martes, 11 de marzo de 2014

CAPÍTULO XLIX-IV




EFEMERIDES CANARIAS
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1881-1890

CAPÍTULO XLIX-IV



Eduardo Pedro García Rodríguez

1885.
Precedido por el establecimiento en 1776 de la Real Sociedad Económica de Amigos del País –que fue reorganizada en 1885-, la concurrencia de personas destacadas, liberales y progresistas, promovió la creación de la Escuela de Instrucción Primaria de Niños (1866), el Colegio de Segunda Enseñanza de Santa Catalina (1868), que fue elevado a la categoría de Instituto Nacional de Enseñanza Media y suprimido en la Restauración borbónica a finales de 1874, aunque se mantuvo como filial del Instituto de Canarias con su antiguo nombre hasta 1931;  y la Escuela Nocturna para Adultos (1870).
En la labor de las asociaciones culturales, en las que La Palma es pródiga, destaca la primera Escuela de Música (1836); el establecimiento de la Escuela de Dibujo, a cargo de Blas Ossabarry (1840); la fundación del Casino-Liceo (1849), con una gran influencia en los ambientes sociales y culturales de la época; la fundación de la compañía de teatro “Terpsícore y Melpómene” (1866), propietaria del Teatro Chico; la sociedad de instrucción “La Fraternidad” (1870); la “Sociedad Instructiva” (1876), entidad científico-literaria de carácter privado y el establecimiento de la sociedad cultural  “La Cosmológica” (1881), con un museo de antigüedades y ciencias naturales –en cuyo seno nació a comienzos del siglo XX la biblioteca “Cervantes”- y la sociedad “La Unión” (1883), todo lo cual convirtió a Santa Cruz de La Palma en una de las primeras ciudades culturales de Canarias.
En los últimos veinte años del siglo XIX llegó el apogeo cultural de La Palma, destacando la creación del Ateneo en el seno de la Económica; los conciertos de la Filarmónica, los frecuentes estrenos de obras dramáticas de Antonio Rodríguez López; la construcción del teatro Chico y del Circo de Marte, el triunfo de Sebastián Arozena en Filadelfia (EE.UU.) como constructor naval; la exitosa exposición de 1876, con obras de bellas artes, productos agrícolas e industriales que se exhibieron en el Teatro Circo de Marte y en la plaza de Santo Domingo; y las proyecciones de las primeras películas con un cinematógrafo Lumiére, que Miguel Brito trajo de La Habana (1895).  (Juan Carlos Díaz Lorenzo, 2010)



1885, En Telde, Tamaránt (Gran Canaria) nace Saulo Torón. Desde muy joven se ve obligado a trabajar para ganarse la vida, sucesivamente en una tienda de tejidos, en una farmacia (con quince años), como empleado en la compañía Carbonera de Las Palmas y finalmente, hacia 1930, en la firma Miller & Cía, de la que llegará a ser apoderado hasta su jubilación en 1959. Su contacto vital y laboral con las gentes del Puerto de la Luz y su cercanía al mar serán motivo de inspiración constante para su obra. A partir de 1910 estrecha amistad con los hermanos Millares Cubas, en cuyo teatrillo coincidirá con los poetas y artistas más relevantes del momento y con quienes mantendrá una fructífera relación: Luis Doreste Silva, Néstor Martín Fernández de la Torre, Domingo Rivero, Tomás Morales, Alonso Quesada y Claudio de la Torre. En 1936 contrae matrimonio con Isabel Macario, maestra de canto. El estallido de la guerra civil hace que se aparte voluntariamente de la actividad pública literaria, hasta casi al final de su vida, cuando los poetas de las generaciones siguientes, que lo consideran único superviviente del gran momento de la poesía modernista, lo animan a volver a dar algún poema a la imprenta. Muere en 1974. Obras: Las monedas de cobre (1919), poesía. El caracol encantado (1926), poesía Canciones en la orilla (1932), poesía. Frente al muro (1970), poesía.
1885. Durante la Regencia en la Metrópoli de María Cristina de Habsburgo (1885-1902), el Ayuntamiento de Mazo en Benahuare (La Palma) no escapó a la tónica dominante en la colonia, el caciquismo con sus usos y abusos, protagonizaría toda la vida del municipio. La política local fue durante esos años un auténtico rosario de conflictos con un continuo cambio de personas en los cargos públicos. La lucha por el control del Ayuntamiento fue tenaz, a pesar de la política del turno pacífico que desarrollaban en el ámbito de la Metropóli conservadores y liberales. Por esta razón la titularidad de la Alcaldía en 1896 se convertiría en asunto harto complicado, alternándose en la misma, por disposición gubernativa, Pedro Ríos Pérez, Antonio Leal Sánchez, Antonio Juan González Díaz y Blas Vergara Cordobés. El 10 de febrero de 1898, con elecciones a Cortes españolas a la vista, el alcalde Alonso Pérez Sánchez se vería obligado a abandonar el cargo, tras ser destituida la corporación que presidía bajo la acusación de deterioro de la gestión municipal. Las elecciones a Cortes españolas celebradas el 27 de marzo siguiente registrarían, en las mesas electorales de Mazo, diversos altercados entre colonos conservadores y liberales que acabarían en enjuiciamientos por "delitos de falsedad y otros en materia electoral". Por estas fechas eran dieciséis los concejales que se hallaban suspendidos de sus funciones y contra trece de ellos se había dictado auto de procesamiento. Confirma este ambiente de fuerte crispación política el testimonio de Pedro Pérez Díaz (1869-1930), hijo de Pérez Sánchez, cuya muerte, acaecida en julio de 1901, se relaciona con determinados hechos (explosiones, disparos, etc.) fruto de "perversas y menudas pasiones", dirigidos contra su familia entre 1890 y 1901 y a los que el abogado palmero no duda en calificar como atentado "criminal y anarquista".

1885. El vapor Alfonso XII era un gran crucero civil,  destinado al transporte de pasajeros y mercancías del tipo mixto, es decir de navegación a vela-vapor, de los habituales a finales del siglo XIX. La nave, un crucero de 110 metros de eslora, 11 de puntal y más de 3.000 toneladas de desplazamiento bruto, contaba con tres enormes mástiles, y pertenecía a la Compañía Transatlántica. Era capaz de desarrollar una velocidad máxima de 14 nudos, cifra nada despreciable para su época, mediante sus dos potentes motores a vapor. El 13 de febrero de 1885 acababa de zarpar hacía tan sólo una hora del puerto de Guiniwada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria)  en dirección al puerto de La Habana (Cuba), cuando colisionó con la cima de un peligroso bajo submarino situada a tan sólo tres metros bajo la superficie. La cima de la Baja de Gando, aunque señalado en las cartas de navegación de la época, había firmado una vez más el final de un gran navío. Desde tiempos inmemoriales han sido numerosos barcos de todas las épocas los que han sucumbido ante este promontorio submarino.
 
Aunque cuentan las crónicas de época que cundió el pánico y el caos, ninguno de las 240 personas que viajaban a bordo entre pasajeros y tripulación, perdió la vida. Todos fueron rescatados en los botes salvavidas de la nave o bien recogidos del agua por pequeñas embarcaciones de pescadores que acudieron en su auxilio.
 
El navío desempeñaba labores de correo durante la Guerra de Cuba, y en el momento del naufragio trasladaba la correspondencia del Rey Alfonso XII, órdenes a las tropas y 10 cajas repletas de oro consistentes en la paga para el contingente militar español durante la Guerra con los EEUU. Inmediatamente el Rey español dio orden al Marqués de Comillas, propietario de la naviera, para que habilitara los medios necesarios para recuperar dichas cajas. Trasladado un grupo de buceadores de la Armada española procedentes de Cádiz, no consiguieron recuperar las cajas, situadas en la zona de popa del buque. Finalmente optaron por contratar buceadores profesionales de una compañía inglesa, que practicaron una voladura en esa zona del buque y recuperaron intactas 9 de las 10 cajas. Una de ellas jamás apareció, relatando las historias locales que se vió afectada por la explosión, esparciéndose su contenido entre los restos del pecio. Sus restos se encuentran a 50 metros de profundidad, en una zona abierta a fuertes corrientes. De la carga del Alfonso XII se pudo recuperar parte de su mercancía, entre la que se encontraban nueve de las diez cajas del oro que iban a Cuba. Este hecho ha alimentado una leyenda de malas consecuencias para la conservación de este bien de gran valor patrimonial, dado que numerosos buceadores que han llegado hasta este pecio en busca, infructuosamente, del oro, han optado por llevarse a cambio cualquier otro elemento mueble como piezas de vajilla, faroles, campanas, joyas, etc.

1885.
En el último tercio del siglo XIX los puertos canarios empezaron a ampliarse y, por este motivo, la compañía naviera británica “Elder, Dempster & Co.” tomó un interés muy especial en ellos. Aunque por aquel entonces existían pequeños depósitos de carbón en las islas, la Elder estaba interesada, desde hacía tiempo, en establecer su propia base de aprovisionamiento para suministrar a sus barcos sin depender de terceros.
Por ese motivo constituyó en el puerto de La Luz la sociedad Gran Canaria Coaling Co. y poco después hizo lo mismo en Santa Cruz con la Tenerife Coaling Co. El abastecimiento del carbón quedaba asegurado mediante el suministro de dos minas del sur de Gales que fueron adquiridas en propiedad.
Una vez resuelto el apoyo logístico a su flota en 1885, la Elder optó por establecer en Las Palmas, la primera sucursal en Canarias de su compañía, que se convirtió en la oficina central de todas las operaciones de la empresa.
En 1887 se convocó una subasta para cubrir el servicio de correos entre las Islas Canarias. Esta subasta fue declarada desierta y en septiembre de 1888 se constituyó, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares, como filial de la “Elder Dempster & Co.”, dispuesta a concurrir a la segunda subasta que se celebró en Madrid ese mismo año.
 Adjudicado el servicio a dicha Compañía, esta procedió a la construcción de los vapores que habían de desempeñarlo, bautizándolos con los nombres de León y Castillo y Viera y Clavijo, en honor de Don Fernando de León y Castillo, que inicio el establecimiento del nuevo servicio interinsular, y el celebre historiador Don José Viera y Clavijo, dos personajes ilustres de las islas. Estos dos buques fueron los primeros León y Castillo y Viera y Clavijo.
La Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, desempeñó el aludido servicio durante unos veintitrés años a plena satisfacción, sin que en tan largo período de tiempo ocurriese ningún accidente de importancia ni la menor interrupción en la entrega de la correspondencia, respondiendo plenamente a las necesidades comerciales requeridas.
Como consecuencia del desarrollo del tráfico interinsular surgió la necesidad de aumentar las comunicaciones así como el tonelaje de los buques, y se anunció el concurso de 27 de Marzo de 1911, en que de nuevo la Compañía de Vapores Correos Interinsulares se hizo con la adjudicación.
En el pliego de condiciones del contrato se exigía al adjudicatario que estuviera en posesión de tres vapores de 1.100 toneladas de desplazamiento cada uno y otros tres de 550 toneladas, con el fin de realizar seis expediciones mensuales a los puertos del itinerario principal y otras seis expediciones a los puertos de segundo orden, así como una expedición mensual a la colonia de Río de Oro.
Para cumplir las condiciones del contrato, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios ordenó la construcción de los seis buques en astilleros británicos. Los tres más grandes fueron bautizados con los nombres de Viera y Clavijo, León y Castillo  y La Palma; los más pequeños con los de Gomera-Hierro, Lanzarote y Fuerteventura.
El Fuerteventura, último de la serie de los pequeños, también denominados “playeros”, fue construido por Smith's Doock Co. Ltd. de Middlesborough (Gran Bretaña) en su factoría de South Bank, siendo la construcción 501 de la mencionada factoría. Su botadura se realizó el 20 de diciembre de 1911 y en abril de 1912 fue entregado a su armador en South Shields. A continuación emprendió viaje a Las Palmas donde arribó el 24 de abril siguiente después de haber realizado escala en Dover, pasando a continuación a realizar los servicios interinsulares canarios y los de Canarias a la costa africana.
El 22 de enero de 1922, en unión del remolcador holandés Roodezce, arribó al puerto de Las Palmas dando remolque al mercante británico Highland Pride.
En 1930, Don Emilio Ley, Jefe de la Casa Elder en Canarias y Director de la compañía, y Don Juan March, siguiendo las indicaciones del Gobierno, negociaron el traspaso de la concesión de servicios marítimos a la Compañía Trasmediterránea. En el mes de junio se resolvió definitivamente la absorción de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, pasando a manos de Trasmediterránea todas las posesiones e instalaciones que tenía la Compañía en todos los puertos Canarios y en la costa africana, la flota de barcos y el personal. El vapor Fuerteventura navegó a partir de entonces con la contraseña de la Trasmediterránea.
En diciembre de ese mismo año, en unión del vapor La Palma, prestó ayuda y trató de poner a flote al guardacostas Uad Ras, de la Marina de Guerra española, varado en Caleta Fuste, en Fuerteventura, donde se perdió definitivamente a pesar de los intentos de reflotamiento realizados.
En septiembre de 1931 acudió en auxilio del vapor de su misma contraseña Tordera, que había sufrido rotura del eje de cola cuando navegaba a unas doscientas millas al norte de Tenerife y lo remolcó hasta el puerto tinerfeño. Dos años después fue el propio Fuerteventura el que sufrió un percance al averiar su codaste cuando maniobraba en el puerto de Santa Cruz de La Palma.
 Originalmente registrado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, en 1934 se cambió su registro realizándolo en el puerto de Las Palmas.
En noviembre de 1934, también en unión del vapor La Palma, intentó reflotar al carguero francés Kairouan, embarrancado en Cabo Juby. Un temporal impidió prestarle ayuda hasta que el tiempo amainó, logrando salvar a la tripulación aunque el barco siniestrado se partió en dos.
El 29 de enero de 1935 volvió a ser noticia en los medios informativos insulares al ocuparse del rescate de la tripulación del yate francés Intrepide, cuando navegaba en aguas del archipiélago.
Al estallar la guerra civil, el vapor Fuerteventura se encontraba navegando entre las islas y fue clasificado como transporte de guerra, situación en la que permaneció hasta 1938, en que retornó a su cometido de buque correo. A finales de ese año viajó a Cádiz y luego a Baleares, para prestar servicios entre Palma de Mallorca e Ibiza.
 En febrero de 1939 transportó tropa desde Palma cuando se realizó la conquista de la isla de Menorca y también sirvió de buque correo entre Palma de Mallorca y Mahón y en reiteradas ocasiones de Palma a Cabrera, permaneciendo en este sector de Baleares hasta el 8 de diciembre de 1940 en que salió con destino a Málaga.
Volvió de nuevo a Palma de Mallorca el 11 de noviembre de 1943, procedente de Ceuta, para cubrir la línea de Cabrera, en sustitución del Ciudad de Alcudia, hasta el 18 de marzo de 1944, en que salió con destino a Algeciras.
Por tercera vez volvió a Palma el 14 de enero de 1945, procedente de Ceuta y prestó sus servicios en las líneas de Ciudadela y de Cabrera hasta el 7 de marzo de 1945 en que salió con destino a Ceuta.
En 1949 estuvo cubriendo la línea del “piojo” entre Ceuta y Melilla, con escala en los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera, y el día 12 de diciembre se desató un fuerte temporal de levante que sorprendió al Fuerteventura en Villa Sanjurjo, amarrado al muelle número 2 de Ribera, en escala para Melilla. La mar de levante destruyó casi en su totalidad el dique de abrigo, dejando sin protección al muelle de atraque, donde se encontraba el Fuerteventura, que no pudo aguantarse sobre las estachas, faltándole estas, quedando a la deriva y yendo a embarrancar, empujado por el viento y la corriente sobre un varadero en construcción. Numerosas embarcaciones pesqueras que se encontraban al abrigo del muelle de atraque fueron abordadas por el Fuerteventura, quedando al garete y yéndose a destrozar en su totalidad en el varadero. La dotación del Fuerteventura fue rescatada del buque tendiendo un andarivel a tierra. El salvamento del buque resultó muy laborioso, y no se pudo lograr su reflotamiento hasta el 4 de agosto de 1950 en una operación dirigida por don Rafael de León, director de la Unión Naval de Levante. Una vez reflotado fue remolcado hasta Valencia donde, en los astilleros de la Unión Naval de Levante, se le sometió a las reparaciones necesarias. Allí permaneció hasta el 8 de octubre de 1951 en que, una vez reparado y mejorado, volvió a retomar sus servicios en las líneas interinsulares.
El 20 de julio de 1961 auxilió al León y Castillo cuando varó en las cercanías de Cabo Bojador ocupándose del trasbordo de sus pasajeros.
En la última etapa de su vida marinera realizó varios viajes extraordinarios al puerto de La Estaca como carguero y también como transporte de ganado herreño a las dos capitales canarias.
El 1 de octubre de 1967 causó baja en el contrato de comunicaciones de soberanía y después de varios meses de amarre, en julio de 1968 fue vendido para desguace a la firma Aguilar y Peris, de Valencia. (Juan Carlos Díaz Lorenzo)
1885. Nace en Telde, Tamaránt (Gran Canaria) Montiano Placeres. Desde muy joven colabora con periódicos y revistas de la isla, como Florilegio, Juventud o Canarias Moderna, así como la revista madrileña España. Organiza una tertulia que anima durante años la vida cultural de su ciudad natal. Fallece en 1938. Obras: El remanso de las horas (1935), poesía. La muñeca (1950), teatro. La siembra, teatro. La vida, continua sorpresa, teatro.
1885 Febrero 13. Se hunde en la Baja de Gando Tamaránt, (Gran Canaria) el buque Alfonso XII"  Construido en Newcastle el año 1888 con cuatro palos, los dos de proa cruzados, y los de popa de cuchillo, dos chimenas, proa de violín, eslora de 123 mtrs., T.R.B. 5.008 Tns., destinado en principio a la línea del Río de la Plata, El antiguo buque construido por la Denny Hermanos era algo menor. Trasatlántica lo había comprado por 14 millones de reales y en el momento de su hundimiento transportaba diez cajas de oro de la cuales 9 fueron recuperadas por los buzos de la décima jamás se supo.

1885 Junio 14. En Tedote n Benahuare (Santa Cruz de la Palma) Manuel Hernández Luján. Obtiene el titulo de Licenciado en Medicina y Cirugía el 28 de octubre de 1913. Hijo de  Blas Hernández Carmona y Juana Luján Abreu. Tuvo su consulta privada en la calle O, Daly, junto a la Farmacia de su hermano Blas Fernández Luján, fue por tanto tío de los hermanos Hernández Álvarez, Blas, farmacéutico y  Rafael, médico. Sé casa en Febrero de 1917 con Asunción Cutillas Rosa. Comenzó a ejercer en 1914 en las especialidades de Medicina General, Partos y Sifilografía. Fue Forense, Inspector Municipal de Sanidad e Inspector de Sanidad Exterior, Médico del Instituto Venéreo de Tedote (Santa Cruz de la Palma) y Medico Honorario del Hospital de Dolores. Fallece en 1938. Dejo descendencia.

1885 Agosto 19.
A las seis y media de la tarde, apareció en la rada de Santa Cruz de Tenerife el tan anunciado vapor de guerra Vulcano, trayendo a su bordo al general Chinchilla y al gobernador Eduardo Zamora, cuyos nombres eran aun desconocidos entre la población de la colonia.

Luego que fondeó el buque, fue inmediatamente visitado por la sanidad y conocida su
procedencia, se le impuso tres días de observación, con arreglo a lo dispuesto en las instrucciones generales del ministro de la Gobernación. Apenas separada la falúa de sanidad del costado del buque, se acercó una lancha conduciendo comisiones de la diputación provincial, del ayuntamiento, de las sociedades de agricultura, industria y comercio y de otros centros de carácter oficial.

Avisado el general Chinchilla, se adelantó hacia la escalera de servicio vestido ya de uniforme y seguido del nuevo gobernador. Desde allí le fueron presentadas por el vicepresidente de la diputación provincial las diferentes comisiones que le acompa-ñaban. Enseguida, y desde la misma lancha, se levantó el ilustrado y celoso periodista don José Manuel Pulido, individuo de la comisión permanente, y haciendo uso de .la palabra expuso con claridad y energía la angustiosa situación del país, amenazado de la invasión de una terrible epidemia, y concluía suplicando se respetase la observación im- puesta por Sanidad, pues sólo de este modo se calmaría la ansiedad del público y no se daría lugar a que se turbara el orden que debía reinar en la población. El general, después de escuchar con atención la arenga del diputado, contestó que, bajo su palabra de honor, no procedía de punto infestado y por eso no le era posible someterse a ninguna medida sanitaria. "En cuanto a ese, añadió señalando al gobernador, como ha atravesado una parte de la Península, no es difícil que lleve consigo algunos gérmenes del mal y puede sometérsele a la observación impuesta". A estas palabras replicó Pulido que no se trataba de imposiciones, ni era ese el mandato que había recibido de sus comitentes, sino que con aquella visita se pretendía recabar, en son de ruego, lo que la ley sanitaria les concedía. El señor Rodríguez Pérez, vicepresidente de la comisión provincial, el señor García del Castillo, alcalde, y el señor Lecuona, representante de la Junta de instrucción pública, hicieron oportunas observaciones que el general recibió con marcado desdén, insistiendo siempre en bajar inmediatamente a tierra. Al ver esta resolución, el señor Pulido anunció al gobernador que, todas las corporaciones allí representadas, daban desde aquel momento su dimisión, por no hacerse solidarias de una infracción tan manifiesta a la ley sanitaria.

Después de dicho esto, se alejaron todos en la lancha sin cambiar saludo alguno con las autoridades visitadas, llegando al muelle donde un gentío inmenso les esperaba con febril impaciencia.

Apenas fue conocido el resultado de la conferencia, cuando se produjo en el ánimo del pueblo un sentimiento de profunda indignación que se tradujo en resoluciones enérgicas que todos los concurrentes juraron cumplir, prometiendo aislar completamente al elemento oficial y hacer inmediatamente la dimisión de sus respectivos cargos públicos.

En aquel momento, el general, con un valor que no podemos dejar de reconocer, desem-
barcó en el muelle, subiendo acto seguido a una carretela descubierta que le esperaba, y se dirigió con los oficiales de ordenanza a su palacio, sin cuidarse de la imponente actitud del pueblo.

Una silba espantosa, acompañada de violentas y significativas interjecciones, que se repitió con doble intensidad en la plaza de la Constitución y calle del Castillo, fue siguiendo el carruaje hasta su llegada al palacio. No era esto, sin embargo, lo más grave, sino que, en medio de esta tumultuosa algarada, se oyeron dos o tres tiros de revólver, que al principio se creyó fueran petardos y que, afortunadamente, no hirieron a persona alguna.

Tomáronse militarmente las precauciones necesarias, y la agitación del público principió a calmarse, si bien estaba siempre la vista fija en el Vulcano.

Al día siguiente, a las cinco de la mañana, el gobernador Zamora Caballero bajó a su vez a tierra, protegido por la guarnición española que estaba sobre las armas, ocupando los puntos estratégicos de la población y especialmente la estación telegráfica.

El 20 amaneció fondeado junto al Vulcano el transporte de guerra Legazpi, que conducía a su bordo, desde Cádiz, dos compañías de infantería de marina, para apoyar a las autoridades coloniales en caso de resistencia.

Entretanto, las dimisiones anunciadas no se hicieron esperar mucho tiempo. El ayuntamiento, los diputados provinciales, la comisión permanente, las juntas de instrucción pública, comercio, industria y agricultura, se dieron prisa a dejar sus puestos, y todos los funcionarios, así en el orden económico, como en el gubernativo imitaron esta patriótica conducta, de modo que el gobernador, a pesar de sus ruegos y de sus protestas mil veces repetidas no consiguió atraer a su lado a persona alguna.

El general Chinchilla, después de estudiar secretamente el estado del país y no creyendo ya necesaria su presencia, ofreció al ministro de la Guerra su dimisión, que este no quiso admitir.

Reiterada la oferta, y conociendo el gobierno que toda resistencia había cesado, consintió al fin en que el general volviese a Madrid a dar cuenta de su viaje, considerando injustificadas las alarmas de algunos pesimistas. (A. Millares, t. 5,1997)

1895 Noviembre 16.
Es inscrita en el Registro de la Propiedad la Batería de Santa Bárbara o del Muelle en el Puerto de la Cruz isla de Tenerife.

Inscripta en el Registro de la Propiedad de la Villa de la Orotava el 16 de Noviembre de 1895 al folio 140 del tomo 25 del Puerto de la Cruz finca n° 1084 inscripción 1ª. de 756,00 m2 de superficie con una longitud de magistral de 44,00 mts, cota de 4,00 mts situada casi dentro y al extremo Oeste de la población, teniendo su frente marítimo batido por las olas. No existían emplazamientos del artillado y tenía un pequeño repuesto en ruinas, de 10,42 m2; un pequeño Cuerpo de Guardia de 8,00 m2 y se componía en general de una explanada con un muro curvo a barbeta, los dos locales mencionados y cerrada por la gola con un muro de mampostería. Fue cedida en usufructo al Ayuntamiento por R.O. de 3 de Octubre de 1877 (C.l. n° 382); Según Circular de 29 de Julio de 1892 y R.D. de 24 de Mayo de 1893 se propuso su enagena-
ción; se suspendió por R.O. de 20 de Abril de 1897 y se volvió a proponer en virtud de lo dispuesto en las Rs.Os. de 11 de Junio de 1899 y 15 de Enero de 1903 (D.O. nº 11). Había sido desartillada por R.O. de 25 de Julio de 1878 y R.O. de 2 de Enero de 192.4 {D.O. nº 3) se declara inadecuada para las necesidades del Ejército disponiéndose su venta. Linda al N. y O. con la mar y camino que va al contra-muelle; al S. con la Plazoleta del mismo Muelle que empalma con la calle de las Lonjas y al E. con la casa de Don Diego Jiménez.

A finales del siglo XVI acordó el Cabildo de la isla la construcción de un muelle en el Puerto de la Orotava, pero no dio comienzo la obra hasta los años 1641 a 1650: el autor del plano fue el Ingeniero D. Gerónimo Mines y consistía en un muelle sernicircular con escalerilla donde años después se construyó la Batería que defendía las embarcaciones que llegaban al puerto. La parte del muelle donde se edificó la batería se construyó en 1741 dirigiendo las obras el Ingeniero Riviere, trabajando en ella como capataz Juan Pérez Ochoa, según consta en escritura pública ante Gabriel del Alamo y Viera {Folio 171).
Era la batería de construcción muy parecida a la de San Telmo; tenía un muro empalizada; una garita y casilla-polvorín. Estaba artillada con 2. cañones de hierro y 2. de bronce todos de calibre 12., luciendo los cañones de bronce las armas de  Portugal y de Holanda, debido a que siendo Comandante General D. Luís Fernández de Córdoba (1638-1644) repartió entre las fortificaciones de la isla los cañones que habían per-tenecido a un barco holandés. En 1817 D. José Cullen añadió un trozo de muralla para que sirviera de resguardo a su propia casa, y el Capitán del Puerto construyó una casilla de madera para su despacho; en 1836 la Real Hacienda realizó algunas reformas.

Existió la batería hasta comienzos del siglo XX en que las exigencias del puerto obligaron al Alcalde a recabar de la primera Autoridad Militar autorización para derribar la empalizada y garitas al objeto de que los camiones tuviesen fácil acceso al muelle viejo y pudiesen efectuar sus operaciones.

En un informe de la Comandancia de Ingenieros de 10 de Octubre de 1843, se dice con relación a esta obra: "... A la derecha del puerto frente á su pequeño muelle de defensa de su entrada y en unión de la batería de Santelmo para defender los fondeaderos del Rey que está á su lado y el Limpio que está á su frente; sobre un risco de piedra viva cuyos muros baña el mar unas 8 horas cada marea por la parte del Puerto. Estos son de
sillares de piedra dura que solo tiene labrado el paramento esterior, colocados á soga, siendo su grueso de 9 á 12 pulgadas, y sin otra trabazón ó unión que la de la mezcla que es escelente.-

Este año en la ocasión de la visita se ha reparado la parte del muro que se había arruinado en la estensión de unas treinta varas cuadradas habiéndose construido con mayores piedras y mejor labradas, poniendo tizones y enlazándolas con los riscos que le
sirven de cimientos y al que se unen por los costados y cojiendo sus juntas con zulaque. Además se han asegurado varios sillares que estaban movidos, y enlechando y cogido las juntas que lonecesitaba.- Descripción.- Consiste en una línea recta paralela al canal y circular la parte que mira al mar; á barbeta y cerrada por una estacada sobre un pretil de mamposteria y rastrillo de dos hojas, cuyas maderas, así como puertas y ventanas del
repuesto y Cuerpo de Guardia, se han pintado para su conservación y sus poyos, pretiles y barbeta recorrido y albeado, colocando nuebo un armero para I0 fusiles. Su emplazamiento inclusa la esplanada que es orizontal, es de losa de piedra dura, y está en
muy buen estado, tiene un Cuerpo de Guardia con su tablado para 6 hombres y un Repuesto en que también estan depositados los juegos de armas del servicio de su artillería.. Es capaz de 5 piezas, y tiene montados sobre buenas cureñas cuatro cañones de bronce de á 16, se le á construido en la misma ocasión una garita de piedra labrada.- Observaciones.- Está adosada por la mitad de su gola á un edificio que sirve de Aduana, en la que también está la Casilla del Resguardo que tiene indebidamente una gran ventana á la batería por donde se puede entrar en ella, sin ser visto del centinela establecido á su entrada.-

También los tiros que desde el mar puedan dirigirles chocando con el edificio de la Aduana, harán caer sus escombros sobre los que sirven las piezas". (José María Pinto de la Rosa, 1996)
1886. En Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) nace Matías Real. Residió durante un tiempo en la isla de Puerto Rico, donde fundó varios periódicos en colaboración con su hermano Romualdo. En Tenerife, fue cofundador del diario La Tarde. Murio en 1939. Obras: Intimidades (1908), poesía. Oasis (1915), poesía. El jardín de la quietud (1923), poesía.
1866. Icod. Concedióse á este pueblo el título de villa en  por influencia del Marqués de Santa Lucia  Fernando Saturnino de León Huerta.

Entre los hombres célebres nacidos en esta villa deben mencionarse fray Juan de Jesús, del que hemos hablado ya al ocuparnos de la Laguna, nacido en 20 de Diciembre de 1615, fué apredíz de tonelero en Garachico, después lego, fraile, calificador de la Inquisición y excelente orador; murío como sabemos en el convento de San Diego del monte, donde está enterrado, en 6 de Febrero de 1687. Cristóbal Pérez del Cristo Abravelos y Figueroa, párroco de Icod, uno de nuestros escritores clásicos sobre la historia de las Canarias y sus antiguedades; nació en 18 de Septiembre de 1639 y murió en Icod en 5 de Enero de 1705. -Fray Miguel Carmona, religioso del Perú. Curó con la planta del tabaco al Papa Gregorio XIII el que en recompensa le propuso varios cargos en Roma que no aceptó y sí únicamente el regalo de muchas reliquias. Pasando por las islas intentó saltar en Santa Cruz de Tenerife con el fin de visitar á sus parientes, pero habiéndose volcado la lancha en que venía para tierra ahogóse, acaeciendo este suceso en 1565. (Cipriano de Arribas y Sánchez; 1993)

1886. Nació José Kábana Valcárcel. Médico Titular de Los Llanos de Aridane, Benahuare (La Palma)  desde el mes de Octubre de 1891 hasta el de noviembre de 1913.
Fue miembro de la Real Sociedad de Higiene de Cádiz (España).

Falleció el día 9 de noviembre de 1913, siendo sustituido en su cargo de  Titular por del doctor  Benigno Capote Carballo.

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