sábado, 8 de marzo de 2014

LA MUJER GUANCHE Y SUS DESCENDIENTES, HOY COMO AYER, MADRES Y TRABAJADORAS INCANSABLES.





Juan Bethencourt Afonso

“Aunque los achicaxnas de ambos sexos estaban dedicados a las faenas agrícolas y pastoriles, así como los achicaxnáis a los oficios y servicio doméstico, cuando en cualquiera de las zonas las necesidades del cultivo exigía gran golpe de brazos para no perder la sazón como la siembra, siega, cava del helécho, recolección de fruta, etc., las es­cuadrillas eran organizadas con los hombres útiles de las dos razas, re­servando para guiar los ganados al yerbaje a los viejos, muchachos y mujeres achicaxnas llevando a las espaldas, metidos en un zurrón con la cabecita al aire, a los hijos que amamantaban.
En el auchon permanecían las achicaxnáis entregadas a los tra­bajos caseros bajo la dirección y cooperación del mujerío noble.
Dis­tribuidos los quehaceres, desde la amanecida conducían la leña, el agua en tallas y cántaros a la cabeza sobre ruedos de helechera, barrían, fregaban, levantaban camas, adornaban poyos, cosían, prepara­ban los utensilios del ordeño, tostaban, molían y se multiplicaban afa­nosas en las operaciones del ayanto.

Porque en rigor los guanches sólo hacían en serio una comida cada veinticuatro horas en filos del medio día, salvo el mentado desa­yuno y una cena entre el fusco y no fusco que en poco le excedía. Al sonido del bucio de los tagoreros recogíanse a los auchones a cele­brar el ayanto, y aunque eran comunistas primero comían los nobles y después los siervos, para acudir de nuevo al toque del fatuto a la labor interrumpida, o a los campos de ejercicios o de recreos, pues todos se movían a compás dentro de la más severa disciplina.”


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