los valores presentes en el lugar son fundamentalmente arqueológicos, documentándose varios yacimientos habitacionales -en cueva y de superficie-, así como una estación de grabados rupestres y dos de cazoletas y canales, junto a otro tipo de enclaves de naturaleza económica y presumiblemente relacionados con la actividad pastoril. Su número supera la decena y se distribuyen irregularmente por toda la zona; a lo que se deben añadir diversas manifestaciones de valor etnográfico vinculadas a las actividades agrícolas desarrolladas a lo largo de los siglos.
En la cima de Montaña de Ifara se localiza un paradero pastoril con material arqueológico de superficie -fragmentos líticos de basalto y obsidiana- y algunos restos cerámicos. En las proximidades se ubica una pequeña estación de cazoletas y canales, que responde a la tipología característica de estas manifestaciones rupestres.
En el
sector oriental de la
Zona Arqueológica , entre las laderas del edificio volcánico
de Ifara y el Barranco de Tagoro se reparten varios yacimientos distribuidos
irregularmente, pero con una evidente conexión a los recursos hídricos del
barranco. Se trata de paraderos pastoriles y grupos de cabañas en piedra seca,
con material superficial asociado: industria lítica sobre basalto y obsidiana,
vestigios de malacofauna, restos óseos de ovicápridos y material cerámico.
Asimismo, en superficie se aprecia una gran cantidad de material arqueológico
de similares características repartido sobre el terreno, como testimonio de un
proceso de ocupación/explotación del entorno de cierta intensidad en época
prehispánica.
El yacimiento más representativo y de mayor singularidad se localiza sobre un lomo de suave topografía -en el lugar conocido como Las Rosas-, ocupando una extensión de unos 400 m2 e integrado por un conjunto de estructuras de piedra seca, posiblemente cabañas (en número de seis), reutilizadas en época histórica. Algunas de ellas presentan muros medianeros, apreciándose una inmensa cantidad de material aborigen (lítico, cerámico, malacofauna, etc.) distribuido en toda su superficie. El yacimiento se completa con 38 paneles con grabados rupestres, que se integran en los muros y paramentos de algunas construcciones o en afloramientos rocosos naturales. La técnica de ejecución predominante es la incisión, siendo más raras la abrasión, picado y rayado. Los motivos representados se clasifican en dos grandes grupos: geométricos lineales, con trazos incisos, individuales, formado haces o entrecruzados; y geométricos, de tendencia oval y rectangular.
En el entorno de
En la zona alta del Llano de Ifara, al norte del espacio, se localizan sendos yacimientos; el primero de ellos corresponde a una estructura de piedra seca -tipo cabaña- con abundante material arqueológico asociado; mientras que el segundo consiste en una cazoleta de morfología rectangular con un canal de desagüe labrado en la toba pumítica. En sus inmediaciones se documenta un grupo de estructuras excavadas artificialmente en un potente depósito de toba, con material arqueológico de superficie en sus alrededores (industria lítica de basalto y obsidiana, y cerámica). Se divide en tres estructuras, accediéndose a la primera de ellas por un pasillo que desemboca en una cueva excavada con una cruz grabada en el dintel. A escasos metros aparecen otras dos cuevas excavadas artificialmente, una de ellas resguardada por un alto muro de tendencia semicircular realizado con bloques de toba, que delimita un amplio espacio previo a la entrada de la misma.
Publicado
por M aria Gómez Díaz, septiembre de 2014.
Por favor, dejen de localizar y dar indicios de los yacimientos que los están destruyendo.
ResponderEliminarNo se puede poner una Imagen sin pedir permiso al autor de la misma y menos aún sin citar su autoría. Muy mal
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