Capitulo XXVI-III
Eduardo Pedro
García Rodríguez
Antecedentes del poblamiento
En los
comienzos los Fenicios llamaban a las Canarias Alizuth que significa placer y
alegría, después de la llegada de los Griegos, cambio entre ellos la A por la E quedando Elysius Parayso que
significa tierra voluptuosa y de jubilo.
Muy pronto comenzó a correr el nombre de Campos Elyseos, lugar donde se decía que los hombres pasaban una vida dulce y tranquila sin experimentar nieves ni lluvias.
Weissen-Szumlanska
descubrió que el cabo Soloeris, mencionado por Herodoto, se correspondía con el
actual cabo Yubi, situado en la costa atlántica de Marruecos, frente a las
islas Canarias, que en tiempos del historiador griego se correspondía con en
“el punto más avanzado de Libia”.
La conexión canaria
En la región de Eyzies, donde se
encontraron los primeros esqueletos de los llamados Cromañón, los ejemplos más
antiguos de los Homo Sapiens, los constructores de una vía férrea derribaron la
pared de una gruta en cuyo fondo se hallaba un esqueleto fósil humano, de
aproximadamente 1,90
metros , cubierto de ocre rojo.[1]
Este rito de cubrir los cuerpos de rojo no es exclusivo de los cromañones, sino
que tal práctica también era común en Egipto. Los grandes sacerdotes del Nuevo
Imperio – que ya no aplicaban el ocre rojo en su vida ordinaria – se pintaban
para las ceremonias, los oficios populares, durante los días festivos.[2]
Herodoto, cuando se refiere a las poblaciones más occidentales de libia,
asegura: “Los maxyes autóctonos se pintan el cuerpo con bemellón”.
Gracias a los trabajos en momias antiguas del profesor Frédéric Falkenburger,
de la universidad de Maguncia, sabemos de la presencia en Egipto de una
población de cromañones cercana al 10 % del total. El tipo puro se encuentra
hasta después de la Dinastía
XX (de Abidos a Denderah) y, esporádicamente, hasta la época
moderna (Cairo).
Ya los pioneros de la prehistoria, de
Auqtrefages y Hami, insistieron en las analogías que presentaban, con la raza
de Cromañón, los individuos descubiertos en las tumbas megalíticas de Roknia,
en las altas mesetas de Numidia. Bourguignat los consideraría como antiguos
egipcios. Tales resultados indujeron a los antropólogos a dirigirse cada
vez más hacia el oeste, hacia los archipiélagos atlánticos.[3]
La identificación con la raza de Cromañón fue confirmada en una misión de cinco
años. Verneau estableció, sobre la base de numerosos ejemplos, la enorme
capacidad craneana de los guanches, su elevada estatura, y esa deformación
postcoronal específicamente cromañoide “que no se debe a una deformación
ritual (como en los semitas) sino que se encuentra siempre en un punto preciso
y entre pueblos donde ese rito no existe, especialmente entre los egipcios”.
Por todo ello los investigadores
proponen el occidente de Afrecha como lugar de donde procedían los cromañones
que poblaron Egipto, y en concreto de las islas Canarias. El Prof. F.
Falkenburger, realizó estudios sobre la craneológica de los antiguos habitantes
de las Islas Canarias y sobre la craneología egipcia, comparando 1787 cráneos
egipcios desde el predinástico hasta nuestros días. Estos esqueletos
pertenecían a la raza de los Cromañón atlánticos, y esta base antigua va
disminuyendo hasta desaparecer después de la dinastía XVII, por la aportación
del tipo africano-árabe-semítico.
Los vestigios de una conexión de los
antiguos canarios con los antiguos egipcios[4],
por la 3ª Ruta de Herodoto (vía el Tassili), se aprecia también en grabados que
salpican todos los caminos que recorrieron aquellos emigrantes. En la isla Benahuare (La Palma ) se encuentran,
grabadas en las rocas, esas famosas espirales de las que aún no se conoce su
significado. Tales laberintos circulares los hemos encontrado en las montañas
del Tadrart, al sur del Tassili. Pero fue en Egipto donde alcanzó su apogeo esta
representación espiral que se elevó hasta concepción de la Unidad-Energía
creadora y de su eternidad. (Carlos Mesa)
Según recoge Eduardo Saavedra en 1884:
“La gran antigüedad de la raza berberisca en el Norte del África, desde las
orillas del Atlántico hasta los confines de Egipto, se echa de ver cuando se
lee en Heródoto que en toda la
Libia no hay más que un solo pueblo indígena fuera de los
etíopes, y se confirma al encontrar vestigios de costumbres que por su
singularidad consigna el escritor griego.
Los rifeños se afeitan la cabeza, dejando una
trenza en el lado derecho como los antiguos maxyes; otras tribus conservan el
cabello sólo en la mitad posterior como hacían los machlyes, y en muchas partes
llevan para la caza y la guerra la tabanta de piel de cabra, que el
historiador de Halicarnaso tenía por modelo del traje de Minerva.
Ni han variado la mayor parte de los
nombres propios desde tiempo tan remoto consignados. El adjetivo mazig,
dictado nacional de la mayor parte de los bereberes que no lo han olvidado por
otro árabe, es á no dudarlo la raíz y equivalente de los de masúas de
las inscripciones egipcias, de Heródoto, de Hecateo, maxitani de
Justino de Tolomeo.”
El poblamiento
Una nueva oscilación climática
ocurrió hace aproximadamente 4.500 años, volviéndose a la aridez, y es en esa
época cuando tendríamos de nuevo una población enfrente con posibilidades de
cruzar el charco y presionada por los rigores climáticos (Petit-Maire y Dutour,
1987). ¿Lo hicieron esta vez? En mi opinión, y en la de tantos otros: Cuscoy,
Fusté, Schwidetzky, etc., sí, ya que este pueblo era poseedor de la cultura
normalmente conocida como neolítico de tradición capsiense, con un cierto grado
de conocimiento que le permitiría hacerlo. Además, ya están apareciendo datos
que inducen a pensar en ello (Meco et al., 1995). En cualquier caso, es
éste uno de los puntos que más controversia han suscitado a lo largo del tiempo
y que, presumiblemente, seguirá dando que hablar.
Fue, en el último milenio
antes de la era occidental actual, cuando un nuevo período húmedo permitió
durante siglos el poblamiento del Sahara Central, así como un nuevo avance de
los pueblos del África blanca hacia el Sur y Oeste. Es muy probable que por
esas fechas poblaciones del litoral sahariano ya hubiesen entrado en contacto
con algunas de las grandes culturas mediterráneas (egipcios, fenicios,
cartagineses, griegos, etruscos, romanos, etc.) y que por lo tanto fueran
transportados o incentivados determinados contingentes humanos para su
desplazamiento a las “maravillosas islas” (Hespérides, Afortunadas, etc.), como
les sucedió a las poblaciones beréberes situadas más al Norte (Marruecos,
Argelia, Túnez, Libia). Por lo dicho anteriormente, existen posibilidades de
que los recién llegados se encontraran con la sorpresa de que las islas, al
menos las orientales, ya estaban habitadas. En este caso, una hipótesis a
considerar sería la división étnica, seguramente tras confrontaciones, en
territorios separados como sucedió en Fuerteventura (La Pared ). Más tarde sobrevino
el que sería definitivo período de aridez, con la paulatina desertización de la
región, salvo pequeñas oscilaciones como la ocurrida hacia la mitad del primer
milenio, o la llamada “pequeña edad glaciar” (siglos XIII al XIX).
A la vista de esto, un hecho
está claro: la íntima relación entre las migraciones humanas y los cambios
climáticos, que se ha venido repitiendo a lo largo de la Historia. Extremo
éste a tener en cuenta a la hora de barajar fechas y posibilidades para el
primer poblamiento de nuestras islas.” (Francisco García-Talavera Casañas,
1997)
Colaborando con Jorge Alonso García hemos concluido que los
pueblos beréberes se vieron forzados probablemente a una emigración masiva, al
establecerse hace 6.000 años antes de Cristo las condiciones hiperáridas del
Sahara. Se dirigieron hacia Canarias, hacia Oriente Medio y hacia Iberia y las
islas mediterráneas. Parte del patrimonio genético y cultural de Iberia se debe
a los beréberes. La lengua ibérica antigua, la vasca (como la etrusca y la
minoica) está muy emparentada con la bereber.
¿Contribuyeron los beréberes al desarrollo cultural de los
mediterráneos pre-griegos? Es muy probable que así fuese: los resultados de la
genómica histórica y la lingüística no dejan lugar a dudas. Los actuales
norteafricanos del Magreb, hablen árabe o árabe y bereber, son en su mayoría
beréberes, entendiendo por tales los pobladores autóctonos prefenicios del
norte de África. (Antonio Arnay Villena, 1999)
Rodrigo Balbín recoge: Tras
encontrarnos ante el documento Zinete hemos derivado necesariamente hacia
una interpretación global del poblamiento canario, en relación con las empresas económico-pesqueras feno-púnicas. ¿Por
qué pesqueras?. Por la presencia del
atún esculpido, de las ánforas y de la realidad de Canarias antigua, cuya única riqueza potencial sería precisamente la
facilidad, continuidad y oportunidad
de la pesca del atún en sus aguas.
Como bien
puede haberse apreciado, la idea no es de nuestra propiedad, sino que ha sido recogida
de las publicaciones de A. García Bellido, cuya penetración en el problema y agudeza de anticipación nos han
interesado vivamente.
A la luz de
esta posibilidad, muchas realidades incomprendidas de las islas han ido tomando color y
sentido, demostrando prácticamente la presencia de los fenicios en las islas,
la posibilidad de una colonización a partir del traslado de pueblos diversos, Zinete para Tenerife, y la
inclusión final del Archipiélago -.fortunado
en el mundo mediterráneo antiguo. (Rodrigo Balbín Behrmann, 1995:19)
Algunas referencias al archipiélago canario en la antigüedad
En el siglo V a.n.e. Según el
relato de una navegación púnica al mando del cartaginés Hannón efectuada hacia
el año 425 a .n.e.
en la que, partiendo de Cartago (en la
actual Túnez), se navegó rodeando África hasta internarse en las profundidades
del Golfo de Guinea, en la desembocadura del Camerún. El único manuscrito que
subsiste en la actualidad data del siglo X. Es más
que probable que la expedición de Hannón arribara a algunas de las Islas
Canarias, y posteriormente establecieran asentamientos en las islas de Esero
(Hierro) Tamarant (Gran Canarias) y Chinech (Tenerife) juzgar por los abundantes
indicios arqueológicos de adscripción feno-punica que se han descubierto en las
islas, especialmente grabados rupestres y símbolos representativos de la Diosa Tanit , Diosa
suprema de Cartago.
Pilotos de Gades relatan en el siglo I a.e.a., sus viajes
a las Islas Canarias que sirvieron de referencia al general romano rebelde
Sartorio quien quiso habitarlas personalmente por su reconocida fertilidad
(Plutarco o Salustio) e identificados como islas afortunadas (de los
afortunados) o Campos Elíseos por ser tierra de buen clima, excelente
fertilidad y por tanto de felicidad. La expedición se frustró por el asesinato
de Sartorio. Por ese mismo siglo el geógrafo griego Estrabón hace una
descripción (63-21-) de las Islas
Afortunadas (Islas Canarias) en su referencia al intento de circunnavegar
África, utilizando la ayuda técnica, material y personal de los gaditanos, que
navegaba tranquilamente por el Atlántico en ambas direcciones (Estrabón II 3-4
y III 5-11) cuyas condiciones marineras son alabadas por el mismo geógrafo.
También Plinio el Viejo [79]. Cayo Plinio Cecilio
Segundo, nos ofrece la descripción física de unas islas,
llamadas Afortunadas (Islas Canarias), con la siguiente nomenclatura: Junonia
[Benahuare] La Palma ?
Pluvialia [Ecero] El Hierro? Pluvialia [Titoreygatra] Lanzarote? Capraria
Gomera] La Gomera ?
Invallis [Chinet] Tenerife? Planasia [Tamarant] Gran Canaria?
En el año 40
de la era actual Juba II de
Mauritania y su cierto viaje a las Islas Canarias en plena época romana, a las
que llama “tierra de perros” debido a la gran proliferación de estos cánidos,
según la nueva y somera descripción que hace Plinio.: Ombrión [Esero] El
Hierro? Junonia [Benahuare] La
Palma ? Junonia la
menor [La Gomera ]
La Gomera ?
Capraria [Maxorata] Fuerteventura?
Ninguaria [Chinech] Tenerife? Canaria [Tamarant] Gran Canaria. Seguramente los
nombres de Junonia Mayor y Junonia Menor fue puesto a estas isla en honor de la Diosa romana Juno. Existen
grabados rupestres alfabetiformes con grafía latina en la isla Esero (Hierro) y
otros localizados por el autor de éstas líneas en la zona de Los Baldíos en la
isla Chinech (Tenerife).
Plinio el Viejo, “Cayo Plinio” (29-79 d.C.):
Redacta una Historia Natural, tomando apuntes de un libro que escribió Juba II
sobre la expedición que organizó para explorar el archipielago.
-Plinio, Naturalis Historia VI, 37.
"Iuba de Fortunatis ita inquisivit: sub meridem quoque positas esse prope occasum, a Purpurariis DCXXV p; sic ut CCL supra occasum navigetur, dein per CCCLXXV ortus petatur.Primam vocari Ombrion, nullis aedificiorum vestigiis; habere in motibus stagnum, arbores similes ferulae, ex quibus aqua exprimatur e nigris amara, ex candidioribus potui iucunda.
Alteran insulam Iunoniam appellari; in ea aediculam esse tantum lapide exstructam. Ab ea in vicino eodem nomine minorem, deinde Caprariam, Lacertis, grandibus refertan. In conspectu earon esse Ninguariam, cuae hoc nomen acceperit a perpetua nive, nebulosam.
Proximam ei Canariam vocari a multitudine canum ingentis magnitudinis ex quibus perducti sunt Iubae duo; apparentque ibi vestigia aedificiorum. Cum omnes auten copia pomorum et avium omnis generis abundent, hanc et palmetis caryotas ferntibus ac nuce pinea abundare; esse copiam et mellis, papyrum, quoque et siluros in amnibus gigni. Infestari eas belvis, quae expellantur adsidue, putrescentibus.".
La traducción de este texto latino ha sido afrontada por V. Bejarano (1987): Hispania Antigua según Pomponio Mela, Plinio el Viejo y Claudio Ptolomeo, Barcelona:
”Juba averigüó sobre Las Afortunadas lo siguiente: que también están situadas bajo el Mediodía cerca del Ocaso a 625.000 pasos de Las Purpurarias, de suerte que hay que navegar por encima del Ocaso 250.000 pasos y a continuación se busca el Orto durante 375.000 pasos; que la primera, sin rastro alguno de edificios se llama "Ombrion"; que tiene entre los montes un pantano artificial y unos árboles parecidos a la cañaheja de los que se obtiene agua exprimiéndolos, de los negros amarga y de los más blancos agradable de beber; que la segunda isla se llama "Junonia" y en ella hay un templecillo construído únicamente con una sola piedra; que muy cerca está la isla menor del mismo nombre y a continuación viene "Capraria" plagada de lagartos; que a la vista de ellas está "Ninguaria" que ha recibido este nombre de sus nieves perpetuas cubiertas de nubes, que la más cercana a ésta se llama "Canaria" por la cantidad de canes de enorme tamaño, de los cuales se trajeron dos a Juba; que en ella aparecen vestigios de edificaciones; que si bien todas abundan en cantidad de frutas y de aves de toda clase, ésta asimismo abunda en palmeras productoras de dátiles y en piñas piñoneras; que hay también abundancia de miel y que se cría también el papiro y esturiones en los ríos; que estas islas están infestadas de animales marinos en putrefacción, que arroja a tierra continuamente la marea.” (Beneharo Martínez y María del Mar Rodríguez.)
Probablemente dentro de este
objetivo, las Islas Canarias también fueron objeto, al menos, de una
exploración. Juba II pudo disponer de una importante información geográfica
procedente de los cartagineses. Parte de los libros de la biblioteca de Cartago
capturados a raíz de la conquista de la ciudad en el 146 a .C. (Plin., N. H.,
XVIII, 5, 22) pudieron haber sido entregados por los romanos al monarca númida
Micipsa y éste trasmitirlo por herencia por vía de Hiempsal I y Gauda,
bisabuelo de Juba II, hasta acabar en la biblioteca de su abuelo, Hiempsal II
(Sal., Iug., XVII, 7), de él a su padre, el rey Juba I, y finalmente
pasaron a la propiedad de Juba II, lo que le permitió consultarlos (Plin., N.
H., V, 10, 15; Am. Marcel. XXII, 15, 8; Solino, Coll., 32,
2). (Alicia García, 2010).
Sobre el años 29 de la era occidental actual, los romanos
detentadores por conquista del imperio cartaginés exploraron las Islas Canarias
tal y como lo prueba la descripción que el tantas veces citado Plinio el Viejo
como queda dicho hizo sobre la expedición enviada por Juba II, gobernador del
protectorado romano de Mauritania (el actual Marruecos) aproximadamente entre
el año 29 a .d.e.a.,
y el 20 de nuestra era, encontraron un templo en Junonia (el nombre romano dado
a Benahuare-La Palma) probablemente
evidencia de habitantes anteriores. No todas las islas del Archipiélago
fueron visitadas por la expedición enviada por Juba II, es natural que sus
habitantes ciertamente no muy numerosos en la época, se ocultaran a la vista de
los exploradores exactamente igual que lo hicieron muchos siglos después ante
los asaltos de esclavistas y piratas, sin que estos pudieran localizarlos tal
como está debidamente documentado. Modernos trabajos arqueológicos realizados
por competentes investigadores de la Universidad de La Laguna han demostrado
mediante el análisis de carbono 14 en determinadas piezas y restos de semillas,
que las islas estaban habitadas por lo menos desde el siglo V antes de la era
actual. Y investigaciones más recientes apuntan hacía un poblamiento anterior
al 3800 a .e.a.
Por otra parte, en la isla de Esero (Hierro) existen grabados rupestres con
signo alfabetiformes en caracteres latinos correspondiente a la época romana
pre-cristiana.
En el 120 de la era actual los marinos de Tiro afirmaban que el mundo
habitado limitaba al oeste con las Islas Afortunadas. Las Islas Afortunadas
como el extremo occidental del mundo conocido fue establecido más formalmente
cuando Ptolemeo (90 - 168), las adoptó como el primero meridiano para su
Geographia. Esta fue el mapa clásico más famoso del mundo, utilizado durante
casi 1500 años, hasta aproximadamente el año 1800. Los mapas holandeses
utilizaban la cumbre del Teide como su primero meridiano.
Primeros contactos depredadores europeos en la edad
media con la Isla
Titeroygatra (Lanzarote)
En 1291 Jacobo Doria, armador
genovés, envía a Teodosio Doria y a Hugolino Vivaldi con dos galeras a explorar
las islas, pero no logran llegar. Una se perdió; la otra fue a la costa del
continente ( a Río de Oro?, llegó al Senegal?). Es precisamente en Génova en
1292, donde aparecen las referencias más antiguas acerca de la presencia de
guanches en Europa. En el año 1293 aparece un canario, que se llamaba Johannes
Canarius). Si aparece en dicho lugar y suscribiendo documentos es de suponer
que llevaba bastantes años por dichos lugares, lo cual nos remonta a una época
que abarca, cuando menos, el último cuarto del siglo XIII. Este Johannes
Canarius, bien pudo haber sido producto de alguna de las expediciones que los
portugueses con ayuda de genoveses hicieron sobre el mar atlántico, en tiempos
del Rey D. Dinis (1261-1325). Rafael Viñez Taberna, en su libro El Origen del
Cristianismo en Canarias (página 235, edición de Anroart ediciones, octubre de
2006), vincula a Johannes Canarius con la expedición que los hermanos Ugolino y
Vadino Vivaldi hacen a la costa de África en el año 1292.
En 1300? Una
nave de Cherburgo, llevada por los vientos contrarios, llega a las Islas
Canarias. Vuelve a Francia y da nuevas del hallazgo (Las Casas, hist. I,
17; BAE, XCV, 64b. 65ª). En 1310, habían
desaparecido los barcos del Temple del Golfo Grande, cuando el genovés,
Lancelotto Malocelli (Lanzaroto Marocello, Lanzarote), “descubrió” la isla de
su nombre, en 1310 o 1312. Residió 20 años en Titoteygatra (Lanzarote),
avistando repetidamente Cabo de Bojador, sin atreverse a desembarcar, por tener
mala reputación el vecindario.
En 1330 el aventurero español
Almonaster llegó a Lanzarote. Volvió a la corte española de Enrique III de
Castilla con un grupo de Guanches nativos y productos agrícolas de la isla.
Francesch des
Valers fue nombrado, el 16 de abril de 1342, capitán de una expedición que
habría de partir de Bayona para explorar las Islas Canarias. Parece que fueron
a Esero (Hierro), La Gomera ,
Benahuare (La Palma ) y Chinech
(Tenerife). No se sabe más. Los catalanes y mallorquines, durante el primer
cuarto del s. XIV (1312), hacen varias expediciones a las islas. En ellas
efectúan asaltos, depredaciones y esclavizaciones de guanches, que venden
posteriormente en los mercados de esclavos de Mallorca y Barcelona.
En la isla de
Mallorca, existe una referencia documental del año 1328, en el que fueron
hechos prisioneros por los mallorquines una veintena de súbditos del Rey de
Granada. Al existir en esa fecha un tratado de paz entre ambos reinos que aún
seguía en vigor, lo hizo valer para reclamar la liberación de sus súbditos.
Entre los nombres de los liberados destaca, al objeto de este Capítulo, el
nombre de Assamar Ben Alí Al-Canari, o sea El Canario. Por julio de 1341, Emmanuele Pesagno y Niccoloso da
Recco, genoveses, y Angiolino del Tegghia de Corbizz, florentino, hacen un
viaje de reconocimiento de las islas en una expedición de tres carabelas
enviada por Alfonso IV de Portugal. Contaron trece islas. Volvieron con
despojos y con varios indígenas hechos
esclavos. En 1342, parte del
reino de Mallorca una expedición de mercaderes hacia las Islas Canarias. Los navegantes van a la
búsqueda de materias
tintóreas, esclavos, etc. El 16 de abril de ese año se firma en Palma de Mallorca una licencia en la que se autoriza a Francesc des Valers,
Pere Magre, Bartolomeu Giges
y otros socios y armadores a conquistar alguna de las islas recién descubiertas llamadas de la Fortuna. Una segunda expedición
parte del reino de Mallorca el 26 de abril de 1342 en la coca bayonesa San Joan
al mando de Domingo Gual
con destino a las Islas Canarias. Otras expediciones se repiten hasta fines de siglo, partiendo en unos casos de Mallorca v en otros
de Barcelona. En 1344. De la armada que vino a Canaria. Se considera, a base de conyuctura: más bien
que por verdadera historia, que el año de 1344
llega a esta isla la armada de don Luís de la Cerda , conde de Talmond de
Francia, según lo que refiere en su historia Pedro IV, rey de España. Entonces
debieron de venir a canarias los mallorquines, a quienes los canarios se
vanagloriaban de haber vencido, según cuenta Francisco López de Cámara en la Historia de las Indias.
Pero con el
tiempo, aumentando la generación de los mallorquines, de modo que les parecía
poder enfrentarse con los isleños, empezaron a predicar el Evangelio ya querer
cambiar las cosas de éstos; y ellos (como todavía no había llegado el tiempo
establecido por Dios para su conversión), en cierta hora del día, (así como los
sicilianos habían hecho con los franceses), tomaron las armas y mataron a todos
los mallorquines ya los que habían nacido de ellos.
Aborda la isla
Titeroygatra (Lanzarote) en 1345
a la busca y captura de esclavos el capitán Álvaro
Guerra y tomó posesión nominal de ella en nombre de Pedro IV de Castilla, dándole el nombre de isla
del Infante. Juan Doria (de Auria) y
Jaime Segarra (de Sagarra), mercaderes mallorquines, en 1351 proyectan una
expedición de treinta personas -religiosos, clérigos y seglares- para la
“evangelización” de las islas. Para ello
cuentan con doce guanches esclavos (probablemente de la expedición anterior)
comprados por Juan y Jaime, convenientemente instruidos en la fe. Para llevar
adelante el proyecto piden autorización al Papa.
Recala en Titeroygatra (Lanazarote) en
1377 el corsario Ruiz de Avendaño. “Reinando en Castilla el rey don Juan el
primero, hijo del rey don Enrique II, trayendo guerra con el rey de Portugal
y el duque de Alencastre
de Inglaterra sobre el señorío de Castilla, que decía el duque de Alencastre
pertenecerle (...) hizo el rey don Juan una armada por la mar de ciertos navios, y puso por capitán dellos a un
caballero vizcaíno, que se decía Martín Ruiz de Avendaño, el cual corría toda
la costa de Vizcaya
y Galicia y Inglaterra, que sería año de mil trescientos y setenta y siete,
poco más o menos. El cual navegando, le dio un temporal, que les hizo
arribar a Lanzarote, y tomó puerto. Y salió el capitán y gente en tierra, y los
isleños lo recibieron de paz, y le ofrecieron refrescos de lo que en la tierra había, de carne,
leche y queso, para refresco de su armada; y fue aposentando en la casa del rey, que se
decía Zonzainas.
Tenía este rey una mujer, llamada Fayna, en quien hubo Martín Ruíz de Avendaño una
hija, que llamaron Ico, en este acogimiento y hospedaje..." J. Abren Galindo.
Una banda de depredadores que componían una expedición española de
saqueo (vizcaíno-sevillana) al mando de Gonzalo Peraza Martel, señor de
Almonáster, vizcaíno, llega con licencia de Enrique III de Castilla a las islas
en 1393 al frente de una expedición de cinco navíos. Saqueó la isla de
Titoreygatra y se volvió a Castilla con despojos, y con la presa de los reyes de Titoreygatra (Lanazarote)
Guanareme y Tinguafaya junto con 170 guanches mas esclavizados. La desaparición de estos reyes
de la isla provocó desacuerdos en torno a quién habría de sucederles,
interrogante que concluyó con la ordalía de la nobleza de Ico. Con esta, en
realidad, se sometía a juicio la nobleza de Guadarfía o Guadafrá, hijo de
Zonzamas y de Fayna, en cuanto que la falta de casta de Ico (de resultar de la
ordalía que no era hija de Zonzamas, sino de extranjero) habría afectado a
todos sus parientes. En el País Vasco
fue célebre la llegada de barcos armados con capital sevillano, vizcaíno y
guipuzcoano. El destino de estos maxos fuese probablemente el País Vasco o
Andalucía. También cabe la posibilidad que fuese Italia. Lo cierto es que
también es muy probable que cuando las Islas se hallaron bajo el signo de la Corona de Castilla, casi un
siglo después, algunos de esos esclavos pudieron haber sido manumitidos y
recobrando su libertad, o bien los hijos de aquellos, regresando en algún
porcentaje a las Islas con nombres y apellidos impuestos en su lugar de
procedencia.
En 1402, el
pirata y traficante de esclavos Jean IV de Benthencourt (Betancor, Vitancorto),
franco-normando, barón de St. Martin de Gaillard (en el condado de Eu), recibió
por traspaso de supuesto derecho de conquista de las Canarias que Robert de Braquemont (Rubín de
Bracamonte) había recibido de Enrique. III de Castilla como premio por su ayuda
en la guerra contra Portugal. Así, al proponerse efectuar la conquista, se hace
vasallo de Castilla reconociendo como señor al
rey Enrique III (Las Casas, Histo, I, 18; BAE, XCV, 72b). Para
ello se asocia con Gadifer de Lasalle (el don Gaiferos de que hablan los
romances castellanos). Este Gadifer de Lasalle había sido almirante del rey de
Francia, empleo del que fue desposeído debido a su más que dudosa moral. Con
una galera de su propiedad se dedicaba al corzo, piratería y trata de esclavos.
(Las Casas) iniciándose así la invasión y conquista del Archipiélago Canarios
por las huestes mercenarias europeas y cuya guerra de conquista duró casi un
siglo. 1402-1496.
Isla La Graciosa
Otro aspecto del contacto de
los cartagineses y romanos con el archipiélago está corroborado por los
yacimientos submarinos prospectados en la isla La Graciosa , los cuales han
dado como resultado el hallazgo de
ánforas subacuáticas en las profundidades de las costas gracioseras dados a la
luz en 1964 cuando Jesús Urriza Echegaray, submarinista canarii, las encontró
en la zona de “Playa de la cocina” y están en el museo de la Casa de Colón en Gran
Canaria. Tras un analisis en profundidad, encontraron más similitud en el
ámbito griego o romano que en el fenicio. Esto es solo un ejemplo, pues años
mas tarde, se encontraron otras similares en Arrecife (Lanzarote), Guadamojete
(Tenerife), en Caleta de Sebo (La
Graciosa ) y así hasta encontrar en las diferentes islas nada
más y nada menos que 16 ejemplares catalogados romanas por sus parecidos
tipológicos de los cuales se han ido descartando varias por pertenecer al
medioevo y edad moderna hasta quedarnos solo con 9.
El yacimiento arqueológico
existente en la isla de La
Graciosa , con los restos de las conchas utilizadas para
obtener púrpura, ("Thais
haemastoma") muy cotizada en la época, así como el hallazgo en la isla de numerosos fragmentos
de cerámica realizada a torno, y que las dataciones sitúan entre el 1.100 y el
900 antes de la era cristiana, podría implicar que a Canarias llegaron
navegantes a final de la edad de Bronce.
La localización de restos arqueológicos datados en fechas tan
tempranas "carece de antecedentes no sólo en la arqueología canaria
sino en toda la fachada atlántica africana" y abre "nuevas perspectivas
sobre la antigüedad del conocimiento de las islas", se trata de
fragmentos amorfos de cerámica a torno, de coloración rojiza, naranja y
ocre-amarillento, como afirma el director del Museo Arqueológico de Tenerife,
Dr. Rafael González Antón.
Los restos cerámicos fueron localizados fortuitamente en 2003 por
el paleontólogo y Director del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Dr.
Francisco García- Talavera Casañas y su equipo de investigadores durante el
desarrollo del proyecto Macaronesia 2000, proyecto de investigación en el
cordón litoral fósil de la Bahía
del Salado.
Según el Dr. García-Talavera la datación del yacimiento realizada
por el Laboratorio de Datación y
Radioquímica de la Facultad
de Ciencias de la
Universidad Autónoma de Madrid realizara in situ
dataciones por termoluminiscencia calibrada (OSL). La fecha que proporcionó se
sitúa en un arco entre el 1.100 y el 900 antes de Cristo.
Carmelo Caso de los Cobos, en su blog recoge: “Con posterioridad,
el Departamento de Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna realizó nuevas
analíticas sobre la caracterización de las pastas.
"La datación nos sitúa en una época en la que no existe
cerámica a torno en toda la fachada atlántica y sin embargo se encuentra en
Canarias", por lo que los investigadores
expresan su convicción de que esta cerámica podría pertenecer a gentes
vinculadas con el Próximo Oriente, en concreto, fenicios.
Indica también que la entrada "natural" de
Canarias parece ser el archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote, porque se
navega al lado del territorio africano, empujado por los alisios.
En un tipo de navegación de "cabotaje" parece lógico pensar que al bajar desde Lixus (Marruecos) "te tropezaras con Canarias" al realizar navegaciones de pre-colonización y de búsqueda de nuevos recursos.”
En un tipo de navegación de "cabotaje" parece lógico pensar que al bajar desde Lixus (Marruecos) "te tropezaras con Canarias" al realizar navegaciones de pre-colonización y de búsqueda de nuevos recursos.”
[1] Para la Isla Chinech
(Tenerife) existen referencia del hallazgo en cuevas sepulcrales de esqueletos
humanos cubiertos de ocre rojo.
[2] Recordemos que el color ocre rojo es el
color sagrado de la Diosa
Tanit , de hecho sus santuarios naturales están localizados
tanto en el continente como en las islas, en aquellos lugares donde aflora la
toba roja o vetas de almagre.
Por otra parte, en Chinech según Rafael González Antón et. Alt. Recogen
“la cueva sepulcral de Ucazme fue dada a conocer por uno de nosotros cuando con ocasión de su saqueo se nos encargó la
recogida de los huesos y su traslado a El Museo Arqueológico de Tenerife por L.
Diego Cuscoy, presentando en aquel entonces
una breve noticia del hallazgo y de las pieles que envolvían algunos de los restos (Del Arco y Atiénzar, 1983;
Diego y Del Arco, 1984).
Con posterioridad y en el marco de los estudios bioantropológicos que emprendimos para el estudio de la población
prehistórica de la
Comarca Isora-Daute en el Proyecto de investigación sobre La Piedra Zanata , C. Rodríguez
observa en relación a los restos humanos procedentes de
este yacimiento la particularidad de la presencia en ellos de descarnado e impregnación de
ocre, rituales que hasta el
momento no habían sido definidos en el Archipiélago. Además, al ser objetivo de El Museo y
particularmente del Instituto Canario de Paleopatología y Bioantropología estudiar todas las colecciones
antropológicas existentes en sus fondos,
cumple el presente trabajo ambas finalidades. Un resumen del mismo fue presentado al II Congreso
Internacional de Estudios sobre Momias,
celebrado en Cartagena de Indias en Febrero del 95.” (González Antón et. Al.
1995: 29-30)
[3] En el año
2008, descubrieron una mandíbula completa de Homo erectus en Marruecos, en un
yacimiento cercano a Casablanca. El equipo de arqueólogos franco-marroquí, la
descubrió en “capas geológicas inferiores donde ya se había hallado cuatro
dientes humanos de Homo
Erectus (dos premolares y un incisivo). Uno fue fechado en 500.000
años antes de nuestra era”.También fueron descubiertas herramientas líticas
pertenecientes al Achelentes, y restos animales de gacelas, osos y elefantes.
El descubrimiento de la mandíbula "permite definir mejor el eventual papel
del Magreb en los primeros procesos de poblamiento de Europa del sur",
según el equipo de Jean-Paul Raynal,
director de investigación de CNRS, en el laboratorio PACEA. Al parecer ya en
1969 se había descubierto una hemimandíbula de Homo erectus (Homo ergaster)
en ese yacimiento.
[4] Los egipcios
mantenían excelentes relaciones comerciales con un pueblo conocido como “Los
reyes del mar” –los fenicios-, así el faraón Neko confió la primera
circunvalación del continente africano de que tenemos noticias a la pericia de
los fenicios. La expedición debía rodear el continente con el encargo de
regresar por el estrecho de Gibraltar, una aventura tan arriesgada que hubiese
hecho desistir a cualquiera que no fuesen los fenicios.
El viaje sufragado por el faraón Neko duró tres años;
los fenicios debían saber ya lo que se esperaba de ellos puesto que llevaron
los medios necesarios para sembrar la tierra y recoger la cosecha; efectuaron
un recorrido exclusivamente costero con dos escalas invernales, una,
posiblemente al sur de Mozambique, y otra, en Senegal. Heródoto que no conocía
la esfericidad de la Tierra
y la posición del Ecuador, le pareció increíble que los fenicios afirmaran que
habían hecho buena parte del viaje con el sol a mano derecha; siendo
precisamente este dato el que da
veracidad a todo el relato.
Narra Heródoto que esta exploración había sido
confirmada por los cartagineses, lo que puede referirse al famoso viaje de
Hannón, contemporáneo de la época en que escribía el historiador griego.
La ciencia moderna
recoge en cuanto a los primeros moradores de las islas, así el
antropólogo francés René Verneau quien dedicó un amplio y documentado estudio
en torno a los primeros habitantes del territorio canario, afirma un entronque de algunas de las primitivas
etnias canarias con elementos egipcios, cuestión esta que también es asumida
por Buenaventura Bonnet y otros autores.
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