martes, 7 de julio de 2015

EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA




UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERIODO COLONIAL 1501-1600
DECADA 1521-1530
CAPITULO VI-XXXV

Eduardo Pedro García Rodríguez

1530 Abril 9.
Es condenado por la Inquisición española el colono Juan de Monteverde, era hijo de Jácóme de Groenemberg y de Margarita Pruss, originarios de Flandes y afincados en La Palma a principios del siglo XVI. Jácome de Groenemberg tradujo su apellido, llamándose desde su arribo a La Palma Diego de Monteverde. Por su despreocupación en materia religiosa fué procesado por la Inquisición de Canarias, que se limitó a incoar la causa remitiéndola para su conocimiento y sentencia al Tribunal de Sevilla, donde fué ordenada la detención de Monteverde. Acusado de negar la eficacia de determinados sacramentos, el valor de las indulgencias, las ventajas de la castidad de los clérigos, la obligatoriedad de la santificación de las fiestas, etc., fué condenado el 9 de abril de 1530, como sospechoso de herejía luterana, a desfilar como penitente descalzo en el primer auto de fe, a permanecer recluso durante un año en un monasterio sevillano y a la pérdida de la décima parte de sus bienes. Jácome de Monteverde falleció en Sevilla en 1531 cuando cumplía esta sentencia.

Por tal causa sus descendientes tropezarían en el futuro con extraordinarias dificultades para ser admitidos al servicio del Santo Oficio.

Don Juan de Monteverde, nuestro biografiado, casó con Maria de Estopiñán y Socarras, hija de Pedro Sánchez de Estopiñán, regidor de Cádiz y de La Palma, a quien hemos visto actuar en esta isla cuando el ataque francés de "Pie de Palo" en 1553.

1530 Octubre 30. El 20 de octubre  salió de San Lucar de Barrameda rumbo a las Indias una flotilla, el 30 del mismo mes soltaban anclas en la rada de Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife), la escuadrilla  estaba compuesta de una nao y tres carabelas. Al mando de esta armadilla venía el aventurero con título de Adelantado Diego de Ordás (u Ordaz), quien había sido precedido en la arribada por su apoderado Alonso de Herrera, maese de campo; quien tenía la comisión de reclutar soldados mercenarios en la isla Chinech, pues los quinientos hombres que formaban las tropas de la expedición eran insuficientes para las invasiones y conquistas que tenía concertadas el Adelantado según las capitulaciones que portaba, para la conquista y poblamiento desde el Marañón (Amazonas) hasta Maracapana.

Diego de Ordás natural de Castroverde de Campos (Zamora) nació sobre 1480 y falleció en 1532, hombre de dilatada experiencia en las conquistas y saqueos de las Indias, ya que con anterioridad a la obtención de su adelantamiento había participado  en las expediciones de Alonso de Ojeda en su viaje a Cartagena de Indias (1509), a quien ayudó a degollar varios cientos de indios en venganza por la muerte del piloto y cartógrafo Juan de la Cosa. Con Diego Velásquez de Cuellar en Cuba (1519), al que abandonó para unirse a Hernán Cortés en la conquista y saqueo de México (1520), al ofrecerle éste una mayor participación en los despojos que se pudieran obtener en la masacre proyectada contra el pueblo azteca.

Precisamente, los despojos que le correspondieron al capitán Ordás en el genocidio de México, le sirvieron para financiar la expedición que aquellas fechas  emprendía al Marañón.

Cuando la flotilla de Ordás recaló en la rada de Añazu (Santa Cruz), vivían en la plaza los tres hermanos Silva, jóvenes colonos de origen portugués de razonable posición y mediano pasar económico. Alonso de Herrera no tardó en contactar con los Silva

Con verbo fácil, Herrera les pintó la fortuna que les esperaba en los territorios por descubrir y conquistar y arrasar, y les garantizó que si su aportación a la empresa era importante tendrían en ella poco menos mando que el mismo adelantado. Los hermanos no debieron necesitar mucha argumentación para tomar una decisión por que, inducidos por sus espíritus inquietos y aventureros, y ante la oferta de ganancias fáciles y posibilidades de poder que les planteó Herrera,  decidieron incorporarse a la expedición de conquistas y expolio.

 Ordás partió del puerto de Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) el 13 de diciembre de 1530, habiendo acordado previamente con los hermanos Silva que éstos les alcanzaría en la costa de Paria-por la cual pensaban iniciar la entrada-una vez que tuviesen en disposición de hacerlo. Los Silva entusiasmados con el proyecto vendieron sus propiedades, comprometiendo además a parientes y amigos para que hiciesen lo mismo y les acompañasen en la aventura. En total levantaron doscientos hombres entre marineros y gentes de armas más algunas mujeres de vida poco honesta. El mando lo asumió el hermano mayor Gaspar de Silva, a quien secundaban los otros dos hermanos Juan y Bartolomé González. Con el producto de la venta de sus vienes compraron una vieja nao y una carabela y las pertrecharon, como pudieron con armas, municiones y provisiones ya que el presupuesto era bastante exiguo.

Los hermanos Silvas estaban atareados con estos preparativos, cuando arribó a la bahía de Añazu (Santa Cruz) un galeón de gran porte. Propiedad de un comerciante portugués que venía cargado con diferentes mercancías para vender en la isla.

Con el mercader viajaba una doncella de poca edad, posiblemente su hija o sobrina, llamada Isabel. El mayor de los Silvas, Gaspar, se enamoró a primera vista de la excelente estampa y recia apariencia del galeón. Gaspar comenzó a frecuentar las tabernas del puerto hasta que como por casualidad, trabó amistad con el piloto del galeón quien no estaba en buenas relaciones con el propietario y armador, mantuvieron largas conversaciones sobre el inminente viaje a Indias, quejándose Silva del mal estado de la nao que había comprado y ponderando las buenas condiciones marineras del galeón, poco a poco fue fijando en la mente del patrón-piloto sus ocultas intenciones, hasta que éste terminó por proponer a Gaspar de Silva que se apropiase del galeón pues ¿acaso no era en servicio del rey la conquista que se disponía a emprender? . No necesitó más argumentos el joven Gaspar, además no había en Añazu (Santa Cruz) una fuerza capaz de oponerse a sus doscientos hombres en armas. Fue a ver al dueño del galeón y le expresó sus deseos de quedarse con el mismo, el atónito portugués protestó enérgicamente ante la osadía de  Silva pero poco más pudo hacer ante los doscientos hombres armados que  acompañaban al pirata. Ya metido en faena, el pirata decidió que las mercancías que transportaba la nave también las necesitaba, y para redondear el negocio,  decidió llevarse la doncella, así que sólo permitió desembarcar al anterior dueño del navío y a los marineros que decidieron seguirle.

Varios de los marineros con el maestre a la cabeza optaron por unirse al ladrón y seguirle en su aventura, Silva para no dejar varados en seco al armador y marineros despojados, a cambio de la presa les dio la desvencijada nao que ya no necesitaba; sí bien previamente hizo trasbordar al galeón y a la carabela todos los pertrechos que habían adquirido para el viaje.

Gaspar de Silva cuyo verdadero nombre era Gaspar González de Silva, había nacido en Portugal sobre 1498, era el primogénito de Gonzalo Yánez (Gonzalianez), uno de los más ricos colonos hacendados de Chinech (Tenerife) a raíz de la conquista, fue generosamente datado por el Adelantado  de Canarias Alonso Fernández de Lugo, con la tierras robadas a los guanches, como hemos dicho  llegando a ser el hombre de confianza de éste en la zona de Daute. El  conquistador también concedió importantes datas a algunos de los hijos de Gonzalianez, ignorándose las causas que motivaron al bandolero de Lugo para mostrarse tan generoso con estos portugueses, el 14 de enero de 1505, Juan Gonzalez, hijo de Gonzalianes es datado con 50 fanegadas de tierras en Arrayalejos, zona próxima a Erjos; a Gaspar, también hijo del Gonzalianes, se le concedieron 30 fanegadas en el barranco de Taco (Los Silos), a Francisco, 20 fanegadas en el Palmar de Daute. 

Con anterioridad al alistamiento en la expedición de Ordás, Gaspar ya había practicado la piratería en unión de sus hermanos. En 1527 hizo una expedición de rescate (captura de esclavos) a Berbería; sus hermanos ya habían echo otras en 1520, y en 1525 robaron la carga de un navío portugués en Cabo Verde.

Fue precisamente en la expedición de 1520, cuando se incorporó en su condición de esclavo un guanche posiblemente miembro de la familia real de Adeje, ( a la familia real de Adeje le fue impuesto el apellido Delgado, después de la conquista) según se desprende del contrato de promesa de libertad firmado entre Gonzalo Yánez (Gonzalianez), en Daute, isla de Chinet (Tenerife) y del cual transcribimos algunos párrafos: << el 27 de septiembre de 1520, Luis Delgado, guanche, esclavo cautivo de Gonzalo Yanez de Daute, se obliga a “ir a cabo de Aguer, allende del Reino de Portugal...e así ido e llegado al dicho puerto del cabo de Aguer me obligo e prometo de servir a Joan Gonzalez, hijo del dicho mi señor, e a Baltasar  Gonzales, asimesmo su hijo, por tiempo y espacio de cinco años primeros siguientes e especialmente me obligo e prometo servir al dicho Joan González especialmente, el cual está e reside en el dicho cabo de Aguer, e le tengo que servir en todas aquellas cosas que el dicho Joan Gonzalez me mandara en el dicho cabo de Asguer, e sus comarcas, ansí en salir con él al canpo con mis armas, como en lo acompañar en el dicho logar e término. A cambio Gonzalianes de Daute se compromete a darle libertad pasado que sean los cinco años (AHP, leg. 2026, fº 178)” (Tenerife).  

La suerte sonreía a los piratas con lo que, Gaspar de Silva veía la conquista del mundo mucho más fácil de cómo se la habían pintado. Colocó a Juan y Bartolomé al mando del galeón reservándose para sí la carabela en la que embarcó con la doncella Isabel.

Únicamente les faltaba completar la provisión de alimentos, y para hacerlo de la manera más económica posible pusieron rumbo a las islas de Cavo Verde, escala habitual por aquella época de las travesías atlánticas. Durante el viaje, Gaspar para no permanecer ocioso aprovechó el tiempo violando a la portuguesa Isabel.


Los hermanos Silva arrumbaron hacía las islas de Cabo Verde
 
Llegaron al archipiélago y desembarcaron en algunas de sus islas, con la experiencia obtenida en la adquisición del galeón y sus mercancías, ahora se les hacía pesado el tener que desembolsar dinero por la carne y demás provisiones que querían embarcar. Así que decidieron armar a los hombres y saquear las haciendas de sus compatriotas portugueses,  lo que llevaron a efecto faenando reses, cabras y cerdos para hacer tasajos y llevándose de paso todo lo que encontraron de algún valor. Así debidamente pertrechados, arrumbaron a las Indias Occidentales. El galeón resultó ser un excelente velero y pronto dejo a tras a la carabela, Gaspar que en el viaje iba disfrutando de la joven portuguesa tampoco ponía mucho interés en alcanzar a sus hermanos. Juan y Bartolomé avistaron la Trinidad, entraron por la boca del Drago al golfo de Paria y buscaron la fortaleza donde estaba ubicada la base de los conquistadores en la recién fundado San Miguel de Paria. (1531) Allí estaba Ordás y sus hombres construyendo bergantines con los que remontar el río Orinoco. El Adelantado, que ya pasaba de los cincuenta años de edad, quedó gratamente sorprendido por la mañana que se habían dado aquellos jóvenes colono de Canarias para habilitarse, no sólo traían un extraordinario galeón sino que además portaban armas, comida y ropas de sobra, por consiguiente les recibió con júbilo y les dio permiso para vender sus hombres, mucho peor provistos, todo lo que les sobras Durante dos o tres días el campamento estuvo de fiesta. Sin embargo no todos los integrantes de la compañía de Gaspar Silva aprobaban los métodos empleados por el pirata, entre ellos habían dos que se mostraron especialmente críticos, Juan de Briones, colono vecino de la Orotava, isla de Chinet, quien era encargado por el Cabildo de la isla para el peso de la harina en Chinet (Tenerife). Se alistó en la leva de los Silva y fue integrado en la compañía de Hernán Sánchez Morillo (posteriormente se estableció como mercader en la ciudad de Santo Domingo), y el mencionado Hernán Sánchez Morillo, que era natural de Borguillos y había sido regidor alcaide de los hijos dalgo de Burguillos, estaba casado con Catalina Luis, pasó a Chinet (Tenerife), donde hizo vida maridable con María Rodríguez de quien tuvo varios hijos. Se alistó en la compañía de los Silva y después de su aventura en Indias regresó a España,  su hijo Juan le puso pleito matrimonial, a instancias de su madre ante Gaspar Justiniano el 14 de abril de 1559. Aparece como morador en Cádiz en 1565 y de nuevo en Chinet (Tenerife) en 1568. Ambos informaron a Ordás de las tropelías cometidas por los hermanos Silva. El Adelantado que por esa fecha ya era caballero de Santiago por merced del Emperador de las Españas, creyó oportuno montar en cólera, quizás más porque veía en los Silva a unos posibles competidores en la empresa que por un afán de justicia y argumentando que le parecía especialmente atroz la violación de la doncella portuguesa. Convocó a Gil González de Ávila. Alcalde mayor del ejército, le ordenó proceder en justicia contra los delincuentes. El alcalde interrogó a los marineros y soldados del galeón, y éstos corroboraron la denuncia de Briones y Morillo.

Se procedió a la instrucción de la causa por vía sumarísima, y a pesar  de que Ordás no tenía jurisdicción en los lugares donde fueron cometidos los delitos, Juan y Bartolomé González de Silva y el maestre portugués fueron condenados a muerte y ejecutados de inmediato sobre la misma cubierta del galeón robado, y para que sirviera de mayor ejemplo: Juan y Bartolomé mediante degüello por suponérseles hidalgos; el maestre fue colgado de una entena como villano. Otro cuantos de sus hombres, aquellos que se habían mostrado más activos en la comisión de las fechorías, fueron condenados a sendas tandas de “cola de gato”. Hecha la justicia  Ordás vio sus efectivos aumentados en casi doscientos hombres más un espléndido navío, y todo ello sin haber desembolsado un maravedis por su parte. Finalizada la construcción de los bergantines, el Adelantado partió a su conquista con el grueso de las fuerzas dejando al capitán Yánez Tafur, a quien había nombrado Gobernador el 22 de junio, con una pequeña tropa al cargo del fuerte de San Miguel de Paria. Martín Yánez Tafur, es plausible que fuese hijo del conquistador canario Juan de Cartaya, quien obtuvo datas de repartimientos, entre ellas unas tierras en Tarfoya o Tafur, en Tahoro, el 15 de enero de 1501. Embarcó en la armada de Ordás ya que por alguna razón no quiso hacerlo con los hermanos Silva, fue fundador de Tocaima, donde falleció después de 1566 dejando numerosa descendencia. 

 A los pocos días arribó la carabela, Gaspar de Silva no se molestó en saltar a tierra, donde probablemente alguien le hubiera informado de la suerte corrida por sus hermanos. Tafur se limito a informarle de Ordás ya andaba por las bocas del Orinoco y Silva partió en su seguimiento. Alcanzó la flotilla unas leguas adentro de la boca de Barina o de los navíos y saludó disparando salvas con todas las piezas de la carabela para mostrar su alegría. Hizo arriar el esquife y fue inmediatamente a ponerse a las órdenes del Adelantado.

Apenas puesto los píes en la cubierta de la nao capitana, Ordás mandó prenderle. La causa estaba sentenciada. Además de los delitos comunes a sus hermanos Gaspar tenía el de la violación de la joven portuguesa. Sin embargo las ejecuciones anteriores  no habían sentado bien entre la tropa la que estaba agradecida a los Silva por la provisiones baratas que les habían vendido, razón por la cual Ordás no encontró a nadie dispuesto a degollar al mayor de los hermanos. Entonces se ofreció a oficiar como verdugo-quizás motivado por alguna dádiva o  por justo resentimiento- un esclavo natural de la Gomera propiedad del propio Gaspar; quien llevaba quince años a su servicio. El día de San Juan de junio el gomero degolló a su amo sobre la cubierta del galeón. La muerte de Silva fue sentida especialmente por algunas mujeres que le acompañaban desde Tenerife; una de ellas conocida como Costanza de León, extremó sus muestras de dolor hasta el punto de arrancarse los cabellos, lo cual hizo sospechar a la tropa que era su amante. Los despojos del capitán pirata fueron bajados a enterrar a una isleta en el río Huyapari que los indios llamaban Perataure y que a partir de este hecho los españoles llamaron Silva la Grande, también conocida como la isla de Gaspar de Silva.

Con la ejecución de Gaspar, Ordás aumentó sus fuerzas con los hombres aportados por los Silva, y una carabela más, además ordenó secuestrar el dinero de la venta de las mercancías y de la venta del galeón-comprado a cuenta de la jornada- y depositarlo a cargo del contador del ejército para devolverlo cuando hubiera lugar a su legitimo dueño, lo que no pasaba de ser una mera formalidad para darle viso de legitimidad a la apropiación de las naves.

 Ordás fue el primer europeo en remontar el río Orinoco llegando hasta la confluencia con el río Meta. En la expedición se perdió casi toda la tropa bien en manos de los indios o extraviada con todo el bagaje tras internarse en el río enfebrecida con la ilusión de hallar oro. Uno de los primeros en caer fue el esclavo gomero que ejecutó a Gaspar, amaneció ahogado en el río probablemente a manos de algunos de los seguidores del capitán pirata, haciendo circular entre la tropa la leyenda de que el esclavo se había arrojado al agua presa de los remordimientos por haber matado a su amo.

Entre los escasos sobrevivientes de la desgraciada expedición en el Orinoco estuvo la portuguesa Isabel. Vuelta a la costa, se casó con un castellano en Río del hacha y falleció de muerte natural muchos años después, dejando larga descendencia de hijos y nietos en la tierra ya poblada por europeos.

Diego de Ordás durante la travesía de regreso a España en 1532, murió posiblemente envenenado y su cadáver fue arrojado al mar.

La carrera de los hermanos Silva fue corta, tuvieron la desgracia de topar con otro pirata más viejo y con mucha más experiencia que ellos. Y además tuvieron otra desgracia añadida, la de que el  tal pirata, era español. (Eduardo Pedro García Rodríguez)


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