Podríamos imaginarnos como sería el primer impacto de asombro, seguido del miedo por parte de nuestros ancestros ante esos grandes cañones de bronce, mosquetes, pistolones y gran fuerza del hombre blanco subido en esos galeones de grandes velas blancas que ya habían sido vaticinado por El Guañameñe que había profetizado:
"llegarán aves blancas con grandes alas por el mar, extrañas huellas cubrirán las arenas de las playas y se cuajará la tierra suelta de los montes. Estará todo dispuesto y preparado para que se escuche el cruel sonido de la batalla. El combate será largo y morirán miles de guanches a tu cargo. A su término, la isla sólo será un despojo de muertos. Será tu derrota".
Estos invasores se aprovecharon de la nobleza de nuestros ancestros y se aprovecharon de su desconcierto para dominarles fácilmente pero se encontraron con una hazaña que duró mucho tiempo.
El hecho de pisar tierra canaria produjo una espectacular cadena de acontecimientos que transformaron la historia de nuestro pueblo .
La navegación superó todos los límites y se aventuró hacia todos los rincones del planeta, el de nuestras islas, el comercio empezó a diseñar el mercado
internacional y el desarrollo económico que terminarían por sepultar definitivamente a la sociedad feudal.
La ambición no encontró barreras infranqueables. Nuestros antiguos pobladores fueron derrotados por la desproporción de recursos, la sorpresa y la confusión. Fuimos privados de nuestra cultura y creencias religiosas, sometidos y esclavizados y como no para rematar la faena nos trajeron
las enfermedades importadas por los europeos encontraron a sus organismos sin anticuerpos y no pudieron resistir los virus y bacterias, Pero sobre todo el repudiable comercio de seres humanos, sacados a la fuerza de su tierra ancestral para traerlos a las islas canarias como mano de obra esclava en Canarias y América.
Un encuentro con otros mundos y otras culturas, pero en realidad solo subyace el aplastamiento de uno sobre el otro.
La llegada de los castellanos a nuestra tierra canaria produjo un
avance social, pero este progreso no podrá ocultar jamás la sangre
derramada y la aniquilación de nuestros ancestros. Todavía no nos han pedido perdón por sus atrocidades. (Maria Gomez Diaz).
Foto: Esther Hernández.
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