CAPITULO XXII
Eduardo
Pedro García Rodríguez
Arquitectura
mortuoria en Tamaránt (Gran Canaria)
El enterramiento en
túmulos es exclusivo de Gran Canaria, donde aparece asociado a los poblados de
casas de piedra. Los hay de estructuras simples y otros mas elaborados.
Estos últimos pueden
componerse de un torreón central y una serie de gradas o ser circulares con
gradas y departamentos interiores. Los cadáveres eran colocados en el interior
de cistas o fosas.
“Los lugares que la población primitiva de Canarias
eligió para depositar a sus difuntos son espacios que, como norma, presentan
una dilatada vigencia temporal. Son concebidos y habilitados como enclaves para
albergar los cuerpos de los antepasados a lo largo de sucesivas generaciones y
que, por lo general, se encuentran directamente asociados a los lugares de
habitación. De este modo se establece una relación directa y cotidiana entre
vivos y muertos, probablemente en un deseo de mantener la unidad del colectivo
y de éste con un territorio específico que es identificado como propio.” (Javier Velasco Vázquez).
Nuestro pueblo siempre ha sido sabio, desde
los primeros contactos mantenidos con los invasores europeos comprendieron que
si eran vencidos su concepción de esta realidad sería totalmente truncada por
la fuerza, pues el fanatismo de que eran portadores los invasores les impedía
establecer un dialogo comprensivo y mucho menos en los aspectos religiosos,
pues era precisamente en los aspectos amorales del catolicismo en los que se
apoyaban para justificar la invasión
masacre y esclavización de los pueblos que consideraban inferiores.
Los
sentimientos de endofobia manifestados tradicionalmente por los estamentos
coloniales quedan de manifiestos en el sacrílego acto de terrorismo espiritual
perpetrado contra nuestro pueblo al profanar las tumbas de nuestros difuntos,
como el que han perpetrado -entre otros muchos- contra la necrópolis guanche de
Maspalomas la
cual fue saqueada y los restos óseos almacenados en una nave industrial en la
se apilan desde hace más 20 años los restos de 137 cuerpos de nuestros
antepasados.
Los huesos, túmulos, piedras,
esqueletos y momias, incluso de niños, han permanecidos de manera irreverente
etiquetados en estanterías como si de
simples trastos curiosos se tratara durante más de dos décadas en las que el
Gobierno supuestamente canario, el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de
San Bartolomé de Tirajana, dignos herederos ideológicos de los invasores no se
han puesto de acuerdo para cumplir un compromiso contraído en 1988 para
acondicionar el cementerio.
¿Tratarían con la misma
irreverencia y desprecio estos estamentos coloniales los cementerios cristianos
donde reposan los restos de sus difuntos? Tenemos derecho a exigir para
nuestros lugares de culto y cementerios, como mínimo, el mismo respeto que se
tiene con los templos y necrópolis judeo-cristianas. ¿Estarían dispuestos estos
criollos y colonos a exhibir públicamente como objetos de curiosidad
-amparándose en un supuesto interés
científico-, los esqueletos de los nefastos Reyes Católicos o los de sus
abuelos?
La necrópolis de
En este
cementerio guanche se encuentra uno de los monumentos arqueológicos más
relevantes de Gran Canaria, el Túmulo de la Guancha o el panteón de los Guanartemes.
En este
mausoleo colectivo, que ha sido interpretado como un panteón familiar, se daba
sepultura a los miembros de la clase dirigente de la sociedad precolonial
canaria.
La situación actual del cementerio deLa Guancha es lamentable. Un
monumento como éste, que apela al pasado precolonial de Tamaránt (Gran Canaria)
y a su cultura espiritual, debería recibir mayores atenciones. Sin embargo y
como es habitual, las actuaciones en materia de rehabilitación siguen un camino
lento y la necrópolis se encuentra en un estado de abandono alarmante.
La situación actual del cementerio de
Integrado en el mismo conjunto
se localiza un área de necrópolis (cementerio) en la que se conservan algunos
de los túmulos funerarios más significativos de toda Gran Canaria.
El mayor de estos depósitos
funerarios es el conocido como Túmulo de La Guancha. Se trata de
una gran construcción de piedra seca de tendencia circular, con una evidente
ordenación jerárquica del espacio a partir de anillos concéntricos y muros
radiales en relación con el enterramiento principal. Mediante este
procedimiento se definen diversas sepulturas, hasta un número de 42, en el que
se irían ubicando cada una de las inhumaciones.
Una de las descripciones mas
completas de este cementerio de los antiguos canarios no la legó el arqueólogo
Celso Martín de Gumán en un extraordinario trabajo publicado hace ya algunos
años:
“La ciudad de los muertos, que
eso es lo que significa necrópolis, aparece definida en el territorio de la
costa, ocupando un lugar privilegiado, no lejos del poblado, y compartiendo con
él el lujo inmenso y perpetuo del impetuoso océano, que llega hasta su misma
orilla y ensalitra con su brisa estas ruinas milenarias.
La necrópolis de Gáldar hubo
de ocupar una extensión mayor que la que se pudo documentar a partir de las
excavaciones de 1934 y 1941. De cualquier modo, las estructuras conservadas
contienen los suficientes elementos para hacernos una idea de aquella magnitud,
y ocupan una extensión de unos 24.0000 metros cuadrados .
Sus tumbas o panteones,
popularmente conocidos como “túmulos”, por el carácter turriforme de su
elemento central, se organizan circularmente, en fosas y cistas
compartimentadas por muretes bajos, que le dan al mausoleo un aspecto de representación
solar, debido justamente a su formalización geométrica radial. Por eso,
estos panteones según se suceden los distintos enterramientos van creciendo
circularmente y cerrándose en anillos constructivos de piedra seca.
Todas estas fábricas
funerarias están provistas de un acceso o pasillo de entrada, resuelto en
gradas, que permite llegar y circular por el interior de las sepulturas y
alcanzar la torrecilla central. Sin embargo, y contrariamente a lo que se
pudiera pensar, no todas las cistas contienen restos. En otras tan sólo pueden
encontrarse restos incompletos, no por actos de vandalismo o saqueo de las
tumbas, sino por exigencias del ritual, donde los restos de los antepasados
ilustres terminan repartiéndose y llevándose a las casas de sus descendientes.
El carácter señorial o
principesco de estas tumbas está certificado en la información etnohistórica,
donde se alude con claridad a la diferencia entre nobles y villanos, o
“trasquilados”. Los sacerdotes, las Harimaguadas, los guaires, las princesas y
los príncipes de la familia real eran objeto de un especial tratamiento, y
estos panteones garantizan su conservación y prestigio.
El Panteón de los Guanartemes
El Gran Túmulo Real es la más
sobresaliente manifestación de toda la arquitectura funeraria del Archipiélago
Canario, y expresa y resume el alto grado de complejidad social y jerárquica
del guanartemato de Gáldar. En efecto no se puede explicar esta estructura
arquitectónica sin ponerla en relación con una organización estamental
sustentada en torno a un lugar central, centro político y administrativo de la
isla, además de garantía de la redistribución de los excedentes de producción
agrícola y ganadera.
No es pues de extrañar la
emergencia de la Jefatura
encarnada en el príncipe o Guanarteme, asistido por un consejo de 12 notables
que se reúnen para formar el Gran Sábor y que tienen sus reuniones en Gáldar,
por haber sido el origen de la dinastía, fundada por Andamana y Gumidafe,
primeros reyes de Gran Canaria. A estos Guanartemes se sumaba un Cuerpo
Nobiliario formado de un máximo de 200 Caballeros que constituían la
aristocracia guerrera de la isla, y cuyos componentes mayoritariamente
habitaban en el término de Agáldar.
Para perpetuar el origen de la
dinastía, este gran panteón se sitúa en el lugar principal de la costa, en un
envidiable y privilegiado emplazamiento, desde donde se domina, de una mirada,
las montañas emblemáticas de Gáldar y Amagro, y la colina o Acrópolis, donde
estaba el Palacio de los Reyes y hoy se levanta el Templo de Santiago de los
Caballeros (1778).
El panteón está concebido como
un sistema orgánico y planificado que es susceptible de admitir, en el
transcurso del tiempo, distintas ampliaciones sin alterar las anteriores.
Tiene un desarrollo circular,
como los otros túmulos de la necrópolis, a los cuales gana en grandiosidad y
complejidad. Aparece rodeado de una muralla o anillo de circunvalación, que
separa el espacio de los vivos del de los muertos aun cuando, entre muros
y adosadas a la muralla, aparezcan pequeñas tumbas y cistas que pueden contener
ofrendas o restos de los animales domésticos o asociados a la vida del difunto.
Todo este entramado
arquitectónico se agrupa dentro de un gran círculo cuyo eje máximo alcanza un
diámetro de 20
metros .
Su único acceso, curiosamente,
está orientado en el eje exacto Norte- Sur, y coincide con la prolongación del
de la torre de la Iglesia
católica de Santiago de los Caballeros, en cuyo lugar hasta el siglo XVIII
estuvo el alcázar o Palacio del Rey Guanarteme.
Su interior ofrece 12 recintos
funerarios, dispuestos en sentido radial, de 1,70 a 2 metros de longitud
media. Aparece organizado a partir de una estructura geminada, formada por una
torreta central, de un diámetro máximo de 3,20 y de 2 metros de altura, a la
que se adosa una fábrica elíptica de 6 por 3,30 metros de
diámetro. Ambas estructuras contienen en su interior sendas cistas o cajones
pétreos, realizados con grandes bloques basálticos hincados directamente en el
suelo y donde estuvieron los cadáveres de los fundadores, o antepasados
comunes del regio linaje de los Guanartemes.
Los restos humanos extraídos
de la excavación de 1934, y que han sido objeto de distintos estudios
científicos, entre los que destacan los de Fusté y Schwidetzky, contabilizaron
un total de 43 individuos, de rasgos morfométricos similares, y bien definidos,
correspondientes a los miembros de un grupo consanguíneo cerrado. La Dra. Schwidetzky
no dudó en sentenciar: “Los hallazgos de los túmulos representan restos de una
capa superior particularmente distinguida en el sentido social: la nobleza más
distinguida y la flor de los hombres más valientes de la isla.” Este grupo
étnico, de caracteres mediterráneos, ofrece una estatura superior a la media de
la isla y se ofrece como un grupo más reciente y culturalmente más potente en
comparación con los grupos primitivos de los cromañoides, replegados en los
asentamientos de montaña.
La fecha radiocarbónica,
obtenida por el procedimiento del Carbono 14 dio el año 1000 de la Era , dato que se corresponde
con los asentamientos del entorno de la Cueva Pintada que se
escalonan del 500 al 1200 de la
Era.
La necrópolis y entorno del
Panteón de los Guanartemes ofrece aún suelo con un importante potencial
arqueológico. Además del Gran Túmulo aparecen hacia el norte, y sobre el
acantilado, desde donde se domina una amplia panorámica de la Rada de Gáldar, dos túmulos,
con su torreta central y sus fosas de enterramiento.” (Celso Martín de Guzmán).
Arteara
La necropolis de Arteara es el mayor cementerio del
Archipiélago Canario, al Sur de la isla de Gran Canaria, enclavado en el
municipio de Tirajana en la margen derecha del barranco de Fataga. Se localizan
más de 809 enterramientos tubulares. Ofrece una extensión de 37.535 metros , cuadrados
rodeados en sus inicios por un muro de piedra seca, que hoy todavía se intuye
en varios lados de todo el perímetro.
Construidos en piedra seca,
presentan una Cista donde se coloca el cadáver a modo de caja mortuoria de
piedra seca y una estructura superpuesta o torreón que la cubre.
Dispuestos con distintas
configuraciones estructurales como por ejemplo: Troncoconicas, Piramidales,
Esférica, Rectangular, etc.
En cuanto a la cronología, una
datación obtenida en este yacimiento ofrece la fecha del siglo V antes de
la era occidental, (2500 años de uso de este cementerio guanche).
Necrópolis de Lomo Primo
Localizada en el municipio de
Gáldar, en Gran Canaria, arrojan un periodo de utilización del espacio
sepulcral que se sitúa en el siglo XIV, es decir, una centuria antes de la
invasión y conquista de Tamaránt (Gran Canaria,).
Según datos aportados por
el análisis efectuado por el método del Carbono 14 (C-14) llevados a cabo
en las instalaciones del Beta Analitic
Radiocarbon dating Laboratory de la ciudad norteamericana de Miami, a un
fragmento de peroné humano determinaron que el individuo murió entre 1280 y el
1400, lo que supone un primer referente temporal que confirma la coetaneidad de
la necrópolis con otros espacios de enorme importancia arqueológica tales como
el Santuario Cueva Pintada y el poblado de Agáldar.
Punta del
Perchel, Arguineguín
Verneau se
refiere a los enterramientos, abundando en detalles la descripción realizada
con anterioridad por Berthelot para la necrópolis de la Punta del Perchel:
“...descubrí
en el sur de Gran Canaria, a 200
metros aproximadamente del antiguo poblado de
Arguineguín, verdaderos túmulos recubriendo fosas sepulcrales excavadas en el
suelo.
Los túmulos de
Arguineguín son de tres clases. Uno de ellos cubre una única fosa, encerrando a
un solo sujeto. Las paredes están completamente forradas por lajas... Un
segundo montículo recubría seis cadáveres dispuestos en dos capas superpuestas,
comprendiendo cada una de ellas tres individuos. Una gran fosa había sido excavada
en el suelo, limitada en su contorno por algunas lajas dispuestas de pie,
dejando entre ellas intervalos bastante grandes. Tres lajas semejantes habían
sido colocadas paralelamente a uno de los lados pequeños, con el objeto de
hacer en un extremo una fosa incompleta destinada a recibir a un muerto. Otras
tres lajas, dispuestas en el sentido del eje mayor, subdividían el espacio
restante en dos tumbas. Lajas horizontales lo cubrían todo, repitiéndose la
misma disposición encima. Cada cadáver tenía su fosa individual, aunque las
seis fosas fueron cubiertas por un solo túmulo.
Debajo del
tercer montículo de arena, encontré una vasta sepultura apenas tapada por
algunas piedras puestas de plano de tanto en tanto. Esta sepultura encerraba
una veintena de cadáveres, dispuestos sin orden y recubierto directamente por
la arena del túmulo. ”
Túmulo de la finca de Leacock
De donde se extrajeron las bellas ánforas que
hoy se exhiben como una de las piezas más valiosas y originales en el Museo
Canario.
Otros cementerios
Cueva de las Magarzas. Lugar de enterramiento
Huesa Bermeja. Cementerio de los Canarios
Playa de Montaña La Arena. Conjunto arqueológico de carácter funerario
Barranco de El Hornillo. Cueva Funeraria
Mesa de Soria. Estructura de carácter funerario
Artefactos
bélicos
[…] llegamos á
Bentaiga á poner sitio al risco que sola una subida, que un hombre desde arriba
puede él solo defender, tiene no más; tomóse la vanguardia Miguel de Mujica con
sus 300 vizcaínos; sitió el paso, estuvimos allí quince días en los cuales no
sacamos de los canarios ningún fruto;
echaban grandes piedras desde lo alto á rodar, eran á modo de molino con un agujero en medio y un palo atravesado para
que cuando rodasen viniesen siempre iguales; matáronnos ocho españoles…,
(Marín de Cubas)
Ingeniería
civil
Como sabemos el agua es vital para el desarrollo de
la agricultura, esta en la época precolonial estaba mucho más desarrollada en
la isla Tamaránt que en el restos del archipiélago. Según testimonio de los
cronistas era bastante variada las especies vegetales cultivadas en la isla,
Niccoloso Da Reeco en su crónica de 1341 nos dice: “Esta isla está muy poblada
y muy cultivada, los habitantes recogen granos, trigo, frutas, sobre todo
higos… En fin, viendo los marineros que
nada útil podían sacar de allí, se dieron á la vela, y costeando la isla la
encontraron mucho mejor cultivada en el Norte que en el Sur; vieron numerosas
habitaciones, higueras y otros árboles, palmas estériles, coles y legumbres.
Para el riego de de los campos los antiguos canarios desarrollaron
técnicas que les permitía sacar y transportar el agua desde los profundos
barrancos, técnicas que en lo fundamental continúan usándose en la actualidad.
Conocían los
principios fundamentales de la hidrotecnia y de la hidráulica, haciendo
construcciones con aplicación a la agricultura y otros usos de la vida.
Refiriéndose ala isla de Tamaránt, (Canaria) dice A. Sedeño:
"...Tenían muchas
acequias de agua y con grande admiración tienen una gran peña viva agujerada
por espacio de un cuarto de legua que atraviesa un gran cerro por donde
condujeron parte de buena cantidad de agua por aprovechar con el riego buenas
tierras; que llaman la Vega ,
y el principio nace de unos barrancos muy hondos y la subieron por unos
acueductos haciendo calzadas por donde llaman Tejeda...".(Antonio Cedeño. 1993:19).
Gómez
Escudero: “sembraban cebada con
garabatos de palo, puesto en la punta un cuerno de cabra” y regaban las
tierras...”con las acequias que
tenían, por donde traían el agua largo camino”.
Fray José de Sosa: “Lo más que
cultivaban era de regadío, para lo cual sacaban grandes acequias de cullas
cristalinas corrientes repartianse despedaçados arroyos, que bañaban los
alegres prados. De esta suerte aprovechaban el agua, encaminándola
artificialmente hasta muy lejos, en muchas partes tenían albercones”....”Eran
ingeniosísimos y de mucho artificio los canarios; mayormente en sacar las aguas
encaminando las aguas por acequias por barrancos y riscos. Y cuando tenían
falta de agua en algunos valles, a que se oponían empinadas montañas, y no
podrían pasarlas por acequias siendo muy abundante los manantiales y copiosas
las fuentes de donde procedían, taladraban los riscos aunque fueran muy macizos
y sólidos abriendo por sus entrañas una mina” ....”plantaban e sembraban en
muchas partes de la isla los gentiles canarios y tenían sus huertas de
arboledas y bosques, así en las costas como en la medianías y cumbres con que
estaban siempre la tierra muy proveida”. ...”lo más que cultibaban era de regadío
para lo qual ingeniosos sacaban grandes acequias y canales... de unas vegas en
otras”.
Esta actividad agrícola de
regadío queda corroborada por las modernas investigaciones, el paleobotanico
Jacob Morales asegura que las últimas campañas arqueológicas realizadas en los
yacimientos más importantes de la isla de Gran Canaria han constatado el
consumo de habas, guisantes y lentejas por parte de los pobladores
precoloniales de la isla, un extremo que, según el experto de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria, demuestra la complejidad de la producción agrícola de
los primeros canarios, como actividades agrícolas más relevantes, un escenario
que se complejiza en grado sumo con la aparición de estas leguminosas que
requieren de mayores dosis de trabajo e infraestructuras hidráulicas. En todo
caso, asegura el estudioso canario, la economía de los canarios era
eminentemente cerealística con una producción centrada en la producción y
almacenaje de trigo y cebada como especies dominantes. (Jacob Morales, marzo de
2007).
También almacenaban el agua
según queda recogido en documentos posteriores a la invasión y conquista, en
este caso de fecha 30 de diciembre de 1632: “...espigonal abajo a el Lomo de los
Frayles y arriba está un albercón del tiempo de los canarios y por otra parte
el Barranco de Tamarasayte”
Las Pilas de los Canarios. Pilas y Canales Labradas en la roca. Los Canalizos de Chira. Cazoleta.
Caminos
Los caminos utilizados por los
antiguos canarios sirvieron de base para
la posterior red de comunicaciones, definiéndose un conjunto de itinerarios que
se fue ampliando y mejorando a lo largo de los siglos. En muchos casos, se
trataba de auténticas obras de ingeniería popular, como ejemplifica el que
salva el Paso de la Plata
y que permitió facilitar las comunicaciones entre el norte y sur de la isla.
Parte de estos caminos facilitan hoy acceder y conocer mejor los distintos
rincones de la isla, los cuales son conocidos como caminos reales.
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