón {Róbigo) en la isla de Titoreygatra; y por la bula Apostolatus
officium del 7 de julio de 1404, nombra a Fray Alfonso de Sanlúcar de
Barrameda, O.F.M., obispo de esa diócesis. (Las Casas)
1404 Febrero 20.
Fue bautizado por el rito de la
secta católica el Rey de Titoreygatra (Lanzarote) Guadarfía también conocido
como Guadafrá.
...Aldea Grande, dicen: «y
conociendo la traición de Bertín y sus compañeros y el ultrage que se le había
hecho, como hombre valeroso y esforzado rompió las ligaduras que lo sugetaban,
escapando de los tres hombres que tenía en su guarda. Uno de ellos que era
gascón quiso perseguirlo, más volviéndose el rey a él con gran coraje, le dio
tal golpe que ya nadie se atrevió a acercársele. Esta era la sexta vez
que se libraba de las manos de los cristianos, por su valor y esfuerzo». A la
que debemos añadir una séptima como antes hemos relatado, con motivo de la
traición de su vasallo Asche.
Su exaltación del trono trajo
disturbios la nobleza por la discutida paternidad de su madre Ico,
dejando un rastro de espíritu sedicioso que se exteriorizó en las intrigas de
Asche.
De retorno Juan de Bethencourt de
Europa, fue por octava vez hecho prisionero con 18 de sus cortesanos y se
prosternó declarándose vencido, pidiendo a la par ser bautizado con su familia;
lo que se realizó el 20 de febrero de 1404 recibiendo el nombre de Luis. Bethencourt lo dató generosamente,
concediéndole «una casa que pidió situada hacia el centro de la isla y cerca de
300 acres
de tierra y bosques en los alrededores de dicha casa..., y a decir verdad los
terrenos que se le concedieron eran de los mejores de la isla para la labranza,
y conocía bien lo que pedía».
1404 Abril 19. El
pirata Gadifer de la Salle ,
viendo que era marginado por su socio Jean de Bethencourt, y por diferencias
surgidas por el reparto del botín abandona las islas y va a reclamar parte en
el señorío al rey de Castilla; pero, no habiéndolo conseguido, vuelve a
Francia. Con él va el capellán de la secta católica Fray Pedro Boutier .
1404 Julio 7.
BULA del Papa de la secta
católica Benedicto XID ( Pedro de Luna) erigiendo en ciudad castillo de
Rubicón, su iglesia en Catedral y el Archipiélago Canario en obis pado,
sufragáneo de Sevilla.
«Benedicto, Obispo, Siervo de los
Siervos de Dios, para perpetua memoria. El Romano Pontífice sucesor de San
Pedro, Clavero Celestial y vicario de Jesucristo, indaga con paternal atención
y examina con diligencia todos los climas de este mundo y las calidades de las
naciones que lo habitan, solicitando, en desempeño de su obligación, la salud
de todas; así fundado en aquella suprema autoridad y persuadido de causas
racionales, ordena saludablemente y dispone con madura deliberación cuanto
juzga debe ser grato en la presencia de la Divina Magestad, a fin de reducir a
una única grey las ovejas que Dios puso a su cargo, y que de este modo consiga
y alcance el premio de la felicidad eterna para aquellas almas, que con el
auxilio del Señor pueden más presto y con más luces llegar a él, si la verdad
de la Fe Católica se dilata para gloria del Hombre Divino. Hace poco tiempo
que, tanto por voz pública cuanto por una relación fidedigna, ha llegado a
nuestra noticia apostólica que la isla de Lancelot, alias de Canaria, habitada
de una nación gentil, ha sido conquistada valerosamente por algunos profesores
de la Fe Cristiana y sometida a su dominio; y que muchos de sus moradores, en
virtud del ministerio de la predicación, dejando las tinieblas de sus errores
acaban de convertirse a la luz de la Fe ortodoxa, y se espera que, sin duda,
con la divina gracia, la mayor parte
de ellos recibirán muy en breve
la misma pura fe.
Igualmente sabemos que, en el
castillo de Rubicón de la misma isla, se ha edificado una iglesia bajo la
advocación de San Marcial; y Nos, que aunque indignos, hemos su- cedido a San
Pedro y hacemos las veces de Cristo sobre la tierra, deseando tener solícito
cuidado de todas las almas y que el Mundo dividido en Cismas vuelva a la unidad
de la fe ortodoxa, para que haya un solo rebaño bajo un solo Pastor; y
queriendo distinguir aquel castillo y aquella iglesia con algún favor
apostólico, después de una madura deli-
beración con nuestros hermanos,
por consejo de ellos y de la plenitud de nuestra autoridad Apostólica, para
loor del nombre de Dios, gloria y exaltación de su Santa Iglesia, dilatación de
la Fe y mayor utilidad de las almas, erigimos el referido castillo de Rubicón,
supuesto que tiene proporción para ello, en Ciudad, y la honramos con el nombre
de tal, siendo nuestra voluntad que se llame perpetuamente Ciudad Rubicense; y
señalamos por su Diócesis lo restante de aquella isla y todas las otras
comarcas, y la dicha iglesia, de consejo de los dichos nuestros hermanos, la
hacemos Catedral y la condecoramos con el título de Dignidad Episcopal, para
que tenga, mediante Dios, esposo propio e idóneo por provisión de la Silla
Apostólica, el cual pueda gobernarla y serle provechoso.
Además de esto, establecemos y
mandamos que la referida iglesia Rubicense esté sujeta, como sufragánea, a
nuestro venerable hermano el Arzobispo y a la Iglesia Hispalense por derecho
metropolitano Nulli ergo hominurn, etc.
Dada en Marsella, en San Víctor,
a 7 de julio del año décimo de nuestro Pontificado, que es el de 1404». (En: A.
Millares Torres, 1977 t. 3:336)
1405. Como cuantos reyes de Castilla se interesaron por Poniente,
Enrique III hizo la guerra a Portugal, arremetiendo contra judíos y moros. En
las cortes de Toro, celebradas en 1405, decretó que los unos llevasen paño rojo
en el hombro y los otros media luna azul, para que los cristianos pudiesen
reconocerles, eludiendo su trato. Juan II tenía dos años, cuando subió al
trono, en 1407. Tutora y gobernadora la reina Catalina, en 1412, según fuentes
francesas, 1417 para las castellanas, Mosén Rubín de Bracamonte, que tenía en
empeño los bienes de Jean de Bethancourt, como garantía de préstamo, para la
invasión y conquistar de las Canarias, le presentó en la corte. Investido rey -
vasallo de Castilla, emprendió operación, que afectó a los Guzmanes, descendientes
del nacido en Allén Mar. (L.A. Toledo).
1405.
Los piratas de Jean de Bethencourt dan por finalizada la invasión de Erbania
(Fuerteventura). Se crea el asentamiento europeo de Betancuria, lugar escondido
en un valle para prevenir los ataques de otros piratas y razzias, fue escogida
para capital y desde ella se gobierna la isla. Con la Conquista dirigida por el
Normando Jean de Bethencourt, Erbania (Fuerteventura) finaliza su Independencia
e inicia una nueva etapa de sometimiento y esclavitud, en un régimen feudal.
1405. Arbusto Papagayo tuvo un
ejemplar la condesa de Niebla, fallecida en 1405. Aparece en su inventario,
además de almaizares de algodón y esclava
canaria cristiana. Juan de Valera, mulato, tratante de esclavos, natural de
Cabo Verde, residente en la isla de Santiago, en Rivera Brava, regaló "papagayo
pardo" y "esclavillo negro", a su amante Catalina del
Puerto, en Puerto de Santa María, antes de 1500. Papagayo con pavo real
adjunto, aparece en orla de real albalá, auténtica e intocada, fechada en 1468.
(L.A. Toledo)
1405. Juan de Bethencourt, a principios de 1405, logra invadir y apoderarse
de Erbania (Fuerteventura). El 31 de enero deja de lugarteniente suyo a Juan de
Courtois y se va a Francia, de donde vuelve el 9 de mayo con más soldados y
colonos; y entre sus acompañantes se halla su sobrino Maciot {Menaute) de
Bethencourt. El 6 de octubre intenta conquistar Tamarant (Gran Canaria) y posteriormente
Benahuare (La Palma );
pero fracasa y conquista la isla que él mismo llama «1le de Fer» Esero (isla de
Hierro), cautiva 111 guanches (incluido el rey de la isla) y los distribuye
como esclavos entre sus acompañantes.
1405 enero 8.
Primeros intentos de penetración del catolicismo en el Archipiélago
Canario según el clérigo católico e historiador José de Viera y Cavijo.
“De don fray Alberto de las
Casas, tercer obispo
Pedro mientras don
Pedro de Luna (en cuya obediencia se
mantuvieron Castilla y Aragón hasta el año de 1415) se ocupaba tanto de
este obispo de Rubicón que, estando
nombrado, suspenso y habilitado por
él mismo, era reconocido en Sevilla
y no en Lanzarote, que siempre se aparejaba
para pasar a su catedral y que nunca llegaba a ella, sabemos que las
Canarias tenían otro diferente prelado,
provisto en Roma por Inocencio Vil y destinado
a Rubicón por Juan de Béthencourt.
Con
efecto, desde que este conquistador vio bautizada toda la isla de Lanzarote y
que los dos reyezuelos de Fuerteventura entraban también en el gremio cristiano, en uno con 42 vasallos a 8 de
enero de 1405, y el otro con 47 el
día 25 del mismo mes, tomando los
nombres de Alonso y Luís, no trató sino de dar una forma más regular a la nueva iglesia. El primer templo de Fuerteventura había sido una estrecha capilla, edificada provisionalmente en el puerto que llaman de Jardines y que los majoreros quemaron durante las
hostilidades. Pero luego que Béthencourt hizo fabricar otro en Valtarahal, colocó en ella una imagen de la Virgen bajo la invocación de Santa María de
Betancuria, hermoseándola con colgadura, ornamentos, un buen misal y dos
campanas, cada una de cien libras, y
nombrando al señor Juan le Verrier
por cura principal de la isla.
Éra lo ya de Lanzarote en la iglesia de San Marcial,
que, reducida en sus principios a una pequeña
ermita, encendía el corazón de su fundador en el deseo de amplificarla, a cuyo
fin había llevado
desde Francia algunos carpinteros y albañiles,
para que trabajasen bajo la inspección de un maestro de obras llamado Juan, compadre suyo. Y como quería que se edificasen dos templos
muy suntuosos, uno en Lanzarote y otro en Fuerteventura, pensó destinar desde luego para la obra parte de las rentas del estado, declarando que, aunque los curas de ambas islas tuviesen derecho a los diezmos, costando por entonces poco el culto divino, era su voluntad que sólo se les asistiese con la trigésima parte de los frutos,
hasta que hubiese obispo propio.
Esta
ansia de dar a las Canarias de su mano un obispo fue
la que le sacó últimamente de ellas, la que le llevó
a Valladolid, donde estaba Enrique III, a fin de suplicarle escribiese a Inocencio Vil sobre la pretensión,
y la que le trasportó a Roma para obtenerla.
Hemos visto la complacencia con que aquel papa erigió también las Canarias en obispado con título de rubicón, y cómo consagró por obispo de ellas en 1406 a don Alberto de Las Casas.
Es
verdad que, por haber ignorado nuestros escritores regnícolas la primitiva
historia francesa de Béthencourt, implicaron
en mucha oscuridad la época verdadera
de ese acontecimiento. Unos hacen
primer obispo de Rubicón a don fray Mendo,
por gracia de Martino V, año de 1417; otros, a
fray Alonso de Barrameda, por la de don Pedro de
Luna; otros, en fin, al referido don Alberto o fray
Alberto de las Casas, pero por bulas de este
antipapa mismo. Bien sé que esta provisión de la mitra de Rubicón en el
señor Casas por Inocencio Vil tiene contra
sí graves dificultades, y que el crítico don Juan de Perreras desconfía
mucho de aquel viaje de Juan de Béthencourt
a Roma para pedirlo. Porque, si
Castilla no comunicaba entonces con Roma ni reconocía a Inocencio Vil
por papa, ¿cómo podría Enrique III postularle prelado? ¿Y cómo este mismo eclesiástico y Béthencourt, teniendo tan cerca a Benedicto, que
debía vivir agradecido a los servicios de Bracamonte,
lo abandonaron y no hicieron caso ni de su erección de Rubicón en ciudad, ni de
la gracia de catedralidad que le había
concedido, ni del obispo fray Alonso,
que ya le había dado?
Sin
embargo, el hecho es positivo, y no parece fácil desmentir a un autor
exacto, cuando asegura que él mismo estuvo
en Roma en compañía de Juan de
Béthencourt y de don Alberto. Así, se debe
suponer no sólo que Enrique III estaba a la sazón poco fino con Benedicto, sino que
Béthencourt, mal satisfecho del obispo que le había dado,
no lo quería reconocer, ni que se acercase a Lanzarote,
aunque estaba en Sevilla.
Hemos visto también que Núñez de la Peña, citando a
Salazar de Mendoza (y pudiera haber citado igualmente los Anales
de Zúñiga), afirma que la nueva diócesis de Canarias se llamó de
San Marcial de Rubicón, por hallarse comprehendidas estas
islas en la antigua Rubicense de la Mauritania, que
poseyeron en África los reyes godos y que era
sufragánea de Sevilla. Pero ya dijimos en otra parte
que en esto hay conocida equivocación; que, aunque en la
Mauritania Cesariense hubo un obispado llamado Rubicariense, las Canarias
no pertenecían sino a la Tingitana; que, aunque la
Mauritania Tingitana, según Tácito, se había unido
desde tiempo del emperador Otón a la Bélica, esta agregación fue sólo en el orden político, pues como dice el P. Enrique Flórez, en el orden
eclesiástico no se descubre ningún vestigio de
que la provincia Transfretana tuviese dependencia de la otra, con haber estado unidas civilmente más de seiscientos
años; finalmente, dijimos que
nuestra diócesis no se intituló de San Marcial de Rubicón sino porque se
llamaba así el primer
establecimiento de los franceses en Lanzarote, a causa de la devoción que esta nación ha tenido siempre al
santo obispo y apóstol de Limo-ges, y, porque siendo Rubicón una voz que significa rubicundo o colorado en su idioma, dieron este
nombre a aquel territorio, donde todavía está hoy
el puerto de Las Coloradas; o bien porque quisieron llamar así el castillo en obsequio de Robín o Rubín de Bracamonte, protector y primo de Béthencourt.
Como
quiera que fuese, parece constante que ha sido el
tercer obispo de Canarias don Alberto de Las Casas, o Casaus, natural
de Sevilla, hermano de don Guillen de Las
Casas, que traía su origen de
vizconde de Limoges, y había casado con doña Inés de Bracamonte, parienta de
Juan de Béthencourt. Muchos escritores nuestros afirmaron que don Alberto (que algunos llaman don Alvaro) era religioso, confesando unos que ignoraban el orden y asegurando otros que era de la de San Francisco. Los historiadores de Béthencourt más dan a entender que había sido clérigo secular que regular, a cuyo dictamen adherimos nosotros en el tomo primero; pero reflexionando ahora que bon Clerc no sólo puede
significar en francés buen clérigo,
sino también buen letrado, conozco
que de aquella expresión nada se podía concluir
contra la antigua tradición de su monaquisino,
mayormente constándonos ya por un rescrito de la Rev. Cámara Apostólica,
que en realidad era religioso. Sólo sí es de notar que de este mismo rescrito se deduce, como veremos más adelante, que, si no hay error de copista, no era reconocido en Roma nuestro obispo por fray Alberto ni fray Alvaro, sino por fray Martín de Las Casas, frater Martinas de Domibus.
Este
prelado juntaba al mérito de hombre de bien y buen
letrado el singular de hablar y entender
perfectamente el idioma canario, ventaja que acaso había
adquirido en nuestras islas, por haber sido uno de
aquellos religiosos andaluces que acudieron a ellas, luego que
con la conquista se empezó la obra de la conversión de los naturales. De Roma, donde recibió las bulas del papa, volvió
a Castilla con cartas para el rey, se consagró arregló lo conveniente para la fundación de la diócesis y,
habiendo atraído a su servicio los operativos
necesarios, navegó a ella y desembarcó en Fuerteventura, año de 1406,
a tiempo que Maciot estaba allí.
En
el libro quinto de estas Noticias dijimos cuánto
alborozo ocasionó la llegada del nuevo obispo en
todo el país y la curiosidad con que los isleños corrían de todas partes a
verle y regalarle. El pequeño templo de
Santa María de Betancuria fue el
primero en donde don fray Alberto dio principio
a su ministerio pastoral; y, habiendo transitado poco después a
Lanzarote, consagró la iglesia de San Marcial de Rubicón para cátedra de su apostolado. Durante los pocos años que la ocupó, no cesó de trabajar, como un obispo de la primitiva Iglesia, en obsequio de la salud de sus ovejas,
predicando en las cuatro islas sometidas, administrando los sacramentos a los
catecúmenos y dándose a sí propio por modelo
de las virtudes que enseñaba sin
ostentación o, como dicen los historiadores
de la conquista, sin orgullo.
Perdiéronle
las islas en 1410, después de un pontificado pacífico y
laborioso de cuatro años. Su elogio está dignamente
cifrado en las siguientes cláusulas de los mismo historiadores
franceses. «Este
obispo (dicen) ordenó en su iglesia todo lo necesario
y gobernó con tanto agrado y mansedumbre, que se ganó las voluntades del
pueblo y fue causa de grandes bienes
en el país. Predicaba con mucha
frecuencia, ya en una isla y ya en otra,
sin que en él hubiese altanería, y, cada vez que predicaba, mandaba hacer oración por Béthencourt, su rey y señor, a quien debían la salud de sus
almas... En fin, este obispo se portó tan bien, que nadie tuvo de qué reprenderle».
Como
aconteció esta vacante a tiempo que todavía vivía en Sevilla
el otro obispo don fray Alonso de Barrameda y que Benedicto XIII veía la corona de
Castilla bajo de su obediencia, no dejó este papa de instar a aquel prelado, por los años de 1413 y 1414, a fin de que pasase cuanto antes a
tomar posesión de la silla de Rubicón de Lanzarote. Pero ni don fray Alonso pasó, ni parece que en Rubicón lo deseaban; así el mismo pontífice tuvo por conveniente promoverle al obispado libaniense en 1415 y proveer nuestra iglesia de otro nuevo prelado.” (José de Viera y
Clavijo, 1987. T. 2: 219 y ss.)
1405
Mayo 9. El pirata normando Jean de Bethencourt, al frente de un
numeroso grupo de parientes y amigos y 120 soldados mercenarios además de muchas prostitutas partieron de nuevo desde
Francia con destino al Campamento del Rubicón, en la Isla de Titoreygatra
(Lanzarote). Esta nueva leva tiene como objeto reforzar los efectivos para
aprestarse a la conquista de Tamaránt (Gran Canaria), una de las más pobladas e
importantes del Archipiélago Canario, como segundo paso para hacerse con el
control de todo el Archipiélago, cuyos supuestos derechos de invasión y
conquista ostenta por concesión de la Corona de Castilla. Posiblemente es con
la llegada de estos nuevos invasores colonos cuando se comenzó el reparto de
las tierras usurpadas -a sus legítimos propietarios- entre los invasores
europeos.
1406. Juan de Bethencourt nombra lugarteniente suyo a su sobrino Maciot
y el 15 de diciembre de 1406 parte para Castilla con su capellán Juan Leverrier
y algunos otros. Al llegar a Toledo, a fines del año, se encuentra con que
había muerto el rey Enrique III {el 25 de diciembre). En Segovia hizo pleito
homenaje en 1407 al nuevo rey de Castilla Juan II (Hist.J I, 17 ; BAE,
XCV, 66b. Cf. I, 18; BAE, XCV, 72b).-Juan Leverrier, capellán de Bethencourt,
en su Relación de lo sucedido a éste, dice que, al llegar a Segovia {no a
Valladolid), pidió a Enrique III cartas de recomendación para el Papa Inocencio
VII, en Roma, al que pidió la creación de un obispado en Canarias; y el Papa
nombró obispo a Fray Alberto de las Casas, de la secta católica franciscana
(O.F.M). . (Las Casas)
Más esto no pudo ser porque el
Papa Inocencio VII ya había muerto el 6 de noviembre de 1406 y el rey -como
quedó dicho- el 25 de diciembre siguiente; por lo que a ninguno de los dos pudo
ver Juan de Bethencourt. Por otra parte, téngase en cuenta que el mismo Bethencourt
había pedido ya en 1403 obispo al Papa Benedicto XIII, en Avignon, y éste
había nombrado a Fray Alonso de Sanlúcar
de Barrameda, quien aparecerá como tal obispo en 1414 y 1417.
1407. Robert de Braquemont
{Rubín de Bracamonte), almirante de Francia, tío de Juan de Bethencourt, se
encontraba en Toledo por asuntos de Francia al morir el rey Enrique III ( el 25
de diciembre de 1406); y, al llegar su sobrino, pidió para él a la reina
regente doña Catalina de Lancáster, licencia para conquistar el resto de las
islas, Tamaránt, Chinet, Gomera y Benehuare (Gran Canaria, Tenerife, Gomera y La Palma ) con título de «rey de
Canarias»; lo cual le concede (Híst., I, 19; BAE, XCV, 76a-77a. El Padre
Las Casas, basado en la Crónica de Juan II de Castilla, sitúa estos
acontecimientos en 1417, pero creo que deben situarse en 1407). Seguidamente
Bethencourt fue a Francia y se retiró a Grainville, donde murió en 1425. (Las
Casas)
1407. Maciot de Bethencourt, lugarteniente de su tío Juan, «rey de
Canarias», ataca a La Gomera y esclaviza a guanches (Híst., I, 17; BAE,
XCV, 66b); pero no logra conquistarla. Lo mismo ocurre con Tamaránt (Gran
Canaria,) Chinech (Tenerife) y Benahuare (La Palma ). Después se retira al fuerte de Rubicón
desde donde esclaviza muchos guanches que vende en Castilla, Portugal y Francia
(Híst.} I, 19; BAE, XCV, 76a-b. El Padre Las Casas lo atribuye a Jean de
Bethencourt y 1o sitúa en el año 1417; pero creo que debe atribuirse a Maciot y
situarlo entre 1407-1417). La moral propia de aquellos europeos piratas
invasores, quedó patente en una series de tropelías desarrolladas entre ellos
mismos, no sólo se robaron entre sí, sino que acabaron ultrajando y violando a
las mujeres francesas (la mayoría prostitutas) que Bethencourt había traído
para colonizar la isla con aportes humanos europeos.
1410. Pierre d'Ailly,
teólogo y cosmógrafo nacido en Compiègne, incluye en su Ymago mundi
-escrita en latín- otra descripción tópica de las Islas Afortunadas,
reproduciendo un pasaje similar al que San Isidoro de Sevilla y Solino habían
recogido, a su vez, de Plinio el Viejo: «Las Islas Afortunadas indican por su
propio nombre que tienen casi todos los bienes, como si ellas fueran felices
por la abundancia de sus frutos, pues los bosques producen de forma natural los
frutos más preciados y las cimas de las colinas se cubren de vides espontáneas.
De ahí el error de los gentiles que creían que estas Islas eran el paraíso por
la fecundidad del suelo. [...] Todas están llenas de aves, bosques de palmeras,
nogales y pinos. Hay abundancia de miel y están repletas de animales silvestres
y peces. Están situadas en el Océano a la izquierda de Mauritania entre el sur
y el ocaso, cercanos al occidente, y están separadas entre sí por el mar».
De la lectura de este texto
Cristóbal Colón deduce que las Islas Afortunadas a las que hacía referencia
Pierre d'Ailly se corresponden con el Archipiélago canario, de ahí que
escribiera en el ejemplar que poseía de esta obra una apostilla: «Situación de
las Islas Afortunadas. Ahora se llaman Canarias».
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