EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
CAPITULO I:
DE LA ANTIGÜEDAD AL
SIGLO XIV
Guayre
Adarguma Anez’ Ram n Yghaesn.
BREVE INTRODUCCIÓN
Después de finalizada la invasión y conquista de las
diferentes Islas que conforman la Nación Canaria
por parte de los países europeos de la Península Ibérica
Castilla y Aragón, el sometimiento de los vencidos no fue total tal como los
conquistadores hubiesen deseado, produciéndose en diferentes épocas y por
distintas causas alzamientos contra el férreo gobierno que mantenían los
estamentos tanto coloniales como criollos dominantes en el Archipiélago, con
diferentes métodos continúan manteniendo.
La conflictividad social en las
Islas Canarias, ha sido una constante durante más de cinco siglos de opresión
de un sector criollo minoritario pero que dispones de todos los medios
proporcionados por el colonialismo, ejerce la función de control y dominio sobre el resto de la misma. El sector de
población mayoritario pero más desprotegido, ha estado siempre sometido a los
intereses de la metrópoli mediante los canarios y criollos de servicio, primero
con la esclavitud, después por una situación de vasallaje, y posteriormente,
obligados a sobrevivir bajo las férreas estructuras Criollas-Caciquiles, las
cuales no escatimaban – ni escatiman-medios para dominar todos los medios
económicos, sociales, culturales y espirituales de la nación canaria.
Todo ello ha motivado que en diversas épocas el pueblo se amotinase a pesar del pesado yugo que les tenían- y tienen puesto - en el cuello las estructuras coloniales dominantes.
Por ser sobradamente conocidos los alzamientos y motines
que como consecuencia de las situaciones reseñadas, nos limitaremos a dar una
nota cronológica de los mismos, evitando así al posible lector, un motivo más
de aburrimiento al ojear estas páginas.
Durante los alzamientos y motines
protagonizados por el sufrido pueblo Canario, los poderes dominantes tanto
coloniales como criollos no han dudado un ápice en emplear los métodos represivos
más inhumanos, sanguinarios y desproporcionados. Desde pasar a cuchillo a
poblaciones enteras, colgar masivamente en murallas y plazas, extrañar y
condenar a galeras, hasta las prácticas relativamente recientes de arrojar a
los detenidos al mar introducidos en sacos, atados de píe y manos y con un peso
añadido (Pandullo) para asegurar el hundimiento del condenado, o arrojarlos a
profundas cimas como la de Jinamar en Tamarant (Gran Canaria) (Como prueba de
la penúltima masacre llevada a cabo en Nuestra Nación por el
nacionalcatolicismo fascista español veamos una carta de súplica dirigida al
General Franco jefe supremo del fascismo de aquel país, por el nada sospechoso
de demócrata el Obispo de la secta católica en Canaria, Antonio Pildain y Zapiain,
rogando la conmutación de la pena de muerte al patriota Juan García Súarez “El
Corredera”, de la cual reproducimos los siguiente párrafos:
“Excelentísimo Señor: Yo, Antonio
Pildain y Zapiain, obispo de la diócesis apostólica de Las Palmas, me veo en la
obligación, como pastor de almas y padre espiritual de los canarios, de pedirle
la conmutación de la pena capital de Juan García Suárez, condenado a muerte en
un consejo de guerra celebrado en esta plaza. Esta muerte sería muy mal vista
en Canarias, donde no pasó nada, puesto que todas las barbaridades que aquí se
cometieron fue por parte de los nacionales y no de los republicanos. No
quisiera ahondar mucho en el tema y recordarle a V.E. todo lo que ocurrió en
esta isla, y especialmente en la sima de Jinámar, donde murieron miles de
personas...”
Otras formas de represión
empleadas durante el último tercio del siglo XX por los fascistas españoles en
Canarias fueron el arrojar a los represaliados en profundos pozos naturales o artificiales como
en Las Cañadas del Teide, donde eran arrojados de manera masiva, o enterrarlos
en los montes, han sido algunas de las fórmulas represivas sufridas por los
canarios. Sin que entremos a reseñar los diferentes métodos de tortura
empleados en sus cuarteles por las denominadas fuerzas de seguridad del Estado
Español en Canarias, o las prisiones flotantes ancladas en el Puerto de Añazu n
Chinet (Santa Cruz de Tenerife), compuestas por barcos de la naviera Rodríguez
López, o los fusilamientos del Barranco del Hierro (Barranco Ganígues), además
de “Las Sacas” de los Salones de Fiffe.
En las siguientes páginas vamos a dar un breve repaso a algunas efemérides históricas y de los alzamientos y motines que han tenidos lugar en el transcurso de nuestra historia, los cuales narraremos en la forma más breve posible para no aburrir al posible lector y, para no extendernos en exceso en unos hechos que, aunque son conocidos ya que han venido jalonando nuestra historia colonial, han sido poco divulgados, y que, en todo caso, son prácticamente desconocidos por las generaciones de jóvenes canarios actuales.
ANTIGÜEDAD CLÁSICA
Siglo VII a.n.e. Los fenicio de Gades ya habían navegado por esta
aguas desde sus asentamientos en Gades, desde el y navegaron la costa Atlántica de África,
pasando por Canarias y continuando hasta lo que hoy es Senegal. La tesis es que
las islas descritas por Hannón en el Cuerno del Oeste (actual Cabo Jubi), no
podían ser otras que las Islas Canarias cuya teoría es también defendida por el
también estudioso Schmidt. El mismo comentario indica que la exploración
continuó desarrollándose por otras islas de este archipiélago, presentando una
de ellas actividad volcánica (posiblemente sería la isla de Chinech (Tenerife).
Nave
cartaginesa
S. VIII a.n.e. Homero, en La Odisea , sitúa Los Campos
Elíseos, « ... En lo último de la tierra, donde pasan los hombres una vida
tranquila y dulce, sin experimentar nieves, inviernos rígidos ni lluvias, sino
un perenne aire fresco nacido de las respiraciones de los céfiros que el océano
exhala».
S.V a.n.e.
La descripción de la
Atlántida , realizada por Platón en sus Diálogos: Críticas y
Timeo, concuerda con la posición del Archipiélago Canario, cuyas masas
emergidas serían los restos del mítico continente hundido.
Siglo V a.n.e. Según el relato de una navegación
púnica al mando del cartaginés Hannón efectuada hacia el año 425 a .n.e. en la que, partiendo de Cartago (en la actual Túnez), se
navegó rodeando África hasta internarse en las profundidades del Golfo de
Guinea, en la desembocadura del Camerún. El único manuscrito que subsiste en la
actualidad data del siglo X.
Es más que probable que la
expedición de Hannón arribara a algunas de las Islas Canarias, y posteriormente
establecieran asentamientos en las islas de Esero (Hierro) Tamarant (Gran
Canarias) y Chinech (Tenerife) juzgar por los abundantes indicios arqueológicos
de adscripción feno-punica que se han descubierto en las islas, especialmente
grabados rupestres y símbolos representativos de la Diosa Tanit , Diosa
suprema de Cartago.
Siglo V a.n.e. Según el
historiador griego Herodoto (nacido en 484 a .n.e.), una expedición fenicia auspiciada
por el faraón Necao II (proclamado rey en 610 a .n.e.) circunnavegó el continente africano
por primera vez. El faraón quería buscar un paso hacia occidente desde el mar
rojo. Tras fracasar en el intento de construir un canal que uniese el mar Rojo
con el Mediterráneo a través del Nilo, decidió buscar un paso hacia occidente
por el Sur. Cuenta Heródoto que varias naves fenicias circunnavegaron el
continente africano, denominado entonces Libia, en una expedición penosa que
efectuó largas paradas para conseguir provisiones, y que tardó dos años en
llegar a las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar)). En las Islas
Canarias existen indicios arqueológicos y culturales de indudable ascendencia
egipcia, (ritos funerarios, trepanación, pinturas etc.
Siglo V a.d.n.e.
Las islas Canarias fueron frecuentadas por pueblos marineros desde la más
remota antigüedad. Creemos que existen suficientes vestigios materiales para
así afirmarlo, si bien hasta la fecha no se han prospectado yacimientos
submarinos que hayan aportado pecios de origen feno-púnicos, y romanos, sí
existen evidencias de la existencia de los mismos en las islas de Benahuare (La Palma ) y Erbania
(Fuerteventura) e incluso en la costa norte (Icoden) de la isla de Chinech
(Tenerife). La esperanza de encontrar pecios de naves hundidas desde el siglo
V. a.d.n.e. es escasa a que de haberse producido algunos naufragios durante las
expediciones, la turbulencia del Océano Atlántico que rodea nuestras islas y a
las fuertes corrientes que por ellas pasan. No obstante, la recuperación por
parte de equipos de arqueología submarina de ánforas de origen fenicio y romano
datadas entre los siglos V y III a.d.e.a., atestiguan la navegación de los
pueblos mencionados por nuestras aguas, especialmente de los cartagineses,
quienes se aprovechaban de la abundancia de túnidos y otras especies con las
que elaboraban una pasta denominada garum, que venía a ser el caviar de la
época, así como la obtención del tinte
de la púrpura proporcionado por un molusco abundante en nuestras costas.
Igualmente existen vestigios de posibles factorías fenicias en Titoreygatra
(Lanzarote) y Chinech (Tenerife) (Punta La Rasca ), además de abundantes restos de ánforas de
tipologías feno-púnica encontradas en yacimientos situados en el interior
las islas, las cuales han sido
estudiadas por eminentes especialistas en la materia entre ellos la Dra. María C. del Arco
Aguilar.
Plinio menciona una expedición realizada entre
el año 25 antes de Cristo y el 23 después de la era, cuando en la Mauretania reinaba Juba
II, coetáneo de Octavio Augusto, y en cuya época ya se conocían las islas y qué
había de valor en ellas.
Tras la derrota de Cartago (146 a .d.e.a.,), Tánger pasa a
la órbita del mundo romano. En el 38
a .d.e.ca., Octavio, el futuro emperador Augusto, eleva
la ciudad de Tingis al rango de colonia. Sus habitantes adquieren por este
hecho la categoría de ciudadanos romanos de pleno derecho. Hacia el 25 a .d.e.a., Augusto instala
al frente de una Mauritania engrandecida con las antiguas posesiones de Bogud,
al hijo del rey Juba I quien se convirtió en uno de los reyes más célebres de
la antigüedad norteafricana: Juba II. Criado en Roma, fue uno de sus aliados.
Casado por sus protectores con Cleopatra Selene, hija de Cleopatra y de
Antonio, con la cual tuvo un hijo llamado Tolomeo. A su muerte (en el 23 o 24
d.e.a.), le sucedió su hijo quien reinó durante diecisiete años sobre
Mauritania. Combatió junto a los romanos contra los rebeldes mazigios mandados
por Tecfarinas, pero, como única recompensa por su fidelidad, fue mandado
asesinar por Calígula en Lyon (Galia) en al año 40 d.e.a.
Mauretania o Mauritania
es el nombre de una antigua región del norte de nuestro continente (África),
que se correspondería con el territorio septentrional del actual Marruecos, las
colonias españolas de Ceuta y Melilla y el oeste y centro de los territorios
argelinos situados al norte de las montañas del Atlas. El reino de Mauritania
no estaba situado en el lugar donde en la actualidad se encuentra la moderna
Mauritania (al sureste del Sahara Occidental).
Sus
habitantes nativos, pastores seminómadas de etnia imazighen, fueron conocidos
por los romanos como «mauri» (palabra de la que desciende el término «moro» en
castellano) y masaselios. A partir del siglo VI a.d.e., los feneicios y los
cartagineses se fueron asentando a lo largo de la costa. Los masaselios pasaron
a formar parte del reino númida de Masinisa en 203 a .d.e.a., tras la derrota
de su monarca Sifax, que había sido aliado de Cartago en contra de Roma.
A
principios del siglo II a.d.e.a., el reino de Mauritania se convirtió en un
estado vasallo de Roma. Octavio designó a Juba II, hijo de Juba I de Numidia
(reino que había sido anexionado por Roma y convertido en provincia romana)
como rey de Mauritania. Juba II hizo de su capital, Cesarea, un centro cultural
helénico y romano. Cuando murió, en el año 23, su hijo Tolomeo (nieto de
Cleopatra) le sucedió en el trono, pero fue asesinado por orden del emperador
Calígula en el año 40, con lo que el reino mauritano fue anexionado por Roma, y
dividido subsiguientemente en dos provincias: Mauritania Tangitana (con capital
en Tingis, actual Tánger) y Maurtitania Cesariense (con capital en Cesárea,
actual Cherchell, en Argelia). La influencia romana se circunscribió
fundamentalmente a la costa y a las colonias romanas, puesto que la soberanía
sobre la mayor parte del interior de las provincias se ejercía mediante jefes
mauritanos locales.
Los
indígenas mauritanos fueron una fuente muy frecuente de caballería ligera como
auxiliares de las legiones romanas.
Hacia
el año 288, Dioclesiano separó la parte oriental de Mauritania Cesariense,
creando una nueva provincia denominada Mauritania Sitifense. Estas dos
provincias fueron incluidas por la secta católica en la diócesis de África, en
tanto que la Tingitana
pasaba a formar parte de la diócesis de Hispania. La provincia dio un emperador
a Roma, Micrino.
A la
llegada de los vándalos al norte de nuestro continente (África), la mayor parte
de Mauritania era virtualmente independientemente. El cristianismo, que se
había extendido por la región durante los siglos IV y V, se extinguió con la
llegada de los árabes en el siglo VII.
Fuentes consultadas. en: ("http://es.wikipedia.org/wiki/Mauritania_(antigüedad)"
Siglo II, a.n.e.
El geógrafo griego Tolomeo en su guía geográfica ya alude, con plena seguridad, a algunas de
las Islas Canarias como Islas atlánticas.
Siglo II a.n.e. Plutarco (46-120) miembro de una familia acomodada,
se formó ampliamente en historia,filodofía, literatura y ciencia. Viajó por Egipto y Grecia.
S. I, a. n.e. Diodoro Sículo sitúa en, las islas Atlánticas y Afortunadas, el jardín de las Hespérides que, entre toda clase de frutos maravillosos, producía las manzanas de oro.
Siglo I, a.n.e.
Pilotos de Gades relatan sus viajes a las Islas Canarias que sirvieron de
referencia al general romano rebelde Sartorio quien quiso habitarlas
personalmente por su reconocida fertilidad (Plutarco o Salustio) e
identificados como islas afortunadas (de los afortunados) o Campos Elíseos por
ser tierra de buen clima, excelente fertilidad y por tanto de felicidad. La
expedición se frustró por el asesinato de Sartorio.
Siglo I, a.n.e. Descripción del geógrafo griego Estrabón (63-21-) de las Islas Afortunadas (Islas
Canarias) en su referencia al intento de circunnavegar África, utilizando la
ayuda técnica, material y personal de los gaditanos, que navegaba
tranquilamente por el Atlántico en ambas direcciones (Estrabón II 3-4 y III
5-11) cuyas condiciones marineras son alabadas por el mismo geógrafo.
Siglo I, a.n.e. Plinio el Viejo [79]. Cayo Plinio Cecilio Segundo, nos ofrece la descripción física de unas islas, llamadas
Afortunadas (Islas Canarias), con la siguiente nomenclatura: Junonia
[Benahuare] La Palma ?
Pluvialia [Ecero] El Hierro? Pluvialia [Titoreygatra] Lanzarote? Capraria
Gomera] La Gomera ?
Invallis [Chinet] Tenerife? Planasia [Tamarant] Gran Canaria?
Siglo I, a.n.e. Gayo Salustio Crispo (86-35) era de
origen sabino, nacido en Amiterno. Fue, como Cicerón, un homo novus, que
hubo de hacer carrera en Roma a costa de un gran esfuerzo personal. En política,
se opuso a los optimates, encabezados por Pompeyo Magno, y desde un
principio apoyó al rival de éste, Julio César, quien llegó a nombrarle
gobernador de Numidia. A la muerte de César ya había amasado una inmensa
fortuna, y se retiró de la vida pública para dedicarse a sus trabajos
históricos. En sus escritos hace referencia a las Islas Canarias.
NUEVA ERA OCCIDENTAL
29. Los romanos
exploraron las Islas Canarias tal y como lo prueba la descripción que Plinio el
Viejo hizo sobre la expedición enviada por Juba II, gobernador del protectorado
romano de Mauritania (el actual Marruecos) aproximadamente entre el año 29 a .d.e.a., y el 20 de
nuestra era, encontraron un templo en Junonia (el nombre romano para
Benahuare-La Palma) probablemente evidencia de habitantes anteriores. No
todas las islas del Archipiélago fueron visitadas por la expedición enviada por
Juba II, es natural que sus habitantes ciertamente no muy numerosos en la
época, se ocultaran de los exploradores exactamente igual que lo hicieron
muchos siglos después ante los asaltos de esclavistas y piratas, sin que estos pudieran
localizarlos tal como está debidamente documentado. Modernos trabajos
arqueológicos realizados por competentes investigadores de la Universidad de La Laguna han demostrado
mediante el análisis de carbono 14 en determinadas piezas y restos de semillas,
que las islas estaban habitadas por lo menos desde el siglo V antes de la era
actual. Y investigaciones más recientes apuntan hacía un poblamiento anterior
al 3800 a .c.
Por otra parte, en la isla de Esero (Hierro) existen grabados rupestres con
signo alfabetiformes en caracteres latinos correspondiente a la época romana
pre cristiana.
120. Los marinos de
Tiro afirmaban que el mundo habitado limitaba al oeste con las Islas
Afortunadas. Las Islas Afortunadas como el extremo occidental del mundo
conocido fue establecido más formalmente cuando Ptolemeo (90 - 168), las adoptó
como el primero meridiano para su Geographia. Esta fue el mapa clásico más
famoso del mundo, utilizado durante casi 1500 años, hasta aproximadamente el
año 1800. Los mapas holandeses utilizaban la cumbre del Teide como su
primero meridiano.
999 El árabe Ben Farroukh re-descubre las Islas Canarias; a las que
los árabes-traduciendo su nombre latino-llaman Al Djezir al Khalidab (las islas
afortunadas).
1016 Otra expedición árabe de exploración parece que llega a las
Islas Canarias.
1291 Jacobo Doria, armador genovés, envía a Teodosio Doria y a
Hugolino Vivaldi con dos galeras a explorar las islas, pero no logran llegar.
Una se perdió; la otra fue a la costa del continente ( a Río de Oro?, llegó al
Senegal?).
1292.
Génova.- Fue uno de los lugares
donde aparecen referencias más antiguas acerca de la presencia de aborígenes
indígenas. En el año 1293 aparece un Canario, que se llamaba Johannes
Canarius). Si aparece en dicho lugar y suscribiendo documentos es de suponer
que llevaba bastantes años por dichos lugares, lo cual nos remonta a una época
que abarca, cuando menos, el último cuarto del siglo XIII. Este Johannes
Canarius, bien pudo haber sido producto de alguna de las expediciones que los portugueses
con ayuda de genoveses hicieron sobre el mar atlántico, en tiempos del Rey D.
Dinis (1261-1325). Rafael Viñez Taberna, en su libro El Origen del Cristianismo
en Canarias (página 235, edición de Anroart ediciones, octubre de 2006),
vincula a Johannes Canarius con la expedición que los hermanos Ugolino y Vadino
Vivaldi hacen a la costa de África en el año 1292.
1300? Una nave de Cherburgo, llevada por los vientos contrarios,
llega a las Islas Canarias. Vuelve a Francia y da nuevas del hallazgo (Las
Casas, hist. I, 17; BAE, XCV, 64b. 65ª).
1310. Habían desaparecido los barcos del Temple del Golfo Grande,
cuando el genovés Lancelotte Macello, "descubrió" la isla de su
nombre, en 1310 o 1312. Residió 20 años en Titoteygatra (Lanzarote), avistando
repetidamente Cabo de Bojador, sin atreverse a desembarcar, por tener mala
reputación el vecindario.
1342. Francesch des Valers fue nombrado, el 16 de abril de 1342,
capitán de una expedición que habría de partir de Bayona para explorar las
Islas Canarias. Parece que fueron a Esero (Hierro), La Gomera , Benahuare (La Palma )
y Chinech (Tenerife). No se sabe más.
1312 Lancelotto Malocelli (Lanzaroto Marocello, Lanzarote) genovés,
hace una expedición exploradora a las Islas Canarias. Se asentó en la de
Titoreygatra (Lanzarote, nombre europeo que, según se dice, recibió de él) y en
ella vivió veinte años, hasta 1332, hasta que fue expulsado por los naturales,
los Maxos.
1312? Los catalanes y mallorquines, durante el primer cuarto del s.
XIV, hacen varias expediciones a las islas. En ellas efectúan asaltos,
depredaciones y esclavizaciones de guanches, que venden posteriormente en los
mercados de esclavos de Mallorca y Barcelona.
1328.
Mallorca.- Existe una referencia
documental del año 1328, en el que fueron hechos prisioneros por los
mallorquines una veintena de súbditos del Rey de Granada. Al existir en esa
fecha un tratado de paz entre ambos reinos que aún seguía en vigor, lo hizo
valer para reclamar la liberación de sus súbditos. Entre los nombres de los
liberados destaca, al objeto de este Capítulo, el nombre de Assamar Ben Alí
Al-Canari, o sea El Canario. ¿Se puede asegurar que se trataba de un Canario,
capturado quizá en una de las razzias de los sarracenos en las Islas
Afortunadas?, ¿Puede ser una indicación de la tribu de los Canari, que
habitaban en el norte de África desde la antigüedad? Lo incuestionable es que
uno de los súbditos del Rey de Granada se llama Al-Canari, o El Canario. Las
islas eran poco conocidas en esa época; pero no debemos olvidar que ya hacía
más de treinta años que los Canarios debieron ser conocidos en la costa
mediterránea a tenor del documento donde aparece en Génova Johannes Canarius.
1334. El historiador milanés Benzoni afirma que este año llegó a
la isla de La Gomera
una expedición de 120 hombres enviada por el Príncipe de la Fortuna y que fueron
rechazados, según recoge Girolamo
Benzoni en su obra, Historia del
Nuevo Mundo, escrita en 1565: Para Benzoni, la conquista de América
llevada a cabo por los españoles no fue sino una campaña de saqueo y
exterminio. Los conquistadores aparecen retratados como espejos de crueldad,
seres ferozmente sanguinarios, codiciosos e interesados exclusivamente en
enriquecerse.
1339.
Aparece representada por primera vez la isla
Erbania (Fuerteventura) en un mapa europeo. Fue hecho por Angelino
Dulcet y el nombre de la misma estaba escrito como “Forte Ventura”. Nadie se
pone de acuerdo sobre el significado del nombre y son muchas las explicaciones
ofrecidas. Todos están de acuerdo sobre la palabra “Forte/Fuerte” que significa
fuerte, pero se discrepa bastante sobre el significado de Ventura... ¿Fortuna,
Felicidad, Viento, Aventura? Aunque la isla era conocida por los europeos antes
de 1339, no es hasta 1405 en ser invadida y ocupada y saqueada por éstos
esclavizando a cuantos maxos pudieron.
Erbania (Fuerteventura) fue la segunda de las Islas Canarias (después de Titoreygatra) en ser invadida y saqueada por los normando y castellanos al mando de los piratas jean de Bethencourt y Gadifer de
1339. La isla de La Gomera aparece nombrada en
el portulano de Angelino Dulcert como “Gommaria”
1341 Julio. Emmanuele Pesagno y Niccoloso da Recco, genoveses, y
Angiolino del Tegghia de Corbizz, florentino, en julio de 1341 hacen un viaje
de reconocimiento de las islas en una expedición de tres carabelas enviada por
Alfonso IV de Portugal. Contaron trece islas. Volvieron con despojos y con
varios indígenas hechos esclavos.
Llegaron á Florencia cartas de
comerciantes florentinos establecidos en la ciudad de Sevilla, fechadas el 15
de Noviembre de dicho año, y que contienen lo que vamos a manifestar en
seguida».
«Dicen, pues, que el primero de
Julio de este año, dos navíos equipados por el rey de Portugal con todas las
provisiones necesarias para una travesía, yendo con ellos una pe- queña
embarcación armada y tripulada por Florentinos, Genoveses, Castellanos y otros
Españoles, se dieron á la vela desde la ciudad de Lisboa y se dirigieron hacia
la alta mar, llevando además caballos, armas y otras máquinas de guerra, para
la toma de las ciudades y castillos, en busca de las islas, que se dice
vulgarmente haber sido encontradas, en las que desembarcaron, auxiliados de un
viento favorable, después de cinco dias de navegación; y que al fin volvieron á
su país en el mes de Noviembre trayendo lo que sigue: Cuatro hombres,
habitantes de aquellas islas, y á más muchas pieles de machos cabríos y cabras,
sebo, aceite de pescado, despojos de focas, madera de un color rojo semejante á
la del Brasil, aunque los que la conocen niegan que sea de aquella; además,
cortezas de árboles para teñir igualmente de encarnado, como asimismo tierra
roja y otras cosas semejantes».
«El genovés Niccoloso da Recco,
uno de los pilotos, respondió á las preguntas que se le hacían, diciendo, que
desde la ciudad de Sevilla hasta las islas predichas, había como novecientas
millas; pero que desde el punto llamado hoy Cabo de San Vicente, están mucho
menos distantes del continente. Que la primera de estas islas exploradas era
enteramente pedregosa y salvaje, abundando no obstante en cabras y otros
animales, así como en hombres y mujeres desnudos, de un aspecto y costumbres
feroces; añadió, que él y sus compañeros tomaron la mayor porción de pieles y
sebo, sin atreverse á internarse mucho en la isla. Que pasando á otra isla más
grande que la anterior, vieron venir hacia ellos en la playa multitud de gente,
tanto hombres como mujeres, todos casi desnudos; entre éstos, algunos que
parecían superiores á los otros, estaban cubiertos de pieles de cabras pintadas
de amarillo y encarnado, y según podía juzgarse de lejos, estas pieles eran
finas y delicadas y estaban artísticamente cosidas con cuerdas de tripa, y á lo
que debía conjeturarse por sus actos parecían tener un jefe al cual
manifestaban todos cierto respeto y obediencia. Estas gentes significaban el
deseo de comunicar con los que estaban en los barcos y prolongar su morada.
Habiéndose separado algunos botes
de los navíos para acercarse á la playa, como nadie entendía el idioma de los
indígenas, nadie se adelantó tampoco á desembarcar; su lenguaje, dicen, es
bastante dulce y vivo como el italiano.
Viendo que de los buques ninguno
desembarcaba, algunos se empeñaron en llegar á nado hasta ellos: los tomaron, y
éstos fueron los que llevaron consigo. En fin, viendo los marineros que nada
útil podían sacar de allí, se dieron á la vela, y costeando la isla la
encontraron mucho mejor cultivada en el Norte que en el Sur; vieron numerosas
habitaciones, higueras y otros árboles, palmas estériles, coles y legumbres.
Desembarcaron en seguida veinte y
cinco marineros armados, los cuales yendo á examinar qué especie de gentes
habitaba aquellas casas, encontraron unos treinta hombres desnudos enteramente,
que huyeron á su vista espantados al aspecto de las armas. Entrando otros en
las casas, notaron que estaban fabricadas de piedras cuadradas, labradas con
gran artificio y cubiertas de grandes y hermosas maderas. Encontrando las
puertas cerradas y queriendo ver el interior, las rompieron con piedras, lo que
irritó á los fugitivos cuyos gritos retumbaban por todo el aire. Después de
haber así roto las puertas, entraron en casi todas las casas, donde encontraron
higos pasados en cestos de palma, tan buenos como los de Cesena, y trigo más
hermoso que el nuestro, siendo este grano más largo, más abultado y más blanco,
como lo era igualmente la cebada y otros cereales de que probablemente se
alimentan los habitantes. Estas casas, muy bellas y cubiertas de hermosas
maderas, eran muy blancas en el interior como si hubiesen sido albeadas con
yeso. Encontré igualmente un oratorio ó templo en el cual no había
absolutamente ninguna pintura ni adorno, tan sólo una estatua de piedra,
representando la imagen de un hombre con una bola en la mano y desnudo, con un
delantal de hojas de palma, que cubría las partes naturales, según la costumbre
de los habitantes; la que quitaron de allí y habiéndola embarcado, la
transportaron á Lisboa. Esta es la primera noticia que tenemos de los
sacrilegios, profanaciones y depredaciones llevadas a cabo por los cristianos
contra la ancestral Iglesia del Pueblo Guanche, de las muchas que tendrían
lugar durante el periodo de la guerra de invasión de las islas por parte de los
europeos.
Esta isla está muy poblada y muy
cultivada, los habitantes recogen granos, trigo, frutas, sobre todo higos.
Comen el trigo y los cereales á la manera de los pájaros, reduciéndolos
enteramente á harina sin amasar ningún pan, y beben agua. «Al dejar esta isla,
los marineros que habían observado otras muchas á la distancia de ésta, como
unas cinco, diez, veinte y cuarenta millas, navegaron hacia una tercera, donde
no encontraron otra cosa sino árboles muy altos que se elevaban hasta las nubes.
Dirigiéndose desde allí á otra, la hallaron abundantemente provista de arroyos
y de aguas excelentes, teniendo además muchos bosques y palomas, que mataban á
palos y con piedras, y se las comían.
Dicen que son mayores que las
nuestras y su carne del mismo gusto ó quizás mejor. Vieron también muchos
halcones y otras aves de rapiña. No la atravesaron porque se presentaba
enteramente desierta. Desde allí percibieron también otra isla, donde había
altas rocas, la mayor parte del tiempo cubiertas de nubes; en ella son
frecuentes las lluvias, pero en tiempo sereno ofrece un aspecto encantador, y
la creían igualmente habitada».
«Después marcharon á otras muchas
islas, las unas habitadas, las otras enteramente desiertas, hasta el número de
trece; mientras así adelantaban, más encontraban, viéndose
el mar que las separa más
tranquilo que entre nosotros, con muy buenos fondeaderos, aunque tenían pocos
puertos; pero todas con abundancia de aguas. De las trece islas en donde
desembarcaron, hay cinco que hallaron habitadas y bien pobladas; pero no todas
lo estaban igualmente, teniendo unas más habitantes que otras».
Dícese también que se
diferenciaban tanto por el idioma, que de ninguna manera pueden entenderse unos
á otros, y además que no tienen ningún navío, ni ningún otro medio de venir á
dar los unos con los otros, sino á nado. Encontraron asimismo otra isla donde
no desembarcaron, puesto que en ella se manifestó una cosa sorprendente».
«Dicen, en efecto, que existe
allí una montaña de treinta mil pasos ó más, visible en ciertos tiempos desde
muy lejos, y en cuya cumbre se deja ver cierta cosa blanca; y como toda la
montaña es de roca, este blanco parece tener la forma de una ciudadela; pero
supone que en lugar de una ciudadela es una roca muy aguda en cuya cima estaría
un palo del tamaño casi del mástil de un navío, de donde pendería una verga con
una gran vela latina trazada en forma de escudo, inflada en su parte superior
por el viemo, y tendida en toda su longitud; luego parece bajarse poco á poco
del mismo modo que el mástil de los grandes buques; después se vuelve á
levantar, y de este modo continúa siempre, como lo han notado en todas las
situaciones, dando vuelta á la isla, y suponiendo que este prodigio era
producido por algún encanto mágico, no se atrevió á desembarcar en ella.
También han visto otras muchas cosas que el dicho Niccoloso no ha querido
contar. Sin embargo, parece que estas islas no son ricas, porque los
expedicionarios difícilmente han encontrado con que cubrir los gastos de los
víveres que les ha sido preciso sacar. Los cuatro hombres que han traído,
todavía imberbes, de hermosa figura, van todos desnudos: tienen una especie de
delantal formado de una cuerda que les ciñe la cintura, de donde cuelga una
cantidad de hilos de palma de junco, que tienen la longitud de palmo y medio ó
cuando mucho de dos palmos, con que se cubren por detrás y por delante, de
manera que ni el viento ni la casualidad los levantan.
Son incircuncisos, sus cabellos
de un rubio dorado, y llegando hasta el ombligo les cu-
bren las espaldas: caminan
siempre descalzos».
La isla de donde han sido traídos
se llama Canaria; encuéntrase más poblada que las otras; absolutamente nada
entienden de ningún otro idioma, aunque se les haya hablado en muchos
diferentes. Su talla no excede á la nuestra; son membrudos, bastante vigorosos
y muy advertidos, como se puede comprender. Se les habla por signos, responden
igualmente á la manera de los mudos.
Guardaban ciertas consideraciones
unos respecto de otros, y particularmente con uno de
ellos. Éste tenía una cota de
palma, al paso que la de los otros era de junco, pintada de
amarillo y de encarnado. Su canto
es dulce; su baile es análogo al de los franceses; son
vivos y alegres y más sociables
que muchos de los Españoles».
Después que se hubieron
embarcado, comieron higos y pan; éste les agradó, aunque jamás lo habían
probado; rehúsan completamente el vino y se contentan con el agua.
Comen igualmente el trigo y la
cebada á embozadas; el queso y las carnes, de que poseen una gran abundancia,
son de buena calidad; no tienen bueyes, ni camellos, ni asnos, pero si muchas
cabras, carneros y jabalíes salvajes. Se les hizo ver monedas de oro y de plata
y las desconocían. No comen absolutamente las especias de clase alguna.
Se les han enseñado collares de
oro, vasos cincelados, espadas, sables; pero ni dieron á conocer que los habían
visto jamás ni los han tenido. Aparentan una buena fe y una leahad muy grandes,
porque no se da de comer á uno, sin que antes de probarla, no haya distribuido
con los otros su ración en iguales porciones».
La institución del matrimonio
existe entre ellos, y las mujeres casadas llevan delantal como los hombres;
pero las doncellas van siempre desnudas sin manifestar vergüenza alguna».
Esta gente tiene como nosotros un
sistema de numeración, según el cual colocan
las unidades antes de las decenas
del modo siguiente:
1 Nait
2 Smetti
3 Ameloni
4 Acodetti
5 Simusetti
6 Sesetti
7 Sani
8 T amani
9 Alda-Morana
10 Marava
11 Nait-Marava
12 Smana-Marava
13 Amierat-Marava
14 Acodat-Marava
15 Simusat-Marava
16 Sesani-Marava, etc.
Hasta aquí llega el precioso
manuscrito de Bocaccio, que parece no estar completo porque se ve al dorso de
la página un blanco como para continuarlo.
Esta es la más completa
descripción que de la época anterior a invasión y conquista europea nos ha
quedado del Archipiélago, siendo tanto más digna de aprecio para el historiador
cuanto viene a confirmar las noticias que nos han conservado en sus memorias
los primeros cronistas europeos.
La claridad y presición del
relato, los pormenores que refiere, los datos que consigna, todo revela la
verdad y exactitud del piloto genovés y el crédito que merecen sus palabras.
Trece son las islas que contiene
el grupo, entre pobladas y desiertas, y ese es el número
que se encuentra en las notas de
Bocaccio. La primera isla que aborda la expedición portuguesa es al parecer la
de Fuerteventura, como lo prueba la extensión de su perímetro, la abundancia de
ganado cabrío y la recolección que se hizo de aceite de pescado que, según la
frase de Plinio, abundaba en sus costas y sobre el islote Lobos.
La segunda isla se halla tan
claramente designada que nunca hubiéramos dudado de su Identidad, aunque no se la
nombrase; sólo nos maravilla que fuese ya tan generalmente conocida con el
nombre de Canaria, sin confundirla ron ninguna otra del grupo. Su estado de
civilización nos demuestra que con frecuencia tocaban en sus costas buques de
todas las naciones entonces comerciales, cuyo trato suavizaba sus costumbres e
introducía reformas en su agricultura e industria.
En la tercera isla queremos
reconocer el Hierro, con sus frondosos y espesos árboles que se avecinan a las nubes, y en la
cuarta La Gomera ,
con sus frescas aguas corrientes y sus palomas de sabrosa carne. La Palma debe ser la isla de
elevadas cumbres donde la lluvia sin cesar caía y, Tenerife, aquella en que se
levantaba el monte en cuya cima estaba izado un mástil y una vela,
extendiéndose y plegándose alternativamente a impulsos del viento. Sabido es
que el Teide se hallaba entonces en ignición, y en ese estado la colun1na de
humo denso y negro que se escapaba del pico, subiendo al tiempo mismo en que
una nube blanca y torneada rodeaba el pan de azúcar, podía ciertamente ofrecer
a la vista de los inexpertos y atemorizados marinos un aspecto nuevo y
sorprendente. (Agustín Millares Torres; 1977, t. I: 155-60).
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