lunes, 24 de marzo de 2014

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA








UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

ÉPOCA COLONIAL: DECADA 1901-1910



CAPITULO –II



Eduardo Pedro García Rodríguez

1901.
Nace en Santa Cruz de Tenerife, Evaristo Lino Armas Darias. Profesor. Escribió diversos ensayos periodísticos, en las publicaciones "Junonia" y Gomera,  y un libro no publicado "Apuntes históricos de la isla de La Gomera". Fue nombrado cronista oficial de la Villa de San Sebastián. La academia ameri­cana Zenith (en Costa Rica) le conce­dió, en 1959, la dignidad de Doctor en Historia Colombina.

1901.
Dehesas en Gran Canaria.

Contrato de arrendamiento de entre Gertrudis López Miranda que  arrienda a Manuel García ramos varios trozos de tierras. 

A finales del siglo XV, cuando en 1483  termina la invasión y conquista de Gran Canaria, y comienzan los repartimientos de tierras  y aguas entre los que participaron en la misma. Gran Canaria se dividió en tres distritos  de repartimientos: Las Palmas, Gáldar  y Telde, y se eligieron tres diputados por cada uno para que se uniesen al delegado del gobernador para efectuar  los repartimientos, el distrito de Gáldar se extendía desde “Aumastel hasta la villa de  Nicolás”.

Por tanto debemos tener presente que hasta noviembre de 1526, fecha en la que surge Guía de Gran Canaria, como villa independiente, cuando el gobernador Martín Fernández Cerón le concede “alcalde e vara de justicia”, toda la documentación existente hasta esa fecha, describe todos los lugares dentro de la jurisdicción de Gáldar.

Al Cabildo de Gran Canaria le fue  concedida la facultad de adehesar por real cédula de 20 de febrero de 1495, pero se desconoce el momento, cómo y cuáles fueron las dehesas  y ejidos que se le asignaron. En las Ordenanzas de 1531 se mencionan las de Tafira,  Tamaracite, Tasaute, Vega Vieja, Vegueta de Porras, Tasautejo y Gamonal, sin embargo las que acabaron adquiriendo el carácter  de dehesas concejiles fueron las de  Tamaraceite, Arucas, Tamaragáldar y Pico de Viento. En cualquier caso su concesión debió hacerse en fecha temprana.

Desde el comienzo de los repartimientos, la organización de las actividades agrarias y ganaderas contaron con una legislación de obligado cumplimiento, y  vigilada por el Cabildo para que así fuera.

En el caso de las actividades ganaderas su organización se centraba  en tres puntos principales: delimitación y aprovechamiento  de las zonas de pasto, ordenación de la trashumancia y reparación de los daños ocasionados por el ganado. La ejecución de esta normativa correspondía a los cabildos como queda dicho, cuyo intervencionismo en el tema casi anuló las iniciativas de los ganaderos.

La realización del primer punto (zonas de pastos) era exigencia previa al desarrollo de la ganadería. Por esta razón, la preocupación por el mismo se encuentra presente desde el momento de los repartimientos, para cuya realización los monarcas ordenaron reservar tierras para “dehesas y pastos común”. Su consecución se obtenía mediante el aprovechamiento temporal de las tierras de cultivo y la creación de zonas de pastoreo comunitario.

La entrada de ganado en los campos de labor afectaba únicamente a las tierras de “pan  llevar”, tanto de particulares como de dehesas temporalmente cultivadas. Por ello, estas  tierras estaban libres de la obligación general de cercar las heredades. Esto no quiere  decir que no existieran cercas o vallas en algunas de estas propiedades, sino en caso de  existir, debían tener portillos capaces de permitir el paso de los ganados. Dicha entrada  comenzaba una vez recogidas las cosechas, o dicho en término de la época, tras  “la  derrota de las mieses”, y duraba hasta la nueva siembra. Este aprovechamiento colectivo de los rastrojos está precisado en las ordenanzas de Gran Canaria en el sentido de separar unas zonas para el ganado mayor y otra para el menor, y dentro de estas limitaciones el apacentamiento de cerdos desde el día de Santiago hasta el de San Miguel.

Las zonas especialmente destinadas a pastos era las dehesas, los baldíos y las superficies aprovechables de los montes de propios. Las  dehesas tenían una utilización fundamentalmente ganadera, aunque también podían ser cultivadas en algunas épocas del año.

El destinatario de estos pastos era el ganado de labor, por lo que en la mayoría de las dehesas estaba prohibida o restringida la entrada de ganado menor y de vacas y yeguas que pacían en hatos o yeguadas.

En Gran Canaria, la prohibición sobre el ganado menor o en hatos era permanente, con  excepción de los animales en tránsito y de los importados con destino a la carnicería.

Por el contrario, existía una dehesa, la del Gamonal, exclusivamente dedicados a ellos.

La vigilancia de las dehesas está confiada a los montaraces o guardas de campo, que  recaudaban las penas en que incurrían los infractores. En Gran Canaria se designaban,  además, inspectores de dehesas, que se ocupaban de la renovación de los mojones a fin  de preservar sus límites.

Y hablando de límites, cuales eran los de  la Dehesa, entonces de Gáldar, también  denominada como veremos Dehesa de Tamara-Gáldar.

Los límites son imprecisos, no se saben con exactitud, pero todo indica que su superficie era muy grande, y que se extendería desde Guía Casco hasta  el Paso de María de los Santos, y dentro de cuyos límites estarían además otros pagos que fueron creándose y naciendo a medida que Guía fue creciendo, así estarían Carne de Agua, Ingenio Blanco, San Juan, el Gallego, Calabozo y Paso María
de los Santos, Ábalos, etc.

Es indispensable decir, antes de seguir, que a parte de los conquistadores también hubo repartimientos a vecinos que  no participaron de manera directa en la conquista, y fue el caso de algunos genoveses, como la familias Riverol, Cairasco, Sopranis, que recibieron tierras en lo que en esa época se denominaba Tierras Blancas.

Y decimos esto porque uno de los primeros documentos que hablan del topónimo origen del barrio actual de Guía, está relacionado con una de estas familias, pues en 1503 es denunciado Batista de Riverol por el Gobernador de Gran Canaria por exceder sus propiedades en el valor de 200 mil maravedís, tal y como establecía la pragmática de los Reyes Católicos que se pregonó en Gran Canaria el 14 de junio de 1498, por la que se  prohibía a todos los extranjeros tener propiedades de valor superior a la cantidad citada, en la denuncia se acusa a Batista de Riverol de tener “ una fuente y un pedazo de la Dehesa de Gáldar, que posee sin titulo justo, sino que no estando gobernador en la isla hizo un convite a los labradores y a un escribano y dejáronle más un pedazo de la dehesa, que valdrá con la dicha fuente quinientos ducados de renta”.

La principal hacienda de los Riveroles se hallaba situada en el “Valle de las Garzas”, y alcanzaba el Ingenio Blanco, también suyo. 

También el conquistador Sancho de Vargas  y Machuca recibe repartos en Tierras Blancas, y por su testamento hecho en Tenerife el 21 de marzo de 1509, sabemos que poseía “ una suerte de tierra en Tamara -Gáldar, con el cuarto de las aguas que le corresponde  y la mitad de las cañas que están en la ladera de Batista de Riverol”, vemos claramente que las tierras de ambos lindan y por tanto se encuentran en la que también se denominaba  Dehesa de Tamara –Galdar.

Sin duda el topónimo de dehesa de Tamara-Galdar con el crecimiento poblacional y los nuevos asentamientos rurales se va restringiendo espacialmente, en su localización física, pues surgen dentro de ella nuevos topónimos como: Ingenio Blanco: lugar donde los Riveroles tenían un ingenio azucarero a principios del siglo XVI.

Carne de Agua: Por tener en la zona tierras Salvador Fernández de Carne de   Agua (1529)  Gallego: por ser tierras de Gonzalo Gallego(1513). Fregenales: por ser tierras de Alonso de Fregenal (1513).

De esta manera estos nuevos topónimos situados dentro de la Dehesa de Tamara-Gáldar aparecen combinándose o soslayándose, como lo prueba un documento de 1552, un poder especial que el dos de agosto de ese año, Bertina de Riverol hace a Francisco y Alejo de Riverol para que la representen en la partición de bienes de sus padres Batista de Riverol y Francisca Quesada:  “ … en razón de la hacienda y heredamiento de tierras, aguas y cañaverales con todo lo a ello anejo… en el termino de Tamara-Gáldar  donde dicen el Ingenio Blanco”.

A finales del siglo XVII, surge un nuevo topónimo en la zona que de alguna manera solapará al de La Dehesa, pues en 1690, el capitán  Juan de Vitoria y Velez de Guevara, construye junto a su mujer, la ermita de San Juan.

 La dotación económica de la capellanía y patronato queda impuesta, situada y señalada  “sobre un cercado que dicen Los Llanos que tenemos la mitad plantado de viña, y sobre una suerte de agua del heredamiento del Palmital,aneja y perteneciente a dicho cercado que será de 6 fanegas y que va desde la villa a la Dehesa y la acequia del Palmital, por arriba callejón que entra en dicho camino y hacienda de la dicha ermita y por otro lado el cercado que dicen la Longuera, que es nuestro…”.

Este nuevo topónimo, San Juan, aparecerá  a partir de entonces combinado en muchas ocasiones con el de la Dehesa, formando una única localización, pues en muchos documentos desde entonces se señala el pago de “San Juan y  Dehesa”.

Si esto lo vemos a finales del siglo XVII, un siglo después, a finales del siglo XVIII, principios del XIX, podemos ver que en las  “Estadísticas de las Islas Canarias 1793-1806” de Francisco Escolar Serrano, cuando nos habla de la Villa de Guía de Gran Canaria, en el apartado del estado de la agricultura, sistemas de explotación, régimen de tenencia, producción y valor de las tierras, nos dice: “Las tierras concejiles en Guía son la Dehesa de Tamaragaldar destinada a frutos, y el Prado a hierbas, pero sus rentas las percibe el Cabildo de Canaria”.

Y en el apartado de población y razón de los vecinos que tiene esta jurisdicción con distinción de sus distintos pagos, señala: Montañeta, San Juan y Tamaragaldar con 13 vecinos, vemos pues una vez más como aparecen unidos San Juan y Dehesa.

Comprobamos este binomio también en otro estudio, en este caso el de Pedro de Olive que en el año 1865 publica el “Diccionario Estadístico –Administrativo de las Islas Canarias”, en el que señala en Guía al hablar de sus caminos vecinales “el camino de San Juan y Dehesa de 1 legua de longitud y que parte de la ermita de San Sebastián y termina en el Peñonal”.

Queda claro que a partir de la construcción de la ermita de San Juan de la Montañeta en el siglo XVII, lo nombres se superponen, señalando el espacio físico de ambos topónimos, pues los límites de los pagos son imprecisos.

De ello podemos citar varios ejemplos más:

En el año 1874, cuando el alguacil del Juzgado de 1º Instancia de Guía, embarga a José Pérez González unas tierras, en el expediente se indica:

“En el pago de La Dehesa o de San Juan,  jurisdicción de la ciudad de Guía a 27 de octubre de 1874, el alguacil Juan Morera cumpliendo lo dispuesto en el anterior mandamiento, por ante mi el escribano requirió a  don José Pérez González…. Y embargó lo siguiente “ un suelo de tierra de secano situado en este pago, que linda al naciente con tierra de Sebastián García, al poniente con acequia de la Dehesa, al norte con tierras de  Martín Pérez y al sur  con las de los herederos de María Luisa García de cuya finca se halla enclavado un albercón de tosca”.

Otro ejemplo y que además es más significativo, es el de una partición de  1881, que describe una finca de la siguiente manera:

“una hacienda denominada Abalos en la que se comprende un trozo con el nombre de María de los Santos situada en el pago de La Dehesa, termino municipal de esta ciudad, y tiene todo una superficie de  13 fanegadas, 2 celemines; y linda al naciente con camino real que va al Paso, al poniente con terrenos llamados de Antón Pérez de la pertenencia a Rafael Tavares, al norte con terrenos denominados Abalos de abajo que corresponden a José María Valdés y otros terrenos llamados de Antón Pérez que administra Juan Pestana y al sur con tierras de herederos de José Guillén y que fueron de Catalina Martín y camino que va al Paso de María de los Santos”.

Como se ve lo que abarca el pago de la Dehesa es muy amplio, así en el año 1893 el matrimonio formado por Cecilia Santiago Pérez y Bartolomé Morales Bolaños arriendan varias fincas, entre otras:  “un trozo de tierra entre labradía y arrifes bajo de riego, situado en dicho pago de la Dehesa, donde dicen el Malpaís que linda al naciente con tierras de Antonio Rodríguez García, al poniente con las de don Juan de  la Encarnación García, y al norte y sur el mismo Rodríguez. Aquí vemos otro topónimo asociado a La Dehesa, el Malpaís.

Queda claro pues por todo lo  aquí dicho que el topónimo la Dehesa abarca linderos imprecisos.

Añadir que el topónimo La Dehesilla está asociado al de La Dehesa, así en el año 1876, la familia Tavares  y Nava, de Tenerife, emprenden acciones de desahucio contra el vecino de Guía ,Faustino Molina Benitez que ocupa: “un terreno de secano en parte y en parte de riego situado en el precitado pueblo de Guía nombrado La Dehesilla”.

 O en un contrato de arrendamiento de 1901, entre Gertrudis López Miranda que  arrienda a Manuel García ramos varios trozos de tierras entre otros: 

“Un trozo de tierra junto al barranco del Paso todo plantado de cañas común para alimento de animales, cuyo trozo linda al naciente con un trozo de tierra de labor de la misma otorgante, al poniente con el barranco del Paso y hacienda de la Dehesilla, al norte con tierras de Francisco Reina y al sur con este mismo”.

Por último señalar como curiosidad, que el término La Dehesa  podemos encontrarlo en  la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana Espasa Calpe (1925), como  nombre de varias entidades de población en España, señalando en Canarias una en el  municipio de Guía. (Sergio Aguiar Castellano).

1901.
Cruz de Las Tabladas, La Aldea Gran Canaria.

Otras denominaciones: Cruz de las Tabladas (la de tea). Cruz del Milenio (la metálica). Cruces del Siglo.

Antecedentes: El Papa León XIII, recomendó para recibir el nuevo siglo (tránsito del siglo XIX al XX), la colocación de la Cruz del Redentor en las cumbres mas altas como símbolo de la cristiandad. La Aldea también cumplió con ella y colocó la Cruz del Siglo en Las Tabladas en 1901.

Hasta 1952, Las Tabladas era un cortijo o vuelta de ganado, y lo mas sobresaliente era la disputa entre Medardo y Guillermo Medina por las lindes, así como el paso de ganado de uno a otro predio. Intervino el Juzgado de Guía que amojonó ambas haciendas pero en las oscuras noches de invierno, las «brujas» de Castañeta los «mudaban». Parecía no tener fin, hasta que alguien propuso un «arreglo» con una «ronada» y un caldo de pescado en la Marciega y así acabaron sus diferencias.

A partir de los años cincuenta, nace un asentamiento urbano como consecuencia de las explotaciones agrícolas del alto de Las Tabladas. Su crecimiento fue muy rápido y en poco tiempo contaba con otros servicios: pista/carretera, tienda, escuela e iglesia dedicada a la Virgen de Fátima, cuyo festejo se celebraba con entusiasmo en el mes de Mayo.

Historia: Nos queda la emoción y el testimonio, muy escueto, de Manuel Afonso Moreno, tras la colocación de la Cruz del Siglo en 1901. Tenía 15 años, y asistió como otros jóvenes al alto de Las Tabladas subiendo por Risco Redondo. También recuerda que «había gente como en una procesión».

En 1927, el fotógrafo Teodoro Maisch inmortalizó el valle de La Aldea mediante una panorámica con la Cruz de Las Tabladas en primer plano.

Resultan curiosas las interpretaciones de los viejos que observaban la cruz, augurando desgracias inmediatas: una de ellas se refería a que si se posaban uno o dos guirres en la cruz, indicaba el fallecimiento próximo de algún vecino. Y la otra, aseguraba que cuando había tres cuervos posados, uno en cada brazo y el otro en la cabeza, era señal inequívoca que alguien iba a morir. Afortunadamente, no eran muy fiables estas predicciones.

Durante muchos años se conservó la tradición de engalanar la cruz por la festividad de Mayo, y éste fue el impulso para la nueva Cruz del Milenio (y del siglo XXI) . A la iniciativa de la parroquia de San Nicolás se sumó el consistorio para recordar esta efemérides  con una nueva cruz de estructura ferruginosa y extremos tubulares, hueca en su interior, preparada para albergar luminarias, y ligeramente inclinada hacia el núcleo municipal de La Aldea.

Esta es la segunda Cruz del Milenio instalada en la isla (tras la de Santa Lucía de Tirajana) pero en este caso se retrasa su inaguración hasta el 3 de Mayo de 2001. A este acto asistió la corporación en pleno, con su alcalde, el párroco D. Manuel Reyes Brito y alrededor de 400 personas. (crucesgc.blogspot.com/)

1901 enero 1.

“Cruz del siglo”Gran Canaria. Otras denominaciones: Cruz de Hoya Alta
Antecedentes: El Papa León XIII, recomendó para recibir el nuevo siglo (tránsito del siglo XIX al XX), la colocación de la Cruz del Redentor en las cumbres mas altas como símbolo de la cristiandad.

Teror también cumplió con ella y colocó la Cruz del Siglo en Hoya Alta.
Casi cien años después, la cruz de tea ha sido repuesta por iniciativa de los vecinos, conservando la original en la Casa de la Cultura. La de 1901 (de tea, en su ubicación actual): 28R 446091 y 3103871 (la original, trasladada a las dependencias del «Palacio Episcopal», hoy «Casa de la Cultura»)  La de 1955 y la de 1999: 28R 445450 y 3103186 para las dos Cruces de Hoya Alta (la metálica con luminarias y la repuesta por los vecinos).

Historia: La cruz de tea original procedía de la cumbrera de una vieja vivienda, próxima a la plaza de la villa, que perteneció a José Romero Matos. Los dos maderos de seis y tres metros fueron llevados a hombros, hasta la cima durante ocho horas. Según cuentan en la villa, no se pudo trasladar de otra forma porque un ilustre vecino que posteriormente fue máximo responsable municipal, no permitió el paso de La Cruz por su propiedad. Ante esta circunstancia, el primer día del siglo, 1 de Enero de 1901, el párroco Judas Antonio Dávila Hidalgo, la bendijo en la Basílica, y el pueblo la acompañó de forma masiva en la subida a la montaña. En el alto se celebró una misa solemne de tres sacerdotes con órgano, coro de cantores y panegírico.
(crucesgc.blogspot.com/)

1901 enero 5.
Una aproximación al movimiento obrero en la ciudad de La Laguna Tenerife, según María F. Núñez.
A pesar del escaso desarrollo de la conciencia obrera en Canarias durante este período no faltan algunos ejemplos que, al margen de las reivindicaciones laborales, nos hablan del avance de los ideales del asociacionismo. Uno de ellos es el establecimiento de empresas ges­tionadas por los propios obreros, como la fábrica de pan colectiva que funcionaba en La Laguna a principios de siglo.
No es habitual que en estos años la prensa burguesa, aún la de signo más liberal, apoye abiertamente los intentos de organizar el mo­vimiento obrero en las islas. Por ello sobresalen actitudes como las adoptadas por el lagunero La Reglón Canaria, periódico en el que es habitual la firma de Manuel Déniz Carballo, redactor de El Obrero, órgano de la Asociación Obrera de Canarias, al que en ocasiones se apoya explícitamente, informando además de las actuaciones más destacadas de la citada asociación, presidida por José Cabrera Díaz. No falta tampoco la trascripción de algunos artículos de El Obrero, y más esporádicamente referencias al resto de la prensa obrera, espe­cialmente cuando ésta sufre los efectos de las denuncias y la censura.

Ya en 1904 La Laguna cuenta con la «Sociedad católica de Obre­ros», de la que se informa habitualmente en la prensa de la ciudad, y que anualmente da a conocer su memoria de actividades. La Región Canaria la incluye, en su número de 10 de julio de 1912, entre las ins­tituciones que acudieron a recibir a la comisión que en Madrid había defendido la unidad provincial y La Información publica una convoca­toria de junta general extraordinaria en septiembre de 1915.

Por lo que respecta a la prensa de La Laguna, La Región Canaria, cuya publicación se inicia en 1909, rompe totalmente con la línea de apoyo al movimiento obrero que había caracterizado a su predecesor en el nombre, para adoptar una actitud totalmente contraria a cuanto pueda suponer reivindicación social, especialmente después de la Semana Trá­gica de Barcelona. En tal sentido destacan sus ataques al socialismo y anarquismo, así como a la figura de Lerroux. A pesar del fuerte tono conservador del periódico el 4 de mayo de 1912 se da la noticia de la muerte del «que fue nuestro estimado amigo D. Secundino Delgado».
En contraste con lo ocurrido en algunas zonas de la península, es­casa debió de ser la conflictividad social de estos años en las islas y cuando ésta se produjo fue en parte silenciada por la prensa lagunera, que prefería dar cabida a las consecuencias negativas que las reivindi­caciones del movimiento obrero provocaba en las grandes capitales, así como de acontecimiento concretos de gran repercusión popular. Una de las excepciones a tal actitud estuvo motivada por la huelga de estibadores de carbón de Sta. Cruz, de la que informa en su número de 10 de enero de 1912 El Periódico, quien acusa en un artículo posterior a las huelgas obreras del supuesto declive de la actividad portuaria. En las mismas fechas El Diario de Avisos notificaba de las medidas adoptadas en Sta. Cruz «en previsión de cualquier conflicto que pudie­ra ocurrir con motivo de la huelga que continúa sin solución».
La coyuntura de la Guerra Mundial.
A comienzos de 1914 se hallaba constituida en La Laguna la Ju­ventud Obrera, con local en la Plaza de la Concepción. Las actividades de las que informa la prensa nos hacen pensar en una de las socieda­des propias del siglo anterior: organización de un cuadro teatral, pre­paración de sesiones literarias y solicitud a Madrid de fondos para una biblioteca propia I3!i. La velada inaugural se celebró el 8 de febrero, con un discurso de A. Díaz Bethencourt. En los meses siguientes se seguirá informando de sus actividades, encaminadas a dotar al obrero de la cultura de la que carece, necesidad que deberían cubrir escuelas creadas a tal fin. Ante su ausencia la Juventud Obrera inicia la acti­vidad docente el 1 de octubre de 1915 sólo con la promesa de una sub­vención por parte del Ayuntamiento, ratificada esta en sesión de 2 de febrero de 1916.
La utilización de mecanismos legales es evidente en la actitud de los dependientes de tejidos de La Laguna al dirigirse al alcalde conservador, Lucas Vega, solicitando se respete el descanso dominical para el gremio. De forma paralela asistimos a una renovada actitud paterna­lista en un sector de la prensa hacia las necesidades de las familias tra­bajadoras, como se observa en las peticiones de El Periódico en favor de la construcción de casas para obreros.

Más reivindicativa podemos suponer la actitud de la Federación Obrera de Sta. Cruz que ocasionalmente convoca a los obreros lagune­ros «para recabar el apoyo de sus compañeros en esta Ciudad». Así ocurrió el 18 de julio de 1915, en una reunión en la que la concurren­cia había sido escasa, según publica al día siguiente La Información. Meses después el mismo periódico analiza las consecuencias deriva­das de las huelgas que se producen en la capital «con lamentable y perjudicial frecuencia», poniendo en duda la capacidad del goberna­dor, a quien no obstante se califica de pundonoroso militar y correcto caballero.

La guerra en Europa y sus consecuencias de paro y encarecimien­to de los productos básicos en Canarias creará nuevos, focos de aten­ción hacia la situación de las clases obreras, utilizada incluso como arma política por los partidos tradicionales. Así los mauristas lagune­ros no dudan en dirigirse a la opinión pública reclamando su atención sobre las circunstancias por las que atraviesa «la clase menesterosa»:
«Centenares de obreros laguneros piden trabajo que no en­cuentran, que a nadie preocupa proporcionarles ¿ Qué hacen las autoridades locales? (...) ¿Qué obras públicas se están aquí llevando a cabo?».
El empeoramiento de la situación es reconocida por los responsa­bles políticos, si bien sólo se plantea como respuesta el abaratamiento del trigo y el establecimiento en la ciudad de la Cocina Económica.
En este contexto es fácil explicarse la creación de la Asociación Obrera, cuyo reglamento fue aprobado por los doscientos asistentes al acto celebrado el 12 de julio de 1918. En la misma reunión se acor­dó solicitar de la Alcaldía la rebaja del pan y se denunció la actuación de acaparadores y especuladores.

El 22 de agosto se produjo una manifestación organizada por la Asociación Obrera, en protesta por la salida de trigo de La Laguna. Pre­sionado por las circunstancias el Alcalde, que había considerado el acto como ilegal, hubo de recibir una comisión que expuso sus peticiones.

A lo largo de los meses siguientes la Asociación estrecha lazos con otras formaciones obreras, mientras que el problema de las subsisten­cias sigue impulsando su actividad. Entre los actos celebrados en 1919 destacan la reunión del 1 de mayo en el Teatro Viana y el mitin que el do­mingo 23 de noviembre organizó el gremio de carpinteros de La Laguna en el mismo escenario, con asistencia de representantes de la Federación Obrera del Puerto de La Cruz y de la Juventud Socialista de Sta. Cruz.

Durante este período la Asociación hubo de sufrir presiones desde distintos frentes, interesados en su intervención en la vida política local en favor de grupos de poder enfrentados. En tal sentido se inclu­ye la suspensión de la conferencia que había de impartir el presidente de los socialistas santacruceros, denunciando La Información coaccio­nes caciquiles en su número de 18 de febrero de 1919. El mismo pe­riódico fuerza, a lo largo del mes de julio, a la directiva de la Asocia­ción Obrera a intervenir más activamente en la exigencia al Ayunta­miento de una reducción en el precio de venta del trigo.
No obstante el hecho más llamativo provocado por esta situación se produjo con la participación de la Asociación Obrera en un mitin celebrado el Teatro Viana el domingo 23 de febrero con ocasión de los recientes sucesos de Granada. En el transcurso del mismo los seguidores de Benito Pérez Armas se enfrentaron al estudiantado fiel a Adolfo Cabrera Pinto, motivando la intervención de la Guardia Civil.

De forma paralela las primeras dificultades internas han hecho su aparición. En el agitado febrero de 1919 había sido elegido presidente de la Asociación Obrera el médico Guillermo de la Paz Cabrera, en el transcurso de una junta caracterizada por su tirantez. Anulada la junta en la que se produjo la elección ésta hubo de repetirse, presen­tando su candidatura a la presidencia Paz Cabrera, Rodríguez Manza­no y Francisco Padilla. Es finalmente este último, quizás como solu­ción intermedia, el elegido.

Sin embargo lejos de quedar superada la división interna ésta se ha acentuado y después de una reunión preparatoria el Secretario de la Asociación convoca una Junta General para el 16 de diciembre, en la que había de decidirse la disolución o la reorganización. Ese mismo día el Secretario, Saturnino Tejera, publica un artículo en La Informa­ción acusando a los obreros de La Laguna de haber servido al caci­quismo y a uno u otro partido, al tiempo que abandonaban la Asocia­ción acusándola de hacer política. De esta asamblea surge una nueva directiva, presidida por Antonio Miguel García.

En un año rico en acontecimientos se funda, el 14 de marzo, la Asociación Socialista de La Laguna, presidida por Miguel García Del­gado, y a la que dedica un primer mensaje El Socialista de Sta. Cruz.

Unos meses después La Información hace protagonistas a los socialistas de los intentos de unificación de las fuerzas obreras del Puerto, La Orotava, La Laguna y Sta. Cruz.
En la misma línea el 13 de abril de 1920 se reúnen en la Asocia­ción Obrera carpinteros y similares con el fin de reconstituir su gre­mio. Es elegido presidente José Rojas del Castillo. Reorganizados podrán, en el mes de agosto, exigir un sustancial aumento en los jornales, fundamentando su petición en la fuerte carestía a la que se hayan so­metidas las islas.

A lo largo de 1921 destaca entre las acciones llevadas a cabo por la Asociación Obrera el mitin del domingo 22 de mayo en protesta por el aumento de las tarifas de arbitrios, cuyas conclusiones son entrega­das al Alcalde. Ya en octubre inicia una suscripción para socorro de los trabajadores rusos.

En estos mismos momentos La Información, en plena campaña moralizante, culpa a los obreros, dirigidos por socialistas y sindicalis­tas, de la carestía existente, al exigir sólo aumento de los salarios, sin denunciar el incremento de los precios.

Esta nueva actitud del citado periódico se refuerza según avanza el año, llegando a solicitar la supresión de todos los periódicos consi­derados revolucionarios, concepto en el que se incluían socialistas, sindicalistas y ácratas. Al mismo tiempo que se abandona el segui­miento informativo de las asociaciones obreras y se ataca con dureza todo cuanto pueda recordar al socialismo, se da cabida a la campaña sindical católica que había de reconducir a los obreros al espíritu de concordia entre las distintas clases sociales.

Los dos años siguientes harán de La Información mecanismo adoctrinador de un movimiento obrero católico, conciliador y morali­zante. Sólo el consejo de guerra contra Domingo Pérez Trujillo, re­dactor de La Voz del Pueblo del Puerto de La Cruz y Presidente de la Asociación Obrera de aquella ciudad serán objeto de atención infor­mativa para este periódico lagunero que terminó por ignorar cuanto hacía referencia al asociacionismo no católico.

Continúa en la entrega siguiente.

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