domingo, 7 de septiembre de 2014

LA VIRGEN DEL PINO Y LOS ESPAÑOLISTAS PUTATIVOS







Chaurero n Eguerew

 Durante los meses de agosto y septiembre hemos sido testigos del ingente despliegue ¿informativo? de la televisión supuestamente autonómica y supuestamente canaria en torno a esos bochornosos espectáculos presentados como romerías en honor de las vírgenes de Candelaria y de Teror, con especial énfasis en ese alarde de soberbia prepotencia de las fuerzas de ocupación  denominado procesión cívico-militar donde se exhibían ante el crédulo pueblo guanche y canarii  destacamentos del ejército español en Canarias armados hasta los dientes y provistos de cajas y pífanos de guerra.

Es doloroso y lamentable que actos religiosos como los que nos ocupan que deberían ser netamente espirituales, sean utilizados por el sistema colonial para hacer presente al pueblo sometido quienes continúan siendo los verdaderos amos de este colonizado país, desde las primeras invasiones de 1492 hasta la fecha. Causa profunda tristeza y vergüenza ajena el ver como se manipula descaradamente los más genuinos sentimientos que nuestro pueblo que desde tiempos inmemoriales ha venido mostrando a Nuestra Diosa-Madre Universal, Chaxiraxi, y sus aspectos como Abora, Moneiba, Tanit o Tara, sutilmente sincretizada por el clero católico usurpando sus sagrados atributos y transfiriéndolos a María como Virgen de Candelaria; Virgen del Pino; Virgen de Las Nieves; Virgen de los Reyes etc.



Es evidente que la iglesia católica apostólica romana en su afán por compartir el poder social y económico, continúa siendo el sostén del colonialismo en Canarias, participando abiertamente de estas humillantes exhibiciones militares y políticas mezclándolas con los mensajes de paz, naturalmente en este caso, de la paz romana...

Hacemos votos porque la iglesia católica en Canarias asuma sus responsabilidades históricas y haciendo un ejercicio de humildad, haga acto de contrición y pida perdón al pueblo canario por las atrocidades cometidas y toleradas por la misma contra nuestra gentes en nombre  de su Dios, deje de abanderar la ocupación y explotación de Nuestra Nación por el Estado español y, por el bien de sus fieles y de la sociedad en general asuma con valentía el inevitable proceso de descolonización e independencia en que estamos inmersos, quizás con ello podrían reparar en parte el terrible daño que históricamente ha causado a nuestro pueblo, ganándose así el reconocimiento popular y un puesto en la nueva sociedad canaria para continuar ejerciendo de buena fe y en armonía con otras confesiones su magisterio en una Canarias independiente. 

Dicho lo anterior, vamos tratar de determinados aspectos relacionados con la veneración que tradicionalmente ha venido mostrando el pueblo canario hacia la divinidad, ciertamente profundamente influenciado por el catolicismo a raíz de la invasión del archipiélago por los mercenarios europeos.

El Pino canariensis Árbol Santo

El antiguo pueblo canario dotado de extraordinaria sabiduría no vivía de la naturaleza, vivía con la  naturaleza.

Su religión es tan abierta que necesita especialmente escenarios naturales donde imponen su señorío el cielo, la tierra, el viento, la planta, el ingenio animal. El guanche se funde con la naturaleza todo puesto en armonía, todo tendiendo a esa armonía natural tan admirada por Pitágoras y que más modernamente haría decir a Victor Hugo: “Hombres, no temáis, la Naturaleza conoce el Gran Secreto y sonríe”, frase filosófica que alude al destino de la humanidad y al gran plan.
Cabe dar una definición de naturaleza para mejor entender ese “vivir natural” del hombre guanche.

Dice E. May. “Entendemos por naturaleza el conjunto de todas las cosas corpóreas y de los fenómenos a ellas vinculadas, amén de los procesos y agentes que, de hecho o presuntamente, se hallan en su base cuya existencia y modo de ser son independientes de nuestra voluntad y de nuestra acción” (E. May, Filosofía natural).

El hombre de la tradición canaria, es un hombre religioso por tanto como dice M. Eliade, “la naturaleza nunca es exclusivamente “natural”, está siempre cargada de un valor religioso” pues los dioses han dejado sus marcas en la estructura del mundo que es “un organismo real, vivo y sagrado” (Mircea Eliade, Lo sagrado y lo profano).

Así miró el árbol y vio en él un prodigio, y un “milagro natural“ en que la vida es “simple”  también es “cambio”. Tuvo tiempo -antes que comenzara el colonialismo- para escuchar historias que son las de siempre, mirar cielos y horizontes tan velados para otras culturas, entrar en contacto con las fuerzas desencadenantes de todo lo que existe, y entonces se sintió parte del universo, pero parte sin la cual el universo no sería lo que es. Este sentimiento no fue de orgullo, fue reverencia y amor. Por eso pudo hablar de renacimiento, de resurrección porque cotidianamente veía el tiempo de la vida. Y entre los árboles el más sagrado es el pino, muchos de los cuales eran templos naturales tan arraigados en sus sentimientos que la religión invasora se vio obligada a sincretizar o “santificar” aquellos que el pueblo -aunque dominado-, no le permitió a los invasores que los convirtieran en victimas de sus hachas.

Así pudieron trasmitirnos la memoria de algunos Pinos Sagrados, verdaderos templos de la Divinidad en su aspecto como Achuguayu Dios protector de la Naturaleza, entre ellos el Pino de Teror, en Tamaránt, El Pino de La Victoria –primera ermita católica de esta localidad-, o el Pino del Cristo en Arafo, donde los Kankus (Sacerdotes guanches) acudían cada mañana a dar la bienvenida a la Diosa Magek, ambos en Chinech.
Otro ejemplar de Pino Santo es el de la Virgen de El Pino al que naturalmente dotaron de una ermita, situado en el término municipal de El Paso, en la isla Benahuare, la que aún se cobija bajo la sombra del inmenso pino canariensis, considerado el ejemplar más alto de Canarias y catalogado  botánicamente como uno de los mejores del archipiélago.

 La fábula de la “aparición” de la virgen

Antes de continuar estas líneas quiero dejar bien patente que no está en mi animo el ofender o menospreciar la devoción de mis conmatriotas veneradores de la para ellos Sagrada Imagen de la Virgen del Pino ni de ninguna otra, al contrario, cuentan con mi más profundo respeto y compresión  aunque esta devoción se manifieste de manera ignorantada gracias a los esfuerzos obnubiladores realizados por el sistema dominante.
En todo caso, en estas prácticas devocionales en lo más profundo de los sentimientos de todo canario, subyace  el ancestral amor y adoración que profesamos a Nuestra Diosa-Madre Universal.

Según las “piadosas” e ingenuas leyendas generalmente rodeadas de estudiadas nebulosas con que el clero católico siempre ha tratado de explicar al pueblo inculto las supuestas “apariciones” marianas, hay algunas relativas a la de la Virgen del Pino que aunque similares a otras muchas que circulan en el ámbito mariano no sólo en el Archipiélago Canario, también en América donde desarrollaron su labor catequista dominicos y franciscanos, reproduzco algunas de ellas para un mejor entendimiento del posible lector.

“Según la tradición popular, la imagen de la Virgen María apareció, de forma sobrenatural, en lo alto de un pino. Fernando Hernández Zumbado, en su novena a Ntra. Sra. del Pino (1782), explica el relato: “Nuestros padres nos han dicho que dirigidos por un resplandor maravilloso, la encontraron en la eminencia de un pino, rodeada de tres hermosos dragos, de cuyas ramas se formaba una especie de nicho; que una lápida muy tersa le servía de peana y que del tronco de aquel árbol nacía una fuente perenne de aguas medicinales”. La extraña lápida que sirvió de pedestal, con huellas podomorfas grabadas en la piedra, sólo fue vista por los pocos que subieron al alto pino, desapareció al caer el árbol.

El acontecimiento, según la tradición, tuvo lugar el 8 de septiembre de 1481, siendo venerada la imagen, además de por unos pastores, por el obispo fray Juan de Frías, prelado de la entonces diócesis rubicense. El episodio, de acuerdo con el relato tradicional, ocurría en pleno fragor de la conquista de Gran Canaria (1478-1483).
No deja de ser sintomático que un acontecimiento, considerado en la época tan extraordinario, escapara a los cronistas contemporáneos, que no tratan la aparición de la Virgen del Pino. Caso contrario, la Virgen de Candelaria, en Tenerife, fue protagonista de obras monográficas. Habrá que esperar al siglo XVII para que se ofrezcan las primeras versiones literarias sobre el hecho, que queda perfilado en relatos más o menos similares al de Francisco López de Ulloa (1646). Entre otros autores del Seiscientos que también tratan el tema, aunque más escuetamente, destaca el obispo Cámara y Murga, Núñez de la Peña, fray José de Sosa, Marín y Cubas, etc. Todos coinciden en señalar el carácter milagroso de la imagen y su peculiar aparición en un pino.” (Juan Sebastián López García, 1989)

“En el siglo XVIII, el franciscano fray Diego Henríquez escribe un manuscrito terorense en el que detalla brevemente el milagro de Nuestra Señora de la Virgen del Pino. En este documento, el religioso cuenta cómo el Capitán General Pedro de Vera, tras la conquista de las Islas, anda por los campos de Gran Canaria repartiendo tierras, aguas y cobijos a los conquistadores y soldados. En su recorrido, guiado por algunos habitantes de la zona, llega al término de Teror y allí le cuentan de la existencia de un gran árbol que contenía una rara maravilla. En las ramas de aquel curioso árbol se vislumbraba una estrella muy resplandeciente que nadie había podido alcanzar.

Cuando el Capitán General se acercó a aquella maravilla de la Naturaleza, que resultaba ser un pino de gran porte, vio en medio de sus gruesas ramas una imagen perfecta y bien tallada de una Virgen, con su hijo en brazos. Los conquistadores no daban crédito a lo que veían sus ojos y veneraron a la imagen que allí se erguía, en pie, sobre una piedra llana a modo de laja. 

A su regreso, los conquistadores transmitieron su descubrimiento al Obispo Juan de Frías, que partió hacia el lugar en donde se localizaba este hallazgo milagroso. Al llegar y levantar los ojos hacia el pino, el Obispo vio resplandecer a la Virgen tallada en el tronco del árbol. Dicen los manuscritos que el Obispo se arrodilló ante ella y la adoró con devoción dando gracias al Señor.”

Se hace cuando menos difícil el creer que 1481 en plena campaña bélica donde los canarii mantenían una continua guerra de guerrilla contra los invasores estos se atreviesen a internarse en las inmediaciones de  la selva de Doramas y, mucho menos el escarmentado por las armas guanches obispo Juan de Frías, verdadero capitán de la invasión y conquista, quien vestía por casulla una armadura, por mitra un morrión, por cruz una espada y como báculo una adarga, el cual cortó más cabezas de canarii que los mercenarios laicos.

No es  gratuito el hecho de que muchas imágenes sagradas para el cristianismo aparecieran de forma milagrosa en las tierras invadidas y conquistadas por los cristianos, ya que ello formaba parte de todo un sistema de pensamiento en el que la conquista de una nación era seguida de forma inmediata por la instauración de la religión cristiana.

La otra versión del Pino Santo de Teror

Veamos otro aspecto del Pino y Santuario  Guanche Sagrado de Teror visto por una mente científica como es la del Dr. Luis Barrios:
[…] A continuación sometimos este corpus a un análisis comparativo con las tradiciones descritas en (Servier, 1985). Como resultado de este proceso llegamos, entre otras, a las siguientes conclusiones, que pasamos a exponer muy sucintamente:
-El santuario estaba compuesto por los siguientes elementos:

Un pino canario con tres dragos gemelos plantados en su copa a unos 30 metros de altura. Los dragos encerraban entre sus raíces una piedra con un grabado formado por la silueta de dos pies. Completaba el santuario una fuente que manaba al pie del Pino, considerada medicinal por los antiguos canarios y seca poco después de la conquista.

-Las tradiciones del Pino de Teror tienen su origen en la cultura de los anti­guos canarios.

-En el Pino de Teror tenían éstos simbolizada la tumba de un antepasado pro­tector, cuyo  nombre —no conocemos otro— sería precisamente Aterure.


La prueba definitiva de esta hipótesis construida sobre paralelos antropológicos actuales con el vecino continente, la constituye un testimonio oscuro
de Marín que refrenda ¡en 1687! lo expuesto:

“Lo qe piadosamente se tiene es qe en aquellas piedras, i tierra onde estaban plan­tados los dragos, devía estar el cuerpo de algún Varón Sancto que en la Ysla muriesse (...)” ( Marín, 1687: 93r)
-El núcleo de este simbolismo lo constituirían los tres dragos encerrando en­tre sus raíces la piedra con el grabado podomorfo. Precisamente, un árbol encerrando entre sus raíces una piedra simboliza en el pensamiento norteafricano tradicional la unión de las dos almas que constituyen la personalidad, humana: nefs y rruh, constituyendo a menudo lo esencial de un santuario.

Esto nos lleva a considerar que los canarios creían en esta dualidad del al­ma. Algo de lo que no hemos podido encontrar rastros en las fuentes escri­tas, pero que podemos probar de esta manera.
-Estas tradiciones canario-mazigias fueron sometidas a un intenso proceso transculturador con la llegada castellana, dando lugar al actual culto a la virgen del Pino de Teror...” (José Barrios García, 1993:111-113)

Es interesante recordar que los guanches creemos que el ser humano esta dotado de dos espíritus, el Espíritu Libre, el cual viaja  al Seno de la Diosa Magek una vez que el cuerpo fallece y el Espíritu Vital, el cual  queda en esta realidad durante un tiempo indeterminado cuidando de los suyos y del entorno donde desarrolló su vida terrenal.
En cuanto a los grabados podomorfos además de estar representados en la isla Erbania (Fuerteventura) principalmente en la Montaña Sagrada de Tindaya y en Chinhech en los alrededores de la Montaña Abimarge -en cuya cima existió un santuario guanche- también existieron unos grabados podomorfos conocidos por lo lugareños como “pie de la virgen” y que hoy yacen bajo una capa de asfalto, además de otro localizado en la Fuente la Bica, en La Matanza de Acentejo, al que denominan “pié del guanche”.

Estos grabados tienen sus paralelos en nuestro continente especialmente en la antigua Alta Nubia egipcia, en el lugar de Kolorodna que  se halla situados a unos seis kilómetros al sur del wadi Korosco. 

El yacimiento esta localizado en la orilla derecha del Nilo pasadas las agrestes alturas que limitan aquel wadi al Sur, frente a la cima coronada por la fortaleza turca. Unos tres o cuatro kilómetros más del caserío de Korosco, cuando ya el Nilo ha iniciado la curva famosa que lleva el nombre de este lugar, comienza a abrirse una meseta que se va extendiendo más y más frente a Amada, hasta el mismo Derr y aún algo más al Sur.  Estos grabados del yacimiento Nubios están datados en el 3800 antes de la era occidental actual.

Para concluir el tema de las “apariciones” considero de interés incluir una nota que en relación a la Virgen del Pino nos dejó el Coronel de su Majestad británica A. Burton Ellis, en un libro publicado en Londres en 1885 quien no dice:

“Entre otras imágenes extraordinarias de esta isla, una de las más extrañas es la que existe en la iglesia de Teror, una pequeña pero pintoresca aldea situada a unas once millas de Las Palmas. Es de madera, está cubierta de joyas y provista de cuatro brazos. Y lo que para alguien que conozca las deidades de La India supondría que intenta representar al dios hindú Visnú, aquí, sin embargo, es la Virgen, y la tradición asegura que hace algunos siglos se la encontró milagrosamente clava­da en un pino de un bosque cercano. No obstante, el motivo por el que tiene cuatro brazos es un misterio que dudo que in­cluso un sacerdote pueda resolver satisfactoriamente.” (A.B. Ellis, 1993: 55)

Los españolistas putativos
Quiero dejar constancia para que no se me califique de vulgar que putativo según mi diccionario enciclopédico Larousse significa “reputado, o tenido por pariente, no siéndolo. Que se supone que tiene una existencia legal, aun sin ser cierta, palabreja que tiene su origen en el latín “putativum”. Lo que viene al caso para ese grupo de criollos canarios  “más papistas que el papa” estómagos agradecidos, lacayos con aspiraciones de amos, que pululan medrando al servicio del poder colonial.

Esos españolistas  algunos imbuidos de buena fe, otros escudados en un adormecedor autoengaño, pero la mayoría son unos simples oportunistas que se contentan con medrar personalmente a costa del pueblo que dicen representar, contentándose con que sus amos de la metrópolis les permita vestirse –en un continuo carnaval-, de ropajes regios sin tener en cuenta que “el hábito no hace al monje”, fruto la mayoría de ellos de esa gigantesca máquina de lavar cerebros que son la universidades de España en Canarias, en las cuales se encargan de fabricar excelentes zombis dispuestos a servir de manera ciega, diligente y fielmente al colonialismo mental, político, económico, espiritual y social que el Estado imperialistaborbónicopesoistapepeistacocalista  mantiene en este desangelado y ocupado país del noroeste de África.

El imperio español en su desespero por el rotundo fracaso de su insostenible modelo neoliberal esta en su etapa mas peligrosa para la nación canaria.
En nombre de la “defensa de de la libertad y de los derechos humanos” se comenten centenares de violaciones todo lo estipulado en los fundamentos de las Naciones Unidas.

De sus mentiras invasoras se hacen eco los grandes medios de comunicación tanto de  la metrópolis como “canarios” al servicio de las grandes multinacionales y dueñas de los mismos y se esfuerzan mancomunadamente por convertir en verdad la más burda de las mentiras.

No es gratuito ni movido por un interés cultural el empeño que vienen mostrando los estamentos coloniales en Canarias, Gobierno supuestamente autónomo, Cabildos y Ayuntamientos en promocionar especialmente entre la juventud e incluso entre el sector de la población denominado de la tercera edad, el consumo de productos informáticos con el pretexto de un mayor acceso a la información.

Pero lo que realmente se persigue con estas campañas, es globalizar la información que reciben los ciudadanos, universalizar el pensamiento y inducir en la mente de los sometidos las opiniones subliminares vertidas por el imperialismo y, así, alejar cada vez más de la mente de la población canaria el sentimiento de pertenencia a un pueblo diferente y diferenciado que, en pleno siglo XXI continua colonizado por un Estado imperialista europeo llamado España.



Los invasores de pueblos  son llamados liberadores y los que luchan por su soberanía son llamados terroristas.
Son muchos los hijos putativos del colonialismo español en Canarias, pero hay algunos de ellos, integrados en partidos españoles y españolistas, que son sin duda alguna unos hijos putativos especiales.
Son los que apoyan y sustentan la expansión europea de la época moderna  adoptando principalmente dos formas: siguiendo fielmente las consignas de la metrópolis y facilitando la continuidad de la colonización,  la explotación de los recursos humanos y materiales del la nación canaria, a cambio de unos dragos (euros) y de inconfesables prebendas. Pero aún están a tiempo de rectificar, de devolver al pueblo algo de lo mucho que le han distraído moral y económicamente, aún están a tiempo de renunciar a la herencia ideológica de los invasores, aún están a tiempo si quieren…
Septiembre de 2009
Fuentes consultadas:

José Barrios García
Dos dibujos del Pino de Aterure
En: Strenae Emmanuela Marrero
Oblatae
Universitas Canariarum
Lacvnae. A.D. MCMXCIII

Antonio Enríquez Jiménez
En: BIENMESABE. Rev. Nº 230

Beatriz Hilda Ruiz
África. Su pensamiento tradicional
Ed. Clepsia. Buenos Aires 1991.

José Batllori y Lorenzo
La aparición de la Virgen del Pino
En:  Las efemérides, 7-9-1900 (Según A. Enríquez Jiménez, 2008)

Juan Sebastián López García
El programa iconográfico del retablo mayor de Teror (Gran Canaria)
Revista Virtual de la Fundación universitaria española
Tomo II-3. 1989.

Martín Almagro Basch y Martín Almagro Gorbea
Estudios de arte rupestre nubio
Ministerio de Asuntos Exteriores. Ministerio de Educación Nacional
Madrid 1968.

A.B. Ellis
Islas de África Occidental
(Gran Canaria y Tenerife)
Introducción: Manuel Hernández González
Traducción: José A. Delgado Luis
Edición de J.A.D.L. La Orotava 1993.





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