lunes, 17 de marzo de 2014

CAPÍTULO XLX-II




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1891-1900


 CAPÍTULO XLX-II


Eduardo Pedro García Rodríguez


1892 Marzo 13.
Más allá de las historias de carácter global sobre la guerra civil de los españoles, en las cuales aparecen siempre referencias a Juan Negrín López, cabe citar un primer esbozo biográfico sobre su figura publicado en 1996 por Tuñón de Lara, Ricardo Miralles y Bonifacio N. Díaz. Allí, en la parte redactada por los dos primeros, nada más comenzar, afirman lo siguiente: “Juan Negrín López nació el 13 de marzo de 1892 en Las Palmas de Gran Canaria, España, y murió el 12 de noviembre de 1956, en París, Francia, a la edad de sesenta y cuatro años.

Este parece ser el único punto de acuerdo entro todos cuantos se han ocupado de él, protagonistas, investigadores, políticos, amigos y enemigos de Juan Negrín, último Presidente de Gobierno de la República durante la Guerra Civil española”. Esto nos da idea de lo controvertido que ha sido el personaje en nuestra historia, hasta el punto de que al día de hoy aún se leen muchos errores y tergiversaciones sobre su actividad pública.

Negrín, nada más acabar el bachillerato (1906) se marchó a realizar estudios de medicina en Alemania, un país al que siempre admiró por su cultura y por su manera de fomentar el estudio y el conocimiento. De aquellos años derivó el interés que siempre mantuvo por la música. Tras volver a Canarias, al poco tiempo se desplazó a Madrid, donde en 1917 comenzó a trabajar en un laboratorio de Fisiología, gracias a la ayuda de Ramón y Cajal. En 1922 obtuvo la cátedra de Fisiología de la Universidad Central en Madrid, y en esos años ya era reconocido, dentro y fuera de España, como un excelente científico.

En 1929 ingresó en el PSOE, y participó de modo activo en política como diputado en las legislaturas de 1931, 1933 y 1936. Durante la guerra civil, al formarse el gobierno presidido por Largo Caballero en septiembre de 1936, desempeñó la cartera de Hacienda, y en mayo de 1937 pasó a ocupar la presidencia del Gobierno, puesto en el que se mantuvo hasta el final del conflicto, e incluso durante los primeros años del exilio. Su posición política de esos años se sintetizó en los “13 puntos” y se resumió en el lema “¡Resistir es vencer!”, pues era consciente de que el futuro de la guerra se jugaba en el plano internacional; su decisión más controvertida, aunque justificada, fue la de utilizar las reservas en oro del Banco de España para poder financiar el armamento necesario para mantener la guerra. El problema fue que el único país dispuesto a prestar esa asistencia fue la Unión Soviética, de ahí que se construyera el mito de que había enviado el oro a Moscú, cosa que aún mantienen los cultivadores de la pseudo historia. Su exilio transcurrió entre Francia, México, Gran Bretaña y Francia.

En 1941, el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo lo condenó, en ausencia, a 30 años de reclusión mayor. En cuanto a su presencia en México, fue algo coyuntural, pues viajó tras asistir en San Francisco a la constitución de la ONU y debido a que las Cortes en el exilio iban a celebrar allí sus sesiones, durante las cuales él presentaría su renuncia como presidente del Gobierno republicano en el exilio. Fue inmediatamente después, cuando, junto a otros diputados, sería expulsado del Partido Socialista.

Este hecho tiene su vinculación con las diferencias existentes en el seno del PSOE al menos desde la revolución de octubre de 1934, continuadas luego tras la victoria del Frente Popular, cuando un sector se negó a participar en el gobierno y finalmente acrecentadas durante la guerra. Durante el exilio fue Indalecio Prieto quien mantuvo una lucha abierta contra Negrín, entre otras cosas por el control y administración de la carga que transportó el Vita, que se tradujo incluso en la formación de dos organismos encargados de auxiliar a los exiliados: JARE (Junta de Auxilio a los Refugiados Españoles), promovida por Prieto, enfrentada al SERE (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles), que había sido creado por Negrín.

A los pocos meses de finalizada la guerra, Negrín daba la primera prueba de que no estaba sometido al dictado de los comunistas, puesto que en agosto de 1939 desaprobó públicamente el pacto germano-soviético. Pero sin duda, como señala Miralles, lo más controvertido de su actuación en los años del exilio fueron dos iniciativas personales: una, la de manifestarse a favor de la inclusión de España en el Plan Marshall, y otra, la de entregar al Estado franquista toda la documentación referente al depósito del oro en la Unión Soviética, junto con el conjunto de órdenes para su venta y conversión en divisas. Adoptó la decisión de forma personal, quizás por patriotismo, por si cabía alguna posibilidad de reclamación o quizás para lavar su imagen siempre denostada.
En los últimos años han aparecido varias biografías que dejan clara la manera de abordar la personalidad de Negrín, de la mano de autores solventes como Enrique Moradiellos, Gabriel Jackson o Ricardo Miralles, y asimismo obras en las que su papel en la guerra civil es tratado con el rigor necesario en toda buena historia, como ocurre por ejemplo con los trabajos de Helen Graham, y muy en especial en los de Ángel Viñas, con una trilogía en la cual nos habla de la soledad, del escudo y del honor de la República; en este último volumen el capítulo final es “El honor de Juan Negrín”, y a él he recurrido para titular estas líneas. Viñas, con el recurso indispensable de gran cantidad de documentos prueba la integridad con la que en todo momento se trató la utilización de los recursos en oro y al mismo tiempo deja claro hasta qué punto es falso el hecho de que Negrín fuera un instrumento de los comunistas a lo largo de la guerra civil. Hace sólo unos días, en colaboración con Fernando Hernández Sánchez, Viñas acaba de publicar un volumen sobre el desplome de la República. Sin tiempo material para poder consultarlo, no me cabe la menor duda de que ofrecerá información esclarecedora sobre el papel de Negrín en los últimos meses de vida de la República.
En 2006, a los 50 años de su muerte, en Madrid, el Ministerio de Cultura celebró una exposición sobre su vida y su trayectoria, con diversos documentos y fotografías, y se publicó un catálogo de la misma con las colaboraciones de expertos, así como un interesante Apéndice con el título de “Yo lo conocí”, que recoge diversos testimonios de personas que mantuvieron relación con Negrín, alguien que por su talla como político, como intelectual y como científico no merece estar en el olvido. Sin duda, el hecho de hacer efectiva hace unos días la decisión de devolverle el carné de militante socialista fue un acto de justicia, a pesar de que su nieta dudara de que Negrín lo hubiese aceptado. (José Luis Casas Sanchez, 2009)

1892 Septiembre 4.
La Laguna, pionera en muchas cosas, lo fue también de la tauromaquia en las Islas, por mucho que se puedan sorprender a los laguneros de hoy. Pocos saben que en el municipio estuvo ubicada la que probablemente fue la primera plaza de toros como tal de toda Canarias.

La Laguna ha sido testigo de muchos acontecimientos en sus poco más de cinco siglos de historia, pero casi ningún ciudadano sabe, o mucho menos recuerda, que en el municipio se celebraban auténticas corridas de toros. En los últimos años del siglo XIX se pusieron de moda estos espectáculos taurinos, que se realizaban de forma esporádica cuando acudían a la Isla cuadrillas que pudieran ofrecer sus corridas mientras hacían una parada de camino a otros destinos. Pero no fueron esas las primeras actividades taurinas en el municipio. Antes, se habían realizado corridas en la plaza del Adelantado, que se había creado para cumplir las funciones de plaza Mayor de la Villa. En ella, hasta los siglos XIX y XX se celebraban los actos públicos más relevantes como las fiestas, los mercadillos, la ejecución de penas y, sorprendente o no, algunas corridas de toros que hacían congregar a su alrededor a muchos curiosos y aficionados.

Las primeras que se celebraron con un recinto adecuado al efecto tuvieron lugar a finales del siglo XIX, casi ya en el XX. De hecho, una de las primeras de las que se conservan vestigios tuvo lugar el 14 de septiembre de 1892, durante las fiestas del Cristo del municipio. Esta celebración contó con un espectáculo poco habitual en La Laguna, aunque no único. Antes de este año ya se habían celebrado corridas en esta plaza, pero las de esta ocasión contaron con la cuadrilla de El Blanquito, un torero de bastante reconocimiento en la época, lo que atrajo a numeroso público hasta la plaza de toros para ver el espectáculo. De esta ocasión determinada existen fotografías que fueron adquiridas por el Archivo Histórico Municipal de La Laguna y que se conservan en sus fondos fotográficos. Las fotos fueron tomadas desde diversos puntos de la propia edificación construida en la zona donde se ubica la ermita de San Roque, y en ellas puede apreciarse una pequeña plaza realizada en madera aunque con no demasiado aforo.

De hecho, la cuadrilla que protagonizó este espectáculo taurino en concreto estaba formada por toreros o novilleros que iban de camino a América pero que pasaban previamente por la Isla y aprovechaban la escala para ofrecer su espectáculo en tierras laguneras antes de reemprender su viaje. Existen fotos tanto del paseíllo como de la faena realizada aquella soleada tarde, escasos vestigios del que pudo haber sido un entretenimiento poco habitual para la población. Por este motivo, las corridas no estaban demasiado organizadas y no había un local dispuesto, por ejemplo, para la venta de entradas de forma habitual, aunque se sabe que un establecimiento ubicado en la plaza de la Catedral sirvió a tal efecto debido a su ubicación céntrica.
Las corridas de toros no fueron exclusivas de las fiestas del Cristo, sino que también destacaron las típicas de las fiestas de San Juan Bautista. Asimismo, existe una foto de la cuadrilla al completo por fuera del hotel Battenberg, una imagen irrepetible porque ya no queda casi nada de este establecimiento hotelero importante en la época. El hotel estaba ubicado donde se encuentra ahora el Instituto Cabrera Pinto, aunque no quedó nada que recuerde a él tras la ampliación de nuevas aulas del Instituto a cargo de Ramón García Rojas, quien adquirió el antiguo hotel Battenberg, en la calle Anchieta, para dar más cabida al cada vez más numeroso alumnado del centro. Sólo persiste una antigua huerta de cuatro mil metros cuadrados que, en aquella época ocupaba una posición trasera a los jardines del ­Battenberg. (Melanie Reiriz, 2009)
1892 Julio 28. La merced de Conde Santa Pola es concedido, según Real Decreto al criollo Juan Bautista de Antequera-Bobadilla y Angosto, por la Reina regente de la metrópoli María Cristina de Austria.  Juan de Antequera-Bobadilla y Angosto, I Conde de Santa Pola, era hijo del criollo lagunero  Juan Bautista de Antequera y Bobadilla (Senador del Reino, Consejero de Estado y Ministro de Marina), y de su esposa  Atanasia Angosto Sapizburú.    
1892 Agosto 19. Nace en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) Eugenio Abreu Creag, hijo de Eugenio y Bienvenida, Casado con Manuela Vandewalle Hardisson. Obtiene el titulo de Licenciado en Medicina y cirugía el 21 de octubre de 1921 en la Facultad de Medicina de Cádiz (España). Comienza su ejercicio en 1922 en su ciudad natal   en la especialidad de Medicina General.

Siempre fue de Socialista  en sus ideas y ostentó  los cargos de  Concejal del Ayuntamiento, Presidente del Cabildo y Delegado del Gobierno español en la isla en tiempos de la Republica. Por lo que sufrió encarcelamiento durante la posguerra civil de los españoles. Falleció en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) el 17 de marzo de 1981 a los 89 años y dejo descendencia.
1892 Diciembre 4. El Ferról, España.  Francisco Franco Bahamonde, quien en el transcurso del tiempo sería capitán general de las fuerzas de ocupación españolas en Canarias, y dictador durante casi cuarenta años (entre abril de 1.939 y noviembre de 1.975) de aquel país y de sus colonias, como consecuencia del alzamiento militar contra el gobierno de la Segunda República española del 18 de julio de 1.936 y la subsiguiente Guerra Civil de los españoles ocurrida entre los años 1.936 y 1.939.
Nacido como Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde en Ferról La Coruña, (España). Se graduó como alférez en la academia militar de la ciudad de Toledo, siendo un estudiante mediocre ocupando el puesto 251 de una promoción de 312 cadetes. A la edad de 23 años, por méritos de guerra, se convirtió en el comandante más joven en el ejército español. Tras continuar su vertiginosa carrera militar, plagada de éxitos en las campañas coloniales de Marruecos, se convirtió en general de brigada en el año 1.925, por nombramiento del Rey español Alfonso XIII, siendo el más joven en toda Europa con esa graduación.

Durante la Segunda República Española, en febrero de 1.933 es destinado, por el gobierno Azaña a las Islas Balerares,  como Comandante General.

Tras el triunfo del centro-derecha en las elecciones españolas de noviembre de 1933 es ascendido a general de división en marzo de 1.934, permaneciendo en la Comandancia de Baleares. Hallándose circunstancialmente en Madrid cuando se produce la insurrección obrera en Asturias (España) es encargado por el Ministerio de la Guerra de dirigir, asesorando al ministro Diego Hidalgo, las operaciones de represión de la revuelta, aunque el Jefe del Estado Mayor era el general  Masquelet. En 1.935 cuando Gil-Robles asume la cartera de Guerra, Franco es designado jefe del Estado Mayor Central. Tras las elecciones de febrero de 1.936, vuelve al poder de en aquel país Manuel Azaña, al frente del recién creado Frente Popular. Ese mismo año destituye a Franco de su cargo como jefe del Estado Mayor al considerársele elemento peligroso para la democracia y se le envía a Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) como Comandante General de las islas Canarias.

1893. Según el historiador Millares Torres, las sequías de estas dos islas (Titoreygatra y Erbania) generaban profundas crisis de subsistencias, actuando con gran virulencia entre los pobladores, por la miseria, el hambre y la sed. Señala igualmente que los sobrevivientes se dirigían hacia Chinet (Tenerife) y a Tamaránt (Gran Canaria), atribuyendo este destino a la "generosidad de sus habitantes". Chinet (Tenerife), apuntan Monzón Perdomo y Santana Pérez, en el artículo citado, p. 422 y s., no es geográficamente la isla más cercana a Fuerteventura, y añade que la situación de la misma no era precisamente nada boyante en la segunda mitad del siglo. Entonces) cómo es que aceptaba esta llegada masiva de población, inmigrantes sin riqueza, que nada aportaban, sólo dificultades para todos? El profesor Oswaldo Brito González, aclara al respecto, que estos momentos de caotismo (sic) social y económico, el desplazamiento de estos grupos, irrumpían en una producción difícil y precaria incapaz de no resentir este duro embate, lo cual hace pensar que estas llegadas no eran deseadas por el conjunto de la población tinerfeña. Este fenómeno se constata en la primera mitad de la centuria, sin datos claros que lo corroboren, si bien su importancia  fue en relación ascendente con el transcurso del siglo. Juan de Mur, Gobernador virrey en la colonia en el acto ya apuntado, por el que rompe el arca de los contribuyentes, en 172l, para repartir ayudas a los llegados de las islas de Titoreygatra y Erbania expulsados de sus islas por la hambruna, fue nombrado por los criollos y colonos "padre de los pobres, habiendo sido los mayores cuidados y atenciones para quienes se habían refugiado en Chinet (Tenerife) y Tamaránt (Gran Canaria).
1893. Arde de templo de San Juan Bautista en Vallehermoso, isla de La Gomera.
1893 Febrero. Nace en Breña Baja,. Benahuare, José Manuel Méndez Hernández, obteniendo el título de practicante por la universidad de Sevilla (España) el 17 de septiembre de 1917. Empieza su ejercicio en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) formando parte del equipo quirúrgico del Doctor Don César Martínez Barreda que tenia su clínica privada en la Alameda, en la casa que luego fue Cuartel de la Guardia Civil durante muchos años y actualmente bien restaurada ofrece una bella estampa de casa ca­naria que vive su propietario.

Fue Manuel Méndez un hombro sencillo y agradable, amigo de las bromas, las sorpresas y los chistes. Desempe­ñó plaza en el Hospital de Do­lores y en la titular de APD. y Seguro de Enfermedad español. Durante algunos años, en esta plaza de titular Manuel tuvo como médico a Don Víctor Her­nández Cid, en el distrito sur, es­tando en el distrito norte el Dr. Francisco Toledo Pérez.

Oportunamente se jubiló de sus cargos oficiales y mucho más tarde falleció en esta ciudad el día 18 de septiembre de 1974, cuando tenía 81 años de edad. Con la desaparición de este último compañero acaba toda una era de la profesión de Practicante en aquella  ciudad. A partir de él se inicia ya una etapa que pu­diéramos llamar moderna o contemporánea.

1893 Febrero 15.
Entre los acaecimientos de este año que repercutieron en el pleito insular destacan tres: la visita de la carabela «Santa Maria», que habiendo llegado a Las Palmas el 15 de febrero, se vio en la necesidad de atender la demanda hecha por Santa Cruz de que pasara por La Gomera, arribando a la capital de la provincia el sábado 18 de ese mes, siendo recibida por la Diputación y el ayuntamiento de Santa Cruz; la intentada supresión de la capitanía general de Canarias, por R.D. de 22 de marzo, obra del ministro de la Guerra general López Domínguez, que admite la posibilidad de "residencia indistinta" en Santa Cruz o en Las Palmas y produce una vivísima reacción en la capital, que se veía víctima de un despojo, permitiendo la constitución de una verdadera solidaridad tinerfeña, al unirse en contra del decreto, conservadores, republicanos y algunos liberales, la reclamación del ayuntamiento de la capital, la erección de una Junta de Defensa en una reunión del «Gabinete Instructivo», la dimisión -no aceptada- de los miembros del ayuntamiento, las reclamaciones del obispo don Ramón Torrijos y el cabildo catedral de La Laguna, que al fin trascienden a las Cortes,
donde el senador don Manuel Merelo interpeló a López Domínguez, que explicó el indistintamente y que, por último, quedó sin efecto (R.D. 28 junio y  de 30 agosto 1893); y los acaecimientos ocurridos con motivo de la elección de senadores el día del Viernes Santo de ese año. A este episodio vamos a dedicar una mayor extensión. La elección se haría por medio de compromisarios de todas las Islas Canarias, en el local de la Diputación provincial, plaza de San Francisco de Santa Cruz de Tenerife. Los compromisarios de las Islas llegaron a la capital el Domingo de Ramos, 26 de marzo.

Ya en las noches del lunes, martes y miércoles Santos fueron vejados en la Plaza de la Constitución, aunque se decía que todo ello iba no contra los grancanarios, sino contra los diputados y compromisarios de La Palma y La Gomera -acanariados o leoninos- que se sabía apoyarían a León y Castillo, en contra de los intereses de Santa Cruz. En la noche del jueves atacaron el hotel donde dormían los compromisarios palmeros. Quizá de aquellos sucesos nació aquél dicho expresivo aunque injusto: De La Palma y La Gomera, nunca vino cosa buena.

El Viernes Santo tiene lugar la votación, que arroja el siguiente resultado: Fernando León y Castillo, 77 votos. Valeríano Weyler y Nicolau, 74 votos. El duque de Híjar, 50 votos.

Y entonces llega la agresión: insultos, piedras, palos, hasta que llega la fuerza pública enviada por el gobernador Julián Settier y Aguilar. Pero el motín sigue, y las fuerzas del ejército español, al mando del coronel don Elicio Cambreleng y Bérríz, han de proteger a las personas de los compromisarios en su marcha hacia el muelle, aunque no puedan evitar que las maletas vayan al agua. Algunos, acorralados en el «Hotel Panasco» -luego
«Hotel Orotava»- logran ir pasando de uno en uno hacia el vecino Castillo de San Cristóbal, donde está instalado el gobierno militar de Tenerife, al frente del cual está como segundo cabo el brigadier Ignacio Pérez Galdós. Al fin logran embarcar en el viejo «León y Castillo», rumbo a Gran Canaria.

Los compromisarios y diputados, una vez llegados a Las Palmas, hicieron constar todo ello en acta autorizada por el notario de aquella ciudad José Benítez Llarena el 10 de abril, es decir, al día siguiente de ocurrir los sucesos, al n° 70 de su protocolo. En ella acordaron abstenerse en absoluto, con resolución inquebrantable, de asistir en ningún tiempo y bajo ninguna forma a ejercer en aquella Ciudad funciones ni derechos políticos de ninguna clase.

La realidad posterior, sin embargo, demostraría lo fútil de este propósito: León y Castillo ordenó a sus correligionaríos seguir yendo a Tenerife y allí ejercitar todos sus derechos políticos, cuando Felipe Massieu y Falcón, jefe local del leonismo, y Francisco Manríque de Lara, alcalde de Las Palmas, fueron a visitarle a París para darle cuenta de lo acordado.

Se instruyó un sumario por el Juzgado de Santa Cruz de Tenerífe, pero debido seguramente a expurgos que alcanzan hasta 1935, no ha llegado a nuestras manos; aunque se sabe que se pidió el nombramiento de juez especial, ignoramos si tuvo efecto.

Para el egregio abogado don José Mesa "ese acto y ese discurso hiríeron de muerte a aquel funesto organismo que se llamó Diputación Provincial de Canarias. El golpe de gracia habría de recibirlo algunos años después, con la ley implantando los Cabildos.

Ese acto y aquella elocuente arenga socavaron los cimientos de aquella capitalidad del Archipiélago canario, de la que tan mal uso hizo Santa Cruz de Tenerife; y fueron también la iniciación de la renovación de una campaña incesante contra esa capitalidad y en pro de la división de la provincia", y el divisionismo rebrotaría en ese mismo año. (Marcos Guimerá Peraza, en: Millares Torres, 1997:240-256)
1893 Febrero 27. El título de Marqués de Santa Susana, del que existen antecedentes en el Archivo General del ministerio de Justicia español, es concedida, por Real Decreto al criollo Antonio Benítez de Lugo y de la Cantera, por la Reina Regente  María Cristina de Austria.
1893 Mayo 24.
El Ministerio de la Guerra propone la venta de la Batería de Almeda o de Santa María de Savoia de Santa Cruz de La Palma.

Estaba situada en la costa hacia el Sur de la ciudad, ocupando una superficie de 150,00 metros cuadrados y constaba de cinco emplazamientos con una sola explanada con cota de 3,00 mts, inmediata a la Torre de San Miguel, y linda por el N. con la calle de La Marina, da hacia la playa, al E. con terreno murado de la Señora Viuda de Beltrán, y al O. con el callejón del Apurón; se halla inscrita en el Registro de la Propiedad el 9 de Marzo de 1896, al folio 82 del tomo 355, libro 42 del Ayuntamiento de Santa Cruz de la Palma, finca número 13 37, inscripción lª. Los caminos con que se comunica son calles públicas.

Fue construida desde sus cimientos a expensas del Coronel D. Juan de Guisla Boot, Gobernador de las Armas que fue de la isla, según consta en la información que en 1773 practicó la Real Audiencia de orden de S.M., a consecuencia de la gracia solicitada por su nieto D. Juan Domingo de Guisla (Archivo de Acialcázar, Legajo Guisla II). Este mismo Coronel construyó a sus expensas el Castillo del Barrio del Cabo, el Reducto de San Felipe, reedificó el Castillo de Sta. Catalina y montó en los fuertes más de cuarenta cañones, todo ello sin costo de la Real Hacienda.

Su planta es de forma de segmento circular y mide 16,30 mts de gola, sin contar con el espesor de los muros y 5,80 mts de flecha. Su piso está empedrado. El parapeto está constituido por un muro de mampostería en mal estado pero sin destruir en 1907, fecha de los datos que tenemos a la vista, de 1,30 mts de espesor y 1,50 mts de altura de magistral; en dicho muro hay vaciadas cinco troneras igualmente espaciadas, apareciendo tapiada la primera de la derecha; el plano de fuegos se halla en mal estado.
En un informe de la Comandancia de Ingenieros de 1843, se dice: «A la izquierda ya unas 230 varas del Castillo, está la batería de Santa María de Saboia, consiste en un arco de círculo de 34 1/2 varas de longitud, en cuyo parapeto hay abiertas cinco embrasuras, pero solo permite servirse tres la estension de su esplanada, que es orizontal y muy irregular por ser formada de piedras planas sin labrar:- Su objeto es contra el fondeadero y playa en unión de las otras baterías de la línea, impedir un desembarco.- Sus merlones y esplanada están con algunas faltas causadas por el tiempo y abandono en que está, pero conviene así dejarla y en caso de necesidad fácilmente y pronto podría habilitarse.-

No tiene Cuerpo de Guardia, ni accesoria alguna, debido a ser su construcción provisional con motivo de alguna guerra, pero las casas que solo distan el ancho de
la calle, podrían suplir en caso necesario. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)

1893 Julio.
Se funda en Las Palmas el partido «Asociación Patriótica», canovista y por tanto contrario a León y Castillo, ante cuyo inhibicionismo levantan la bandera de la división de la colonia. Entre sus componentes aparecen, junto a su presidente Juan Verdugo y Pestana, personas de tanto relieve como Amaranto Martínez de Escobar, los cuatro hermanos Ramírez Doreste, Edmond Mendoza, Federico León, Ambrosio Hurtado, Ignacio Díaz, Salvador Cuyás, Federico Valido... Apoyándose en los sucesos del Viernes Santo anterior solicitaron la división. Afiliado al partido conservador desde 1894, en las elecciones generales de 1896 presentó candidato en Gula, acusando a León "de haber marginado conscientemente" la petición de la división; pero la retirada primero de Quesada y luego la muerte del otro candidato oficial conservador Revuelta, así como la derrota de Quesada ante Felipe Massieu en la segunda elección y la muerte de don Antonio Cánovas, paralizaron su acción. Habría que esperar diez años para que, ya en el siglo XX, reapareciera la división. (Marcos Guimerá Peraza, en: Millares Torres, 1997:240-256)

1893 Noviembre 12.
Culminaron las operaciones de conexión y el primer mensaje telegráfico se produjo entre Tenerife y La Palma.

Dos goletas españolas zarparon de Santa Cruz de Tenerife con rumbo al puerto grancanario de La Luz en la primera quincena de 1883 con la orden de salir al encuentro de los buques cableros ingleses "Dacia" e "Internacional". El gobernador civil de Canarias, con residencia en Tenerife, autorizó a abrir fuego contra los británicos en el caso de que sus tripulaciones no cumplieran la misión de enganchar con la costa de Los Silos el cable submarino que venían extendiendo desde Cádiz. Al final, todo quedó en una seria advertencia. Anécdotas de este perfil y muchas más se evocan en el audiovisual "125 años de la historia de la Caseta del Cable" que hoy, a partir de las seis de la tarde, se presenta en la sede del antiguo convento de San Sebastián de Los Silos.
Pedro Augusto Báez Díaz es el coordinador de un proyecto cuya producción está a cargo de Federico Pérez Martín. Ambos ya mostraron el 7 de septiembre de 2008 el contenido del documental "La historia, la cultura y las tradiciones como motor del siglo XXI de los tinerfeños". "Episodios como el de los dos navíos que a punto estuvieron de ser torpedeados por realizar una escala técnica en Las Palmas se analizan en el vídeo que se proyectará en Los Silos", dijo Pedro Augusto. "En aquella crisis, perfectamente documentada, ya se apreciaban las tensiones propias de un pleito insular que era tema de debate en los periódicos", reconoció Báez Díaz.

Año y medio de trabajo

Más de un año y medio de investigación. Por ahí, en las interminables sesiones de biblioteca, hay que descubrir la parte más gruesa y "laboriosa" de una aventura que género multitud de satisfacciones. Entre tantas emociones, dos tienen ese plus que tanto añora conseguir un historiador. "Hemos podido dar con el cable del primer telégrafo que unió Canarias con la Península Ibérica", explicó Pedro en relación al hallazgo (a una milla de la costa de Los Silos y a 43 metros de profundidad) del material que forma parte del tendido realizado durante la estación de otoño de 1883 por los empleados de la India Rubber, Gutta Pecha and Telegraph Works Company Limited London.

La afición por el submarinismo de varios miembros del equipo que encabezan Pedro y Federico posibilitó la toma de unas imágenes (el cable se aprecia en una de las fotografías de la derecha) en el entorno de la playa de Agua Dulce de la Villa de Los Silos, muy cerca de la antigua bahía de Sibora.

Pero la "joya de la corona" llegó a las manos Pedro cuando se enteró de la existencia en Washington de unos textos del diario de a bordo de uno de los dos buques ingleses que participaban en las tareas de cableado submarino. El proyecto ganó velocidad en cuanto se tuvo conocimiento de que en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos había unos ejemplares de una revista científica que analizaba las características de una de las noticias del año 1883. "Relataba detalladamente cómo se completó el proyecto del primer enganche telegráfico entre Cádiz y la Caseta del Cable de Los Silos", precisó en relación a un ejemplar que le costó unos 250 euros. "Cuando hallas una pieza de colección de estas características lo de menos es el dinero que vas a invertir en ella. La compra de la revista nos proporcionó muchísimas pistas", reconoció Pedro. El 12 de noviembre de 1883 culminaron las operaciones de conexión y el primer mensaje telegráfico se produjo entre Tenerife y La Palma, aunque oficialmente se tuvo que esperar hasta el 6 de diciembre de ese mismo año para certificar la inauguración de las comunicaciones telegráficas entre Canarias (La Villa de Los Silos) y el sur de la Península Ibérica (Cádiz).

1893 Noviembre 19.
Se declara oficialmente el cólera en Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife.) La en-fermedad se cree que llegó en septiembre anterior abordo de un barco italiano, pero las autoridades negaron su existencia durante casi dos meses.

1894. Fallece el criollo Don Pedro Pérez Delgado, casado con Cipriana Rodríguez y Rodríguez. Su ascendencia proviene de los Pérez, de Buenavista, y de la familia Grillo, originaria de El Tanque, en la Isla Chinech (Tenerife). Tuvo su residencia en La Hacienda, junto a Santa Catalina. Participó activamente en la vida municipal, fue alcalde en el bienio 1867-68 y presidió la primera Junta Revolucionaria que se constituyó en el pueblo con motivo de la Revolución en la metrópoli de Septiembre de 1868, aunque sólo por unos días. En 1887 volvió a ejercer el cargo de alcalde durante tres meses. Colaboró activamente en la construcción de la nueva ermita de Santa Catalina.

1894. Pedro Bethencourt Padilla nació en Agulo, La Gomera La vocación poética despierta en él desde muy joven. En su pueblo le animó a escribir Crescencio Rodríguez Rivero, cubano de ascendencia canaria, escritor, que trabajaba como funcionario del ayuntamiento en aquella época, y al que consideraría su maestro.

Pero la vocación se afianza con su traslado a Chinet (Tenerife) para estudiar en la Escuela de Comercio, que abandona para ingresar en el Instituto de Eguerew (La Laguna) y graduarse de bachiller. Allí traba relación con un amplio círculo de jóvenes poetas que frecuenta el Ateneo, en especial con Pedro Pinto de la Rosa, a quien le dedicará un poema de su primer libro, Salterio: "A Pedro Pinto de la Rosa, Poeta Yuvista".

En 1915 gana el "Certamen de la Juventud Republicana", auspiciado por Alejandro Lerroux por la Fiestas de Mayo, con el poema "Elegías a Marte", en el que trata el tema de la guerra cuando está en su apogeo la I Guerra Mundial. Se publicaría al día siguiente en el periódico La prensa, y más tarde se incluiría en Salterio.

También intervino, con su poema "Canción primaveral", representando a La Gomera en la Fiesta de las Hespérides, organizada por el Ateneo de La Laguna, celebrada el 11 de septiembre de 1915 y coincidiendo con la inauguración del Teatro Leal. Allí conoció a Alonso Quesada, que representaba a Gran Canaria y de quien Pedro, con su memoria prodigiosa, se sabía todos los poemas de El lino de los sueños, pues lo consideraba el mejor poeta canario. La fiesta tuvo un gran éxito y recibió grandes elogios en los periódicos de la época. En La prensa del día siguiente leemos: "[...]Se quiere que ella sea un eslabón más de la cadena de unión fuerte y noble entre todas las islas del Archipiélago, se quiere que sea un símbolo y un salto de exaltación y de entusiasmo para la región canaria...".
 
El mismo año de 1915 publica en la revista Islas Canarias de La Habana varios poemas que envía desde Chinet (Tenerife). y su vida queda ligada para siempre a la literatura.

Los dos hermanos de Pedro Bethencourt, Agustín y José, fueron también personajes peculiares, y los tres merecieron ser recogidos en un artículo titulado "Escritores y artistas de La Gomera", que firma "Rafael" en un número especial de la revista Hespérides dedicado a la Gomera en 1927.
 
1894. Francisco Padilla Morales propietario de la antigua gallera sita en la calle Juan de Vera, en La Laguna (Tenerife)la transforma en teatro Viana, sede de la primera exhibición cinematográfica en esta ciudad.

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