sábado, 8 de marzo de 2014

MESEQUERA, LA ÚLTIMA REINA DE CANARIA





La entrega previamente pactada a los invasores castellanos de Mesequera hecho que tuvo lugar el 12 de febrero de 1482 según Millares Torres.

Por su parte, el historiador criollo Marín de Cubas cuando nos narra la entrega a los invasores de la Princesa Arminda y con ella la soberanía de Canaria a los mercenarios castellanos, nos describe la vestimenta de la princesa y de algunos de sus parientes y  Guayres: “Después del mes de junio envió Pedro de Vera recado a D. Fernando Guanartheme, que hiciese venir á su sobrina (Arminda) con los demás nobles sus parientes, al Real, a entregarse como estaba pactado; y luego dieron orden de traerla desde Tirajana por Telde, sin que viniese con ella ningún cristiano español, traíanla en hombros cuatro capitanes nobles, de cabello largo rubio, en unas andas de palo a modo de parihuelas, sentada, vestida de gamuza a  modo de badana o pieles adobadas, de color acanelado; venían delante de las andas cuatro capitanes con capotillo de badana llamados tamarcos, braguillas de junco, majos en los píes y guapiletes en la cabeza, y lo demás desnudo; al lado de las andas, algo hacía atrás, dos tíos suyos Faisajes, y después se seguía un grande acompañamiento de hombres, todos que servían de traer las andas a remuda. Salió Pedro de Vera con mucha gente al recibimiento, y ellos hicieron su entrega por medio de la lengua o intérprete, diciendo que allí venía la Señora de toda la tierra, heredera única y legítima hija de su señor Guanarthemy Guanachy Semidan, legítimo dueño y señor de la verdadera línea y sucesión de dominio y señorío de la tierra; y que ella entrega voluntaria, y todos sus tíos y parientes que allí venían, gobernadores de la tierra, en nombre y debajo de la palabra de su señor el muy poderoso y católico Rey D. Fernando entregaba su persona y personas al Capitán Mayor de los cristianos que allí presente se halla, que es Pedro de Vera, del Rey de Castilla y León. Pedro de Vera y demás caballeros la recibieron a píe, fue abrazando a todos con mucho cariño; traían todos los canarios el cabello suelto por las espaldas, y la Señora Arminda, que los españoles llamaron Almendrabella, traía vestido un ropón de gamuza con medias mangas hasta la sangradera y largo hasta los píes, y zapatos de lo mismo pespuntados, y vestía una tunicela debajo de la ropa con cuerpo de jubón a modo de justillo, de más delgada badana; era el cabello largo y rubio, aderezado con arte, y en él puestas algunas cosas de tocado que le habían dado a uso de España; y el faldellín pintado á colores; tendría veinte años, era gruesa y más de mediano cuerpo, robusta, el color algo moreno, ojos grandes y vivos y el rostro algo alegre y celebrada hermosura, la boca algo larga, la nariz pequeña, algo anchas las ventanas, el cuello redondo y crecida de pechos.” (Marín y Cubas) [1694]

Tal como se desprende de lo expuesto por este y otros autores la soberanía de la isla Tamarant la ostentaba la Princesa Masequera (Arminda) quien había liderado con Bentejui la defensa de la isla ante los ataques de Pedro de Vera y había rehusado las ofertas de sometimiento propuestas por Fernando Guanarteme, en todo caso, la isla no se consideró sometida hasta tanto no se entregó la princesa, entrega que además se había pactado meses atrás, cesando durante el tiempo transcurrido  entre la aceptación del pacto y la entrega de Masequera las actividades bélicas por parte de ambos bandos. Eduardo Pedro García Rodríguez)

Los avatares de la “reina niña” hasta su multitudinaria entrega un 26 de  julio de 1483 en el Real de Las Palmas son suficientemente conocidos. Como símbolo de la soberanía canaria, Arminda fue escondida en las tierras más fragosas del interior, a espaldas de la isla, bajo la custodia de los mejores guerreros insulares al mando de Tasarte quienes, en defensa de la niña, en el Roque de Ajódar, causaron el mayor estrago de la guerra a las tropas castellanas.

Su deambular por las cumbres perseguida por los espías indígenas al servicio de don Fernando de Guadarteme acaba con la capitulación en un lugar (Ansite) y en un día (29 de abril de 1483) en el que creemos que no se encontraba Arminda, probablemente oculta  en las cuevas más inaccesibles de las paredes de la Caldera de Tirajana, pues  de otro modo hubiera sido aprehendida entonces como lo fue  su prima, la guayarmina regente, conocida más tarde como Margarita Hernández.

Su bautizo se produjo en 1483, pocos días después de su entrega pactada, siendo oficiado por el Obispo Juan de Frías en la ermita de Santa Ana. No hay  dudas, siguiendo a Marín de Cubas, acerca del nombre castellano que se  le impone, Catalina Guadarteme, y de quiénes fueron sus padrinos, Rodrigo de Vera, Juan de Mayorga, el alcalde de la Villa Real de las Palmas, y su esposa, Juana Bolaños. (Genealogías canarias)

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