Su mecánica era un tanto complicada, al menos en
los años iniciales del siglo XVIII y antes del establecimiento del comercio
libre con América. El dueño del navío o incluso su maestre, debían cumplir un plan
de requisitos minuciosos. Si deseaban partir de la rada principal de Tenerife,
residencia del Juez Superintendente de Indias en Canarias, de éste debían
solicitar la cantidad de toneladas, dentro de las 600 asignadas a esta isla.
Edictos y pregones durante nueve días, por si alguien se sentía con más
derechos a realizar o poner impedimento al viaje en cuestión. Sólo cuando se
superaban ambos trámites, visita oficial a la nave vacía para su arqueo y
comprobar las condiciones marineras del barco, depósito de una fianza y persona
garante de los 14.000 ducados de la misma, además de responsabilizarse de una
serie de obligaciones (cargar únicamente frutos de las islas y pasajeros que
obligatoriamente pasaban a Indias, entre otras). Un escribano debería vigilar
la carga que, en tierra, era fiscalizada por el Guardamayor y en el barco, otro
funcionario revisaba. A medio cargar, segunda visita para confirmar que las
mercancías seguían siendo las legales. Superada dicha inspección, continuaba la
carga y cuando se concluía, el maestre, con el escribano delante, recibía las
partidas de registro, que, en nueva comprobación, debían coincidir con las que
había hecho en tierra el Guardamayor y en el barco, su delegado. Pago de Reales
Derechos, comprobar, listas en mano, los bastimentos, pertrechos, tripulantes,
familias que emigraban y... tercera y última visita ineludible: revisión de
bodega, carga, estanqueidad, pasar lista a la gente de mar, así como juramento
del contramaestre y el despensero de que los efectos y alimentos que ya estaban
a bordo y en buenas condiciones. Entrega al maestre de las instrucciones y el
registro de las mercancías. Desembarcados los funcionarios, el barco debía
hacerse inmediatamente a la vela. Claro está que tanto celo jamás evitó el
contrabando: rumbo al sur, el navío podía muy bien acrecentar su carga con
géneros prohibidos, que diligentes lanchas acercaban a los lados de la
embarcación, en cualquiera de las playas ocultas y muy lejanas de la rada
santacrucera, artimaña que fue repetidamente denunciada por la Casa de la Contratación de
Sevilla.
En 1718 se consolida la Intendencia General
quitando atribuciones al Juez Superintendente. En 1778 se implanta el
Reglamento de Libre Comercio y entran nueve puertos peninsulares en el comercio
con Indias.
Visitas de navío por la Inqisición (s.XVI):
A mediados del siglo XVI, ante la amenaza
protestante, la Corona
española establece un sistema de visitas de navíos para impedir la entrada de
libros e imágenes contrarias a la religión católica y de todo aquello, en
definitiva, que pudiese ir en su contra. En los primeros, el sistema no tenía
ninguna reglamentación y dependía casi por entero de la cpacidad del comisario;
a partir de 1579, mediante el acuerdo entre la Inquisición y el
Consejo Real, se establece una reglamentación precisa. Por él, se concedía al
Santo Oficio la prerrogativa de ser la primera institución que visitase los
navíos que llegaban a puerto en busca de objetos prohibidos. Debido a la
información que contienen las actas de visitas, éstas se constituyen en un
instrumento interesante para averiguar datos sobre los contactos, sobre todo
comerciales, con diversas zonas y países de Europa; sobre los conflictos
jurisdiccionales entre las diferentes autoridades para realizar las visitas; y para
conocer información sobre los protestantes y su llegada y estancia en el
archipiélago. [...] La primera visita de la que tenemos constancia se realiza
en 1564 en Santa Cruz de Tenerife, desde esa fecha hasta 1599 se realizan un
total de 70 visitas, un número poco significativo si tenemos en cuenta las que
se realizan en los siglos XVII y XVIII. Durante esas tres décadas, no se puede
decir que exista una evolución en las visitas si nos referimos a la regularidad
en las mismas; precisamente es la irregularidad lo que podría caracterizar este
período inicial, ya que frente a algunos años con varias visitas nos
encontramos con períodos vacíos, sin información. [...] Jaime Contreras señala
que los navíos que van a ser especialmente visitados serán los ingleses y
holandeses aunque afectará a todos aquellos que comercien con el exterior. En
Canarias esta situación será algo diferente. Los navíos ingleses apenas
constituyen el 10% del total de los visitados; y de los holandeses sólo existen
dos visitas, al igual que de navíos procedentes de Flandes. Por el contrario,
los navíos procedentes de Francia representan más de la mitad.
Interrogatorio a un tripulante francés
[...] Preguntado la tierra y puerto de donde
partio si es de catholicos y si en ella se dize publicamente missa sermon y los
demas officios divinos dixo que es tierra de catolicos y en ella se dize missa
publicamente y los demas officios divinos y ay obispos y canonigos todos muy
catolicos. Peguntado si sabe o a oydodes que alguna persona aya dicho o hecho
alguna cosa que sea o paresca ser contra nuestra santa fee catholica y ley
evangelica o contra lo que enseña manda y predica la santa yglesia catholica
romana. dixo que no sabe ni oydodes lo que se le pregunta ni tal a oydodes de
personas en samalo porque grazias a dios todos son muy catholicos cristianos
Preguntado si sabe que alguno aya dicho mal de dios santa maria o de algun
santo o contra el papa o el estado eclesiástico en comun dixo que no sabe ni a
oydodes nada de lo que se le pregunta Preguntado si sabe que alguna persona aya
comido carne en viernes o en otro dia prohibido por la iglesia dixo que no lo
sabe ni lo a oydodes Preguntado si los que vienen en el navio son catolicos
cristianos y si resan y se encomiendan a dios que resan y a que oras dixo que
todos los que vienen en el dicho navio son catholicos cristianos y como tales
este testigo les ha visto por las mañanas resan las oras canonicas que son
maytines y visperas y las demas oras y a las tardes resan la salve regina y el
abe maristela y o gloriosa domina y magnifica Preguntado que ymagines y libros
traen en el dho navio dixo que los libros que vienen en dicho navio son oras en
que resan y este testigo trae un libro se dice memorial de la bida cristiana y
esta es la verdad por el juramento que hizo declaro ser de hedad de cinquenta
años..." (Alexis D.Brito González)
Ningún hombre que no sea español puede pasar a
las Indias sin licencia del rey, y todos los españoles que pasan se tienen de
registrar en la casa de la
Contratación de Sevilla, con toda la ropa y mercaderías que
llevan, so pena de perderlas, y también se han de manifestar a la vuelta en la
misma casa, bajo dicha pena, aunque con tiempo forzoso desembarquen en otro
cualquier puerto de España, que así lo manda la ley. (López de Gómara, 1552)
El capitán Araña:
José María Sbarbi, el célebre paremiólogo gaditano, la define así: «Dícese por los que exhortan a otros a hacer aquello mismo de que ellos huyen, como lo atestigua el refrán "El patrón Araña embarca, y él se queda en tierra". Algunos dicen "Parecerse al capitán Araña", y tal vez vayan más fundados, pues, según testimonio de personas fidedignas, cuando a principios del último tercio del siglo pasado se enviaba a las Américas gente de nuestro país, con el fin de combatir a los insurrectos de aquel suelo, existía en una de las ciudades de nuestro litoral un capitán de buque llamado Arana "nombre que el vulgo hubo de transformar luego festivamente en Araña", del cual se cuenta que después de reclutar individuos con el precitado objeto, nunca más volvió a emprender viaje alguno allende los mares» (Sbarbi, Refranero español, 1874). José María Iribarren en su obra El porqué de los dichos se inclina a suponer que este capitán fuese portugués y que se apellidase Aranha, cuya pronunciación es «araña». José Gella e Iturriaga, en su Refranero del Mar, incluye los siguientes dichos: «Ellos eran tres, Araña, Pincho y Cortés», añadiendo que «se refiere a tres marineros gaditanos que debieron de ser famosos por su afán de trabajar poco y de morearse, término éste usual en marina para expresar la habilidad en eludir las faenas de a bordo». Este dicho gaditano incorpora la idea del capitán Araña como patrón que embarcaba gente y quedaba atrás y le añade estos otros dos personajes. Así, el poeta Manuel del Palacio, el mayor satírico del siglo pasado, publicó una parodia de
Estrofa del comienzo:
Con diez cañones por banda
viento en popa a toda vela
no corta el mar, sino vuela
un «steamer» irlandés.
Bajel pirata que llaman
por su bravura «El Regente»
y que ha embarcado a más gente
que Araña, Pincho y Cortés.
[...]
(Manuel del Palacio, en: Mgar.net)
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