jueves, 13 de marzo de 2014

El misterio del Montrove




Se cumplirán este verano veintinueve años de uno de los sucesos más trágicos y enigmáticos de la historia de la navegación: la desaparición del congelador gallego Montrove en aguas del banco canario-saharaui. El Montrove partió del puerto de Las Palmas el 19 de julio de 1984, con catorce tripulantes gallegos y dos marroquíes a bordo, y con los tanques llenos de combustible para una larga marea de dos meses. El tiempo era bueno y los barcos que lo avistaron, como el Borneira, no notaron nada extraño. El último contacto visual confirmado fue con otro pesquero, el Mar Rojo, ese mismo día y al sur de Gando, la pequeña península de la isla de Gran Canaria donde se ubica el aeropuerto homónimo. El Mar Rojo, que navegaba a mayor velocidad, lo dejó atrás por la aleta de babor. Desde entonces, nadie más vio al Montrove ni supo de él. La pieza de repuesto que llevaba para el Porlamar no llegó a entregarse. La radiobaliza con la que iba equipado no se disparó, y el nerviosismo comenzó a cundir entre las familias cuando el 10 de agosto, a raíz del hundimiento en la misma zona del sardinero onubense Islamar III, los intentos de contactar con el barco, que llevaba veinte días sin dar señales de vida, resultaron infructuosos. El Montrove había desaparecido. Para siempre. Pocas veces el mar ha sido tan cruel y determinante. No se encontró un solo cadáver, un solo vestigio, un mísero salvavidas a la deriva que diera pie a una desesperada explicación, por frágil que fuera, para semejante desgracia. Por no dejar, el Montrove no dejó siquiera un rastro de gasoil, la sangre de los naufragios modernos. Nada. Trescientos barcos y aviones de la Fuerza Aérea rastrearon la zona durante meses, sin éxito. La Moncloa, ocupada entonces por Felipe González, ordenó una investigación exhaustiva en medio de intensos rumores, que después se revelarían infundados, sobre un posible secuestro del Frente Polisario o la implicación del barco en actividades ilegales. Agentes del CESID se desplazaron a varios países africanos, e incluso, un año después, según algunas fuentes periodísticas, veraneaban en Bueu, la localidad de donde era la mayoría de la tripulación, a la búsqueda de pistas que nunca hallaron. El programa Onda Pesquera, en un ejercicio de delirio informativo, llegó a asegurar que el Montrove había estado cargando armas en unas grutas próximas al puerto argelino de Beni Saf, y algunas viudas, en una muestra de desesperación que hizo las delicias del periodismo mágico madrileño, se aferraron a las visiones de las meigas, que situaban al barco “en una isla grande, con negros”. Fue también célebre, tras meses de búsqueda, la pregunta de un alto cargo de la Administración central a los familiares, sobre si el Montrove era “de hierro o de madera”. Meigas, tristeza y soledad. Eso fue lo único que dejó tras de sí el Montrove. Veinticinco años después, los augures esotéricos han caído en el olvido, pero la tristeza y la soledad, y el desconcierto que acompaña a toda tragedia inexplicada, continúan latentes a pesar del tiempo transcurrido.
El Gobierno español sospecha que el pesquero gallego Montrove desaparecido misteriosamente hace un año (ya 29) en el banco sahariano, haya sido transformado en su estructura de casco y esté siendo utilizado, bajo pabellón extranjero, para actividades que se desconocen probablemente ilegales. Esta es una de las hipótesis a las que han llegado expertos policiales españoles, tras una minuciosa investigación encargada directamente por la Presidencia del Gobierno, según manifestó a este periódico el delegado gubernamental en Canarias Eligio Hernández.
La investigación, que aún no ha sido cerrada, lleva a la conclusión de que pierde consistencia la hipótesis, hasta ahora barajada, de un supuesto abordaje o hundimiento del buque. Todas estas revelaciones serán remitidas a modo de informe policial el próximo día 20 de septiembre al presidente del Gobierno, Felipe González, que sigue de forma muy personal este caso.El 19 de julio de 1984, una tripulación compuesta por 14 españoles y dos marroquíes partía del puerto de Las Palmas con destino al banco de pesca sahariano. Pasaron 27 días hasta, que el armador Luis Paz Casal comunicó la desaparición del Montrove. A pesar de desconocer el paradero del barco y de la tripulación, la Mutua de Previsión de Riesgo Marítimo pagó el importe total del seguro.
El armador Luis Paz cobró, el 25 de enero de 1984, 49 millones de pesetas de los 56 millones por los que estaba asegurada la embarcación. Según fuentes del Instituto Social de la Marina, entidad a la que pertenece la compañía aseguradora, “si el barco, apareciese ahora pasaría a ser de esta casa”. El Gobierno aceleró los trámites para conceder las pensiones de viudedad a las mujeres de los tripulantes, a pesar de que no existe confirmación de sus muertes. Hasta el 18 de julio de este año, según informaron fuentes del Instituto Social de la Marina, se han entregado a los familiares unos 18 millones de pesetas.
Todavía no han aparecido ni el más mínimo resto del Montrove ni pistas sobre los tripulantes. En opinión de las diversas fuentes consultadas, parece improbable que, en caso de que el pesquero hubiera naufragado, no se encontrara ni un solo rastro de la embarcación. Ninguno de los 300 barcos y aviones de la Fuerza Aérea que participaron en la operación de búsqueda del Montrove avistaron vestigios de éste, ni siquiera residuos dé gasóleo.
La tesis del hundimiento, fuera por abordaje o por pérdida del equilibrio de la embarcación, pierde aún más consistencia por el hecho de que el barco iba provisto de un equipo electrónico que hubiera emitido señales en caso de naufragio. Sólo sería probable la hipótesis de hundimiento, según expertos de la Dirección General de la Marina Mercante, si el pesquero hubiera detectado un importante banco de pesca y, para no alertar de su situación a otros barcos, hubiera desconectado ese sistema de socorro. Al mismo tiempo, el Instituto Meteorológico indica que en los días en que se produjo la desaparición del Montrove las condiciones en el mar fueron normales.
Los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa, después de numerosas gestiones diplomáticas con Marruecos, Mauritania, Senegal y Gabón, no han podido confirmar la sospecha, que se barajó al principio, de que el barco hubiera sido apresado. Ninguno de estos países tuvo noticias del Montrove, según las afirmaciones oficiales que enviaron al Gobierno español.
En algún país africano
Varios expertos que han participado en la elaboración del informe interministerial sobre la desaparición del pesquero coinciden en afirmar que la única posibilidad es que el Montrove se encuentre en algún país africano al sur de Cabo Verde. Según estas fuentes, “cualquier cosa puede suceder en estos países sin que se enteren las autoridades”.
Esta hipótesis coincide con las últimas investigaciones ordenadas por la Presidencia del Gobierno, en el sentido de que el barco pueda haber sido transformado sin conocimiento de las autoridades africanas y estar realizando actividades distintas a las pesqueras.
En el caso de que esto fuera así, lo más probable es que los tripulantes pudieran haber sido secuestrados o asesinados, dado que ninguno de ellos se ha puesto en contacto con sus familias.
Cuatro policías adscritos a la Jefatura de Canarias investigan desde hace tres meses en las islas y en Galicia sobre el caso Montrove. Actualmente se encuentran veraneando en Bueu, lugar donde reside parte de las familias de los tripulantes y el armador del barco, Luis Paz. El informe estará concluido a finales de este mes.
Por “sugerencias superiores el ministro de la Presidencia, Javier Moscoso, ordenó al delegado gubernamental en Canarias, Eligio Hernández, que iniciara una amplia investigación sobre la misteriosa desaparición.
Al parecer, hace algunos meses, especialistas del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) se desplazaron a varios países africanos para estudiar las pistas del caso Montrove. Hasta ahora se desconoce el resultado concreto de estas investigaciones, aunque han circulado informaciones en las que el CESID vinculaba al barco con el tráfico de armas u otro tipo de actividades ilegales.
La Administración todavía no ha cerrado el caso. La Dirección General de Marina Mercante no ha borrado de la lista de pesqueros al Montrove. El presidente de la Asociación Española de Titulados Náuticos Pesqueros, José Manuel Muñiz, declaró a este periódico que, tras seguir desde el principio la desaparición del Montrove, piensa que “lo más probable es que el barco se haya hundido”.
El caso es que a día de hoy 22 de abril de 2.013 sigue sin haber ni un solo indicio de lo que pasó.
Características del pesquero Montrove:
Tipo de buque: Pesquero
Casco: Acero
Armador: Miguel Torres
Arqueo bruto, en toneladas: 243,00
Peso muerto, en toneladas: 111,30
Eslora, en metros: 33,13
Manga, en metros: 6,85
Puntal, en metros: 3,90
Propulsor: Motor
Potencia HP: 800
Fecha, de contrato: 2 febrero de 1963
Fecha, puesta en quilla: 30 marzo de 1964
Fecha, de botadura: 14 julio de 1964
Fecha, de pruebas: 30 octubre de 1964
Fecha, de entrega: 30 octubre de 1964
(jonkepa, 2013)

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