EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO III:
DE LA ANTIGÜEDAD AL
SIGLO XIV
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghaesn.
1351 Noviembre 7.
La bula «Coelestis rex regum» de Clemente VI (Avignon, 7 de
noviembre de 1351)
erigiendo el Obispado de las Islas Afortunadas y designando
a fray Bernardo, de la secta católica de los O.M.C., como primer prelado.
Vaticano.
1352.
Consta que en el año 1352, Pedro
IV el Ceremonioso, había solicitado a su Lugarteniente en la isla de Mallorca,
un informe acerca de cómo habían sido introducidos en dicha isla doce indígenas
de la isla de Gran Canaria, los cuales habían llegado allí en alguna expedición
procedente de las expediciones mallorquinas a Canarias en el año 1.342. El
motivo que tenía Pedro el Ceremonioso era la queja de algunas personas que
habían adquirido los esclavos, y ahora pretendían Juan Doria y Jaime Segarra,
llevarlos consigo a las Canarias, como parte de una expedición más compleja,
donde querían integrarse con los nativos, y era preciso el concurso de los
mencionados esclavos que habían aprendido la lengua catalana. Como medida
cautelar, el Rey dictaminó que si los esclavos habían sido apresados “cum
fraude”, que era justo que se llevasen nuevamente a su tierra, pudiendo ir con
los expedicionarios; pero si habían sido adquiridos legalmente como cautivos,
debía pagarse a sus dueños el justo precio por ellos. Los Canarios que zarparon
rumbo a Canarias habían sido bautizados en Mallorca. No es improbable que
además de estos doce Canarios hubiesen otros Canarios en Mallorca, que
finalmente se integraran en dicha isla, dejando sucesión.
1353 mayo 8.
Primeros intentos de penetración del catolicismo en el Archipiélago
Canario según el clérigo católico e historiador José de Viera y Cavijo.
“De fray Bernardo, primer
obispo de las islas de la Fortuna
El cuidado
que tuvo don Luís de la Cerda
de enviar estos misioneros a las Canarias confirma
cuan verdadero era su celo; pero tenemos otra nueva prueba, ignorada hasta
hoy de todos nuestros anticuarios y que merece en la historia eclesiástica una singular atención. ¿Quién había sabido que, luego que las Islas Afortunadas se
erigieron en principado y que el
Infante de La Cerda
fue instalado solemnemente príncipe de
ellas, se les dio también un obispo,
a quien el mismo papa Clemente VI hizo
consagrar en Aviñón con el título de «obispo de las islas de la Fortuna »?
Con efecto,
en el archivo del célebre monasterio benedictino medelicense o
abadía de Melck en Austria, a cinco postas de Viena (donde estuve el día 19 de abril de 1781), se guarda un diploma original, por el cual consta que en 8 de mayo de 1353
fray Bernardo, obispo de las islas de la
For tuna, con otros obispos
residentes en Aviñón, concedían indulgencias a la iglesia del referido monasterio.
Tiene este diploma pendiente un sello
de cera y en él grabada una imagen de la
Vir gen María, a
cuyos pies se ve arrodillado el obispo,
y a un lado y otro dos pequeños escudos de armas.
Ni del sello
ni del contexto del diploma se puede conocer la orden de que
era religioso este obispo fray Bernardo; pero como los franciscanos tuvieron desde luego gran parte en las misiones de nuestras islas, es de suponer que fuese de aquel mismo instituto. Lo que no se puede dudar es que éste ha sido el primer prelado de las Canarias y que el catálogo de los obispos de esta iglesia debe empezar por él.” (José de
Viera y Clavijo, 1987. T. 2: 214 y ss.)
1357.
El papa
Clemente VI concede las indulgencias de cruzada a los ciudadanos mallorquines Juan Doria, Jaime Segarra y otros para que realicen una
expedición misional a
Canarias. Para ello se disponían a viajar a las islas con treinta personas piadosas que
instruyeran en la fe a los aborígenes.
1360.
Hablar de los orígenes de Jinámar (Gran Canaria) se hace bastante
complicado, debido a que los datos anteriores a la Conquista de la Isla son sólo aproximaciones
y no realidades fundamentadas, pero podemos aventurarnos a
explicitar algunas referencias del lugar.
En cuanto al nombre del lugar, a su topónimo, hay que
decir que posiblemente sea un vocablo aborigen muy extendido, porque también en
la isla de Fuerteventura encontramos el lugar de Ginijinámar, lo que me lleva a
pensar que pudiera tener relación con el sitio, relacionado con barranco de
palmeras, posiblemente. ¿En qué me baso para dar esta hipótesis?, pues en
que el vocablo “amar” aparece también en el de Tamaraceite y éste, parece
ser que está relacionado con zona poblada de palmeras. Además a la
llegada de los mallorquines primero y los castellanos después, se encontraron
con el barranco de Jinámar, que era una zona rica en palmeras, y que
afortunadamente nos queda actualmente un vestigio de lo que fue aquel inmenso
bosque de palmeras y olivos silvestres.
Corría el año 1360 cuando se tiene noticia de un desembarco
por el Puerto de Gando, internándose aquellos mallorquines y aragoneses en
aquellas desconocidas tierras, poniéndose a la defensiva los teldenses y
agüimenses, para posteriormente hacer un furioso ataque que produjo muchos
heridos y muertos en los europeos, rindiéndose el resto, entre los que se
encontraban cinco sacerdotes franciscanos. Durante los primeros años de
cautiverio se les atendió humanamente pero pasado el tiempo, al parecer,
surgieron problemas lo que llevó a que se les condenara a muerte a todos los
extranjeros. Según las noticias que se tienen, los canarios
respetaban en mayor medida a los religiosos franciscanos, y es por ello
que les concedieron cierta diferencia en cuanto al suplicio al que fueron
condenados, pudiendo ser que se les diera la opción de escapar para luego ser
perseguidos, o bien se les condenó a otro tipo de muerte, lo cierto es que se
nos dice: “ Hay en el
término de Jinámar, camino de Telde y media legua distante de la costa del mar,
una caverna o abismo profundo, cuyo paradero se ignoraba. Precipitáronlos en
ella y como, pasados algunos días, aparecieron parte de sus vestidos en el mar
inmediato, conocieron entonces que éste se comunicaba con aquellas
cavernas inferiores. Cuando se considera esta crueldad de los isleños para con
unos huéspedes que les habían plantado muchos higuerales, fabricándoles casas
cubiertas de madera labrada…erigiendo dos pequeñas ermitas de piedra seca,
donde colocaron algunas santas imágenes…”
Mi opinión, llevado a ella debido a lo confuso de los
textos, es que si la Sima
de Jinámar, como parece estar estudiado, nunca tuvo salida al mar, los canarios
encargados de llevar a efecto la ejecución, permitieron la huida de los
franciscanos, y para demostrar que habían ejecutado la sentencia cogieron sus
ropas y las lanzaron al mar, en señal de que la sentencia se había llevado a
efecto. También pienso que una de aquellas dos ermitas, rodeada de un
frondoso palmeral, higueras y olivos, sería la primitiva de Jinámar, la de la Concepción , pues en los
primeros momentos de la conquista esta ermita estaba ya edificada desde hacía
mucho tiempo, cosa lógica si nos atenemos a ese texto que nos narra las
experiencias de los franciscanos en la zona, ya desde el siglo XIV. (Juan
Francisco Santana Domínguez)
1360.
Mallorquines y catalanes, en dos
galeras, llegan a Tamarant (Gran Canaria) con dos sacerdotes y ocho frailes;
los guanches les hicieron prisioneros y les trataron benignamente, al cabo de
unos años los ajusticiaron por faltar gravemente a los preceptos morales de los
guanches; los frailes fueron arrojados por el risco de Jinámar.
1360.
El obispo de Canarias es un fraile franciscano llamado
Bonanato Tarín, es nombrado obispo de Telde (Gran Canaria) por el jefe
de la secta católica Urbano V. Desde
su residencia en Mallorca dirige la actividad misional en las islas.
La
primera Torre de Gando /Gran Canaria) parece que fue levantada por unos frailes
franciscanos hacia el año 1360, como "Oratorio-fortaleza" que fue
destruido al poco tiempo por los canarii. La segunda fortificación es obra de
Diego de Herrera, colono Señor de Canarias, en su intento por conquistar Gran Canaria
en el año 1459; destruida por los antiguos canarios, sublevados frente a los
desmanes de la guarnición. La tercera construcción fue consecuencia de los
ataques portugueses. Diego da Silva, en un intento de la Corona de Portugal de
anexionarse las islas, se dirigió con sus naves a Gran Canaria, penetró en la Bahía y tomó por asalto la Torre en 1459. Las
reclamaciones de la
Monarquía Castellana ante la Portuguesa harán que
Silva devuelva la Torre ,
que sería reconstruida en 1462. La cuarta fortaleza, de duración efímera se
construyó a mediados del s. XVI para resguardo y protección contra los piratas
que atacaban las naves que llevaban los productos de la tierra para su
exportación, fundamentalmente azúcar, a Europa y América. La quinta y actual
Torre data de 1740, construida como fuerte militar por orden del Capitán
General de Canarias Mariscal D. Andrés Bonito de Pignatelli, virrey de la
colonia, obra de los ingenieros De la Riviere y De la Pierre.
1361.
Bartolomé fue nombrado este año
de 1361 obispo de Telde, Tamarant (Gran Canaria) por el Papa católico Inocencio
VI, en Avignon.
1366.
El rey Pedro IV de Aragón ordena facilitar al caballero
Joan de Mora aparejos y armamentos para la expedición naval que estaba preparando en
Mallorca para la defensa
de las Islas Canarias contra la ingerencia de otros países.
1367.
En la carta portulana de los hermanos Pizzigani recoge la existencia de las Islas Canarias, se le otorga a la isla de Gomera el nombre de clane" o "de clarie".
1367.
El tercer obispo de las islas es un fraile minorita llamado Francisco.
1369.
Bernardo de Marmrando (?) y Pedro
de Strata, barceloneses, exponen al Papa Urbano V, en Viterbo, el deseo de diez
sacerdotes seculares y veinte religiosos de ir a evangelizar las Islas
Canarias; y le presentan su proyecto de
enviar un navío para la evangelización; para lo cual le piden autorización. En
la época, bajo el silogismo evangelización lo que realmente se escondía era una
operación de saca de esclavos.
1369.
El Papa Urbano V, por la bula Ad
hoc semper de Viterbo, a 30 de septiembre de dispone que los obispos de
Barcelona y de Tortosa envíen a las Islas Canarias diez sacerdotes seculares y
veinte religiosos de la secta católica: "... en Canaria y demás islas
adyacentes, llamadas
Fortunadas, había gente de uno y otro sexo que, no teniendo más ley ni secta que la adoración del Sol y la Luna , sería muy fácil
reducirla a la fe de Cristo por medio de la predicación de su divina palabra. Que algunos
religiosos mendicantes y clérigos seculares, encendidos en el celo de misma cristiana fe y confiando en
la misericordia de Dios
omnipotente, estaban aparejados para navegar a aquellas islas a fin de predicarlas y
convertir a sus moradores Se desconocen los resultados de este proyecto.
1369.
Probable expedición mallorquina a las islas Canarias.
"Hay, asimismo, hacia Occidente, algunas islas descubiertas de una manera casual y maravillosa no ha
mucho, desde el año del
Señor de 1370 o aproximadamente ... Como unos piratas persiguiesen hostilmente cierta galera o nave
del rey de Aragón, los
marineros, dejando a su espalda la tierra firme, es decir, el reino de Aragón, sin esperanza y
contra su voluntad se
lanzaron a toda vela por la inmensidad del mar Océano, hacia Occidente, empujados por un violentísimo viento Levante que nace de
Oriente, que continuó aún con
gran furia, durante nueve días y nueve noches en el desamparo del mar. Por fin, en la
mañana del décimo día, salido
ya el sol, mientras contemplaban unos agudos montes...". Se encontraban ya ante las Canarias,
donde se relacionaron
con los aborígenes. Luego regresaron a Aragón llevando consigo algunos de éstos.
Este acontecimiento solicitó alguna expedición posterior, contando ya con
el apoyo real.” Florentino
Pérez Embid.
1369
septiembre 2.
Primeros intentos de penetración del catolicismo en el Archipiélago
Canario según el clérigo católico e historiador José de Viera y Cavijo.
“Misioneros por el papa Urbano V
Quizá ya no
vivía, cuando aquellos cristianos aragoneses y mallorquines
que dejamos cautivos en la Gran Canaria tuvieron
modo, antes
de perder la vida trágicamente, de avisar el estado de sus trabajos apostólicos
en aquella isla, por medio de ciertos
comerciantes catalanes que habían llegado a ella. Entre éstos eran los
principales Beltrán de Marmando y Pedro de Estrada, vecinos de Barcelona, quienes, tomando por su cuenta la solicitud de
enviar misioneros a los canarios, juntaron en Cataluña hasta unos
veinte religiosos y clérigos seculares que,
llenos de cristiano celo, desearon
emprender tan gloriosa obra y
embarcarse. Entre estos misioneros se contaban algunos frailes dominicos del número de aquellos que fray Elias
Raymond, general de su orden, había
destinado en España, para que, como operarios de la viña del señor, se
ocupasen de la conversión de los infieles.
Los generosos catalanes hicieron
más, porque pasaron en persona a Viterbo,
donde el papa Urbano V se hallaba a
la sazón, y habiéndole dado a conocer cuál era el país de la Gran Canaria y demás islas
comarcanas, la religión de sus moradores y
la suma facilidad con que podrían entrar en el gremio de la Iglesia Católica ,
el Santo Padre tuvo por conveniente
despachar su bula, en la misma ciudad,
a 2 de septiembre de 1369, dirigida a los obispos de Barcelona y de
Tortosa, a fin de que permitiesen y
acelerasen la partida de aquellos
misioneros, autorizados con el beneplácito
de la silla apostólica.
Decía Su Santidad: Que sus amados
hijos Beltrán y Marmando y Pedro de Estrada le había informado cómo en
Canaria y demás islas adyacentes, llamadas
Fortunadas, había gente de uno y otro sexo que, no teniendo más ley ni
secta que la adoración del sol y de la luna,
sería muy fácil de convertir a la fe
de Cristo, por medio de la predicación de su divina palabra. Que algunos
religiosos mendicantes y clérigos seculares, encendidos en el celo de la misma cristiana fe y confiando en la misericordia de Dios omnipotente, estaban aparejados
para navegar a aquellas islas, a fin de predicarla y convertir sus moradores,
si fuese del agrado del Papa y de la Santa Sede , etc., etc.
Los
historiadores no nos dicen cuál fue el éxito de esta
cristiana expedición a nuestras islas; y sólo
sabemos, como vimos en el tomo primero, que por los
años de 1386 empezó a derramar las semillas de la religión de La Gomera el capellán de
cierto caballero de Galicia, que bautizó a muchos naturales y que murió poco
después.
Pero lo que más preparó los ánimos de los guanches para el culto católico fue la santa imagen de la Cande laria, introducida en Tenerife del modo singular
que hemos referido largamente.” (José de Viera y Clavijo, 1987.
T. 2: 214 y ss.)
1375.
El planisferio catalán de Abraham Cresques recoge la existencia de las Islas Canarias.
1377.
El viaje de Ruiz de Avendaño.
"Reinando en Castilla el
rey don Juan el primero, hijo del rey don Enrique II, trayendo guerra con el rey de Portugal
y el duque de Alencastre
de Inglaterra sobre el señorío de Castilla, que decía el duque de Alencastre pertenecerle (...) hizo el
rey don Juan una armada
por la mar de ciertos navios, y puso por capitán dellos a un caballero vizcaíno, que se decía
Martín Ruiz de Avendaño, el cual corría toda la costa de Vizcaya y Galicia y Inglaterra, que
sería año de mil trescientos
y setenta y siete, poco más o menos. El cual navegando, le dio un temporal, que les hizo
arribar a Lanzarote (Titoreygatra), y tomó puerto. Y salió el capitán y gente en tierra, y los
isleños lo recibieron de paz, y le ofrecieron refrescos de lo que en la tierra había, de carne, leche y
queso, para refresco de su armada;
y fue aposentando en la casa del rey, que se decía Zonzainas. Tenía este rey una mujer,
llamada Fayna, en quien
hubo Martín Ruíz de Avendaño una hija, que llamaron Ico, en este acogimiento y hospedaje..." J.
Abren Galindo.
1377.
Fray Francisco, O.F.M., figura
como obispo de Telde, en la isla de Tamarant (Gran Canaria).
1384.
Unos frailes ermitaños piden al
Papa Urbano VI, en Roma, autorización para ir a evangelizar las Islas Canarias.
1384.
El Atlas Walckenaer-Pinelli recoge la existencia de las Islas Canarias.
1385.
El portulano de Guilelmus Soleri
recoge la existencia de
las Islas Canarias.
1386.
“En igual forma han conservado
nuestros historiadores la memoria del arribo de otras dos embarcaciones
europeas a estas islas, a fines del siglo XIV y en tiempo de la guerra que
sostuvo don Juan el I de Castilla contra el rey de Portugal y el duque de
Láncaster. La isla de La Gomera ,
según los vestigios que se hallaron, cuando llegó el caso de su última
reducción, había sido sin duda el teatro de estas visitas; pero se discurre
sobre la materia con alguna diversidad. Unos dicen que, entre los caballeros de
Galicia que siguieron el partido de Láncaster, se distinguió mucho don Fernando
de Ormel, conde de Ureña o de Andeiro, natural de La Coruña y padre de don Juan
el I de Portugal asesinó dentro de la casa de la reina doña Leonor. Este
oficial, pues, que recorría con una pequeña escuadra en 1386, las costas
occidentales de España, penetró, azotado de una tormenta, en una de sus
carabelas, hasta nuestras islas y surgió en la de La Gomera. Otros
quieren que esta nave perteneciese a un don Fernando de Castro, también
gallego, quien, desembarcando por el Puerto de Hipare, tuvo una sangrienta
refriega con una escuadrilla de isleños mandados por el hermano del rey
Amalahuige, en la que dicho príncipe quedó muerto atravesado de un pasador.
Añaden que, habiendo recibido aquel monarca esta noticia, puso toda la tierra
en armas y marchó en busca de los invasores, a quienes atacó tan vigorosamente,
que les precisó a atrincherarse en el ventajoso puerto que llaman de Argodey,
donde los tuvo bloqueados dos días, al cabo de los cuales, como se viesen
forzados del hambre y la sed, se rindieron a discreción. El P. Abreu Galindo,
que escribía este suceso, nos da una idea favorable de la clemencia de aquel
príncipe bárbaro, asegurando que trató a todos los prisioneros, no como a
homicidas de su hermano y perturbadores de sus dominios, sino como a unos
extranjeros rendidos que hacían mucho honor a sus armas, regalándoles y dándoles
unos ejemplos de humanidad que después no se imitaron bien. Don Fernando de
Ormel, o de Castro, respetando los favores y las fuerzas del vencedor, le
presentó algunos vestidos, espadas y broqueles que estimó en mucho; pero sin
duda fue un presente incomparablemente más rico el de haberle dado su propio
nombre en el baustismo y empezado a plantar la verdadera religión en aquella
tierra, con tal suceso, que, cuando don Fernando obtuvo licencia para retornar
a la Europa ,
le suplicó Amalahuige tuviese a bien dejar en la isla el capellán, a fin de que
catequizase y bautizase a sus pueblos. Es tradición que el venerable clérigo
consumó la carrera de su apostolado poco después (sobreviviendo pocos días a la
ausencia de su patrono).” (Viera y
Clavijo))
Viera, siguiendo la exposición de
Abreu Galindo hace de Fernando un caballero gallego de fines del s XIV. Hubo
entonces, en efecto, un Fernando de Castro, alférez mayor y adelantado mayor de
Galicia, conde de Traslamara, de Lemos y de Sarria por título de don Pedro el
Cruel, de 23 de junio de 1366, al servicio de Portugal de 1372. Evidentemente,
éste debe ser el "caballero muy principal del reino de Galicia", de
quien hablaba Abreu Galindo; pero no sabemos hasta qué punto serán auténticos
sus datos referente a un viaje de este personaje a Canarias. Es posible que se
trate de una confusión con otro Fernando de Castro, portugués, quien hizo una
expedición a Canarias, por orden del rey de Portugal, en 1424. Esta expedición,
aludida por Alonso de Cartagena en sus alegatos sobre Canarias (Silva Marques, Descobrimentos
portugueses, vol. I, Lisboa 1944, pág. 291-346), no carecía de importancia
militar. Estaba formada por 2000 hombres y 120 de a caballo; y según Barros,
quien afirma haber visto las cuentas de la misma, sólo el flete costó 39.000
doblas de oro; a esta expedición se refiere sin duda la reclamación de la
ciudad de Porto, en 1439, que aun no había podido recobrar el dinero anticipado
en aquella ocasión. El jefe Fernando de Castro, era padre de Alvaro de Castro,
futuro conde de Monsanto. Barros refiere el desembarco que hizo en Gran
Canaria, y que quedó sin resultado, ya que todo aquel ejército tuvo que
reembarcar deprisa, por faltarle los mantenimientos. Se debe notar, sin
embargo, que las dos expediciones difícilmente podrían confundirse, a pesar de
la homonimia de los dos jefes, ya que la primera tiene por escenario La Gomera , y la segunda Gran
Canaria. La expedición de un Joao de Castro a Gran Canaria, en 1415, que
refiere Diogo Gomes (Vitorino Magalhaes Godino, Documentos sôbre a expansao
portuguesa, Lisboa, (1945) vol I, págs. 69-70), podría ser confusión con la
de 1424. En fin, las circunstancias de la expedición a La Gomera , tales como las
repite Viera, después de Abreu Galindo, recuerdan demasiado a las del episodio
de Diego de Silva, casi un siglo más tarde. Leonardo Torriani sitúa el suceso
en el año de 1384, haciendo referencia a un solo personaje: Fernando Ormel de
Castro. (Descripción de Las Isla Canarias, 1959:205-6)
1386.
Por estas fechas sitúa una antigua tradición el arribo a las islas Canarias de una
expedición misional que partió de Barcelona para evangelizar a los indígenas. La leyenda afirma
que los trece religiosos que componían la misión fueron asesinados por los naturales después
de siete años de estancia
en las islas.
1390.
Hay en esta isla de Tenerife una
imagen y figura de Nuestra Señora la Virgen María , con un Niño Jesús en brazos,
intitulada Nuestra Señora de Candelaria, por cuya figura Dios Nuestro Señor
obra ordinariamente muchos milagros. No se sabe ni se ha en-tendido como haya
venido ni quién la haya traído, ni qué tanto tiempo ha, sino só1o una fama
confusa que hay de cien años, antes más que menos, que la isla se ganase de los
cristianos. Según la cuenta de los antiguos, fué su aparecimiento año de 1390.
Dicen que en el término de
Güímar, a la banda del Sur, cuatro leguas de la ciudad de San Crist6bal de La Laguna , en un lugar
desierto junto al mar, a la boca de un barranco donde hoy está una cruz sobre
una piedra junto a una cueva, yendo dos guanches naturales de esta isla por la
costa apacentando su ganado, habían de pasar el ganado por la playa y meterlo
en aquella cueva, como solían, a ordeñar las cabras; y, yendo un día comiendo
derramado por la boca del barranco, se espantó el ganado, y, por más que hacían
y silbaban, no querían pasar las cabras para entrar en la cueva; de que se
admiraron los dos pastores, viendo remolinar las cabras como espantadas. El uno
de los pastores, creyendo fuese alguna gente que le quería robar su ganado,
como otras veces lo habían hecho y era costumbre entre ellos hurtarse unos a
otros, y, para certificarse, se paso adelante. Y, mirando hacia aquella parte
del barranco, vio la santa imagen que estaba en pie sobre una piedra grande; y,
como persona que está desviada a ver seme- jantes visiones, con mucho miedo y
temor se la puso a mirar y considerar, y pareció1e mujer, aunque extraño el
traje. Y, porque entre ellos era costumbre, si topaban alguna mujer en lugar
solitario, no hablarle, porque incurrían en grave pena, por ser delicto, hízole
señas que se apartase, para que el ganado pasase a la cueva, porque no podía
por
otra parte, sin rodear. Y, como
la santa imagen no hiciese movimiento, amohinado el pastor, tom6 una piedra y,
levantando el brazo para tirársela y queriéndola desembrazar, se le qued6 el
brazo sin poderlo menear, con la piedra en la mano y gran dolor.
El otro pastor y compañero, como
vio el bulto que no se meneaba, cobró más atrevimiento y co1era y, llegándose
cerca de la imagen, para satisfacción suya, con una tabona o laja de pedernal
muy aguda quiso cortar la mano a la santa imagen; y, pensando cortaba la mano a
la imagen, que tenía con su mano, se cortaba su misma mano, sin hacer daño en
la imagen. Y, como se vía salir sangre de su herida y mano, ciego de la co1era
y siendo porfiado, tornó otra vez a querer cortar la mano a la imagen, y
cortaba su propia mano, de las cuales heridas corría mucha sangre; y la mano de
la imagen quedo sin lesión ni daño, y los pastores quedaron el uno tullido del
brazo, y el otro herido.
Los dos pastores guanches, viéndose tan mal tratados,
entendiendo ser aquella imagen cosa del cielo, acordaron dar aviso y noticia de
lo que habían visto y con ellos había pasado, al rey de Güímar. El rey, como
los vio tullido y herido, determinó llamar a consulta a los más principales y
allegados de sus tierras y casas (aqueste llamamiento y
consulta llaman ellos en su lenguaje tagoron); y acordaron
todos ir a donde la santa imagen estaba, y con ellos toda la gente de la
comarca.
Llegados al lugar y vista la
santa imagen todos quedaron admirados y espantados, viendo la gravedad y
majestad que representaba, y ninguno se atrevió ni osaba tocar en ella, no les
sucediese lo que a los pastores. El rey dijo a los pastores que estaban
lisiados, que ellos, que la habían tocado, fuesen con reverencia y la tomasen,
para llevarla a su casa, donde quería ponerla; y así se hizo y en tocando los
pastores a la santa imagen, luego a vista de todos fueron sanos, que causó
grande admiración.
Vista por el rey de Agüímar la
maravilla que en su presencia había obrado, considerando ser cosa del cielo,
dijo no era justo villanos tocasen a ella, estando él allí y los principales de
su tierra; y así la tomaron con mucho acatamiento y decencia y gran temor.
Llevándola en brazos como a un tiro de arcabuz, se hizo tan pesada, que no pu-
dieron menearla. El rey y todos los que le acompañaban, visto esto, siendo
antes liviana y que se podía llevar, se hincaron todos de rodillas,
suplicándole se dejase llevar donde querían ponerla. Luego tornaron a tomar a
la santa imagen en brazos y, haciéndose liviana, tornaron a caminar con grande
contento, dejándose llevar, haciendo en aquel lugar señal, que después los
cristianos hicieron allí una ermita intitulada Nuestra Señora del Socorro. y
llegaron con la imagen a la cueva, que era como despensa del rey, que llamaban
Avehon, media legua de donde apareció, en un barranco que llaman agora
Chinguaro, donde en un canto de la cueva, sobre unas pieles de cabras, le
hicieron su estancia; donde esta santa imagen hizo y al presente hace muchos
milagros. (Fr.J. Abreu Galindo; 1977:302-4)
1391.
Los genoveses Bartolomé Scariafíga y Bartolomé Bargazo y el sevillano Juan González
organizan una expedición
a las islas Canarias. La nave Santa Ana, tripulada por andaluces y catalanes, toca en Erbania
(Fuerteventura) y continúa hacia Guinea. En noviembre de ese año se registra la venta en Barcelona de un
esclavo indígena de Fuerteventura que pudo ser llevado a la Península Ibérica
por la citada expedición.
1391.
Se hace mención de trece «fraires
chrestiens», martirizados por los guanches después de siete años de tratar
de evangelizarlos. Seguramente como era habitual en estos religiosos católicos,
faltaron a las leyes morales de los guanches, propasándose con las mujeres,
delito que estaba castigado con la pena de muerte.
1392.
Jaime Olzina es nombrado obispo
de Telde, isla de Tamarant (Gran Canaria) por el Papa Bonifacio IX, en Roma.
Este fue el último obispo de la diócesis de Telde; la cual se extinguió a
finales del siglo debido a las continuas invasiones de los esclavistas
europeos, y salteadores y esclavizadores
de los guanches.
1393.
Las
Crónicas de Enrique III, narran la primera expedición castellana al Archipiélago
Canario: «En este año, estando el rey en Madrid, oyo nuevas como algunas
gentes de Sevilla e de la costa de Vizcaya e Guipúzcoa armaron algunos navíos
Sevilla... e pasaron a las islas que son llamadas Canarias, como quier que
otros, e andovieron en la mar fasta que bien sopieron... E enviaron a decir al
lo que allí fallaron e como eran islas ligeras de conquistar, si la su mercer
fuese, e a pequeña cosa»
1393.
Llega a la isla Gomera la expedición vasco - andaluza de Gonzalo
Pérez Martell y Álvaro Becerra.
1393.
Una banda de depredadores que componían
una expedición española de saqueo (vizcaíno-sevillana) al mando de Gonzalo
Peraza Martel, señor de Almonáster, vizcaíno, llega con licencia de Enrique III
de Castilla a las islas al frente de una expedición de cinco navíos. Saqueó la
isla de Titoreygatra y se volvió a Castilla con despojos, y con la presa
de los reyes de Titoreygatra
(Lanazarote) Guanareme y Tinguafaya junto con 160 guanches mas esclavizados. La desaparición de estos reyes
de la isla provocó desacuerdos en torno a quién habría de sucederles,
interrogante que concluyó con la ordalía de la nobleza de Ico. Con esta, en
realidad, se sometía a juicio la nobleza de Guadarfía o Guadafrá, hijo de
Zonzamas y de Fayna, en cuanto que la falta de casta de Ico (de resultar de la
ordalía que no era hija de Zonzamas, sino de extranjero) habría afectado a
todos sus parientes.
1393.
En este año que los castellanos
vinieron a las islas habían pasado 102 años desde que se tuvo noticias de ellas
en Levante 73 desde que el Rey de Nápoles
comerció con ellas, y 47 desde que envió á ellas el Príncipe Luis29; y
ahora esta Armada parece fue enviada por Castilla, concuerdan los que hablan de
esta Armada de castellanos, que el capitán fuese Hernando de Castro, quién ó
cómo fuese, no sabemos, más en tiempo del Rey Don Pedro de Castilla antecedente
á este más de 30 años, tuvo este Rey una Armada contra Aragón, siendo su
Almirante de este nombre Don Fernando de Castro, en el año 1365; éste era señor
de Monforte, Lemos y Sama y Castrojeril, mayordomo del Rey Don Pedro, hermano
de Doña Juana de Castro con quien se casó, repudiada y presa en Burgos la Reina Doña Blanca; eran
hijos de Don Pedro de Castro y Guerra y de Doña Isabel Ponce de León, viuda de
Don Diego Haro, Señor de Vizcaya, nieto del primer Don Diego Haro; y pudiera
ser, ó este caballero, ú otro deudo ó sucesor, quien fuese á estas Islas 30.
Demás de haber comerciado los
mallorquines en las Islas, también en las costas de África, en Cabo de Guer,
donde llamaron Santa Cruz de Berbería, donde murió un religioso Agustino, y
tienen su cuerpo entero, y libros y otras alhajas que fueron suyas, y éste
vivió en Canaria con ejemplo de buena vida asistiendo algunos años á los
cristianos que vivieron y comerciaron en la Isla. (Marín de Cubas, [1694] 1993)
1393.
País Vasco.- En el año 1393 fue
célebre la llegada de barcos armados con capital sevillano, vizcaíno y
guipuzcoano. En estas correrías fueron apresados los Reyes de Lanzarote, junto
con 170 súbditos. El destino de estos fuese probablemente el País Vasco o
Andalucía. También cabe la posibilidad que fuese Italia. Lo cierto es que
también es muy probable que cuando las Islas se hallaron bajo el signo de la Corona de Castilla, casi un
siglo después, algunos de esos esclavos pudieron haber sido manumitidos y
recobrando su libertad, o bien los hijos de aquellos, regresando en algún
porcentaje a las Islas con nombres y apellidos impuestos en su lugar de
procedencia.
Otros quedaron en su destino,
integrándose con familias y concediendo a dichos lugares la formación de
linajes con sangre de las Afortunadas.
1394.
Según consta en la documentación de la época, el obispo de Telde es un dominico
llamado Jaime Oleína que reside
en Mallorca.
1396.
El primer Conde de Niebla, fallecido
por 1396, dejó al tercero de sus hijos, una misteriosa "Isla de
Ardiles". La compró su hermano mayor, Enrique de Guzmán, que se llamó
"señor de las Islas de Canaria", entre 1415 y 1428. El título aparece
en escrituras públicas, de uso privado, pero no en documentos de la real
chancillería.
1399.
Era muy frecuente por estos tiempos la navegación desde Sevilla y los puertos de
Andalucía a las Islas Aforturtunadas.
1400.
El pirata Juan IV de Benthencourt
(Betancor, Vitancorto), franco-normando, barón de St. Martin de Gaillard (en el
condado de Eu), recibió por traspaso de supuesto derecho de conquista de las
Canarias que Robert de Braquemont (Rubín
de Bracamonte) había recibido de Enrique. III de Castilla como premio por su
ayuda en la guerra contra Portugal. Así, al proponerse efectuar la conquista,
se hace vasallo de Castilla reconociendo como señor al rey Enrique III (Las Casas, Histo, I,
18; BAE, XCV, 72b).
Para ello se asocia con otro
pirata, Gadifer de Lasalle (el don
Gaiferos de que hablan los romances castellanos). Este Gadifer de Lasalle había
sido almirante del rey de Francia, empleo del que fue desposeído debido a su
más que dudosa moral. Con una galera de su propiedad se dedicaba al corzo,
piratería y trata de esclavos. (Las Casas)
Muy buen trabajo, te felicito.
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