Los canarios somos y querernos seguir siéndolo,
vuestros hermanos. Analogías de historia, de raza, de costumbres y de porvenir,
son base y garantías seguras de la sinceridad de nuestros sentimientos fraternales.
Como esta hermosa tierra americana, la nuestra produce con los ricos frutos de
nuestra zona exuberante, los caracteres ardientes y nobles, ricos de energías
patrióticas y de amor a la libertad. Si un día los canarios pudieron
encontrarse en América combatiendo por el predominio de España, culpad de ello
a la presión materia y moral de la metrópoli. Recordad que también hubo
ejércitos americanos enteros que combatieron contra sus hermanos y lucharon
contra la independencia de su propia Patria. Mas cuando hubo caído la venda de
sus ojos, corrieron a engrosar los ejércitos de la libertad y España supo
entonces que si podía vencerlos divididos, era impotente contra ellos, unidos
en un solo sentimiento, en un solo corazón. A nuestro turno los hijos de Canarias,
hemos escuchado la voz ineludible del Progreso, que dice a los pueblos:
Levantáos! Y desde entonces, mientras llega el momento de conquistar nuestra
libertad, admiramos a los pueblos que supieron conquistarla y damos nuestras
simpatías a los que luchan por ella. Pasan de algunos millares los canarios que
en los campos de Cuba combaten a favor dé la independencia de la Antilla y colaboran desde
el exterior en la obra de la emancipación. El español astuto os dice que
estamos identificados con él, para hacernos compartir el rencor latente de su
orgullo lastimado por vuestra independencia. No le déis crédito. Más alto que
sus afirmaciones interesadas hablan: nuestra actitud en la cuestión de Cuba, la
admiración sincera con que nuestros escritores hablan de vuestros libertadores,
la parte activa que toman los inmigrados canarios en vuestras alegrías y en
vuestras desgracias nacionales. Nosotros no olvidaremos jamás que las puertas
de vuestra Patria estuvieron abiertas a la laboriosidad canaria, apenas constituidas
vuestras jóvenes nacionalidades cuando estaban cerradas aún para los hijos de
otros pueblos. Prenda de fraternidad, lazo de unión que la insidia no logrará
romper. No la romperá. Lo único que pudiera separar a pueblos de una misma
raza, es o la ambición de predominio o una gran disparidad de ideales tal que
engendre el odio. Y nosotros como vosotros, odiamos el llamado derecho de
conquista, pregonamos la paz como bien inestimable y la libertad como la
suprema necesidad ante cuya satisfacción los sacrificios de los pueblos son
inapreciables. La propaganda de las ideas a que sirve de órgano EL GUANCHE, es
un nuevo título a la fraternidad canario-americana. El entusiasmo creciente con
que ha sido acogida por los canarios inmigrados en Venezuela por los que la
propia Patria sostienen y animan nuestra fe en el triunfo, son harto
significativas. Pueblo que desea la libertad y cuya moralidad es prenda del
buen uso que haga de ella, es digno de alcanzarla. En los primeros peldaños de
la escala dolorosa en cuya cima está la vida del derecho, el gobierno propio
con nuestros propios hermanos, la moralidad en la administración y el progreso
en todas sus formas, los canarios reclamamos el concurso de vuestras simpatías.
Y estamos seguros de alcanzarlas. Apenas han circulado cuatro números del EL
GUANCHE y ya es poderosísimo, irresistible, el aliento de aplausos que de los
corazones venezolanos ha venido hasta nosotros. Los hermanos de toda
Hispano-América no habrán de quedarse atrás. Hermanos nuestros, así los de Caribe,
como los del Atlántico y del Pacífico, todos los que tenemos un mismo origen,
análoga historia e idénticas aspiraciones de progreso, estamos obligados a
sostenemos y alentarnos mutuamente. La tiranía nos separa: la libertad nos une.
Acompañadnos, pues, en esta obra de redención. Las cenizas veneradas de
vuestros libertadores se estremecerán entonces de orgullo y de placer.
(Secundino Delgado. Recogido en el libro de M.Suárez-Rosales. Colec.Benchomo,
tomado de: Mgar.net)
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