CAPITULO XIV
Tamaránt
(Gran Canaria):
La vivienda ha sido una de las primeras
ocupaciones de los seres humanos que, desde nuestros orígenes, hemos mostrado
una clara tendencia a vivir en grupos con el fin de aumentar nuestra seguridad,
organizar la explotación del medio y satisfacer nuestras necesidades sociales.
El uso
de cuevas naturales o artificiales así como casas está pues en relación directa
con factores medioambientales como el relieve, el clima, los materiales
disponibles, la red de comunicaciones, y también culturales, como el número de
componentes de un grupo y sus actividades. Es en la vivienda donde, tal vez,
mejor podamos apreciar la utilización de los recursos del medio y la
diversidad tecnológica que consistía en el empleo de la piedra y la madera, las
pieles, los huesos de animales, las fibras, el fuego, etc.
Desde el punto
de vista utilitario encontramos las siguientes aplicaciones: como habitación o
morada permanente o transitoria de ciertos grupos humanos; como lugares
funerarios donde el hombre ha enterrado a sus muertos, y como santuarios o
locales de culto ligados a las manifestaciones espirituales de la humanidad.
Bajo estos tres aspectos las cuevas han jugado un importante papel en la vida
humana desde los primeros tiempos del hombre hasta nuestros días.
Como hemos
expuesto en otra parte de este trabajo, desde el punto de vista morfológico hay
que distinguir entre: cuevas naturales, formadas exclusivamente por fenómenos
geológicos, y cuevas artificiales, cuando estas cavidades del subsuelo las ha
excavado la mano del hombre, aprovechando, por lo general, rocas poco
consistentes. Existe un tipo intermedio, las seudo-artificiales, es decir,
aquellas cueva qué originariamente fueron naturales y en las que más tarde
intervino el hombre para adaptarlas mejor a sus fines.
Estos tipos de
cueva habitación se extienden por todos los países del mundo.
En todas las islas del
Archipiélago Canario los grupos sociales estaban constituidos por una extensa
familia que vivía dispersa en pequeños poblados formados por cuevas naturales,
artificiales y construcciones de superficie. La cueva natural originada por la
erosión fue la vivienda habitual, también aprovecharon los tubos volcánicos.
Colocaban un muro de piedras seca en las entradas de las cuevas, hacían subdivisiones en el interior de las
mismas. Las cuevas trabajadas son mucho más numerosas que en ninguna otra
isla. No es raro encontrar también una
especie de grandes alcobas, donde se debían situar, seguramente, las camas.
Las cuevas
artificiales cronológicamente son más modernas, no sólo en su formación, sino
en su ocupación. Su valor arqueológico e histórico es paralelo al de las cuevas
naturales y nos demuestran la pervivencia de la tradición humana por ocupar las
cavidades del subsuelo. Se puede hablar, incluso, de una arquitectura rupestre
empleada en la construcción de viviendas, enterramientos y templos, por ello, las cuevas son muy buenas para conservar
restos, no así el campo abierto, donde la erosión destruye cualquier vestigio
de ocupación, pero afortunadamente en Tamaránt (Gran Canaria) se han conservado
poblados humanos precoloniales de diversas fechas y cuenta con un
importante legado arqueológico que nos permite adentrarnos en los distintos
escenarios donde se desarrollaba la vida de las antiguas poblaciones
precoloniales de la isla. A través de estos vestigios podemos saber más de
nuestros ancestros que desde siempre han suscitado el interés de los
investigadores, y sobre los que aún queda mucho por desvelar.
Entre los
lugares singulares y de especial significación
arqueológica que merecen un estudio más profundo que los realizados
hasta el presente, así como un mayor cuidado por parte de los estamentos
dominantes, podemos citar los siguientes poblados de cuevas-habtación:
Punta Mujeres (San Bartolomé de Tirajana): Se trata de una gran estructura
habitacional y uno de los numerosos asentamientos costeros del litoral de la Isla.
Poblado de Tunte (San Bartolmé de Tirajana): El mayor conjunto de cuevas de toda
Canarias, es un poblado grande, toda una aldea abierta en el interior de la
piedra, que incluye viviendas, graneros, depósitos funerarios y pinturas
rupestres.
Las Fortalezas (San Bartolomé de Tirajana): Un buen ejemplo de poblado
fortificado formado por cuevas naturales y labradas artificialmente en la roca.
Algunas de ellas tienen restos de pintura, otras de utilidad funeraria, así
como silos.
Risco del Canario (Agüimes): Situado en el Barranco de Guayadeque, este conjunto de
una treintena de cuevas artificiales, que por su difícil acceso era fácil de
defender en caso de ataques.
El Draguillo (Telde-Ingenio): Un yacimiento donde se pueden contemplar
grabados, silos, cuevas funerarias y cuevas viviendas.
Almogaren de Amurga: Uno de los ejemplos más complejos y espectaculares de los
yacimientos que ha sido lugar de culto de la antigua religión guanche.
Cuatro Puertas (Telde): Cueva de amplias dimensiones, excavada a mano en la toba
volcánica. Su rasgo más característico son las cuatro puertas que dan paso a
una plataforma horizontal. Su uso se ha vinculado a las prácticas
mágico-religiosas de los canarios.
Poblado de Tufia (Telde): Conjunto formado por un grupo de cuevas y diversas casas
de piedra, concentradas en núcleos separados y túmulos funerarios. A muchas de
sus construcciones no se les ha atribuido una funcionalidad específica.
Poblado de Tara (Telde): Aquí se encuentran las cuevas artificiales más
importantes de Gran Canaria y en él se han encontrado numerosos útiles que
sirvieron a los canarios para sus quehaceres cotidianos.
Bandama (Santa Brígida): Uno de los yacimientos más singulares de la Isla ; las llamadas Cuevas de
los Canarios, un grupo de habitaciones y graneros colectivo ubicados en la
ladera interior de una Caldera. Su rasgo más significativo es la existencia de
grabados rupestres.
Cueva de Los Frailes (Santa
Brígida): Uno de los lugares que muestran el
pasado precolonial es la Cueva
de Los Frailes, que se encuentra junto al puente de la Calzada , excavada en el
volcán de la
Caldereta. Debe su nombre a dos frailes, Juan de Lebrija y
Diego de las Cañas, los cuales pidieron permiso a Pedro de Vera para que les
dejase interceder con los canarios, con escasos resultados y un final bastante
dramático. Formado por 37 cuevas naturales, este yacimiento fue redescubierto
en 1933.
Valle de La Angostura (Santa
Brígida): La Angostura y Las
Meleguinas ofrecen numerosas huellas de los antiguos canarios de interés. Se
trata de grupos de cuevas excavadas en roca, silos y veredas; su importancia ha
motivado declarar la comarca como Bien de Interés Cultural (zona arqueológica).
Los Silos (Santa
Brígida): Antiguo pago de Santa Brígida
situado en la carretera a Pino Santo. En éste se encontraba una decena de silos
en los que los canarios guardaban el
grano.
Cuevas de los Canarios (Las Palmas de Gran Canaria): Este conjunto arqueológico está
formado por dos grandes cuevas artificiales de habitación y otras más pequeñas,
con silos, excavadas en dos niveles, bajo una gran arcada natural que las
protege.
Cenobio de Valerón (Santa María de Guía): El yacimiento más espectacular de toda
Canarias; un enorme granero colectivo, ejemplo evidente de la significación de
la actividad agrícola de los canarios, y del poder de las clases dirigentes.
Bocabarranco / El
Agujero / La Guancha (Gáldar): En esta zona se conservan los restos de uno de los más
importantes poblados en superficie de los primitivos habitantes de Gran
Canaria. Al margen de las numerosas casas, destaca la presencia de los túmulos
funerarios más relevantes de la
Isla.
Necrópolis de Maipés (Agaete): Un amplio espacio funerario, que ocupa más de un
kilómetro cuadrado de superficie, conformado por un número muy elevado de
sepulcros en escoria, próximo al medio millar.
Poblado de Acusa (Artenara): Conjunto de antiguos poblados situados en una de las
zonas de las Isla con tierras más aptas para el cultivo. Estancias
habitacionales pintadas, cuevas funerarias e importantes graneros son comunes
en la mayoría de ellos.
Cuevas de Caballero (Artenara): Conjunto de cuevas de habitación; en tres de ellas
encontramos representaciones rupestres triangulares, y otras formas. Se asocia
este lugar como un espacio de elevada significación mágico-religiosa para los
canarios.
Cueva de los Candiles (Artenara): Cueva artificial, que ocupa un lugar de honor en la
arqueología de Canarias, cuyo interior se distribuye en seis pequeñas
hornacinas excavadas cubiertas por decenas de triángulos invertidos, grabados o
en bajorrelieve, que se supone relacionadas con la fertilidad.
Bentayga / Cuevas del
Rey (Tejeda): Compuesto por tres núcleos,
construidos en singulares formaciones arqueológicas que se disponen en línea.
En ellos se puede encontrar importantes ejemplos de cuevas-viviendas,
funerarias, graneros, espacios para prácticas religiosas y un importante
almogarén.
Poblado de Caserones (San Nicolás de Tolentino): Son los restos de lo que fue uno de
los mayores poblados de toda Gran Canaria, con una enorme densidad de casas,
así como túmulos funerarios.
Castillete de
Tabaibales (Mogán): Al margen de las
estancias habitacionales, resalta la presencia de torretas, murallas, así como
la ordenación de las edificaciones, que lo hacen diferentes a otros
yacimientos.
Majada Alta (Mogán): Cueva de pequeñas dimensiones en la que se encuentran
pictogramas antropomorfos, pintados con almagre. Constituye un yacimiento único
por las técnicas empleadas, así como por los motivos figurativos en de las
edificaciones, que lo hacen diferentes a otros yacimientos.
El Morro del Verdugo (Guía): Está situado entre el
Barranco de San Felipe y el Barranco de Moya. Sobre este morro, se han hallado: una vivienda de los antiguos
canarios (la vivienda es seguro que
perteneció al jefe del poblado), un Tagoro, cuevas viviendas y cuevas
funerarias.
Su técnica consiste después
del acondicionado del terreno y los accesos necesarios, se excava de arriba a
abajo penetrando un metro o metro y medio, espesor que se da a los muros de
carga, después se irán haciendo otros arcos según se vaya penetrando hasta
conseguir la altura deseada. También se nivela el terreno frente a la fachada,
formando una especie de plazuela que da amplitud a la entrada y sirve de
desahogo a sus moradores.
Se pueden construir de una
habitación o de varias siempre teniendo entrada por la puerta principal. Las
hay con ventanas y sin ellas. Por lo general presentan un techo de bóveda de
medio cañón de una altura de 2'5
a 4 mts y de 15 a 2 mts de arranque. En las paredes se hacen
nichos que servirán para poner objetos domésticos a modo de alacenas.
La primera habitación es la
entrada y sirve de acceso a las demás. La forma de esta primera habitación
puede variar, así como sus dimensiones: las hay cuadradas, rectangulares,
trapezoidales, ovaladas, etc. La separación entre las habitaciones se hace por medio de cortinas de
hojas de palma o de pieles curtidas, careciendo de puertas de madera en el
interior y teniendo generalmente una en el exterior que es la de entrada que le
sirve de seguridad.
La mayoría de estas cuevas
quedan separadas por muros medianeros, a veces dos cuevas pueden quedar unidas,
si tienen un único dueño, mediante un pasillo que comunica, a través del muro
medianero, dos habitaciones. Otras, más raramente, cumpliéndose el requisito
anterior de un solo propietario y en el caso de que una cueva esté encima de
otra, pueden quedar unidas externamente por una escalera aunque el acceso a una
y otra sea independiente.
Las fachadas de las
cuevas, son el resultado casi siempre de
la disposición de las habitaciones. Las que han adoptado una disposición en
ala, mixta o anárquica son las que abren ventanas al exterior. Aunque hay que
señalar que hemos encontrado en algunas disposiciones en hilera ventanas al
exterior, cuando la longitud de la fachada se lo permitía.
Estas técnicas constructivas
fueron exportadas a la isla de la
Madeira por nuestros ancestros guanches esclavizados por los
aventureros esclavistas portugueses.
Toda persona
cuando cambia de habitat lleva consigo ciertos recursos, de tipo social, cultural e incluso político;
que les pueden facilitar o limitar el acceso a sobrevivir en el nuevo contexto.
Así, se va presentando un proceso de reformulación de la identidad, como resultado de un cambio de lugar, de nuevas relaciones y por la búsqueda de medios de vida. Esto, provoca una cierta ruptura - muchas veces violenta y hasta traumática - de sus costumbres, hábitos que los pueden llevar a una adaptación paulatina al nuevo medio y adaptada a las nuevas necesidades. Lo que entra en juego es la capacidad del sujeto de pertenecer a, de identificarse con, de "sentirse bien" en su nuevo lugar.
“En su nuevo lugar, sufre transformaciones emocionales, espirituales, incluso físicas. Su viaje aunque forzado es un viaje iniciatico, una travesía del alma. Los sociólogos suelen llamar a este proceso “crisis de identidad”. Ya no se pertenece en forma inequívoca a una tierra y a una lengua. Se es un extraño, un "ex" para siempre. Un forastero. Pero, el análisis de la alquimia del alma requiere de un instrumental más cercano a la teología o al arte, que a las ciencias sociales, pues la mudanza ocurre en la piel y en la psiquis. En el regreso, si es que se retorna, es un inadaptado, casi un desconocido, por las mudanzas en uno y otro lado de las fronteras” (Centro cultural
En esta
situación emocional debieron vivir nuestros ancestros exportados como esclavos
a la isla de Madeira, isla que como sabemos estaba desierta en el momento de
ser ocupada por los portugueses. La puesta en explotación de los recursos
naturales precisó de mano de obra esclava debido entre otros factores a la baja
densidad poblacional de Portugal, por ello, los portugueses se dedicaron a
extraer mano de obra esclava de nuestro continente y de nuestras islas
especialmente de las que aún no habían sido sometidas por Castilla.
Tal como exponen los
investigadores Ernesto Martín y Javier
Velasco: “Numerosos autores como G.E. de Zurara, Diogo Gomes o Gaspar
Frutuoso describen actividades esclavistas en Canarias, bien perpetradas
directamente, bien, como es más frecuente, realizadas a la vuelta de
expediciones a la costa del continente africano. Las primeras referencias a
esclavos canarios en la isla de Madeira datan de mediados del siglo XV,
llevándose a cabo las presas en cuatro islas del Archipiélago: La Palma , Tenerife, Gran
Canaria y La Gomera ,
especialmente en las tres primeras que
aún no habían sido conquistadas. De estas se recogen las realizadas en 1425,
1427 y 1434 que parten de Madeira y la de 1445 llevada a cabo por el madeirense
Alvaro de Ornelas que de vuelta de una expedición por tierras africanas se
desvía a La Palma
donde cautiva a un grupo de indígenas que conduce a Madeira. Entre estas
fechas las ventas de los esclavos obtenidos e en estas expediciones se llevan a
cabo en Madeira o en Lagos.
Tradicionalmente la presencia
de canarios en Madeira se relacionaba con el texto de Cadamosto (1455) en el
que refiere las habilidades de un canario en Madeira. Y os hago saber que
yo vi un canario cristiano, en la isla de la Madera , que se comprometía en apuesta a dar a
tres hombres doce naranjas a cada uno, y a
tomara para sí otras doce: y se
compromtía a hacer blanco en cada uno de ellos con sus doce naranjas de modo
que ninguna fallase, y que nunca ninguno de ellos le tocaría con ninguna de las
suyas...”
Y continúan los mismos autores: “Los esclavos canarios en Madeira, según recoge L. Siemens y L.
Barreto, se dedicaron a dos actividades principales: el pastoreo, práctica
económica en la que también se mantienen en sus áreas de origen tras la
conquista castellana, y en los trabajos de la industria azucarera. No obstante
su presencia en la isla va a ser una fuente permanente de problemas como señala
la carta del Duque regente (Tomar, 12 de noviembre de 1483).
En cuanto a lo que dicen
que hay muchos esclavos canarios que sus dueños ocupan como pastores de ganados
en la sierra y ellos se amotinan y merodean por la sierra y destruyen los
ganados ajenos, por lo cual la cría de los ganados de esa isla se va
perdiendo...
Según Siemens-Barreto los
problemas no se circunscribían a este grupo étnico sino que se trasladaron
también a otros pues inducían a los negros a robar y encubrían unos los hurtos
de los otros. Esta problemática da lugar en 1490 a la expulsión de los
canarios con algunas excepciones de carácter económico
Sin embargo, la excepción aplicada a los maestros
de azucar no debió ser muy efectiva pues esta debidamente documentado que
muchos de estos guanches esclavos regresaron a las islas ya cristianizados y
portando nombres y apellidos portugueses por lo que fueron considerados como
tales, siendo ellos los maestros de hacer azucar que
sirvieron en los ingenios de las islas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario