miércoles, 29 de julio de 2015

MAHAN


Francisco García-Talavera Casañas
Durante el Cuaternario hubo épocas de intenso frío en las que Fuerteventura, Lanzarote y el Archipiélago Chinijo formaban una gran isla, a la que bautizamos hace unos años con el nombre de Mahan, antropónimo con el que se conoció a un gigante de Fuerteventura, de más de 2 metros. Este coloso, durante la conquista normanda, trajo de cabeza y causó grandes estragos en las huestes bethencourtianas, hasta que lo mataron.
En el último de esos periodos fríos, en los que el nivel del mar estaba mucho más bajo, y que acabó hace tan sólo 11.000 años, nuestra gran isla distaba del continente 60 kilómetros, hoy 95, y con toda probabilidad los pueblos paleolíticos que habitaban el litoral de Tarfaya veían con claridad una tierra en el mar que les llamaría tanto la atención, que a lo mejor se decidieron a cruzar el charco en algún momento adecuado ¿Y quien sabe si lo lograron?

Los historiadores de la Antigüedad, Plutarco y Plinio, alababan las excelencias del clima y la naturaleza de las "islas de los bienaventurados" o "afortunadas", cuyas costas en ocasiones se tornaban pestilentes por las bestias que allí el mar arrojaba. Posiblemente estaban hablando de las grandes concentraciones de la foca monje (Monachus monachus) conocida como lobo marino y de los cadáveres de cachalotes y otros cetáceos varados por causas naturales, en algunos puntos de nuestras islas orientales, de los cuales procede el preciado ámbar gris que, en ocasiones, se encontraba en sus playas.
Pues bien, hace tan sólo unos días tuvo lugar una catástrofe ecológica en esas aguas, provocada -hay informes científicos contundentes- por las recientes maniobras de la armada española "Neotapón 2002", en las que participaron algunos navíos invitados de otros paises de la OTAN. Y fue precisamente, casualidad del destino, el destructor norteamericano "Mahan", dotado con un potentísimo sonar experimental de gran alcance y amplia gama de frecuencias, el principal causante de los derrames cerebrales y posterior varamiento y muerte de, al menos, 12 zifios, un tipo de cetáceos rarísimos, que tiene en las aguas profundas canarias uno de sus principales santuarios en nuestro planeta.
La prepotencia habitual (recordemos su célebre "manda huevos") le llevó a decir al señor Trillo, actual ministro de Defensa, en su comparecencia en las Cortes, que los expertos de la OTAN no habían observado ninguna relación causa-efecto de las maniobras con la muerte de los cetáceos, además de tachar de "panfletaria" la documentada pregunta de la diputada canaria Mª del Mar Julios.
Señor ministro, usted, el almirante en jefe y demás altos responsables de las funestas maniobras deben saber que, además del daño irreparable causado a los zifios, y debido a la falta de información previa que les caracteriza sobre el patrimonio natural y cultural del escenario de sus "juegos de guerra", han escogido para desembarcar cientos de soldados, lanchas anfibias, carros de combate y todo tipo de vehículos pesados, la playa de Matas Blancas, localidad majorera donde se sitúa el mejor yacimiento paleontológico de Strombus bubonius de Canarias, fósil característico del Cuaternario que ya no vive en nuestras aguas. Este importante yacimiento está considerado por nuestra ley de Patrimonio como Bien de Interés Cultural y, por lo tanto, merecedor de la máxima protección. Lo lamentable es que hechos como éste se vienen repitiendo desde los años 80, en los que se han visto afectados importantes yacimientos arqueológicos como, en este caso, la célebre Pared que dividía en dos la Fuerteventura de los mahos.
Ustedes, afortunadamente por los tiempos en que vivimos, se verán obligados a cambiar la soberbia e intransigencia de que hacen gala, por explicaciones convincentes y disculpas a la sociedad canaria y a las organizaciones ecologistas de todo el mundo por el desastre medioambiental que han causado, y no seguir amenazando con nuevas maniobras. De acuerdo que son necesarias, pero, por favor, busquen otros escenarios menos vulnerables para sus batallitas y recuerden que Canarias dijo NO a la OTAN.
* Paleontólogo

** (Publicado en el 2002)

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