Francisco
García-Talavera Casañas
Hace muy pocos días se
presentó en el salón de actos de Cajacanarias la
carta toponímica de los barrancos de Tenerife. Un magnífico y exhaustivo trabajo
llevado a cabo por el investigador Miguel Pérez Carballo, con la colaboración
de Carlos Gustavo González, por encargo del Consejo Insular de Aguas del
Cabildo de Tenerife.
Entre los más de 9.000
topónimos (nombres de lugares) de los barrancos y afluentes inventariados,
aparecen numerosos vocablos guanches, con sus correspondientes malas
transcripciones y corrupciones, habida cuenta de los más de 500 años
transcurridos desde la conquista.
La extraordinaria e
impagable labor de rescate de los autores cobra mayor importancia, si cabe, en
el caso de los topónimos de origen guanche, pues estos corren el riesgo de
desaparecer para siempre, como desgraciadamente ya lo han hecho tantos y tantos
otros, con el paso de los años. Y es que, como muy bien expuso Miguel Pérez
Carballo, muchos de sus informantes -casi todos
personas de avanzada edad- ya han fallecido, y con ellos se fue una parte del
valioso patrimonio de la ancestral cultura popular transmitida oralmente. Es
muy posible que la mayoría de esos sabios y venerables viejitos, magos y
cabreros, fueran descendientes directos de los guanches, como lo somos más de
la mitad de los canarios autóctonos, en mayor o menor grado. La cultura y forma
de vida de los guanches estaba muy apegada a la Naturaleza, y en ella basaban
su religión y creencias. Es por eso que sacralizaban los astros, volcanes,
roques, árboles, cuevas, fuentes, etc. Para ellos cada lugar, accidente del
terreno, llanura, acantilado, bahía o bosque tenía un nombre específico, que se
refería a cada cosa en concreto. Afortunadamente, muchos de ellos han llegado
hasta nuestros días a través de la tradición oral. Para los escépticos, que no
se creen que los guanches quedaron en mayoría después de la conquista, decirles
que si, como aún se dice, prácticamente desaparecieron ¿entonces por qué hoy en
día más de la mitad de los municipios de Canarias (47 de 88) tienen nombre
guanche? Y todo eso a pesar de las alteraciones y "santificaciones"
que han sufrido a lo largo de más de 600 años (la conquista empezó en 1402). Y
así tenemos, entre los de Tenerife: Tacoronte, Acentejo (La Matanza de), Acentejo
(La Victoria de), La Orotava, Icod, Garachico, (Santiago del) Teide,
Guía de Isora, Adeje, Arona, (Vilaflor) Chasna, (Granadilla de) Abona, Arico, Fasnia,
Güímar, Arafo y (Santa Cruz
de) Tenerife (17 de 31); y en Gran Canaria: Arucas, Firgas, Teror, Moya, Guía, Gáldar, Agaete, Artenara, Tejeda, Mogán, Tirajana (San Bartolomé de), Tirajana
(Santa Lucía de), Agüimes y Telde (14 de 21); en
Lanzarote: Haría, Teguise, Tinajo,
Yaiza y Tías (5 de 7); en La Gomera: Hermigua, Agulo, Alajeró y (San Sebastian
de la) Gomera, (4 de 6); en La Palma: Garafía, Tijarafe, (Los Llanos de) Aridane,
Tazacorte y Mazo (5 de 14); en Fuerteventura: Tuineje y Pájara (2 de 6). Y en El Hierro (0 de 3).
Otros datos
clarificadores: si ahora observamos los topónimos de las Islas, vemos que a
pesar del tiempo transcurrido desde la conquista y de las múltiples
transcripciones -desde que salieron de boca de los guanches hasta la
actualidad- en el mapa político de Tenerife a escala 1/250.000 (Toponimia
mayor), actualmente se encuentran 67 topónimos guanches de un total de 197
(34%); en La Gomera, 27 de 50 (54%); en El Hierro, 7 de 20 (35%); en La Palma,
18 de 60 (30%); en Gran Canaria, 56 de 153 (36%); en Lanzarote, 33 de 59 (56%),
y en Fuerteventura, 22 de 68 (32%). Datos tomados del Gran Atlas de Canarias,
Editorial Interinsular Canaria (1997).
A la vista de todo
esto, es una pena que ahora sea tan difícil interpretar el significado de los
miles de nombres que nuestros antepasados guanches asignaron a tantos otros
lugares de la geografía canaria, salvo por comparación lingüística con otros
dialectos y homónimos bereberes continentales, en donde podemos encontrar Telde,
Tagaste (Tegueste), Azru (Aceró), Timi
(Time), Argana, Aguer (Aguere), Aglu (Agulo), etc.
En fin, fue el
absoluto desprecio y la fuerte represión hacia la cultura guanche por parte de
los conquistadores españoles, lo que permitió o, más bien propició, que
desapareciera nuestra lengua ancestral, que se habló
en el sur de Tenerife hasta mediados del siglo XVIII, sin que nadie fuera capaz
de recogerla en un diccionario guanche-castellano. Lo mismo sucedió con los
nombres y apellidos que desaparecieron con el bautismo de los guanches.
Perdimos la lengua, y con ello gran parte de nuestra identidad como pueblo,
pero? aquí estamos.
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